Hola de nuevo fans de Digimon Tamers. Después de un periodo considerable de tiempo estoy de regreso con el segundo capítulo de este relato. Gracias por su paciencia y recibimiento. Sé que mi estilo de redactar historias puede ser denso y muy descriptivo, pero no puedo conformarme con pocas palabras al momento de contar una historia. Recuerden que los pequeños detalles siempre determinan la trama.
Aclaración: Digimon Tamers es propiedad intelectual de Chiaki J. Konaka. Esta historia está hecha sin fines de lucro, sólo por diversión.
Capítulo dos: Las primeras citas de los Tamers
-¡Ya llegué! –Dijo el pequeño castaño a modo de saludo-
-Tardaste un poco más de lo habitual, Takato –respondió su madre-
-Tranquilízate cariño, seguramente se encontró con Juri, platicaron y perdieron la noción del tiempo –respondió a modo de paternal broma el señor Matsuki desde la cocina-
Takato se sorprendió y sonrojó con la sola mención. De inmediato aclaró:
-¡No fue así! Venía con Henry y nos encontramos con Ryo, y sí, estuvimos platicando y se nos hizo tarde.
-Hace tiempo que no sales con tus amigos, Takato –agregó la perceptiva mujer-
-Qué bien que mencionas eso. Mamá, papá, Ryo nos invitó a una fiesta en su departamento esta noche. Nadie cumple años hoy, es sólo para recordar los viejos tiempos y divertirnos. Por favor, denme permiso de ir.
-¿Y a qué hora piensas regresar?-preguntó el padre adelantándose a su esposa-
-Bien, nos propuso quedarnos toda la noche hasta mañana en la mañana. Ryo dijo que es mucho mejor que nos quedemos en su departamento para que ustedes no se preocupen ni se desvelen. Pero si lo quieren, pueden supervisarnos.
-Vaya, nuestro hijo ya empieza a actuar como un adolescente –expresó convencida su madre-
-Un adolescente responsable, aunque no es necesario decirlo –argumentó a su favor su padre- ¿Qué dices, querida?
-Está bien, no veo ningún inconveniente. Diviértete, cuídate y regresa mañana temprano, Takato –consintió la verdadera cabeza de la familia Matsuki-
-¡Gracias mamá! ¡Gracias papá! –Correspondió al permiso mientras subía rápidamente las escaleras hacia su habitación-
-Nuestro hijo está creciendo, querida.
-Sí, sin duda alguna. Hoy Takato sale con sus amigos y mañana ya tendrá una novia. Cielos, el tiempo pasa muy rápido –respondió con cierta melancolía-
-Es inevitable. Pero él siempre será nuestro pequeño, a menos que… –lo último fue susurrado al oído- ¿Qué opinas?
-Olvídalo, ya he dicho que no –respondió con un ligero sonrojo y una sonrisa-
El señor Matsuki sonrió y encogió sus hombros resignado, y continuó con su esposa trabajando en la panadería.
Al oeste de la ciudad, el teléfono familiar sonó.
-Yo contesto –pronunció la voz de una niña- Buenas noches. Sí, soy yo quien habla. ¡Ah, hola Takato! –Dijo emocionada y con un poco de nerviosismo-
-Hola Juri. Espero no interrumpir algo importante –disculpándose el castaño-
-No hay problema. ¿Ocurre algo, Takato? Te quedaste callado –respondió la intuitiva niña-
-No, en realidad te llamo para invitarte…
-¿A una fiesta? ¿Una cita?… -oportunamente interrumpió a su tartamudeante amigo-
-Sí…a una fiesta… Sucede que Ryo nos invitó a una reunión en su departamento para esta noche, y junto con Henry acordamos asistir y quedarnos hasta mañana. Yo quedé en llamarte para invitarte.
-Desde luego, Takato. Sólo deja hablo con mis padres. No tardo.
-Te espero –al ya no escucharla, suspiró con un ligero sonrojo-
Juri tomó el teléfono y se dirigió al restauran anexo a su casa que sus padres administraban:
-Papá, mamá, necesito hablar con ustedes.
-¿Qué sucede? –Dijo su padre tras despedir a un cliente-
-Takato y los chicos organizaron una fiesta para esta noche, y está al teléfono esperando que me permitan ir.
-Tu primera cita, Juri –argumentó su amable madre-
-Puede que sí –sonrojada- Pero eso no es todo, también…
-¿Y porqué lo dejas esperando en el teléfono? Es una falta de respeto. Tomaré la llamada y que él mismo me diga –respondió su padre- Buenas tardes, Takato, habla el padre de Juri.
-Hola señor, buenas tardes –pronunció con respeto el chico-
-Nos decía Juri que organizaron una fiesta para esta noche…
Y así, Takato le explicó con detalle al señor Kato, quien se mostró convencido con los argumentos del amigo de su hija mayor.
-Juri irá a la fiesta –feliz, aquella abrazó a su padre-, con la condición –sonrió divertido- de acompañarla de ida y también de regreso a temprana hora de mañana –agregó sin posibilidad de apelación-
-¡Muchas gracias! ¡Así lo haré, señor! La fiesta empieza a las 9, estaré en su casa quince minutos antes.
-Me parece bien. Entonces aquí te estará esperando. Hasta pronto –y dando un clic, finalizó la llamada-
-¡Gracias, papá!
-De nada, Juri. Ahora ve a prepararte y espera a tu amigo.
Tras dar un sí como respuesta, la vio subir con prisa las escaleras con rumbo a su recámara seguida por su madre. El señor Kato sonrió al ver lo feliz que estaba su hija.
Al sur de Shinjuku, también un teléfono se escuchó sonar desde la sala de estar.
-Buenas tardes, habla a la residencia de la familia Makino –escuchó a su interlocutor y después reanudó su conversación- Sí se encuentra, en un momento te comunico. ¡Rika, tienes una llamada! –Dijo su abuela desde el pasillo-
-Ya voy. Gracias abuela ¿Quién es? –La chica pelirroja tomó el auricular-
-Un chico que dice ser tu amigo, pero no me dijo su nombre –mintió- Estaré en la cocina.
-Está bien. Hola… ah, eres tú –respondió con fastidio-
-Hola Rika. Cuánto tiempo sin escuchar tu preciosa voz y tu tan amable manera de saludar a un viejo amigo –no era otro que Ryo, quien gustaba provocarla-
-Estaba muy bien hasta que te escuché. ¿Qué es lo que quieres?
-¡Relájate, relájate! Te llamo para informarte que habrá una fiesta en mi departamento. A partir de las 9 de la noche. Nos reuniremos para recordar viejos tiempos y divertirnos.
-Sólo por esa razón iré, no para verte –aseguró con fastidio la reina Digimon-
-Sólo que cierres los ojos, pero te tropezarías a cada rato –burlándose el chico de ojos azules- OK, todavía seré un caballero. Pasaré por ti.
-¡Estás loco si crees que lo permitiré! Puedo cuidarme sola.
-Nada de eso, Rika. Iré y no puedes hacer nada para evitarlo. Estaré en tu casa media hora antes de las nueve. Hasta pronto –y rápidamente terminó la llamada-
No pudo objetar, tampoco pudo responder con un sarcasmo a su despedida. Sólo pudo colocar el teléfono en su base y resignarse a que el presumido Ryo pasaría por ella.
-¿Todo bien, Rika?
-No del todo, abuela. De saber que era él no habría contestado -respondió con fingido desagrado-
-Tú y Ryo se parecen mucho porque no les gusta perder y siempre quieren ser los mejores. Por eso se atraen. Dale una oportunidad –concluyó sonriente su sabia abuela-
-¡Ni de broma, abuela! ¡Él no me gusta! –Su sonrojado rostro y su mirada color esmeralda decían lo contrario-
-Como digas, pero a mi no me engañas, Rika. ¿Pero qué estás esperando?, ve a prepararte para tu cita mientras yo preparo un poco de té –y sin darle oportunidad de replicar se retiró-
Derrotada, esa era la palabra. Ryo sabía darle en su punto débil y siempre de una forma que lo hiciera pensar en él, y su abuela la conocía mucho mejor que su propia madre. Ahora agradecía que esta estuviera de viaje, así no escucharía sus comentarios de típica madre moderna. Y sin más que hacer, fue hacia su cuarto para arreglarse y esperar con "fastidio" a su "incómodo" amigo.
Las horas transcurrieron. Ryo hizo tiempo récord en limpiar su departamento y dejarlo presentable antes de la llegada de sus amigos y así también darse un baño y vestirse. En esta ocasión dejó sus viejos pantalones militares y su suéter marrón en el armario y decidió vestir mejor para la ocasión. Medio año fue suficiente para robustecer su cuerpo, y la ropa debía marcar el cambio. La camisa roja con estampados de dragón en negro, vaqueros oscuros y zapatos cafés. Sin duda esta ropa estaba seleccionada con anticipación. Era ropa para captar miradas, pero él sólo quería una mirada de ella.
Con diez minutos antes de las ocho de la noche, el tamer legendario salió de su departamento con dirección al sur de Shinjuku. El trayecto fácilmente podría cubrirlo en subterráneo, pero intuyendo que las mujeres tardan en arreglarse, decidió que caminar era lo mejor.
Mientras tanto, en la casa Matsuki, Takato salía de la ducha cubierto por una bata y se apresuró a ir a su habitación para vestirse.
-No corras, Takato, podrías caerte –le dijo su padre quien subía a su habitación-
-No te preocupes, papá. Es que se me hace tarde.
-¿Y ya tienes la ropa que vas a usar hoy?
A decir verdad era el detalle que menos le interesaba. Era un niño todavía y la ropa para una cita no le importaba.
-Lo supuse. Anda, vayamos a tu habitación.
El padre movió la puerta corrediza y de inmediato tuvo una idea. Su hijo gustaba de usar ropa deportiva. La ocasión era informal, así que usar ese estilo no era inconveniente. Pantalones cortos con bolsas a los costados, anchos y cómodos, sus ya clásicos tenis verdes con calcetas blancas, una camisa azul de manga larga y un jersey blanco de manga corta con capucha, y lo que no podía faltar, sus inseparables googles amarillos.
-Con esto seguro le gustarás a Juri –aseguró su padre-
-¡Papá no digas eso! –Respondió con un fuerte sonrojo-
-¡Sólo bromeaba! Vístete y acude a tu cita –dijo antes de salir de la habitación de su hijo, quien se sonrojó violentamente-
Faltando cinco minutos para las 8 y media, Takato salía vestido ya. Antes de irse, de la panadería tomó algunas piezas azucaradas y las guardó en una bolsa. Fue hacia la estancia donde sus padres tomaban un pequeño descanso frente al televisor:
-Papá, mamá, ya me voy.
-Takato, veo que por fin te decidiste a usar la ropa que te compré. Te ves muy bien.
-Gracias mamá, fue idea de papá. Bien, ya me voy o llegaré tarde. ¡Nos vemos mañana!
-¡Ve con cuidado y regresa temprano mañana! –respondió su padre al verlo irse-
El líder sabía que a pie no cubriría la distancia a tiempo, así que tomó el subterráneo y en breve llegó a la zona oeste de Shinjuku, para tocar el timbre de una casa y esperar pacientemente:
-Hola Takato. Buenas noches.
-Buenas noches, señor Kato.
-Llegas justo a tiempo. Pero no te quedes afuera, entra y toma asiento. Juri no tarda en bajar, ya sabes cómo son las mujeres.
-Sí, jeje.
El señor Kato llamó a su hija, y a los escasos minutos esta bajaba ya vestida para su primera "cita". Había dejado su infantil vestido verde por pantalones Capri blancos, una blusa rosa de mangas tres cuartos, zapatillas de tacón bajo y su cabello castaño peinado y suelto, dándole un aspecto coqueto a su imagen de niña. Takato, al verla así vestida, no pudo evitar sonrojarse.
-Hola… Juri
-Takato… hola –también se sonrojó. Sin duda su amigo era todavía un niño, pero su madurez y naciente carácter le daban un aire muy atractivo- Disculpa la demora.
-No te preocupes, Juri. No hay problema, jeje.
-Bien, creo que ustedes tienen una fiesta y no querrán llegar tarde –dijo el señor Kato mirando con una sonrisa divertida a su hija y a Takato-
-Sí, tienes razón, papá.
-Recuerden que deben regresar mañana temprano, como acordamos.
-No se preocupen, señores. Yo mismo acompañaré a Juri hoy y mañana. Con permiso, hasta pronto.
Y la pareja salió en dirección a la fiesta. Mientras caminaban hacia la estación del subterráneo:
-Qué linda te ves, Juri –le dijo mirándola con un creciente sonrojo-
-Gracias. Tú también te ves muy bien, Takato –no esperó escuchar ese cumplido, así que sus palabras fluyeron con un poco de torpeza- Gracias por invitarme.
-De nada, a ti por aceptar venir conmigo.
-¿Qué traes en esa bolsa?
-Pan para después de la cena, jeje. Parece que les gusta a todos.
-A mi también me gusta –agregó con una pequeña sonrisa-
Takato sonrió también. Habían llegado a la cercana estación para abordar el subterráneo en dirección a la zona norte de la ciudad donde seguramente sus amigos ya les estaban esperando.
Ryo por fin llegó a la residencia Makino, y le recibió la amable abuela de Rika.
-Buenas noches, señora.
-Muy buenas noches, Ryo. Toma asiento, Rika no tarda en bajar.
-No se preocupe, esperaré todo lo necesario. Usted sabe cómo es Rika –rió y la señora le hizo segunda-
-¿Quieren dejar de hablar a mis espaldas? –Se escuchó desde las escaleras-
Y como si quisiera abreviar la tortura, la pelirroja hizo acto de presencia en la estancia. Su nueva imagen atrevida enfatizó su personalidad dura, pero agregándole un toque de femineidad, sin duda alguna gracias a la blusa de color blanco, el ajustado chaleco rojo con la minifalda negra, las botas de media caña y un bolso; un atuendo muy diferente al estilo de Rika, siempre de camiseta, jeans y tenis.
-¿Qué tanto me miras? –regañó-
-Todo, te ves muy… sexy –ese tono de voz y la mirada profunda de sus azules ojos provocó un escalofrío en la reina Digimon, quien se sonrojó- ¿Nos vamos, princesa?
-No me llames así. Abuela, regresaré antes del desayuno.
-Olvida eso, ve y diviértete. Recuerda lo que te dije, Rika –guiñando un ojo- ¡Que se diviertan!
-Muchas gracias, señora. Hasta mañana.
Y la singular pareja anduvo por las calles en total silencio. Él quería provocarla, eso pensó Rika, y ella le golpearía si decía una estupidez, especuló el ojiazul. Pero Ryo no era nada tímido, así que rompió el hielo:
-Rika, lo que dije en tu casa no era una broma. Te ves muy sexy y muy atractiva.
-Gracias, tú tampoco te ves mal. ¿Quiénes irán a tu departamento? –a toda costa intentando irse por la tangente-
-¿Querías estar a solas conmigo, ehh? –respondió muy atrevidamente-
-¡Idiota, no tuerzas mis palabras!
-Ya, tranquilízate. Ya deberías saber. Takato, Juri, Henry y nosotros.
-Nada de nosotros, cada quien por su lado –aclaró al atrevido chico-
-Como quieras –fue lo último que dijo, pero discretamente seguía mirándola. Si había una palabra que describiera a Rika y todo lo que despertaba en él, esa palabra sería escrita con mayúsculas: PASIÓN…
Continuará…
Notas finales: Ahora que dispongo de tiempo e inspiración, pude retomar este fic que continuaré hasta su desenlace. Como mencioné antes, los capítulos serán largos porque no contemplo escribir muchos.
Muchas gracias por su recibimiento y a todos los lectores anónimos. Les invito a dejar comentarios con sus críticas constructivas, que sin duda serán bien recibidas.
Procuraré por semana escribir y subir un capítulo, todo depende del tiempo que disponga entre mi trabajo y la inspiración. Nos estamos leyendo. Hasta pronto.