Capitulo 10: Problemas
Bastan unos segundos para que la vida de una persona dé un giro completo, un traumático evento puede marcarnos para siempre, afectándonos al punto de perdernos a nosotros mismos; la primera pregunta que Sasuke se hizo fue ¿por qué?, no comprendía ¿cómo terminó atrapado en medio de esa terrible pesadilla?, ¿cómo un día común y corriente pudo terminar en semejante desastre?
Lo que siguió al accidente se dio de forma tan confusa y acelerada, que difícilmente pudo ordenar sus ideas, la única constante en medio de aquel caos era el nombre de Hinata, medio drogado por la morfina, respondió vagamente a las preguntas que los paramédicos le hacían, incapaz de mantener el control sobre su organismo, de camino al hospital convulsionó, cayendo en un shock que lo hizo perder noción de todo. No tuvo idea por cuánto tiempo permaneció inconsciente, en realidad, no supo nada de sí mismo hasta que despertó muchas horas después.
Paulatinamente recobró la conciencia, le tomó un par de minutos incorporarse, se sentía desorientado y muy confundido, entreabrió los ojos, no vio mucho, la brillante iluminación lo cegó por unos segundos, su situación no mejoró cuando abrió por completo los ojos, podría decirse incluso que empeoró, de inmediato desconoció el lugar, ese no era el techo de su habitación, tampoco su cama. Al ser más consciente de su alrededor un dolor intenso lo recorrió de los pies a la cabeza, se sentía tan adolorido como si un camión le hubiese pasado encima, quiso moverse, pero al instante un penetrante dolor que se extendía desde la clavícula hasta su hombro izquierdo lo detuvo en seco.
- ¡Sasuke!– por primera vez en su vida se sintió feliz de escuchar la voz de su hermano, respiró tranquilo, confiando en que él aclararía inmediatamente sus dudas.
- Tengo sed – se dirigió a Itachi con voz rasposa, tenía la garganta seca y se le dificultaba mucho tragar saliva para aclararse, éste se apuró a pasarle un vaso con agua y dificultosamente Sasuke bebió por medio de un popote – ¿dónde estoy? – cuestionó una vez se aclaró la garganta.
- Estás en el hospital – le explicó calmo mientras ponía el vaso en una mesita corrediza ubicada a un lado de la cama – ¿recuerdas lo que pasó? – aturdido por los medicamentos, Sasuke lo miró sin comprender el sentido de sus palabras, empezando por la palabra 'hospital', al analizar detenidamente dicha palabra se desencadenaron sus recuerdos, el cine, la moto, el semáforo, el impacto, Hinata…
- ¡¿Hinata? – asustado, hizo un intento por enderezarse, pero el terrible dolor de antes lo detuvo, resintiendo las heridas se acostó de nuevo, casi sofocado.
- ¡Tranquilízate Sasuke! – Itachi lo ayudó a acomodarse correctamente en la cama, mulléndole la almohada de tal forma que se sintiera a gusto.
- ¡¿Cómo está Hinata?, ¡¿qué pasó con ella? – expresó muy preocupado, Itachi guardó silencio un par de segundos, lo que acrecentó la incertidumbre de Sasuke.
- No sabría decírtelo, su padre no me permitió verla – Sasuke dejó escapar un profundo suspiro, contento de que estuviera con vida, cuando la vio inerte, tendida en el asfalto a varios metros de él, temió lo peor.
- Necesito verla… – resolvió impaciente y antes de que hiciera una locura Itachi se le adelantó, no le importó lastimarlo, lo sujetó con fuerza por el torso obligándolo a quedarse quieto – ¡suéltame Itachi! – vociferó amenazante, Itachi no se amedrentó, entendía perfectamente su preocupación, pero dada su actual condición, dudaba que llegara lejos.
- ¡Tendrás que permanecer en cama lo quieras o no!... – espetó severo, sin dar lugar a replicas – te fracturaste una pierna, la clavícula y un par de costillas, además tienes un esguince en la muñeca y varios dedos rotos de la mano izquierda, los doctores dicen que es un verdadero milagro que salieras tan bien librado – Sasuke lo miró fulminante pero no le dijo nada – por cierto, ya avisé de tu accidente a nuestros padres, su vuelo llegará en un par de horas.
- ¡¿Qué hiciste qué? – Sasuke lo miró incrédulo, lo último que necesitaba en esos momentos era un sermón de su padre.
- De nada sirve que me veas así, padre y madre debían saberlo… – pese a su explicación, Sasuke siguió fulminándolo con la mirada – además, ¿cómo se supone que ibas a ocultárselos?, el doctor dijo que pasarían al menos tres meses antes de que vuelvas a caminar… – enojado, le sostuvo la mirada por un minuto más antes de clavarla a un punto vacío del techo, por mucho que odiara admitirlo, él estúpido de su hermano tenía razón.
Itachi sonrió al ver el mohín molesto en la cara de Sasuke, por primera vez desde que supo del accidente respiró aliviado, se llevó tremendo susto cuando la enfermera telefoneó a casa y le dio la terrible noticia, no lo demostraba abiertamente, pero su hermano menor siempre fue importante para él, la simple idea de perderlo le revolvía las entrañas, resultó mucho peor que esa vez cuando Sasuke tenía cuatro años y accidentalmente cayó en un lago de agua helada mientras le enseñaba a patinar, sin pensarlo, Itachi se lanzó a las gélidas aguas y lo rescató, desde entonces se hizo la promesa de protegerlo a cualquier costo.
Sabía perfectamente que dentro de poco sería un adulto, pero en la cabeza de Itachi, Sasuke seguía siendo aquel pequeño niño y como si sintiera la necesidad de asegurarse que realmente estuviera ahí, que todo había sido obra de un mal sueño, le acarició la cabeza, alborotándole juguetonamente los cabellos negros, ignorando deliberadamente la cara de pocos amigos que Sasuke le devolvió a cambio, a Itachi no le importó en lo absoluto su mala actitud, feliz de saberlo a salvo.
Al ver su maltrecho aspecto no pudo evitar recordar lo ocurrido el día anterior, pasadas las doce llegó de su cita con Becca, acababa de asegurar la puerta principal cuando escuchó repicar el teléfono, se extrañó un poco de recibir una llamada tan tarde, estando el departamento a oscuras a tientas buscó el interruptor para encender la luz, supuso que a esas horas Sasuke ya se habría dormido, por lo tanto se apresuró a contestar, luego de tres repiques Itachi finalmente alcanzó a descolgar el teléfono.
De ninguna forma estaba preparado para la noticia que recibiría, palideció al escuchar la información proporcionada, aunque le costó un poco reaccionar, atendió las preguntas que la mujer del otro lado de la línea le formulaba y sin detenerse a pensar en otra cosa, apenas colgó salió corriendo al hospital.
Itachi vivió angustiosos momentos en la sala de espera, Sasuke pasó varias horas en quirófano, la lesión de su pierna necesitaba una cuidadosa reconstrucción, solo cuando el cirujano a cargo de Sasuke le confirmó que éste estaba fuera de peligro, Itachi reparó en que debía hacérselo saber a sus padres.
Muy incomodo, dada la mala relación que llevaban, llamó a su padre; entre repique y repique pensaba la mejor forma de darle la noticia, para su desgracia fue su madre quien contestó, y por más que insistió le pasara a su padre, no pudo escapar a su extraordinaria intuición. Acorralado por sus preguntas, terminó explicándole a ella lo sucedido, tal como lo temió, su madre se puso histérica, comenzó a llorar desconsolada y sin darle oportunidad a decir nada más, colgó el teléfono con la promesa de estar a su lado lo antes posible.
Sasuke no volvió a dirigirle la palabra el resto del día, era tonto en esas circunstancias, no obstante a ello, lo veía como una traidor. Entre más lo pensaba, más escalofríos le daba la idea de tener que enfrentarse a sus padres, sobre todo a su madre, quien siempre lo sobreprotegió, pero más que por sus padres, estaba preocupado por Hinata, la suerte de la Hyuuga era una inquietud constante, se sentía inútil y sobre todo eso culpable de ponerla en peligro, por no prestar antes atención al arrancar la motocicleta, atormentándose con la idea de no haber podido evitar la tragedia.
Se preguntaba ¿si ella estaría bien?, ¿si lo perdonaría por lo que paso?, ¿si querría seguir viéndolo?, se mordió el labio inferior con frustración, podría reprocharse una y mil cosas pero nada cambiaría, debía centrarse en averiguar algo más sobre su 'amiga', si es que podía seguir llamándola así, lo único bueno que resultó del accidente fue que gracias a la tragedia descubrió lo que Hinata realmente significaba para él, sin saber el momento justo en qué pasó, un nuevo sentimiento se gestó en su interior, algo que le oprimía el pecho y le provocaba nauseas de pensar en no volver a verla, cuando creyó que la había perdido Sasuke tuvo la revelación más insólita, en ese instante descubrió lo que era el verdadero amor, se había enamorado perdidamente de Hinata y si bien el sentimiento lo asustaba, más lo hacía no volver a disfrutar su compañía.
Dejó de prestar atención al estuco del techo cuando escuchó una segunda voz en la habitación, Becca acababa de llegar, abrazó a Itachi evidentemente preocupada, hizo las preguntas obligadas e inmediatamente después se volvió para ver a Sasuke, situándose a su lado.
- Es un alivio que estés bien Sasuke – expresó conciliadora la muchacha de rizada cabellera rubia, posando su mano sobre la de él – ¿por qué no me avisaste antes?, sabes que hubiera venido enseguida – recriminó a Itachi, pasada la primera impresión.
- Era muy noche y no quería molestarte… – sonrió sutil, eludiendo la molestia de su novia – entonces, ¿puedes encargarte de él por un rato?
- No es ningún problema y lo sabes… – Itachi se despidió de ambos, no esperó respuesta, al menos no de Sasuke, sabía que seguía enojado con él por delatarlo con sus padres.
Al verse solos, guardaron silencio durante un largo rato, más allá de la relación obligada que tenían como cuñados, Sasuke y ella nunca fueron cercanos, ciertamente a Sasuke no le molestaba su presencia, aunque tampoco se le ocurría nada de lo que pudieran hablar, con el correr de los minutos un interesante plan fue concretándose en la cabeza del Uchiha, el único inconveniente era que necesitaría la ayuda de Rebecca para conseguir su objetivo.
- Becca… ¿podrías hacerme un favor? – fue directo al grano, no era su estilo andarse con rodeos.
- Seguro, ¿qué necesitas? – la chica accedió pensando que se trataba de alguna necesidad, como acomodarle la almohada o pasarle el vaso con agua.
- ¿Investigarías algo por mí? – la muchacha asintió con la cabeza, por lo que Sasuke decidió proseguir – Itachi dejó claro que no podré moverme de aquí en un buen tiempo, necesito cerciorarme de que Hinata esté bien… – sin hacer preguntas la muchacha se limitó a sonreírle cómplice, entendiendo sin mayores explicaciones lo que Sasuke quería.
- Ahora vuelvo… – Rebecca salió, dejándolo solo en la pequeña estancia, Itachi se las ingenió para que lo colocaran en una habitación privada, seguramente la tarjeta platino de su padre tuvo mucho que ver.
Suspiró cansado al verse solo y reparar por primera vez en sus lesiones, su pierna izquierda se balanceaba frente a él, envuelta por un yeso que lo cubría una cuarta arriba de la rodilla, su aniki no le dio mayores detalles, pero no dudaba que la fractura había sido grave, sin contar el molesto y extraño chaleco que inmovilizaba su espalda, otra de las cosas que le dijo, era que aparte de la pierna tenía la clavícula y algunas costillas rotas, eso explicaba el agudo dolor en su hombro y pecho, daba gracias de llevar el casco puesto o quién sabe qué otra cosa le hubiera sucedido. Pasaron varios minutos sin saber nada de Rebecca, entre el tedio de la espera cerró los ojos y sin advertirlo, vencido por el cansancio, se quedó profundamente dormido.
Rebecca no encontró mejor recepción que Itachi, Hiashi inmediatamente le dejó en claro que no era bienvenida, prácticamente le cerró la puerta en las narices, resignada, dio la media vuelta para regresar, ubicada en el mismo pasillo, la habitación no se encontraba muy lejos de la de Sasuke, apenas unos cuantos metros de distancia los separaba, estaba a punto de marcharse cuando un sutil toque sobre su hombro la retuvo.
- ¿Eres familiar de ese chico? – una hermosa y refinada mujer de melena asimétrica se dirigió inesperadamente a ella, sin preguntar, Becca dedujo al instante su relación con Hinata.
- Podría decirse… – respondió tan cortes como la otra mujer.
- ¿Te importaría si hablamos en otro lugar? – Rebecca no pudo negarse, vio esa charla como la oportunidad perfecta para indagar más a fondo la situación de Hinata, de esa forma cumpliría la encomienda de Sasuke y de paso aplacaría la preocupación que ella misma sentía por su amiga. La mujer la condujo a una pequeña sala de espera ubicada en uno de los pasillos contiguos, ambas tomaron asiento y sin hacerse esperar, Mariko retomó la palabra – debes disculpar a mi esposo, está muy afectado por lo ocurrido… – apuntó la distinguida mujer, con ese aire de propiedad que Rebecca encontraba avasallante – pero antes que nada, disculpa mi retraimiento por no presentarme apropiadamente, mucho gusto, mi nombre es Mariko Hyuuga… – le extendió la mano de forma cordial.
- Rebecca Evans – atinó a decir ella mientras estrechaba su mano, confirmando el parentesco con Hinata, no obstante a no encontrar un parecido físico entre ellas.
Después de la rigurosa presentación, ambas entablaron una amena charla, en la que Rebecca se enteró de muchos detalles interesantes sobre la salud de su amiga, el más importante era la preocupación de los doctores dado que Hinata había caído en coma y luego de veinticuatro horas no había vuelto todavía en sí. Rebecca escuchó atenta, haciendo acotaciones a su vez sobre la salud de Sasuke, asegurándole a Mariko que era un buen chico, y que de ninguna forma habría puesto intencionalmente a Hinata en riesgo.
Se siguieron de largo sin tomar en cuenta el tiempo, Mariko necesitaba desahogarse, Hiashi se había cerrado a cualquier punto de entendimiento con nadie, en Rebecca encontró una agradable amistad, las dos congeniaron tan bien que Mariko prometió hacer cuánto estuviera en sus manos para que Hiashi aceptara a Sasuke, a ninguna le paso desapercibido que los sentimientos de los chicos iban más allá de la mera amistad.
Cuando Rebecca regresó a la habitación se encontró con una visita inesperada, se trataba de dos inspectores de la policía quienes hacían a Sasuke un cuestionario de rutina, tratando de determinar así las causas del accidente; coincidiendo en lo que ya habían escuchado de labios de los testigos, el dueño del Audi conducía en estado de ebriedad y se había pasado el alto en el semáforo, provocando el accidente, como Sasuke contaba con su licencia de manejo, no tuvo mayores problemas aunque fuera menor de edad, al percatarse de la presencia de Rebecca los oficiales se excusaron, ya habían terminado con su entrevista, saliendo de la habitación para hablar esta vez con el padre de la Hyuuga.
- ¿Cómo está? – antes de qué Becca dijera cualquier cosa, Sasuke indagó en lo que realmente le interesaba.
- Estable y sin lesiones físicas graves – le explicó de forma vaga, luego hizo una pausa, sopesando sus siguientes palabras – Hinata se golpeó fuertemente la cabeza al caer y eso si resultó un poco serio.
- ¿Qué tan serio? – Sasuke no le quitó de encima su inquisidora mirada, obligándola a responderle.
- Hinata… ella… ella está en coma Sasuke… – los ojos del aludido se abrieron más de lo normal, de pronto no supo qué decir o cómo reaccionar a la noticia.
Al terminar de asimilar la información, apretó los dientes tan fuerte que pudieron astillársele y dañarse la mandíbula, esa fue la única forma que encontró para contener la frustración que le causaba su patético estado, desearía al menos tener la pierna sana para poder caminar y aún si se lo impedían, verla a cualquier costo.
Se maldijo y maldijo al imbécil responsable de aquello por arruinar su vida, Becca apretó afectuosamente su mano, imaginando lo mal que debía sentirse, Sasuke no la rechazó, ni siquiera sintió su contacto, sentía una angustia indescriptible de solo pensar que Hinata nunca más despertara, no soportaría no tenerla a su lado, no sentir la calidez de su piel, ni ver sus preciosos ojos perlados, ni disfrutar del sonido de su voz. Si no despertaba, de nada habría valido descubrir sus sentimientos por ella, Hinata debía despertar, debía saber que la amaba más que a nada en ese mundo y que si lo aceptaba, nunca jamás permitiría que nada malo volviera a pasarle, protegiéndola con su vida de ser necesario.
No fue el reencuentro padre e hijo que Itachi imaginó que sería, de hecho, nunca concibió que pudiera darse tal cosa, después de todo su padre no volvió a dirigirle la palabra desde que abandonó Japón, conocía demasiado bien su orgullo para siquiera considerar un mínimo acercamiento entre ambos, lo sorprendió de sobremanera que hubiera aceptado ir en el mismo auto que él, pero mayor sorpresa le causo el que se dignara a hablarle, con su madre ocupando el asiento de enfrente, los tres compartían el taxi que los llevaba de camino al hospital.
- Explícanos exactamente lo que pasó… – asombrado de que fuera precisamente su padre quien diera el primer paso, Itachi explicó de inmediato lo que sabía, detallándoles el estado de salud de Sasuke y las causas del accidente.
- Lo que no entiendo es ¿de dónde sacó Sasuke una motocicleta? – Itachi sonrió incomodo, su madre acababa de ponerlo en una situación complicada, su padre, sentado a su lado, lo miraba severo, exigiéndole una explicación, Itachi suspiró pesadamente, sabiendo de antemano que lo que iba a decirles no les agradaría en lo absoluto, sobre todo a su padre, pues indiscutiblemente tenía que tocar el tema de Hinata y el hecho de ser la actual heredera de los Hyuuga.
Al llegar al hospital su madre se apresuró a bajar en primer lugar del taxi, su padre pagó el importe y posteriormente Itachi los condujo a la habitación de Sasuke. En el pasillo fue inevitable encontrarse con Hyuuga Hiashi, éste atendía a dos oficiales de la policía, mismos que anteriormente habían visitado a Sasuke. Tanto Fugaku como Hiashi se miraron desafiantes, los rivales financieros desde hacía tantos años, por primera vez en su vida se pondrían de acuerdo en algo.
- Así que ese joven es tu hijo – dijo sin mayores rodeos Hiashi al reconocer a Itachi y asociarlo con Fugaku.
- Sasuke es mi hijo menor – respondió con la misma frialdad, sabiendo por Itachi el parentesco de Hinata con Hiashi – escuché que tu hija también se vio involucrada en el accidente.
- Si, de hecho estos oficiales se encuentran aquí para tratar ese asunto, imagino que estarás tan interesado como yo en que el responsable de lo que ocurrió pagué por lo que hizo – pese a su sereno semblante, podía sentirse la invisible tensión que el fuerte temperamento de ambos generaban en el ambiente.
- Por supuesto, si no te importa, también me gustaría escuchar los detalles – acató fríamente Fugaku, y sin titubeos se dirigió posteriormente a su esposa – Mikoto, tú e Itachi adelántense, en un momento estaré con ustedes.
- De acuerdo querido, no tardes… – expresó conciliadora, para posteriormente excusarse con una respetuosa reverencia de los demás presentes, compostura que perdió apenas entró en la habitación de Sasuke.
- Sasuke mi amor, ¿cómo te sientes? – al borde del llanto, expresó en un balbuceó apenas entendible. En cuanto se percató de su deplorable condición, Mikoto se postró a su lado, tomando su mano y depositando un cálido beso en ella.
- Estoy bien madre, sobreviví y eso ya es ganancia… – minimizó él, tratando de sonreírle, ya veía venir de un momento a otro el obligado sermón.
- Oh por dios, mi pobre niño, ahora que mamá está aquí no me apartaré de tu lado ni un solo instante – lloriqueó la mujer, haciéndolo pasar tremenda vergüenza, Itachi y Becca aún estaban presentes, podía comprender la preocupación de su madre, no obstante creía que las lágrimas y los pellizcos a sus mejillas estaban de más.
- ¿Dónde está mi padre? – dijo en un desesperado intento por desviar la conversación.
- En el pasillo, se quedó hablando con el padre de Hinata-chan y unos oficiales – adelantó Itachi, entendiendo el desesperado mensaje que los ojos casi desorbitados de Sasuke le enviaban.
- Entiendo – y justo cuando creyó que podría respirar tranquilo, su inquietud aumentó, el encuentro de un Hyuuga y un Uchiha solo podía presagiar desastre.
Sasuke no erró mucho en sus suposiciones, aunque la confrontación entre Hiashi y Fugaku se encausó a un objetivo en común, hacer pagar al bastardo que estuvo a punto de arrebatarles a sus hijos. Por primera vez ambos se habían puesto de acuerdo y de igual forma por primera vez charlaron de un tema que nada tenía que ver con negocios, increíblemente coincidieron en más cosas de las que Sasuke o Hinata hubiesen querido.
- No tengo el gusto de conocer a Hinata, pero conozco bien a Sasuke y puedo decir sin temor a equivocarme que debió haber visto valiosas cualidades en ella para llamar su atención – dijo confiado Fugaku, los dos charlaban tan cordialmente que a cualquiera le sería difícil creer que ambos sostuvieran una enemistad de años.
- Hinata es una joven muy especial, me aseguré de ser estricto en su crianza y no es por alardear pero es una chica inteligente, de excelentes modales y buen carácter, me siento muy orgulloso de ella, confío en que este trago amargo pase pronto y ella despierte de un momento a otro – por el bien de sus hijos hicieron de lado sus discrepancias, hablando principalmente de la relación forjada entre los jóvenes, un tema peligroso, sobre todo por el rumbo que inesperadamente fue tomando la conversación; sin exteriorizarlo abiertamente, ambos tuvieron la misma idea, coincidiendo en las ventajas no solo financieras, que podrían tener la unión de ambas familias.
- No he visto aún a Sasuke, pero dadas las referencias de mi hijo mayor, se que sus heridas también han sido graves, al igual que tú espero que esta pesadilla termine y podamos seguir normalmente con nuestra vida, Sasuke es el heredero de nuestra familia, representaría una doble perdida si algo le pasara.
- Me sucede lo mismo con Hinata… – secundó Hiashi interesado en tocar el punto que a los dos interesaba – es una lástima que tengamos que haber coincidido en estas circunstancias, pero si los dos llegamos a un acuerdo, tal vez algo bueno podría salir de este percance.
- Pensamos igual entonces… – Fugaku sonrío astuto, no podían asegurar el futuro pero si encausarlo a su favor.
- Así parece – concedió Hiashi, compartiendo la astuta sonrisa de Fugaku – sin embargo no podremos concretar nada hasta que los chicos se restablezcan por completo.
- Si, en ese punto tienes razón, si te lo parece, ¿podríamos tener una cena formal entonces?
- Dalo por hecho…
- Bien Hiashi-san, si me disculpas ya tengo que retirarme, deseó ver a mi hijo, pero si lo consientes, estaré al tanto de la salud de tu hija…
- Adelante Fugaku-san, agradezco tu consideración – los hombres se despidieron con una formal reverencia, si todo salía bien, un brillante porvenir estaba por vislumbrarse en su futuro.
Continuará…
NOTA DE SALEM:
Siglos sin actualizar , aunque estoy segura de que ya casi nadie se acuerda de este fic XD, pero bueno, hace tanto tiempo quise subir este capítulo, un capítulo que por cierto está inconcluso, esto fue lo único que pude pensar en más de un año, debo confesar que tengo el final ya planeado desde hace mucho tiempo, aún así no he podido materializarlo, cuando empecé a escribir el fic pensé que duraría unos veinte capítulos o quizás más, pero dada mi falta de inspiración creo que terminaré la historia en el próximo capítulo, si a pesar de todo no se me ocurre nada, pondré un resumen para que al menos se enteren de cómo era el final que tenía en mente, saludos ;D