Hasta Los Ángeles Tienen Miedo.

Los personajes no son mios, sino de Gainax.

Empecemos con la Historia, espero que sea de su agrado.

(Éste es el verdadero porqué, de Tabriz que quiere morir cuando está entre las manos de la Unidad-01, y trata de convencer a Shinji de que lo mate ya que sus intentos de muerte eran frustrados por una fuerza mayor. Basado en el manga).

Después de haber conocido a Ikari en el lago y haber estado en Nerv, Ikari y Naguisa se dirigían a la habitación del quinto niño, en esos momentos, Rei acababa de dar su vida para salvar la de Ikari y Naguisa ante la amenaza del diecisieteavo ángel, Armisael, quien había infectado al Evangelion Unidad-00, Rei hizo lo posible para que a ellos no les afectara el enemigo, así que se autodestruyó… y a Asuka tampoco le fue tan bien que digamos, a ella otro ángel le había hecho sufrir y ahora está en recuperación.

Shinji estaba desanimado, no quería hablar con nadie, tampoco estar con Misato, él sabía que ella, lo trataría de confortar, y eso no le gustaba.

Naguisa parecía la mejor persona para pasar tiempo, él era la persona que le había dicho que lo quería, y a Shinji le agradaba, (pero no de ese modo), parecía la mejor opción, aunque hubiera cambiado de opción, si hubiera sabido lo que estaría a punto de pasar en estos últimos días.

Al fin habían llegado a la habitación de Kaworu, el chico abrió la puerta, le dio el paso a Shinji indicándole que entrara primero a la casa/habitación ya que él era un invitado en esta casa.

–Bien, Ikari, ésta es mi casa, así que, ¿qué te parece?

El chico no respondió, únicamente había pasado sin siquiera notar que él había dicho algo, esto molesto un poco al anfitrión. Cerró la puerta tras él y fue a buscar a Ikari, cómo es posible estos modales de un piloto de Eva.

Naguisa se dirigió a su nuevo cuarto, este lugar también era nuevo para él, recién se había mudado, al cruzar la puerta efectivamente, ahí estaba, se acercó a él y le intentó sacar una plática, aunque fuese corta y aburrida.

–Ikari, respóndeme algo… ¿Por qué estás así?, Desde que pasó eso con…

–No quiero hablar de eso –interrumpió, y la verdad, él no quería hablar de aquello, acababa de perder a una "Amiga" recientemente, eso deprimiría incluso a la persona más feliz del mundo, e Ikari no era precisamente la persona más feliz del mundo, su comportamiento le hizo caer mucho más rápido en un abismo del cual tal vez él, nunca saldría rápido.

El ojirojo observó detenidamente la actitud del tercer niño, sabía que no podía sacarle una buena plática, y mejor se fue a la cocina, intentaría saciar su hambre, pensó que Ikari también lo necesitaría, prepararía algo bueno.

En la cocina el chico miró detenidamente el frigorífico, no había mucho que digamos, ¿Qué podría intentar hacer? Él no era muy bueno en el arte culinaria, los lilims habían hecho un arte de esa necesidad, crear platillos exquisitos de esto, bastaría con comer carne cruda, pero el ingenio de ellos los llevó a hacer de esto, uno de los placeres de la vida.

Ya estaba terminado sus platillos, cuando de repente escuchó un ruido que provenía del baño, esto lo sacó de sí, no había nadie en el baño, si Ikari hubiera sido, ¡lo hubiera visto!, para llegar allá tenían que haber pasado por la cocina, cosa que a lo mejor él no notó.

Se acercó al baño, pero mejor no entró, ya era de noche, pasaban de las diez cuarenta de la noche, se fue a su cuarto y ver que ahí estaba el chico, se encaminó hacia su habitación, y efectivamente, ahí estaba, entonces, ¿Qué fue lo que había escuchado hace rato?

Regresó a la cocina para recoger los platos, en eso volvió a escuchar otra vez ese horrísono ruido, cómo era posible que Ikari no lo hubiese escuchado, el sonido era fuerte, se podía escuchar hasta lejos, casi se parecía al sonido de un gato, no, más bien al de un maullido, como un "miau", casi como de sufriendo, o algo parecido.

Decidió investigar, ahora sentía un poco de miedo, sus piernas temblaban ligeramente, se acercó lentamente, a cada paso el ruido se hacía más fuerte.

A cada paso ese ruido aumentaba sus decibelios.

Se detuvo frente a la puerta del baño, no quería entrar pero la incertidumbre le hacia presa de sus ansias de saber quién o qué producía el ruido, aunque el miedo le estaba dominando puso su mano encima del picaporte de la puerta, su miedo se acrecencia, a estas alturas era inevitable, lentamente giró el picaporte hacia el lado izquierdo.

–"¡Ay! Que tonto, estás cosas se abren a la derecha" –pensó, y cambió la dirección hacia la derecha.

Empujó suavemente la puerta hacia adelante, el foco incandescente del baño, estaba apagado, colocó su mano derecha entre el espacio entre la puerta y el marco e intentó buscar el interruptor.

Su mano sintió la infinidad de pliegues que tenían los azulejos del baño, su mano llegó al límite, no encontró nada, movió su mano hacia arriba y hacia abajo, el resultado no fue satisfactorio, así que la movió más de dos veces sin obtener el resultado que buscaba, se resignó y entró empujando ligeramente la puerta hacia adelante, dejando descubrir el baño en penumbras.

Dio unos pasos al interior de éste, el lugar más tétrico de su casa, ¿¡Era el baño!? ¿Quién lo diría?, ahora no podría hacer sus necesidades a gusto (N/A: Observen, puse, "Hacer sus necesidades a gusto", y ni siquiera se, si ellos tienen la necesidad de ir al baño, ¡Oh!, que desdichados seres).

Se paró en medio del lugar, la poca luz que dejaba entrar la puerta iluminaba muy poco, casi nada, Kaworu se fue acostumbrando rápidamente a la penumbra y logró distinguir un inodoro frente a él, a su derecha vio una bañera y a su izquierda un lavabo.

El sonido que estaba buscando provenía de abajo de la tapa del inodoro, acercó titubeantemente su mano hacia él, la colocó cerca de la abertura, acomodó un palo de madera con su mano derecha, ahora él estaba armado, tenía ostentado un gran palo, y cuando digo grande, es grande, (N/A: Se preguntaran "¿De dónde lo sacó?", y la respuesta es… ¡no lo sé!, sigan leyendo), tal vez era para dar algún golpe si lo necesitaba. Fue desprendiendo la tapa del asiento del inodoro, y delicadamente la fue alzando hacia arriba, cuál fue su sorpresa al ver a un gato, sí un gato, ese gato, estaba aquí, ¿Cómo entró?

–Gato, ¿qué estás haciendo aquí en el baño?, ¿estás tomando una ducha por lo que veo? –dijo algo feliz, ya que no se trataba de algo mayor. Esta situación la podía controlar, sólo era de sacar al gato a la calle, o matarlo y asunto resuelto.

–Idiota, Claro que no estoy tomando una ducha, estoy muerto.

¿¡Quéééé!? El gato habló, ésa era la cara que puso Kaworu, bueno, de hecho no fue un ¿¡Quéééé!? Sino un ¡Kyaaa! Y sí, como un gato estaría hablando, tal vez esas galletas con su chocolatote le hicieron mal y ahora estaba sufriendo por ello, ¡Hugh! Ese chocolatote sí que le estaba haciendo estragos en su colon.

–Pe-pero, si yo te maté. ¿Cómo es posible que e-estés aquí?

– ¡Ay! Pues no me mataste bien, tontito –se le insinuó el gato, mientras le guiñaba un ojo. Así de coqueta era.

–Ahora me has guiñado un ojo, esto si debe ser un sueño, no es más que una pesadilla, sí una pesadilla, y nada más –Kaworu se trataba de auto-convencer, no podía ocurrir eso, esto era ilógico, una falacia, era lo único que pasaba por su mente esto…— es una calumnia, vete de aquí.

La gatita empezó a ronronear mientras estaba nadando en el agua, primero estaba nadando estilo mariposa y luego… (N/A: En que estoy pensando, los gatos no nadan), bueno, dejó su nado dorso y se colocó bien.

– ¡Oh!, ambos sabemos que esto…

La gatita no pudo terminar su enunciado porque instantáneamente las luces se encendieron, la gata al ver esto se quedó en silencio, mientras que Kaworu la seguía mirando fijamente con sus ojos rojos desorbitados y una cara de "DDC" (Difícil De Creer), en seguida una tercera voz surgió detrás del chico.

–Naguisa, ¿qué estás haciendo?, ¿por qué gritas? –Shinji no daba crédito a los gritos del joven, esto le hizo venir hasta acá. Ver por qué estaba gritando.

–Por eso… –el ojirojo señaló el inodoro.

Shinji se acercó, se colocó a lado del ojirojo y miró atentamente hacia dentro del inodoro. Naguisa estaba viendo a la gata, ahora sabía que si Shinji la estaba viendo eso quería decir que él no estaba loco, y que sólo era un pequeño delirio que su almuerzo o desayuno le habían causado.

– ¡Ay, Naguisa!, no seas asqueroso, –Shinji se llevó la mano hacia la nariz, esto hizo que su voz cambiara al tono que se crea si haces eso— ¡tenías que mostrármelo!

La mano del chico fue hacia la palanca de drenado, cuando colocó la mano la accionó.

Naguisa no podía creer que él le bajara a la palanca, no había visto a la gata dentro, eso quería decir que posiblemente si era un producto de su imaginación.

La gatita, a pesar de estar siendo llevada por la corriente, alzó la pata y la estaba moviendo en forma de despedida hacia Naguisa, la gatita estaba dando vueltas oscilatoriamente hasta irse, literalmente, por el caño.

– ¡Adiós, Naguisa! –dijo en un tono casi sensual e inocente al igual que un bebe cuando se despide (Excepto por lo de sensual).

El joven ojirojo quiso cerciorarse de que, Shinji tal vez no lo vio, así que decidió preguntar.

– ¿No lo viste?

–Claro que lo vi, ¿y sólo por eso gritaste? –Aún no se quitaba la mano de la nariz— ¿Qué cosas haces?

–Me refiero al gato, ahí dentro había un gato.

– ¿Un gato?... no, eso no era un gato, créeme.

–Pero… –intentó defenderse, pero no lo logró, Shinji lo interrumpió.

–Ah, ya entendí, a la mierda le dices gato… entonces… sí, sí vi al gato –sentenció mordazmente mientras trataba de no reír. Por fin algo lindo (No tan lindo), que le hacía olvidar lo que había pasado con anterioridad.

–No entiendes.

– Claro que entiendo, a propósito, ¿qué estabas haciendo con ¡esto!, en la penumbra?

– ¿Có-cómo encendiste el foco?

– ¡Ah!, el interruptor está afuera. ¿Qué no lo viste?

– Creo que no. Por qué no mejor nos vamos a comer.

–Bueno, si tú lo dices. "Aunque creo no poder comer bien después de esto".

Ambos regresaron a la cocina, Naguisa tomó los platos y le dijo a Shinji que fuera a su habitación, ahí comerían mejor, en un lugar más tranquilo, más acogedor, él quería dejar la cocina, porque está esta cerca del baño y no quería ser sorprendido de nuevo por ese sonido.

La recamara parecía en sí, una buena opción, ahí no estarían los incómodos silencios, ya que la televisión aportaría sonidos para alivianar el ambiente.

Esa cena era del tedio, sólo la televisión estaba parlando, veían un programa que fue interrumpido por una noticia de la farándula japonesa, se estaría en filmando en Tokio-3 una nueva película y bla, bla, bla, acerca de bla, bla, bla, con histriones y equipo de bla, bla, bla y la película se llamaría, "Lo que el ángel se llevó".

Esa historia narraba lo que le había pasado a un hombre cuando vivía en Tokio-3, era la historia de cómo había perdido su casa, su auto, su trabajo y todo porque el tercer ángel cayó sobre ellos aplastándolos (Con actuación estelar de Drake Bell como piloto de la Unidad-01 Evangelion).

Habiendo llevado los dos los platos, se sentaron al filo de la cama, ambos tomarían sus alimentos ya pasadas de las once de la noche mientras miraban la televisión que estaba frente a ellos.

Al fin habían terminado sus alimentos, aunque no fue del todo buena, por lo menos calmó el hambre que sentían los dos, él ojirojo tomó los platos y los llevó rápidamente a la cocina, no quería toparse con ese ruido, los dejó arriba de la mesa y regresó como rayo a la habitación donde estaba Ikari, creía que si estaba con él, el gato ya no aparecería.

–Voy al baño –dijo el castaño mientras se levantaba y se dirigía al baño, ¿acaso él no le tenía miedo a ese gato? O se lo aguantaba.

Él recordaba que había matado a ese gato en aquella ocasión, recordaba que le había quitado la vida con sus propias manos, y que lo dejó tirado en el pasto cerca de aquel lago.

El silencio estaba reinando entre ambos, Naguisa ya había regresado de la cocina, y se había acostado en su nueva cama, se colocó boca arriba, mientras pensaba en muchas cosas.

Shinji acababa de entrar a la habitación, se veía un poco disimulado, como si hubiese hecho algo malo, pero Naguisa no le tomó mucha importancia.

–Otro techo desconocido para mí.

El otro chico se percató de ello, se colocó a lado de él y musitó en un tono de disgusto hacia el locutor.

– ¡Oye, ésa es mi frase! –lo miró fijamente, Naguisa buscó sus ojos y se quedaron un rato mirándose. Lentamente Shinji se fue acercando al ojirojo y este lo miraba con pasión, llegaron a un punto que la distancia fue… tan grande que ambos se dieron cuenta de lo que estuvieron a punto de hacer.

– ¿Qué-qué estabas haciendo? –dijo el castaño relajándose un poco.

–Dímelo, tú.

–Eh… que quede entre nos, sí.

–Perdón, es que es inevitable –respondió llanamente, como si hubiera olvidado el altercado— si quieres dormirte… comparto la mitad de mi cama, bien.

–Sí –dijo en un tono de susurro, esperaba dormir en el suelo, pero por lo visto esta vez dormiría en una cómoda cama y no en un futón.

Kaworu aún no estaba dormido, estaba esperando sentir a Ikari sentarse en su cama para después dormirse.

Estuvo esperando un buen rato, de repente sintió que el chico se había acotado, ya era tiempo de dormirse, así que quiso pegar los ojos para conciliar un sueño, estar durmiendo y teniendo un lindo sueño, bueno, si los ángeles soñaran, entonces soñaría.

Habían pasado varias horas, ya pasaban de las dos y media de la madrugada.

Kaworu estaba durmiendo profundamente, al igual que Ikari, la noche era muy tranquila, en extremo, tranquila.

Naguisa tenía una pequeña sensación, de repente aquel sonido estrepitoso lo había despertado, otra vez era ese sonido, el de la gatita que estaba otra vez en su maullido que parecía más bien un lamento.

El Ojirojo se levantó de golpe, ese sonido había regresado para atormentar a sus oídos, miró hacia todas partes de la habitación, pero la oscuridad le evitaba que pudiera distinguir bien, las siluetas de las cosas de su habitación. Se posicionó cerca de Ikari, intentaría despertarlo para que él pudiera oír eso, tal vez la última vez, Ikari estaba más dormido que despierto y por eso no lo vio.

Al verlo más de cerca, notó que algo estaba mal y decidió verlo mucho más de cerca y ver que le pasaba. El castaño estaba teniendo unas respiraciones poco inusuales, anormales más bien, el ojirojo pensó que tal vez necesitaría una bolsa, porque a lo mejor, Ikari, necesitaba vomitar y liberarse de algún problema en su interior.

También pensó en que posiblemente necesitaría respiración de boca a boca, así que decidió acercar su cara a la de él. Habiendo juntado sus labios, Naguisa comenzó a tratar de meter aire a la boca del piloto en repetidas ocasiones, notó que él estaba despertando y lo dejó.

– ¡Ajáh!, veo que tu respiración regresó a la normalidad. Y no necesitas una bolsa de plástico.

– ¿Qué hiciste…?

–Tenía ganas… hace rato tú me eludiste.

Que estaba haciendo este tipo. Acaso el, el… es ¿rarito? O por que se le insinuaría de ese modo. Nunca creyó estar muy cerca de un hombre.

–Dime… ¿Cómo te sientes?, que se siente amar, ser correspondido –continuó al notar que Ikari estaba, un tanto, atemorizado.

– ¿Qué quieres decir?

–Cuando ese ángel nos atacó, los sentimientos de la primera me llegaron y oprimieron un poco mi pecho… así se siente.

– ¡¿A qué te refieres?!

–Qué tal si yo te gusto, sentirías lo mismo por mi –el chico de cabellos plateados se acercó al Shinji, pero es empujado hacia atrás.

– Por qué hiciste eso…

– ¡Ah! Porque quería despertarte –el ojirojo se quiso defender ante la acusación del piloto— Eh, con respecto a lo del que 'si yo te gusto'… es broma.

– ¿Broma? –respondió confundidamente.

–No soy gay, ¿y tú? –se apresuró a decir.

–Yo –dijo calladamente— tampoco. Y… por que me despertaste.

– ¿Qué?... No has escuchado ese ruido, ¿¡NO LO OYES!? –casi gritó eufórico loco.

– ¡¿Eh?! Sí, lo oigo… –dijo en un susurró— es mi celular.

Shinji se levantó rápidamente de la cama, para eso se quitó a Naguisa de encima, descolgó el teléfono, no esperaba la llamada de alguien, mucho menos a estas horas, avanzadas, de la madrugada, ¿Quién podría ser?, hablar a esas horas no es normal, el chico de cabellos plateados lo miró desde la cama.

– ¿Qué?, ¿Acaso no escucha los maullidos de ese gato? –dijo en un susurró sólo para sí mismo.

–Misato… ¿Qué?... ¿Qué Ayanami… sigue con vida? –dijo el castaño hacia el celular que tenía en sus manos, no podía creer que ella estaba bien, después de haber hecho explotar su Eva.

Rápidamente, Shinji se levantó de ahí, y se dirigió a la puerta, quería ver a Rei, estar con ella y ver que no le había pasado nada, y que estaba sana y salva.

–Tengo que irme –musitó el castaño mientras dejaba la habitación y abría la puerta.

– ¡E-espera, no te vayas! –gritó el quinto niño, pero su grito no fue escuchado por el otro, quien se alejaba de la habitación, él continuó un susurro –no me dejes con este gato.

Una pequeña risa macabra resonó en la habitación. "¡Ja, Ja, Ja!", decía, mientras se repetía una y otra y otra vez.

–Es sólo una alucinación –dijo Kaworu, en su intento por tener una mente nihilista— y nada más.

El chico se había quedado solo, sin la compañía de nadie, estaba en su habitación escuchando esos horribles ruidos, pensó en que si tal vez el podía dejar de oír esos ruidos si se dormía, lo intentó pero sin ningún resultado, así que mejor decidió y al baño, intentaría vencer su miedo, ir allá para tomar unas píldoras para dormir, con eso podría dormir y dejar de oír eso, pero y si mejor intentaba otra cosa, el sonido se acrecencia, iba en un tono más fuerte, casi insoportable.

Se levantó y fue corriendo hacia el botiquín de emergencia que tenía en el baño, posiblemente habría unas de esas píldoras, intentaría tomar varias para quitarse la vida.

Habiendo llegado a sitio, abrió el botiquín y miró rápidamente, el sonido ya era demasiado insoportable para sus oídos, ahora se arrepentía de haber matado a ese gato o gata.

Encontró lo que buscaba, se dirigió a la cocina y cogió un vaso con agua, habiéndolo tomado se dirigió de nuevo a su habitación y se sentó en la cama, abrió rápido el frasco y se metió todas de un sólo golpe, y bebió el agua.

–"Estás cosas tienen un sabor peculiar" –pensó, tenían un ligero sabor a naranja, algo que por lo general no debería ser así.

Se recostó, la habitación le estaba dando vueltas, esta sensación, jamás la había sentido, era una nueva experiencia para él, la mezcla entre esas pastillas y más pastillas, le hizo desvariar, ese olor a naranjas tampoco le agradaba del todo, él era alérgico a ellas.

Por fin llegó el sueño, lentamente los maullidos se hacían más distantes, como si el gato se alejara, ¿funcionaría la dosis?, cerró los ojos y sintió como si aún la habitación estuviera dando más giros que antes, era extraño, aún estando recostado lo seguía sintiendo.

Habiendo conciliando el sueño, la habitación se había que dado muy silenciosa, él casi no lo podía notar, puesto a que ya estaba a punto de dormirse.

Llegó el sueño, pero a pesar de una sobre dosis, ¿podría morir un ángel con eso? O se necesitará más que eso para matarlo, tal vez una sobre dosis de Unidades Evangelion, eso si le causaría la muerte.

–Kaworu, ¿estás bien? –dijo Shinji mientras intentaba despertarlo, lo sacudía de un lado a otro. Obtuvo éxito al ver abrir los ojos del chico.

–Si-Shinji, que haces aquí, no estabas con la primera.

–Mmm, Naguisa, tienes un agradable aliento esta mañana –dijo al notar el aliento que manaba de la boca del quinto. Eran único olor de las naranjas, las que manaba de su boca.

– ¡¿Qué?! No estoy muerto ¡¿Por qué?!

– ¿Muerto? Por qué lo estarías.

–Porque tomé eso, –señaló hacia la mesa de café que estaba cerca de su cama, en ella había un frasco de píldoras para sueño –que una sobredosis no te mata.

– ¡¿Qué!? Querías morir, es por lo de ayer, ¿verdad? Un hombre no se puede enamorar de otro.

–Pero…

–Perdóname por haberme quedado aquí.

–No sientes eso. Peor no me puedes abandonar con ese gato…

– ¿Gato? ¡Esa cosa no era un gato!

– ¡No! Yo hablo del gato, uno fantasma, te-te acuerdas de la primera vez que te vi, tenías un gato, y, y lo maté, bueno, ahora me martiriza…

–No existen los fantasmas… dije perdóname, por el hecho de haber cambiado tus píldoras de dormir por tac-tic.

El joven no sabía lo que quería decir y puso una cara de "What?" o algo parecido a eso. Shinji notó su expresión facial y continuó.

– ¿No las conoces? Son muy buenas para el aliento. Y además son sabor naranja –dijo tratando de explicar— además no has visto su comercial… 'Quieres probar mis naranjas'.

– ¡¿Qué tú las cambiaste?! –gritó ahora con mas fuerza al darse cuenta que sus planes fueron arruinados desde antes de que el los creara.

Shinji tomó sus pertenencias y salió por la puerta. Naguisa al ver eso se levantó y lo siguió. Ahora que él se iba, él estaría solo, y ese gato haría de las suyas, lo atormentaría hasta el fin de sus días, a menos de que muriera. Él esperaba lo segundo ya que no quería sufrir.

– ¡Espera! –gritó y logró alcanzarlo, le tomó del hombro y lo haló hacia atrás, Shinji giró completamente, pero que sorpresa se llevó Naguisa al ver la cara de un gato en lugar de la de Ikari.

Ikari dijo algo pero el sonido fue sustituido por un ¡Miauuuuu! Y no cualquier ¡Miau!, sino más bien un ¡MMMI-AAAAAA-UUUU! Que tenía un tono, algo sensual entre sus letras.

El Ojirojo gritó del susto que sintió y trató de huir, así que salió corriendo del pasillo, pasó por las escaleras hacia abajo de los departamentos. El castaño lo siguió, corrió lo más que pudo para alcanzarlo, llegó unos segundos atrás de Naguisa.

El quinto estaba corriendo, no quería voltear atrás, sabía que ahí estaría ese maldito gato, o gata, aun cuando él estuviera en compañía de otras personas, lo incomodaría, sintió la necesidad de dejar el mundo en el cual ahora estaba, dejarlo lo ayudaría a ya no verlo más, ya no le molestaría, no le causaría más miedo del que ahora sentía.

Miró hacia el frente, visualizó la calle, en ella estaban transitando varios autos, estos estaban viajando a una gran velocidad, uno tras otro queriendo salir de las ruinas de Tokio-3.

El joven los miró como una oportunidad de abandonar el mundo, unirse a la nada, ser libre, como él lo deseaba. Se acercó lo más que pudo, al ver esto, Shinji le grito: "¡No lo hagas!", aunque lo escuchó no hizo caso a la advertencia del tercer niño, lo único que quería hacer era saltar frente a los automóviles, era una bella invitación hacia la muerte, parecía la idea mas viable que le llegó en esos momentos, una idea perfecta.

Habiendo llegado a la orilla de la acera, saltó frente a los autos, cada segundo que sintió que estaba en el aire lo sintió como si estuviera volado, flotando, cada segundo pasó tan lentamente que se sentía que pasaban unos siete segundos por cada uno.

Esa lentitud se hizo eterna para el quinto niño, había estado esperando esto desde hace varios segundos a decir verdad.

Había visto cumplir su meta, ya estaba cerca del suelo, por fin se desecharía de su vida, sintió el suelo, éste estaba rugoso, estaba, caliente además, como cayó de costado contrario al de los autos, no quiso voltear para verlos.

Ikari seguía gritando. ¿Por qué ese tipo se había lanzado a correr así? Y lo más importante, por qué había saltado frente a los autos, estas incógnitas llegaron a la mente del tercero quien se acercaba a él. Notó que el peligro había pasado al ver lo que ocurrió frente a él.

Kaworu, al no sentir u oír los autos, se levantó del suelo y miró en dirección a ellos.

Los autos se habían detenido, ¿Por qué? Esto era extraño, se preguntaba el porque no estaba siendo arrollado por esas maquinas transportadoras con ruedas.

Shinji llegó con él y lo levantó, lo primero que hizo fue levantarlo del suelo, después vendría el interrogatorio, lo sacó de la calle y lo llevó a la acera.

Los autos estaban descompuestos, y estrellados, Shinji atribuyó esto a que se detuvieron por la luz roja, pero a decir verdad, había una fuerza externa en esto.

– ¡Qué estabas pensando! ¡Acaso estas ido! ¡Por qué lo hiciste!

–Por el gato, Ikari, ese maldito gato, no me deja en paz. ¡Me quiere volver locooo! –dijo cínicamente, ya más loco que nada.

– NO EXISTEN LOS GATOS FANTASMA. Repeat after me.

–S-SÍ, míralo, allá está –señalo hacia una parte de la calle, por extraño que parezca, cuando Shinji miró no había nada, sólo estaba la banqueta vacía, el semáforo se puso en verde de nuevo, los autos no se movían— Mira como se burla de mí, mírale esa cara feliz diciéndome muchas cosas, me-me asusta.

–Ahí no hay nada.

Kaworu comenzó a correr de nuevo, esta vez hacia otra dirección. Shinji no lo conocía del todo, pero sabía que algo estaba mal con él y decidió ir tras él y tratar de convencerlo que no existían dichas cosas.

El joven de cabellos plateados llevaba una gran ventaja sobre su compañero piloto. Había dado varias vueltas y aun así, ese gato le seguía de cerca, el gato estaba volando, a su lado, mientras le hablaba.

–Naguisa, ¿Qué te pasa? Me tienes miedo.

–Cá-Cállate, déjame en paz, no me molestes –el chico trató de hacerlo a un lado, pero cada intento fracasaba, no lo podía dejar atrás, ni aunque corriese más rápido de lo que acostumbraba.

– ¿En paz? Así como tú me dejaste en paz, no descansaré hasta obtener mi venganza, ¿Sabes? Yo tenía un dueño, y se supone que me dejó ahí para después recogerme.

–Claro que no. Te estás mintiendo a ti mismo. Él jamás regresaría. Te abandono en ese lugar –trato de convencerlo, pero no lo estaba logrando del todo, aun hacía falta hacer algo… hacer entrar en razón a algo que desde que nació se supone que nunca la tuvo. Él ya había visto estas situaciones antes, decían eso pero jamás regresaban.

–No te creo, eres un idiota. Él jamás me abandonaría de esa forma.

–Claro que sí…

El chico se auto-interrumpió al ver enfrente a él a un guardia, él tenía un arma en su cinto, a Naguisa le llegó una idea, tomar el arma colocarla en su boca y accionarla.

Buena idea sólo que, tuvo que forcejear por ella, el guardia no se dejaba.

–Déme eso –decía el ojirojo una y otra vez.

–No, espera chico…

Shinji llegó al otro extremo de la calle, estaba tan cansado que apenas y podía quedarse en pie.

Colocó sus manos sobre sus rodillas mientras intentaba coger aire. Alzó su vista y divisó a aquellos dos peleando por algo, logró distinguir lo que tenían en sus manos.

– ¡Ah!, sólo es un arma –cayó en cuenta rápido— ¡Un arma!, Naguisa, espera.

Se estaba acercando lo más rápido que pudo, aunque ya estaba cansado, estaba sacando fuerzas de flaqueza, cada paso le dolía más que el anterior.

El otro joven le quitó el arma y se la situó dentro de la boca. Esto no alentó al otro chico que seguía corriendo, tratando de evitar que hiciera estupideces. Si un gato lo tenía así, que tal si hubiera sido un perro.

No quería ver a nadie morir frente a sus ojos, eso no le encantaría, se había prometido salvar a todos los que estuvieran en peligro, así que aceleró su ritmo.

A punto de llegar con él, solo le faltaban unos metros, y ya podía estar tranquilo.

Lastima porque Naguisa accionó el arma unos segundos antes. ¡BANG!

Cayó.

– ¡No puede ser! –gritó, se estaba colocando a su lado estaba tan asustado que no se dio cuenta de algo, algo importante –por qué, por qué. Llévame a mí.

– ¡Oh Por Dios!, ustedes son buenos, chicos… –dijo el guardia— son actores de renombre, ¿verdad?

– ¿Q-qué está diciendo? –Shinji no entendía del todo la situación— no entiendo del todo la situación.

(No entiendo como repiten lo que el narrador dice).

–Sí, yo tampoco entiendo… –musitó una tercera voz— ya estoy muerto.

–Naguisa, estás bien.

–Tu falsa preocupación le dio todo el realismo a eso –el guardia, seguía alabándolos.

–Sigo sin entender, Shinji-kun.

– ¿Qué, no son actores?

–No –musitó Ikari desconcertado, que quería decir con actores.

– ¿Por qué no estoy muerto? –insistía Kaworu por una respuesta.

–Porque son de salva, éste es el foro de la película 'Lo que el ángel se llevó' y soy un actor de reparto. ¿Y ustedes?

– ¡Rayos! Tengo que salir de esto –Kaworu se levantó dejando a los otros dos también en estado de Shock.

–Tengo que detenerlo.

De nuevo el chico empezó a correr sin ningún rumbo aparente, esa carrera, a Shinji, no le agradaba, se estaba cansando, ya no aguantaba el paso más.

Naguisa tomó rumbo hacia unas edificaciones adelante.

– ¡Hey, Naguisa, detente, no hagas mas estupideces, por favor!

– ¡Deberías hacerle caso! –es voz era, era de…

–Oh, no otra vez tú. Aléjate de mí, gato asqueroso. ¡Ushcale!

– ¡Oye!, no soy un perro como para que hagas eso –el gato volaba, tomó una posición dando la espalda al suelo y colocó sus patas delanteras tras su cabeza, parecía que estaba descansando.

– ¡Qué quieres de mí!

–Nada, sólo atormentarte, eso es todo. Una vez cumplida mi meta, me iré –dijo maléficamente— ah, no, si quiero algo.

– ¡¿Qué?! –le gritó Kaworu.

–VENGANZA –rió cínicamente.

Ésta es mi primer, así que cualquier sugerencia que me ayude a mejorar, será bien recibida.

Si les gusto, espero que lean el siguiente capítulo, que creo yo, será igual o mejor que éste.

Nos vemos en el suiguiente, digan no a la piratiria, y piense en cosas lindas, ¿eh?