Hasta Los Ángeles Tienen Miedo.
Su nuevo destino, NERV, lugar el cual conocía como el enemigo, según SEELE le había dicho.
Frente a él se estaban asomando la fachada que, por fuera, se veía de la entrada hacía el Geofrente. Una pequeña sonrisa se esbozó en su pálido rostro.
—¿NERV? —inquirió la gatita, pues en vida no podía tener la capacidad de saber las cosas que, un humano o ángel, según sea el caso, sabrían del mundo que la rodeaba.
—Sí —dijo a modo de iniciar una breve explicación—. Ahí haré la fusión prohibida entre Adán y Lilith, pero primero tendré que ir y unirme a Adán, pues soy solo una copia y por ende no puedo iniciar el Tercer Impacto.
La gatita no entendió nada, simplemente se colocó frente la visión de Kaworu para evitar que mirara al frente.
—¡Quítate!
—NO —respondió—, te ves muy así, que, lo que sea que estás tramando es bueno para ti y malo para mí.
Tenía razón. Lo que sea que estaba tramando era bueno para él y malo para ella. ¿Qué estaría pensado?, pasó por la conciencia de la gatita que estaba demasiado sorprendida por el repentino cambio de humor del joven que estaba asechando desde ayer en la tarde.
Naguisa entró corriendo lo más rápido que sus piernas le pudieron ofrecer. Cruzó en unos instantes las puertas de acceso al Geofrente, ya que en la entrada no había ningún guardia por la reciente evacuación que se había suscitado desde hacía varios días.
Ahí se encontraba él. Al parecer, la gatita no había pasado al mismo tiempo que él, pues no la veía por ningún lado, ni siquiera un misero ¡Miau! de ella.
Se sintió aliviado cuando ya no sintió esa presencia que lo afligía, pues bien, como saben, a este chico no le agradaban las constantes apariciones felinas de nuestra fantasma amiga.
—¡Ufff...!, me he librado de ella, ¡que bien!
Se dirigió hacia las jaulas de los Evas tranquilamente, pues como he mencionado, esa alimaña voladora peluda y adorable, no estaba a su lado para molestarlo como de costumbre.
Paso a paso, feliz y campante, se fue acercando a su destino. Su mega sonrisa esbozada en su cara lo delataba… rebozaba de felicidad, tal que hacia que el cerrara los ojos por inercia del momo que estaba haciendo en sus facciones faciales.
—¡Auch! —dijo de repente— Nota mental: debo abrir los ojos cuando camino… ¡estúpida pared! no estaba ahí cuando baje las escaleras.
Se sobó su frente y sus labios cuando dejo de besar la pared. Pero al parecer alguien más había chocado también y había derramado su helado… mmm...… parecía que era de… ¿chocolate? o quizás de ¿albaricoque? definitivamente no era de chocolomo. Eso lo podría asegurar incluso con los ojos cerrados. Y eso lo puede asegurar, pues tenía los ojos cerrados.
Se dirigió al elevador más cercano para irse lo más pronto posible hacia las jaulas, no podía perder más tiempo aquí. La hora, de la hora, se estaba acercando mucho más rápido de lo común.
Espero a que el elevador estuviera frente él y, que éste, abriera sus puertas para entrar. Acto seguido, entró y presionó el botón que indica a la máquina bajar.
»»»
—¿Dó-dónde está mi tarjeta? —se preguntaba Ikari mientras la buscaba en los bolsillos de su pantalón de colegio— Seguro que la tenía aquí.
Buscó y buscó, pero nada encontró, hay que lindas rimas digo yo, pues soy lo mejor.
En que estaba, ¡ah, sí!, las buscaba. Si no las encontraba, no entraba. Mejor dejo de rimar que me veo estúpido, que tonto soy antes no he escupido. ¿O será cupido?
¡Ha quien quiero engañar! No puedo rimar.
—¡No las encuentro!
Como no la encontraba, Ikari, decidió correr en círculos para pasar tiempo, a parte, también encendió su S-DAT y se colocó en una banquita.
Después de un rato…
—¡Pero qué estoy haciendo! —Ikari se levantó de su asiento y llevó sus manos a su cabeza— Naguisa a lo mejor está muerto ya. ¿Qué debo hacer?
"¿Qué debo hacer?", se decía repetitivamente mientras asumía una posición fetal y se mecía en el suelo para variar. Vio a lo lejos algo que parecía… ¿rojo?
—¡Aaahhhh! —gritó Ikari—, un billete del centenario, de cien, de la revolución mexicana.
Su felicidad era demasiada cuando se levantó. Demasiada felicidad que su cuerpo no pudo contener que explotó… de hecho no lo hizo pero se me ocurrió. Bueno, pues esos 100 pesos le aseguraban tener 657.296 yenes.
Se acercó y los tomó.
—¡Huy!, tengo dinero… un momento —dijo rápidamente cuando tomó ese objeto en sus manos— Esto no es dinero… esto es mi tarjeta.
Vaya. Después de todo, Ikari, encontró su tarjeta y se dispuso a ir decididamente a abrir la puerta de acceso al Geofrente y salvar la vida de Naguisa. Aunque posiblemente, ese chico, ya esté muerto o simplemente agonizando.
—Tengo que apresurarme —musitó para sí—, o lo lamentaré por el resto de mi vida.
La puerta se abrió y, acto seguido, entró a las instalaciones para buscar los restos del chico que estaba persiguiendo. Miró hacia todas partes y optó por dirigirse hacia las jaulas de contención de los Eva's, un presentimiento, le indicaba que ahí era donde ese sujeto se encontraba.
—¿O tal vez no lamente?
Vagó tal cual vago lo haría y, sin importarle hacia donde se dirigía exactamente, encontró el ascensor que lo llevaría directo a su destino.
El trayecto duro, no más de, 10 minutos, pues las jaulas se encontraban muy retirado de donde se encontraba actualmente. Había disfrutado de la bella música que tenían en el ascensor. Lo único que no disfrutó del todo fue que el espacio era demasiado reducido y como sufría de claustrofobia, no lo podía evitar. Se sentía peor que cuando piloteaba a su Unidad en combate.
Pasaron los, antes mencionados, 10 minutos y, Shinji Ikari, bajó para dirigirse directamente a su destino final. Corría tan rápido como sus pies podían darle el impulso. Si llegaba tarde, lógicamente, sería tarde para ayudarlo.
Los laberínticos pasillos, eran… ¿ya dije laberínticos? Bueno, batalló para dar con el lugar, pero al fin, lo logró.
Abrió la puerta de acceso y se dispuso a entrar en su interior, miró a su Unidad, mas no a Naguisa.
—¡Rayos y changos peludos! —dijo—, ¿dónde demonios está?
En su cavilaciones, se dio cuenta que, posiblemente, ese chico, estaba en la otra jaula de contención. ¿Cómo lo sabía? Pues, si no está aquí, quieres decir que, está en donde la segunda Unidad, porque era la única que quedaba, la Unidad 00, en estos momentos, estaba destruida y, posiblemente, ya no sería reconstruida otra vez.
Corrió hacia la otra jaula, pero al llegar, notó que tampoco estaba ahí, ¿qué le habrá pasado a ese tipo?
—¡No puede ser! ¡Tal vez murió!
Una muerte se cargó en su consciencia, si tan solo le hubiera dicho que ese gato era real, tal vez ahora ese estuviera mejor.
Resignado salió de la jaula de contención de los Evas. Había fallado en su predicción; no estaba ahí. ¿Entonces, qué pasó con él?
Comenzó a gritar por los pasillos el nombre del Naguisa para encontrarlo más rápido aún, viró hacia la derecha y a lo lejos escucho algo. Fue decididamente a averiguar que era lo que estaba pasando.
»»»
Antes…
—¡Genial! ¡Llevo desde que inició el capítulo aquí adentro sin hacer nada!
Se gritaba a sí mismo el ojirojo que, al mismo tiempo, estaba tratando de salir de su prisión pequeña y metalizada.
Tuvo una excelente idea cuando pensó bien en que situación era en la que se encontraba, se levantó tan decidido que infló su pecho y se alzó victorioso. Corrió hacia la puerta para tratar de romperla, pero…
—¡Aaaahhhhh! —gritó—, mi rostro, mi bello rostro. Mi perfil griego se estropeó.
—Naguisa, ¿por qué te haces esto?
—¡Porque quiero salir…! ¡Salir…! ¡Salir…!
Un momento… ese sonido lo había escuchado antes, ese timbre de voz, bien lo conocía. En este mundo sólo había alguien con esa voz tan inconfundible que, asustó al chico e hizo que se le enchinara su piel desde sus pies hasta la nuca de su cabeza.
Volvió sigilosamente su cabeza para ver si estaba en lo correcto. Esperaba que fuera su imaginación, que todo hubiera sido parte de su mente que le estaban jugando una broma de mal gusto. Pero…
No era una broma, era de verdad. Ahí estaba la gatita mirándolo fijamente sin quitarle los ojos de encima.
—¿Qué pasa Naguisa?, ¿Por qué me miras así?
—¡Aléjate de mí, aléjate de mí!
Naguisa se acercó a la puerta y la empezó a rasguñar, como los gatos a la madera, la puerta del ascensor pero, no lograba su cometido, pues sus unas no eran potentes como las de Sachiel, con sus huesos, o Shamsel, con sus tentáculos.
—¡Ayuda! ¡Ayuda! —Naguisa daba unos gritos desgarradores que, incluso, asustaron al fantasmita de la pequeña gatita— ¡Sáquenme de aquí!
Cuán temor estaba tomando el joven que estaba aprisionado junto con el gato o gata que amenazaba de nuevo su integridad.
De súbito la puerta del ascensor se abrió dejando entrever a Shinji. Él lo estaba mirando y Kaworu, al verlo, se tranquilizó un poco.
Se levantó y corrió. Ikari también emprendió su carrera para alcanzarlo, tenía que detenerlo ya, pero lo que se dice ya, ya, no esa clase de ya que se dice a la ligera, sino uno más fuerte y con más responsabilidad.
El castaño, al haber descansado en posición fetal, estaba descansado y sentía que podía llegar junto al joven, cosa que hizo, ya que lo alcanzó y se colocó justo a su lado para charlar mejor acerca de su situación emocional.
—Para Nagusia, que no ves que ya estoy cansado.
—Lo sé, lo sé —dijo de improviso—, pero no podemos detenernos ahora, son muchos.
A Ikari le pareció raro, pero pensó, y si ya no eran un solo gato, ¿sino una pequeña manada de ellos? Así que no supo exactamente que decir pero dijo algo.
—¿Eh?
—Tengo una idea.
—¿Idea?
—Sí —dijo Naguisa felizmente, tan feliz que otra sonrisa se esbozó en su pálido rostro—, Tú, ve por la derecha y yo iré por la izquierda.
—Está bien.
Y, así, los dos chicos, se separaron, cada quien por su camino.
Shinji seguía corriendo, el pasillo que había tomado, lo llevaba a la sala de recreación de todo el personal de NERV, pues ahí hacían sus fiestas de Halloween, Navidad, Bodas, Barmitsva, Jánuca, Pentecostés y, a veces, orgías.
—Un momento… —exclamó Shinji, mientras se detenía para volver—, por qué estoy corriendo hacia acá, tenía que detenerlo.
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—¡Je, je, je! —dio una risa ahogada para decir que había engañado por fin a alguien—, Ikari es un tonto.
—No —se apresuró a decir la gatita—, más tonto eres tú.
¿Qué? La gata le estaba diciendo tonto. ¿Por qué? Con qué osadía se atrevía a decir semejantes cosas sin sentido, ya le había ganado y sólo era de llegar a la jaula del Eva.
—¡Aaaahh! ¡¿Qué haces aquí?!
—Eh venido para avisarte del futuro —dijo en tono místico.
—¿Qué? ¿El futuro?
—Sí, como lo oyes —seguía en el mismo tono—. He venido a avisarte que te has pasado de puerta y que te diriges al precipicio.
—¡¿Qué?! —Naguisa miró al suelo y vio que estaba, literalmente, flotando, pero no caía, sino que permanecía a flote—, ¡Puedo Volar! ¡Puedo Volar!
Y de la nada se escuchó una voz…
—¡Puede hablar! —eran ni más ni menos que los tres cochinitos.
—¡Síiiii! Ahora soy un ángel que habla y vuela.
—¡Oh, vaya! No sabía que volaras, Naguisa.
—Pues créelo que yo tampoco lo sabía —dijo mientras intentaba regresar hacia tierra firme—. Ahora nos dirigiremos hacia las jaulas.
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Shinji regresó hacia las jaulas y vio que Naguisa estaba sobre la plataforma. El ojirojo, por su parte, dio un paso al vacío y adenda, para después mantenerse a flote. El otro, al estar tras un vidrio, vio que estaba flotando y que éste hizo una señal: la batiseñal o tal vez era la Britney-señal, pero lo que pasó fue que, por la distancia, no se veía con claridad la señal que estaba haciendo en esos momentos.
—E… ¡está flotando! —exclamó sorprendido. Tan sorprendido estaba que, sus ojos, salieron de sus órbitas y daban vueltas y vueltas mientras, espuma blanca, salía de su boca a gran escala.
Las alarmas sonaron de golpe, ese sonido indicaba el ataque de un ángel, y no de cualquier ángel, sino del último emisario de la permisa. El castaño se levantó y vio de nuevo a través de la ventana. No podía creer lo que estaba viendo, el Eva… el Eva Unidad 02 se estaba moviendo por sí solo. ¿Qué le ocurría a la máquina, acaso algún fallo técnico?
La Unidad y Kaworu, descendía al mismo tiempo; su destino, el Dogma Terminal. Cómo sabía esto Ikari… pues verán, fue cuando visitó aquel lugar junto a Kaji y Misato. Ahí fue donde descubrió a "Adán", el falso Adán que, en realidad era Lilith.
Intentaba descender lo más rápido posible pero, aun así, le era muy difícil, por que bajaba a la velocidad de la polea a la cual estaba sujeto.
Mientras descendía, estaba asustado por lo pequeña que estaba su cabina hoy día, pero no le importó, ya estaba cerca del sujeto, al cual solía consideraba su amigo.
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Naguisa miró hacía arriba y lo vio. Ahí estaba Ikari intentado descender hacia donde estaba él. Pensó en que tal vez intentaría detenerle, cosa que le desilusionó algo.
—¿Me contarás tu plan ahora? —cuestionó la gata.
—¡Oh!, 'state, que ya mero te lo cuento todo —respondió el chico ojirrojo— sólo espera.
Habían roto la última capa de blindaje y, el Eva-02 y Naguisa, llegaron al, ahora sí, último nivel. El Eva-02 agitó el agua al caer sobre ella, y ahí se quedo parado.
Kaworu y el divino felino fueron directamente hacia las puertas del cielo. Y gracias a la telequinesis del ángel, lograron obtener acceso hacia adentro.
Las puertas automatizadas dejaron entrever al gigante blanco, mientras Nagusia y el felino estaban entrando.
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Shinji se soltó de la cuerda y cayó sobre el agua y, al igual que su contraparte roja, alborotó el agua y miró hacia en todas direcciones. Unos metros delante de él, estaba la Unidad roja esperándolo para un combate que duraría mucho tiempo.
Por un lado, estaba la Unidad Evangelion-02, que tenía la capacidad de durar una gran cantidad de tiempo debido a que, con los poderes del ángel, tenía una reserva ilimitada o casi ilimitada.
En la otra esquina, estaba la Unidad Evangelion-01, que tenía un núcleo S2 en su interior, el cual le ayudaba a tener una gran reserva ilimitada de energía.
Y así… la batalla dio inicio.
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—…y así es como se crean los bebes.
—Oye, Naguisa, no me ibas a contar cual era tu plan —dijo la felina, entre enojada, desesperada y asustada. Era mucha información para ella.
—Eh… tienes razón —mencionó al pensarlo mejor— Bien… empezaremos con…
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La batalla evangelionesa estaba tan reñida que era muy difícil sacar aun ganador. Los continuos ataques de ambos bio-robots eran demasiado precisos. Ikari estaba tan cansado, pues el otro no dejaba de atacar una y otra vez.
El púrpura, fue arrojado hacia el suelo.
—¡No, no, no! —se repetía Shinji una y otra vez— ¡Bersek, no, Bersek, no!
El castaño odiaba mucho estar en esa modalidad, pues su estomago no lo resistía y era por eso que, varías veces, estuvo a punto de vomitar, pero se contenía.
Por suerte, cuando vomitaba, no se distinguía entre el LCL de la cabina. Eso era bueno, aunque lo malo radicaba en que si el LCL no era reemplazado, tiempo después lo respiraría o lo comería. Pero su locura pudo más. El Bersek, llegó. Ya nada lo pararía tan fácil.
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—…y así es como pienso terminar con todo —sentenció el albino.
—Órale, eso suena genial.
—En serio lo crees —dijo el joven, un tanto feliz—. Pero que digo… ¿no te molesta?
—¡Qué va!, pues la verdad es que…
Nuestra felina amiga no pudo terminar de decir lo que estaba diciendo debido a que, un de los muros, se estrelló. Después de eso, el Eva purpúreo se dejó ver. Caminó unos cuantos pasos hacia adelante.
—¡Detente, Naguisa! —Shinji rompió el perene silencio— Aléjate de Adán.
Para esos momentos, Rey 3, ya estaba cerca y había debilitado demasiado el campo AT del ángel.
—Pero que dices Ikari, no me trates de engañar… este no es Adán. Es Lilith.
Sin pensar más, Ikari, tomó "entre sus manos", a Naguisa, y lo acercó así.
—Gracias, Ikari. Gracias por detener a la unidad-02… ya me estaba hartando.
—¿Por que, Kaworu?
—Porque mi destino era vivir eternamente, aún a costa de que todos los humanos murieran —el ojirrojo le miró como si lo estuviese de frente—. Pero puedo elegir morir. Y esta tiene un valor de nacimiento para mí… pues… reencarnaré en una tierna mariposa. Sólo así… matando mi individualidad, seré libre.
—Kaworu… no te entiendo… no… ¡No! ¡Los vagos, no! —gritaba Ikari— ¡Ah! Mi cabeza… me duele —Shinji se agarró la entrepierna— ¡Mi cabeza!
—¡Por favor mátame, así no veré más a ese gato!
—Gata… —corrigió la felina.
—Digo… gata —rectificó Kaworu—. Si no lo haces… todos ustedes morirán.
Y después de eso… pasaron los, no sé cuantos segundos o minutos fueron. La primera vez que lo vi dije… "Esta cosa ya se trabó", pero no fue así. En que estaba, así.
15 segundos después…
—"Este idiota, ¡¿Cuándo me matara?!" —pensó Kaworu.
28 segundos después…
—"Doce elefantes se balanceaban sobre la tela de una araña…"
39 segundos después…
—"Oye gatita, ¿cómo te llamabas en vida?"
—"Bulto de nueve, ¿Por que preguntas?"
—"¿Por nada?"
55 segundos después…
—"Pajaritos a volar, cuando acaban de nacer su colita han de mover…"
1:03 después…
La cabeza del ojirrojo, literalmente, rodó por el suelo.
Por fin, todo había terminado. El final de la guerra había llegado y todos, los que quedaban en NERV, comenzaron a festejar la victoria que acababan de obtener. De los altavoces de todo el Geofrente, comenzó a escucharse música, sí, música escuchada en America.
Shinji, bajo de su unidad y se paró junto a Misato.
—Bien hecho Shinji —dijo la Mayor mientras le daba algo—, toma.
—Pero si soy menor de edad…
—Tú sólo fuma… es fresca —y así, Shinji Ikari se volvió drogadicto.
Tiempo después. Shinji estaba esperando a sus amigas y a la Mayor Katsuragi para ir a festejar.
—¡Oh, mira! Ahí viene Rei-3, Misato y Asuka-2 (N/A: la verdadera Asuka murió así que la clonaron).
»»»
Pero aun falta un final…
—¡Por fin, por fin soy libre! ¡Estúpida gata!
Su felicidad de nuevo era grande. Jamás en la vida pensó en que llegaría a ser feliz por lo que le estaba ocurriendo. Pero por fin lo logró.
Sus momos de felicidad regresaron a apoderarse de su pálido rostro.
—¡Je, je! Me libré de ti.
Naguisa estaba flotando hacia el cielo con una túnica y un arpa en la mano, y no nos podemos olvidar de la aureola que estaba situada en su cabeza. Tambien estaba envuelto en una, incandescente, luz blanca que provenía del mismísimo cielo.
—Soy tan feliz.
—Feliz, ¿Por qué, Naguisa? —inquirió la gatita.
—¡¿Tú que haces aquí?!
—¿Qué no lo sabías…? Como fui buena iré al cielo. ¡No es fantástico!
—¡Kyaaaaaaaaaaaaa!
¿El Fin?