Collages

Eran amigos desde pequeños. Su hermano, Ichigo, trabajaba medio tiempo en la tienda de Urahara que estaba frente a la propiedad de los Ukitake, una familia adinerada.

Ishigo, a lo poco de empezar a trabajar para el excentrico Urajara conocio a Rukia Kuchiki, la hermana menor del líder de los Kuchiki, Byakuya, quien permitía que su hermana se quedara en la mansión Ukitake.

Se conocieron un día de invierno, cuando cayó la primera nevada de esa estación. Karin, la hermana menor de Ichigo, estaba junto con él, su melliza y los sobrinos de Tessai, mano derecha del tendedero.

Ese día, como la mayoría de los otros, Rukia se había medio escapado de la mansión para ir a visitar al Fresa.

Mientras ella e Ichigo se perdían alegando una guerra de bolas de nieve entre grandes. Yuzu y Ururu hacían un Chappi de nieve y Jinta y Karin trataban de jugar al soccer en donde menos nieve hubiera.

La niña de cabellos negros, cubierta por un gorro con orejeras, estaba por hacer el cuarto gol en la portería improvisada de Jinta, pero el chico no se lo estaba dejando facil, y en medio de la lucha por el balón, este salio disparado hacia fuera de los terrenos de la tenida.

-Yo voy- dijo la morena saliendo detrás del balón, sin darle tempo a Jinta a contestar.

Camino un poco buscando algo blanco y negro con los ojos, había comenzado a nevar muy despacio de nuevo. Luego de un rato, logro ver su queridísimo balón en las ramas de un árbol.

Como ella no era la clase de chica que se hacia un drama por tener que trepar un árbol, sin prensarlo empezó a escalar el tronco. Logro llegar a la altura de la rama sin mucho esfuerzo, pero la pelota estaba mas allá de lo que sus brazos podían alcanzar.

Se deslizo por la rama prendiéndose con sus piernas pero aun no llegaba, –un poco mas – se dijo estirándose todo lo que podía y avanzando un poco mas. El problema era que la rama se volvía mas fina y delicada a cada centímetro.

Un poco, solo un poco mas – Y alargando de nuevo su mano pudo capturar su tesoro

-BIEN –dijo con una media sonrisa que se esfumo cuando se escucho un CRASHK y cayo con pelota y rama.

Agradeció de que hubiera nevado, porque esa caída de unos tres metros o sino hubiera estado realmente fea.

Cuando se decidió por levantarse se dio cuanta de que no había salido tan ilesa como lo supuso, el hombro y la pierna derecha realmente le dolían. Se recostó contra un muro a su espalda, quería ver el moretón pero tenia demasiada ropa encima como para saber su verdadero estado. Luego de un rato juntando fuerzas para volver saltando en un píe a lo de Urahara se percato de que estaba dentro de una propiedad. –…donde?– pensó buscado por donde salir.

Frunció el seño cuando pensó en trepar el muro y salir de ahí, pero eso con su adolorido hombro era imposible, no le quedaba más que buscar una salida y rogar que nadie la regañe.

Se decidió por vagar hasta encontrar una salida y que sea lo que dios quiera, pero al pasar unos segundos de andar, escucho unos pasos detrás de ella y vio una mansión típica japonesa a unos cincuenta metros, se volteo para ver a quien tenia atrás y explicarle que no era un ladrón o delincuente, o lo que pensara.

Pero antes de poder captar lo que estuviera detrás de ella, algo la empujo hasta llevarla de bruces al suelo. Vio que lo que estaba sobre su espalda era un siberiano completamente blanco de ojos como el cielo.

Se estaba hartando de tener al perrito jugando con el pompon de su gorro, trato de incorporarse pero el hombro le dolía, no podía hacer la fuerza necesaria como para levantarse con el perro sobre ella.

-¿Hyorinmaru, que haces?- escucho decir no muy lejos, y como por arte de magia el peso del perrito desapareció.

-Gracias –contesto mientras se levantaba y miraba por primera vez al chico.

-¿Quién eres? – devolvió el chico en vez de un "de nada" – maleducado – pensó Karin frunciendo el seño ya totalmente parada.

-Kurosaki Karin, ¿tu?- cruzo sus brazos en le pecho ignorando su hombro dolido.

-Higsuyaga Toushiro, ¿Qué haces aquí? – su tono era algo reprochante y ambos empezaron una guerra de miradas amenazantes, una completamente gélida y clara, y la otra tan oscura como estremecedora.

-Lo siente- dijo Karin solo por educación- no era mi intención entrar, solo vine por mi balón que cayo aquí.

-Ya veo – contesto empezando a girar y darle la espalda- se la hubieras pedido a alguna mucama –volteo su cabeza para asegurarse que la morena lo siguiera- por aquí es la salida.

Karin tomo su balón que estaba siendo estudiado por el hocico de Hyorinmaru –que nombre para un perro… – y trato de seguir al chico de cabellos níveos sin mostrar esfuerzo en apoyar la pierna derecha, pero a los pocos pasos no aguanto mas deteniéndose y descomponiendo el rostro por el dolor.

-¿Qué ocurre?- pregunto el peliblanco molesto porque se haya detenido.

-…Nada- contesto mostrando una sonrisa turbia y sacudiendo la mano para quitarle importancia al asunto.

Toushiro, la analizo, luego miro mas haya de ella, de donde había estado caminando y vio los restos de la rama caída y entendió porque la chica no había pedido la ayuda de una mucama.

-Estas lastimada…- pero Karin le interrumpió.

-no, para na…

-Te caíste del árbol de allá- lo de antes no había sido una pregunta. Karin solo lo miro sorprendida de que lo supiera.- ven, vamos a dentro.- dijo ofreciendo su espalda.

-No hace falta, estoy bien, son raspones- alego Karin, pero el chico la sujeto de las piernas y la cargo caballito en su espalda.

-Insisto –dijo con voz autoritaria.

-Dije que estoy bien – se quejo la pelinegra molesta, alejándose un poco de la espalda del chico.

-Y yo que insisto- le devolvió el peliblanco.

Y así se la pasaron discutiendo mientras llegaron a la gran vivienda.

Pero eso había pasado hace tiempo, cinco años con mayo exactitud.

Ahora, como todos lo sábados, Karin visitaba a Toushiro y Hyorinmaru. Quien aun vivía con su tío, Juchirou Ukitake.

-Toushiro, contéstame algo- dijo la morena que estaba sentada en la cama del nombrado con Hyorinmaru entre las piernas.

-¿Qué? – Toushiro no la miro, él estaba en su escritorio enfrascado terminando unas cuentas.

-¿Por que me ayudaste ese día?

-hum…?-algo sorprendido se volteo en la silla giratoria para verla- ¿Qué pregunta es esa?,¿que mas quieras que hiciera?, sacarte y dejar que te arrastraras.

-Bueno, puede ser. No creo te sintieras culpable y no pudieras dormir por algo como eso, conociéndote- dijo la chica entre risas.- de cualquier forma, gracias.

-Ya lo habías agradecido- dijo con voz monótona y mirada fija en la chica, como era lo usual.

-No fui cien por ciento sincera, estaba molesta.

-¿Quien no lo esta luego de haber caído de un árbol?- pregunto retóricamente. Mientras volvía a girar la silla y centrarse en las cuentas.

-Já, tienes razón. De cualquier forma- la voz de Karin se escucho mas cerca que antes- Gracias- y sorprendiéndolo hasta lo impensable e imaginables, lo abrazo. El chico de volvió de piedra.

Un par de segundos después, se paro como si tuviera resortes nuevos deshaciendo el abrazo al ser más alto que la menuda chica.

-¿Por qué diablos hiciste eso?- se volteo molesto para miara a la chica que tenia un expresión norma, solo con un pequeño tiente de desconcierto.

-Me dieron ganas – se escuso, algo sorprendida de su propia respuesta y la actitud del chico – ¿es para tanto? si también suelo abrazar a Ihi-ni o Yuzu .

-¡No vuelvas a hacer eso!– la morena solo ladeo un poco la cabeza, como un cachorro confundido, e ignorando la amenaza del mayor, pregunto:

-¿Por qué estas tan rojo?- al pobre chico se multiplicaron los colores en la cara y solo giro el rostro para no verla y evadir la pregunta.-¿Tanto te molesta?- le pregunto divertida la morena.

-Que importa…- dijo casi sin separar lo labios – simplemente no vuelvas hacer algo como eso- ahora hablo para que lo escuche usando su tono mas autoritario.

-¿Por qué? Si siempre…- dijo la morena poniendo su mano sobre la colorada mejilla del peliblanco.

-¿Por qué eres tan inocente?- dijo él, casi lamentándose y alzando la voz algo más de lo normal. La tomo de los hombros y la alejo de sí mirando el piso.

-…Toushiro- el levanto la mirada, y en lo que el creía seria un descuido la miro sin su mirada de hielo, con un rostro completamente vulnerable. Como contadas veces lo había visto Karin, y pocos se lo imaginaban.-¿Por qué siempre sufres solo y haces a un lado a los demás?,¿Por qué no quieres ayuda?...¿por que no te desahogas con migo, idiota?- la chica estaba confundida hasta los huesos pero esto ya la estaba empezando a molestar.

Todo por un estupido abrazo – pensaron ambos por casualidad al mismo tiempo.

-¡Por que no entenderías!- le espeto Toushiro molesto.

-¡Pruébame!- sus manos estaban crispadas en puños a sus lados. Realmente le molestaba de que siempre quiera cargar con todo, que se crea tan autosuficiente.

Y antes de pensarlo, le respondió un:

-ME GUSTAS - no se lo dijo como se lo hubiera propuesto de haberlo pensado alguna vez, era que esta situación simplemente era algo que había decido que jamás pasaría.

Se podría decir que se saco un peso de encima, y se sintió liviano un segundo. Porque la no respuesta de Karin lo remplazo. La chica se quedo helada, pasaron unos segundo en los que ni siquiera pestaño.

-¿Enserio?- fue lo que al fin dijo con voz suave y mirada perdida.

-Dios, eres imposible- contesto Toushiro desplomándose en la silla a su espalda con los brazos muertos a los costados y los ojos cerrados.

-Oye, Toushiro.- el aludido abrió los ojos y la miro desde abajo-¿en que sentido te gusto?

-En que sentido va a ser, Karin. Ya sabes que me gustas como amiga y eso.-dijo fijándose en Hyorinmaru que los miraba desde la cama de Toushiro, pensado en lo despistada que podía ser su amiga. De seguro era algo de familia, su hermano era igual.

Frente a él, Karin se volvió un tomate maduro y le empezaron a sudar las manos.

-Simplemente olvídalo y déjame solo, quiero pensar y estorbas- le dijo con su usual tacto. Luego le diría quien sabe que para arreglar las cosas.

¿Qué fue una broma? Neh, es despistada no estupida –pensaba mientras la chica se revolvía un momento en el lugar, para luego dirigirse a la puerta seguida del siberiano.

El sonido de la puerta cerrándose fue mas duro de lo que se hubiera imaginado Toushiro, que ni siquiera se atrevió a mirar.

Se balanceo para adelante casi escondiendo el rostro entre la rodillas y las manos entre sus cabellos. –Que alguien me mate –pensó al no encontrarle una solución, una expiación/excusa que arreglara las cosas.

Cortando cualquier pensamiento del chico, sonó el familiar tono de su teléfono móvil.

Usando todo el valor que le quedaba, abrió el teléfono sabiendo la procedencia del mensaje, para leer:

"también me gustas, o algo así. Perdón por no responder, sabes que soy lenta…seguro me quieres matar o te quieres matar LOL"

Cerró el teléfono con una solo mano y se recostó en el respaldo de la silla con una casi imperceptible sonrisa.

-Idiota…-susurro- que sustos me das, lenta- y volviendo se a sentar rígido en un visto y no visto agrego- ¿y…que hago cuando la vea de nuevo?- rascándose la barbilla algo ausente. Y se volvió un tenue sonrojo a la primera idea de saludo que se le cruzo.

Fin (por ahora)

Bueno, un one shot que talvez tenga continuación ^^.

Espero que los personajes no me hayan quedado muy OCC, hice todo lo posible por respetar lo mejor que pude sus personalidades.

Mil gracias por leerme y para remarcar mas lo obvio

LOS PERSONAJES NO ME PRETENCEN, SON DE LA OBRA DE TITE KUDO, BLEACH.