ATENCIÓN: Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer, no a mí por desgracia, la trama es toda mía así que nadie NADIE se atreva a robarla o les enviare a los Volturis y más… pero eso se los dejo a su imaginación... Gracias!


Por horror a la imbecilidad se hacen cosas imbéciles.

Pequeño error.

— ¿Qué ha ocurrido Alice?— pregunté tratando de conservar la calma aunque todas las partes de mi cuerpo me decían que si ella estaba de los nervios yo debía estar muy asustada.

—Ha habido un error. Esme te solicita en el "escondite" ahora mismo, Isabella. De hecho ya vas tarde.

Resoplé. Aún en el mismo caos total Alice seguiría siendo Alice.

—Llego en unos minutos. ¿Qué tan mal está el asunto?

La única respuesta que obtuve fue un suspiro y el sonido de la llamada cortada.

Me cambié mis pantalones de licra a unos de algodón y agarré la primera blusa del ropero.

Me subí a la azotea y, al igual que muchas otras veces, me fui saltando de techo en techo. Ya había anochecido hacía horas así que estaba a buen recaudo en las sombras. Corrí, salté y doblé la esquina tantas veces como recordaba para llegar al "escondite", solo había recorrido este camino una sola vez dos meses antes, cuando recién habíamos llegado y lo más seguro es que después de esta noche Esme cambiara de "escondite", era solo una medida de seguridad en caso de que vampiros machos nos siguieran.

Llegué al hotel que estaba al lado del casino —lugar que ni yo, ni ninguna vampira de nuestro bando visitaría si tuviera cerebro, no traer enemigos a Esme es la regla principal— y subí a la habitación 420. Solo toqué una vez, y, muy suavemente murmuré un "ábranme señoritas" que incluso a un vampiro se le dificultaría oír.

Pronto estuve en la amplia habitación, donde se encontraban —contándome— siete vampiros. Reconocí la figura de Esme en cuanto mis ojos escanearon la sala, ahí también estaba Alice, Zafrina, Senna, Kate y —nunca podía faltar— Eleazar.

Me sorprendió de sobremanera ver a Senna por estos lares. Normalmente se quedaba en áreas más cálidas. Lo que me llevó a preguntarme el dónde estaba Kachiri, ellas eran unidas por haber pertenecido a su propio clan antes de unírsenos en la lucha. Y, además, raramente se separaba de Senna. Me inquieté.

—Senna, ¿está bien Kachiri?

Ella me dirigió una mirada tranquila y sin acongojo a lo que me tranquilicé, ella sabía explicarse sin necesidad de muchas palabras.

Al hablar yo, Esme caminó hacia mí. Sus ojos, aunque fríos, mostraban impaciencia.

—Llegas tarde, Isabella—hizo una pausa y dio la vuelta, caminando hacia los sillones—. Sentémonos todos —todos le obedecieron de inmediato.

—Sí, hola a ti también Esme. Hace meses que no nos veíamos ¿Qué tal estuvo tu misión?— repliqué en voz muy baja, ella detuvo sus pasos y se volvió hacia mí, pronto estuvo a unos centímetros de mi cara, ipso facto dejé de respirar.

—Espera.

Fue todo lo que dijo y en el segundo siguiente se encontraba sentada al lado de Eleazar en el sillón de dos personas. Me encaminé al único lugar que sobraba una silla acolchonada y clavé mi mirada en la alfombra.

—Es notable que ellos van perdiendo la guerra, la cuestión es cuándo y cuántos de nosotros seremos sacrificados hasta ése fin. La misión de ayer, no debió de suceder— levanté los ojos y noté que Esme me miraba— fue un error que cometimos el dejarla cumplir. Para las que no sepan trataba de detener unos vampiros en la destrucción de bolsas de sangre del hospital del norte. Al parecer los únicos enterados de esta misión por parte de ellos eran el líder mayor, el segundo al mando y los encargados, no se filtró información a otros del grupo de ellos, según mi informante se tenía sospechas de un espía entre ellos y al ver que los encargados fueron eliminados y solo restaba a Carlisle y su mano derecha—suspiró y desvió la mirada—. Él escapó a tiempo pero hemos quedado a ciegas de los movimientos más importantes que Alice no puede ver en el futuro. Además le he garantizado nuestra protección él hizo mucho por nosotros así que debemos agradecer.

"Isabella, aquí entras tú. Vas a ser la agente para esta misión, deberás cuidarlo y estar al tanto de él hasta que la guerra acabe. Benjamín será tu apoyo cuando lo necesites y si requieres ayuda serás auxiliada por todos los que ves aquí añadiendo a Kachiri que ahora mismo hace una misión de reconocimiento de terrenos para llevar a este vampiro. Isabella, quiero a este hombre con vida cuando Carlisle muera, ¿me estás oyendo?

Asentí.

—Supongo que eso es todo. Pueden irse— me miró intensamente, dándome a entender que la libertad no era para mí.

Todos se fueron a excepción de Alice, Esme y —cómo no— Eleazar.

—Deberás encontrarlo en la calle Linnwood, enfrente de la heladería. Será el lunes al mediodía

— ¿Cómo puedo confiar en él? ha probado ser un traidor—pregunté mordazmente.

—El solo hecho de que estés viva es prueba suficiente, él ha estado ayudándonos desde hace un siglo, se merece más que un "gracias, nos vemos luego" cuando él necesita ayuda.

—De acuerdo pero ¿Cómo es que apenas sé de él después de un siglo de ayuda para con nosotras?

—Solo sabes lo que debes saber. Si tienes algo de cerebro deberías haber pensado algo así de un informante en aquel bando para nosotras. Información tan precisa. Ni siquiera Alice puede hacer eso.

La aludida frunció el ceño por su signo de debilidad que Esme estaba señalando. Alice estaba orgullosa de su don de poder ver el futuro. Así como yo lo estaba igual de mi don de bloquear otros dones mentales.

— ¿A dónde me tengo que desplazar y en cuánto tiempo?

— Dentro de unas semanas creo yo, de acuerdo a como se desarrollen las cosas, sería en Forks, no muy lejos. ¿Sabes dónde se encuentra?

Asentí.

—Si eso es todo, me retiro.

Ya no soportaba la presencia de Eleazar en el mismo cuarto que yo. En cuanto Esme asintió salí a la calle.

—Que você está fazendo aquí?*— le dirigí a Senna.

—Sabes bien que puedo hablar bien tu idioma ¿cierto?—me respondió con su característico acento.

—Pero si eres la única con la que hablo portugués, eres la menos agresiva al darme la contestación—dije con una media sonrisa, encogiéndome de hombros.

—Nos vemos luego, Isabella—respondió con una sonrisa.

Y todos se retiraron, hice lo propio y los imité.

Al llegar a casa no tenía nada que hacer mas que pensar y dónde mejor hacerlo que en la cama.

Esme había agarrado confianza conmigo hacía tanto tiempo. Con el paso de los años aprendí a conocerla: sus acciones, sus miradas, su forma de relacionarse. Era una de sus hijas favoritas. Antes éramos tres: Alice, Irina y yo, pero Irina había muerto cerca de cuarenta años en una redada de los Volturis, ahí fue cuando conoció a Eleazar.

Eleazar se transformó en su puerto seguro y a partir de ese momento dejamos de importarle tanto. Él la manejaba como títere y lo peor es que ella lo sabía. Era una mujer sumamente inteligente pero de pronto le dejó de importar. No lo amaba, ni lo amaría nunca. Eleazar no era de los hombres a los que se ama. Mi opinión es que le gustaba el sexo con él, pero nunca he podido estar segura.

La pérdida de Irina marcó una etapa donde no teníamos solo un enemigo sino dos, ambos poderosos. Antes de ese momento los Voluris nos trataban como un enfado pero no como problemas mientras que no llamáramos la atención de los humanos, de un momento a otro se voltearon en nuestra contra con alegatos falsos. Pero eso era agua pasada, el punto era que Esme había perdido una hija y al buscar el consuelo había perdido a las demás. Esme había cambiado, alejándose de nosotras. Alice era una maniática despreciable perra pero aún así yo la apreciaba, a mi manera claro. La relación de ella y Esme era más fuerte que la nuestra ya que yo me oponía al imbécil de Eleazar mientras que a Alice le importaba un cacahuate. No la podía culpar, estar cerca de Esme era como estar cerca de una madre a la que le importas aunque no lo parezca, una madre a la que siempre quieres impresionar, lo que te lleva a ser mejor en todos los aspectos.

Desde mi conversión se me mostró muy paciente, enseñándome el autocontrol de la sed, el método para tomar sangre de un corte —cosa que era un poco más complicada antes sin muchos somníferos y antisépticos alrededor— y formas de pelea para conservar la vida.

De pronto mis pensamientos se remontaron a aquellos primeros días. Me controlaba lo mejor que podía pero para enseñarme a dominar la sed Esme derramaba sangre humana ya contenida, y, aunque hacia lo mejor que podía al principio era un verdadero suplicio, donde acababa lamiendo la sangre de la tierra, y empezábamos de nuevo.

Qué tal si no hubiera tomado esta vida. No sabría cosas que ahora sé, como medicina, la electricidad y muchas más pero… un hijo. El hijo de Edward, no estaría tan sola. Ni Esme llegó a comprender el dolor que todavía llevaba conmigo. El recuerdo de Edward lo había perdido para siempre al dar ese .

Me levanté rápidamente de donde estaba recostada y busqué un libro que releer. Por eso exactamente odiaba no tener nada que hacer, pensar en la gente, relaciones y pasado me ponía mal.

Me valí de "Romeo y Julieta" para apartar mis oscuros pensamientos.

Cuando se dio la hora me di una ducha y me puse unos pantalones de mezclilla y una blusa polo azul, me calcé unos tenis y partí hacia la librería.

Cuando se acercaba el mediodía presenté mi dimisión al dueño y me despedí de Ángela. Entonces tomé un taxi hacia la calle Linnwood y empecé a recorrerla buscando una heladería.

Entonces fue cuando vi su espalda, podría reconocer a uno de los nuestros en cuanto lo veía y este no era la excepción. Empecé a acercarme a él. Fue cuando vi su pelo, un cobrizo. Cobrizo como solo lo veía en mis sueños no soñados. Comencé a correr controlándome para parecer humana. Al llegar a su lado tomé su hombro. Se dio la vuelta y en realidad lo vi.


*¿Qué haces aquí?

No crean que sé portugués, todo es gracias a las traducciones de internet :p

Chicas, no estaba muerta, quien sabe donde estaba pero volví. Critiquenlo! Muerdando! Acaben conmigo!

¿Mucho drama? Dejen reviews!

Dianight