DIGIMON TAMERS: LA NUEVA AVENTURA

Lunes 25 de enero de 2010

Por: Escritor Fantasma

Estoy nuevamente frente a mi computadora, redactando lo que será mí segundo homenaje a Digimon Tamers, una de mis series anime favorita. De haberse ahondado en el concepto original de Chiaki J. Konaka –a quien pertenece intelectual y exclusivamente- habría marcado la diferencia en la saga.

Ahora quiero arriesgarme y realizar un trabajo completamente diferente, sin dejar de lado la cotidianidad y los aspectos humanos que, sin duda alguna, dan su profundidad y realismo a toda historia. De alguna manera "es" la continuación de mi anterior escrito, pero no es necesario leerlo para entenderlo.

Este relato no es apto para todas las edades ni para todas las personas, pero dejo aquello a riesgo de ustedes. El motivo es más por el contenido que por mi argumento.

Sin más por el momento, les invito a seguir mi historia. Todas las críticas constructivas y comentarios serán bien recibidos.

Capítulo 1.

El tiempo transcurrió y muchos sucesos ocurrieron como consecuencia necesaria del proceso llamado vida. Se cerraron etapas y se dio la bienvenida a nuevas épocas, dejando atrás el pasado y llevando solamente lo mejor de este para enfrentar el presente. Varias ventajas tuvieron a su favor, una de tantas, el madurar por vivir momentos únicos que siempre permanecerían con ellos.

Fue inevitable decirle adiós a la infancia, a la escuela primaria, los compañeros, los juegos… como igualmente fue decir adiós a aquellos amigos únicos e inigualables que el destino permitió que se conocieran y vivieran juntos una de las más emocionantes aventuras.

Aquello fue el principio de un nuevo tiempo donde también habría aventuras, no precisamente viajar a mundos paralelos o situaciones parecidas, pero sí experimentar la adolescencia y la juventud, con sus mayores responsabilidades y obligaciones, y posibilidades de merecer derechos y alcanzar un nivel más alto de autonomía junto con una necesidad de mayor intimidad y libertad. También, ¿por qué no? Despreocuparse, relajarse, divertirse, equivocarse y valerse por sí mismos… permitirse más curiosidad y atrevimiento. Después de todo, sólo se es joven una vez.

A la par de las transformaciones emocionales, sus cuerpos experimentaron también la evolución. Rika y Juri fueron más precoces al respecto de los chicos. La naturaleza las esculpió lenta y cuidadosamente, moldeando las curvas, suavizando y perfilando sus rostros, dando un grosor sutil a sus voces, en fin, revelando su oculta hermosura.

Ryo, Henry y Hirokazu competían en músculos y estatura, todo gracias al ejercicio constante. Kenta y Takato eran casos aparte. El primero de estatura mediana y cuerpo robusto, y el más joven siempre delgado y alto, no tanto como sus cuatro amigos. Al principio sus voces parecían salidas de una cueva, ya después se definieron y engrosaron. Todos estaban alcanzando su varonil atractivo.

Ninguna de estas transformaciones pasó desapercibida a aquellos jóvenes bachilleres.

En una ocasión, terminando las clases, se reunieron en el ya familiar parque de donde hacía años partieron a una increíble odisea. A la sombra de los juegos, los chicos hacían de las suyas y hablaban sobre los atributos de las chicas de sus respectivos salones. Hirokazu tenía más emoción al hablar:

-Si así fueras de aplicado al estudiar –ironizó Henry- estarías en los primeros lugares.

-¡Estudiar me aburre! ¡Pero si se trata de chicas! -su rostro era la imagen perfecta de la malicia- ¡Me apunto a clases especiales, jajaja!

-Hirokazu, ya no te juntes mucho con Ryo o terminará por contagiarte su perversión –el chico de los ojos grises puntualizó aún más irónico-

-¡Oye! ¡Perversión ni que nada! ¡En tal caso también lo eres, bien que te gusta escuchar mis historias!

Henry poco caso hizo de la cierta afirmación de Ryo, mientras que Hirokazu y Kenta provocaban a uno y a otro. Takato escuchaba y reía divertido, pero su atención la tenía su cuaderno de dibujo, trazando con lápiz y difuminando con la goma. Tan concentrado estaba que no vio venir a Hirokazu:

-¡Takato! –el travieso chico logró asustar al menor del grupo. Todos estallaron en sonoras risas ante la exagerada reacción de su amigo-

-¿Qué pretendes, Hirokazu? ¿Matarme de un susto? –Reclamó inhalando con fuerza-

-Tranquilízate, Takato –Kenta palmeó con un poco de fuerza la espalda de su todavía asustado amigo- Te lo mereces por no prestar atención. Además, ¿qué tanto estás haciendo?

-Yo… ehhh, nada, enserio, nada –la torpeza al contestar, su sonrojo y su risa tonta lo puso en evidencia-

-¿Cómo que nada? Trae acá eso –el mayor del grupo le arrebató el cuaderno. Las protestas de su dueño fueron en vano y sus intentos por recuperarlo inútiles, porque los otros tres chiflados le sujetaron con fuerza-

Ryo observó con detenimiento, ignorando los reclamos infantiles de Takato.

-¡Ryo, devuélveme el cuaderno! ¡No hay nada que ver!

-¿Enserio?-preguntó con travesura- ¿Y esto qué es? –Su sonrisa atrevida terminó por provocar aún más la curiosidad-

-¡Ya, Ryo! ¡Enséñanos!

La insistencia de Hirokazu logró su objetivo. A todos les mostró el dibujo. Henry miró el diseño con mucha atención, Hirokazu alzó el pulgar y Kenta nuevamente palmeó la espalda del cada vez más avergonzado Takato.

-¡Te lo tenías bien guardado, Takato! –Ryo sujetó al menor por el cuello con su fuerte brazo-

-Eso sí es tener talento, Takato –aseguró el intelectual Kenta-

-¡Ya basta, por favor! ¡Ya devuélveme el cuaderno, Ryo! –Lo arrebató y se alejó con considerable molestia-

-No te enojes, Takato. No es para tanto, y no tienes de qué avergonzarte –Henry logró calmar a su mejor amigo-

-Sí, Takato, sólo fue una broma, ya sabes, nada en serio –agregó Ryo a modo de disculpa-

-Está bien, pero no lo vuelvas a hacer –ya estaba por guardar el cuaderno en su mochila-

-¡Espera, Takato! –anticipó Hirokazu- Estoy seguro que hay más de un dibujo y queremos verlos –aquello sonó más a amenaza que a petición-

-Pero yo, ehh, no sé, es que…

-No tienes de qué preocuparte, Takato. No le diremos nada a Juri –aseguró Kenta con un dejo de malicia-

-De acuerdo, ya dijeron.

Los chicos se sentaron en círculo bajo el cubículo donde en numerosas ocasiones jugaron a las digicartas. Olvidando su molestia inicial, el otrora líder de los Tamers les entregó libremente su libreta.

Este era una de las principales habilidades y hobbies de Takato. Alentado por sus padres y su profesor de arte, consideró la opción de estudiar alguna carrera relacionada con el Diseño o las Bellas Artes.

Los chicos miraron el primer dibujo, el que provocó todo. Era un retrato de Juri. El diseño era muy sencillo, sin idealización ni recargados adornos. Su pose, muy natural, sentada, apoyada en sus manos y con sus piernas juntas y ligeramente flexionadas. El rostro, a simple vista, fue la zona más cuidadosamente dibujada, destacando sus expresivos ojos.

-¿Por esta razón no prestaste atención?-indagó Henry-

-Sí, jeje –admitió con divertida pena- Quise esperar a llegar a casa, pero no me resistí.

-Mientras no sea en clase de álgebra o te pasará como en primaria, ¿recuerdas? –Preguntó el travieso del grupo-

Todos sabían la divertida anécdota, pero de no haberlo hecho, todo habría sido muy diferente.

Continuaron viendo los trabajos de su amigo. Uno en particular fue de la atención de Ryo.

-¿Qué te traes, Takato? Dibujando a mi chica –fingió reclamar-

-¡Ehh! ¡No fue mi intención!

-El Tamer legendario se rió de la reaación- ¡No te exaltes! Sólo bromeaba. Para dibujarla con su clásica pose de niña enojada te quedó muy bien, y no omitiste sus curvas ni nada, machín, jeje. Pero por tu seguridad, me lo quedo –sin esperar permiso, el Tamer legendario desprendió la hoja del cuaderno-

-¿Qué quieres decir?

-Sólo imagínate qué te hará Rika si descubre esto, es capaz de trapear el piso contigo –el aludido tembló y todos le secundaron. Rika era digna de temerse-

Continuaron viendo las ilustraciones de su amigo, más de la mitad de estas, bosquejos de ella desde distintos ángulos, varios en una sola hoja, mostrando muchas de sus expresiones y emociones. Otros, igual de significativos, eran en pareja, compartiendo un beso. Las bromas no se hicieron esperar.

Los siguientes dibujos involucraron a sus mejores amigos. La escena del adiós la dibujó con gran realismo y drama. Los últimos abrazos, labios haciendo promesas, lágrimas, despedidas en silencio y un camino de luz por donde ellos se fueron hacía ya muchos años.

La melancolía y el recuerdo se apoderaron de sus espíritus. Henry, el más observador del grupo, vio caer una silenciosa y única lágrima de su mejor amigo. Empático y compartiendo sentimientos, posó su diestra en el hombro de aquél, consolándolo. Todos, en lo más profundo de sus seres, le agradecieron traer al presente una promesa y reavivar una esperanza.

La última hoja tenía, a criterio de Henry, un dibujo altamente simbólico.

-Una gran puerta cerrada.

-Sí. La dibujé hoy antes del amanecer. La soñé y cuando desperté la dibujé. No es la primera ocasión que sueño a esa puerta… es más, cada que sueño, siento como si fuera real.

-Tus sueños sí que son raros, Takato. No sueñas como nosotros, sabes a lo que me refiero –Ryo dijo con divertida malicia-

-¡No es eso! –se defendió- ¡Puedo sentirlo! En una ocasión soñé con la lluvia y pude sentir las gotas frías caer sobre mi piel…

Unas risas interrumpieron su explicación.

-¿Todavía te haces en la cama? -el travieso integrante rió descaradamente-

-Y ya estás muy grandecito, ¿no? –Kenta le hizo segunda-

Henry y Ryo hacían grandes esfuerzos por no echarse a reír.

Takato reaccionó con infantil vergüenza y un potente sonrojo le pintó la cara:

-¡Eso no es cierto! –Intentó defenderse- ¡No tuerzan mis palabras, no es gracioso!

Los dos bromistas salieron huyendo haciendo broma de los "sueños mojados" de Takato. Pronto les siguieron los otros tres. Faltaba media hora para las cinco y sus estómagos reclamaron comida.

-Ignóralos, Takato. No lo hicieron en mal plan –recomendó el mayor del grupo-

-Así es. Hay personas que cuando no entienden algo, en vez de enojarse, sólo se ríen –agregó Henry desde la perspectiva de su madurez-

-Lo sé, pero me molesta que digan que aún tengo "sueños de bebé".

-Pero hablando enserio –el tamer de profundos ojos azules expresó con seriedad- Has pensado que, tal vez… ¿necesites pañales?

-¡Ryo! –el aludido estalló en carcajadas, sin duda era peor que aquellos dos locos que siempre le seguían-

-¡Bien, niños! ¡Yo me borro! Ustedes tienen que llegar a sus casas o sus papás les castigarán.

-Presumes que ahora ya vives solo, Akiyama –Henry replicó-

Ryo iba ya varios metros por delante cuando lo perdieron de vista. Henry y Takato siguieron su camino hasta que tomaron sus respectivos rumbos.

-Hasta mañana, Henry.

-Nos vemos mañana, Takato.

El castaño corrió a toda velocidad hasta llegar a su casa.

-¡Ya llegué!

-¿Dónde estuviste, Takato? –preguntó su madre desde la cocina-

-En el parque, con Henry y los muchachos.

-La próxima vez avisa o tendremos una charla muy seria al respecto –la cabeza de la familia hablaba en serio-

-Lo lamento, no volverá a ocurrir.

-Eso espero. Anda, aséate para comer y me cuentas cómo estuvo tu día –aunque muy estricta, confiaba en su hijo-

-Sí, mamá.

Y así ocurrió…

Por fin, después de un tiempo considerable pude terminar el primer capítulo de mi más reciente fanfic. No sé cuánto tiempo me tome realizar el siguiente, pero les aseguro que serán muchos capítulos y aventuras, sólo les pido un poco de paciencia, las ideas principales ya las tengo en mente.

Seguramente observaron algunos cambios en la percepción de los protagonistas. Es lógico si los ubicamos en la etapa de desarrollo en que se encuentran, muchos cambios ocurren en actitudes y un largo etcétera. Debo confesar que describir adolescentes me es un poco complicado.

Sin más por el momento, agradezco a quien se tome un poco de su tiempo en leer. Hasta pronto.