Aw, este fic lo escribí cuando era tierna e ingenua. Mentira, nunca fui tierna. En fin, dos años después actualizo porque la verdad no me gusta ya nada, pero estoy aburrida y me dieron ganas de escribir incoherencias. Porque sí.

Disclaimer applied

.

Las letras A, B y C.

.

—¡Le pediré que salga conmigo!

Sasuke se quedó inmóvil y en total mutismo, así le hubiera alguien lanzado una cubeta de agua fría en pleno invierno (una pésima idea), mas Naruto, ajeno al terreno que estaba pisando, continuó parloteando vivamente.

—La verdad no sé porque mierdas te lo estoy diciendo —murmuró con voz pastosa por su estado etílico—. Quizá porque te aprecio mucho… mucho, mucho, mucho.

El muchacho seguía sin decir nada, con sus ojos fijos en el interesante vacío.

—Y la verdad —hipó el rubio mientras tanteaba en tomar por unos tres intentos su vaso—. Jamás pensé en invitarla a salir. En serio, jamás, nunca, así de… nunca. Pero nadie puede estar soltero tanto tiempo, a menos… a menos —repitió y empleó un tono altamente dramático para la situación—, que desee ser un amargado, asocial, insensible, destinado a la miserable soledad hasta el final de mi asquerosa vida —asintió—, o sea como tú.

Le dio un par de cachetadas ligeras a Sasuke, pero éste seguía muy ocupando mirando el ya mencionado vacío. Manteniendo la mandíbula tensa, para acompañar.

—Hombre, di algo. No te importa… ¿o sí?

El Uchiha alzó lentamente la mirada y aún cuando sus ojos tenían un tinte asesino, además de que su boca trazaba una fina línea incómodamente tensa, contestó con tranquilidad.

—No.

Porque eso era cierto, para él. En su cabeza (sí, aquella con un peinado de lo más ridículo según Naruto) le valía una completa mierda que su mejor amigo quisiera andar con aquella insufrible niñata rosa.

Todo, queridos lectores, era cosa de seguir la sencilla regla de la vida, que va más o menos así (presten atención).

Después de que el sujeto A mandara las esperanzas del sujeto B mil y un veces a un lugar entre el fin del mundo y el infierno… sólo podría acabar en que, claramente, el pobre sujeto B se rindiese; para después recuperarse leyendo libros de autoayuda y ponerse a buscar a su príncipe azul (entiéndase cualquier rubio de ojos azules, basado científicamente en los cuentos de hadas) y, claro está, que tuviera una enorme y llamativa C en la frente.

Y al parecer Naruto se le dio por ponérsela.

Así que no, a él no le importaba. Las cosas absurdas no merecían su interés. Toda esa molestia creciente en el estómago y ganas de sacarle las viseras a alguien, no era más que el común efecto secundario del alcohol (aparte del coraje que daba pensar cuánto le saldría pagar todo aquello).

Na-da-más.

—¡Qué bueno! —exclamó con alegría mientras pedía otro sake al encargado—. ¿Quieres saber cómo se me ocurrió ella? ¿Qué? ¿No? Bueno, no importa, te lo diré de todas formas. Verás…

Hizo muchísimo ruido con su silla para moverse y quedar frente a él, sin notar el curioso hecho de que Sasuke sostenía el vaso con más fuerza de la requerida.

Tipo raro.

—Soñé con ella —soltó Naruto de golpe, cual fuese una revelación que mereciese su tono confidencial.

Y el otro muchacho, involuntariamente (por supuesto) frunció el ceño.

—¡Fue como una epifanía! —dijo y removió unos cabellos rubios que se le colaban al frente—. Te lo juro, de no haberla soñado ni mis luces. Aparte, si te soy sincero —agregó acercándose más a él, llegándole un fino olorcillo a alcohol—, me parece bastante linda. No entiendo porque nadie la invita a salir… ¿por qué crees que sea?

A pesar de todo su conmovedor discurso, sólo tuvo la suerte de recibir un gruñido.

—No te hagas el que no sabe —recriminó el Uzumaki elevando un dedo e hipando un poco—. Hombre, no me vas a negar que es bastante linda… ¿eh?

—No sé. No me importa —escupió con hastío. Se sentía tenso e incómodo con su fastidiosa plática. Peor era que entre más bebía el rubio más cuerda se le daba para hablar.

¿Cómo carajo terminó ahí?

—Oye, baja ese humor —pidió con una sonrisa de suficiencia—. Al menos no será por mucho, entiendes lo que digo ¿a que sí?

El malhumorado continuó ignorándolo. O tratando de ello.

—Es muy guapa —siguió diciendo Naruto, hipando y alzando su vaso—. Un poco… digamos… eh… ¿difícil? ¿Extraña? Pero su sonrisa es muy linda.

—Me da igual.

El rubio lo miró seriamente, escudriñándolo hasta lo más profundo de su alma (es decir, le tomó un par de segundos solamente) con toda la suave elegancia de un borracho. Como si buscara algo en la expresión de Sasuke. Buscaba un quién-sabe-qué.

Pero no lo halló, y fue eso lo que le impulso a tantear en terreno peligroso.

—¿No te conté de qué iba el sueño? —comenzó, irguiéndose como sólo lo haría un rey—. Nada para presumir, pero sí para descubrir que de cuerpo no está nada —silbó—, nada mal.

Sasuke se tensó.

—Digo, porque en mi sueño así como que tú pienses "traje recatado" no era precisamente…

Silencio.

—Y ya que andamos en esas —agregó Naruto, sonriendo aún más—, no puedes negarme que lo tiene tan-

Sin embargo, lo que la susodicha chica haya tenido, tenga o vaya a tener se quedó sin saberse nunca. Pues, justo en su cabecita rubia, se estrelló con fuerza brutal aquel vaso que tanto había sostenido Sasuke entre sus manos.

Naruto boqueó confundido, y alzó su mano para sobarse el golpe, estupefacto, notando un bultito hinchado.

—¿Pero qué…? ¡Carajo, eso dolió y…! Ey, EY —le gritó cuando salió de su estupor—. Mueve tu trasero para acá ¿adónde demonios vas?

—A casa —contestó malhumorado, caminando todo lo recto que le fuera humanamente posible.

—¿Por qué te pones así? —le gritó Uzumaki, tomándolo de un hombro para que se voltease a verlo—. ¿Qué rayos dije? Joder, tú y tu humor de porquería ¿por qué demonios te pones como si…? —y así como cambiaba de expresión tan rápido pasó de mostrar enojo al asombro, a la incredulidad hasta, finalmente, la burla—. Hombre, ¡no puede ser cierto!

Sasuke apretó los dientes y le empujó para que le quitase su mano de encima.

—¡Serás imbécil si sales de nuevo con que estoy enamorado de ti!

—¡No, idiota! —exclamó… ligeramente ofendido—. Y baja la voz que los gays de allá nos miran un poco extraño… ¡Ey! No te vayas ¡Te estoy hablando, maldito asexual!

—Vete al carajo.

—Ay, por favor. Mira arreglemos esto como los maduros que somos —balbuceó—. Pidamos otra ronda de sake y…

—Lárgate.

—Sasuke, oye, sé que te duele perder ante mí y que los celos son nuevos para ti pero…

El muchacho apretó los puños e intentó regular el tono de su voz, además de controlar su coraje hacia todo ser viviente ahí y no mirarlo como si quisiera verlo hervir lentamente. Toda una proeza.

—¿Qué te hace pensar que-

—¡Por Dios! ¡Lo estás! ¿¡Cómo es posible que puedas estarlo?! —le gritó Uzumaki, entre sorprendido y fingidamente enojado. Más aliviado que otra cosa—. Bendito sea el señor, ¡sí puedes sentir! No eres tan fenómeno. Esto tenemos que celebrarlo, ¡vamos por otro trago!

—¿Pero qué mier-

—Espera ¡no tienes derecho a estarlo! ¡Ni un solo derecho! —exclamó con fuerza, haciendo que el aludido tuviera un serio tic en el ojo—. Jamás la consideraste en ese sentido.

—Cállate.

—¡Pero si nunca le diriges la palabra!

Sasuke frunció el ceño, y pensó que eso no era totalmente cierto. Sí lo hacía, más o menos, algo así como una vez a la semana y mediante gruñidos, en buenos tiempos con monosílabos.

—Hn.

—¡Y aparte la ignoras!

Sasuke pensó que eso tampoco era cierto. Él no la ignoraba… siempre. Sólo cuando hablaba de banalidades y paraba únicamente para tomar aire. Si se mantenía callada, incluso resultaba agradable.

—Hn.

—¡Ni siquiera la conoces!

Pensó, que de todas las cosas que le había dicho, aquella era la más falsa. Él por supuesto que la conocía. No exactamente por voluntad propia, sino que Sakura se la pasaba hablándole sobre cosas personas y tratando de entrar en su vida.

Es decir, no últimamente.

—¡Seguro ni te parece guapa!

—Me largo —sentenció fastidiado, girándose para tratar de salir sin provocar más escándalo.

—¡Por favor! Alguna vez mencionaste que te parecía aburrida.

—¿Cuán-

—Aparte… de que las morenas no creo que sean lo tuyo.

Silencio. Sí, todo se quedó sin sonido alguno, incluso los demás clientes prefirieron no pronunciar palabra (¿y para qué? Aquellos payasos les ponían un drama de lo más entretenido)

Sasuke giró su cuerpo hacia él, ya sin poder ocultar la confusión en sus facciones. El alcohol lo dejaba vulnerable, al muy pobre.

—¿Morena?

—Pues así lo ha tenido desde que la conocemos.

—¿Qué?

—Negro —explicó Naruto, burlón—, y con destellos azulados, muy bonito.

—¿De quién hablas?

—De Hinata-chan, por supuesto ¿de quién pensabas?

La cara de Sasuke se volvió indescriptible.

El de la cliente se volvió a una plena consternación (no entendían ni un pimiento).

Y Naruto quizá no tuviera una C en la frente, mucho menos un pelo de tonto, pero sí una expresión sonriente, burlona y clara que le decía:

"Perdiste, Uchiha."

.

.

.

Notas.

Este fic es de mi pasado oscuro cuando escribía OoC y ni me daba cuenta ¡qué vergüenza! Por ello la verdad no pienso continuarlo. Aunque fue divertido escribir tantas tontadas.

PD: Así es señores, Naruto no es la C, es una W. Y yo soy Lenna, mucho gusto ¿quién es usted?