Notas:

Madre mía. Me volveré loca, lo sé. Es sólo cuestión de minutos. Un trauma enorme tratar de escribir después de nosécuánto. (Yo ya no escribo, qué demonios). Soy irresponsable como escritora, de ser sincera ya después de tanto pensaba dejarlo olvidado o borrarlo, en todo caso. Pero al parecer a la gente le gustó, recibí tantos reviews que casi me da un infarto.

Gracias por TODOS los comentarios, palabras de ánimo y esas cosas lindas. Espero que todavía les interese este fanfic.

Sakura POV.

Disclaimer applied


Capítulo II

Mala idea


.

.

.

Hacía tiempo que no me molestaba tanto.

No, ninguna de las otras veces tenían punto alguno de comparación de cómo me encontraba ahora, justo ahí de pie... mirando fijamente a Sasuke con toda la aversión que hube reprimido.

Mientras que él, como siempre, me ignoraba.

Estábamos ambos en el despacho de la Hokage por ser llamados a tratar asuntos de supuesta importancia. No obstante lo que Tsunade me planteaba era, por demás, verdaderamente inaudito.

—¡Me niego a hacer la misión en equipo! —le exclamé a mi maestra, mirándola y señalando al susodicho; ya fuera de toda la poca paciencia que quizás tuve.

—No sé si estás consiente... —inició ella con voz áspera—...que te ves forzada a obedecer mis órdenes. Así que entiendan los dos: Irán de misión, juntos. No les estoy pidiendo su consentimiento.

Mi brazo cayó como peso muerto a mi costado, con mi boca ligeramente abierta por la impresión; tratando de asimilar lo que más me venía incomodando.

Que, técnicamente, estaría obligada a trabajar con él, a pasar tiempo juntos.

¡Y esa era la peor idea que pudo haber tenido la Hokage! Yo sabía la verdad, yo era la única que lo tenía en claro mejor que nadie; la única que ya no guardaba esperanzas sin fundamentos.

Sencillamente, no había lazo alguno entre nosotros qué salvar.

—Estén consientes, par de inútiles —dijo Tsunade, buscando algo en su escritorio hasta que sacó un sake—, que si estoy haciendo esto es porque las medidas amables no sirven ni una mierda con ustedes. Por culpa de ambos —recalcó mientras me miraba—, hemos fallado muchas misiones. No le sirven a Konoha si no cambian esa actitud suya...

—¿Es un castigo, acaso? —pregunté sin creérmelo del todo.

Sonrió.

—Tómalo como quieras...

Sasuke chasqueó la lengua en señal de desaprobación, pero no dijo nada. Como si todo fuera tan patético que no mereciese sus palabras.

Suspiré y miré a mi maestra. Estaba consciente que nada la haría cambiar de parecer, nada lo hacía. Además yo era un ninja, y mi obligación era obedecer a la Hokage sin replicar. Mis intereses personales no contaban a la hora de cumplir una misión... aunque aquello nunca me había molestado tanto como ahora.

—¿Exactamente de qué consistirá la misión? —pregunté con resignación.

—De algo muy simple en realidad —sonrió y bebió un poco de sake—. Proteger a cierta persona por un tiempo determinado. Con esto lo encontrarán

—dijo mientras me daba un papelito, el cual no comprendí nada de lo que tenía escrito—. Pasarán tiempo con él y aprenderán sus costumbres. Como buenos ninjas deben adaptarse a las circunstancias.

Asentí un poco y guardé el papel en mi bolsillo, evitando a toda costa mirarlo a él; pues perdería la poca decisión que había ganado.

O la nula que me había imaginado.

—Y tú, Uchiha —llamó la Hokage, mirándolo fijamente con sus ojos color miel—. Ya lo hablamos antes. Será mejor que hagas lo que te dije si no quieres tener problemas conmigo, ni con la villa.

Sasuke le devolvió la mirada y entornó los ojos.

—Hn.

Me sentí confundida y con esa curiosidad quisquillosa por saber a qué se refería. Pero al ver denotar una expresión fúnebre en Sasuke, pensé que sería mejor permanecer en la ignorancia... tampoco era como si me importara tanto.

—Pero lo más importante —agregó mi maestra, dirigiéndose a ambos—: Se mantendrán juntos, siempre; de no ser así tengan por seguro que no sobrevivirán ahí —suspiró—. Queda estrictamente prohibido separarse y trabajar de forma individual. Serán un equipo quieran o no ¿Queda claro?

No, no lo quedaba. No sabía quién era la persona o exactamente cuánto tiempo duraría la supuesta misión. Aparte de que era una rotunda idiotez tratar de hacernos trabajar juntos.

Por lo que decididamente mantuve la idea de protestar, que todo esto era completamente innecesario e inútil, porque en serio lo era. Pero una segunda voz me lo impidió.

—¿Qué si no lo hacemos? —inquirió Sasuke con voz áspera, vacía.

Y ahí en el silencio recién impuesto me fue inevitable una ligera sensación de extrañeza, por una razón de lo más simple: era raro oírle comentar algo. Ya que se había mantenido callado desde el momento que entró al despacho, o quizá siempre se mantenía callado cuando estaba yo presente. Cualquier cosa que fuese, me... incomodaba.

En realidad me incomodaba su voz, su presencia. Todo él en general. Muy atrás quedó la sensación de protección que producía en mí.

Miré a Tsunade que nos sonreía abiertamente, como si fuera una pregunta que esperaba escuchar. Mantuvo un silencio sepulcral, para darle quizá más énfasis al asunto y respondió:

—Quedarse en aquel mundo... tal vez para siempre.

¿Quedarse... dónde?

Las palabras se procesaron lentamente en mi cabeza, descolocándome más y más... Seguramente había escuchado mal.

—¿Mundo? —pregunté no muy segura.

—Oh, claro. Se me olvidó comentárselos... ¡Qué tonta soy! —exclamó y bebió un largo trago—. No creo que sea algo que deba preocuparles a fin de cuentas —hizo un gesto con la mano—. Lo entenderán después.

Quedé muda, con más deseos de mostrar mi descontento, pero todos quedaron como intentos fallidos. No conseguía siquiera ordenar mis propios pensamientos.

Dada la razón de que la idea estaba empezando a influir miedo sobre mí. Pero, eso era algo que ellos jamás iban a saber.

No quería dejar la oportunidad de considerarme como la antigua Sakura.

Entonces giré mi rostro para no ver a Tsunade, pero me topé al instante con la mirada de Sasuke, sin planearlo; y después de tanto tiempo él me miró también, de verdad y no a través de mí; directamente a los ojos, como si apenas en ése instante verdaderamente reparara mi presencia.

Creo que contuve la respiración por un segundo.

Pude notar que sus ojos lucían aún más vacíos de lo que recordaba, negros, y opacos por algo que no alcancé a descubrir. Sin embargo su expresión denotaba frialdad. Y en ese pequeño instante a mí me observaba con la más pura antipatía, como si prefiriera volver a irse de Konoha antes que estar a mi lado por un tiempo indefinido.

Su mirada lo decía todo: me despreciaba, tanto como a los demás.

Desvié al acto mi rostro de forma inconsciente, con una extraña sensación de vacío...

...y rencor.

Entonces Tsunade carraspeó, forzándome a dirigir mi atención a ella.

—Bueno, si no hay más dudas... se van ahora mismo —se sentó con elegancia y sacó otra botella—. Para hacer esto necesito de mucho chakra y así que solicité la ayuda de Kakashi.

Y con tan sólo pronunciar aquellas palabras, apareció mi antiguo maestro cruzando la puerta, con su expresión de felicidad que usualmente cargaba. Mas ahora se notaba cansada.

—Bueno, Sasuke, Sakura, lamento hacer esto de forma tan abrupta —dijo mientras hacía señas rápidas con sus manos. Golpeó su palma al suelo y éste tembló—. Pero prometo que será rápido.

Tsunade concentro chakra en ambas manos.

—Dolerá pero sólo... cierren los ojos.

Me quedé estática y aprecié que Sasuke se ponía a la defensiva. Entonces todo comenzó a moverse lento ante mis ojos. Yo conocía aquello que hacía. El Uchiha también. Mi corazón comenzó a bombear con fuerza. Oh, no, maldición iban a hacer eso.

—¡N-No, esperen!

—Perdónenme, muchachos.

Luces. Humo. Rayos. Temblor. Colores. Gritos. Silencio. Negro.

Y después... nada.

.

.

.