Título: Pensé que era amor.

Ranking: M (Lemon al Final)

Advertencias: UA/Posible OoC/Re-edición/Prologo de Yashi-verde eliminado/Saltos temporales/Primera Persona.

Pareja: SesshKag

Disclaimer: Todos los derechos de creación de InuYasha son de la maravillosa Rumiko Takahashi. Inu no me pertenece.

O

O

O

Un extraño

O

O

O

"Un suspiro. Un débil vaho que exhalaron de sus labios, desvaneciéndose con sutileza entre las finas corrientes de viento que mecen los hilos negros de su soledad volviendo a la noche demasiado densa para conmover el pesar. Y entre sábanas se acurruca el alma de la solitaria mujer que lloraba sin cesar en la fría habitación matrimonial.

Resultaba sublime como el calor corporal se perdía de sus labios sonrosados sin poder evitarlo, dejando a la brisa fresca golpearlos con peligroso filo; resecos fue la sensación que tuvo al probarlos, amargo el sabor acumulado.

Temblando ligeramente trató de mantenerlos en unión, presionados con firmeza para impedir la revelación de los pequeños sollozos que le acompañaban a cada paso. Deseaba con desespero que la voz de su alma se quedara acallada, al menos por esa noche. El palpitar de su corazón resonó con violenta fiereza, golpeteando contra su piel aparentando romperla, la mano derecha, blanca cuál fino marfil y acentuada por la descendiente temperatura se posó sobre su pecho para tranquilizarlo.

Regresó a sostener esas hermosas flores que ahora dormían plácidamente, el castaño de sus ojos brilló con especial ensoñación al saber cuán magnificas se revelarían bajo la luz nocturna. Las estrujó contra su cuerpo, tratando de encontrar aquél calor anhelado que tanto extrañaba. El que añoraba. El que necesitaba.

Lo amaba. Amaba a esa persona como había amado a ninguna y el exceso de su sentimiento destruía lentamente la posibilidad de abnegarlo en un rincón de su ser para otorgarle calma, simplemente se negaba a dejarlo ir…"

Cerré el libro. No lo soportaba más.

Viviendo exactamente en la misma situación, esa era mi vida desde que empezó a cambiar mi marido. InuYasha Taishou. Desde el instante en que me casé jamás esperé nada similar, aquella persona que consideraba la representación del amor eterno marchándose cada noche dejándome sola y abandonada, a cambio de amigos y fiestas en la madrugada.

En la ciudad las luces se han apagado y todo se encuentra en calma, la gente es feliz en su cama, menos yo… Yo que te espero pacientemente en la ventana con la ilusión vana de verte llegar por esa puerta y decirme que sigo siendo el amor de tu vida, que al verte entrarás con un enorme ramo de rosas y una invitación a cenar para festejar nuestro primer aniversario. El mismo al que estás faltando.

Pero ya no debo seguirme mintiendo más. Ya te has cansado de mí y de nuestro hogar. Justificas tus ausencias con excusas tan baratas diciendo estar cansado de la rutina, que necesitas divertirte, que yo cada vez me vuelvo más obsesiva contigo y que limito tu libertad.

Esta es una noche más de esas. Siento mis ojos arder de nuevo, he llorado tanto que ya ni siquiera tengo lágrimas para desgastar en ti… ¿De qué sirve ya? Si me ves llorar y voltearás fastidiado a preguntarme por obligación si te puedes retirar para dejarme a solas, ya ni siquiera te preocupas por mí. —Te odio…—Exclamé. —Desearía…

¿Desearía que? Si con solo querer nada podrá solucionarse. Es tan lastimero el sentimiento de saber que solo fui un juguete para ti y que jamás me has amado como yo a ti.

A veces te recuerdo, sonriéndome con amabilidad y la tristeza se escurre en mi rostro, las heridas parecen no cicatrizar.

Me pregunto si alguna vez piensas en ello. Cuando solíamos gritar todas nuestras tristezas al viento, dejándolas marchar en corrientes de cristal. Y la agonía parecía ser tan sólo un juego de niños que terminaba al instante en que nuestros labios se encontraban.

En realidad, no entiendo porque me siento tan mal en este momento. Quizás es mi propia vida, las decisiones que tomé o aquellas cosas que jamás podrán modificarse… Que abrir los ojos por la mañana signifique despertar a la cruda realidad, sin escape, el mismo mundo en el que ya no me quieres más. Con las lágrimas empañando mi rostro, imposibles de detener.

¿Recuerdas cómo solía sonreír a cada minuto? ¿Cómo amaba tu voz, exclamando contra el furor del viento y cada frase malhumorada me sonaba cargada con amor? Rememorando entre tus labios cada atisbo de palabra, evocando de tu dulce amor a cada oración…

Sin embargo, no recuerdo que las lágrimas compartidas alguna vez me hayan dado el panorama que ahora me traen, las gotas de agua al danzar por mis mejillas esclarecen las penas y me hacen mirarlas con tanta claridad. Y sobre todo, el amor se vuelve tan brillante, tan fuera de mi alcance y mi corazón es un hueco profundo que anhela mi alma un sello, con los recuerdos de un pasado que sólo escarban más.

En verdad, desearía tanto no volverte a ver jamás. Que tu recuerdo se pierda en el sueño de esta noche, acompañándote, en vez de estar bajo las penas amargas que me ahogan en la oscuridad y mis anhelos egoístas que constantemente te atraen a este horrible lugar.

Vete, por favor. Deja mis sueños y descansa en paz.

Porque cada día que pasa mis memorias se estremecen, llenándose de grises matices, el tiempo se lleva arrastrando mis preciados recuerdos como arena y me embarga de sensaciones desagradables con cada segundo que arrasa.

Y me vuelvo mala, muy mala, llorando por algo que no me pertenece y con la ambición latente de tomarlo. Pero… ¡No puedo evitarlo! Mi mente me guía a él, siempre detrás de él. A veces quisiera que esto fuera un mal sueño, que al despertar mi corazón se llenara de tu tacto, tu sonrisa, de mi preciado amor… Si tuviera esa sonrisa conmigo al menos podría soportarlo…

Miro el reloj que marca ya un cuarto para las tres y no entiendo porque sigo aquí parada en la ventana. Odiándome ser tan estúpida… Por creer en él, por dejarme convencer, por no poderme apartar de esta maldita ventana y dejar atrás mí angustia.

De pronto escucho un sonido y volteo esperanzada, tal vez no todo sea tan malo como mi mente lo ha planteado. Tan solo él quería sorprenderme con un regalo sorpresa o algo mejor.

Pero me queda un amargo sabor de boca al encontrarme que llegas borracho, a punto de perder la conciencia. —InuYasha…—Menciono con resignación. — ¿Qué te pasó? — Pregunté con ansiedad, a pesar de todo eres mi esposo y te debo atención.

Pero solo llegan tus silabas inentendibles, no completas ni una frase y pasas a mi lado como si yo fuese un mueble más. Volteo a verte y me observas con una extraña mezcla de molestia e irritación, incitándome con la mirada a seguirte hasta nuestra habitación.

—No me acercaré a ti mientras estés en ese estado. —Afirmé segura.

—Perra…

Me miras con furia, con recelo y odio.

Odio. Sin saber cómo hemos llegado a esto un inmenso odio fue lo que nació en mí, pero al advertir en tus ojos el arrepentimiento y el dolor estuve a punto de lamentarme. Sabía que tu expresión no mentía como tus palabras lo han hecho hasta ahora.

Te acercas a mí con tu rostro desencajado por el miedo, temiendo que te rechace, tan idiota como siempre ya que nunca antes te he negado mi afecto. —Te perdono. —Murmuro, incluyendo una sonrisa en mi cruel mentira.

—Kagome, perdón…

Sonrió ante tu ternura. A pesar del rencor, en este instante mi amor es más grande. Pero, a veces me pregunto cuánto más soportaré esto.

Tus manos ásperas y calientes obre mi piel tersa y delicada son hilarantes y por un momento siento que el amor que se había perdido vuelve como esperanza a nosotros. Igual me sonríes, tomas mi mano con delicadeza y me guías sin peticiones violentas a la cama matrimonial que compartimos. Puede no ser el aniversario que he soñado pero tengo el sentimiento de que todo podría cambiar.

O

O

O

InuYasha se quedó dormido después de darme un suave beso, me abrazó por la cintura y me sujetó fuertemente contra su fornido pecho. No puedo creer que a pesar de todo me sienta tan tranquila recostada junto a mi esposo.

Después de unas horas de intentar conciliar el sueño sin poder conseguirlo me solté de su agarre y decidí salir a caminar.

El viento era tan fresco por la madrugada, tan limpio y puro a diferencia del día. Los primeros rayos del sol comienzan a salir y me causan una sonrisa, me recuerdan tanto el color de sus ojos. Me senté en una banca cercana junto a un hombre, pasé a su lado sin darle más importancia. Pero su vista giró hacia mí y me puso nerviosa de sobremanera, me dio mucha vergüenza que notara mi aspecto tan demacrado. Debí haberme arreglado más antes de salirme sin ninguna preocupación a lucir mi estado de depresión por toda la ciudad. No quise voltear, sabía que estaría totalmente sonrojada y el con su mirada penetrante sobre mí, pero me dio demasiada curiosidad.

Giré mi vista y me abrí los ojos de par en par al ver la misma mirada inquisidora de InuYasha en él. Sus ojos eran dorados como el Sol, pero eran distintos a los de mi marido. Tenían un destello exquisito de elegancia y frivolidad, su aparente indiferencia me alivió un poco ya que al parecer no le interesé mucho. —Tal vez miraba a alguna mujer que pasó por aquí. —Susurré para mí, pero no esperaba que él escuchara…

—La miro a usted…— Que vergüenza, la cara seguramente estaría más roja que nunca, vaya timidez que aún tengo por los hombres, detesto eso, si tan solo fuera más extrovertida… —Sesshoumaru…— Se presentó con sequedad.

—Mu-mucho gusto señor…—Tartamudeé, no puedo creer que esté tan nerviosa con un extraño, pero es que es tan guapo. Su porte de arrogancia y frivolidad, junto a ese atlético cuerpo y sus ojos como dos soles hipnotizan a cualquiera, pero yo tengo un marido y no debo faltarle al respeto.

—Está aplastando mi maleta.

— ¿Si? —Pregunté abstraída, su entrecejo se contrajo y noté su disgusto, pero el tono de voz tan frío me hizo despertar de mi ensoñación, me recuerda tanto a InuYasha cuando nos conocimos…

— ¿Podría levantarse de mi maleta? — Señaló el bulto debajo de mí sintiéndome como una completa idiota. Ni siquiera sentí cuando me senté sobre su maletín de negocios pero lo peor fue mi reacción, parecía que ni siquiera me importaba.

Inmediatamente me levanté, regresándole de inmediato su posesión. Él se marchó de inmediato, ni siquiera me dio las gracias y me molestó. Ese hombre era tan arrogante como guapo… ¿puede existir alguien tan irritante como él?

o

o

o

N/Kou:*Se asoma de su cueva* ¿Hola? Así que… ¿dos años? Espero que hayan estado muy bien y… y… No sé cómo disculparme… Después de tanto, pero tanto tiempo me animo a terminar y editar esta historia. Quizás alguien note cambios en la forma de narrar, espero que sean para mejor y… ¡Cielos! No sé qué más decir aparte de que estoy muy apenada y les ofrezco una enorme disculpa por el tiempo.

Quiero que, a futuro, la gente que se tope esta historia la lea completa, y hacer valer mi palabras sobre no abandonar un fanfic sin darle un final. Actualmente están editados tres capítulos y dependiendo del tiempo y si alguien aún le interesa esta historia iré actualizando hasta llegar al punto en donde estaba. Verán que muchos capítulos se fusionarán, así que es probable que se reduzcan en unos diez o doce, probablemente, así que no se asusten si ven menos.

Claro, si alguien sigue aquí xD Les mando un enorme saludo, sigo y seguiré viva y activa (o lo que sea que eso signifique para mi) hasta completar cada historia, no importa lo mucho que tarde. Os prometo.

PD: El fragmento del inicio fue hecho especialmente para otra historia, pero nunca agregado, y hace alusión a otro de mis fanfic llamado "Algún día nos veremos en la Luna" Lo comento, por si de casualidad a alguien le suena extraño el sentido de la escena.

PD2: Debo esta historia Yashi-verde, de quién lei su escrito "Era amor" y me inspiró para esto. Sin embargo ha llegado el tiempo de cambiar y, aunque agradezco enormemente a esa maravillosa escritora es tiempo de que la historia se describa por sí misma.