Estaba Lizzie un poco ansiosa, nunca había su marido demorado tanto en sus viajes; mientras para calmar su espera releía una vez más la carta que hace dos días había recibido.

Querida Lizzie:

Mi tiempo lejos de ti no ha sido más que tortuoso, solo hace llover acá en Londres; he retrasado mi regreso a casa por el mal estado de los caminos; espero te encuentres bien tú y Georgiana, y no se hayan presentado vicisitudes en mi ausencia.

Ya quiero volver a verte, anhelo cese la lluvia para poder partir a ti.

Tuyo siempre

Fitzwilliam.

La carta era breve, pero Elizabeth sabía lo mucho que esas cortas palabras significaban, entendía perfectamente que él quería regresar, que le extrañaba y ella también, pues desde el año que hacía que estaban casados muy poco el estaba fuera; el Darcy viajero había cambiado, sus viajes eran cortos y poco frecuentes, solo ocurrían cuando sus empleados en Londres o en algunas de sus otras propiedades debían realizar diligencias que necesitaran su presencia.

Darcy había procurado desde su inicio como esposos a amarla todo el tiempo posible, por eso sin sus palabras, sin sus besos al despertar, sin su calor al lado de su cama, sin sus sorpresivas visitas en medio de una de las tan acostumbradas caminatas de ella, todo hacia que ella se sintiera muy sola y vacía, aún cuando la dulce Georgiana estaba en Pemberly, y jugaba como siempre en el piano, y aunque tuviera todas las atenciones de sus empleados, Elizabeth solo anhelaba escuchar los cascos caballo anunciando su llegada, escuchar su grave voz pronunciar su nombre, sin embargo solo escuchaba la lluvia cayendo, miles de gotas que repicaban contra la tierra, los arboles, una y otra vez, a través de la ventana un tanto humedecida ella observaba esperando y extrañando a su amado esposo.

Sus ojos se encendieron cuando vio un caballo a la distancia que venía incesante bordeando el lago de la casa, su corazón empezó a latir desbocado, sería él su amado, solo pensaba que el jinete fuera Darcy; se apresuro a arreglar un poco su cabello y se vio rápidamente en el gran espejo de su habitación, las escaleras le parecieron eternas mientras descendía de su recamara a la sala principal, ella quería recibir personalmente al viajero, una vez en el recibo procedió a abrir la gran puerta de la entrada a la casa, pudiendo observar al jinete que llegaba.

Elizabeth miro intensamente y se dio cuenta que no era Darcy, un tanto decepcionada continuo observando ya que no conocía al viajero, este al visualizar a la dama procedió a descender rápidamente del caballo, quito su capa mojada con cuidado de no mojarla, pues por lo que podía observar de los vestidos de la dama pensó que era la Señora de la casa y no la Sra. Reynolds como esperaba, realizo una breve reverencia en señal de respeto y se anuncio:

-Buen día, lamento la interrupción tan repentina así como mi terrible presencia, supongo usted será la Sra. Darcy?

-Sí, yo soy Elizabeth Darcy- lo miraba con inquietud pero trato de ser cortes- Y el caballero es?

-Soy John Stevens, y le traigo noticias de su esposo el Sr. Darcy

-Elizabeth con inquietud creciente- Pues entonces pase adelante caballero, necesita calentarse un poco no vaya usted a enfermar, y luego me comunicara-

El joven asintió y procedió a seguirla hacia adentro justo cuando se dirigía a la entrada la Sra. Reynolds que escuchó un caballo llegar e iba a recibirle, al ver al joven Jhon entrando son su Señora con evidente turbación expreso – Joven John¡

El joven asintió una pequeña reverencia, mientras Elizabeth se inquieto mas al ver la expresión de su ama de llaves, quien no logro ocultar que presentía que algo había ocurrido pues el jinete más veloz de la zona, que motivos le traían en medio de la lluvia que apenas cesaba.

-Sr. John disculpe le inquiera, dígame usted la noticia que trae de mi esposo- No espero que su ama de llaves se retirara, era demasiada zozobra para ella.

Aclarando su garganta y con algo de penuria le contestó: -Sra. Darcy, Sra. Reynolds tengo el penoso encargo de comunicarle que el carruaje en el que viajaba el Sr. Darcy camino a Pemberly ha sufrido un accidente cerca de Hantigmore, el cochero ha sufrido severas contusiones, el acompañante ha fallecido y el Sr. Darcy se encuentra muy golpeado pero en un estado de inconsciencia, está siendo atendido por el Dr. Morrinson, en casa de los Srs. Lodge.-

Elizabeth palideció al instante, sus ojos se llenaron de lagrimas y casi desmaya, sin embargo se mantuvo – Debo ir inmediatamente a verlo-

El joven John y la Sra. Reynolds miraban expectantes- Sra. Darcy los caminos están… – solo alcanzo a decir el joven antes de ser interrumpido

-No me importa el estado de los caminos- interrumpió Elizabeth y gritó- Sr. Flint, Sr. Flint- llamaba al encargado y Administrador de la casa, era evidente que pretendía ordenar preparar el carruaje.

-Sra. Darcy en su estado no debería emprender camino, recuerde ha estado mal estos últimos días y además el joven Jhon señala que la lluvia ha hecho el camino muy riesgoso- expreso en tono calmado la Sra. Reynolds.

El Sr. Flint justo llegaba al momento que Georgiana también descendió al oír los gritos, ambos observaron a una Elizabeth inquieta que caminaba de un lado a otro, un joven mojado y la Sra. Reynolds algo angustiada.

-Que está sucediendo Elizabeth?- Expreso Georgiana con cierta timidez y angustia.

Elizabeth solo rompió a llorar sin expresar palabra, mientras Georgiana procuro a abrazarle, por lo que contestó la Sra. Reynolds –Srta. Darcy, el Sr. Darcy ha sufrido un accidente en el camino y se encuentra delicado en casa de los Srs. Lodge,- y dirigiéndose a su ama continuo- Sra. Darcy, el joven John debe calentarse y cambiar ropas para no enfermar, considero debería enviar por el Dr. Smith a casa de los Lodge y enviar a Evens para atender al Sr. Darcy.

-Necesito verlo, necesito ir ya- decía entre sollozos Elizabeth

-Considere el momento Señora- expresó la ama de llaves

-Es cierto, Elizabeth debemos proceder con cautela- con voz cortada dijo Georgiana. Lizzie solo logro asentar con la cabeza antes de desmayar en los brazos de su hermana.