LOL. ¿Qué ser esto? Sí, es una actualización. O_O Nuevamente me tardé años en subir un capi y aaagh, como lo siento. Pero YA, ya me urge terminarlo y de hecho solo quedan dos capítulos más, y yo creo que un epilogo, si es que ha alguien le interesa, claro. ^^U
Ahora, debo decirles que como ya quiero darle un final a este fic me dediqué a apresurar un poco las cosas. Ustedes saben que me gusta tomarme mi tiempo escribiendo como transcurre todo, pero entonces me llevaría otros 10 capítulos y eso ya sería demasiado, ¿no? xD De todos modos intenté narrar todo de la mejor manera posible.
Capítulo 28
"Los mejores tratos se sellan con sangre"
"Tengo una idea". Dijo Hiccup la mañana siguiente. El pelirrojo arrojó las sábanas que cubrían su cuerpo a unos metros de distancia y empezó a vestirse. Toothless frunció el ceño, confundido por haber sido despertado tan súbitamente. Una vez listo, Hiccup volteó a verlo y le dio un besito en su nariz. "Necesito que me hagas un favor, ¿de acuerdo?".
Amminos estaba leyendo unos pergaminos cuando la figura de su sobrino entró por la puerta. El hombre sabía bien de lo que se le había acusado al niño, los rumores de su gente habían llegado rápido a sus oídos, sin embargo, el Jefe de la isla era conocido por tener un corazón bastante noble y generoso. Lo que hiciera su sobrino era cosa de él y punto, mientras no involucrara a nadie, claro. Además, Amminos le tenía un cariño especial al muchacho, se parecía mucho a Valhallamara, y él la había querido como si fuese una hermana, por lo tanto cuando Hiccup le pidió que lo acompañara a un lugar, él no se negó. Estaba a punto de tomar su hacha, cuando el pelirrojo lo detuvo.
"A donde vamos no la vas a necesitar." Fue todo lo que dijo antes de partir. Amminos entrecerró los ojos, pero obedeció y dejó el arma sobre la mesa.
Una vez que ambos vikingos se adentraron en el bosque, el hermano de Stoick empezó a preguntarse a donde demonios iban. Casi como si Hiccup le hubiera leído la mente se detuvieron, y éste volteó a verlo. El Entrenador de Dragones se mordió el labio, preguntándose si había tomado la decisión correcta. Últimamente había cometido errores, o lo que era peor, había dejado que sus amigos se encargaran de llevar a cabo sus responsabilidades. Pero sabía que si quería algo hecho, este era el momento para hacerlo.
"Hay algo que tienes que saber." Comenzó el joven. Le narró aquella noche en la que había derribado al Night Fury, cuando se hicieron amigos y como habían acabado la guerra de los dragones. Se ahorró los detalles innecesarios, y tuvo mucha cautela cuando le reveló como su amigo había sido transformado en humano, y como Hootch los había atacado por sorpresa. Llegó un momento en el su propia historia le pareció tan irreal y fantástica que tuvo que parar para dejar que ésta tomara un poco de realismo. Una vez que el relato había concluido Hiccup esperó la reacción de su tío. Honestamente no sabía que esperar, millones de escenarios cruzaron por su cabeza y el niño le rezó a los dioses para que no saliera gritando y declarara otra guerra que definitivamente no necesitaban, y para colmo perder lo poco de reputación que le quedaba.
"¿Esperas que crea esas mentiras?" Finalmente dijo el hombre, su lenguaje corporal cambiando de relajado a agresivo. "¿Crees que es gracioso? ¿No tienes respeto por mi?"
Hiccup tomó aire y negó rápidamente con la cabeza. "Solo quiero arreglar las cosas." El muchacho apretó los labios. "Estoy cansado de mentirle a todos por miedo a que destruyan en lo que creo".
Amminos, puños cerrados como rocas, miró a su sobrino. No sabía si todo lo que le había dicho era real o no, pero se sentía demasiado ajeno a su vida y tan súbito. Una broma de mal gusto. El hombre tragó saliva y dio la vuelta, listo para irse y olvidar que esta tontería había pasado, cuando Hiccup corrió a detenerlo.
"Solo déjame mostrarte".
Incrédulo, Amminos lo miró con los ojos bien abiertos ante la osadía del niño. Justo cuando el hombre empezó a dar los primeros pasos para regresar a su casa, decepcionado con su sobrino, un fuerte rugido resonó entre los arboles, haciendo que las hojas verdes se sacudieran con increíble facilidad. Era un Nadder, de eso no había duda. El Jefe se dio la vuelta y llevó su mano hacia su espalda, solo para recordar que no la había traído. Sin embargo, él no tuvo mucho tiempo para asustarse como Odín manda, ya que Hiccup sonrió triunfante, y se acercó a la bestia, acariciando su nariz como si ésta fuera una oveja. El dragón cerró sus ojos y se dejó consentir. Otro joven, de cabello negro y ojos peculiares, se recargaba en el costado del dragón, observándolo como si fuese un halcón.
"Se llama Skyscale, y le pertenece a mi amiga Astrid." Habló Hiccup con excesiva tranquilidad. El pelirrojo le susurró un gracias a Toothless, quien había ido a traerla.
Amminos simplemente los observaba, paralizado. Su cerebro solo podía hacerse una pregunta: ¿Qué demonios estaba pasando? Sus gordas manos tallaron sus ojos, y cuando éste los abrió de nuevo confirmó que de hecho, sí, había un dragón enfrente de él y éste no quería atacarlo.
Hiccup tomó aire y Skyscale dejó que éste se subiera a su espalda. Amminos lo siguió con la mirada, dándose cuenta de como el aire que rodeaba al chico cambió cuando montó a la bestia. Era como si el flacucho y débil pelirrojo hubiera desaparecido para dar paso a un, vaya, y él no podía creer que pensara eso, a un enigmático y honesto guerrero.
Astrid caminaba detrás de Stoick, iba a seguirlo hasta la villa y continuar con las labores que tenía allí. La joven dio un vistazo a su magullado pueblo, y dejó salir un suspiro de satisfacción. Pese a que aún eran un pueblo roto ya estaban avanzando. La joven infló su pecho con orgullo, no por nada eran vikingos.
La tribu preparaba a sus dragones para llevarlos a una zona alejada de la villa de Amminos, en ella entrenaban y se preparaban para la batalla más importante de sus vidas, la que recuperaría su hogar. Stoick les había mostrado un mapa con direcciones para llegar sin contratiempos, y los vikingos amaron el espacio extra que se les había otorgado. No les agradaba estar escondidos, pero habían ganado vitalidad y los deseos de regresar a casa los mantenían fuertes.
Astrid miró a los alrededores, buscando a su dragona. No tuvo que andar por ahí mucho tiempo, porque la bestia salió de entre los árboles, y detrás de ella venían tres figuras. La chica las reconoció de inmediato, Hiccup y Toothless, caminando lado a lado y poco atrás estaba Amminos, mirando con curiosidad los alrededores.
Skyscale corrió hacia su dueña y se dejó acariciar. Los peores pensamientos llenaron la cabeza de la rubia, ¿Por qué estaba Amminos aquí? ¿Los castigaría por esconderse en los bordes de su isla? ¿Se sentiría traicionado?
Pero el hombre solo siguió al par, mirando con aparente calma. La gente de la villa simplemente lo confundió como uno más, mientras llevaban a sus respectivos dragones a campo abierto. Finalmente llegaron a la tienda en donde Stoick se quedaba, y Astrid no pudo ver nada más, solo que los tres hombres entraron y desaparecieron tras las cortinas.
"Perdóname, hermano" Suplicó Stoick. "No quería esconderte la verdad, pero no encontramos otra manera".
Amminos negó con la cabeza. "Stoick, eres mi hermano, si me hubieras contado todo desde un principio nada malo habría pasado y te hubiera ayudado. Sin cuestionarte nada".
Hiccup, que se había sentado en la parte de atrás de la carpa junto con Toothless, apretó la mano de su novio. Estaba nervioso. No quería causar más problemas, pero el esconderle a su tío la situación en la que estaban ya no tenía sentido para él. El dragón le sonrió y permitió que el niño se recargara en él.
"Recuperaremos tu hogar, hermano. Mis hombres y yo los acompañaremos al campo de batalla y acabaremos con Hootch, el traidor."
El pelirrojo abrió sus ojos, sorprendido. Pero él sabía que cuando un vikingo le hacia una promesa a otro era en serio, y no podía herir el orgullo de su hermano al negarse, así que estrechó fuertemente la mano de Amminos y sonrió. "Gracias."
"A mí no, hermano, agradécele a tu hijo." Respondió Amminos, señalando al par, "Es uno de los guerreros más valientes que he conocido.
Berk se regocijó al escuchar las noticias. Los que estaban escondidos corrieron a donde estaba el pueblo del hermano de su líder, ansiosos de entablar un vínculo que les permitiera regresar a casa.
Las madres tomaron a sus hijos y corrieron detrás de sus esposos, mientras que los jinetes se subían a sus dragones y corrían junto a ellos. Los adolescentes reían mientras atravesaban el bosque, ¡ya no podían esperar!
Hiccup y Toothless también estaban entre la multitud, corriendo mano a mano, siguiendo a Stoick y a Amminos.
Al principio no fue fácil convencer al pueblo amigo de que los dragones eran inofensivos, pero después de hacer unas cuantas demostraciones y con la ayuda de ambos jefes, la villa empezó a acercarse a las enormes bestias, y éstas se dejaban tocar y acariciar. Las personas no se molestaron cuando llegaron más personas, al contrario, parecían apenadas por no haber podido ayudar antes.
"Hay que darles dragones" Dijo Hiccup, que observaba todo, "El ejercito de Hootch jamás podrá con tantos de nosotros, y si cada uno lleva un dragón podremos vencerlos."
Toothless asintió. "¿Y dónde encontraremos a estos dragones?"
"Supongo que tendremos que adentrarnos en el bosque y encontrar los nidos."
El Night Fury levantó una ceja. "¿Domesticaras cientos de dragones tu solo?" Eso parecía algo imposible.
Hiccup soltó una risa. "Claro que no, tontito. Los llevaremos a los nidos y les enseñaremos como se hace."
Toothless también rio un poco y se dejó caer en el pasto, llevándose a Hiccup con él. "Buena suerte con eso. Los vikingos no siempre serán tan flexibles, puede que no ataquen a los dragones, pero montarlos es otra cosa."
"A mí me encanta montar dragones" Respondió rápidamente Hiccup, mirando pícaramente a su dragón.
Toothless se sonrojó, entendiendo el doble sentido de las palabras del jinete, pero decidió ignorarlo y continuar. "¿Y cuando los llevaras, me pregunto yo?"
"Lo más pronto que pueda. Primero tengo que ver como se organizarán mi papá y mi tío. Y después veremos lo de los dragones."
La organización de los jefes resultó ser, de hecho, bastante sencilla.
Todo adulto y adolescente que quisiera pelear, que era la mayoría, tendría que entrenar desde que el sol salía hasta que se ocultaba. La falta de armas le dio algo que hacer a Hiccup, se necesitaba a un armero, y Hiccup, junto con los de la villa, se la pasaban días enteros haciendo armas para que la gente entrenara.
Aunque los estilos de pelea eran diferentes, tanto los aldeanos como Berk se acoplaron pronto a la diversidad que se mostraba y pronto empezaron a darse tips para mejorar.
Cuando el sol caía, los aldeanos decidían regresar a la playa en la que se habían quedado antes, ya que estaban perfectamente instalados, pero cuando amanecía no dudaban en regresar a la civilización para seguir entrenando.
"No has practicado nada". Dijo un día Toothless, que observaba como Hiccup afilaba un hacha.
"¿De qué hablas?" Preguntó su novio, ojos concentrados en la tarea.
"Todos están como locos usando sus armas nuevas y no te he visto lanzar ni una sola flecha." Respondió Toothless, su tono un tanto serio.
Hiccup suspiró, sabía a qué se refería Toothless, pero decidió explicarse de todos modos. "No he tenido tiempo para eso, tengo que hacer armas, entrenar dragones y mantenerte ocupado en las noches."
Toothless también suspiró, el chiste no le hizo gracia, "Sé que estas ocupado, pero cuando estemos allá no quiero que por falta de practica pierdas tu habilidad con el arco."
"¡No se me olvidará! Créeme, si pude darle a un Night Fury entonces podré con cualquier humano." Contestó Hiccup, que ahora le sacaba brillo al arma. Sin embargo, una fuerte mano se la arrebató de las manos, y en su lugar puso un arco.
"Esto es importante para mí". Dijo Toothless, enfatizando su punto al entregarle un manojo de flechas.
Hiccup lo miró con algo de irritación en los ojos, no tenía ganas de practicar. "¿Si practico, me dejarás regresar aquí por el resto del día?"
"Por supuesto".
Hiccup tenía razón en algo, no había olvidado como usar un arco y una flecha, pero Toothless cada vez le lanzaba las cosas a las que tenía que darle más alto o más mejor, y si fallaba el Night Fury le daba un ligero zape en la cabeza, como el que le daba con la cabeza cuando sus orejas eran más grandes. Hiccup solía sobarse y continuar, y en poco tiempo estaba dándole a todos los blancos.
No era el único que se encontraba ahí. Los gemelos y Fishlegs también estaban entrenando, y por lo que podía ver era combate cuerpo a cuerpo, pero parecían divertirse.
A su lado había varias mujeres luchando con espadas e incluso hombres ya entrados en edad que también practicaban su puntería.
Hiccup se tomó un momento para observarlos, y por un momento se asombró. Esas personas no tenían problemas, estaban sanos, tenían un techo, y lo iban a arriesgar todo para poder recuperar una isla que casi ni visitaban. Estaban arriesgando sus vidas para que él y Toothless y todos los demás regresaran a su hogar.
"Daría todo por proteger a toda esta gente." Susurró el niño, sin darse cuenta.
Toothless lo escuchó y apretó los labios. Y yo daré todo lo que tengo para protegerte a ti.
Las semanas pasaron sin nada fuera de lo normal. Stoick y Amminos pasaban la mayor parte del tiempo encerrados junto con Gobber y otros cuantos hombres planeando el ataque. Hiccup podía entrar de vez en cuando, pero no se quedaba con mucha frecuencia.
Prefería estar la mayor parte del tiempo con Toothless. Tenía miedo de morir en la pelea y arrepentirse de no haber estado con su dragón más tiempo. Así que cuando terminaba de hacer armas o de practicar, corría a buscar a Toothless y lo llevaba a su casa, donde cocinaban, leían o simplemente se abrazaban. A veces Hiccup se sentía como un niño pequeño que necesitaba a su mamá, pero podía sentir que Toothless pensaba lo mismo: quería estar con Hiccup lo más que pudiera.
Las preocupaciones del joven crecieron cuando se dio cuenta de que sus amigos también estaban en peligro y de que ellos también eran mortales. No solo temía por ellos, si no que empezaba a arrepentirse de todo lo que les había ocultado desde que Toothless se había transformado en humano.
Y por sobre todas las cosas quería encontentarse con Astrid otra vez. Hiccup la extrañaba, era su mejor amiga, y cuando la veía se apenaba por haberla hecho sufrir tanto. Así que un buen día, mientras Hiccup dejaba que Toothless le enjabonara el cabello mientras se bañaban, el adolescente se puso a pensar en algo que la alegrara.
"Pensé que ella estaba mejor" Dijo Toothless, masajeando la base del cuello de su novio, sonriendo cuando éste se relajó en sus manos.
"Pues…" Dijo Hiccup, cerrando los ojos y disfrutando de la atención, "Sí está mejor, pero yo aún me siento muy mal."
El dragón asintió, y prosiguió a enjabonar la espalda del joven. "Recuperar nuestro hogar debería ser suficiente."
Hiccup se volteó y puso un poco de jabón en sus manos, limpiando el pecho del dragón. "Sabes Toothless, a veces puedes ser algo insensible."
El dragón levantó una ceja. "¡Claro que no!"
Hiccup sonrió y pasó sus manos por los hombros del joven. "Sí lo eres, al menos con Astrid."
Toothless dejó salir un bufido y también recargó sus brazos sobre los hombros de Hiccup. "Lo siento, ¿de acuerdo? No es que quiera ser grosero, es solo que no puedo evitarlo. Ella no es de mi agrado."
"No entiendo porque no te cae bien. Sí, fue mi novia, pero cuando se enteró de nosotros no puso nada de pelea, y no nos hizo la vida difícil."
"Es solo que no puedo olvidar el cómo te golpeaba en el hombro, o como es de testaruda, y ¿recuerdas cuando me apuntó con su hacha? ¡Dos veces! ¡Est-!"
"Su hacha" Interrumpió Hiccup, que dejó de masajear al Night Fury.
"Gracias a Dios se hundió." Resumió Toothless, recordando como el arma se había caído al mar cuando Astrid pensó que él era un espía.
"Le voy a hacer un hacha" Dijo Hiccup, sonriendo de oreja a oreja. "¡Será idéntica a la vieja! Colores, y peso y todo."
Toothless hizo una mueca. "No hablas en serio, ¿verdad?"
Hiccup se paró y tomó las cubetas de agua limpia para quitarse todo el jabón. Una vez que estaba completamente limpio el joven tomó una toalla para ocultar su cuerpo, y corrió a vestirse. "¡Te veo al rato!"
Toothless lo miró partir, aun enjabonado, desnudo y solo en el frío piso del baño. "No volveré a abrir mi bocota."
Hacer el hacha fue mucho más difícil de lo que Hiccup pensaba. Recordaba bien el modelo, pero los materiales no podían ser nuevos porque entonces el arma no tendría el mismo balance de antes, así que Hiccup se pasó la mañana entera buscando el metal perfecto, y luego lo afinó un poco más para que adquiriera la consistencia del hacha que tenía Astrid. No fue difícil recordarlo, él había arreglado esa hacha muchas veces.
El joven también había pintado el mango, y había usado cuero para cubrirlo, incluso usó un pequeño cuchillo para desgastarlo y hacer que pareciera más al viejo. A lo largo del día Toothless pasaba a visitarlo para dejarle algo de comer, y los clientes que pedían armas tenían que esperar un poco si querían que Hiccup los atendiera.
Hacer un hacha de la noche a la mañana no fue tarea fácil, pero cuando el sol salió el siguiente día, Hiccup puso su regalo sobre la mesa de madera de la tienda, observando con orgullo su trabajo. Usando el mismo cuchillo, el joven escribió una pequeña inscripción, solo legible si se ponía atención.
Es perfecta. Pensó el Hiccup, envolviéndola con una pesada tela para no dañarla.
Una vez afuera, Toothless no tardó en encontrar a su jinete y tomó el hacha entre sus manos. "Wow, esta cosa está pesada."
"Y que lo digas. Aun no entiendo cómo puede lanzarla tan fácilmente." Contestó Hiccup, dirigiéndose a la zona de entrenamiento. Esa Astrid era asombrosamente fuerte.
"¿Crees que le guste?" Preguntó el dragón después de un timpo, observando a su pequeño novio.
Hiccup apretó los labios y miró hacia el suelo. "No lo sé, pero al menos lo habré intentado, ¿no?"
Cuando la práctica con espada empezó a hacerse visible en la distancia ambos aceleraron el paso. Había muchas personas dando gritos de guerra o riendo con sus compañeros, y la rubia cabellera de Astrid no pasó desapercibida.
Tragando saliva, Hiccup se armó de valor para llamar su atención. La chica estaba platicando con un muchacho y parecía estar enseñándole la forma correcta de torcer un brazo, ya que hacía movimientos raros con la mano.
"Astrid".
La joven levantó la mirada y su aura extrovertida cambió casi de inmediato, la chica se puso seria y los miró a ambos con una cara que claramente decía, ¿Qué ocurre ahora? Sintiendo la tensión en la atmósfera, el muchacho con el que estaba se fue, dejándolos solos.
"¿Si?"
Toothless le dio el hacha a Hiccup y un ligero empujoncito que no fue ignorado por la rubia.
"Tengo algo para ti" Finalmente dijo el chico, desenvolviendo lentamente su presente. Astrid lo miró con curiosidad, preguntándose que era. Cuando la tela cayó al suelo, la guerrera soló un pequeño oh al ver lo que era.
"¿Cómo la recuperaste?" Preguntó Astrid, la sorpresa evidente en su voz.
"Lo siento, no es tu hacha vieja" Confesó Hiccup, preocupación reflejada en sus ojos. ¿Y si por ser un remplazó la chica la rechazaba?
"Pero se pasó todo el día haciéndola solo para ti" Intervino Toothless, dando un paso hacia el frente. "Incluso me apuntó con ella para ver si se veía igual" Bromeó el dragón, intentando liberar la tensión.
Astrid subió la mirada, tenía una expresión rara en su rostro, pero no se veía enojada. La joven extendió su brazo y tomó el mango del arma, Por Odin, se siente igual.
Al levantarla y balancearla entre sus brazos la chica no pudo evitar sonreír, llena de satisfacción. Era perfecta.
"Ahora podrás pelear aún mejor cuando lleguemos a Berk" Dijo Hiccup, sonriendo.
Astrid sonrió mas esta vez, una honesta y tranquila sonrisa. La chica subió la mirada y entrecerró los ojos, viendo a ambos jóvenes. "Gracias"
Loki miraba la escena con mucho interés. Las semanas habían pasado y los vikingos se habían aliado una vez más para derrotar al enemigo. El dios disfrutaba mucho del espectáculo, pero la preocupación del niño vikingo por su tribu era evidente.
Desde la fuente de su palacio Loki podía ver como perdía el sueño, pensando en todo lo malo que podría ocurrir. Cada día el joven se dividía ente todas sus preocupaciones, y Loki estaba seguro de que si este comportamiento seguía así Valkiria lograría destruirlo fácilmente una vez en batalla. Y Loki no permitiría que eso pasara. Al menos, no en manos de ella.
Decidido a probar su punto acerca del amor ente humanos y bla bla bla, Loki esperó a que el joven vikingo se encontrara felizmente acurrucado en el abrazo de su Toothless, y se sumergió en la fuente.
Llegar al mundo de los humanos fue fácil. No era la primera vez que lo hacía, y llegar a su destino no le costó nada de tiempo. Frente a él, por primera vez, vio a los dos humanos con los que había jugado los últimos meses. Sí, era cierto, ellos le debía su vida a él desde un principio, pero el dios no quería que las cosas llegaran tan lejos, solo quería divertirse un rato con el par. Ahora no tenía opción, si quería una especie de final feliz tendría que hacer lo necesario para conseguirlo.
Loki se acercó a la figura del vikingo, cuidando no despertar a su acompañante, y con una mano gris y huesuda, tocó la frente del joven, introduciéndose en sus sueños. Unos pocos segundos después, el dios vislumbró delante de él lo que parecía ser Hiccup, o al menos una parte de él.
El niño se veía perdido, pero finalmente lo vio y Loki empezó a hablar.
Antes que nada quiero disculparme.
"¿Por qué?" Preguntó Hiccup, que observaba con interés la extraña figura ante él.
Mi nombre es Loki, y temo que te he puesto en una situación precaria.
"¿A qué te refieres?"
Loki no perdió tiempo en explicarle todo desde un principio, justo como Hiccup lo había hecho con Amminos, no le dijo que ellos eran parte de un juego, pero sí les aclaró que el hecho de que Toothless fuera humano era culpa de él, y que Hootch había sido controlado por su hija, Valkiria, que estaba ciega de ira.
La razón por la que ustedes perdieron la guerra, fue porque mi hija encantó a los hombres de tu tío, para que no recibieran daño alguno en la pelea.
Hiccup procesó la información, tapándose la boca al darse cuenta de que todo este tiempo habían sido observados por dioses y que se encontraban involucrados en sus asuntos.
"¿Qué puedo hacer?"
Preguntó despesperado Hiccup, buscando una solución.
Desafortunadamente no puedo regalar nada a los humanos, no está en mi naturaleza hacerlo, siempre tienen que darme algo a cambio. Por eso he venido, para hacer un trato.
Hiccup asintió.
Necesito saber qué es lo que quieres.
Hiccup no necesitó pensarlo dos veces.
"¡Quiero la seguridad de todos! No quiero que ninguno de ellos muera. No Toothless, ni mi papá, ni Astrid, nadie de mi tribu y nadie de la tribu de mi tío Amminos".
Loki asintió también. Puedo hacer eso.
"¿Lo prometes?"
Por supuesto, un dios nunca rompe sus promesas.
Hiccup sonrió débilmente, aún asustado por la situación en general. "¿Y a cambio que vas a querer?"
El precio es alto. Admitió Loki. Salvar cientos de vidas no es fácil, pero no imposible, necesito algo que equivalga todo eso.
Hiccup espero a que el dios continuara.
Tienes que dar noblemente, sin arrepentimientos ni dudas, tu propia vida por la de todos ellos.
Y si toda la situación ya parecía surreal, Hiccup sintió que le arrebataban el corazón del pecho al escuchar esas palabras. "¿Qué?"
Eso es todo lo que puedo hacer. Garantizo que tu villa y la villa hermana estará sana y salva, ganará, y todo regresará a la normalidad, pero tendrás que sacrificarte para que eso suseda."
"¿Qué pasará con Toothless?"
Seguirá en su forma humana, pero vivirá.
"¿Y si algo falla? ¿Y si alguien de mi tribu muere?"
Entonces el trato se rompe. No morirás, pero los demás dejarán de tener protección y correrían el riesgo de morir. Pero te aseguro que nada puede contra el poder de un dios. Tu familia entera estará a salvo.
Hiccup bajó la mirada. ¿Tomaría esa decisión? ¿En verdad se sacrificaría por todos? ¿Por todos? Entonces el rostro de Toothless apareció en su mente, perfecto e ideal, su precioso Toothless. Si su dragón moría en batalla Hiccup sabía que él no tardaría en seguirle, pero no se trataba de morir juntos, se trataba de que su amado Night Fury viviera por muchos años, que fuera feliz y que volviera a encontrar el amor y la paz, aunque no fuera en él.
"Daría mi vida por Toothless". Dijo Hiccup, sin quitar la vista del suelo.
¿Eso es un sí?
Hiccup se mordió los labios y miró a Loki, con ojos llenos de intensidad. "Si".
Entonces el dios se acercó a él y con un filoso y delgado dedo cortó la piel del hombro del muchacho en forma de una cruz. Inmediatamente, Loki hizo lo mismo en su propio brazo y Hiccup se dio cuenta de que había otra cicatriz parecida, mucho más grande, cerca de la nueva.
Cuando tu tribu gane, y Hootch y su pueblo se larguen, el trato se habrá cumplido y habrás muerto.
Y en ese momento todo desapareció, y con un fuerte grito de terror, Hiccup despertó. En ese estado de shock solo pudo sentir las suaves manos de Toothless, que lo acercaban a su cuerpo, y escuchó débilmente su voz, que le preguntaba que ocurría.
CHAN CHAN CHAAAAN.
EL SIGUIENTE CAPITULO ES EL ULTIMO, AJAJAJAJAJA, DESPUES DE UN AÑO DE ESPERA AL FIN TERMINARÉ ESTE FANFIC., AJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJ.
Prometí que lo haría y lo estoy cumpliendo. De verdad me apena muchísimo que esto tomara tanto tiempo, pero espero que lo hayan leído y lo hayan disfrutado. Y de verdad me encantaría leer sus reviews para saber que alguien aún lee la historia y para animarme a escribir el siguiente capítulo!
Muchas gracias a todos los que me han esperado, de verdad!