Detective Conan y todos sus personajes son propiedad exclusiva de su autor, Aoyama Goushou. Los personajes extras, son sólo para complementar la historia y facilitar su entendimiento.
Tomando las Riendas de Nuestro Destino
Por Saori Kudo
Capítulo 1: "Hospital"
La ambulancia llegaba después de haber corrido casi a ciento cincuenta kilómetros por hora. El conductor era un experto para esa clase de casos. Se detuvo, y bajaron tres paramédicos con una camilla. No dejaban de mirar la pantalla de los signos vitales y cuando llegó el doctor de turno por fin relajaron sus músculos.
-Desconocido. No nos ha dado tiempo de buscar identificación. Signos inestables, hemorragia interna, posibles lesiones toráxicos y cerebrales. Fue chocado por un vehículo desconocido que se dio a la fuga mientras él cruzaba un semáforo en verde.-Dijo el lenguaje rápido al que estaban acostumbrados en la sala de emergencias.
El médico sólo asintió y gritó unas órdenes a las enfermeras.-Preparen quirófano 2. Necesito tres bolsas de sangre como mínimo, carro de resucitación y que uno de los paramédicos lo identifiquen.
Lo único que podía asegurar era que el paciente tenía alrededor de dieciocho años. Los paramédicos le habían rasgado la camisa y lo único que alteraba su abdomen bien formado era que en la zona del tórax estaba mayoritariamente amoratado, claro signo de la hemorragia interna. El chico estaba claramente inconsciente y no daba rastros de despertarse en cualquier momento.
Mientras lo llevaban hacia el quirófano, muchos de los doctores, enfermeras que atendían tranquilamente miraban con temor y compasión la camilla donde "descansaba" el chico: no le veían mucho futuro.
La hemorragia era tan alarmante que ni siquiera el médico tubo tiempo de solicitar un medico asistente. Le ordeno a una de las enfermeras que llamara al traumatólogo, al cardiólogo, y al neurólogo.
Dos horas después salieron los tres especialistas suspirando profundamente. Detuvieron la hemorragia, aseguraron el corazón, repararon alguna lesión mínima (milagrosamente no se fracturo ninguna costilla severamente) y le programaron exámenes para confirmar alguna falla cerebral.
-Es un milagro que no se haya roto ninguna costilla, ¡ni siquiera algún hueso importante!-exclamó el traumatólogo.
-Tienes razón, creo que el choque ha sido muy fuerte. Me sorprendería que no tuviese ninguna alteración cerebral.-Dijo un guapo neurólogo limpiando sus gafas.
-Lamentablemente no podemos decir lo mismo sobre la hemorragia que tuvo. ¿Te imaginas si no lo paramos en el instante preciso hubiese muerto?-dijo el cardiólogo al neurólogo.
-Sí, pero cuando pueda despertar, habrá que dejar bien en claro las instrucciones a ese adolescente. No quiero verlo de nuevo sufriendo porque no hizo caso e hizo esfuerzos…superiores.
-Seguro que hará.-Dijo el traumatólogo con sarcasmo.- ¿Cómo será que no conoces a esos jóvenes? Se irá directo a ligar con una chica, ¡Si hasta a las enfermeras se les revolucionaron las hormonas!
-¿Celoso Tayami?-Preguntó el cardiólogo con sorna.-Sólo es un desconocido.
-¡Doctores!-gritó una de las enfermeras que había entrado al quirófano.
-¿Qué sucede?-Preguntó el traumatólogo agradeciendo que no hubiese llegado antes.
-¡Han identificado al paciente! ¡No lo van a creer! ¡Con razón me sonaba de algún lado!-Exclamó con un asombro claramente visible.
-¿Y quien es?-
-¡No es nada más ni nada menos que…!
El nombre ya había recorrido todo el hospital. No había nadie que no supiera de su presencia. Todos lo querían ver y el Director del hospital tuvo que hacerse cargo de la situación pidiendo seriedad a las enfermeras, internos y algunos residentes.
Sólo había una persona rezagada al lado de los otros doctores. Hace diez años que no tocaba suelo Japonés y apenas había estado una semana, trabajando en el hospital. Y al igual que a todos le sonaba el nombre.
Pero no lo creía. No debería ser así. No debería llamarse así. Debería haber vuelto a ser él. Aunque, si lo reflexionaba bien, no podría seguir con su vida normal.
-¡Escúchenme todos!-Gritó el director enfurecido.-Ahora designaré a un equipo exclusivo para él. Aparte de ellos no quiero a nadie en su habitación o interfiriendo en su entrenamiento. Veamos, yo seré único doctor residente que lo atienda. Ustedes dos serán las enfermeras a cargo.-indicó a dos chicas de azul marino.-y… Doctora Mouri, usted será la doctora asistente.
Ran Mouri por fin prestó atención. Seguía pensando en lo mismo. Él no debería llamarse así. Eso sólo significaba una cosa… Realmente estaba en shock desde que escuchó su nombre…Conan Edogawa…
-¡Doctora Mouri!-Gritó el Director frente a Ran.
-Sí, doctor.-Dijo automáticamente.
Le dieron unas ganas enormes de verlo. El hecho de tuviera dieciocho años y que siguiera con aquel nombre inventado por él, significaba que no había encontrado antídoto, que tuvo que repetir su adolescencia. Pero estaba seguro que no se acordaría de ella; el destino se había asegurado de ello.
Ran se vio caminando tras el director del hospital. Dos años esperando en vano. Él nunca volvió. De hecho él nunca se fue. Conan seguía siendo Conan, o mejor dicho, Shinichi Kudo seguía siendo Conan Edogawa. Recordar su verdadero nombre era una tortura. Sentía como el corazón se le apretaba. No quería sentir como sus ojos se humedecían, ni como sus piernas perdían fuerza y caía al suelo. No. Haría acoplo de toda su fuerza y lo enfrentaría. Respiraría, suspiraría, volvería a respirar y contaría hasta diez, al igual que lo hizo los últimos diez años.
-Doctor, ¿le puedo hacer una pregunta?-Dijo Ran pensando en no obsesionarse con la idea.
-Sí, claro.-
-¿Por qué es tan conocido el Señor Edogawa?-
-¿Bromea? Este chico es muy conocido en la zona.-
-Señor, vivó diez años en Washington. Cuando me fui, debería haber tenido cerca de nueve años.-Dijo Ran sabiendo que mentía en parte.
-Cierto es eso. Bueno, éste chico es un as de la deducción. Ha ayudado a la policía a resolver los casos más difíciles. El jefe de policía, Megure, dice que el chico comenzó a los seis o siete años a demostrar sus capacidades. ¡Imagínate, doce años siendo un detective profesional!
"No. Lleva mucho más, sólo que lleva doce años mintiendo" pensó Ran con un poco de rencor.
-Bien. Ésta es la habitación. Te pido discreción en cuando detalles del paciente. Ya hemos llamado a sus familiares que están es Estados Unidos, llegaran mañana.
Uh, tendría que buscar alguna forma de no coincidir con Yukiko y Yusaku Kudo. El doctor abrió y entro a la habitación. Ran bajó la mirada, respiró contando hasta diez y entró, cerrando la puerta tras ella.
Las cortinas estaban cerradas y la luz eléctrica alumbraba la habitación. Tenía una gran sala de estar en un rincón, al igual que el armario. Una puerta indicaba que había un baño privado. En general, se notaba que los Kudo habían pedido la mejor habitación para su único hijo.
Lo último que miró fue la cama, y le fue imposible no impresionarse ante la persona que estaba sobre ella. Era él. Era el Shinichi que la dejó en el "Tropical Land" para perseguir a unos hombres de negro y volver como un niño de siete años llamado Conan Edogawa.
Su mismo rostro, su mismo pelo, su misma nariz sus mismas orejas, su particular chasquilla, y no dudaba que tendría esos mismos ojos azules electrizantes que acostumbraban a mirarla fijamente, era el cuerpo que quería tanto recuperar, pero no obtuvo.
-Bien. Leeré el procedimiento de hoy y algunos antecedentes importantes.-
Conan Edogawa, 19 años. Llegó con una profunda hemorragia interna y unas cuantas lesiones menores. Se le hizo cirugía y logramos detener la hemorragia, asegurar el corazón y revisar su cabeza. Se le programaron exámenes para descartar posibles daños neurológicos en cuanto se despierte. Según sus antecedentes, no tuvo problema en su lactancia. Algunos accidentes extraños entre los seis y nueve. Aunque lo que me preocupa es que a los nueve años tuvo un trauma que produjo una amnesia, que lamentablemente no fue temporal, y…
Ran bajó la mirada de Shinichi. Sí, él había tenido un accidente y había perdido la memoria. Pero cuando eso sucedió, ella ya había cumplido dos meses en Washington.
-¡Ran! ¡Ha pasado algo terrible con Conan!-Le dijo diez años atrás la voz amable del profesor Agasa.
-Shinichi, profesor. Sabe que sé la verdad. Y apuesto a que se ha metido en un caso y él cree que es invencible e inigualable. Ya se recuperará.-Dijo Ran aguantando las ganas de preguntar como estaba, si pensaba en ella, si hablaba de ella.
-Eh Mouri, otro día te haces de la que no te importa nada Kudo, pero ahora presta atención. Kudo ha perdido la memoria y es posible que no la recupere.
Ran detuvo el insulto que le iba a soltar a Ai Haibara o mejor dicho Shiho Miyano. Repasó sus palabras y se asustó, sus ojos se empañaron inmediatamente. ¿Shinichi perdió la memoria? ¿Qué estupidez había estado haciendo para tener ese trauma? Ella había perdido la memoria, pero la recuperó en poco tiempo gracias a él.
-¿Ran? ¿Ran?-Preguntó el profesor Agasa.
-Sí, sí aquí estoy. ¿Qué necesitan?-Dijo Ran controlando el tono de su voz.
-¿Cómo que qué necesitamos? Que vengas. Estoy casi seguro de que si Shinichi te ve recordará algo. Los padres de Shinichi pueden esperarte para venir juntos y es más rápido y…
-No iré profesor.-Dijo Ran con determinación.
Al otro lado del teléfono, el profesor Agasa cerró su boca abruptamente. Repasó lo que Ran le había dicho y soltó un grito de desesperación.
-¡No puedes hacer esto, Ran! ¡Esto es mucho más grave que todo lo que ha pasado con la organización! ¡Estamos arriesgando los diecinueve años que Shinichi ha vivido! ¡Le estarías quitando la vida!-
-¡No se la estoy quitando profesor! Le estoy dando un nuevo inicio. Es una buena oportunidad. Para los dos.-
-¿De qué hablas?-
-Borrarme de su vida. Le pueden rehacer su vida, recordarle que es Shinichi Kudo, que lucha contra la organización, que es un excelente detective, que su cuerpo no es así. Recuérdale a Genta, Mitsushiko, Ayumi, Haibara, Heiji, Kaito ¡Hasta Kid el Ladrón! Pero no me nombren en su presencia. Ninguno de los que me conozca a mi y a él. Piénselo, tendría una nueva vida. No tendría porque saber que hubo una chica que siempre terminaba metiéndolo en problemas, a la que le mintió y no confió en ella. Nos hemos hecho daño, mucho, él mintiéndome y yo no dándome cuenta de que siempre estuvo ahí. Yo ya perdí la memoria, pero la recobre con el apoyo de todos. El, la recupere o no, tendrá su apoyo, el de todo Japón. Le será fácil salir adelante, lo sé. El no es de los que se quedan sin hacer nada. A pesar de todo, confío en que el Shinichi Kudo de siempre no los dejará.-
-Pero Ran, ¿y tus sentimientos? ¿Es que ya no amas a Shinichi? ¿En sólo dos meses te olvidaste de él?-
-Nunca, pero nunca de los nunca diga eso. Mis sentimientos crecen y crecen cada día. Todavía amo a Shinichi, pero la pena también crece. Si él puede empezar una nueva vida, estoy segura que estaremos bien. Yo me quedaré con todo lo que me ha dado y lo cuidaré como el máximo tesoro de mi vida. Todo lo bueno que he hecho ha sido con él, así que nunca lo olvidaré y seguiré por él.
-Pero…-
-Por favor, se lo suplico. Se que sonará egoísta, pero piense en mí, en lo que me pasa y siento. He decidido no volver por él. Si le cuentan de mí a un tipo que no sabe ni siquiera quien es y le dicen que ha mentido y ha hecho daño se sentirá culpable sin saber por que y volverá a sufrir. Si él es feliz, yo también lo seré.
-Ran, si tú lo consideras así, lo haré. Pero los reclamos llegaran a ti. Les diré lo que me has hablado, pero no esperes aprobación de parte de Heiji, Yukiko y Yusaku. –Dijo el profesor Agasa sintiendo el dolor que tenía ese par de adolescentes que sufría cosas que debería estar sufriendo en mucho más tiempo.
-Gracias, profesor. Cuide mucho a Shinichi y si recupera la memoria, avíseme. Yo le estaré deseando lo mejor del mundo.
¿Por qué había tenido tantos argumentos en ese momento? ¡Lo había pensado apenas le habían dado la trágica noticia! Ahora, verlo, sin que él lo supiera, hacía que las excusas se fueran a misma mierda. Si él supiera…Aunque, el profesor Agasa nunca la volvió a llamar. Las únicas personas que lo hacían eran sus padres y Sonoko. Estaba segura que su amiga tenía mucho que contarle de él, pero ella la silenciaba con una mirada. Heiji y Kaito se había vuelto muy cercanos a él, era un hecho. Si Aoko le decía que Kaito estaba con Heiji, y Heiji estaba en Tokio, era obvio que estarían con Shinichi. Todo el mundo los vería como un grupo de hermanos, donde uno era el menor. ¡Kami-sama! ¿Por qué pensaba en eso a esas alturas del partido?
-Doctora Mouri, ¿alguna duda?-Preguntó el director volviendo al presente a Ran.
-Sí, ¿Quién tomará el primer turno?-Dijo tratando de mostrar la cara de póker que le había enseñado Kaito hace ya mucho tiempo.
-Se le ve algo cansada, por lo que yo haré el primer turno.-Dijo el director mostrando una sonrisa cansada.
-Bien, muchas gracias. Voy a ver a mis otros pacientes. Con permiso doctor.-Dijo Ran mirando por ultima vez el adorado rostro de Shinichi antes de salir de la habitación.
Cerró la puerta y suspiró. Caminó hacia la entrada de emergencia mientras preparaba su teléfono móvil. "Ayuda, creo que moriré en cualquier momento".
Se habían sentido tres motores llegar a la vez y rápidamente al hospital. Un auto pequeño que ya era bastante antiguo, de donde bajaron cinco personas. Un anciano de sesenta y tantos años, bajito, calvo y con gafas. Un chico alto y gordo con un corte al cero. Otro chico un poco más bajo, pero extremadamente delgado, con pecas en su rostro. Una chica de mediana estatura y delgada bien arreglada que parecía una Barbie. Y una chica que era igual de alta que el chico delgado, pero era más seria y más formal. Era el profesor Agasa, Gente, Mitsushiko, Ayumi y Ai, respectivamente.
El otro vehículo era un coche patrulla. Salieron de él dos personas. Un hombre y una mujer vestidos de traje y tomados de la mano. El hombre se veía más cohibido por el contacto que su pareja, que era más firme. Aunque se les veía igual de felices. Eran Sato y Takagi.
Y la última era una moto que se aparcó lo más cercano posible a la entrada del hospital. Había dos chicos en ella que se separaron lo más rápido posible al bajar de la moto. El conductor era algo moreno con unos ojos verdes hipnotizantes, pelo corto negro y alto. Su compañero era de tez blanca, tan alto como el primero, de ojos azules mágicos y el pelo castaño oscuro. Estos guapos chicos que hacen perder la cordura junto al protagonista de la historia no son nada más ni nada menos que Heiji Hattori y Kaito Kuroba (NDA: Un grito chicas!)
Llegaron los nueve juntos al mesón central. La asistente a cargo se asustó al ver dieciocho ojos sobre ella. Le dio más miedo ver a la policía, despectividad al ver a los adolescentes y excitación y evidente babeo al ver a Kaito y Heiji (NDA: A quien no xD).
-Policía Metropolitana. Teniente Sato y Takagi. Hemos venido a interrogar a Conan Edogawa por el accidente ocurrido.-Dijo Sato mostrando su placa.
-Lo sentimos, señorita teniente, pero el doctor está en una revisión y está limitada la visita hasta que él lo diga. Además, el Señor Edogawa aún no ha despertado.
-¿Cómo? ¿Aún no ha despertado Conan? ¿Está mal?-Preguntó Ayumi con lágrimas en los ojos.
-Conan está bien, Ayumi. Sólo que debido al accidente le deben de haber dado un sedante o somnífero bastante fuerte.-Dijo Ai Haibara con seriedad.-La hemorragia interna causa grandes dolores musculares por un largo de seis siete horas mínimo.
-La chica tiene razón.-Dijo la secretaria preguntándose que tipo de superdotada era Shiho.-Les recomiendo que dejen sus números y yo personalmente los llamaré, a pesar de que él despertara exactamente a las seis y media de la mañana.-
-¿No podemos quedarnos aquí?-Preguntó Heiji Hattori haciendo volver babea a la secretaria.-
-No, no pueden.-Dijo el director del hospital llegando al mesón.-En vista de la fama del Señor Edogawa, está prohibido cualquier visita a excepción del equipo que yo mismo he formado y de los padres del chico.-
-¿Van a venir?-Dijo Kaito con su voz relajada y fresca.-Ya sabía yo que sí. ¡Eh Heiji! Que alegabas que eran igual a tu madre.-
-Verdad que tu madre te dejó solo en el hospital y nunca te fue a ver. Que penita.-Dijo Shiho sonriendo de forma malévola junto a Kaito.
Heiji ya les iba a soltar de bocazas a los dos, pero Takagi, que ya había ganado autoridad estando con Sato fue quien interrumpió.
-Está bien, doctor. La policía vendrá en cuanto Conan despierte. Aquí tiene mi tarjeta con mi número.-Dijo sacando la tarjeta y dejándola frente a la secretaria.
La secretaria miró fijamente a los ojos de Takagi y éste sólo pudo ver el brillo que se formaban en ellos. Lamentablemente fue peor que el brillo al ver a Kaito y Heiji. ¿Tanto llamaba la atención? Lo más seguro es que con Sato a la cabeza la mujer no se hubiese dado cuenta de él.
-¿Sólo puedo llamarlo por el paciente?-Preguntó la secretaria sin vergüenza alguna.
Todas las miradas se fueron al aludido (aunque Haibara fue más sabia y miró a Sato) que volvía a tomar la actitud de hace diez años: vergonzosa y algo tonta. La secretaria tuvo que hundirse en su asiento al ver la mirada asesina de Sato.
-Evidentemente.-Dijo con voz seca la detective más cotizada de la policía metropolitana.-Nos vamos Takagi, yo manejo.
Los presentes tragaron saliva. Sato seguro le recriminaría a Takagi aquella escena y como ella majaba a gran velocidad sería peor para el pobre detective.
-Entonces, nosotros también nos vamos.-Dijo Agasa entregando un papel con su número telefónico.
-¿Me podría mostrar un segundo la ficha de Edogawa?-Preguntó Ai directamente al director.-Prometo no hacer nada.
-Sólo un segundo.-Dijo el doctor que había dudado pero al ver la seriedad de la chica accedió.
-Te esperamos en el auto, Ai.-Dijo Ayumi llevándose a los chicos al profesor a la salida.
-¿Pretendes algo sobre el antídoto viendo esa ficha?-Murmuró Heiji cerca de Shiho.
Shiho Miyano sólo asintió y le devolvió la ficha al director. Le indicó mediante gestos a Kaito y a Heiji que la siguieran hasta que llegaron al parking.
-Para serte sincera, Heiji, tengo un nuevo prototipo de antídoto. He trabajado en ello hasta antes de que Kudo tuviera el accidente. Pero tengo que asegurarme de que él esté bien, si no, aunque el antídoto sea el correcto, puede morir. Además, antes de eso, debemos hablar con él…
-Entonces el proceso será bastante largo.-Dijo Kaito con las manos en los bolsillos.-Primero le diremos, él no nos creerá. Se lo aseguramos y él como buen detective pedirá pruebas y…tendremos que decir cosas que no deberíamos decir.
-¿Te refieres a lo de Mouri?-Preguntó Shiho con escepticismo.
-Sí. Ella nos matará-Dijo Kaito.
-Da igual, ella sabe perfectamente que estamos en desacuerdo con no contarle a Kudo sobre ella.-Dijo Heiji algo enfadado.-Desde eso, todo ha sido una mierda.
Kaito asintió dándole la razón. Al fin y al cabo, las mentiras no llevaban a un buen fin. Miró hacia la entrada de emergencias, donde justamente una doctora salía para hablar por su móvil. Le daba la espalda, por lo que no le veía nada más que el largo cabello castaño recogido en una coleta. Y sí, se le hacía muy familiar, pero, ¿de donde?
-Heiji.-Dijo sin dejar de mirar a la doctora.
-¿Qué te pasa? Ni te despediste de Shiho.-Le reclamó el moreno de Kansai.
-¿No te parece familiar?-Le preguntó Kaito indicando a la chica que no se giraba.
Heiji se ahorró el comentario morboso para seguir la mirada de Kaito. Ahí pudo ver al igual que él, que una chica castaña hablaba por teléfono, pero no movía la boca. Por su forma de estar parada, dedujo que estaba esperando a que le contestaran. Y sí, también se le hacía muy familiar.
-La verdad que sí, escondámonos cerca de ella para ver quien es.-Le dijo al guante blanco.
Se escondieron de la muralla que dividía el parking y la entrada de emergencia y se quedaron estáticos.
-Vamos, vamos, que no tengo todo el día.-Decía la doctora con una voz que les hacía más familiar a los chicos.- ¿Hello? ¿Who is there? Ah, por fin. ¿Dónde están? Las necesito ahora, porque lo he visto… Sí a él y no ha cambiado…tengo que atenderlo…y si me reconoce por alguna extraña razón…no quiero tener que encargarme de él a la vez que trato de descubrir si ese tipo…Obvio que me altera verlo, todo lo que ha pasado. Ao, dile a Ka que deben llegar mañana a más tardar. Además, todos ellos van a venir. Si ya no lo han hecho, y si ellos me reconocen, no creo que me reciban con los brazos abiertos y un cartel de bienvenida. Ao ya sé…no te gusta la idea de venir, pero es para terminar con todo esto. Si es mejor que venga la señorita. Vale yo seguiré aquí…no desesperaré sólo me iré al baño a llorar un poco… ¿Te pido un favor? Dile a mi chico que cuando esto esté fuera de peligro, podrá venir para acá, que lo quiero mucho y que no quiero reclamos. Gracias Ao, besos.
Los chicos se pegaron a la muralla al ver que la doctora se giraba para ver si alguien la había espiado. Pero no había podido verle la cara al momento de esconderse. Con la mirada coincidieron Kaito y Heiji, conocían a esa persona.
Lo más sospechoso era que la mujer hablaba en clave. "Lo vi a él" "¿Y si me reconoce?""Descubrir ese tipo" "Ao" "Ka" ¿De qué iba todo esto?
La mujer no se había ido aún. Recibió otra llamada.
-¿Hi? Sí, soy yo, Ka. ¿Te contó? Sí y no sé que hacer… ¿QUE? ¿COMO SE LES OCURRE QUE VOY A HACER ESO?... ¿Lo ordena él?-Suspiró con dificultad.-Y llegarán ustedes para curarme los hematomas que esto causará.-Dio un suspiro aún más profundo.-Está bien, tengo menos de seis horas. Cojan el avión privado si es necesario para llegar luego. Bye.
Ahora si que se había entrado el hospital. Los chicos salieron de su escondite y se volvieron a mirar.
-Muy sospechoso.-Dijo Heiji con su pose reflexiva.
-No es por ser paranoico, pero, ¿no es en menos de seis horas cuando despertará Shinichi?-dijo Kaito recordando lo dicho por Shiho.
-Sí y si ella está atendiéndolo y es de la organización, estamos cagados.-Dijo Heiji sin cuidado.- ¿Le damos la cara? Creo que ella también nos conoce, aunque nunca dio indicios de que nos quisiera matar o algo por el estilo. Incluso hablaba con algo de temor.
-Punto a favor. Yo digo que vamos a verla. Hay mucho público para que nos haga algo. Y además.-Indicó sus bolsillos.-Siempre traigo algo para casos de emergencia.
-Típico de Kaito Kid.-Dijo el detective de Osaka poniendo los ojos en blanco.-Vamos.
Volvieron sobre sus pasos y entraron por la entrada principal. La misma secretaria los vio y sonrió. Los chicos se escondieron entre unos pilares y viendo como la doctora se acercaba a la secretaria, todo sin verle la cara.
Se acercaron sigilosamente a la mesa y vieron como pedía la ficha de "Conan Edogawa".
-¿Qué la ficha la ha visto una chica de dieciocho años? ¿Con autorización del director?-Preguntó la doctora con impresión.-Ya supongo quien es.
-¿Y como sabe usted eso, doctora?-Preguntó Heiji haciendo sobresaltar a la castaña que tenía adelante.
-¿Acaso nos conoce?-Preguntó Kaito con misma voz divertida que su disfraz Kaito Kid.
Con una ceja alzada, vieron como la doctora dejaba la ficha, murmuraba un "gracias" a la secretaria y (como lo había hecho constantemente durante el día) suspiró profundamente. Giró sobre ella misma lentamente, como si tuviera miedo.
Cuando quedó frente al detective y al mago fijo sus ojos azules con un poco de vacío en ellos. No lo podía creer era…ella.
-Los conozco más de lo que piensan, y me gustaría, Heiji Hattori y Kaito Kuroba.-Dijo la Doctora Ran Mouri apoyándose en la mesa para no desmayarse.
"Creo que no eran seis horas para llegar a la realidad" pensó Ran recordando la conversación que había tenido con Aoko (Ao) y Kazuha (Ka).
-¿Ran?-Preguntó Heiji sin poder abrir más sus ojos verdes de la impresión.- ¿En serio eres tú?
-Sí, eso era la última vez que me vi en el espejo.-Dijo Ran mirando a la secretaria que se había acomodado para escuchar mejor.- ¿Podemos hablar en otro lado?
-Está bien. Te seguimos.-Dijo Kaito inclinando la cabeza a modo de saludo.
Ran los guió por el mismo camino que le había enseñado el director hace unas horas antes. Parecía imposible, pero Ran no había cambiado en nada, sólo el corte de pelo y era que lo tenía más corto. Ahora el punto era, ¿sería realmente Ran Mouri con la que estaban en esos momentos?
-Esta es la habitación ciento treinta y uno, del Señor Edogawa. Sólo el equipo autorizado puede entrar. Ustedes entrarán conmigo, pero no se lo dirán a nadie. Les ruego que se sienten en la sala de estar que está preparada y me esperen un momento, mas no pueden acercarse a la cama del paciente ni a él mismo.-Dijo Ran mirando fijamente a Kaito que parecía escucharla mejor que Heiji.
Sacó de su bolsillo una llave, y abrió la puerta con ella. Los dejó pasar con ella y les indicó que se sentaran. Heiji al ver a Shinichi quiso acercarse, pero Kaito sólo interponiendo su brazo se lo negó.
-Vuelvo en un minuto.-Dijo Ran con voz ausente antes de desaparecer por la puerta.
Kaito se acomodó en los sillones, pero Heiji se quedó de pie. No entendía nada de lo que estaba pasando. ¿Qué hacía Ran ahí? ¿Por qué hablaba de esa forma tan rara?
-¿Y por qué no me dejaste acercarme a Kudo?-Le preguntó en voz alta a Kaito.
-Porque lo dijo Ran.-Respondió Kaito como si fuera lo más común del mundo.
-¿"Porqué lo dijo Ran"?-Repitió Heiji creyendo estar sordo.
-Es su médico, Heiji. Además, no deberíamos estar aquí, está restringido. Si nos pillan y cerca de Shinichi, nos joden y dicen que queremos matarlo.-Dijo Kaito algo hastiado por la incomprensión de su amigo.
Se quedaron en silencio y Heiji terminó por finalmente sentarse. Ambos miraron a Shinichi, su amigo, como si éste tuviera las respuestas a todos tus problemas. Kaito, (rodeado de ellos) se había acostumbrado a pensar como detective (y le daban divertidos resultados a la hora de actuar como Kaito Kid), aunque claro, el sólo se consideraba un mago innato. Por eso tenía la misma pose que Heiji. Él por mientras practicaba el reclamo que iba a darle a Ran. Uno que la dejara entre la espada y la pared y le obligara a contar la verdad, TODA la verdad.
Habían pasado diez años. No sólo habían cambiado las cosas para Ran y Shinichi, si no que también para Heiji con Kazuha, y para Kaito con Aoko. Sabían perfectamente los chicos que Shinichi les diría que esa era únicamente su guerra, que estaban sufriendo sin razón. Pero ya la habían convertido en su propia guerra; Heiji quería derrotar a los que fueron capaces de engatusar a otros inocentes a cometer delitos y a poner en riesgo la vida de Kazuha; y Kaito quería encargarse de aquellos que asesinaron a su padre, Toichi Kuroba, llevándolo a él a convertirse en Kaito Kid, y a tener que mentirle sobre aquello a Aoko, algo más que su amiga de la infancia. Se había separado de lo que más querían, los seis.
"A todos nos ha afectado, definitivamente", pensó Heiji.
El seguro de la puerta fue corrido y Ran entró. Traía consigo una maleta que aparentemente era de emergencias. Lo dejó en la mesa de centro y Heiji notó que había algo distinto en él, pero no sabía qué era.
A diferencia del moreno, Kaito notó que los ojos de Ran estaban sin brillos, vacíos. Notó también que Ran no pretendía abrir la boca para saludarlos. Lo que ambos no notaron fue como de sus dos bolsillos interiores sacaba dos pistolas automáticas.
-Y díganme, ¿cómo están?-Preguntó Ran con voz burlesca.
-¿Qué haces Ran?-Preguntó Heiji saltando de pronto.
-Arriba las manos, ambos.-Dijo Ran refiriéndose a Kaito que no hacía caso.
***CONTINUARÁ***