Aclaración. Los nombre aquí dichos, son de cierta compañía de videojuegos de nombre SEGA.
Advertencias. Solo se que, esta fuerte xD...
Nota. Este fic no me pertenece. Es de Jinki-Taiga, quien me dio permiso de subir su historia...

A leer : )


Capitulo 1:
Mi día comienza.


Por fin, el dolor intenso había terminado y en su lugar, sólo quedaba un ardor agudo que, gracias al tiempo, aprendió a soportar. Él, satisfecho, se levantó, sacando su enorme miembro de ella, dejando ese asqueroso rastro blanquecino manchara no solo la cama, sino el cuerpo de ella.

Respirando agitadamente y sollozando, solo agradecía que eso terminara ya. El reptil después de cerrarse el pantalón, se sentó junto a ella, acariciando su cabeza mientras se relamía, orgulloso de la reacción de terror que le dejaba a aquella niña después de cada sesión de sexo salvaje y sin cuidado. Le miró el rostro pálido lleno de lágrimas y sonrió.

-Después de tantas veces, tu cara tiene siempre la misma reacción. –con esa misma sonrisa, se levantó, acomodó bien la corbata de su uniforme y la pistola de entre sus ropas y por fin se fue de ahí, no sin antes dejarle algo de dinero en el tocador de la entrada. –De una puta naciste, como puta debo tratarte. –le repitió como siempre lo hacía. - No te atrevas a llegar tarde de nuevo, no quiero que la escuela me mande llamar. –la puerta principal se abrió y se cerró fuerte.

Su padrastro ya se había marchado.

Gracias a Dios, su tortura por este día se había acabado.

Débilmente, se levantó y con la sábana en el cuerpo fue a la ventana para ver como ese cocodrilo se montaba en su viejo auto y se marchaba, justo antes de doblar a la esquina encendió los códigos y las sirenas, el viejo iba tarde por haberse quedado a tocarla.

Suspiró. ¿Qué más podía hacer? ¿Ir a la policía y acusarlo? Él siendo corrupto podía usar todos sus medios para probar lo contrario y ella… se llevaría el peor castigo de su vida. Así que si… perdía todo con tan solo pensar en intentarlo.

Limpió una lágrima que comenzaba a correrle por la mejilla, esto sólo terminaría si ella cumplía la mayoría de edad o él se aburría de ella, pero eso parecía imposible, cada vez era peor y con 13 años cumplidos apenas hace dos semanas, le faltaba mucho para tener independencia legal. Estaba condenada a vivir con su violador y ella nada podía hacer.

Como opción para limpiar su cuerpo, se metió a la regadera, con el agua casi hirviendo, pero así era como le gustaba, el agua caliente, sentir como el calor se extendía por su pequeño cuerpo era reconfortante, bañarse por las mañanas era lo único que podía disfrutar con calma, también era el único momento en el que se podía desahogar sin ser escuchada. El baño, su único lugar seguro.

Al terminar su baño y después de cambiarse, estaba en la cocina, preparándose huevos con jamón. Lo comió y puso los platos en el fregadero, cuando iba a comenzar a lavarlos, tres golpes en la puerta y un toque al timbre la interrumpieron, puso cara de disgusto, ya sabía de quien se trataba.

Se puso sus zapatos y tomo su mochila y llaves, con la cara mas disgustada abrió la puerta, encontrándose con el compañero de trabajo de su padrastro.

-Hey… hola pequeñita… -iban a ser las siete de la mañana y este tipo estaba ebrio.

-Vector no está. – le cortó, haciéndolo a un lado con el cuerpo y cerrando con seguro.

-¿No está...? –confundido, pegó su ojo al mirador de la puerta.

-No, no está. ¿Qué acaso no puedes ver que el auto no está?

-Oh, vaya, es cierto… No está.

Ella rodó los ojos. Y lo miró nerviosa, que cambiara tan rápido y desordenadamente de colores la asustaba.

-Maldito cocodrilo sucio, el me iba a llevar al trabajo… Bueno, ya que… -sacó su billetera y le dio fácil unos 40 dólares. –Toma Cream, pequeñita bonita… para que te compres unos dulces… -le sonrió torpemente y se fue tambaleando, lo perdió de vista cuando doblo en la esquina. Que le diera dinero por ninguna razón era la única ventaja de encontrarse con el camaleón ebrio, secretamente, era como sobrevivía, por que con lo poco que le daba Vector apenas y podía con la semana.

Ella solo se guardó el dinero y tomó el camino opuesto al camaleón y su padrastro. Su hora de entrada era en menos de diez minutos y si no quería que llamaran a su padrastro y que él la castigara en la noche, debía llegar a tiempo.

La escuela también era un lugar seguro para ella, ahí estaba lejos de Vector durante ocho largas horas, tiempo que podía extender quedándose en la biblioteca junto a su profesor favorito y la persona mas cercana después de su madre. Si ella adoraba a su profesor de literatura. A pesar que el hombre solo había ingresado a la escuela a principios del año escolar, era el profesor más apreciado y tranquilo de todos, no levantaba la voz menos que fuera necesario y los castigos, con él no había, prefería sentarse y hablar a tener que poner tareas extras o dejarlos en la escuela mas tiempo del que se debía, era incluso mejor consejero que el viejo y experimentado psicólogo de la escuela. Era el maestro perfecto a sus ojos.

Prácticamente… amaba a ese profesor… Y a juzgar como la trataba, él también la amaba…

Continuará...

Se cuidan & gracias por leerlo : )