Los rayos del sol se empezaron a colar por la ventana. Sirius no tenía ganas de levantarse. Sabía que tenía que entregar un montón de deberes, pero ¡por Merlín! ¡Era su cumpleaños! ¡Deberían declararlo fiesta nacional!
Adormilado y con los ojos cerrados, Sirius empezó a despertarse perezosamente. ¡El maldito sol, que se filtraba por la maldita ventana y le llegaba directo a la maldita cama, no lo dejaba dormir en su maldito cumpleaños! Abrió los ojos lentamente y empezó a dar vueltas por la habitación. Había algo extraño pero la embotada mente de Sirius no encontró el que. Se acerco a su baúl, para ponerse el uniforme, cuando se abrió la puerta.
—¡Hasta que despiertas! Apúrate que vamos a llegar tarde a clases —dijo Remus, quien se dirigió a su baúl a sacar unos pergaminos.
—Bien, bien —dijo Sirius, mientras abría su baúl para sacar su uniforme—. ¡AAHH! ¡¿QUÉ ES ESTO? —gritó sacando una túnica y una corbata
—¿Qué es qué? —dijo Remus, mientras se volteaba, obviamente fastidiado por el comportamiento de Sirius.
—¡¿Tu también! —dijo horrorizado—. ¡¿Qué le pasó a nuestros uniformes?
—Sirius, ¿de qué hablas? —dijo el licántropo con su característico tono calmado.
—¡oh no! —dijo volteando para ver la habitación y fijándose por primera vez en lo que estaba mal— ¡todo es de Slytherin!
—Eh… obvio… —dijo Remus con su voz calmada—. ¿De qué casa crees que eres?
—¿Qué? Yo no soy de Slytherin… —dijo como quien intenta convencer a alguien que el cielo es azul
—No puedo creerlo —dijo Remus llevándose la mano a la cara y negando con la cabeza—. Sirius, ¿Qué hiciste anoche?
—¡NADA! Pero es que… ayer…yo… todo… Gryffindor…
—Deberías ir a la enfermería. Ni siquiera dices frases con sentido
—No, yo estoy perfectamente —dijo realmente preocupado.
—Sirius has estado siete años en Slytherin, y ¿ahora piensas que eres de Gryffindor?
—¡Es que soy de Gryffindor! ¡Tú también! Y James, y… ¿Dónde está James?
—Pues debe estar de camino a la clase, y si no te apuras vamos a llegar tarde, vístete por favor
—¡¿Qué? Jamás voy a ponerme el uniforme de Slytherin —dijo con repugnancia.
—Te lo has puesto todos los días desde hace siete años… deja la estupidez Sirius. Vístete. Ahora. —dijo Remus con autoridad pero sin alterarse.
—Está bien —murmuró Sirius más para él que para su amigo. Se propuso averiguar qué estaba pasando.
Empezó a vestirse sin siquiera pensar en la ropa que estaba tocando su cuerpo, bajo la mirada amenazadora de su amigo. ¡Ni siquiera lo felicito por su cumpleaños! Algo muy raro estaba pasando. Debería hablar con alguien… pero la única persona que se le ocurría era Remus y al parecer, no estaba siendo de mucha ayuda. Decidió bajar y hablar con James, tal vez él si le podría explicar qué pasaba. Pero para eso necesitaba cambiarse, y la única ropa que había en su baúl, era de Slytherin.
Cuando terminó de vestirse, siguió a Remus por las escaleras y llegaron juntos a la sala común… de Slytherin. No había nadie, porque seguro todos estaban en el Gran comedor o camino a sus clases. Salieron de allí hacia un pasillo estrecho de las mazmorras. Sirius solo seguía a Remus que al parecer si conocía muy bien el camino. No encontraron a nadie en el camino y por los gruñidos de Remus, supuso que estaban llegando verdaderamente tarde a sus clases. Siguió a Remus por algunos pasadizos y escaleras oscuros y llegaron justo detrás de McGonagall para la clase de transformaciones.
—Black, Lupin —dijo la profesora con seriedad—, tomen asiento rápido.
Los chicos hicieron caso y se sentaron juntos en la última fila, detrás de James y Peter.
—¿Por qué llegan tan tarde? —preguntó James en un susurro.
—Alguien se excedió anoche, y hoy tenia algunos problemas para recordar en que planeta se encontraba —dijo Remus señalando a Sirius
—Sirius, te hemos dicho que los extremos son malos —dijo Peter
—Oh, cállate Wormtail —masculló Sirius.
—¿Cómo lo llamaste? —dijo James extrañado.
—Wormtail… —dijo Sirius como si fuera lo más obvio del mundo— ustedes también lo llaman así —dijo ante la mirada acusadora de sus amigos
—Eh…lo que tu digas —dijo Remus rápidamente—. Les dije que no estaba bien—dijo dirigiéndose a James y Peter
Sirius se fijó en cómo sus amigos se reían quedamente de él, como si de verdad estuviera loco. Decidió ignorarlos y fijarse en lo que decía la profesora sobre no se qué cosa de la transformación humana. Al menos era más fácil de ignorar que las risas contenidas de sus amigos. Bien, James y Peter también quedaban descartados para aclarar sus dudas… tal vez tendría que conformarse con preguntarle a… ¡diablos! esto no se lo iba a perdonar jamás, pero su única opción era Lily, la más inteligente de la clase —después de él y James claro, aunque a estas alturas James servía igual que un ladrillo para aclarar dudas— y también la última persona con la que entablaría una conversación sin llegar a insultarse mutuamente. La buscó con la mirada pero desde su asiento no veía gran cosa
—Hey, James —le susurró a su amigo— ¿Dónde está Evans? —sabía que su amigo tenía un radar para saber donde se encontraba esa chica a cualquier hora del día
—Ni la menciones —dijo su amigo fingiendo un escalofrío—. Ojala no haya salido de su habitación hoy… a veces es tan insoportable…
—¿Qué?
—Bueno Sirius —interrumpió su amigo licántropo—, ¿Qué te pasa hoy? Muy bien sabes que desde primero Evans persigue a James a donde sea
—¿En serio? —Sirius estaba en verdad confundido—. Pero… ¿ella no te gusta? —dijo mirando a James
—¿Qué? —dijo James, realmente eufórico—. Por supuesto que… no
—Estas loquito por ella —se burló Peter
—Alguien tan insoportable no me puede gustar jamás —dijo el chico de anteojos haciendo énfasis en la última palabra
—Claro… —dijo Remus uniéndose a las burlas—. Acéptalo James, estuviste a punto de aceptar la cita con ella en Hogsmeade. Ella te gusta
—Son de lo peor —dijo James con firmeza— ella no me gusta. Fin de la discusión
—¡Por supuesto! —dijo Peter estallando en carcajadas junto a Remus
—Señor Lupin y señor Petigrew… creo que podrían compartir con toda la clase que es tan divertido, ¿no? —las risas se apagaron de pronto y la profesora McGonagall los fulminó con la mirada—. 10 puntos menos para Slytherin —sentenció y todos sus compañeros de curso empezaron a quejarse.
—¡Ven lo que hacen! —susurró James furioso—. Ahora está viendo hacia acá —dijo señalando a una chica pelirroja que estaba unas cinco filas delante de ellos, viendo a James y pestañeando más de la cuenta
—Perfecto —murmuró Sirius irónicamente
Resulta que el mundo estaba tan loco que aunque la pelirroja se fijaba en su amigo —y lo invitaba a salir— ¡este la rechazaba! Y no solo eso, sino que ella también estaba en Slytherin. También quedaba descartada de su lista. Sirius empezaba a desesperarse. No le quedaban muchas opciones… sus amigos, quedaban descartados, el ex-interés amoroso de su mejor amigo también, y mientras pensaba en eso sonó la campana. Estaba algo desorientado pero decidió que ese asunto estaba agravándose cada vez más, y en casos extremos, medidas extremas.
—¿Qué clase tenemos ahora? —les preguntó a sus amigos lo mas indiferentemente que pudo.
—Eh… ¿cierto, que tenemos? —respondió Peter. Al menos Sirius no era el único desorientado.
—Pues, clase doble de pociones ¡par de amnésicos! —respondió James.
—Ah… los alcanzare luego —dijo Sirius.
—Bien… —dijo Remus algo dudoso.
—¡Los veo luego! ¡En serio! —exclamó Sirius, mientras sus amigos avanzaban por el pasillo.
Cuando los hubo perdido de vista, entró de nuevo en el salón y fue directo hacia la profesora McGonagall. Tal vez ella si le pudiera decir que estaba pasando. Llegó hasta su escritorio y ella lo escruto detalladamente antes de preguntar:
—¿Pasa algo, Señor Black?
—Pues… vera… me preguntaba… ¿sabe por qué al parecer todo está de cabeza hoy?