Poco a poco los ojitos de mi ángel se fueron abriendo lentamente hasta encontrarse con mi rostro. Cuando me vio su boca formó una perfecta "o". Después de un rato mirándome suspiró y se frotó con ahínco sus hermosos ojos color chocolate.
Cuando volvió a abrirlos sentí como su respiración se volvía entrecortada y su corazón empezaba a bombear sangre de forma irregular, como le ocurría cuando estaba asustada…
Con sumo cuidado, intentando no asustarla más, acaricié sus mejillas y le dije:
- No estés asustada. Estás a salvo. Nadie te hará daño. Todo va bien.
Ella fijó su mirada en mi rostro y siguió jadeando asustada. Intenté tranquilizarla con palabras pero parecía que nada le hacía volver en sí. Entonces me di cuenta de que tal vez no estaba asustada por Victoria, sino que estaba así por mí.
Me di de golpes internamente. ¿Qué pretendía? ¿volver y que ella me aceptase así sin más? ¿Que hiciese como si nada hubiese pasado? Yo no merecía que mi ángel me perdonase y menos cuando ella había estado a punto de acabar con su vida por mis mentiras.
Sentí como todo el peso del universo caía sobre mí. ¿Cómo iba a lograr sobrevivir sin ella en mi vida? Estaba a punto de disculparme por haber vuelto cuando ella carraspeó intentando hablar. Pude ver su dolor por la mueca que hizo al hacerlo, tenía la garganta irritada por toda la sal que había tragado…
- Estoy muerta ¿verdad?
Su respuesta me dejó muy sorprendido ¿muerta? ¿Por qué había llegado a esa conclusión? ¿Acaso no se había dado cuenta de que el mundo seguía girando? Difícilmente podría seguirlo haciendo cuando ella muriese...
- Me ahogué de verdad. El disgusto matará a Charlie y ¿qué hay de mi madre? cómo pude ser tan inconsciente. Ahora ambos sufrirán por mi culpa.
¿Por qué pensaba que estaba muerta? No lograba comprender el motivo por el que había llegado a esa terrorífica conclusión por lo que tuve que refutar sus palabras para explicarle la verdad.
- No estás muerta Bella.
- ¿Entonces por qué no me despierto?
¿Creía que era un sueño?
- Estás despierta.
Quería arrojarme sobre ella, envolver mis brazos a su alrededor y besarla como nunca la había besado mientras le declaraba mi amor eterno. Pero ahora no era tiempo de ello. Primero tenía que hablar con ella, suplicarle que me perdonase de rodillas si fuese necesario. Tenía verdadero pánico de que llegase ese momento. ¿Y si no me perdonaba? Tal vez ella había rehecho su vida justo como yo le había pedido y había encontrado un humano que pudiese hacerla feliz lejos de la oscuridad que llevaba consigo mi existencia.
Había intentado mil veces precisamente eso, que Bella fuese feliz con alguien de su condición. Alguien que no tuviese que negarle nada ni arriesgase su vida para estar a su lado. Pero el solo hecho de que estos pensamientos fuesen realidad dolía demasiado. Sentía mi corazón muy débil, como si una simple palabra de rechazo de su boca hiciese que mi muerto corazón se desplomara en pedazos dejando a su rastro un profundo sentimiento de agonía.
- Si estuviese despierta ahora tú no estarías en este lugar a no ser que... ¿Enloquecí? Busqué tanto las alucinaciones que es posible que mi mente se haya vuelto completamente loca.
Su corazón volvió a acelerarse y sus ojos comenzaron a derramar lágrimas mientras se abrazaba las piernas con los brazos. Podía ver miedo en su mirada.
No entendía nada de lo que me estaba diciendo: muerta, dormida, loca... ¿tan difícil era creer que yo estaba aquí amándola más a cada segundo que pasaba? ¿Tan convincente había sido en nuestra despedida que ella creía firmemente que nunca más volvería a verme?
El momento que había estado añorando y a la vez temiendo desde hace mucho tiempo finalmente llegó. Era el momento de sincerarse, de arrastrarse de rodillas si había alguna posibilidad de perdón o de alejarse si ella no volvía a querer saber nada de mí. El corazón me dio un vuelco solo con pensar en la última opción. Aún no sabía cómo había logrado sobrevivir estos meses con su ausencia, sería incapaz de hacer lo mismo durante toda la vida. Pero respetaría su decisión fuera cual fuese. Ella merecía ser feliz, no importa cómo o con quién, solo importaba su felicidad.
Me acerqué lentamente al lugar donde la había tumbado para hacerle la respiración asistida y me arrodillé frente a ella. Quería tomar su mano entre las mías pero no me atreví por miedo a su rechazo.
- Bella, no estás dormida ni muerta. Estoy aquí. No podía soportar ni un segundo más lejos de ti y volví. Sé que te prometí no hacerlo, dejarte que fueras feliz, si ahora eres feliz te prometo que me marcharé y no volveré a molestarte jamás. Pero si por el contrario no eres feliz, si aún queda una parte en tu corazón por pequeña que sea que aún sienta algo por mí, si crees que puedo aspirar a tu perdón algún día te juro que haré hasta lo imposible por remendar mi error y hacer todo lo que esté en mi mano para que tu hermoso rostro vuelva a sonreír como lo hacía hace unos meses.
Mi ángel comenzó a negar con su cabeza mientras un torrente de lágrimas se desbordaba por sus ojos.
- Sabía que estaba soñando.
Iba a replicar, a decirle que estaba despierta cuando me hizo un gesto con su mano para que le permitiese continuar.
- Tú no me amas, solo soy una insignificante humana, nada importante para ti. La única manera que hay en la que me digas esto es que todo sea un maravilloso sueño del que nunca me gustaría despertar...
¿Creía que no la amaba? El peso de la verdad cayó sobre mí. Ella había creído al pie de la letra cada una de las calumnias que le había dicho aquel día en el bosque. Esto tenía que acabar ya, tenía que saber que mi amor por ella era infinito, que era mi única razón para seguir con vida.
- Bella debes creerme, no estás dormida ni muerta. Estoy aquí y te quiero. Siempre te he querido y siempre te querré. Cada segundo en que tuve lejos estuve pensando en ti, viendo tu rostro en mi mente. Cuando te dije que no te quería, esa fue la más negra de las blasfemias.
Ella comenzó a negar con la cabeza y yo me acerqué y tomé sus manos entre las mías. Ese simple contacto provocaba miles de corrientes eléctricas por todo mi cuerpo que iban directas a mi corazón.
- Por favor permíteme continuar, lamento mucho lo que te dije aquel día en el bosque. Soy un buen mentiroso y no tuve más remedio que mentirte. Intentaba protegerte, pensé que alejándome te dejaba a salvo. Que si te convencía de que no te amaba, lograrías la felicidad con alguien que te pudiese dar todas las experiencias humanas que a mí me están prohibidas. Aún no puedo creer que me creyeses con tanta facilidad, eso fue insoportable. Después de las miles de veces que te dije lo mucho que te amaba ¿Cómo pudo una simple palabra romper tu fe en mí?
Aún recordaba el dolor que me produjo ver en sus ojos que realmente ella estaba creyendo todas mis mentiras. Esperaba tener que mentir una hora tras otra hasta lograr plantar la semilla de la duda en su mente pero sin embargo un solo "no" acabó con todo.
- Nunca ha tenido sentido que me quisieras, siempre lo he sabido - al decirme esto su voz se quebró dos veces.
Aquí estaba el secreto de todo, su baja autoestima que le impedía verse como lo que en realidad era: la mujer más hermosa del mundo, la más dulce, la más tierna, la más especial, la única mujer que había conseguido ganarse mi corazón.
- Necesito que me respondas algo importante, sé que no tengo ningún derecho siquiera a aspirar a tu perdón pero necesito que me digas si aún puedes quererme a pesar de todo el daño que te he hecho ¿Puedes?
Cerré los ojos a la espera de su respuesta, toda mi vida dependía de ella. ¿Sería el hombre más feliz del mundo o el más desdichado? Una parte de mí me decía que nuestro amor sobreviviría pero otra parte era consciente de todo el daño que había hecho a mi ángel por lo que era posible que ella hubiera reflexionado y ya no quisiera arriesgarse por mí.
- Lo que siento por ti no cambiará nunca. Claro que te amo ¡y no hay nada que puedas hacer contra eso!
¡Me amaba! a pesar de todo el daño, todo el sufrimiento, mis mentiras, de mi condición... ella me seguía amando. No había palabras en el mundo que pudiesen describir la felicidad que sentí al escucharlo de sus labios. Solo le respondí:
- Eso es todo lo que necesitaba escuchar.
Cuando le dije eso mis labios buscaron los suyos para demostrarle con mi beso todo lo que sentía por ella. Tomé su delicado rostro entre mis manos disfrutando de su suave tacto de seda que tanto había añorado tanto en estos meses. Para luego rozar mis labios con los suyos. El beso empezó de forma lenta y delicada, permitiéndome disfrutar del delicioso sabor de sus besos. Pero pronto nuestra necesidad se hizo patente y comenzamos a besarnos con pasión desenfrenada.
No podía creer como había cambiado todo, antes cuando la besaba tenía que tener mucho cuidado ya que el olor de su sangre me tentaba demasiado. Pero ahora, con sus labios sobre los míos, lo único que me tentaba era ella. Su sangre había pasado a un segundo plano. Había conocido la existencia sin ella y su sangre había dejado de llamarme ya que eso provocaría volver a la nada. Porque mi vida sin ella era eso. La nada.
Pero mi niña era humana y pronto necesitó respirar por lo que me alejé de su boca permitiéndola recuperar el aliento y comencé a besar todo su hermoso rostro y su cuello para acabar colocando mi oído sobre su alborotado corazón. El sonido más hermoso que podía existir en todo el mundo.
Cuando su respiración volvió a ser normal me puse frente a ella y le dije:
- Te amo Isabella Marie Swan. Siempre serás la mujer de mi vida.
Para a continuación volver a deleitarme con el calor de sus apasionados besos...
FIN
Pues ya se acabó esta historia, ¡espero que os haya gustado y no haya decepcionado a nadie!
Gracias a todos los que la habéis apoyado en este tiempo mandando reviews y agregando a favoritos y alertas. Me hace mucha ilusión saber que algo que salió de mi loca imaginación le gustó a alguien y pasó un rato entretenido leyendo.
¡Espero vuestros reviews para saber que os pareció la historia!
Un besazo enorme y nos seguimos leyendo.
Libezzy