Hoola! Me ha hecho tan feliz el recibimiento que le dan a mi fic que la inspiracion no ha dejado de acompañarme *o*
Este fic es para mi amiga Kame. (:
Muchas Gracias a Kame (kagomexsiempre), Hekate ama, AzulDCullen por dejar sus reviews, y a las que no los dejan animense ;D
por cierto en el capi anterior lo que estaba en cursiva de la boda, fue simplemente sarcasmo.
Disfruten!
-Ya va padre, un momento.- Dijo una temblorosa Kagome, mientras se sentaba en el escalón del altar, y escuchaba siento de murmullos en la iglesia, desde donde se encontraba podía ver a su padre rojo de ira y a su madre atribulada pensando en la vergüenza.
Sesshoumaru, se agacho para estar a la altura de ella colocando su mano en el hombro de Kagome en señal de apoyo, el tampoco quería esto, nunca en su vida casarse paso por su mente simplemente el no creía en el amor, quizás Kagome fuese más valiente que él y le diera fin a esta descabellada idea.
Kagome por su parte no podía dejar de pensar, sentía que iba a desmayarse. Si hubo una época en que soñaba con que un dulce príncipe vendría a rescatarla del dominio de sus padres, pero cuando creció simplemente se dio cuenta que eso no existía, el felices para siempre no existía, su madre se había casado con su padre porque había quedado embarazada de ella, y eso había arruinado totalmente su carrera de modelo. Nunca los vio como un matrimonio, mucho menos uno feliz, su padre casi nunca estaba en casa y cuando estaba ignoraba a su "familia" así que ella nunca experimento ese deseo de casarse y tener hijos y hornear un pastel. Casarse con Sesshoumaru sería un error, el peor error de su vida sin embargo volver a casa de sus padres, lo haría solo muerta.
-Si padre, acepto.- Kagome se levanto con dificultad por el vaporoso vestido y Sesshoumaru la veía incrédulo, el estaba seguro de que ella terminaría esta farsa, que demonios había ocurrido?
-Por el poder que me confiere la iglesia, los declaro marido y mujer, que lo que Dios ha unido no lo separe el hombre. Podéis besar a la novia.
Ahora estaban CASADOS.
Sesshoumaru busco los labios de su ahora esposa y esta simplemente desvió el rostro, depositando el beso en la mejilla. La gente aplaudía con júbilo y los paparazzi hacían su agosto, con las fotos y los relatos.
La recepción fue en el mejor salón de la ciudad, con los abre bocas y platos fuertes más exquisitos que seducían el paladar de cualquiera, la más costosa champagne jamás vista para algunos, una decoración exquisita en rosas blancas y velas con olor a vainilla.
La "adorable" pareja bailo su primera pieza y Kagome a propósito pisaba a Sesshoumaru alegando que nunca había bailado vals. Y este simplemente sonreía disimulando la mueca de dolor que cada pisotón causaba en el.
A eso de las 3 de la mañana se retiraron en limosina rumbo hacia el hotel donde pasarían su primera noche de casados, unos cuantos motorizados los escoltaban para que los fotógrafos indiscretos no los siguieran.
La suite nupcial estaba decorada de la misma manera que todo lo demás, con algunas rosas blancas y velas aromáticas, una botella de champagne los aguardaba en una mesita de café, con un par de copas.
-Sírveme una copa por favor Sesshoumaru.- Exclamo Kagome mientras se sentaba en la cama buscando la manera de desabotonar la hilera de botoncitos de seda que se cernía en la parte de su espalda.
-Déjame te ayudo.- Sesshoumaru la volteo y comenzó a desabrochar uno a uno, su cabeza casi estalla al ver la lencería que ella ocultaba.
-Y mi copa?
-Ya te la paso, malcriada.
Kagome se sentó más cómoda, solo llevaba un corsé blanco perlado y una tanguita minúscula blanca, se quito las sandalias y tiro del broche de su cabello, quedando simplemente como una diosa de porcelana, o eso pensaba Sesshoumaru.
-Quiero que sepas que esta noche no tendremos sexo, ni ninguna noche de este absurdo matrimonio.- Sentencio Kagome.
-Me haces reír, realmente crees que TU te resistirás a mi?- Con voz sensual y atigrada se fue acercando a Kagome mientras desabotonaba su camisa y su pantalón, quito su copa de la mano de ella y paso su nariz por el cuello de ella, aspirando su aroma a canela y crema. Lamio allí, en su clavícula y la escucho gemir quedamente. Bajo su mano a la entrepierna de ella y la sintió húmeda.
Poco a poco le quito el corsé y fue recorriendo su piel, llenándola de besos y caricias fogosas, no se sabe en qué momento, entre tantos gemidos y excitación entro en ella, y la lleno completamente, encajaban a la perfección con todo y que él era un poco más alto que ella.
La embestía lentamente torturándola después de todo ella "no quería" nada de esto.
-Sessho, más duro y rápido- Dijo Kagome en un tono gutural, estaba cerca de la cima y no quería perderla.
Sesshoumaru aumento la velocidad, el también estaba por llegar. Y así entre un ritmo violento alcanzaron un orgasmo que los arrastro a una densa bruma, era hora de descansar.
A la mañana siguiente…
Kagome despertó entre los brazos de Sesshoumaru y no podía creer lo estúpida que había sido al dejarse llevar por unos simples besos, no podía flaquear y menos delante de él. No confiaba en él para nada y le haría la vida miserable, si alguien recurriría a un divorcio seria él, ella no perdería nada.
Se zafó como pudo del abrazo de el sin despertarlo, se ducho y en la ducha lloro como una niña, detestaba su vida. Ningún lujo llenaría el vacio que sentía dentro de ella. Salió y limpio el vapor del espejo observando sus ojos anegados en llanto aunque con un hechizante brillo, estaba perdiendo la cordura.
Se vistió con la ropa que su madre había empacado para ella, no estaba del todo mal tenía que reconocerlo, su madre tenía buen gusto. Y decidió abrir las cortinas, eso irritaría a Sesshoumaru que aun dormía y roncaba.
-Maldición, apaga la luz.- Gruño Sesshoumaru.
-Levántate Sesshoumaru debemos desocupar la habitación o nos cobraran otra noche.
Sesshoumaru se acomodo de medio lado y saco su billetera del pantalón, le arrojo unos billetes de gran denominación a Kagome y eso la enfureció, se sintió una fulana.
-Cuento tres y te levantaras de esa cama, te ducharas y nos iremos de aquí y tu dinero cámbialo a monedas, te doblas y te los metes por donde el sol no te da.- Kagome se estaba impacientando.
-Hago lo que me dé la gana, esposita.- Y se enrollo para el otro lado.
-TE ODIO!- Y Kagome dejo la habitación con un portazo.
Hay palabras u oraciones que salen de la boca y no se sienten en el alma.
taran? que tal-co?
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Lady Cremisi