NOTA: Esta historia está ubicada justo al terminar la primera parte de Naruto, tomé como referencia el último capítulo del manga, cuando Naruto deja Konoha, ojalá que les guste =D
Titulo: El camino a la felicidad
Resumen: Hinata decidió acompañarlos en su viaje, su padre la apoyó sin que se diera cuenta, convencido de que era tiempo que su primogénita aprendiera a ser una ninja de verdad "Yo… yo deseo ser tan fuerte como tú Naruto-kun…"
Declaimer: Naruto y todos sus personajes pertenecen a Kishimoto Masashi, mío solo el concepto de esta historia.
Capitulo 1: Un viaje de mil millas comienza con el primer paso
Una que otra nube vagabunda surcaba en el azul del tranquilo cielo matutino, estaban a mitad del verano y el clima en la aldea oculta de la Hoja oscilaba entre los treinta y treinta y cinco grados centígrados, habían tenido una estación algo calurosa, pero ese día en particular, la temperatura podría considerarse agradable.
Los cálidos rayos del sol de mediodía brillaban intensos a esa hora, lo que no impedía a algunos aventurarse a hacer actividades físicas al aire libre. En medio del patio de adiestramiento de la mansión Hyuuga, desde muy tempranas horas el líder del Clan y el prodigio de la familia llevaban a cabo su entrenamiento habitual, y aunque exhaustos, ninguno daba muestras de querer detener el encuentro.
Hacía rato que Hinata los observaba desde lejos, sonrió al distinguir lo animado que lucía el siempre serio rostro de su padre ante los progresos de su primo, algo que ella misma no podía presumir, sin importar lo mucho que se esforzara, nunca se compararía con Neji en habilidad e inteligencia.
Silenciosa, se acercó llevando en sus manos una bandeja con dos tazas de humeante té verde recién hecho, invitó cordialmente a su padre y a su primo a descansar bajo la sombra del pórtico, ambos aceptaron de buena gana el ofrecimiento, les venía bien hacer una pausa para recobrar energías, el entrenamiento de ese día resultó intenso, últimamente a Hiashi le costaba un poco más seguirle el ritmo a su sobrino, complacido, pensó en lo rápido que éste mejoraba, no perdía la esperanza de Hinata siguiera sus pasos y algún día pudiera sentirse tan conforme de sus habilidades como lo estaba de las de Neji.
Luego de su pelea con Naruto durante los exámenes chunin, Neji había suavizado gradualmente su carácter, dejando de ser aquel chico frío, sediento de venganza contra la rama principal de la familia Hyuuga, realmente resultaba difícil creer que solo un par de meses atrás tratase de asesinar a Hinata.
El lazo que los unía se fortaleció de tal forma que lejos de verlo como una amenaza a su integridad física, Hinata lo consideraba un verdadero hermano, digno de su confianza; Neji pensaba de una forma parecida, terminados los exámenes chunin y reconciliadas las viejas rencillas, prestó mayor atención a su prima, no le costó percatarse de lo mucho que Hinata se esforzaba para fortalecerse y ser así la digna hija que su padre deseaba; entre más la observa, más crecía su asombro y el deseo de protegerla, al principio supuso que esto se debía al terrible sentimiento de culpabilidad que pesaba sobre él por querer desquitar con ella todo el resentimiento acumulado, no podía perdonarse que Hinata casi muriera antes de comprender lo equivocado que estaba, pero actualmente no estaba tan seguro de eso, lo olvidó por un tiempo, sin embargo ahora tenía más presente que nunca aquel sentimiento que le despertó al conocerla, en él nació una consideración especial, algo que iba más allá de su deber como guardián.
Los tres guardaron silencio durante algunos minutos, un silencio que no resultaba incomodo en absoluto, disfrutando del delicioso té. Hiashi reconocía el talento de Hinata para las labores culinarias, cuanto le gustaría que demostrara esas mismas aptitudes como shinobi, algo que a estas alturas consideraba un caso perdido.
Devolviendo la taza de nuevo a la bandeja, Neji se giró un poco para ver a su prima y recordando de pronto algo importante, esbozó una sutil sonrisa al abordar un tema que supuso sería de gran importancia para ella.
- He oído que Naruto deja hoy la aldea para ir a entrenar –Hinata no pudo ocultar la tristeza que aquel hecho le causaba y automáticamente bajó la mirada – ¿no debería ir a despedirle?
- Esta bien… – murmuró bajito, antes de que Neji pudiera preguntar al respecto, Kiba apareció en la entrada principal de la residencia, acompañado por Shino y Akamaru.
- ¡¿Qué? ¿No lo sabías? – expresó con enérgico entusiasmo el joven del Clan Inuzuka – Hinata ya fue a visitarlo.
- Pero cuando lo vio con todas esas vendas, casi se desmaya… – con su imperturbable serenidad, Shino complementó el comentario de su compañero de equipo.
- Eso la avergonzó tanto que no se atrevió a darle la cara… – siguió Kiba burlón, mientras las mejillas de Hinata eran asaltadas por un leve color rosado.
- ¡Ki-Kiba-kun! – chilló balbuceante, su amigo solía ser un poco indiscreto, quiso replicar, pero estaba tan afectada que su mente quedó en blanco por un instante, sin saber qué hacer o decir al respecto, el muchacho aprovechó la indecisión de ella para reírse abiertamente de su nerviosa reacción, Neji y Shino disimularon mejor su sonrisa, mientras que Hiashi observaba curioso el sonrojado rostro de su hija.
- Es notable la forma en que ese chico ha sobresalido últimamente… – Hiashi se unió sin mayor aviso a su conversación, logrando que de inmediato los otros se pusieran serios, dado el respeto que les merecía el líder de los Hyuuga – aún así me sorprende que Jiraiya-san lo tomara bajo su tutela – prosiguió inmutable Hiashi.
- Na-Naruto-kun es muy habilidoso… – soltó Hinata sin pensar, de inmediato se arrepintió al sentir sobre sí la inquisitiva mirada de su padre, y evitando encararlo, desvió la vista – yo… yo solo decía que… – el tono de su voz decreció al punto de volverse un murmullo apenas audible.
- ¿En serio?, para hablar tan bien de él supongo que hay una estrecha relación entre ambos – Hinata se sonrojó al punto de que el rojo se extendiera con la intensidad de un incendio hasta sus orejas. Su padre no estaba del todo errado en su suposición, al menos de parte de ella, que desde siempre había albergado un especial interés hacia Naruto-kun.
- Si me permite intervenir Hiashi-sama, yo también creo que Naruto es muy habilidoso y a pesar de su carácter explosivo, posee cualidades excepcionales – sabiendo que Hinata no volvería a abrir la boca, Neji decidió rescatarla del minucioso escrutinio que el líder Hyuuga ejercía con la mirada.
- Entonces debo concederte la razón Neji, para que alguien gane tu aprecio debe ser tan extraordinario como dices – puntualizó el mayor, no cabía duda que Naruto había heredado muchas de las cualidades de su padre, cuya identidad solo había sido revelada por el tercer Hokage a sus miembros más allegados, si bien el parecido entre ambos era imposible de ocultar. Se sentía complacido de que ese chico tuviera un efecto tan positivo sobre Neji y Hinata, en particular sobre la última, esa niña necesitaba el valor y la pericia necesarios para enfrentar el enorme reto que representaba ser la cabeza del Clan Hyuuga. El fracaso de los últimos años le hacía consciente de que él no podría brindarle lo que necesitaba y pensando en ella fue que ideó un interesante plan – ¿qué piensas al respecto Hinata?, ¿estás de acuerdo con Neji? – aunque sus preguntas la tomaron por sorpresa, la jovencita no dudó en responder, segura como nunca de su respuesta.
- Naruto-kun es una persona sorprendente… – expresó sin titubear, sus palabras estaban llenas de entusiasmo y confianza hacía el chico, Hiashi la escuchó atentamente, convenciéndose cada vez más de que su percepción fue la adecuada – él… él siempre da lo mejor de sí mismo, se esfuerza más que cualquiera y sin importar que todo le salga mal nunca ser da por vencido, yo creo que Naruto-kun es un buen chico, yo… yo lo admiro mucho… – todos los ahí presentes la veían ciertamente sorprendidos, nunca creyeron que la tímida Hinata fuera capaz de proferir un discurso tan apasionado, sobre todo Hiashi, no recordaba la última vez en que Hinata no se expresara con monosílabos frente a él, ya no tuvo duda alguna sobre lo que estaba a punto de hacer y arremetió al respecto.
- Me complace que supieras apreciar tales cualidades en él Hinata… – prorrumpió Hiashi dejándolos boquiabiertos, Hinata no podía creer lo que escuchó, su padre acababa de decir que se sentía complacido de ella, de la que hasta hace no mucho tildó de ser la vergüenza de los Hyuuga, seguro que escuchó mal y todo era producto de una broma, que el hombre que estaba sentado a su lado no era su padre, sino un impostor suplantándolo – es una lástima que Naruto tenga que marcharse ahora, debo admitir que pasar tiempo a su lado te favorece, no puedo ni imaginar lo fuerte que serías si entrenaras tan duro como él, me sentiría tan orgulloso de ti si lograras alcanzar un nivel medianamente igual al que ha alcanzado ese chico… – hizo una breve pausa para observar la reacción de Hinata, tal como lo esperaba, un brillo emocionado fulguraba singularmente en sus perlados ojos – tampoco puedo negar que gran parte de sus progresos han sido gracias a Jiraiya-san, pero supongo que él jamás aceptaría otro estudiante… – la semilla había sido plantada, dependía de su hija hacer germinar la valiosa oportunidad que le estaba brindando. Quitó la vista de Hinata, quien lidiaba con una especie de confusión por sus últimas palabras y redirigió su atención a Neji, quien le veía receloso – ya hemos descansado lo suficiente Neji, será mejor que continuemos – el chico acató lo dicho y en silencio siguió a su tío al campo de práctica, donde prosiguieron el entrenamiento.
Kiba y Shino se acercaron a Hinata, tenían la intención visitar a Kurenai-sensei y reintegrar al equipo ocho de inmediato, restablecidos completamente de sus heridas, Kiba estaba ansioso por entrar nuevamente en acción, Hinata escuchó ausente sus planes, las últimas palabras de su padre intermitían en sus pensamientos, "él se sentiría orgulloso de mí si tan solo lograra compararme en algo con Naruto-kun…", pensaba "aunque también insinuó que yo lo lograría si Jiraija-san interviniera en mi entrenamiento", suspiró derrotada al creer que de ninguna forma Jiraiya-san la aceptaría como estudiante, Naruto era un caso especial, por lo que había escuchado, pasaron muchos años desde la última vez que Jiraiya decidió entrenar a alguien, algo sorprendente debió haber visto en su amigo para incluso ofrecerse a ser su maestro, en cambio ella era tan simple, ni siquiera podía ganarle en un combate de práctica a su hermana, cuatro años menor que ella.
- Oye Hinata ¿me escuchas…? – la llamó por cuarta vez Kiba, advirtiendo su total desinterés por algo tan importante como lo era la reintegración de su equipo – ¡Hinata! – exclamó exasperado, logrando finalmente que ella abandonara sus cavilaciones y se reincorporara al mundo.
- Si, cla-claro, estoy de acuerdo… – balbuceó avergonzada, sin saber exactamente sobre "qué" era lo que estaba de acuerdo.
- Olvídalo, es evidente que tu cabeza está en otra parte… – masculló molesto, cruzándose de brazos y dándole la espalda.
- Imagino que tu distracción se debe a Naruto – apreció Shino suspicaz, involuntariamente Hinata le dio la razón con el carmesí que coloreo sus pálidas mejillas.
- N-no… po-por su-supuesto que no… – tartamudeó insegura, jugando con sus dedos y evitando verlo de frente.
- Comprendo…, será mejor que nos marchemos y dejamos la visita a Kurenai-sensei para mañana – siguió Shino, ignorando los intentos de Hinata por congraciarse – solo recuerda que somos un equipo Hinata, sin importar lo que hagas, siempre te apoyaremos – Shino se acomodó las gafas oscuras e hizo el camino de regreso a la puerta principal, Kiba, que no comprendió el significado de sus palabras se apresuró a alcanzarlo, no sin que antes Akamaru y él se despidieran de su amiga, Hinata los miró marchar con cierto pesar, no fue su intención desairarlos de esa forma. Apesadumbrada, tomó la bandeja con las tazas vacías y se dirigió de nueva cuenta al interior de la mansión, meditando detenidamente lo que acababa de ocurrir.
Sin descuidar sus actividades, dejó la bandeja con las tazas en la cocina y de ahí siguió con rumbo a su habitación. «…me sentiría tan orgulloso de ti si lograras alcanzar un nivel medianamente igual al de ese chico», esa frase no paró de darle vueltas en la cabeza y sumando el hecho de que Naruto estaba próximo a irse a un viaje que al menos duraría tres años, no pudo evitar sentirse inquieta y angustiada.
- Naruto-kun… – murmuró con dolorosa afección, llevando involuntaria una mano a su pecho, a la altura de su corazón, «…gran parte de sus progresos han sido gracias a Jiraiya-san, pero supongo que él jamás aceptaría otro estudiante…», si Jiraiya-san la aceptara lograría zanjar las dos preocupaciones que atormentaban su joven alma, volverse tan fuerte que su padre se sentiría orgulloso de ella y poder estar al lado de su admirado Naruto-kun.
Se paseó de un lado a otro de su habitación, intranquila sobre la extraña idea que se formaba en su cabeza, en el vaivén de su indecisión tropezó con su mochila de viaje, la miró con extrañeza y entonces la idea terminó por concretarse, negó automáticamente con la cabeza, no, de ninguna manera tenía el suficiente valor para hacerlo, indignada por la osadía de sus pensamientos, se dio la media vuelta evitando ver el objeto que tantas inquietudes despertó en ella, entonces se dispuso a salir de la habitación para no seguir pensando en tonterías, al pretender abrir la puerta se detuvo en seco, giró lentamente la cabeza hasta que en su campo de visión quedó de nueva cuenta la dichosa mochila, pero tan pronto como lo hizo desvió la mirada y salió definitivamente de la habitación "¿En qué tonterías piensas Hinata?" se reprochó mientras se alejaba por el pasillo.
Naruto prácticamente ya se había despedido de todos sus amigos, y más grande que el pesar de despedirse de ellos, lo era despedirse de Ichiraku Ramen, suspiro melancólico y una lagrima casi escapa a sus ojos azules al pensar en que muy pronto ya no podría comer su amado ramen, con un aura depresiva que no cabía en él, se despidió de Teuchi, el dueño de Ichiraku, jurando que al regresar se comería por lo menos diez tazones de ramen, con esa firme meta impuesta, recuperó su buen humor y comprometió a Iruka a participar en sus futuros planes, lo que el chunin ya sospechaba era una treta de Naruto para obligarlo a pagar toda la cuenta, algo que no le importó, después de todo sentía una gran simpatía por el rubio chiquillo.
Considerando a Naruto, Jiraiya permitió que éste se despidiera de Iruka compartiendo una última comida juntos antes de partir definitivamente y justo cuando discutía con Iruka algunas cosas sobre su viaje llegó Jiraiya, anunciándole que era momento de marcharse.
De un salto Naruto se puso en pie, sin otro remedio Iruka pagó la cuenta de ambos y se despidió finalmente de él, iruka no pudo evitar entristecerse al verlo marchar, pero se sintió feliz de lo mucho que su cabezota estudiante había progresado los últimos meses, le deseaba de todo corazón que tuviera buena suerte. Al alejarse, el chico revoloteo alrededor de Jiraiya sin dejar de oscilar la mano y así fue como los antiguos maestro y alumno se despidieron.
No lejos de ahí había alguien que lo observaba detenidamente, con una mezcla de temor y nerviosismo, escondida tras un muró, Hinata dudaba aún sobre lo que estaba a punto de hacer, decidió dejar de pensar y actuando más por instinto que por razón, le hizo notar su presencia.
- ¡Naruto-kun! – exclamó con tanta fuerza como le fue posible, a pesar de que se encontraba a varios metros de distancia, Naruto alcanzó a escuchar el llamado de la chica y de inmediato se volvió a verla.
- ¿Hinata? – paralizada en su sitio y con las rodillas templándole con tal violencia que en cualquier momento amenazaban con dejar de sostenerla, Hinata se arrepintió de lo que había hecho – ¿viniste a despedirme? – se acercó risueño el Uzumaki, Hinata no respondió – ¿y esa mochila? – dijo al notar la mochila de viaje que la niña llevaba a cuestas – ¿sales a alguna misión? – sumamente contrariada atinó a negar con la cabeza.
- Yo... yo deseo… – a Naruto le costaba mucho escuchar el quedito tono de su voz, atrabancado como era, se acercó más a ella, invadiendo sin proponérselo, el espacio personal de la niña, quedando apenas a unos centímetros de distancia, poco faltó para que Hinata se desmayara ahí mismo.
- ¿Deseas?, no te entiendo Hinata habla más fuerte, ¿qué es lo que deseas? – genuinamente confundido, el chico se cruzó de brazos y al esperar en vano que Hinata dijera algo más, decidió ser él quien se despidiera de ella – Hinata ya tengo que irme, el viejo me está llamando, me dio gusto verte – Naruto se dio la media vuelta dispuesto a marchar, bien pudo dejarlo ir, pero el cuerpo de Hinata reaccionó por sí solo y tomó a Naruto de la manga de su chaqueta naranja.
- Espera Naruto-kun – Naruto la miró sorprendido, no solo por la firmeza con que se condujo, sino porque por primera vez desde que la conocía, Hinata le sostenía la mirada.
Sí que lo desconcertaba la personalidad de ella, desde que conoció a Hinata la consideró un bicho raro, siempre tartamudeando y sonrojándose por todo, en ocasiones su tartamudeo llegaba a exasperarlo, pero a pesar de sus rarezas le caía bien, no tenía porque no hacerlo, no recordaba una sola ocasión en la que ella se hubiese burlado de él o lo hubiera tratado con desdén, incluso utilizaba el sufijo "kun" para referirse a él, cuando todos en la aldea lo menospreciaban, quizás por eso era que ahora le llamaba tanto la atención que se comportara más extraño de lo usual.
- ¡¿Qué demonios haces chico? ¡no te quedes atrás o voy a dejarte! – Jiraiya regresó al notar que Naruto no daba muestras de querer alcanzarlo, iba a reprenderlo cuando constató la causa que demoraba del rubio – oh, ya veo, asuntos amorosos que atender ¿eh? – le dio un codazo cómplice, guiñándole significativamente un ojo, Hinata apartó su mano de presto, entendiendo el malintencionado comentario de Jiraiya, pero como siempre, Naruto fue tan inocente, que se limitó a verlo interrogante.
- ¿De qué hablas Ero-senin? – protestó, Jiraiya lo ignoró y siguió con un montón de insinuaciones que sin importar lo directas que eran, a Naruto le fueron imposibles de entender.
Hinata se limitó a verlos, la interacción entre ambos era ciertamente confianzuda, las dudas la asaltaron nuevamente, en caso de que la respuesta de Jiraiya-san fuera positiva, le resultaría imposible acoplarse a ellos, a punto estuvo de dar marcha atrás, pero entonces se recordó el por qué estaba ahí, fue su decisión después de todo, la primera que tomaba libremente en su vida, apretó los puños y se recriminó mentalmente por siquiera flaquear, precisamente era ese pesimismo lo que evitaba que cumpliera sus objetivos de mejorar, tenía una oportunidad de oro frente a ella y no iba a desperdiciarla por su estúpida indecisión, apoyándose firmemente en sus talones, se irguió derecha, viendo fijamente a Jiraiya.
- Jiraiya-san… – llamó formalmente la Hyuuga, y echando mano de todo su aplomo, procuró que su voz se escuchara firme y sin titubeo – sería un honor si usted aceptara tomarme como su estudiante – y entonces hizo una respetuosa reverencia, con los nervios a flor de piel y el corazón palpitándole a mil por hora.
Incrédulo por lo que acababa de escuchar, Naruto estuvo a punto de cuestionar a Hinata, pero Jiraiya lo detuvo, apoyando una de sus manos sobre el hombro del chico, así fue que los expresivos ojos azules de Naruto se posaron sobre la imponente figura de Jiraiya.
- Lo siento pequeña, pero por el momento me es imposible tomar a otro estudiante bajo mi tutela – Naruto contempló la inusual seriedad de Ero-senin, luego regreso su vista a Hinata, cuyo cuerpo temblaba apenas visiblemente.
- En… entiendo… – se incorporó la niña, decepcionada y con una vergüenza tremenda por la tontería que había hecho – lo… lo lamento mucho, no fue mi intención incomodarlo Jiraiya-san… – la voz de Hinata se escuchaba trémula – le agradezco su consideración de todas formas… – hizo una nueva reverencia antes de volverse y hacer el triste camino de regreso.
- ¡Espera Hinata! – exclamó el rubio sin poder contenerse, siendo ésta vez él quien detuviera a su amiga – estoy seguro que Ero-senin no lo decía enserio… ¡¿cierto Ero-senin? – miró entonces a Jiraiya, quien mantenía su grave postura.
- Hablo muy enserio – expresó seriamente Jiraiya sin dar lugar a replicas.
- ¡Pero Ero-senin…! – discutió testarudamente el rubio, Hinata tocó levemente su brazo, haciéndolo callar de inmediato.
- E… está bien Naruto-kun, sabía que algo así sucedería, so-solo quise intentarlo – Hinata le sonrió dulcemente, conmovida por el gesto de su amigo de querer ayudarla.
- Hinata no puedes darte por vencida… – la respuesta Naruto no fue la esperada – te conozco y estoy seguro que te costó muchísimo trabajo pedirle esto a Ero-senin, no renuncies ahora, incluso yo tuve que seguirlo a todos lados y no dejarlo ni a sol ni a sombra para que aceptara entrenarme, además sería fabuloso si fuéramos más al viaje – luego se acercó a ella y le murmuró cómplice al oído – acá entre nos, no me fio de las mañanas de ese viejo, siempre me pide que haga el sexi no jutsu y yo... – no pudo decir nada más, pues gracias a su excelente oído, Jiraiya intervino dándole un soberano zape en la cabeza para hacerlo callar – ¡oye! – con las manos sobre la gran protuberancia que se alzo en lo alto de su cabeza, Naruto le devolvió una mirada llena de rencor.
- ¡¿Qué tanto murmuras estúpido mocoso? – expresó totalmente exasperado el sanin.
- Yo únicamente digo la verdad, ¡eres un pervertido! – acusador, lo apuntó con el dedo, sin sentirse intimidado en lo absoluto por el aura asesina de su maestro.
- Si sigues comportándote tan irrespetuoso conmigo voy a dejarte aquí… – amenazó el experimentado shinobi, no obstante Naruto no dio la mayor importancia a sus palabras.
- ¡Haz lo que quieras, ahora soy yo el que no quiero ir contigo! – se cruzo de brazos y se hizo el indignado, al ver semejante escena Hinata no sabía si sentir vergüenza ajena o reírse de su infantil comportamiento, optó por lo segundo, a sus labios escapó una musical risita que sin duda los dejo desconcertados – ¿de qué te ríes Hinata? – fue Naruto quien se atrevió a preguntar y mentalmente Jiraiya lo apoyó.
- ¿Huh…?, etto… etto yo lo lamento… – y tal como era su costumbre cuando se encontraba avergonzada, jugó inquieta con sus dedos índices – es que pienso que los dos mienten… – empuñó sus manos sobre su pecho para darse un poco de valor – aunque no lo aparenten, Jiraiya-san y tú se aprecian mucho, creo que lo que dicen es todo lo contrario a lo que realmente piensan – terminó de decir, Naruto y Jiraiya intercambiaron miradas que automáticamente repelieron.
- Bah, no hay forma de que yo aprecié a ese viejo pervertido 'ttebayo – el chico se llevó las manos atrás de la cabeza, evitando ver a Hinata, ahora el avergonzado era él.
- Ni yo a un idiota estudiante… – sentenció igualmente Jiraiya – como sea, ya perdimos demasiado tiempo, andando o no abandonaremos la aldea antes de que anochezca – y echo a caminar de nueva cuenta, Naruto lo siguió de cerca, ya sin protestar al respecto.
Hinata se quedó atrás, sentimientos encontrados se batían en su interior, por un lado la decepción de nuevamente haber fracasado en sus propósitos y por el otro la satisfacción de que Naruto la defendiera tan briosamente, pesó más el segundo en su corazón, pudiendo esbozar una sincera sonrisa al verlos alejarse, decidida estaba a regresar a casa antes de que alguien notara su ausencia, pero le fue imposible.
- ¡No dije que ya habíamos perdido demasiado tiempo! – exclamó Jiraiya llamando intencionalmente su atención – andando niña ¿o acaso te complace hacer esperar a tu maestro? – sin creer lo que acababa de escuchar, Hinata no acató de pronto las palabras del sanin, una sonrisa se fue expandiendo en sus labios al comprender finalmente lo que aquello significaba y con un "Hai Jiraiya-sensei" corrió a toda prisa para alcanzarlos. Se situó al lado de un sonriente y complacido Naruto, que en voz baja la felicitó por su triunfo frente al viejo.
Lejos de ahí, en una antigua mansión que databa de los inicios de la aldea, sentado bajo el pórtico que daba al patio de entrenamiento, Hyuuga Hiashi observaba con su byakugan los recientes acontecimientos, no había perdido a Hinata de vista desde su charla, una apenas perceptible sonrisa asomó a sus labios al constatar que todo había salido a pedir de boca, con el pensamiento se despidió de su primogénita dejando que el viento se llevara un sutil "bien hecho Hinata", con la certidumbre de que cuando volvieran a verse, ella sería alguien digna de su aprobación.
Continuará…
(Dudas, sugerencias, felicitaciones y jitomatazos favor de dejarlos en un review, gracias =3)
NOTA DE SALEM:
Desde hace algún tiempo tenía ganas de escribir un NaruHina *-*, Y aunque me costó un poco concretar la idea, al final me gustó como quedó el capitulo, más que nada la historia tratará de lo que pasaría en el entrenamiento del rubio si Hinata lo hubiese acompañado a él y a jiraiya, ojalá les haya gustado n-n, y sin más que decir, espero poder darle continuación y escribir un segundo capítulo XD, saludos =D