Nota: Obviamente que estos personajes y base en historia no me pertenecen a mí, esta historia sólo está basada en el relato que ya conocemos el cual es oficial. En cuanto a los otros fics que he escrito sobre esta pareja, este no tiene nada que ver, digamos que es otra historia. Sorry, me gusta pensar en los personajes en muchos escenarios totalmente ajenos entre sí. Otra cosa, este fic no está basado al cien por ciento en el final de InuYasha: Kanketsu-hen, empezando porque Kagome nunca se queda atrapada en el pozo y aún puede seguir viajando a su época aunque eso no tiene mucha relevancia, también que Rin permanece con Sesshomaru y no en la aldea, entre otras cosas más que tal vez luego queden más claras conforme avance esto. Por ahora simplemente tendremos unos capítulos que más bien serían como de Adventure/Friendship, no habrá mucho romance por el momento, de todas formas espero que lo disfruten y que dejen sus reviews si les agrada ya que los comentarios siempre son buenos para mejorar y para la motivación.

Nota 2: Quiero aclarar algo muy importante sobre este pairing. Durante muchos años (cuando era niña y veía esta serie), la idea de que Rin creciera y se quedara con Sesshomaru me encantaba. Jamás pensé en mi cabeza que se diera absolutamente nada romántico antes de que el personaje no tuviera la mayoría de edad. Tomando en cuenta esto, no veía la relación de padre e hija. Sin embargo, con el paso de los años lo fui viendo de manera distinta y dejó de ser una ship que me gustara. Eventualmente me pasé al SessKag y en esta historia creo que es un poco notable… Empecé con una idea pero casi al inicio cambié de parecer y me hubiera gustado hacer la historia SessKag; por lo que hice algunas adaptaciones de personalidad a esta "Rin"… Aún así, planeo continuar el fanfic porque le he invertido tiempo y a pesar de ser una ship que ya no me gusta, la historia que había estado escribiendo sí.

Prólogo

La batalla contra Naraku había sido a favor de todos aquellos que se encontraban en su contra. Cada quién había tenido un pedazo de historia distinto. Kagome había decidido quedarse en la época antigua la mayor parte del tiempo para pasar el resto de sus días junto a InuYasha, un mitad demonio quien se partía el alma tratando de ocultar sus sentimientos ante los demás, Miroku y Sango decidieron casarse luego de que toda la pesadilla terminara siendo bendecidos a los pocos meses con la espera de un hijo, Shippo emprendía pequeños viajes para adquirir más conocimiento y poder sobre sus trucos mágicos y Kohaku, el hermano mejor de Sango había encontrado su lugar al lado de Sesshomaru y su grupo, no propiamente con su consentimiento y rechazo.

Sesshomaru sabía que viajar en compañía de una pequeña niña le traería problemas a la indefensa humana pero tomando en cuenta que las batallas se habían reducido por lo tanto el número de enemigos era casi nulo que no necesitaría usar ni siquiera una milésima parte de su energía para destruir a cualquiera que se interpusiera en su camino, mientras que en lo que se refería a Kohaku, al menos el chico podía defenderse.

Con cierta duda por parte de Sango, Kohaku se marchó con la promesa de visitar la aldea seguido acompañado de Kirara, la gatita que estuvo al lado de su hermana durante su viaje en busca de los fragmentos de la Perla, esta vez, sería de apoyo para Kohaku quien aprovechaba el estilo de vida nómada que el youkai hermano de InuYasha llevaba para practicar sus exterminios contra demonios menores.

-Si prometes volver a casa sano y salvo me quedaré tranquila de que viajes tú solo- dijo Sango abrazándolo sosteniendo con fuerza su nuca tratando de hacerlo quedarse a su lado.

-No voy solo, estaré con Sesshomaru- respondió tratando de confortar a su hermana dándole unas palmaditas en la espalda.

-Feh, es exactamente lo mismo estar solo y con Sesshomaru- vociferó InuYasha quien se encontraba a pocos metros junto con los demás que presenciaban la partida de Kohaku.

El joven muchacho sonrió escuchando las palabras de InuYasha y sin más corrió desapareciendo en el horizonte mientras su hermana agitaba la mano conforme la silueta de Kohaku se fusionaba con las montañas y la maleza. Dejó escapar unas cuantas lágrimas mientras que Miroku la rodeó de los hombros y sostuvo su mano dándole un beso en sus húmedas mejillas.

-Ven, seguramente estás sensible por el embarazo- y la acompañó hacia la cabaña en donde todos se reunían para cenar.

El joven exterminador corría entre el campo abierto a la par de la luz que poco a poco se ocultaba detrás de las montañas. A los lejos vislumbró unas figuras familiares y se montó sobre Kirara para alcanzarlos más rápido. Rin escuchó los gruñidos de la bestia felina y se detuvo para saltar mientras agitaba sus brazos saludando al muchacho de once años. Bajó del neko-youkai y prosiguió caminando pausadamente al lado de la niña quien sonreía con inocencia. Jaken por otro lado exclamaba lo mal que iba esa situación; rodearse de humanos no era nada bueno y no llevaría a nada positivo pero Sesshomaru parecía no escuchar sobre sus puntos de vista y decidió demostrárselo con una agresión fí días pasaron y la vibra en el grupo no era ni buena o mala, simplemente era neutral como el gesto que Sesshomaru siempre llevaba. Algunos días estaba y otros no pero siempre volvía a pesar de que no desperdiciaba momentos para decirles a ambos chicos que si lo seguían era porque ellos querían pero al parecer él parecía ser el que los seguía a ellos.

Cuando Sesshomaru se ausentaba Kohaku y Rin aprovechaban esos ratos de descanso, ya que no tenían que seguir al youkai, para practicar. El joven exterminador decidió transmitirle un poco de su conocimiento a la pequeña para que pudiera defenderse en cualquier situación de emergencia, todo eso bajo las escandalizadas advertencias de Jaken que más bien, él trataba de hacerlas sonar como regaños, diciendo lo mucho que su amo bonito se alteraría su supiera que en su ausencia hacían aquellas injurias. Rin sólo reía diciendo que no tenía nada de malo con aprender y divertirse mientras que Kohaku permanecía callado sin hacer caso de los alaridos agudos de Jaken.

Rin sólo contaba con ocho años, de los cuales uno lo había pasado ya con su amo, definiendo por completo que jamás lo abandonaría. Si bien era una pequeña con un espíritu fuerte, inquebrantable ante nada porque la esperanza de estar bajo la protección de su amo estaba más que asegurada. Ante cualquier adversidad la sola imagen de Sesshomaru la tranquilizaba y eso a ella le bastaba; se conformaba con verlo a la distancia, caminar por delante y esporádicamente escuchar su voz pronunciar su nombre, sintiendo una extrema devoción hacia él ya que de no ser por él, habría muerto sumida en una profunda tristeza y con un temor que no la habría dejado descansar en paz. Tener a Kohaku con ella le daba un sentido más claro de lo que era convivir con humanos, era demasiado extraño conversar largo y tendido con alguien ya que, viajando con Sesshomaru y Jaken, las palabras estaban fuera de lugar y muchas veces tenía que refugiarse en hacer pequeños cantos o conversaciones para sí misma.

Viajar después de haber vencido a Naraku parecía tiempo perdido para Jaken, quien consideraba que su amo debía regresar a las Tierras del Oeste y protegerlas pero por alguna razón su amo seguía vagando por toda la región sin un rumbo aparente y todavía más desconocido cuando de pronto desaparecía sin avisar y volvía a los pocos días de nuevo avanzando hacia algo desconocido. El pequeño youkai se sentía algo cansado pero nunca con los deseos de renunciar a la inmensa devoción y gratitud que sentía hacia Sesshomaru, jamás. No importaba cómo, siempre terminaban vagando, volviendo a los mismos lugares, con la misma gente, parecía que nunca iba a terminar.