Disclaimer: Inuyasha no me pertenece, sino a Rumiko Takahashi. Sólo la historia es mía.
Summary: Una decisión, puede conducir a la más grande traición. • Historia en One Shots/Drabbles/Viñetas [En edición]
XVIII
Dirigió su mirada hacia su costado, donde él se hallaba de pie, impávido.
Shiori a su lado no daba crédito a lo que había escuchado, mientras una de sus manos tomó una de la joven en un apretón cálido.
Dado que el silencio parecía no tener fin, la nodriza fue la que se animó a romperlo −… ¿Está segura de ello? ¿No se trata de un error?
La muy nerviosa mujer, bajo la atenta mirada del daiyokai contestó –. En absoluto. Quien la atendió no se equivocó, amo Sesshomaru. Aun así, agradezco el que hayan tenido la confianza de acudir a mí por una segunda opinión… es comprensible. No sé qué tanto conozcan de cómo es con las humanas.
−No hay mucha diferencia realmente, en ese aspecto humanos y demonios somos más parecidos de lo que creemos. Pero mis señores quisieron tener una segunda opinión, como usted lo ha dicho –. Volteó hacia Rin, quien permanecía callada a la vez que absorta, y no había dicho ninguna palabra desde que la comadrona humana hizo acto de presencia. Acariciaba inconscientemente su vientre plano. Con una sonrisa, llamó su atención –. Mi niña, ¡estoy tan feliz por ti! ¿No estas emocionada? Esto es…-
Pero antes de poder terminar si quiera, Rin ya se había levantado de su lugar en el suelo − ¿Podrían dejarnos solos, por favor?
Momentos después, eran los únicos en la habitación.
− ¿No estás complacida? –a pesar de los años, Sesshomaru reconocía que había ocasiones en las que Rin era un misterio para él.
− ¿Y usted, mi Señor? ¿Lo está?
−Eso no debe preocuparte.
−Lo hace. Rin sabe que para usted la idea de tener hijos no es grata. Además, el bebé que Rin traerá al mundo será un medio demonio y...-
−Tendrás un cachorro, Rin –interrumpe duramente−. Es lo único que debería importarte.
El tono del demonio no hace más que molestarla. Le ha hablado como una niña mimada que por fin ha conseguido el objeto de su capricho − ¿Cómo puede decirlo así, sin más? ¿No se da cuenta de la situación? La protección que el collar de su madre me dio puede acabarse en cualquier momento… puedo morir mañana o en un par de meses y este bebé también en cuanto eso suceda –hace una pausa para tomar aire −. Puede que no lo logre, ni él tampoco. Sé que mi muerte está cerca y…-
Lentamente caminó hacia ella. A pesar de que su rostro no mostraba emoción, un aura oscura parecía desprenderse del mononoke–. No morirás. Vivirás para criar a ese cachorro, porque ese era tu deseo. Tú serás quien velará por él, así que ten eso en mente cuando te atrevas a pensar en ello.
−Lo dice como si él fuera sólo mío, mi Señor.
Él guardó silencio. Ella no se molestó en romperlo.
oOo
Muy pocas veces había sido testigo de ese evento. Llegó a pensar que tratándose de él, era algo imposible. Pues bien, después de tantas discusiones donde nunca pudo hacerlo callar por fin podía decir que había logrado su cometido a pesar de las circunstancias. Era algo gracioso verlo con los ojos desorbitados de la impresión y la boca –o pico, en ese caso- casi alcanzando el suelo.
Después de unos largos segundo, pudo recuperar el habla −D-Debes estar bromeando Rin, el a-amo… él… t-tú…ustedes… −con uno de sus huesudos dedos, decidió apuntar hacia el vientre de la aludida, mientras seguía tartamudeando. De repente, parecía que un balde de agua fría le había caído encima por la cara de realización que puso después − ¡ME NIEGO A SER EL NIÑERO DE OTRO MOCOSO DE NUEVO!
La nodriza rompió a carcajadas y ella no pudo evitar dejar salir una leve sonrisa.
−Lo hubieses sabido desde ayer, pero como te escabulliste otra vez a quien sabe dónde es por eso que eres el último en enterarte –lo picó Shiori−. Me temo que quieras o no, este pequeño ya tiene un acompañante de juegos…
oOo
Se removía en el futón como ya era costumbre. Las pesadillas la asaltaban una y otra vez, siempre llevando consigo el mismo mensaje:
Muerte.
Una y otra vez revivía los aullidos, las mordidas, la sangre y el dolor; cortesía de los entes del inframundo. Las pesadillas a veces parecían tan reales, que aun después de despertar podía sentir los músculos del cuerpo entumecidos.
No eran pesadillas normales, eso era seguro.
Y al igual que éstas, el sentir que no estaban solos dentro de esa habitación se volvía una costumbre desagradable, al menos para Sesshomaru. Él velaba su sueño como cada noche, Tenseiga a su lado como fiel compañía.
De repente y como si le faltase el aliento, ella despertó tomando una gran bocanada de aire mientras se sentaba y llevaba una de sus manos hacia una de sus sienes y la otra hacia su, en ese momento, notable vientre.
−Fue un sueño, un sueño… fue un sueño – y siempre al despertar, observaba como repetía una y otra vez el mismo mantra, tratando de tranquilizarse a sí misma.
Ese sería el inicio de los círculos oscuros debajo de sus ojos, que se quedarían y se irían de forma intermitente por los siguientes cinco meses.
oOo
"¿Era necesaria tanta comida? Vaya que Rin a este paso terminará rodando en vez de ca…-" no había terminado de pensar en ello, cuando sintió la mirada asesina de Sesshomaru sobre él − ¡Lo siento amo! A lo que me refería que…-
−Cierra la boca, Jaken− si creía por un segundo que con el cambiante estado de ánimo desde los últimos meses de Rin le dejaría pensar y, por consiguiente, decir alguna estupidez en voz alta, estaba equivocado. Le arrancaría primero la lengua sin pensarlo antes de ver a la joven echa un mar de lágrimas por su insensatez… otra vez.
Dejando de lado el cuenco vacío que alguna vez tuvo fideos en él y ajena a la discusión por su extraña conexión, dirigió su mirada al plato del pequeño youkai, donde el platillo de la criatura verde resaltaba del resto que adornaban la mesa − ¿Qué está comiendo, señor Jaken?
−Rin – Shiori, quien una vez reinstauradas las comidas de tres, tenía permitido otra vez acompañar a la embarazada no sin molestia de Sesshomaru, intervino intuyendo sus intenciones−. Ese es un platillo youkai. ¿No deseas comer otra cosa? Mira, ¡hay pescado frito y esta delicioso!
− ¿Pasaría algo si llego a comerlo? ¿Afectaría al bebé de alguna forma?− con duda, no pudo resistirse a preguntar.
−No, pero…-
− ¡Entonces no le molestará que pruebe un poco!− la cara de preocupación se desvaneció de su rostro como por arte de magia − ¿Verdad, señor Jaken?
− ¡¿Qué?! Después de todo lo que has comido, ¿todavía tienes espacio para más? –a no, eso sí que no. Por más que apreciara a la chiquilla, a él no le gustaba compartir su comida. Después de los tantos viajes que hacia últimamente por ella, lo menos que merecía era una comida decente. Aunque ella no sabía el porqué de sus viajes, pero aun así… Y además, ¿en serio le apetecía?
− ¿Me está diciendo gorda? ¿Es eso, verdad?− el tono herido pone en guardia a los presentes.
Ay no. Otra vez no.
− ¡Claro que no! Por los Dioses niña, no seas exagerada –una gran gota de sudor resbala por su frente, mientras siente como el Lord le traspasa con la mirada la sien. Si no piensa rápido, se ganará una paliza peor que la última vez, está seguro de ello.
− ¿Entonces me dará un poco? El bebé se lo agradecerá mucho – le regaló esa sonrisa que ponía cuando sabía que se había salido con la suya…
Y eso fue todo.
− ¡Niña chantajista! ¡No pongas al cachorro como pretexto, que esto es obra tuya! Esta carne es muy cara y rara, y tu muy poco sofisticado paladar no podría apreciarla de verdad. Si crees que con esa sonrisita te daré de mi comida estas muy equivoca…- un golpe seco, cerámica estrellada y un silencio mortal.
Por primera vez, alguien más se le había adelantado al Lord.
Sesshomaru apenas había pensado en mover su brazo para obtener la lengua prometida, cuando ante él vio pasar volando desde el otro lado de la mesa uno de los cuencos de comida vacíos que terminó de estrellarse en la cabeza del molesto de Jaken y mandarlo de espaldas al suelo.
Cuando amo y nodriza voltearon a ver a Rin después de procesar lo que acababa de pasar, esta tenía en el rostro una expresión de molestia tal, que la nodriza tuvo que dar un paso atrás y él no pudo más que arquear ligeramente una ceja con sorpresa.
El enojo dio paso a la realización, después a la culpa y antes de que las lágrimas que poco a poco comenzaban a formarse en los ojos de la embarazada cayeran sin control, ésta se vio con el plato de la discordia frente a sus ojos. Con manos temblorosas, lo tomó de las fuertes manos que se lo ofrecían, acercándolo más a su rostro para verlo de cerca.
Se trataba de carne cruda cortada de forma delicada, de un animal que no podía identificar ya que en vez de tener el color rojizo característico de la carne fresca, esta tenía una tonalidad púrpura brillante (y a decir verdad, tampoco se moría por saber su procedencia. Hasta su curiosidad conocía límites). Incluso podía ver un poco de sangre en ella. A la vista tal vez no fuera el platillo más hermoso, pero con únicamente pensar que nunca en su vida había comido carne cruda fue suficiente para que una vez más sus extraños antojos ganaran la partida.
− ¿Puedo? –preguntó de forma tímida al demonio, quien con un seco asentimiento la animó a llevarse un pedazo de carne y masticarlo de forma lenta, con cara de concentración.
− ¿Es de tu agrado?
−No sabe a nada de lo que he probado anteriormente. Es extraño su sabor, un poco picante al principio pero después se torna algo amarga. Me resulta… agradable. Está delicioso.
Dejando salir un suspiro imperceptible, asintió de nuevo, complacido −. Podrás comerlo las veces que quieras, sólo tendrás que pedirlo.
Al escucharlo y después de terminar el ultimo trozo, asiente.
– Muchas gracias, mi Señor… eh, ¿podría ayudar a levantarme? Rin ha terminado de comer y quiere ir por vendas y un ungüento, para cuando el señor Jaken despierte.
oOo
Rin mantenía los ojos cerrados, pero él sabía que estaba despierta. Con dificultad, la vio girar sobre uno de sus costados para después de unos segundos regresar a su posición anterior, boca arriba y cubriendo su ojeroso rostro con uno de sus antebrazos. Dioses, en serio que su espalda la estaba matando y además, parecía que esa noche en particular el bebé se movía más de lo usual.
No pasó mucho tiempo, cuando sintió debajo de ella como la afelpada extensión del Lord se movía de manera suave hasta dejarla en una posición semisentada. Desde hacía unos días, la temperatura había descendido un par de grados, por lo que no era raro que durmiera arropada entre cálido e impoluto pelaje.
− ¿Estas mejor así?
Con un suspiro de alivio, dirigió su mirada hacia el lugar donde se encontraba sentado, como cada noche–. Si, lo estoy, gracias. Parece que esta noche está un poco inquieto.
Al ver que Sesshomaru endurece el gesto, no hace más que sonreír un poco y llevar una de sus manos hacia su vientre, ahí donde puede sentir los fuertes golpeteos –. No es su culpa. El pobre poco a poco está quedándose sin espacio, es todo –una patada especialmente fuerte la hace que ponga una mueca de dolor.
El demonio se acerca más y de forma sorpresiva para ella ha colocado una de sus manos de afiladas garras sobre el lugar donde antes había estado la suya. Es la primera vez que se ha dado un acercamiento entre la criatura y el daiyoukai, por lo que ella sólo atina a verlo un poco alucinada, sin embargo logra controlar su expresión. Él la observa fijamente, mientras siente el movimiento en su interior y busca en el rostro de Rin nuevas señales de dolor. Cuando un movimiento especialmente fuerte hace que eso suceda de nuevo, la mano masculina hace un poco de presión y como acto reflejo ella coloca una de las suyas sobre la de él.
Después de un tiempo, los golpeteos comienzan a bajar de intensidad. Es entonces cuando la joven se da cuenta que aún tiene la mano masculina debajo de la suya, por la que suavemente la retira. Un momento después, Sesshomaru retira su propia mano y toma su lugar de nueva cuenta al costado del futón.
−Trata de dormir –es lo último que dice por esa noche.
oOo
Observó la flor que tenía en la mano y después el paisaje fuera de la fortaleza. No faltaba mucho para que el otoño llegara y comenzara a pintar de naranja los árboles.
Y después llegaría el invierno y con él, la vida que llevaba dentro de sí.
−Pronto las hojas caerán. Es una lástima que las flores comenzarán a marchitarse−murmuró. Siempre había amado la primavera y aunque gozaba también de esa estación, se preguntaba si sería capaz de ver nuevamente los botones florecer−. Cuando nazca, será invierno. Suele ser crudo aquí, aun así el paisaje lleno de nieve vale la pena. Pero cuando éste se va y llega la primavera, es una de las cosas más hermosas que pueden existir. Y será aún más hermosa, porque estará por fin aquí…
No se dio cuenta, pero era la primera vez que expresaba abiertamente sus deseos de un futuro esperanzador en voz alta. Un futuro donde ella y ese cachorro existían en el mismo plano.
oOo
−Rin, por favor.
−Estaré bien. Ambos estaremos bien. Mi Señor, el señor Jaken y Ah-Un me cuidarán.
Tomando sus manos entre las suyas, su rostro se tornó consternado –. Te pido que lo reconsideres. Falta muy poco para que des a luz, semanas solamente. La visita a la aldea puede esperar, necesitas todo el descanso posible ahora.
−Por eso mismo es que quiero viajar, nana. Una vez que el parto llegue, no sé qué pueda pasar –suspiró cansadamente −. Ya he discutido de esto con mi Señor lo suficiente en los últimos días, por favor no peleemos nosotras ahora.
−Al menos me es grato saber que el amo también piensa que esto es una locura. Si por mí fuera, no irías… pero confiaré en su juicio –fue ella la que en ese momento suspiró −. Has caso a todo lo que te diga y no hagas nada imprudente. Prométemelo.
−Shiori…
−Prométemelo, Rin –su mirada era fiera, su agarre de hierro –No me quedaré tranquila si no lo haces.
−Te lo prometo, no te preocupes. Regresaré sana y salva.
− ¿Cuándo partirán?
−Mañana, antes del amanecer.
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−Señorita Rin, déjeme decirle que se ve simplemente radiante− el monje saluda alegremente a la recién llegada, mientras le tiende galante una mano para ayudarla a sentarse en el suelo.
Se han reunido todos en la cabaña de la anciana Kaede. Una improvisada comida se haya en medio de los presentes
Ríe halagada−. Muchas gracias, señor Miroku, es muy dulce de su parte. Pero seamos honestos, con estas ojeras parezco más un tanuki que otra cosa.
Sango, al lado de su esposo, le sonríe alegremente−. A pesar de eso, tiene razón. Te ha sentado bien el embarazo –un poco de preocupación se deja notar en su tono –. Rin, ¿tienes problemas para dormir?
Las malditas pesadillas
−Ha decir verdad, sí. En las noches es cuando más inquieto está, a pesar de que ya no cuenta con el espacio necesario para moverse tanto.
−Sé de lo que hablas –exclama Kagome con un suspiro, pensando en sus dos pequeños−. En mis dos embarazos también tuve muchísimos problemas para conciliar el sueño, sin contar que los bebés hanyou cuentan con una fuerza superior a uno humano… pero todo vale la pena una vez que lo sostienes entre tus brazos, lo bueno es que cada vez falta poco. ¿Cuánto tiempo falta para el parto?
−Aproximadamente un mes, según los cálculos que hice junto con la partera de la aldea cercana al palacio.
− ¡¿Y aun así decidiste viajar?! Keh, en serio que sigues siendo una insensata – exclama Inuyasha con algo de molestia.
−Todo está perfectamente, señor Inuyasha. Es una corta visita. Regresaremos con tiempo de sobra al palacio y antes de salir me sometí a una revisión exhaustiva. Estoy bien y el bebé también lo está.
Eso no ha convencido al hanyou, quien no hace más que inhalar de nueva cuenta su esencia y mirar fijamente su rostro anormalmente pálido y ojeroso.
−Aun así Rin, −esa ha sido la anciana Kaede, mientras deja su cuenco de arroz frente a ella – Inuyasha tiene un punto valido. No debiste viajar estando tan cerca del nacimiento de tu hijo, nunca sabes si éste puede adelantarse.
−Lo sé, pero tenía tanto tiempo de no verlos a todos que no pude esperar más. Y como usted misma acaba de decir, nunca se sabe que pueda pasar.
Dejándolo de lado −porque saben que ni siquiera el Lord habría podido detenerla y porque también se alegran mucho de verla−, la charla sigue de forma amena. Shippo narra animadamente como ha mejorado en su entrenamiento como kitsune, así como Kohaku −quien se haya de visita−, cuenta nuevas anécdotas de su trabajo como exterminador mientras divide su atención entre sus su sobrino y sus dos sobrinas adolescentes quienes hablan sin parar.
Kagome e Inuyasha dirigen miradas discretas a Rin, las cuales los demás no percatan. La joven sacerdotisa siente una opresión en el pecho, un mal presentimiento.
"−Hay algo extraño en ella. No sé qué sea, pero algo le ocurre…"
−… ¿Señora Kagome?
De repente, recuerda que debe estar transmitiéndole la preocupación que siente, por lo que recompone el rostro y le regala una sonrisa–. Lo siento, me distraje un poco… −su hijo mayor tropieza al estar jugando con su hermano, casi cayendo sobre Rin−. Kenshi, ten cuidado. Puedes lastimar a Rin.
Incorporándose con ayuda de ella, el pequeño se escucha compungido:
− Perdón Rin, fue sin querer.
−No te preocupes, fue un accidente. Pero déjenme verlos bien, vengan –los dos hermanos toman asiento frente a ella, imitando la forma de sentarse tan característica de su padre – Vaya, ¡cuánto han crecido ustedes dos! ¿Se han portado bien como prometieron?
− ¡Claro! No le hemos dado problemas a mamá…bueno, no tantos. Le ayudamos a recolectar hierbas y a papá cuando ayuda en los campos de arroz. ¿Y adivina que, Rin? ¡He comenzado a practicar con la espada! Papá dice que al paso que voy, no falta mucho para que me preste la Tessaiga. Daiki comenzará su entrenamiento dentro de poco también y-
− Vaya, de cerca tu barriga se ve mucho más grande…− interrumpe con asombro el menor de los hijos de Inuyasha, ganándose la mirada desaprobatoria de su madre y un "¡enano, no debes decirle eso a una mujer preñada!" de su padre
− Lo sé, estoy enorme –exclama despreocupadamente −, pero lo bueno es que pronto su primo o prima nacerá…
− ¡Pues espero que sea pronto! Nosotros somos los más chicos y no tenemos con quien jugar.
− ¡Y entrenar! ¡Le enseñaremos a usar la espada, como papá lo está haciendo con nosotros! Y también…-
− Bueno, es suficiente. Agobiarán a Rin con todo su escandalo –interrumpe a sus hijos Inuyasha, con una sonrisa –Además, ¿qué pasa si tiene una hembra?
− No importa si es una niña, tía Sango lo es y sabe utilizar una espada, sin contar el Hiraikotsu.
−Y mamá el arco –le retruca con actitud sabionda el pequeño Kenshi.
−Hmn, ¿se creen muy listos, no? – a lo que sus hijos no hacen sino regalarse miradas divertidas entre sí. Rin no hace más que reír, seguida de Kagome y la anciana Kaede.
−No falta mucho para que caiga la tarde – comenta la vieja sacerdotisa mientras se pone de pie con algo de dificultad −. Como mujer embarazada que es, no podemos dejar que Rin se desvele –dirige su mirada de "harás lo que te digo" hacia ella−. Una vez que anochezca, te iras a descansar. Iré a la cabaña a preparar tu viejo futón, querida.
−Oh, abuela, eso no será necesario. Dormiré afuera, con mi Señor, Ah-Un y el señor Jaken.
−Rin, estamos en pleno otoño –Kohaku trata de hacerla entrar en razón, de forma tranquila. Sabe que no la convencerá, pero no pierde intentándolo−. Por las noches la temperatura ha comenzado a bajar. Creo que el que duermas a la intemperie no es lo mejor en tu estado.
−Oh, si es por eso no hay nada por qué preocuparse, mi Señor personalmente se asegura de mantenerme caliente durante toda la noche…
La cara sorprendida del exterminador y su rostro abochornado la extrañan. Y eso no es todo: Sango y Kagome se hayan con la misma expresión, Inuyasha parece que hubiese recibido un puñetazo en el estómago por su cara de estupefacción y la anciana Kaede no hace más que disimular una pequeña risa con una tos falsa.
Y por lo más pequeños, bueno, las hijas de Miroku ríen sonrojadas mientras que su hermano menor y Shippo sólo suspiran algo incomodos.
Rompiendo el mutismo del momento, el monje no puede evitar sonreír pícaramente para romper la tensión−. Vaya, nunca lo hubiese esperado de Sesshomaru, dado que es tan serio. Aunque ahora que está casado no debería de extrañarme y más teniendo a una compañera tan hermosa como tú, Rin…
Un golpe en la cabeza de una molesta Sango lo manda callar en el acto, mientras dándose cuenta de su error ahora es el turno de la joven de ponerse roja mientras niega cómicamente con sus manos y cabeza:
−¡N-no me refería a eso! Mi Señor no es ese tipo de hombre, él…-
−Si te dejó embarazada, no estaría tan seguro de ello –la interrumpe en un murmullo para nada discreto un malhumorado Inuyasha, lo que hace que su esposa lo mire furiosa.
−Inuyasha… ¡Abajo! – y con eso lo manda al suelo de forma estrepitosa,como siempre −. ¡No puedo creer que tengas tan poco tacto!
Acercándose, Rin no hace más que tratar de ayudarlo con algo de pena sabiendo que ella ha sido la causante−. Señor Inuyasha, lo siento mucho. ¿Se encuentra bien?
−Niña, aun embarazada, eres demasiado inocente. Debes aprender a cuidar mejor tus palabras– le contesta una vez de pie, para después suspirar y regresar al tema −. Sesshomaru está de acuerdo con que duerma afuera, Jaken me lo dijo camino aquí –al verla asentir se dirige hacia la salida de la cabaña −. Andando entonces, te llevaré con él. La anciana Kaede tiene razón, debes descansar y más con esas espantosas ojeras…
Ignorando las miradas que los demás le lanzan por el comentario, le cede el paso a Rin, quien se despide antes de salir.
Caminan en silencio. Con los brazos cruzados, el medio demonio la observa disimuladamente por el rabillo del ojo. Rin va caminando tranquilamente a su lado, observando atentamente todo lo que le rodea como si fuese la primera vez. Al llegar a la parte norte de la aldea, pasando cerca de los cultivos, siente como de repente su mano lo detiene por el haori.
− ¿Le importa si me quedo sólo un momento? –con un gesto señala hacia una pequeña loma, lo suficientemente alta para poder apreciar los cultivos a lo lejos mucho mejor −. Me gustaría poder ver la puesta de sol.
No ha esperado respuesta, cuando ya se encuentra caminando hacia allá. La sigue de inmediato−. Como si fuese a dejarte sola –le ofrece su brazo−. No me arriesgaré a que resbales y el estúpido de Sesshomaru venga y trate de rebanarme el cuello.
Con una sonrisa suave, en vez de tomarlo del brazo únicamente para apoyarse, enlaza sus brazos y se apega a él −. Es muy galante y dulce de su parte, señor Inuyasha. Y con respecto a mi Señor, si eso llegase a ocurrir, estoy segura que podría convencerlo de usar a Tenseiga con usted, no tiene por qué preocuparse –no puede evitar regalarle una sonrisa un tanto divertida esta vez.
Con un muy pronunciado sonrojo por su cercanía y después de la sorpresa, voltea el rostro con un gesto orgulloso −. Keh, el pasar tanto tiempo con él ya ha hecho que te pegue su sentido del humor retorcido… si es que ese idiota tiene algo de sentido del humor.
Al ver como alza de forma delicada el grueso abrigo de piel para evitar tropezar, no puede evitar ver que se haya descalza. ¿Desde cuándo lo había estado? Está apunto de reprenderla, cuando la expresión conmovida en su rostro lo frena.
El cielo se haya con una tonalidad increíblemente rojiza, así como las nubes que lo cubren. A lo lejos, una parvada de aves cruza el cielo en una v casi perfecta mientras sus suaves graznidos se escuchan. Y allá en el horizonte, el sol va ocultando detrás de las verdes montañas.
−No hay puestas de sol tan espectaculares como las que se ven aquí. Ni siquiera en el palacio. Voy a extrañarlo.
−Lo dices como si nunca fueras a regresar –la forma en que dijo eso ultimo no le agradó para nada. Frunció el ceño−. ¿El idiota de mi hermano te lo ha prohibido o algo así? ¿Es por eso que hasta ahora has venido a la aldea?
− ¡Claro que no! Él nunca haría algo así. Es que… pasaron muchas cosas en poco tiempo…
− ¿Lo dices por lo que pasó con ese General o porque de la noche a la mañana decidiste casarte con Sesshomaru? –la observa dar un respingo de sorpresa −. No me mires así, claro que sé lo que pasó con Takumi. El hecho de que yo no esté inmiscuido en asuntos políticos no quiere decir que no esté al tanto de lo que pasa más allá de esta aldea. Eran las tierras de mi padre después de todo y él uno de sus más allegados.
− ¿Cómo sabe eso?
− ¿Problemas en el territorio del Oeste y pensabas que la noticia no se esparciría? Los rumores llegaron igual o más rápido que los de la boda e inclusive estuve a punto de ir y conocer a ese imbécil personalmente, pero Kagome insistió en que era mejor ir sólo en caso de que Sesshomaru necesitara de mi ayuda –rueda los ojos con algo de fastidio, después su rostro se muestra serio −. Además, con lo pequeños que son nuestros hijos aun, no podemos ausentarnos. Y aunque me cueste admitirlo, me alegra que ese terco no me necesitara– esto lo suelta sin querer y por la cara que pone después, Rin suelta una risita, en parte enternecida y divertida.
−Me alegra tanto que se preocupe por mi Señor. Y no tema, no se lo diré. Será nuestro secreto.
− ¡¿Quién dice que lo digo por eso?! ¡Lo dije por lo largo del viaje niña, sólo por eso! −ella sigue riendo, mientras acaricia su hinchado estómago. Dejando a un lado el comentario, el hanyou carraspea incómodo−. Y dime… ¿Sesshomaru te ha tratado bien?
Viéndola así, con un hibrido en su vientre, no hace más que preguntarse en qué demonios estaba pensando su hermano al no únicamente casarse con ella, sino dejarla embarazada. Si es verdad que la relación entre ellos dos no es tan tensa como antes –y por tensa se refiere a no querer sacarse los ojos en cuanto se encuentran frente a frente −, también es cierto que él sigue siendo el mismo bastardo sin corazón de siempre. Simplemente no logra comprenderlo.
−Si, como siempre lo ha hecho. Sé que esto puede parecer muy raro, inclusive yo todavía no logro acostumbrarme a todo esto…y dudo mucho que alguna vez lo haga. Pero, soy feliz, ¿sabe? Tan feliz como nunca lo fui después de la muerte de mi familia – voltea hacia él, con los ojos brillosos −. Y el volver aquí y verlos a todos bien y felices, hace que mi felicidad sea completa.
Inuyasha la ve fijamente un momento, para después preguntarle sin rodeos −. Algo está pasando. No viniste sólo de visita, ¿cierto?
Ella le sonríe y voltea para seguir viendo los últimos rayos de sol.
−Quiero darle las gracias. Por lo que hicieron por mí.
Tarda unos segundos en darse cuenta a lo que se refiere y cuando lo hace, responde con pesar − ¿Sesshomaru te lo dijo?
−No le di elección, me temo. Esta vez ocurrió junto con otras cosas que le obligaron a decírmelo, sino hasta el día de hoy no lo sabría.
− ¿Esta vez? ¿Estás diciendo que volvió a pasar? ¿¡Por qué no viniste antes!? La anciana y Kagome pudieron haber-…
−Porque no hubiese servido de nada, Señor Inuyasha –interrumpe con paciencia − ¿Cuánto no investigaron la Señora Kagome y la abuela Kaede aquella vez? También estoy enterada de eso. Esta vez no fue como aquella, fue peor.
− ¿Y Sesshomaru? ¿No ha encontrado nada que pueda evitarlo? Odio decirlo, pero él tiene mayor posibilidad de ayudarte que todos nosotros juntos.
−Ha decir verdad, no sé si él ha tratado de hallar una solución.
La ligereza del comentario, no hace más que sorprenderlo y consternarlo− ¿No lo sabes? ¿Qué clase de matrimonio son ustedes?
−Me temo que uno no muy convencional –se encoje de hombros y sonríe apenada. Eso lo hace fruncir el ceño de forma más pronunciada.
−No puedo creer que lo encuentres divertido. Y por su bien, más vale que ese imbécil esté haciendo algo al respecto –ya lo pude imaginar manteniéndola totalmente al margen de todo, como suele hacer −. Kagome, después de que te fuiste, ha seguido investigando sin éxito –reconoce Inuyasha−. Inclusive en los viajes que hago con Miroku a las aldeas, he tratado de encontrar algo que pueda ser de ayuda. Seguiremos investigando. Ahora que sé que ha ocurrido otra vez, no podemos seguir perdiendo el tiempo. Iremos a otras aldeas, aldeas a las cuales no hayamos ido aun. Kagome y Kaede podrían-…
−Se los agradezco, muchísimo –hace una ligera inclinación respetuosa −. Pero no puedo dejarlos hacer eso. Como usted ha dicho antes, usted y la señora Kagome tienen una familia de la cual preocuparse. Y por eso, le pido que ella no se entere de lo que acabo de decirle. Igual que la abuela Kaede.
− ¡No puedes estar hablando en serio! – exclama de forma escandalosa – Ellas necesitan saberlo. Inclusive Kagome sospecha que algo te pasa, estoy seguro. Miroku, Shippo, Sango, Kohaku; ellos también necesitan saber de una vez por todas todo este asunto. Ha sido muy duro ocultárselos durante estos años y ellos podrían ayudarte.
−No, ya lo he decidido. Y apreciaría mucho que lo respetara.
−De verdad no puedo creerlo ¿Esperarás morirte y ya? ¿No pelearás por tu vida? Te estas comportando como una tonta –en serio que está poniendo todo de su parte para no gritarle a Rin pese a su enfado.
− ¿Cree que si en verdad quisiera estar muerta, no hubiera hecho algo ya para cambiar eso? –le espeta con enfado −. Me ofende al pensar que soy alguien tan deplorable y débil como para esperar algo así de mí.
− ¿¡Entonces por qué no dejas que te ayudemos!?
−Porque esto tal vez se encuentra más allá de la capacidad de todos nosotros. La señora Irasue se lo dijo a mi Señor, y él a su vez me lo informó. Ella me regresó a la vida por segunda vez cuando Tenseiga no pudo hacerlo. Ella posee vastos conocimientos del Inframundo y sus reglas, ¿por qué mentiría en algo así? Le creo, a ambos –toma aire, intentando controlarse −. Y le prohíbo decirlo, porque no quiero preocupar a nadie y porque estoy cansada de ver como todo el mundo me trata diferente. Quiero vivir mi vida normalmente, no como una moribunda desahuciada a la vista de todos. Es mi vida y quiero vivir lo que me resta de ella como a mí me venga en gana. Ahora estoy bien.
− ¿Piensas que podrás engañar los demás? No te ves precisamente muy saludable, tan es así, que tu aroma es diferente, hueles casi como enfermedad. Apuesto que ellos están preocupados en este momento.
−Estoy bien –repite con cansancio, su enojo ya olvidado−. Como les expliqué, necesito únicamente un poco más de descanso y mi aspecto mejorará –no necesita saber de las pesadillas −. Por favor…
− ¿Ahora me lo pides por favor? ¿Qué no hace rato me lo ordenaste?− cruza los brazos frente a sí, viéndola con una seriedad demasiado impropia. Casi podría comparar su mirada con la de su Señor, tan es así que llega a pensar que con mirarla sabrá que le está mintiendo. Duda mucho que simple descanso sea suficiente.
Avergonzada, baja la mirada mientras espera su respuesta, aunque sabe que se negará. Lo está obligando a ponerse en una situación difícil, a mentirle a su esposa. Realmente no tiene derecho de pedirle eso.
−No le diré nada a Kagome – espeta de repente −. Y si quieres que tampoco se entere de que ya lo sabes, así será. Pero quiero que tengas en mente esto: ella seguirá buscando una solución a tus espaldas –exclama con sarcasmo−, así como yo lo seguiré haciendo. Y me importa un demonio si eso te parece bien o no. Si algo llegase a pasar, contáctanos y estaremos donde sea que estés.
−Pero su familia…
− ¿Niña, es que no lo ves? –la interrumpe molesto −, tú siempre has sido parte de nuestra familia, mucho antes que te casaras con mi hermano. Y ese cachorro que llevas en el vientre es mi sobrina o sobrino, lo menos que puedo hacer por ella o él es cuidar de la terca y tonta de su madre en lo que pueda. No me perdonaría si algo te pasara y tampoco me perdonaría si no siguiera intentándolo…
Niega con la cabeza, como si de un niño terco se tratase− Gracias. Usted sabe que siempre los he considerado como tal. Me siento muy feliz que mi hijo crecerá rodeado de personas que lo amen tanto como yo… pero sobre todo, rodeado de usted y de sus hijos. Él o ella será un medio demonio y será siempre diferente. Yo lo amaré sin importarme nada, pero…-
−Temes que los demás lo rechacen.
−Yo soy humana y su padre es un demonio. Aun cuando tratara de protegerlo, me temo que habrá un límite para ello y me siento tranquila de saber que tendrá a alguien igual a él a quien acudir.
− ¿Y qué hay de Sesshomaru? ¿Qué piensa realmente respecto a esto? Él será un medio demonio y conoces la opinión que siempre ha tenido respecto a ellos. No te ofendas, pero la idea de verlo como padre me da escalofríos y realmente no sé en qué demonios pensaba en dejarte embarazada.
Guarda un momento de silencio, antes de responder− Realmente no sé qué fue lo que lo llevó a cambiar de opinión tan de repente, soló pasó. Y él me dijo que su mezcla de sangre no importaba…
"−Tendrás un cachorro, Rin. Es lo único que debería importante"
"−Lo dice como si él fuera sólo mío, mi Señor"
Inuyasha nota su expresión sombría y su tono indeciso– No te preocupes por ese idiota. Si él te lo dijo, es porque seguro lo piensa –desafortunadamente no ha sonado tan seguro como le hubiese gustado−. Y si no, siempre puedo ir y darle una paliza –la luz del sol ya se ha ocultado, por lo que se acerca a ella y cuidando su vientre la toma en brazos. Carraspea, no estando acostumbrado para nada la cercanía de otras hembras que no sean Kagome −. Vamos, te llevaré con él. No voy a dejar que camines descalza y es tiempo de que descanses.
Comienza a dirigirse hacia el bosque, donde sabe que el daiyoukai debe estar esperando, como acordaron. Están a punto de llegar al claro donde a lo lejos puede vislumbrar la fogata ardiendo, cuando el mononoke aparece con sus andares elegantes tan característicos.
Un segundo después les da alcance, para pararse frente a su hermano.
−Creía que habías dicho que la traerías aquí antes de la puesta de sol –le reprocha con molestia.
−Y yo creía que conocías a Rin mejor, nunca obedece.
Con cuidado, la coloca en los brazos del demonio mayor, quien la acomoda mejor a su cuerpo. Notando la falta de calzado en la muchacha, dirige ahora su mirada hacia ésta, quien le sonríe inocentemente.
−Los olvidé en la cabaña. Lo lamento.
No le ha creído en lo más mínimo, pero lo deja pasar. Camina hacia donde se encuentra el dragón recostado sobre la hierba, a una distancia prudente del fuego. Su pequeño futón se encuentra ya listo, por lo que la coloca sobre él delicadamente. Jaken no pierde el tiempo de reprenderla por su tardanza y ella no hace más que acariciar una de las cabezas del animal, quien busca su atención.
−Estoy al tanto de lo que está pasando y esta vez soy yo quien te lo dice a ti, bastardo –espeta Inuyasha antes de desaparecer entre los arboles de regreso a su cabaña, no sin antes darle una mirada que sabe que el daiyoukai sabrá interpretar. Éste último la sostiene con frialdad−. Cuídala. Si algo llega a pasarle, ten por seguro que iré por ti y te daré la peor paliza de tu vida.
oOo
Kenshi y Daiki le hacen sonreír con el simple hecho de observarlos. Hacen que su corazón se llene de anhelo, de melancolía y gozo.
Por eso, cuando se encuentran todos a las afueras de la aldea despidiéndola y deseándole un viaje seguro de regreso, no puede evitar regresar sobre sus pasos cuando ha estado a punto de montar a Ah-Un.
Tampoco puede evitar el ponerse de rodillas frente a ellos y observarlos fijamente con una sonrisa.
El abrazo que sigue es cálido y largo, mientras que ambos niños sin saber que está pasando, la abrazan con inocencia hasta donde su barriga lo permite.
El pensamiento de soltarlos, de repente le parece insoportable. Ya no son sus sobrinos a los que sostiene en sus brazos, sino también a otro niño sin rostro.
Su abrazo se hace más fuerte, antes de finalmente soltarlos y partir.
Ellos no lo sabrían, pero mientras Rin pensó en lo parecidos que eran también a su tío, su padre no pudo evitar pensar que no había presenciado una despedida de una simple visita.
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−Rin, un poco más, cariño –le aparta un mechón de cabello de la frente sudorosa.
− ¡No puedo… nana, duele mucho! – un grito le sigue, lleno de dolor.
Las pocas personas dentro de la habitación guardan silencio, mientras los únicos sonidos son los proferidos por su Señora. Afuera, un muy histérico Jaken aguarda la llegada de su amo, quien se encontra fuera del palacio. Hiroshi, a su lado, vigila la entrada mientras en su mente manda una y otra vez plegarias a los dioses, pidiéndoles la pronta llegada de Sesshomaru y que el parto de la muchacha culmine sin complicaciones.
−Mi señora, por favor, cuando le indique, puje con todas sus fuerzas –la comadrona le indica−. Pronto todo terminara, ¿no desea conocer a su bebé?
−Mi niña, por favor, hazlo. Sé que puedes hacerlo –en este momentos como odia que el amo hubiese salido de improvisto.
− ¡Ahora, puje!
Es en este momento, donde un escalofrío la recorre por todo el cuerpo, así como una punzada en la cabeza. Al dirigir la vista hacia enfrente, ve frente a si a un enorme perro negro, con ojos tan rojos como la sangre en la esquina más alejada de la enorme habitación. Igual que el de hace tantos años atrás. Éste no hace ningún movimiento y ella no hace más que observarlo, mientras niega con la cabeza una y otra vez. Nadie más es capaz de observarlo.
No, aun no, por favor.
Su vista comienza a desenfocarse, mientras que con un último esfuerzo obedece la instrucción.
El silencio que se hace tras de ello, se desvanece por un llanto que no le pertenece a ella. No entiende que es lo que le dicen, es como un eco muy lejano. Tampoco se da cuenta de la entrada de Sesshomaru a la habitación, quien se encuentra a su lado. Totalmente recostada, voltea hacia un costado, donde le parece ver brevemente por la ventana lo que parecen ser copos de nieve.
Es hermoso.
Y todo se vuelve negro.
Ya no sé ni que decir, no tengo justificación alguna. La mitad del capítulo tenía meses en mi computadora pero por una razón u otra no había podido retomar el hilo de esta historia. Juro que cada maldita vez me es más difícil escribir este fic, tan es así que dudo de su calidad. Pero eso lo juzgarán ustedes.
He tardado mucho más de lo que esperaba en actualizar, pero espero que la espera (vaya la redundancia), haya valido la pena. Aquí traté de cubrir, de nueva cuenta, tanto retazos de flashback como del presente. Y perdón por el final tan abrupto y tan de novela de las 9 de un viernes por la noche, pero creí más que necesario terminarlo en este punto, sino no se para cuándo hubiera estado listo. ¿Me pregunto qué pensarán de esto? Tal vez tengan muchas preguntas, pero espero ya en el siguiente capitulo se aclaren o por lo menos se vaya aclarando el panorama.
Según mis cálculos, faltan 2 capítulos para culminar (el último sería una especie de hibrido entre capítulo y epílogo), aunque en el camino puede llegar a variar, aun no lo sé. No puedo asegurar cuando será la siguiente actualización, pero espero que no me tome toda una vida otra vez.
Muchas gracias a serena tsukino chiba , M L, Kunoichi2518, Shanthiyen, lokalokita, lesly, Lady Heaven, Anglica, Kath, catcrime, claudy, lynxytheone, claudy05, Karla y Nanamipor sus reviews en el capítulo pasado; así como a todos los que han puesto la historia en alertas y favoritos o que inclusive sólo pasan a leer. Es un alivio el saber que después de taaaaanto tiempo hay gente que sigue leyendo esto xD.
Perdón por los muy posibles errores ortográficos o de redacción, la verdad es que ya me urgía publicar esto, pero prometo que en cuanto pueda corregiré lo corregible (y como ya saben cómo me las gasto, posiblemente edite 3 trillones de veces el capítulo hasta que me guste como quede jajaja. Aprovecho para comentar que el capitulo anterior tiene ligeras modificaciones, también.)
Muchos saludos y si nos los leo antes (que es lo más seguro, para que mentir), espero que pasen una Feliz Navidad en compañía de sus seres queridos y que el siguiente año esté lleno de pura buena vibra, shavos :D. Por mi parte, puedo decir que este año ha sido uno de los años más intensos que me/nos ha tocado vivir, a nivel personal y general… esperemos que el siguiente año sea mejor para todos (yo aún, entre otras cosas, no me recupero de la muerte de David Bowie y creo que nunca lo haré… esto, si hablamos de las cosas más "banales" del año)
Bueno, ya empecé a irme por las ramas xD
¡Saludos y espero leerlos pronto!
La artista antes conocida como Corazón de Piedra Verde (no pude evitarlo xD)
POSDATA: Gracias también por los 110 comentarios, me hacen muy feliz como lombriz :3