Notas: La idea para este fic se me ocurrió mientras veía RuPaul's Drag Race y Dita Von Teese estaba como juez en el capítulo que vi. Las reinas tenían que preparar un show pues, digamos que de burlesque y ella estuvo ahí. Para los que no la conocen búsquenla, es hermosa. Sí bien el burlesque sí es una forma de striptease pero llevado a un nivel, en mi opinión, más artístico. Espero que no se incomoden con este tema pero de todas formas está en T, no creo que sea para tanto como para ponerlo en M porque de todas maneras no voy a describir actos sexuales ni nada por el estilo, sólo un poquito de coquetería nada más. Y antes que nada, esta historia será escrita en pequeños one-shots o drabbles por lo que los capítulos serán pequeñas escenas. ¡Espero que les guste y dejen sus reviews! :)
Bailes nocturnos
Dos jóvenes se encontraban paseando por las calles bajo las luces artificiales de la ciudad. Se detuvieron frente a un club nocturno con luces de neón bastante llamativas. Uno de los dos se encontraba bastante entusiasmado tratando de motivar al otro quien se negaba a bajarse del auto y entrar al lugar. Después de varios empujones y presión por parte de su compañero entraron al lugar. Era un club de burlesque
-Miroku, sabes que no me gustan estos lugares- decía un joven con orejas de perro haciendo una mueca mientras su amigo lo tomaba de la muñeca y lo llevaba a sentarse en la primera fila de la pasarela.
El lugar estaba más o menos vacío ya que era algo temprano pero el joven no quería perder la oportunidad de llevar a su amigo a ese lugar lo más pronto posible por lo que al salir del trabajo prácticamente lo secuestro y lo llevó ahí. Miroku era un joven entusiasta y positivo a pesar de todos los problemas que tenía y había conocido a su compañero, InuYasha en la empresa donde trabajaban y donde InuYasha era vicepresidente, una gran editorial, famosa en toda la ciudad.
La escapada fue porque InuYasha recién había terminado una relación bastante tormentosa con una chica que le había roto el corazón por decirlo de una manera. Rencorosa y amorosa a la vez; la relación estaba llena de momentos maravillosos pero también tormentosos, no había un balance y no había manera de saber si lo que sentía por él era amor u odio.
-InuYasha, quita esa cara que las niñas no te van a hacer caso cuando salgas, ándale-
Todo oscureció por unos segundos y luego unas luces aparecieron en el escenario. La voz del presentador se escuchó en el lugar que ya se encontraba más o menos lleno, en general de hombres de negocios, como ellos pero también había mujeres.
El burlesque no nada más era una cuestión de placer visual sino de arte y era de lo más sofisticado del entretenimiento erótico. Ya si no lograba que su amigo se emocionara al menos se iba a entretener con el espectáculo.
-¡Bienvenidos al gran show de burlesque Cirque Magnifique!- exclamaba un robusto tanuki con un traje dorado.
Una joven salió con un corset clásico, ligeros y tacones negros, con el cabello recogido y unas plumas arreglando su peinado. No se veía vulgar, no había tubo, no había gente sudando desesperada por meter billetes en su escote. No aún. Las largas piernas de la muchacha estaban torneadas con unas medias de red que resaltaban sus curvas mientras que su cintura se veía de lo más pequeña y estilizada debajo de ese corset rojo que resaltaba su busto. Una música movida de jazz comenzó y la joven comenzó a bailar de manera ligera y fresca con cierta elegancia.
-Se parece a Kikyo- susurró InuYasha mientras observaba a la joven y de pronto desvió la mirada hacia otro lado.
-Te estás perdiendo de un gran espectáculo; mírala bien, ¿de verdad crees que se parece?-
InuYasha volvió a mirar. La joven tenía un cierto encanto que Kikyo definitivamente no tenía o al menos no de la misma manera y el hecho de que su vestuario fuera provocativo no tenía nada que ver. Algo había en su sonrisa que iluminaba el lugar y se valía del dinero que arrojaban no por su formado cuerpo nada más, también por la manera de mirar y sonreír. Debía admitirlo, la chica tenía cierto encanto.
-Anda, ten, ten- dijo Miroku dándole un billete a su amigo.
El hanyou observó el dinero que tenía en las manos y, empujado por su amigo, terminó al frente de la pasarela observando el baile de la chica desde un ángulo inferior. La agraciada bailarina se agachó y comenzó a arrastrar su cuerpo lentamente hacia él sonriéndole de manera seductora. InuYasha se grabó esos brillantes ojos marinos en su mente y con un pequeño temblor estiró el billete hacia la joven quien antes de tomarlo estrechó sus orejas de perro con una tierna sonrisa y después tomó el dinero para ponerse de pie y desaparecer detrás de una cortina dorada.