YATO MINA
(FINALMENTE)
Disclaimer: Los personajes aquí utilizados son de Stephenie Meyer
EL FUTURO DE UNA ESTRELLA
PREFACIO
Olympia, Estados Unidos 1814
— ¿Cómo nos hicimos vampiros mamá?—pregunto una niña de grandes ojos achocolatados y una cabellera color caoba acostada en su cama.
Una mujer de gran belleza le sonrió dulcemente—mi pequeña—susurro mientras se acercaba a la cama y arropaba a la chiquilla—dice la leyenda que dos grandes amigos fueron en busca de aventuras…
— ¿Era un mundo como este?—interrumpió la pequeña.
—Sera mejor que dejes que tu madre termine de contarte sin interrumpirla—intervino un hombre desde el marco de la puerta.
La mujer y la niña voltearon a verlo, la cara de la pequeña se ilumino y salto de la cama corriendo a los brazos del hombre—¡papá!—Exclamo con gran alegría— ¿Cuándo volviste?¿cómo te fue?¿me trajiste algo?
El hombre la cargo y puso un dedo en la pequeña boca—tranquila nena, demasiadas preguntas al mismo tiempo—le dijo alegremente.
La mujer miraba la escena con una gran sonrisa—Parece que mama no quiere saludarme—le susurro el padre de la niña.
Ante esto la señora se levanto y se acerco a ellos— ¡Eso no es cierto!—dijo llegando hasta ellos y dándole un beso en los labios.
—Iuw!—dijo la pequeña entre los dos.
—Ya veremos si dentro de 234 años dices lo mismo—le dijo su madre con diversión.
—Bueno ya termina de contar la historia—dijo la niña ignorándola
Los tres se dirigieron a la cama de la pequeña mientras la niña se acostaba sus padres se sentaban a cada lado—muy bien ¿en dónde iba?—se pregunto la mujer.
—Los amigos fueron a buscar aventuras—le recordó rápidamente la niña.
—Ah! Si—suspiro la mujer—durante su viaje cada uno de ellos encontraron el amor—relataba viendo a su esposo quien la tomaba de la mano cariñosamente—pero tuvieron que superar grandes obstáculos para estar con sus respectivas parejas y cuando por fin se veía que podrían estar juntos algo sucedió y cada pareja fue convertida en vampiros, cuando se dieron cuenta de que las dos parejas eran tan parecidas pero tan distintas a la vez decidieron seguir siendo amigos ya que solo se tenían a sí mismos…
—Por eso existen dos razas—razono la niña.
—Exacto—le dio la razón su padre.
— ¿Entonces como se convirtieron?—pregunto la pequeña.
—Eso es un misterio para todos—intervino el padre de nuevo pero esta vez ya no estaba tan relajado.
—Como te decía hija, ellos por ser los primeros en su raza no supieron como contenerse y crearon a mas—siguió relatando viendo a su marido como advirtiéndole de algo—muchos años fueron la ley entre sus razas pero después de un tiempo se cansaron de poner orden y dejaron el mando a aquellos vampiros más cercanos a ellos y desaparecieron sin dejar rastro—termino de relatar su madre.
La niña se tallos los ojitos—Y ahora están juntos ¿verdad?—pregunto somnolienta la pequeña.
—Claro que si—aseguro su padre.
— ¿Tuvieron hijos?—pregunto inocentemente.
—Eso lo sabremos cuando aparezcan—aseguro la madre.
— ¿Por qué están tan seguros?—pregunto la pequeña.
—Porque lo presentimos, ahora duerme muñeca—susurro el padre dándole un beso.
—Hasta mañana papá—susurro regresándole el beso— hasta mañana mamá—hizo lo mismo con su madre y se quedo profundamente dormida.
—Algún día lo sabrá—susurro la mujer mirando a su esposo.
—Lo sé, pero todavía no es tiempo apenas tiene seis años—respondió levantándose y tomando a su mujer entre sus brazos.
Los dos salieron mirando por última vez a su pequeña, la niña dormía fuertemente abrazada a un muñeco sin saber que de ella dependerá la sobrevivencia de los vampiros de ambas razas.
Olympia, Estados Unidos 1904
Una niña de once años jugaba en casa escondiéndose de sus padres—hija será mejor que salgas que el tío Benjamín llegara en cualquier minuto—dijo el padre de la niña
— ¿En serio?—pregunto emocionada la niña saliendo de su escondite.
—Si—contesto su padre cargándola para darle vueltas.
— ¡Papá!—río la pequeña.
—Yo conozco esos gritos—interrumpió la voz de un hombre mientras entraba en la estancia.
Padre e hija voltearon, la pequeña sonrió feliz y se removió entre los brazos de su padre para que la dejara en el suelo—tío—corrió hacia él.
—Hola enana—dijo el recién llegado tomándola en brazos y besando su mejilla.
—No soy enana—dijo enfurruñada, pero su expresión cambio rápidamente— ¿me trajiste algo?—entusiasmada pregunto.
El hombre la vio fingiendo dolor— ¿solo por eso me recibes así?—pregunto.
—Ya sabes que no—respondió la pequeña.
—La comida esta lista—se oyó como los llamaban.
— ¡Sí!—se removió para que la dejaran en el suelo y se fue corriendo.
—Que oportuna es Lydia—comento el recién llegado.
—Lo sé Ben—comento el padre de la niña dándole unas palmaditas en el hombro a Benjamín
— ¿Qué tal has estado Sebastian?—pregunto cambiando su expresión alegre a una seria.
—Preocupado—contesto mirándolo— ¿todavía no se sabe quiénes son?—pregunto.
—No—contesto.
—Es ilógico que sepan nuestro punto débil—comento Sebastian.
—Estas insinuando lo que imagino—lo miro sorprendido.
—No hay otra explicación—aseguro.
—Pero…
—No me va a convencer de lo contrario—lo interrumpió—todo esto se está saliendo de control y pronto vendrán por nosotros—Benjamín trato de interrumpirlo—no digas nada—levanto la mano—bien sabemos porque vendrán a esta casa, lo único que hemos podido hacer es ocultar a la pequeña princesa—dijo sonriendo, lo miro directamente—y tú me tienes que jurar que la cuidaras si nosotros tenemos que dejarla sola—a pesar de sonar como una orden, la mirada de Sebastian le suplicaba a Benjamín; este ante esto solo pudo asentir
—Sera mejor que se apresuren—se escucho la voz de esa pequeña que hace unos minutos había corrido al comedor.
—Vamos—contestaron los hombres, no dijeron nada más y entraron al comedor donde encontraron a una impaciente señorita tratando de robar un poco de comida mientras su madre se lo impedía.
—No señorita, mejor vaya a lavarse las manos—le reprendía Lydia.
—Pero…
—Pero nada derechito al baño—la interrumpió su madre mientras volteaba a ver a los dos hombres—y ustedes también—dijo señalándolos.
Los tres fueron obedientemente a lavarse mientras la mujer servía la comida; después de eso no hubo más incidentes.
— ¿Te vas a quedar tío?—pregunto la niña una vez terminada la cena.
—Claro renacuajo—contesto este.
La niña lo miro mal pero su padre decidió intervenir y distraer a la niña— ¡Vamos a jugar a la sala!—dijo.
La niña al oír eso salió corriendo mientras los adultos se daban miradas cómplices para después seguirla y pasar una hora jugando con la niña hasta que fue tiempo de dormir.
—Da las buenas noches hija—dijo la madre de la pequeña.
—Hasta mañana tío—dijo la niña cayéndose de sueño.
—Descansa pequeña—le deseo Benjamín.
La niña subió con su madre detrás de ella, cuando la pequeña estuvo en su cama su madre la arropo—mi libro de cuentos—demando la niña mas dormida que despierta.
—Aquí esta—se lo entrego su madre—guárdalo bien porque te puede sorprender—le susurro su madre mientras la besaba en la frente. Su padre llego en ese instante y se acerco a las dos personas en esa habitación.
—Nunca lo perderé—prometió la niña.
—Hasta mañana princesa—susurro su padre dándole un beso.
—Los quiero—murmuro la niña sin saber que esa noche seria la ultima en que sus padres la arroparían.
MIADHARU28