Por la madre de todos los pollitos, si ven UN ERROR ORTOGRÁFICO avisenme, NECESITO QUE TODO QUEDE BONITO :c! AUN DEBO CORREGIR TODOS LOS CAPIS POR LOS P***S ERRORES AHHH _
OYE CATY, ESPERABA TU COMENTARIO ;3 OBVIO KE SE KE ERES UNA DE LAS KE SIEMPRE COMENTA ewe
Mi boca se abrió por completo, y sin saber por qué, un color un rojo muy fuerte cubrió mi rostro y mis ojos se aguaron de una manera inevitable. Aparté a Ikuto de mí con cuidado y me senté con fuerza en el futón, soltando un gran suspiro para aguantar llorar allí mismo e Ikuto, con una mirada de desesperanza, salió de la habitación.
—Supongo que… —murmuró antes de salir— necesitas tiempo para pensar sobre eso —lo miré de reojo apretando los dientes, aguantando aún— volveré a la casa en un rato, los alrededores también son protegidos por la barrera.
Cuando escuché que estaba lejos, un chillido agudo salió de mi garganta, abracé la polvorienta almohada y empecé a llorar de una manera muy sonora, casi gritando.
—¡No! —grité con fuerza en la almohada.
Me hice un ovillo y abracé mis piernas con mis brazos, no podía parar de llorar, sentía que ya me costaba respirar por tener la nariz tan tapada, pero no podía evitarlo.
No era un error, ¿verdad?, yo me había enamorado de un demonio, que me había hecho mil males, me había maldecido mil veces, y al final terminó cuidando de mí y ayudándome de alguna manera.
No quería considerarlo un error, él no era uno, mi deseo de estar junto a él tranquilamente… jamás había pensado en ser un demonio real para hacerlo realidad.
Mi respiración era entrecortada, soltaba sonoros gemidos de dolor y apretaba los ojos, que me ardían mucho, para no sentir la vista tan borrosa y llena de lágrimas.
—No puede ser un error —sollocé adolorida.
Enamorarse no podía… ser un error.
Recordé el rostro de Ikuto cuando era niño, él había sido piadoso, y le habían castigado por eso. Por eso creció con esa idea en la cabeza, no era culpa de él ser así desde el principio a fin de cuentas.
Y ahora, conmigo, intentaba controlarse. Había tenido conmigo de cierto modo la piedad que no tuvo con nadie más, aunque fuera en los últimos días, pues de resto admitía que no había tenido… mucha piedad que se diga.
No sabía que hacer, sentía odio y amor por él. Odio, por muchas cosas que me había hecho, y amor, por razones obvias.
¿Estaba condenada realmente a no poder amar como quería? ¿Tomaría la decisión correcta? ¿Podría ser capaz de renunciar a un mundo que tanto amaba y a amigas, que aunque me presionaban, quería tanto?
—Ah… ¡maldición! —grité con todos mis pulmones, volviendo a llorar sin control.
Ikuto's POV
Una vez que salí de la casa, me alejé corriendo a toda prisa. No quería escuchar a Amu llorar, sabía que iba a llorar.
Deteniéndome en seco, brinqué tan fuerte hasta quedar ágilmente de pie en la rama de un árbol. Y apoyándome en el tronco, me resbalé hasta quedar sentado.
Y una vez allí, cabizbajo, con la luz de la luna colándose entre las miles de hojas que me rodeaban, grité con todas mis fuerzas.
Quería destruirlo todo, quería golpear todo a mi paso, necesitaba destrozar humanos.
Pero no podía en este momento, ni tocar el violín que los guardines me habían quitado.
¿Cómo pude ser tan idiota para dejar que me atraparan de ese modo?
Había metido a Amu en un lío también, y ahora, por ser tan imprudente y apresurado, le había propuesto la decisión más difícil de su vida.
Renunciar a la humanidad.
Pero necesitaba preguntárselo, quería realmente saber… que quería estar conmigo.
Y ya no lo podía ocultar, ya no iba a hacerlo más, estaba enamorado de Amu, una humana, o algo así, una chica mágica con demasiada humanidad, pero la amaba, como nunca pensé que llegaría a hacerlo.
¿Cómo había sucedido? ¿Cuándo exactamente? Siempre pensé que divertirme al molestarla y morderla era normal, pero luego… cuando se sonrojaba, cuando gritaba, cuando decía mi nombre, era como si ese corazón que había tenido en ese entonces fuera a explotar, lo había atribuido a la plenitud de tener una chica mascota para torturarla todo lo que quisiera pero, de cierto modo, descubrí que no era así.
Ya no disfrutaba hacerla sufrir, mi lado demoníaco quería hacerlo, pero otro lado que no sabía que existía me rogaba a gritos no ponerle un dedo encima.
Y no podía volver el tiempo atrás, ya no estábamos en la seguridad de un lugar seguro realmente, como para seguir molestándola, ocultándola del mundo.
Amu era… una muñequita de porcelana, tan frágil, tan llorona, tan inocente. Y también era de hierro, porque había resistido mis maldades, era fuerte e intentaba seguir adelante para volver a su mundo, era consciente de las cosas, y había ido a buscarme.
No sentía el corazón, no lo oía palpitar, pero pensar en Amu, me recordaba a esa sensación. La de ser humano y poder sentir todo con más profundidad.
Sin duda iba a protegerla, de cualquier forma, fuera cual fuese su decisión, ¿qué importaba eso ahora? Si elegía volver a su mundo, le prometería hacer todo lo posible para no dejar que me hicieran daño, así no la preocuparía otra vez.
¿La castigarían en su mundo por lo que había hecho? ¿Sería una exiliada por defender a un demonio? ¿O la admirarían por haber tomado una buena decisión y apartarse de "un despreciable demonio" como yo?
No quería que le esperara nada malo del otro lado. Tampoco quería que se fuera lejos de mí, ¿podría ser tan egoísta para negarle ir? ¿Resistiría cuando me dijera que no renunciaría a su humanidad? ¿Podría llegar a querer matarla? No… ¿estaría preparado realmente para su respuesta?
Apreté el puño.
¿Cómo había podido llegar a pensar que la amaría tranquilamente? Que realmente llegaríamos a estar como yo quería.
¿Tendría ella oportunidad de volver si ya los guardianes la buscaban como si fuera una criminal, le darían la oportunidad esta vez?
Me tensé, ¿y si le hacían algo?
Si tuviese mi violín, podría vencerlos fácilmente.
Pero no lo tenía, así que tendría que encontrar otra manera.
—Amu... —murmuré para mi mismo— ¿qué vas a decidir ahora? —terminé subiendo el rostro hacia las iluminadas hojas de los árboles.
Amu's POV
Me sentía pegajosa.
Me senté en el futón, ¿por cuánto había dormido?
Estirándome, me levanté y me limpié el sudor de la frente.
—¿Es que acá no hay aire acondicionado? =_= —me dije a mi misma.
Al deslizar la puerta, encontré a Ikuto dormido en frente de ésta, sentado y apoyado en la pared del estrecho pasillo, cabizbajo, y sus mejillas estaban rojas por el calor.
Verlo me hacía sentir pequeño el corazón, yo aún no sabía que decidir.
"Renunciar a tu humanidad" dijo la voz de Ikuto en mi cabeza, la cual agité con fuerza para apartar esos pensamientos dolorosos un rato.
Me agaché en frente de él, mirándolo con ojos tristes. Levanté su rostro suavemente por su barbilla y con uno de mis dedos, limpié el sudor de una de sus mejillas.
Él se removió un poco. Me aparté de golpe pensando que lo había despertado, pero por suerte, parecía que no lo había hecho.
—Qué no daría para que tus ojos volvieran a tener el color de los míos —le murmuré aprovechando su inconsciencia.
Me cansé de estar agachada, así fui a la cocina en busca de algún signo de hidratación para no ahogarme en ese vapor.
Había varias cosas en bolsas de papel, parecía que Ikuto había llegado al pueblo y traído algunas cosas de beber.
Serví agua en un vaso viejo y la bebí, refrescándome como nunca pensé que lo haría.
—Aguaa —suspiré aliviada una vez que la bebí.
Lavé un trapo viejo que estaba cerca y dejándolo frío, me dirigí a Ikuto y se lo pasé cuidadosamente por el rostro, para refrescarlo un poco. Me sonrojaba mucho al estar tan cerca de él, teniendo el poder de agarrarle el rostro como quisiese, de verle en su estado más vulnerable.
En cuanto hube terminado y separado apenas el trapo unos centímetros de su rostro, su mano tomó mi muñeca con gran rapidez y abrió los ojos de golpe, dirigiéndome una mirada pícara y una sonrisa burlona.
—¡Ikuto! —grité avergonzada intentando apartarme.
—¿Qué me hacías mientras dormía? —subió y bajó las cejas, sentí como mil espadas atravesándome.
—¡No pienses cosas que no son! ¡baka! —grité enrojecida soltándome de su agarre— solo vi que tenías mucho calor… eso es todo —bajé la mirada sintiendo varias abejas.
Él solo suspiró y soltó mi muñeca.
—Ah.
Transcurrieron unos veinte segundos en silencio, me puse la mano detrás de la nuca y desvié la mirada entrecerrada.
—No… —empecé a decir— ¿qué hacías?
—Fui al pueblo por algo de comer, pero no encontré a nadie que valiese la pena así que terminé trayendo agua.
Apreté mis manos, inquieta.
—¿Cuándo eres demonio completo, puedes saborear la comida humana aunque sea? —pregunté de repente pensando en que extrañaba el sabor de un pastel.
—No —se limitó a decir.
—¿Y no te aburres de la carne y la sangre?
—Pues parece que tú no lo has hecho aún —levantó una ceja.
—¡Es porque no llevo tanto alimentándome de eso! Si yo… —quería decir que si fuera un demonio completo por tanto tiempo me aburriría de comer eso, pero habían dos desventajas de decir eso, primero, que no me podía aburrir, sí que me gustaba alimentarme de eso, y segundo, de alguna manera llevaba todo esto al tema del demonio completo— nada, olvídalo.
Él miró con firmeza.
—Amu, no te hagas la tonta, aún tienes los ojos enrojecidos —me dijo finalmente mientras se acercaba un poco.
Inconscientemente los apreté y los sentí secos y ardientes, exhalé con fuerza avergonzada y entristecida.
—Yo aún no puedo decidir.
—¿Por qué? —preguntó con nervios, mas éstos no interrumpían su expresión seria.
Apreté los dientes, no estaba segura de que responder.
—Amo mi mundo… pero también… —A ti, ¿por qué me costaba decirlo? Temía como fuera a reaccionar si decía algo así con tanta naturalidad— yo… ¡ah!
Grité cuando Ikuto colocó su frente en mi hombro.
—Mi familia… —intenté seguir explicando algo temblorosa. Apreté los ojos con fuerza, ¡no podía! Su roce me hacía sentir rara, feliz, pero rara.
Sentía su respiración allí en mi hombro, respiraba con fuerza como yo, ¿sentiría lo mismo cuando entrábamos en contacto?
Mis ojos estaban aguados, acerca del tema de mi familia, recordaba a la vez una conversación que había tenido con mi madre hacía no mucho.
—¿Qué harás al graduarte de la escuela? —decía mi madre mientras se sentaba a un borde de mi cama, con cariño.
—Está decidido, seré una Free Dreamer —respondí con energía— yo sé que te hubiera gustado que fuera nada más Dreamer, pero es que hacer sueños es muy difícil y dedicar mi vida a eso sería…
—No, no hija —respondió con una sonrisa pasando uno de sus brazos por mi hombro en un abrazo improvisado— nunca hagas algo por complacernos, haz las cosas que te gusten.
—Pero seguro que ustedes…
—Amu —me besó la frente— hija, no nos haría feliz verte hacer algo que no quieres, al contrario, cuando tú decides algo y sonríes, eres feliz, y ese es el mejor regalo que nos puedes dar.
—¿Y si ser una Free Dreamer me deja lejos de casa? ¿y si viajo a otros lados del mundo de los sueños? ¿No estarías triste?
—No importará cuán lejos estés, siempre sabrás que te apoyo en todo lo que quieras, no importa lo que sea. Estés lejos o cerca, sé que estarás feliz y desde acá, tu padre y yo siempre lucharemos para verte siempre así —me abrazó completamente— hija… decide lo que quieras, pero nunca… nunca dejes que otros decidan por ti… lo que quieras hacer, sea lo que sea, se que será maravilloso.
—Mamá…
Ella sonrió con energía.
—¡Descuida, Amu! No te pongas así, puedes viajar a donde quieras y hacer lo que te guste, juro que siempre te apoyaremos, sabemos que sabes lo que haces, es una promesa —su voz era tan dulce como un pastel, y sus sentimientos tan puros como el agua al mencionar esas palabras.
Mis ojos se aguaban a la vez que sorbía por la nariz
Ikuto se apartó de mi hombro y sostuvo ambos míos, me miró con ojos cansados y preguntó con preocupación:
—¿Qué sucede? Si no puedes responder ahora yo…
—No —negué con fuerza— es que yo… —mi voz se quebró— yo extraño a mis padres —lo abracé con fuerza, él estaba frío, pero no tardó en rodearme también con sus brazos— tengo miedo de decidir, de no volver a ver las personas que amo otra vez. De algún modo sé que me apoyarían fuera cual fuera mi decisión pero… no verlos más… el no poder decirles aunque sea una vez más que los amo…
—Ellos lo saben perfectamente —murmuró Ikuto en mi oído— yo sé que… de algún modo, tu se los has dejado claro con todo lo que has hecho.
Por un momento, su boca buscó mi cuello, las llamas surgieron de mí tan repentinamente como también un gemido de miedo.
—¡E-espera! —grité intentando detener sus intenciones. Ikuto se detuvo en seco cuando sentí que había abierto su boca. Me separé de él y me apoyé en la pared aún sentada en el suelo—no podemos… estar tan cerca —dije entrecortadamente mientras empezaba a sentir hambre— no me muerdas…
Me dolía decirle que no lo hiciera, pero todo significaba para mí un hilo apunto de romperse, el hilo de mi humanidad, de mi control, si lo mordía él podría morderme también en cualquier momento, y aunque yo supiera que morderme sería la manera de estar a su lado, tampoco estaba lista para saber a qué consecuencias me enfrentaba. Me costaba mantener todo en orden en mi cabeza.
La vista se me hacía nublada, la cabeza me palpitaba y solo quería salir corriendo, pero no podía, no me lo iba a permitir, no sería más cobarde.
Ikuto reaccionó al darse cuenta que le miraba el cuello y cabizbajo, dijo:
—¿Me vas a morder?
Suspiré alarmada, me sentía seca, la sensación de frescura del agua parecía haberse quemado ya.
—Yo… —dije intentando contenerme— yo no puedo, si no mantengo la distancia…
—Puedo… —volvió a acercarse hasta apoyar una mano en la pared junto a mi cabeza— sentir como tiemblas, como sientes el hambre, mi percepción de cada una de tus sensaciones es fuerte.
Malditos sentidos avanzados de demonio completo.
Me abracé a mi misma intentando no verle a los ojos.
—¡No intentes convencerme de…!
El sonido de la tela en roce me detuvo y al mirar de reojo y vi como se quitaba la camisa.
—¡Basta de esto! —grité intentando apartarme de la tentativa situación— ¡no abuses de mi hambre, idiota!
—Parece que piensas que te morderé, pero no es así, no pienso hacer nada hasta que no decidas así que… déjate de tonterías y al menos bebe sangre para no desmayarte.
No comía desde hacía ya… desde la mañana del día anterior, y ahora debía ser la madrugada del día actual, como las 4am.
Tragué pesadamente y tensándome.
—No puedo hacerlo —repetí.
Acercó su cuello dejándose totalmente expuesto.
¿Alguien le puede conseguir una condenada camisa?, pensé mientras me sonrojaba y apartaba la mirada.
—No me hagas encontrar métodos de hacerte comer, eres como una niña que no se quiere terminar los vegetales.
Le lancé una mirada furiosa.
—No me harás hacerlo, no tienes maneras de…
—Si no lo haces ahora me veré obligado a quitarme algo más que la camisa… —murmuró en mi oído con voz pícara.
—¡MALDICIÓN! —grité sin querer, me tapé la boca e Ikuto se apartó un poco para sonreír burlonamente al ver mi sonrojo inmenso, de poder invocar a las abejas que sentía ahora al mundo exterior, haría que ellas lo matasen a picotones.
—Quien lo diría, sigues igual de pervertida…
—¡Ya deja los métodos sucios! —grité avergonzada, quería que se alejara más, pero solo estábamos cara a cara, tan cerca…
—Tú eres la que me haría hacer esas cosas sucias de no hacerme caso.
—¡Ah! —grité enojada, ¿qué otra opción tenía?— ¡lo haré! —Me maldije mil veces por dentro— ¡pero no hagas nada de eso, por favor! —continué mientras me tapaba los ojos, mi voz salía chillona, como la de una niña pequeña berrando porque no conseguía lo que quería.
Ikuto sonrió y volvió a acercarse para dejarme morder con facilidad.
—Me las pagarás por esto, jura que no me morderás.
—Lo juro.
Con el ceño fruncido con preocupación, me acerqué a escasos milímetros de su piel del cuello, pasé los brazos alrededor de su cuello para sostenerme y saqué los dientes afilados para morderlo.
Temblaba, sentía la respiración cortada.
—Vamos, muérdeme —murmuró Ikuto con su voz ronca.
—Estúpido gato pervertido… —murmuré.
Y le clavé los dientes en el cuello, con tanta fuerza, rabia y mucha hambre que Ikuto soltó un gemido de dolor, apreté los ojos avergonzada sin poderme disculpar.
Empecé a beber toda la sangre que salía de la herida con desesperación, un día sin comer se me había hecho eterno, necesitaba llenarme, más y más, una vez que saboreaba su sangre era muy difícil detenerme.
Ikuto se levantó con fuerza hasta quedar de pie y enrollé mis piernas en su cintura para no caerme, éste solo me sostuvo con sus brazos también para hacer lo mismo.
Casi podía sentir sus pensamientos a través de su sangre.
"No podemos estar juntos, está prohibido…"
Y mordía con más rabia cada vez que lo escuchaba dentro de mí.
Ikuto parecía sufrir un poco, era más fuerte que yo, que normalmente lloriqueaba cuando mi piel era levemente perforada.
¡Y odio eso! ¡Detesto que sea tan difícil estar juntos!, respondía yo con mis pensamientos.
Ikuto contenía su rabia por la misma razón que yo, podía sentirlo en todo a nuestro alrededor, en él mismo, en su tensión, en su manera de apretarme tan fuerte.
Mi boca ensangrentada se separó de su cuello al gemir de dolor en cuanto me estrelló contra una pared en la misma posición en que estábamos, pero seguí otra vez, mordiéndolo con más fuerza esta vez.
Él caminaba por el pasillo conmigo mordiéndolo, chocando con todos los lados posibles, lastimando mi espalda, la suya, sus hombros, todo.
Cada uno le hacía daño al otro de la manera que podía, mis mejillas estaban llenas de lágrimas y sangre, mi espalda de moretones y mi hambre parecía aumentar. La rabia contenida en ambos salió a relucir en cada segundo que pasaba, era como si nos dijéramos cuánto odiábamos la situación con cada golpe.
Ikuto soltaba un gruñido de dolor cada vez que yo mordía más fuerte, desahogándome.
Un paso, otro paso, cada paso era pesado en él, finalmente volvió a golpearme contra una pared sujeta a él y apoyó la mano junto a mi cabeza en la pared, sosteniéndome con solo una sola.
Por supuesto, y entre todo, nos caímos, quedando lejos de él.
Un grito desgarrador salió de los dos, no por el golpe, sino por el dolor de la rabia y el odio que sentíamos por la situación. Sus pensamientos, conocimientos del amor entre demonios y humanos, sus penas, todo recorría mi cabeza por lo que había absorbido en su sangre.
"No poder estar juntos" "¿Estará bien cuando yo ya no esté?" "No puedo soportar no poder morderla"
Y uno más fuerte seguía resonando en mi cabeza: "La amo"
Todo el pasillo estaba lleno de la sangre de Ikuto, su puño golpeó el suelo con fuerza y furia mientras gritaba con rabia, mientras que yo, entre gritos, apreté los ojos y empecé a llorar otra vez.
Ya no puedo soportarlo más… pensé a gritos mientras intentaba moverme, pero no podía, todo me dolía, el cuerpo, el corazón, la humanidad.
Tengo que decidir ahora
Hola ;w; pues este es el penúltimo capi... no se sabe que va a decidir Amu D:
Dejen reviews... mi meta es llegar a los 200 antes de terminarlo... podre lograrlo? T_T
lo subi tarde para crear suspenso xd klajskajsaksj
emmm no es necesario tener una cuenta de fanfiction para dejar reviews, ya que se permiten los revs anonimos! :3
PD: SUBIRE EL ULTIMO CAP DESPUES DE ARREGLAR TODO EL FIC CON LOS GUIONES LARGOS — COMO ESTE, MEJORAR LA REDACCION VIEJA MIA DE ESA EPOCA XD Y LOS HORRORES ORTOGRAFICOS :3 MAS PALABRAS QUE LES FALTA UNA LETRA PORKE EL TONTO TECLADO NO LAS MARCA e.e
no tardare mucho, paciencia :c