Disclaimer: Los personajes fueron creados por la maravillosa de Stephenie Meyer. Yo Lorena Miller solo juego con ellos. La historia es una locura de mi inapropiada imaginación. Estoy totalmente en contra del plagio. Se prohíbe la reproducción parcial o total de mis historias sin mi consentimiento.Dile NO al plagio.
Aclaraciones:
Edades (si recuerdan): Al inicio Edward y Bella tenían 20 años
Carreras/ trabajos: Bella: Literatura, Edward: Medicina General/ actor, Jasper: Arquitecto (nunca lo ejerció)/ Actor, Alice: Diseñadora de moda, Rosalie: Publicista, Emmett: Ingeniero.
¡Aclarando los puntos: Enjoy!
Epílogo
Querido diario:
Han pasado el tiempo y hay mucho que contar. No soy capaz de encontrar un punto de partida por lo que empezaré por mi vida en los últimos años: me gradué en la carrera de Literatura hace dos años, no salí con honores pero tampoco fui la más baja de la clase, aun así tenía buenas habilidades y aptitudes por lo que conseguí un modesto puesto en una nueva empresa editorial, no negaré que ayudó que el Editor en Jefe me reconociera como la prometida de Edward Cullen. De cualquier modo, empecé como correctora y después de dos años me convertí en una Editora Junior. En mis tiempos libres escribo una que otra pequeña historia basada en mis experiencias.
Edward se adaptó bien a ser normal aunque tomó mucho tiempo para que dejará de ser el protagonista de la prensa amarillista, los mejores encabezados fueron: "Su prometida lo obliga a dejar su carrera", "Edward Cullen espera su primer hijo y abandona su carrera"; y no puedo olvidar el de: "Edward Cullen en un retiro espiritual". Aún le faltan dos años para terminar su carrera y aun así continuamos con nuestra relación modo película y se había convertido realmente en mi prometido. Sí, él me había pedido matrimonio y hoy lo haríamos oficial.
Alice y Jasper se casarían dentro de tres meses, habían retrasado un año su boda debido al pesado trabajo de Jasper. Ahora mi amiga estaba loca con los detalles e iba de aquí para allá prometiendo que sería una hermosa boda. No lo dudaba. Jasper continuaba trabajando como actor, tenía una nueva serie además de que estaba remodelando la casa que había comprado en L. A. para su futura familia. Edward también le pidió ayuda para ampliar la casa.
Después de muchos intentos, Emmett y Rose estaban esperando su primer bebé, Rose tenía cinco meses. Por el momento ambos se mudaron a Chicago para estar cerca de sus padres, de vez en cuando Rosalie ayudaba a Alice en su tienda de ropa y Emmett trabajaba en una empresa de ingeniería civil, aunque la mayor parte de su compromiso consistía en cumplir los caprichos de Rose con mucha ternura.
Alice y yo logramos que Claire no se alejara definitivamente de nosotras y aunque nuestra relación no volvió a ser la misma teníamos una buena amistad. Kata había sido contratada por un amigo de Edward por lo que estaba aún trabajando. No supe más de Victoria por varias razones pero la principal porque quería mantenerla en nuestro pasado. Claire tenía un novio nuevo llamado Quil y trabajaba en un periódico local.
Los padres de Edward y los míos nos visitan inesperadamente. Y a esto también se le suma mi abuela Marie, la abuela más moderna del mundo. Cumpliremos nuestra promesa y pronto viajemos a Forks para darle la invitación de nuestra boda, tal como lo pidió hace tiempo atrás.
Y hay una sorpresa más, pero lo será para todos.
Cerré el cuaderno de cuero y lo coloqué encima del buró. Había un excelente clima en el rancho de Oregón, lugar donde estábamos tomando unas pequeñas vacaciones de verano. Había llegado una semana antes pero mis padres, los de Edward y nuestros amigos se nos unirían pronto.
—¡Jasper y Alice han llegado! —me volteé hacia la entrada de la habitación y le sonreí a mi prometido—. Parece que ella no está feliz con la tinta de las invitaciones —eso me suena a algo que ella haría-. Prométeme que no serás de esa manera —con sus palabras me encogí de hombros.
—Creo que sucederá aun si lo deseo o no —bromeé un poquito con él.
—Ah. Entonces… ¿es natural volver loco al novio? —me preguntó con diversión, asentí—. De haberlo sabido antes... —empezó a hablar, lo interrumpí con un golpe en el brazo.
—De haberlo sabido antes, ¿qué, Cullen? —intervine.
—Estoy bromeando, nena —sonreí con ganas.
Lo tomé de la mano y bajamos hacia la sala. Ahí se encontraba mi amiga haciendo muecas mientras observaba varios sobres blancos y Jasper la observaba entre divertido y frustrado.
—¡Alice! —la llamé emocionada. Lo siguiente que vi fue como los sobres golpearan el rostro de Jasper y segundos después sentí como mi eufórica amiga me dejó sin aire —. Yo también te extrañe.
—Por favor, sólo han pasado dos días sin verse —mencionó Jasper, ganándose una mala mirada nuestra.
Me llevé a mi amiga hasta la cocina, no era la primera vez que estaba ahí, ella siempre quería modernizarlo pero siempre nos negábamos, nos encantaba su estilo antiguo, además me recordaba el cómo había conocido a Edward. Ella sacó el tema del color de la tinta de sus invitaciones, no podía culpar a la Impresa, tampoco podría diferenciar dos colores demasiado similares.
—¡Llegamos! —escuché el grito de Emmett, su voz siempre sonaba alegre desde que supo sería papá.
Cuando entró a la cocina lo primero que hizo fue meter una cuchara en la salsa que había preparado y llevárselo a la boca para después saludarnos; él nunca cambiaría. Rosalie se encargó de sacarlo antes de que se acabara toda la comida. El embarazo le había sentado bien, se veía relajada y por supuesto naturalmente feliz.
—Así que… ¿A qué se debe esta reunión? —Rosalie preguntó con interés, Alice incluso dejó de cortar las naranjas para mirarme fijamente, por supuesto creo que ella se lo imaginaba porque la atrape mirando sutilmente mi mano izquierda. Lo supuse por suerte y por eso preferí que Edward aun no me diera el anillo hasta que todos estuvieran presentes.
—Tengo una sorpresa —les sonreí dulcemente–. Y es todo lo que diré.
No reunimos en el extenso jardín del rancho, en el había un pequeño lago únicamente conocido por los que cuidaban el lugar. Lo que más me encantaba era que estuviera rodeado de claveles y rosas. Los hombres empezaron con la parrillada, quien se estaba divirtiendo más era Jasper persiguiendo a su novia para abrazarla aún sucio de carbón.
—Jasper no era divertido antes de conocerla —me susurró su hermana, ambas reímos mientras mirábamos la escena.
—Él no era nada divertido —murmuro Emmett, mordiendo una salchicha.
Rosalie le hizo unas señas a Edward y mi novio le dio un golpe en la cabeza a su hermano.
—Tu esposa me lo ordenó —se excusó él mientras Rosalie sonreía satisfecha.
En ese momento tocaron el timbre y el resto de nuestros invitados comenzó a llegar: Claire con su novio, mis padres y los de Edward. Siempre era bueno estar en familia. La última en llegar fue Tanya con regalos para todos de california, tenía cerca de un año de no verla pero seguía radiante.
Mientras Emmett y Jasper asaban la carne el resto de nuestros invitados empezaron a platicar y ponerse al corriente de sus vidas. Iba poner los cubiertos sobre la mesa cuando mi celular vibró, leí el mensaje y sentí mis nervios empezando a formarse, estaba tan emocionada y nerviosa. ¡Incluso sentía nauseas!
—Hey, ¿estás bien? —Edward se acercó y me estudió con la mirada.
—Sí, sólo estoy nerviosa —me fui por las ramas porque no sabía ocultarle algo tan importante.
—No tienes que estarlo, nos irá bien —depositó un beso en la coronilla de mi cabeza y continuó con su trabajo. Él pensó que me refería a nuestro anuncio, ni se lo imaginaba.
La hora llegó y antes de que empezáramos a comer Edward pidió la atención de todos, si ya estaba nerviosa en ese momento mis niveles subieron, sabía que todos lo venían venir pero aun así no pude evitarlo. Por supuesto, resulto mejor de lo que pensé, todas las mujeres se ofrecieron a ayúdame con los preparativos mientras mi padre decidió tener una charla con Edward.
El timbre sonó y cómo no esperábamos recibir a nadie más varios se mostraron confundidos, aunque yo sí estaba esperando a alguien más. Me ofrecí a atender y recibir a la persona desconocida. Me tomó menos de un minuto abrir la puerta y saludarlo.
—Al fin llegas, tengo los nervios a flor de piel —le inquirí al hombre que me sonreía levemente.
—¿Y yo no? —comentó sarcásticamente—. ¿Cómo me veo? —él hizo un intento absurdo de acomodarse su cabello.
—Como un hombre feliz y libre —respondí, a él pareció gustarle mi respuesta. Lo guie hasta la entrada del jardín y me volteé hacia él—. ¿Estás listo?
Él asintió y salió hacia el exterior, me tomé mi tiempo y lo seguí. Hubo un grito de júbilo y otros de sorpresa. La escena más conmovedora fue ver a Tanya llorando sobre el pecho de su esposo, Riley tampoco estaba tan lejos de seguirla mientras le hablaba al oído.
Riley había salido en libertad hace dos días, se le había reducido dos años por su buen comportamiento. Me había contactado porque quería darle una sorpresa a Tanya y me pareció algo muy bonito que no me negué.
—Así que, ¿tú lo sabías? —Edward no estaba enojado pero estaba haciendo el puchero de un niño.
—No podía decir nada. Lo siento, amor —me disculpé, abrazándome a su cadera—. Se ven muy lindos.
—Están felices y no tienes que disculparte —paso sus brazos por mi espalda con lentitud—. Entonces pongamos un lugar más en la mesa, tenemos doble que festejar —me sonrió.
—Sí —concordé mientras nos acercábamos a darle la bienvenida a nuestro recién invitado.
«•»
Alice gritó con fuerza cuando Rosalie le jaló un mechón de su cabello, por supuesto Rosalie gritó perdiendo la paciencia, los nervios de todas estaban a flor de piel. La boda de Alice y Jasper se llevaría a cabo en Chicago, en la casa de los señores Hale. Había alrededor de trescientos invitados, el pastel seria de cinco pisos, las flores en tonos amarrillos, rosas, rojas y moradas. Todo era precioso. Excepto por los gritos de Alice.
Cuando llego la hora todos se reunieron en el jardín. Todo el alboroto pasado se olvidó y dio paso a una ceremonia emotiva y significativa. En ese momento recordé cuando Alice alucinaba con Jasper, ella tuvo razón cuando dijo que se casaría con él. Miré a Edward desde la distancia y me sonrió como si estuviera pensando lo mismo.
Los votos fueron emotivos para la pareja, nunca había visto a Alice llorar, probablemente nadie. Y cuando el sacerdote los declaró marido y mujer la muchedumbre estalló en aplausos.
La recepción era todo lo que Alice imaginó: luces, flores y velas, todo muy romántico. Aunque poco disfrute ya que decidí pasar la mayor parte del evento recostada en el pecho de mi prometido, acariciando por momentos mi propio anillo de compromiso.
Al menos hasta que mi madre se acercó a nuestra mesa y empezó a hablar de nietos y guarderías.
Fin
Bien ahora sí, este es el fin definitivo.
Gracias a por los 294 reviews, los 217 favoritos, los 170 follows, en todo el tiempo que duro la historia. Como dije esta historia me trae buenos y malos recuerdos, no todo lo escribí feliz, pero al fin logre terminarlo. Por sobre todo, gracias por su tiempo y apoyo. ¡También a los anónimos! A los que agregaron mi página de FB. Y bueno no soy dada a las despedidas, soy torpe en esto. No sé que más puedo decir, solo…Muchas gracias.
Espero verlas o verlos en mis otras historias, ¿Han leído " En algún lugar"? ¿No? Pues las envito para que se den una vuelta. Los quiero. Hasta luego.