Yo Minna!

Finalmente despúes de cerca de 7 años he terminado la historia, me disculpo por no haber podido hacerlo antes pero agradezco infinitamente el que hayan seguido leyendo una y otra vez los capítulos, los mensajes y reviews en los que me alentaban a continuarla. Este final tiene Lemmon porque se que a muchos de ustedes les gustaba mucho jajaja. Gracias por todo nuevamente.

Minna Daisuki,

Qiutyvampire

Epílogo. Cuatro años después.

Violentos golpes en la puerta lo sacaron de la cama. Él ya podía imaginar quién era, así que se colocó un pantalón y se encaminó hacia la entrada sin apuro. Le quitó el seguro y al instante Utau ingresó al apartamento.

- ¡Amu viene a Japón! - Ikuto no tuvo tiempo a reaccionar cuando su hermana abrió su boca nuevamente - ¡Se va a casar!

Aún sin darle oportunidad de decir algo, Utau le mostró el mensaje que había recibido. Ikuto lo leyó con un nudo en el estómago.

"¡Grandes noticias! Estoy en camino al aeropuerto, el vuelo sale a las 8 de la noche con destino a Japón. Nos vemos mañana a las 10 en el café cerca de nuestro antiguo apartamento ¡voy a casarme!"

Ikuto miró a su hermana, pálido y le devolvió el celular.

- ¿Qué harás? - preguntó ella.

-Nada, ni siquiera fui invitado- respondió, cruzándose de brazos.

Utau lo miró, decepcionada. Esperaba que su hermano al menos tratara de hablar con Amu, pero, después de tantos años, su reacción no la tomaba por sorpresa. Giró sobre sus talones y se retiró, con pasos apresurados, del apartamento.

Ikuto apoyó su espalda sobre la puerta y suspiró. Caminó de regresó a la habitación y se deslizó con cuidado dentro de la cama. A su lado escuchó un quejido, se volteó y retiró las sabanas que cubrían la cabeza de su acompañante.

-Te desperté? - susurró amorosamente, depositando un beso sobre su cabeza. Ella se estiró, desperezándose, pudo escuchar como algunas de sus articulaciones crujían, lo que le causó mucha gracia y dejó salir una suave risa sobre la cabellera de ella.

-Qué fue todo eso? - murmuró adormilada -Tu hermana es tan ruidosa como siempre-

-Si te escuchara refiriéndote a ella como mi hermana, probablemente romperías su corazón- Ikuto separó sus labios de su cabeza y delicadamente la inclinó hacia atrás, haciendo que sus miradas se encontraran. -No me habías dicho que te casarías. ¿Acaso esta es una de esas famosas aventuras de una noche antes de la boda? - dijo, sonriendo seductoramente.

Amu rio y lo besó juguetonamente -Me estás rechazando? -

Él acercó sus labios a su oreja, su aliento provocándole cosquillas. Ella se quedó esperando a que dijera algo, cuando no lo hizo, volteó su cabeza en su dirección y se topó con su mirada.

-Amu Hinamori- susurró Ikuto. Sus ojos se abrieron con sorpresa al escuchar el tono serio con el que le hablaba.

-Sí? - respondió, apenas audible.

-Te casarías conmigo? - sintió su mano siendo agarrada por la de él y observó como colocaba un pequeño y brillante anillo en su dedo. Sus ojos se llenaron de lágrimas.

-Siempre guardo ese anillo en mi bóxer, no preguntes en que parte- dijo, guiñando un ojo.

Amu soltó una carcajada y se abalanzó sobre sus labios, pequeñas lágrimas acumulándose en sus ojos. Ikuto la abrazó con fuerza, su cuerpo tibio y desnudo se apretó contra el de él. En su interior se repetía cuanto había extrañado tenerla tan cerca y de repente sintió que su vida estaba completa nuevamente.

Ambos salieron de la cama y se alistaron para dirigirse al encuentro con sus amigos. En todo el camino no soltaron sus manos, ni siquiera mientras Ikuto conducía. Habían pasado cuatro largos años de cortos encuentros y noches juntos y en su mente se repetían como nunca más querían volver a separarse.

Al llegar a la cafetería, y entrar, se toparon con caras familiares mirándolos con asombro sin poder decir una palabra. Se sentaron frente a ellos y Amu levantó su mano, mostrando el brillante anillo en su dedo. El silencio fue reemplazado por gritos provenientes de todos los presentes al mismo tiempo, una vez que notaron la mueca de enojo de Amu e Ikuto se sentaron y le cedieron la palabra.

-Lamento haberme demorado tanto en regresar-

-Ahórrate las disculpas, en qué momento pasó esto? - reclamó Utau, agarrando su mano y apuntando al anillo.

-Hace una hora? - Amu miró a Ikuto y el asintió, complacido.

-No juegues con nosotros, sabes de qué está hablando- se quejó Rima.

-Regresé ayer, pero necesitaba ver a Ikuto primero-

-Y se comprometieron, después de estar separados por cuatro años, ¿en una sola noche? - Nagihiko levantó su ceja, confundido.

Amu se sonrojó.

-Ella me pidió que la recoja en el aeropuerto- respondió Ikuto, una sonrisa pícara cruzó su rostro -Digamos que no pudo separarse de mi durante todo el trayecto al departamento-

-Ikuto! - Amu lo golpeó en el brazo.

Una mueca de desagrado apareció en el rostro de sus amigos.

-Ustedes no cambian- murmuró Nagihiko, agitando su cabeza en desaprobación -Al menos ya están juntos-

-Bueno, sobre eso- Amu rascó su cuello, incómoda -Ikuto y yo realmente no nos separamos del todo-

Pudo sentir las miradas de los presentes fulminándola.

-No pasaron ni tres meses cuando Amu me escribió a contarme que venía a Tokio y que necesitaba un lugar donde quedarse-

-Por eso te conseguiste tu apartamento- dijo Utau, golpeando su puño contra la palma de su mano, conectando los cabos sueltos. -Y por eso te desaparecías sospechosamente en ciertas ocasiones-

-La empresa de Amu la enviaba bimensualmente a la sede ubicada aquí, así que pasábamos en mi apartamento cuando ella venía-

-Y jamás nos dijiste nada? - reclamaron Utau y Rima al unísono.

-Lo siento, eran tan pocos días y realmente moría por verlo. Dios, como lo había extrañado- masculló Amu, colocando su mentón en el hombro de Ikuto y aferrándose a él.

Él la miró con ternura y acarició su brazo mientras la pegaba más a su pecho.

-Ugh, por qué no van y se deshacen de su maldita tensión sexual antes de que terminen tirándose uno encima del otro en esta mesa- se quejó Utau -Tienen suerte ya que Kukai estuvo de guardia en el hospital y pude convencerlo de que se quedara durmiendo en casa, estoy segura de que no le gustaría ver a su hermana después de tanto tiempo frotándose contra su mejor amigo tan descaradamente-

Ikuto sonrió de lado.

-Entonces, con su permiso- se levantó de la silla y a Amu junto con él, manteniéndola pegada a su cuerpo -Nos vemos más tarde en la presentación de Yaya-

Ambos se apresuraron hacia la puerta mientras sus amigos lo miraban aún sin poderlo creer.

-Crees que lleguen al apartamento? - masculló Rima, una sonrisa adornando su cara.

-Sería un milagro que lleguen al auto- respondió Nagihiko con cansancio.

-Ugh, son insufribles- declaró Utau, dejando la mesa -Debo ir a casa, Kukai me pidió que le lleve algo de comer cuando regrese y si demoro mucho temo que se desmaye. Nos vemos esta tarde en la academia.

Los tres se despidieron y tomaron diferentes rumbos.

Ikuto abrió torpemente la puerta de su departamento, Amu estaba sujetada a él con sus piernas enrolladas en sus caderas mientras lo besaba con desesperación. Él amaba esto, la urgencia y la pasión que marcaban sus encuentros. Dos meses era demasiado tiempo y siempre que ella visitaba pasaban encerrados en su habitación después de que finalizara con sus trabajos. En esta ocasión sería diferente, había sido transferida a la sede de Tokio y finalmente dejarían de estar separados.

Amu gimió su nombre en su oreja mientras depositaba pequeños besos en su cuello. La acción lo hizo estremecer, cerró la puerta con su pierna y se dirigió a su habitación sin despegarse de ella. La sentó con delicadeza en la cama mientras se abría paso por su cuello y su clavícula, desabotonando la ligera blusa con tirantes, y sumergiendo su cabeza en su pecho, Amu se recostó sobre la cama mientras él retiraba su falda y continuaba la trayectoria de sus besos hacia sus caderas.

Amu jadeó excitada, enredando sus dedos en los cabellos de Ikuto, quien continuaba besando la parte interna de sus piernas mientras sus dedos retiraban su ropa interior. Se estremeció ante el pensamiento de sentirlo dentro de ella y sus manos guiaron la cabeza de él hacia su entrada. Sin pedir explicaciones se abalanzó sobre ella, devorándola con desesperación. Amu se revolvía entre las sabanas, sus gemidos resonaban en la habitación. Ikuto dirigió una de sus manos hacia el mentón de ella, acariciando su suave rostro.

Amu tomó uno de sus dedos y lo llevo a su boca, los vellos de Ikuto se erizaron y su miembro palpitaba desesperado ante su acción. Se detuvo y besó el camino de regreso a los pechos de ella, llevándose uno a la boca mientras su mano libre retiraba su cinturón y su pantalón. Se arqueó un poco para posicionarse en su entrada, ella lo empujó hacia la cama y se sentó sobre él sin darle oportunidad a que se resistiera. Ambos arquearon sus espaldas al sentir el placer de encontrarse, Amu comenzó a moverse con desesperación en un furioso vaivén que estuvo a punto de lograr que se corriera, Ikuto se levantó rápidamente, enrollando las piernas de Amu sobre sus caderas mientras se sentaba. Presionó sus manos contra las caderas de ella, tomando control sobre el ritmo y procedió a besarla.

Los pechos de ella se rozaban contra el suyo y su cavidad lo apretaba tan deliciosamente que sentía que iba a explotar dentro de poco. Amu retomó el furioso vaivén, señal de que estaba cerca del clímax. Ikuto la separó con rapidez y la colocó de rodillas sobre la cama, levantándole las caderas mientras la penetraba. Amu gritó de placer, empujando su trasero con fuerza contra la pelvis de él.

Ikuto presionó sus dedos en las caderas de ella, embistiéndola con vigor mientras sus gritos resonaban deliciosamente en sus oídos. Amu presionó con más fuerza su trasero contra él y apretó una última vez antes de que explotara dentro de ella, dando paso a su clímax. La soltó con delicadeza y se desplomó junto a ella, acercándola para acurrucarla en su pecho.

Amu levantó su cabeza, mirándolo con ojos pesados. Depositó perezosamente un beso en sus labios antes de dejarse caer hacia atrás y quedarse dormida. Ikuto sonrió, pegó su frente a la de ella y cerró sus ojos, acompañándola.

Nuevamente los violentos golpes resonaron, despertándolos a ambos de un salto. Amu gruñó suavemente, colocó su mano en el pecho de él indicándole que ella se encargaría y lo empujó de vuelta hacia la cama. Se colocó la camisa de Ikuto que horas antes había tirado al piso y se la abotonó mientras caminaba hacia la puerta, los golpes aún resonando en la sala.

Abrió la puerta y fue embestida, debiendo poner una fastidiosa cantidad de fuerza en sus piernas para evitar caer hacia atrás. Miró con disgusto a Kukai, a quien separó delicadamente de ella.

-No tengo sujetador, hermano- gruñó, cruzándose de brazos.

Kukai abrió sus ojos mientras su rostro se teñía de carmesí. Su boca se abrió y se cerró varias veces mientras intentaba articular alguna palabra. Amu soltó una carcajada, se hizo a un costado y los invitó a pasar.

- ¿Cómo es posible que vengas y no digas nada? No te eduqué para que seas una malagradecida- se quejó Kukai, ofendido.

-Deja de ser tan dramático- respondió Amu, cerrando la puerta de la habitación de Ikuto -y ya no grites, Ikuto está durmiendo-

Kukai rodó los ojos y se cruzó de brazos.

-Se supone que iríamos al evento de Yaya, si queremos llegar a tiempo debemos salir ahora-

Utau colocó su mano en el hombro de Kukai.

-Tranquilo cariño, no es necesario que te exaltes demasiado- la luz que entraba por el ventanal se reflejó en el brillante diamante en el dedo de Utau.

Amu sonrió, sintiendo una inexplicable necesidad de ir y lanzarse encima de su prometido. Cuando su hermano y Utau se comprometieron, fue un momento de mucho gozo para el grupo y ahora podía sentir la inmensa alegría que en ese momento debió sentir ella.

Entró sigilosamente a la habitación y se sentó junto a Ikuto, quien aún dormía, mirando su rostro con una gran sonrisa.

-Solo los pervertidos miran a las personas mientras duermen- murmuró él y procedió a abrir los ojos.

-Pues si siendo una pervertida consigo que repitas todo lo que acabas de hacerme de nuevo, pues puedes darlo por hecho- susurró ella, acercándose y besándolo con fiereza.

Ikuto enredó sus manos en sus caderas y la atrajo hacia él.

-No tenemos tiempo para esto, por más que me duela decirlo, debemos ir donde Yaya- dijo entre besos Amu -Pero podríamos divertirnos un rato mientras nos duchamos-

Ikuto salió de un salto de la cama y la tomó entre sus brazos, besándola mientras entraban al baño.

Kukai y Utau rodaron los ojos cuando finalmente los vieron salir de la habitación.

-Su sentido de prioridades está atrofiado, en serio- se quejó Kukai.

-Créeme Kukai, estoy muy bien en ese departamento- Amu le sacó la lengua mientras enlazaba su brazo con el de Ikuto -Vámonos-

Llegando a la academia se toparon con Rima, Nagihiko y Ryuuji en la entrada. Se dirigieron hacia el auditorio principal donde tomaron sus asientos y esperaron a que la función comenzara.

Amu pudo ver la cabeza de Yaya asomarse detrás de las cortinas y levantó su mano para llamar su atención. Los ojos de la castaña se abrieron de emoción y la saludó alegremente.

El evento era el lanzamiento de la línea de ropa diseñada por Yaya, había estado trabajando muy duro en los últimos años y gracias a su padre había logrado un evento que tuviera una gran recepción mediática.

Al final de la noche, Yaya hizo su aparición en el escenario donde fue ovacionada de pie. Le entregaron un ramo de rosas y dedicó unas palabras de agradecimiento a sus padres y amigos por su apoyo.

Después del cierre, todos se toparon en la salida del auditorio, Yaya y Amu finalmente se abrazaron.

-Kairi no está aquí? - preguntó Amu, mirando extrañada a su alrededor. Después de varios encuentros con el chico, Amu había logrado conocerlo más, y cuando finalmente él le comentó que regresaba a Tokio, Amu no pudo estar mas feliz de presentarlo a su grupo de amigos. Kairi pasó a ocupar el puesto libre en la banda de Ikuto y Nagi, finalmente logrando llamar la atención de Easter y grabando un sencillo con ellos que rápidamente se levantó al primer puesto de descargas.

-Fue a retirar la cena, nos esperará en el departamento- y por supuesto, Kairi y Yaya habían hecho clic, a pesar de ser de naturalezas opuestas, ambos congeniaron rápidamente estableciendo una relación a los pocos meses de su llegada a Tokio y finalmente formalizándola cuando decidieron mudarse juntos.

Utau por otro lado aún se encontraba tratando de lograr llamar la atención de alguna discográfica, quería conseguir todos sus logros por si misma, así que no permitió que nadie interceda por ella.

Ryuuji y Yuuka terminaron saliendo juntos después de que finalmente ella aceptó que había cometido un gran error al tratar de sabotear la relación de Ikuto y Amu, actualmente Yuuka es una modelo muy popular y se encuentra en Paris modelando a un diseñador famoso.

Amu dirigió una última mirada hacia la academia, sintiéndose nostálgica de repente. Ami había cumplido su sueño y aunque Amu no podría encontrarse más feliz por todo lo que había aprendido y logrado, debía admitir que a veces quería dejarlo todo para volver a la academia.

Ikuto sujetó su mano con delicadeza.

-Sabes que puedes regresar cuando quieras.

Amu sonrió.

-Lo voy a pensar-

El grupo se dirigió hacia el departamento de Yaya, pasando por el centro de Shibuya, donde en uno de sus edificios brillaba un promocional del nuevo sencillo de la banda de Ikuto, Nagi y Kairi.

Amu estudió el entorno dentro de la van. Sus pensamientos girando alrededor de todo lo que había ocurrido en estos siete años desde que dejó su pueblo y a su madre para aventurarse junto a Kukai. Las personas que había conocido, las relaciones que había tenido, sus amigos, sus sueños, su familia. Una pequeña sonrisa cruzó su rostro al ver como Kukai ahorcaba a Yaya. Sintió como Ikuto envolvía su brazo en sus hombros y regresó a mirarlo.

-Pensando en mí? - murmuró, sonriendo con ternura.

-Absolutamente- respondió ella. Pudo notar la satisfacción brillar en sus ojos.

-Alguna vez te he dicho que no eres nada parecido al hombre perfecto con el que alguna vez soñé? -

Ikuto levantó una ceja.

-Pero…- ella depositó un beso sobre los labios de él -Definitivamente eres mi hombre perfecto-

Ikuto sonrió y acercó su cabeza para besarla.

-Sepárense ustedes dos! - escucharon gritar a Utau y Kukai.

Amu dejó salir una carcajada y procedió a besar a Ikuto, escuchando las quejas de todos los presentes mientras suspiraba contenta en los brazos de su hombre perfecto.