Pasión dorada al rojo vivo
¿Qué es para mí el rojo de tus cabellos por el viento alborotados? Fuego que hace arder mi piel cuando me acaricias, y cuando me besas dejas en mi boca sabor a sal, miel y sangre.
Soy una sombra con cuerpo, apariencia, un delirio e incongruencia. Una mortaja es mi vestimenta. No podía sentir hasta que tú un día en mi fatua vida apareciste.
Mi nombre, te dije, es cielo invertido, un reflejo del espejo.
Hebras doradas tu caballera que no me canso de acariciar. Piel de alabastro que es mi mayor placer su calor sentir cuando mi lengua degusta el sabor de tu sudor; de tu olor que me hace perder el sentido estoy obsesionado.
Cuando me miras me estremezco, ardo en fiebre. Hay en mí una tormenta, relámpagos, temblor y lluvia por tu causa y mi entusiasmo.
Tu cuerpo es delicado. Un roce hace tu espalda curvarse. Un susurro a tu oído te vuelve loco y de mi quisieras huir pero en mis brazos estás en cadena perpetua prisionero. Con mis besos languideces, ¿qué te sucedería si con la pasión del abismo que en mi pecho contengo dejara una marca viva en tu carne?
El aliento que deja rastros en mis labios me enerva. Tengo sed y sólo tu néctar la calma. A ti me has vuelto adicto. Me has robado la inocencia. A tu lado no pienso y las consecuencias no me importan. Tus fuertes brazos me sostienen, tus manos de seda me vuelven con tu tacto loco. ¡No dejes de tocarme! ¡Deja en mí tu marca indeleble que al mundo haga saber que tuyo soy!
Me ordenas suplicando con tus ojos de cielo nublados por el deseo que te toque y en ti mi huella deje. Me vuelves loco. Te sonrío y te estremeces. Lento desciendo hacia la grácil curva de tu cuello para tu aroma aspirar y cumplir como órdenes tus deseos. Hieres mi espalda, dejas surcos que me escocen y me hacen continuar. Ya no puedo detenerme hasta consumar.
He muerto y volví a nacer. Placer con un poco de dolor. Calor en mi pecho, respiraciones nuestras agitadas mientras exhaustos buscamos reposo.
Te miro y con tiernos besos enjugo tus lágrimas, pero me tranquilizas con tu sonrisa y la suavidad de tus labios que mordisqueo jugando sin lastimar. Hago un juramento:
-Soy tuyo desde ahora y para siempre. Esa es desde ahora mi realidad.
En mi pecho antes vacío ahora siento un peso que desconozco.
-¿Qué es?
-Es el peso y el precio de sentir con el corazón.
Fin