Para killerbunneh
Malos Pensamientos
Zelda
Permanecía sentada tratando de cubrirme con la almohada. Todos nos miraban estupefactos, podía estar segura de que algunos de mis compañeros no sabían que pensar.
La posición en la que nos habían encontrado podía hacer que cualquiera se avergonzara.
–¡Oh por los dioses Link, ¿qué le estás haciendo?! –había exclamado Ike hacía un rato.
–¡No es lo que parece! –me apresuré a decir, cubriéndome con una almohada.
–¿En serio, y que se supone que parece? –preguntó Midna levantándose del suelo y acomodándose la ropa.
Por la expresión en su rostro sabría que no me iba a salvar en los próximos días de sus insinuaciones y comentarios… Oh Din, Nayru , Farore; estaba jodi….
Desde la llegada de Midna a esta casa llena de locos, han pasado muchas cosas raras. Bueno siendo honesta desde antes de su aparición en esta casa siempre han sucedido muchas situaciones extrañas.
Bueno tal vez ver a Ness hacer flotar los sillones por toda la sala común, no cuente como "raro, raro", pero es Peach, que siempre está redecorando la casa, quién lo obliga a hacerlo. La última vez, que lo hacía uno de los niños lo asustó y sin querer… se tiró un gas. Obvio también soltó el sillón.
Midna llegó unos días después de ello. Me alegra que ahora todo vaya bien en su reino y su mundo.
Claro que desde que se dio cuenta que..., no tiene importancia. Lo único que puedo decir es que tiene que ver con el hecho de que algunas prendas de mi ropa interior.. son algo no muy convencionales.
–¿Para quién compraste estas? –me preguntó un día que encontró unos calzoncitos de lunares morados con la leyenda "salvaje" en las pompis..
Peach me las había obsequiado en mi cumpleaños.
–Fueron un regalo de Peach.
–Será que tal vez ella los compró para que se los mostraras a…
–¡No es cierto!
–¡Zelda eres una sucia! –gritó y salió corriendo de la lavandería, ondeando mis calzones como si fueran su **** bandera– ¡Zelda es salvaje en…!
–¡Cierra la bocota, Midna, devuélvemelos!
Por suerte, y después de una persecución de media hora, recuperé mis pantaletas.
Gracias al trío divino no cayó en malas manos. Imagínense si un día los encontraran en la secadora del cuarto de lavado y supiera que son míos y quisiera quedárselos.
Un día pasó algo raro, un carrito a control remoto llegó a mi puerta con un paquete. Estaba por recogerlo cuando uno de los niños lo tomó y salió corriendo.
Recuerdo haber visto a Link corriendo tras de Lucas y Popo. Hasta hoy en día no sabía a que estaban jugando.
Siempre ha sido bueno con los niños.
Aquella vez, suspiré y sonreí sin darme cuenta y fue cuando sentí a alguien detrás mío. Era Midna con esa expresión que anunciaba preguntas incómodas o comentarios fuera de lugar. En cuanto vi que movió la boca, la sentí venir.
–¿Ya estas pensando en meter el bizcocho al horno, ponerle nombre al cachorrito, usar tus panties especiales?
–¿Qué?, ¡no, no estaba pensando en eso, ni siquiera…te odio!
–Yo sólo decía –se encogió de hombros–, como lo veías ese día parece que casi le saltabas ahí mismo y…
–¡No es cierto! –dije casi gritando, recordando a que se refería con lo que acababa de decir.
Jamás había pensado de… alguien de esa manera. Así que ¡No piensen cosas que no son! Pervertidos.
Continuando con la historia:
Este evento que ocurrió unos días antes y la causa por la que.. terminé con Link en mi cuarto haciendo nada malo.
¡Din!, siento que mi cara va a prenderse fuego en cualquier momento… y sabiendo mi suerte con la combustión espontánea, es posible.
Como decía, podría decirse que la culpa de el porqué terminé con Link en mi habitación, ayudándome a sentirme "mejor", fue culpa de este accidente… de este evento..
Ese día me tocaba práctica en uno de los salones de entrenamiento. Me puse el traje de Sheik, porque es más práctico, y me dirigí hacia dicho lugar.
Cuando entré, la escena que me dio la bienvenida fue a algunos de los varones retirándose a descansar. Nunca he entendido porque tienen la necesidad de desvestirse al practicar. Digo no es que me queje… muchos de los presentes estaban, ya saben, en muy buena forma.
Realmente algunas veces los entrenamientos parecían más una sesión de fotos para una revista de damas –o de gente con preferencias alternativas– que un entrenamiento entre los varones.
¿Alguna vez han visto al Capitán Falcon sin su casco?
¡Debería quitárselo en las peleas más seguido!
Casi podía ver los flashes de las cámaras y todo… Claro que una vez hubo una interrupción de fans en la casa, sorprendieron a varios en las regaderas, en los salones de práctica, se robaron los zapatos de Peach, casi se aprovechan del pobre Pit, le prometieron a Link que lo secuestrarían, me amenazaron de muerte y alguien me dio su número telefónico, entre otros incidentes.
Oh, perdón si, continuando con el relato.
–Hey Zelda –saludó Link, antes de sentarse sobre el suelo a secarse la cara y todo lo que hay debajo de ella… y a tomar agua.
–¿Qué tal? –dije tratando de no ver, lo que no debía ver.
Me di unos golpecitos en la cara para despabilarme y concentrarme debidamente en mi práctica.
–Uh, si yo fuera tu… –comentó Midna, que estaba a un lado del ring con Peach.
La dulce princesa, sólo se tapó la boca ahogando una risita.
–¡No termines la frase!
–Pero es verdad, ya necesitas que alguien…
–¡Shh, no lo digas!
–Pero si el otro día dijiste que…
–¡Nada, no dije nada!, sólo estaba algo indispuesta…
–Por ingestión de alcohol –completó la princesa del reino de los hongos.
Antes de que siga describiendo lo que mi querida amiga de otro mundo estuvo a punto de decir para difamarme y como Peach casi tiene un infarto por no respirar, diré que la discusión duró otros quince minutos, antes de que Samus me salvara.
Todo iba perfecto hasta que escuché a Link gritar
–¡No me estaba imaginando nada raro!
Lo cual hasta ahora no entiendo porqué lo gritó, de todos modos, estúpidamente volteé a verlo, lo que mi contrincante aprovechó y me hizo perder el equilibrio haciéndome caer sobre mis "cachetitos"
–Mis… ¡aw!
–¡Azotó la res! –exclamó Peach.
–¡Zelda!, lo siento no era mi intensión.
–Esta bien Samus, fue mi culpa… es un accidente.
–¿Puedes levantarte? –Preguntó Link alarmado.
Lo siguiente que supe, fue que estaba sobre la espalda de Link hacia la enfermería.
No me lastimé de gravedad pero debido al golpe tal vez tendría algunas molestias durante los próximos días.
Durante el día no podía sentarme bien, me dolía donde la espalda pierde su nombre… y me sentía tensa, además. Sabía que tendría que dormir boca abajo o de ladito, si quería descansar.
–¿Estas bien? –me preguntó Link, cuando cambiaba de posición por cuarta vez en el sillón.
Volteé a verlo y le sonreí tratando de no preocuparlo.
–Me siento un poco mal, pero no es nada de cuidado Link. Gracias.
–Tal vez haya algo que pueda hacer por ti.
–¿De veras?, no me gustaría molestarte…
–No es molestia –me interrumpió.
En verdad no quería ser una carga para él, pero insistió y terminé yéndome con él a mi habitación. Dijo que necesitaba estar en algún lugar cómodo y privado.
–¿Cómo planeas ayudarme? –pregunté curiosa.
–Bueno no soy doctor pero sé algunos –dudó unos segundos–, bueno, trucos que Bo me enseñó en Ordon alguna vez.
–¿Qué clase de trucos? –volví a cuestionar.
Entonces me sonrió, ¡Farore! Me gustaba que sonriera de esa manera… digo me sonrió y le devolvía el gesto y seguimos rumbo a mi cuarto.
–Ya lo verás –contestó de nuevo y abrió la puerta de mi habitación.
Cuando entramos me pidió que me pusiera algo más cómodo.
–¿Puedes cambiarte de ropa? Necesitas estar cómoda.
Decidí que mi ropa de dormir sería lo mejor.
Cuando salí del baño, me dio un poco de pena, casi no dejaba que nadie me vieran así.
Link me observó unos segundos antes de indicarme que me sentara junto a él. Se levantó, colocándose detrás mío y finalmente vi como dejó sus guantes a mi lado.
Estaba nerviosa. La situación fue tornándose cada vez más y más distinta de cómo la había imaginado.
Hizo a un lado mi cabello, puso sus manos sobre mi nuca, descendiendo por mis hombros, cada vez más abajo. Empuñé mis manos, no sabía que fuera tan atrevido, tan…
¡Se me estaban hasta nublando los ojitos!
La temperatura de mi cuerpo parecía elevarse y de pronto sentí dolor cuando llegó a ese punto. Asustado se detuvo al escuchar mi quejido.
–¡Lo siento, te lastimé!
Volteé a verlo y le sonreí. Sentía mis mejillas muy calientes.
–Esta bien, es normal ¿No?
Creo que el también estaba nervioso, se pasó un trago por la garganta y continuó.
–Zelda, ¿podrías… recostarte? –preguntó de pronto–. Así no te dolerá tanto –aclaró.
Hice lo que me pidió. Ya estando recostada, se colocó entre mis piernas. Lo veía ir y venir, viendo como se movía, sintiendo sus manos recorrer mis piernas.
–¡Ahí es, ahí! –En cuanto llegó a esa parte, sentí primero algo de ardor y dolor, sin querer llevé mis manos sobre mi cabeza.
–¿Te duele? –me preguntó Link, se veía algo preocupado.
–No, se siente muy bien –sentí como se movía en forma circular y empuñé las sábanas–, no te detengas, hazlo más fuerte– le pedí.
–¿Asi?
Sin querer mi respuesta fue un quejido en vez de un sí. No entendía como es que Bo, le había enseñado semejantes movimientos a Link. Después de todo los dos eran hombres…
¡Vaya que tenía manos mágicas!
–Colócate boca abajo –me pidió entonces.
Su petición se me hizo extraña, en la posición en la que estábamos era cómoda y me sentía muy bien así. Aún así accedí obediente, casi no pensaba en ese momento. Sólo quería seguirme sintiendo así de bien.
–Si crees que con eso dejará de dolerme.
Tomó mis caderas y las alzó, jalándome hacia él.
–Relájate…si así.
–Ten cuidado.
No pude evitar soltar otro quejido, cuando cierto cosquilleo de alivio viajó desde los dedos de mis pies hasta mi cabeza.
¡Diosas! Me sentía tan bien, casi no recordaba que mi cuerpo había sufrido un golpe durante la mañana.
No quería que parara, quería que siguiera toda la tarde…Lo único que podía pensar era ¡Ay mamá, que rico!
Cuando de pronto la puerta de mi cuarto tronó y se vino abajo, con todos mis compañeros de cuarto encima.
Hijos de su nalga... papá.
–¡¿Qué silbatos están haciendo todos ahí?! –gritó Link muy enojado.
–¡Oh por los dioses Link, ¿qué le estás haciendo? –exclamó Ike, casi fuera de si.
Me levanté tan rápido como podía y tomé la almohada que estaba debajo mío y me la puse al frente.
–¡No es lo que parece! – me apresuré a decir, cubriéndome con una almohada.
–¿En serio, y que se supone que parece? –preguntó Midna levantándose del suelo y acomodándose la ropa.
Así es como todo sucedió ese día pero faltaba aclarar que no estábamos haciendo algo ilegal.
Link sólo me estaba haciendo…
NOTA:
Debido A PROBLEMAS TÉCNICOS AYER, TUVE QUE BORRAR EL CAPÍTulo hasta hoy.
Que pensaron que ya se sabría... ¡pues no!
Este es el último capítulo oficial. Tal vez haga un extra, aún lo esto pensando.
¿Ustedes que creen que hacían o mas bien que Link le hacía a Zelda?