Creo que ante todo debería pedir perdón por tardar tanto, no tanto, más incluso, en volver a tocar este relato. Tuve un bloqueo bastante gordo y no supe como continuar la historia dejándola abandonada. No fue hasta que estando en unos días de descanso en mi pueblo recibí otro review de tuc83, el cual parece que a pesar del tiempo transcurrido le seguía gustando la historia. Esto me ofusco porque no consideraba justo que le gustara tanto algo que no continué, por ello mientras estaba sentado en un sillón reclinable mirando el correo de notificación del review me puse a pensar sobre una solución al bloqueo... ¡Y esta vino con una facilidad pasmosa! Ya sabía como iba a poder continuar la historia, salvando el nudo. Tal vez lo que necesitara fuera dejar de pensar en la misma un tiempo. Como no podía escribir allí (escribir en un móvil es demasiado incomodo para mi) espere hasta regresar a casa y me puse a deshacer el nudo. Así que le dedico este capitulo a él.

Este regreso no significa que vaya a escribir regularmente, tengo la mayor parte de mi atención en Void Wolf, por ello y para compensar os dejo un capitulo de 17 paginas, pero intentare que cuando os olvidéis que la historia existe aparezca otro que os sorprenda.

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Ubicación desconocida.

5 días después del primer contacto

Uno de los presentes rellenó su vaso de agua y bebió un poco, había estado hablando largo rato y sentía la boca seca.

- Continuemos, las muestras de los coloniales son bastante prometedoras.

- Llevamos años escuchando que la siguiente tanda de experimentación es prometedora, y estoy seguro de que nuestro antecesores también lo escucharon durante todas sus vidas. - Tercio una voz con un fuerte acento alemán.

- Cierto, y yo también lamento nuestra falta de resultados en las investigaciones, pero el material proporcionado por los coloniales nos abre nuevas vías de investigación, nuestros científicos dicen que podríamos tener un... producto viable en menos de un año. - La primera voz sonaba más melodiosa, pero con ciertos problemas con las eres y las eles.

- ¿En un año? ¿Esta seguro de eso? - Una nueva voz, esta vez femenina y con un acento ruso interrumpió. - ¿Saben los científicos que no nos tomaremos muy bien otra de sus jugadas para conseguir más presupuesto?

- Lo saben. - Respondió el primero. - Pero un par de mis especialistas han estudiado los resultados, una sola muestra podría conseguir darnos un margen sensible, insuficiente para salvarnos el culo, pero si se combina con el resto...

- ¿Como cuanta cantidad del resto hablamos? - Hablo la mujer rusa.

- Todo.

- ¿Y después?

- Se acabó. ¿Me equivoco? - Dijo el alemán con un cierto tono risueño. - El objetivo de este comité dejara de existir. - Un cuarto individuo soltó una suave risita nasal y comenzó a hablar con una suave voz levemente engolada.

- ¿Entonces nos sugieres que nos hagamos con todos las muestras coloniales posibles?

- No, sugiero que nos hagamos con TODAS las muestras existentes.

- ¿Y esos Cylon? Con esas tecnologías tan exóticas.

- No lo recomiendo, además podremos recuperar con mayor facilidad desguazando los restos de sus naves que si los dejamos vivos. Puede que quiera resultados, pero una raza de maquinas, sean orgánicas o no, que bombardean 12 planetas hasta que sus ciudades brillan por la noche y el suelo esta lleno de cristales de trinitita no me parece un recurso seguro, los coloniales están ahí no tienen refuerzos y están desesperados. Si rescatamos algo de los Cylon podemos usarlo como material adicional sobre nuestros efectivos ya adquiridos.

- ¿Entonces aplicamos el Plan Trece?

- Sometamoslo a votación.

- Yo lo haría. - Dijo el alemán.

- Yo plantearía en la próxima reunión algunas modificaciones, ya que creo que los Cylon siguen siendo un efectivo adicional prometedor. - Votó el primer interlocutor.

- Yo estoy de acuerdo. - Sonó la voz rusa.

- Oui.

- Voto a favor. - Sonó otra voz con un acento diferente.

- A favor. - Otra más.

- ¡Ye!

- Ja.

Los votos continuaron hasta que con solo 4 abstenciones todos votaron a favor del Plan Trece. A los pocos minutos las figuras se retiraron de la sala, salvo algunos corrillos que intercambiaban ideas.

- ¡Enhorabuena! Después de tantos años finalmente hemos conseguido dar con la solución.

- Ha sido mucho tiempo, pero ha merecido la pena, y el premio es grande.

- El más grande, profesor.

- ¿Puedo hacerle una pregunta?

- Por supuesto, creo que se ha ganado más que eso. - Respondió el político.

- ¿Qué piensan hacer con las tecnologías coloniales? He oído hablar de ellas y parecen muy interesantes.

- Imagino que las adquiriremos como el resto de los recursos, no son el premio gordo, de hecho personalmente creo que nuestras naves están bien tal como están, no necesitamos gastar billones en rediseñarlas de cero porque un grupo de refugiados espaciales tiene un exótico generador de gravedad. Su tecnología es valiosa, pero no es indispensable y lo mismo se aplica a sus equivalentes Cylon.

Cuartel general de la Flota Espacial de las Naciones Unidas

Mons, Federación Franco-Belga, Comunidad Europea, planeta Tierra.

6 días después del primer contacto.

- ¿Entonces esta es la situación a día de hoy de las comunicaciones? - Pregunto el Almirante August Von Steiner,

- Afirmativo. - Respondió el oficial de inteligencia. - De momento hemos conseguido controlar la información sobre los kovoldianos, pero creemos que algunos medios independientes ya saben que hemos tomado contacto con alguien.

- ¿Kovoldianos? - Pregunto la almirante Fañez.

- Llamarlos Coloniales, como se denominaban ellos mismos, nos llevaba a error con los habitantes de nuestras propias colonias. - Respondió el enlace de la flota de los Emiratos Árabes Re-unificados. Luego se volvió al oficial de inteligencia. - ¿Quienes creen que pueden tener esa información?

- Menuda pregunta. - Bufó Steiner. - Terraleaks.

- Eso creemos, pero hay otros grupos con acceso a la tecnología para escuchar nuestras comunicaciones que podrían haberlo hecho.

- Imagino que no podrán averiguar que saben y que no. - Dijo O'Neill,

- Usan una red aparte de la red normal, sus servidores cuánticos están en países donde haría falta una resolución abierta de las Naciones Unidas para requisaros, y su encriptación usa un sistema desconocido para nosotros, inteligencia lleva 5 años intentando atravesar la seguridad de sus antiguos protocolos, descifrar los actuales es ciencia ficción de momento.

- ¿Y la Willian Assange?

- Por lo que sabemos sigue atracada en su astillero en Davida, han acabado de instalarle el nuevo sistema de propulsión, el cual la ha convertido en la nave con capacidad de salto más rápida del sistema solar.

- Tengo entendido que es un motor muy exótico. - Dijo Fañez.

- Si señora. Es similar al que se usa en la categoría de propelente de la Solar Express, un cohete nuclear de agua salada Zubrin de cuarta generación. Acelera más rápido que nuestros motores láser, aunque necesita masa de reacción, una pequeña cantidad pero aún así la necesita. Lo curioso son sus motores de maniobra, son Propulsores-Q de grado militar, no sabemos de donde han sacado ese equipamiento.

- Bien eso significa que no podremos cogerlos en caso de que alguien se arriesgue a tomar medidas contra ellos. - Dijo el enlace árabe. - Su nave es más rápida que las nuestras y Davida no es precisamente un desembarco seguro para nuestros hombres debido a su rápida rotación y su seguridad.

- ¿Sugiere entonces que no hagamos nada y dejemos que hagan publico el contacto? - Dijo Steiner ofendido. - ¡Es lo más est...!

- No somos quienes para decidir eso. - Dijo O'Neill. - Lo decidirá en todo caso el Consejo de Seguridad. Nosotros tenemos la misión de proteger a la flota kovoldiana y evitar más filtraciones, y eso es lo que pienso hacer. Haré que varias patrulleras rápidas de abordaje se acoplen al Rey Bruce. Si aparece alguna nave de algún canal de noticias o similar no importará como de rápidos sean, no podrán adelantar a una patrullera de abordaje ni saltar antes de que se acoplen.

- Sobre su próximo viaje almirante, ya que usted va a ser el oficial al mando de dicha flota me gustaría transmitirle una petición del capitán De Cordoba. - Dijo Fañez.

- Adelante.

- Han solicitado el envío del buque hospital Castilla a la flota. Los cuidados médicos de los refugiados no han sido los mejores durante estos meses.

- ¡Eso es ridículo! - Dijo Steiner dando un puñetazo en la mesa. - El Castilla no esta en la lista de flotas de la UN.

- Soy consciente de eso, pero creo que salvar vidas esta por encima de otros requerimientos. Además, si no puede ser el Castilla, me han rogado que sea cualquier otra nave hospital. Y da la casualidad que el Esperanza de las Estrellas ha salido del dique seco después de las reparaciones, y esa nave si esta en la lista. No es tan grande como el Castilla, pero con otra nave hospital del mismo tamaño podríamos solucionar la papeleta.

- Me parece bien. No obstante, estamos moviendo demasiadas naves para resultar discretos.

- Ya, y para colmo debemos tener en cuenta que los Cylon siguen por allí. Podrían intentar atacar la flota de nuevo. - Dijo la española.

- Después de la paliza que les metió el Monitor lo dudo. - Dijo el alemán. - Debería preocuparle más la nave espía Cylon que entro en el sistema solar.

- Y lo hace, si la capacidad de resucitar de los Cylon es cierta no importa que la destruyéramos, mando toda la información que recogió a los suyos y seguramente ni siquiera pudimos acabar realmente con la nave destruida por el Monitor... a no ser... - dijo tocándose el mentón.

- ¿A no ser que? - Steiner miro con mala cara a su homónimo ingles.

- Más que resurrección es algún tipo de transferencia de memoria instantánea, una descarga de una copia de seguridad, eso implica algún tipo de señal. Si pudiéramos rastrearla la próxima vez daríamos con el lugar donde renacen...

- ¡Y acabaríamos con esa molesta capacidad! - Dijo el enlace.

- Almirante Steiner, tengo entendido que están probando un rastreador de señales subespaciales unificado de amplio espectro. - Dijo el almirante Sokolov, que había permanecido en silencio hasta ese momento.

- Así es... ¡Oh entiendo! - Dijo sonriendo por primera vez.

- Aún no estamos en guerra abierta y publica con los Cylon, pero si esta baza nos permite neutralizar su principal ventaja facilitará las cosas si entramos en guerra directamente contra ellos.

Alguien golpeó en la puerta.

- Adelante. - Una alférez entro en la sala con gesto serio.

- Disculpen almirantes, tengo una comunicación del consejo.

- Muy bien, díganosla.

- Desean que se presenten frente a ellos a las 19:30 a través de una videoconferencia cifrada, parece ser que van a hacer publico el contacto y anunciar que estamos en guerra contra los Cylon.

- ¡Joder! - Masculló Fañez.

- No parece gustarle.

- Desde luego que no O'Neill. ¿No se han dado cuenta? ¿A alguno de ustedes les han consultado esta decisión?

- Yo fui consultado por mi gobierno. - Dijo el almirante Yang. - Pero solo a nivel de informar sobre la batalla contra las dos naves cylon.

- Como a todos nosotros, imagino. - Dijo Sokolov. - Así que nos encontramos frente a una decisión meramente política, sin tener en cuenta aspectos militares. - Se volvió a O'Neill. - Usted estará al mando de la flota de escolta a los kovoldianos. ¿Qué opina de esto?

- Que nos han jodido amigo Yuri, si me permites el lenguaje. Pero que esto me permitirá tener más recursos para hacer mi trabajo. Almirante Steiner. ¿Cuantp tardarían en montar su rastreador subespacial en uno de sus cruceros pesados?

- Tenemos uno ya montado en el Oste.

- ¿Tiene algún problema en que lo añadamos a la flota aunque no este en la rotación?

- Estamos... estaremos en guerra, si sirve para matarlos bien muertos, hablare yo mismo con el canciller.

- Gracias, sería todo un detalle. Pero no lo necesito para la flota de los Kovoldianos, necesitamos una flota de asalto que lo incluya, según sabemos en las 12 Colonias quedan naves Cylon, será el mejor lugar para probar si podemos detectar e inutilizar esa maldita habilidad de resurrección. Almirante Fañez, comuníquese con el capitán De Cordoba, tendrá al Castilla como pidió, y el Esperanza si también lo necesita, si la Tierra está en guerra ahora tenemos el mando de todas sus naves, usémoslas donde se necesiten.

- Muchas gracias almirante.

- No las de aún. - Miro a todos los presentes. - No sé a santo de que los políticos nos han metido en esto pero pero si vamos a la guerra quiero golpear primero y duro. Steiner, usted es el cabrón más agresivo de todos nosotros, creo que es el ideal para un asalto a sus baluartes en el sistema Ciranus. ¿Qué opinan caballeros? - El alemán mostró una sonrisa predadora. Los almirantes presentes asintieron.

- Creo que yo no habría podido elegir mejor. - Dijo Sokolov. - Pero existe la posibilidad de que aún queden bolsas de resistencia humana en las 12 Colonias. Deberíamos organizar también una misión de exploración y búsqueda para rescatar supervivientes, información y negar recursos a los Cylon. Incluyendo las líneas de producción de sus motores de salto y generadores de gravedad. Esas piezas deben de valer su precio en rodio.

- ¿Se ofrece voluntario?

- No, yo preferiría quedarme coordinando la defensa de nuestros hogares y organizar una fuerza de reserva en caso de que los Cylons hayan leído sobre Escipión el Africano, la almirante Fañez tiene mucha más experiencia en desembarcos. - Fañez se quedo unos instantes mirando a su homónimo ruso, y luego fijo la mirada en Steiner, trabajar con ese hombre iba a ser muy difícil, pero Sokolov tenía razón.

- ¿Que me dice Steiner? ¿Usted me abre paso a bombazos y yo les entro hasta la cocina bayoneta en mano?

- ¿Cual será la política de uso de armas nucleares? - Respondió.

- No seremos los primeros en usarlas, pero asegúrese de ser el último. - O'Neill miro con cierta aprensión a Steiner.

- Bien, no sé su su plan del rastreador ni siquiera funcionará y podremos evitar que resuciten, pero aún si no podemos destruir su capacidad de resurrección voy a saturar sus canales de transmisión subespaciales con tantos muertos suyos que se lo van a pensar mucho antes de volver a pasarse por aquí.

- Eso me da una idea. - Dijo Sokolov con una sonrisa de lobo.

Colonial Uno

Sistema Terranova, bajo jurisdicción temporal de las Naciones Unidas de la Tierra.

Tres horas después

La presidenta bajo la mirada al terminar de escuchar el discurso que el Blas de Lezo estaba retransmitiendo a toda la flota. Los Terrícolas, con toda su potencia militar habían declarado a guerra a los Cylon. Algo que haría que esas maquinas se lo pensaran dos veces, antes de atacarles de nuevo. No obstante le disgustaba algunas cosas que había escuchado, y otras que precisamente no había escuchado. El Secretario General no había dicho nada del parentesco, o al menos supuesto parentesco entre los coloniales y los terrícolas, había hablado de unos refugiados llamados Kolvoldianos, perseguidos por una raza de maquinas pensantes que ellos mismos habían creado, que se revelaron, por dos veces intentaron destruirles, y la segunda casi lo consiguen.

Había invocado determinadas leyes de su declaración de derechos universal, la cual no hacía distinción entre seres inteligentes, pero no había hablado de la declaración de derechos humanos, así que posiblemente, y de momento, los "kovoldianos" serían considerados no humanos por parte de los habitantes de la Tierra.

Luego estaba la frase que había usado ese hombre de tez cetrina para referirse a la derrota de los Cylon, no habló de sus destrucción sino de mandarles el mensaje de que cualquier pueblo bajo la protección de la ONU no sufriría daño alguno y que cualquier ataque seria devuelto con la contundencia necesaria para obligarles a abandonar el espacio humano para siempre.

- Son buenas noticias. - Dijo Tory. - Incluso han dicho que están dispuestos a buscarnos un lugar para ubicarnos dentro de su espacio. - Eso era otra cosa que no le gustaba a Roslin.

- ¿Te has dado cuenta de que han dicho en una de sus colonias, no en la Tierra?

- Su planeta esta muy poblado, tal vez no quieran...

- Cincuenta mil refugiados son muchos, pero no lo suficiente para causar un problema muy grave para ellos con el que no puedan lidiar. No, no veremos la Tierra, al menos como flota, tal vez de vacaciones si pagamos el pasaje del viaje, nos van a convertir en colonos de sus mundos a la fuerza.

- ¿No podemos hacer nada al respecto?

- ¿Como qué? ¿Oponernos? ¿Luchar? No, podemos intentar presentar alguna moción usando sus propias armas, pero al dejarnos en ese limbo de no-humanos tenemos pocas opciones. Tendrán que acabar reconociendo que somos humanos, pero mientras tanto estamos a su merced. - Roslin miro a su asistente, parecía asustada. - ¿Qué pasa?

- Sobre eso, nos ha llegado un informe sobre las pruebas que nos hicieron los terrícolas.

- ¿No me dirás que a estas alturas resulta que no somos humanos? - Dijo con una sonrisa desenfadada.

- No, señora presidenta, uno de los genetistas que ha llevado la investigación desea hablar con usted en dos días, en cuanto confirmara todos los informes. El Blas de Lezo nos ha cedido ancho de banda de su relé de comunicaciones para poder llevar a cabo una videoconferencia.

- Parece importante.

- Él dijo eso mismo.

- ¿Como se llama?

- Es el doctor Angus Ger.

- Espero que al menos sea más tratable que Baltar.

- Señora presidenta, además tenemos el problema del representante de Gemenon.

- ¿Problema? - Dijo mirando por encima de las gafas a su asistenta.

- Si, señora según parece todos los refugiados de Gemenon ya han descubierto que en la Tierra no se venera a los Señores de Kovold. Porter no ha dejado de llamarla desde entonces. Creo que quiere que la flota abandone la idea de ser reubicados en un planeta de herejes y blasfemos. - Roslin se quito la gafas mientras se frotaba la cara. Aunque podía entender a Sarah Porter no veía que podrían hacer los colonos pasando de largo de la Tierra. ¿Donde irían? Lo único que se interponía entre los Cylon y ellos eran las flotas de los terrícolas, creyeran en los dioses que creyeran.

- Encima tenían que ser monoteístas.

- Bueno, según me han dicho hay un par de religiones politeistas.

- ¡Da igual! ¿Como demonios han podido llegar a un acuerdo con semejante cantidad de religiones?

- Según he leído en sus docu...

- ¡Yo también lo he leído! Libertad de culto, impensable en las colonias. ¿Cual es la opinión de todos los demás? Independientemente de su procedencia.

- Están habiendo disturbios, Adama ha tenido que desplegar Marinos en algunas naves.

- ¿No será por el reparto de comida?

- No, ya hemos visto algunos intentos de agresión a terrícolas. Lo cual es bastante malo, los terrícolas a los que los civiles atacan son militares, y algunos se han defendido causando heridos y más malestar. Para colmo su tecnología informática e interfaces hombre-maquina hace que los de Sagitaria los teman más aún.

- ¿Han habido heridos entre ellos?

- Hmmm... no que yo sepa, los civiles están atacando a militares como he dicho, ademas estos terrícolas tienen una fuerza y resistencia exageradas si se compara con los coloniales.

- ¿Fuerza exagerada?

- Si señora, según parece todos ellos al servir en naves sin gravedad son sometidos a un tratamiento para contrarrestar la perdida de masa osea y muscular, dicho tratamiento no solo impide dicha dolencia sino que los potencia mucho más, sus huesos son un 50% más densos y su musculatura un 40% mayor, aparte de eso los monos de salto que visten son algún tipo de traje de malla semiblindado que, además, funciona como un traje espacial de emergencia cuando se le coloca una capucha del mismo material. Si creíamos que los Cylon humanoides eran fuertes debería ver lo que dicen de los terrícolas.

- Genial, dentro de poco dirán que la población entera de la Tierra son Cylons o algo similar.

Calabozos de la BSG-62 Pegasus

Sistema Terranova, bajo jurisdicción temporal de las Naciones Unidas de la Tierra.

6 días después del primer contacto

Mariana Iglesias acompañó al Doctor Baltar a aquella celda.

- ¿Y dice que este es uno de los múltiples clones infiltradores de cylon que han desarrollado?

- Así es, sigo haciendo análisis a toda la flota para confirmar que no tenemos más de ellos escondidos.

- En ese caso. ¿Por qué me ha pedido que venga a evaluar a la prisionera? Las pruebas médicas debería hacerlas Martí.

- Esta en particular sufre un fuerte trauma psíquico, y no me fue posible convencer antes a nadie con su formación para ayudarme. – A Iglesias le sonó eso muy mal. Baltar se dio cuenta de la expresión de la mujer. - No es lo que piensa, apenas hay psiquiatras y psicólogos en la flota, gran parte del trabajo lo están haciendo sacerdotisas y otros religiosos.

- Genial... más trabajo para mi luego arreglando lo que esos tipos jodan. - Dijo en un idioma que Baltar no entendió. - En fin... veamos que le pasa a esa cy...

Llegaron a la puerta de la celda, un espacio diáfano de color blanco con un cristal blindado separándoles de una mujer rubia tumbada bocabajo, sucia y con un aspecto horrible. Un marino que estaba custodiando la puerta levanto la mano ante Iglesias.

- Disculpe, pero no puede entrar armada allí. – Dijo señalando su espada. Mariana tardo un segundo en reaccionar, el estado de la prisionera le había chocado. Puede que técnicamente no fuera humana, pero aún así lo parecía... demasiado.

- Sí... por supuesto. – Dijo soltando el arnés y tendiendo la espada al marino. Luego miró a Baltar. – ¿Esto era lo que quería que viera? – Él miro a la cylon con un gesto que confundió a Iglesias.

- Sí.

- Imagino para qué. – Echó para atrás los hombros para descargar la tensión que se había creado al ver a la mujer. – Vamos.

Baltar se sentó en el suelo junto a la mujer revisando sus heridas y hablándole con tono tranquilizador, mientras que la española se inclinó levemente mientras observaba las marcas de golpes en la prisionera, estaba claro que había sido torturada y golpeada, se giró hacía el marino el cual le devolvió una mirada neutra.

- Hijo de mala puta y cien mil padres tuertos. – Dijo en galaico-portugués. Gaius se giró al escucharla. – Disculpe, solo pensaba en voz alta. ¿Caín tiene conocimiento de esto? – Baltar torció el gesto. – ¿Ordeno esto?

- No... no sé. – Estaba mintiendo.

- Lo... comenzó... – Gimió levemente la prisionera. Iglesias se puso en cuclillas en frente a ella.

- Perdona, sé que esto debe de ser duro para ti. Pero debes de hablarme sobre eso.

- ¿Quien... eres?

- Soy la teniente Mariana Iglesias consejera psicológica del crucero ligero de escolta Blas de Lezo, de la Armada Espacial del Reino de España, bajo mandato de las Naciones Unidas de la Tierra.

- ¿La Tierra? – Miró a Baltar. – La habéis encontrado... ahora les diréis lo terribles que somos para que nos aniquilen.

- No creo que haga falta, dos de vuestras naves nos atacaron sin provocación previa, una consiguió escapar, pero gravemente dañada, de un enfrentamiento contra una de nuestras unidades ligeras. Y hace unas horas el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha declarado la guerra a los Cylon. – La mujer se irguió levemente.

- ¿Entonces vienes a interrogarme tu también?

- No, estoy aquí para brindarle mi ayuda. El doctor Gaius Baltar me ha dicho que la necesita. Está visto que este sitio no es el mejor para usted, recomendaré a mi capitán que sea trasladada a los calabozos del Blas de Lezo, nuestra actual nave de mando de la flota, allí se le tratara con todos los derechos que corresponden a un prisionero de guerra según la Nueva Convención de Ginebra. No se la golpeará ni torturará, eso se lo asegur...

Iglesias se reclinó sobre la mujer y le cogió uno de los brazos, por un momento la cylon sintió miedo pero ella levanto la mano de forma conciliadora. Estudió el antebrazo de la mujer y su rostro se tornó duro y sombrío, toco algunos de los hematomas y también la zona del codo y de la muñeca. Soltó el brazo y se dirigió a la puerta.

- ¡Marino! – Gritó con fuerza. – ¿Donde esta el oficial encargado de los interrogatorios de la prisionera? – El marino miró confundido a la oficial española. – ¿Donde?

- El teniente Thorne ha ido a la Galáctica a interrogar a la cylon que capturaron ellos. – Al ver como se le agrandaron los ojos a la oficial española se dio cuenta de que había metido la pata.

- Ábrame. ¡Ahora!

- ¿Qué ocurre? – Gaius se levantó.

- Esas marcas de sus brazos y muñecas, son marcas de inmovilización, las he visto antes en un caso de violación en la base de Rota. Además, incluso veo contusiones en los codos por el forcejeo, por lo que se defendió con todas sus fuerzas y alguien más tuvo que sujetarla. Esto no es cosa de una persona ni nada que un oficial pudiera ignorar. – La puerta se abrió y ella le quito de un tirón la espada al marine, mientras activaba su comunicador y comenzaba a hablar en galaico-portugués. – Teniente Montoya caliente los motores de la lanzadera tenemos que ir cuanto antes a la Galáctica. ¿Tenemos infantes de marina disponibles?... ¡Mierda! Llame al Blas de Lezo, vamos a necesitar a esos gorilas.

Hangar de la BSG-65 Galáctica

El jefe Tyrol vio llegar la lanzadera al hangar, de ella salió una oficial española de pelo negro, armada con una de sus omnipresentes espadas al cinto, nada más bajar comenzó a mirar a ambos lados como buscando algo. Instantes después se fijo en él y de un par de largas zancadas se puso enfrente suyo, parecía tener mucha prisa.

- Kovoldiano, necesito su ayuda. ¿Donde están los calabozos de la nave? ¡No! ¡Mejor lléveme allí! - Tirol torció el gesto por el apodo, pero intentó ignorarlo.

- Tranquila oficial. ¿Por qué tiene tanta prisa? Llamaré a un marino para que la escolte. – Como respuesta la mujer le cogió de las solapas estampándolo contra el fuselaje de un Vyper con una mano y desenvainó la espada con la otra, todo el mundo reacciono para intentar separarla pero Tyrol hizo un gesto para que se controlaran, lo ultimo que quería era una pelea en el hangar estando tan cerca de una mujer con tanta fuerza y armada con una espada. ¿Como demonios son tan fuertes sirviendo en una nave sin gravedad? Casi podía escuchar como los músculos de la española se le tensaban y su propio mono de trabajo crujía por la fuerza que le estaba aplicando.

- Dígame donde esta ahora mismo el calabozo de la nave o tendré que denunciarlo por encubrir una violación.

- ¿De que demonios esta hablando?

- Hay pruebas que sugieren que el oficial, o alguno de sus hombres, que interrogaban a la cylon que tienen en la Pegasus la violó, y ahora están en esta nave para interrogar a su cylon. – La cara del hombre cambio totalmente.

- ¡Dioses! ¡Sharon!

- ¿La conoce?

- ¡Si! Digo no... digo... es complicado. La llevaré allí. ¡Frak! ¡No tenemos tiempo que perder! ¡Suélteme! Le llevare yo mismo. – Iglesias le soltó. – ¡Por aquí! – Dijo al tiempo que corría hacía una puerta.

No habían cruzado apenas una cubierta cuando se tropezaron con Helo, que corría acalorado a buscar a Tyrol porque se había enterado por su cuenta de lo que Thorne hacía con los prisioneros cylon. Los tres corrieron hacia la zona de los calabozos. Iglesias vio a un marino con la enseña de la Pegasus esperando en la puerta y ni se lo pensó, acelero rápidamente adelantando a los kovoldianos y cargó con su cuerpo contra el haciéndolo rebotar contra el mamparo, cuando intentó revolverse le dio un fuerte codazo en la mandíbula dejando fuera de combate, Tyrol y Helo entraron corriendo en la estancia seguidos de la oficial. Sharon estaba sujetada por dos marinos sobre su camastro al tiempo que el oficial que parecía ser Thorne tenía medio desabrochado el pantalón, de haber tenido tiempo habría escupido de asco. Tyrol y Helo peleaban con otros dos marinos así que ella se coló entre ellos e irrumpió en la celda dando una fuerte patada con la planta del pie en el pecho de Thorne, el cual rebotó contra la pared de la celda y cayó a cuatro patas, ocasión que ella aprovecho para patearle el rostro. Uno de los marinos que sujetaba a Sharon intentó sacar su pistola, pero aprovecho que tenía el pie en alto para conectar un potente taconazo en su estomago, haciéndole dejar caer el arma y lanzándolo contra el otro. Estaba inundada de pseudonalina liberada por sus nanocitos.

- ¿Estas bien? – Le preguntó a la Cylon, ella fue a responder pero en ese momento sonó un disparo y la oficial española cayo desplomada al suelo.

Thorne había cogido la pistola caída, efectuó un segundo disparo al techo mientras se levantaba llevándose la otra mano a la cara, allí donde se le había roto la nariz. Helo y el Jefe Tyrol se quedaron paralizados, momento que aprovecharon los marinos para derribarlos e inmovilizarlos contra el suelo. El oficial los miró sonriendo.

- Bien. ¿que tenemos aquí? Dos simpatizantes de los Cylon que se han colado en los calabozos para liberarla, es una lastima que en su inútil intento mataran a esa oficial terr... ¡Argh! – Gritó mientras disparaba accidentalmente sobre la pierna del marino que sujetaba a Helo.

Una hoja de acero salpicada de sangre surgió de un lado de su pecho, con un sonido seco de huesos rotos, detrás suya la oficial Iglesias le sujetaba con el antebrazo izquierdo el cuello mientras que le clavaba hasta el pomo la espada con el otro.

- Antes de dar por muerto a un oficial español, asegúrate de que lo está. – Dijo retorciendo aún más la espada entre un sonido desagradable de costillas crujiendo. – O acabara sacándote las tripas. –Sacó la espada al tiempo que se separaba de él. Torne cayó de rodillas mirándola, incapaz de respirar siquiera debido a que le había perforado el diafragma junto con un pulmón, para luego desplomarse mientras se ahogaba, sin poder hacer nada para evitarlo, boqueando como un pez fuera del agua. Iglesias ni se digno en mirarlo mientras moría.

Helo aprovecho que estaba libre y la distracción para saltar sobre el marino que inmovilizaba a su compañero, Mariana se volvió hacia Sharon y el marino restante. Notaba como la pseudonalina, la adrenalina natural y los nanocitos de emergencia liberados a causa del trauma que le habían hecho levantarse aún corrían por sus venas pero en el esfuerzo de apuñalar a Thorne había descubierto que tenia algo fracturado en la parte alta del pecho, lo que la dejaba solo con un brazo útil. Por suerte, Sharon, enfrentada solo a un captor había conseguido tumbarlo en el suelo.

- ¿Estas bien? – Consiguió articular. – ¿Qué pregunto? – Dijo mirando al hombre adulto inconsciente. – Estas mejor que yo.

- ¿Quien eres?

- ¿No te lo han dicho? - Meneó la cabeza. - Claro, eres un prisionero de guerra. ¿Puedo? – Dijo señalando el camastro. Sharon asintió y Mariana se sentó en el camastro mientras veía como los dos coloniales terminaban de desarmar a los dos marinos. – Soy Mariana Iglesias, consejera psicológica del crucero ligero de escolta Blas de Lezo ¡Ug! - El bajón de pseudonalina golpeo con tanta fuerza que tuvo que hacer esforzarse para no vomitar. - Lo siento. - cogio aire un par de veces para aliviar la sensación y continuo. - Perteneciente a la Armada Espacial del Reino de España, bajo mandato de las Naciones Unidas de la Tierra. – Repitió lo mismo que le dijo a la mujer de la Pegasus.

- ¿La Tierra? Es imposible.

- Es posible. Esta flota entro en el espacio de exclusión de una de nuestras colonias. Y cuando intentamos ponernos en contacto esa zorra de la Pegasus casi declara la 2º Guerra Interestelar. ¿Que coño quería demostrar? ¿60000 refugiados con dos naves de guerra contra 250 mil millones de humanos y 1500 naves sin contar con patrulleras de apoyo? – Tyrol levantó la cabeza al escuchar esto. Iglesias cruzó su mirada con él. – Voy a solicitar que ambas prisioneras de guerra seáis transferidas al Blas de Lezo, allí podremos garantizaros los derechos mínimos que se exige que tenga a todo prisionero de guerra. No se os hará daño alguno, te lo garantizo. – Helo también la miró. – Ahora si no os importa traerme algo para usar como cabestrillo. Puede que la bala la haya detenido la nanomalla antibalística pero creo que este maricón me ha roto una costilla o algo. Y de paso hacedle un torniquete a ese chico, no vaya a desangrarse y no podamos interrogarlo y tal vez colgarlo luego. - Dijo señalando al herido.

Antes de Helo le quitara el cinturón a uno de los marinos, otro grupo de ellos entró por la puerta e inmovilizo a ambos coloniales mientras el resto entraba en la celda y apuntaban a Sharon y a Iglesias, que permaneció quieta a pesar de los gritos que la ordenaban que soltara la espada y pusiera las manos sobre la cabeza. Ella chisto al más cercano y volvió la cabeza hacia el cuerpo de Thorne.

- Ese fue el ultimo que me apuntó con un arma. Así que lo mejor será que bajéis todos las vuestras antes de que me enfade. Estáis en nuestra jurisdicción y no al revés.

- ¡Abajo! Suelte el arma y póngase bocabajo en el suelo lentamente. – Dijo el teniente al mando de la unidad.

- ¿Es que no estoy hablando vuestro idioma? Os he dicho que las bajéis vosotros o me voy a liar a hostias y me voy a quedar sola. - Torció el gesto cuando un ramalazo de dolor le recorrió desde el vientre al hombro.

- ¿Qué frak pasa aquí? – Surgió una voz desde la entrada. Iglesias vio entrar al comandante Adama en los calabozos mientras miraba con gesto duro a sus dos hombres ya inmovilizados. El teniente se cuadro y se dirigió hacia él.

- La oficial española, se niega a entregar su arma y ser puesta bajo nuestra custodia.

- Eso no es del todo cierto. – Intervino Mariana. – Les he dicho que si no bajan ellos las armas les entregare mi espada, pero dentro de sus entrañas. Y me repito. Están en territorio de los Estados Aliados de Norteamérica, miembro de las Naciones Unidas de la Tierra. Soy oficial comisionada de los Cascos Azules de las Naciones Unidas. Detenerme sin justificación no es un Casus Belli pero se le acerca mucho. Además, no me sale de mis santos ovarios. – Adama miro confundido. – Eso sin tener en cuenta que, según las disposiciones de la Nueva Convención de Ginebra, el maltrato a prisioneros de guerra tanto dentro como fuera de la jurisdicción del territorio no solo no será permitido sino que será perseguido y castigado. – Se irguió un poco y escupió algo de sangre sobre Thorne. Adama frunció el ceño.

- Son Cyl...

- ¡Son prisioneros de guerra! ¡Punto! Dá igual si son reptiles humanoides de 3 metros, bolas peludas de simpáticos ojos o máquinas contenidas en soportes orgánicos. El caso es que los suyos declararon unilateralmente la guerra a las Naciones Unidas al disparar sobre el Monitor, por lo que son prisioneros de guerra. – Dijo enfatizando cada silaba de "prisioneros de guerra". – Y como ni usted ni mucho menos su almirante han podido asegurar unos derechos mínimos a dichos prisioneros los Cascos Azules se harán cargo de ellos. – Le miró a los ojos, ese tío debía jugar al póker o al mus, y de hacerlo lo hacía muy bien, no sabía si tragaría el farol o no, era un órdago a grande como una catedral y no tenía precisamente la mejor mano. – ¿O tengo que ir a degüello y dejar toda esta estancia llena de cadáveres coloniales? – Dijo levantándose trabajosamente a pesar de las armas que le estaban apuntando mientras intentaba no toser sangre para que vieran lo débil que estaba en realidad.

- ¿Ustedes siempre negocian así? Me han informado que hay ochos lanzaderas de su nave cargadas de marinos intentando aterrizar en mi nave.

- Infantes de Marina. Y antes no era así, pero desde la masacre del 4º Grupo de Pacificadores y posterior genocidio de la población en Sierra Leona en el 2463 los Cascos Azules tienen potestad de usar todos los medios a su alcance para evitar tanto que sean agredidos como que la Nueva Convención de Ginebra y la Declaración de Derechos Humanos sean cumplidas a rajatabla. Tal vez ella no entre en la segunda, pero si esta protegida por la primera. Aunque la verdad es que yo no soy nada diplomática con los violadores, ni cuando me disparan. Así que prepare a su prisionera para ser transferida a el Blas de Lezo y déjeme salir de aquí o volverá a hablar Ilmice. – Dijo moviendo suavemente su espada. – ¡Ah! Y comandante, sería mejor que viera como retirar del mando a su almirante, haría las cosas más fáciles cuando presentemos cargos por crímenes de guerra.

Sala de reuniones del C-12 Blas de Lezo

Sistema Terranova, bajo jurisdicción temporal de las Naciones Unidas de la Tierra.

7 días después del primer contacto

De Córdoba dio un golpe en la mesa.

- ¡No! – Soltó de forma tan brusca que la almirante Caín dejó de hablar de golpe. – Ya se lo expuse. Aunque, como usted asegura, no tuviéramos jurisdicción para juzgar lo ocurrido con la prisionera Cylon antes de tomar contacto con ustedes si lo tenemos sobre lo ocurrido en este sistema estelar y más aún en estado de guerra.

- ¡No estamos sujetos a su jurispruden...!

- ¡En el momento que entraron en nuestro espacio si lo están! – Interrumpió el capitán Masters, invitado debido a que se encontraban en espacio recién reclamado por los Estados Aliados. – Del mismo modo que lo estaría a la suya una nave nuestra que hubiera llegado hace 3 años a alguna de sus colonias y se hubiera dedicado a destruir sus naves indiscriminadamente. Los Estados Aliados de Norteamérica no toleraran que se torture ni se abuse de un prisionero de guerra en su territorio.

- Capitán De Córdoba, capitán Masters, entiendo en parte su enfado. Pero deben de entender que según nuestras leyes no estábamos haciendo nada ilegal. – Dijo el oficial de los Marinos de la Pegasus.

- Declaraciones como esas me llevan a pesar que tal vez no nos aliamos con el bando adecuado.

- ¿Qué está insinuando?

- Capitán Masters. Por favor le pido que se serene. – Dijo De Córdoba.

- Pido disculpas.

- Gracias capitán. – Miró a los coloniales. – No obstante pónganse en mi posición, me están exigiendo que les de en custodia una oficial que se limito a cumplir las leyes que nos rigen, y defenderse de una agresión.

- ¡Que comenzó ella!

- ¡Por evitar la violación de un prisionero de guerra! ¡Maldita sea, eso casi entra dentro de un Casus Belli admisible por las Naciones Unidas! Si el maltrato fuera contra prisioneros terrícolas en lugar de Cylon estaríamos autorizados a atacar sus naves.

- O como mínimo abordarlas con equipos de marines. Ninguna de las dos opciones les gustaría. – Dijo el capitán Masters. - Sobre todo viendo la diferencia de equipo, falta de disciplina y auto-control de sus hombres. - Lanzó la puya directa al oficial de los marinos.

- ¡Por el amor de los dioses! ¡Es un Cylon! ¡Una maquina!

- Y ya se lo dijimos nosotros, es un prisionero de guerra, da igual su naturaleza. ¿O acaso cree que nos dedicamos a violar y torturar a los Adelfoi que capturamos durante la guerra? ¡No! Fueron hechos prisioneros y tratados de forma correcta hasta el fin de la guerra cuando se los liberó a todos en una de sus colonias.

- ¡Una colonia que ustedes habían arrasado previamente! ¡No me de clases de moral! - Escupió Cain.

- Cierto, pero el sistema defensivo de esa colonia no nos dejó mas remedio que un bombardeo masivo con proyectiles cinéticos. No podíamos permitir que en cada lugar donde una de nuestras naves aterrizara detonaran una cabeza nuclear... otra vez. Además no es eso lo que nos atañe ahora, sino esta situación. He consultado con mis mandos y deben de entregar a ambas prisioneras a los Cascos Azules, en perfectas condiciones y en un plazo no inferior a 48 horas estándar. Ustedes nos solicitaron ayuda para luchar contra los Cylon, si aún la quieren será bajo nuestras condiciones, no las suyas. Se equivocan de parte a parte en que seremos cómplices en las torturas y trato fuera de las disposiciones de la ONU con los Cylon. Puede que nos hayan atacado a nosotros también, pero no vamos a vernos reducidos a una recua de renegados y asesinos por ello. Y si, almirante, eso ultimo va por sus hombres y usted, ya he tenido noticias sobre la flota civil que ustedes abandonaron. Tiene suerte de que la deje salir de mi nave sin unos grilletes, pero solo será hasta que el informe completo sea remitido al Alto Comisionado de Crímenes de Guerra. Y créame, no les importará que eso ocurriera fuera de nuestra jurisdicción, así que hágase un favor, dimita antes de que esto salpique a aquellos de sus hombres que no se han visto envueltos. Y no crea que voy a hacer la vista gorda porque se haya encontrado esa nave cylon espía en el Sistema Solar. De hecho debería agradecer la existencia de las leyes que protegen a ambos prisioneros Cylon, ya que son las mismas que me impiden ponerla contra un mamparo da la nave frente a un pelotón de fusilamiento, y le aseguro que no es por falta de ganas. - Cain intentó lanzarle una mirada de odio pero se topó con una mirada gélida como la muerte, hablaba en serio, el hecho de tener que levantar tanto la vista para poder mirarle tampoco ayudaba. Sonaron un par de golpecitos en la puerta. – Entre. – Dijo sin desviar la mirada de Cain. Un alférez de pelo rubio pajizo se le acercó. – ¿Que ocurre alférez?

- Discúlpeme, mi capitán, pero el Macchu Pichu acaba de llegar, su capitán desea hablar con el comandante interino de la flota.

- No lo esperábamos hasta dentro de 4 horas. - Respondió sin dejar de mirar a Cain.

- Si, capitán. Pero su patrón, el capitán Salazar decidió usar una maniobra de onda gravitatoria en la Luna para aumentar su aceleración y salir antes del pozo de gravedad.

- Un hombre imaginativo, me gusta. No le hagamos esperar, Masters. – Por fin corto el contacto visual con Caín. – Ya han escuchado mis condiciones y los tiempos para llevarlas a termino. ¡Teniente Gotor! – Rugió hacia la puerta. Un infante de marina con el servotraje completo entró.

- ¿Mi capitán?

- Escolte a los oficiales kovoldianos a la dársena donde tienen sus Raptors antes de que me arrepienta. - Los coloniales fruncieron el ceño al escuchar el apelativo con el que habían comenzado a denominarlos los terrícolas.

- Eso no será necesario. – Dijo Adama. De Córdoba miró a Caín y se inclinó levemente sobre la mesa con los ojos fijos sobre ella.

- Insisto. Y ahora si me disculpan.

Caín maldijo una y mil veces no solo a ambos capitanes terrícolas, sino también a los Adama por no darle más apoyo, ella era la almirante, debían obedecerla ciegamente.

- Un maldito crío. – Dijo mientras el infante de marina les escoltaba.

- Almirante, por favor. – Dijo Lee Adama, mirando al infante, que parecía ignorar lo que estaba diciendo la mujer. – Hablaremos de eso en nuestra flota.

- ¿Nuestra? ¡Es mi flota! ¡O al menos lo era hasta que ese niño me ha desafiado!

- Almirante, debe de ent... – Fue a decir Adama padre.

- ¡Silencio! ¡Malditos Adama! ¿Que hacían mientras mis hombres morían? Huir, huir como cobardes, tenemos que aniquilar a los Cylon, no tratarlos humanitariamente porque una flota llena de niños de teta nos lo diga.

En ese momento alguien se interpuso en medio del pasillo.

- Disculpe. – Dijo una oficial española a Caín. Lee recordó que era la doctora que había llegado en la lanzadera con el capitán y la oficial Iglesias. – Pero esta equivocada.

- ¿En qué? ¿En aniquilar a aquellos que arrasaron nuestros mundos?

- No solo eso, almirante Caín. En la edad, el capitán tiene 56 años, es mayor que usted.

- ¿Qué? ¿Es algún tipo de broma? Porque le advierto que...

- No es ningún tipo de broma, tanto el capitán De Córdoba como todos nosotros y la practica totalidad de la población humana de la Tierra y sus colonias tienen nanocitos en sus organismos destinados a alargar sus vidas. Como resultado envejecemos más lentamente. También es el motivo por el cual no sufrimos ningún tipo de descalcificación o perdida muscular al estar tanto tiempo de gravedad cero. Así que en realidad el capitán es mayor que usted. No ha lugar que lo menosprecie por su edad.

- ¿Tienen maquinas en su interior? – Caín torció el gesto. – Son tan repulsivos como los Cylon. ¡Aparte! – Dio un empujón a Martí, que calló de espaldas, bruscamente, movida por la rabia que bullía en su interior, se echo sobre ella golpeándola en la cara. El infante reaccionó rápidamente agarrando de la guerrera a la almirante, la levantó en volandas para luego inmovilizarla contra la pared. Lee se echó hacia delante dispuesto a intervenir, pero su padre le detuvo. Sabía que no podía hacer nada. – ¡Suélteme! ¡Soy la almirante de la flota colonial Helena Caín! ¡Suélteme ahora mismo! – El infante le colocó unas bridas automaticas en las manos y le dio la vuelta para escanear si tenía algún tipo de arma, saco una navaja de su bolsillo. El oficial de los marinos intentó hacer algo pero en cuando se echó sobre el Infante de marina este le dio un empujón que lo estrelló contra un mamparo dejándolo inconsciente.

- Se le ordenó venir no armada. – Dijo con voz monocorde. Si las miradas matasen la de Caín habría atravesado el casco del infante y el mamparo que había detrás. Estaba trémula, furiosa, tanto que casi temblaba de pura rabia.

- Marino, por favor, no saque las cosas de quicio. – Dijo Adama padre. – La almirante se ha exaltado...

- Es teniente, comandante Adama, teniente de Infantería de marina, no marino ni marine. Somos la tropa de marina más antigua de nuestro planeta. Y no estoy sacando las cosas de quicio, esta mujer ha agredido a un oficial de la Armada Española y miembro de los Cascos Azules de las Naciones Unidas en tiempo de guerra y ha venido armada a una de nuestras naves cuando se la advirtió específicamente de no hacerlo.

- En ese momento cuatro infantes de marina con el equipo completo y otros 2 sin él, pero armados, se presentaron de dicho pasillo alertados por la llamada por la radio integrada del teniente.

- Cuevas, Amed. – Dijo a los que venían sin traje. – Escoltar al comandante y al capitán a su Raptor. El resto escoltaremos a la almirante kovoldiana y a este marino a los calabozos. – Se giró hacia la oficial que permanecía en el suelo. – ¿Se encuentra bien doctora? ¿Desea que alguno de mis hombres la acompañe a la enfermería?

- No, estoy bien. Nada que un vaso de agua y dejar que mis nanos actúen no arregle. – Dijo mirando con fiereza a la almirante. Luego se volvió hacia el marino inconsciente para comprobar su estado. - Deberíamos llevarlo a la enfermería, tiene un buen golpe en la cabeza, tal vez una conmoción.

- Muy bien, no obstante necesitaré su declaración más tarde, y la suya también doctora.

- ¿Esas cosas no graban? – Dijo señalando el caso con visores del infante.

- Si, pero la reglamentación exige que presente todos los testimonios disponibles para evitar una mala interpretación de los... – La almirante aprovecho ese momento para empujar con el hombro a uno de los soldados sin armadura desequilibrandolo, cogió la navaja con las manos atadas y corrió por el pasillo buscado un sitio donde esconderse y quitarse las bridas hasta que algo se le clavo en la espalda y sintió como varios miles de voltios la hacían estremecer y perder la conciencia. – Esta mujer está chalada. – Dijo mientras levantaba el cañón del táser. Se giró hacia Bill Adama. – Comandante, usted también deberá testificar, pero debido a sus obligaciones y las ordenes de mi capitán podrá marcharse a su nave. Si lo desea puedo pedirle al capitán De Córdoba que su declaración sea recogida en su propia nave. Y lo mismo para usted, capitán. – Dijo mirando a Lee.

- Yo... – Adama miró el cuerpo tendido de la almirante mientras dos infantes de marina lo alzaban. Soltó un leve gruñido y miró al soldado blindado. – Yo estoy de acuerdo, si me lo permite, debo de informar también a la presidenta y los oficiales de la Pegasus.

- Es su flota, no la mía comandante. Mientras no haga nada en contra de nuestras naves o de las instrucciones que le ha dado mi capitán puede hacer lo que quiera.

- Entiendo. Veámonos Lee. – Dijo tirando de su hijo aún inmóvil por lo ocurrido.

Dársena de botes de BC-02 Machu Pichu

Sistema Terranova, bajo jurisdicción temporal de las Naciones Unidas de la Tierra.

En ese mismo instante

- Es un honor tenerle aquí, capitán De Córdoba. – Dijo Salazar estrechando la mano del oficial.

- El honor es mío, llevaba mucho tiempo oyendo hablar de los clase Machu Pichu, sobre todo desde que soy capitán de un crucero clase Álvaro de Bazan, así que ardía en deseos de ver uno de cerca.

- Bien, ¿y cual es su opinión?

- He visto las modificaciones en su proa y popa. ¿Acaso han instalado unidades de propulsión auxiliares?

- Así es. Nuestra nave es ahora tan rápida acelerando como la suya. Aunque no podemos repetir el truco muchas veces.

- Con que sea cuando sea necesario basta. – Terció el capitán Masters que ya se había presentado antes. – Es algo similar al campo de descarga de la nuestra, una baza de uno o dos usos en combate.

- Así es. Si lo desean puedo mostrarles la nave, descubrirán que no solo la hemos modificado externamente.

- Sería un ho... – De Córdoba levanto un segundo la mano derecha mientras se llevaba la otra al implante del comunicador. – Dije que no se me molestara. ¿Que ocurre? – Los ojos del capitán de abrieron de par en par mientras apretaba los dientes. – ¿Esta seguro? Ya veo. ¿La teniente está bien? Bien alférez, ha hecho bien. Volveré a la nave en cuanto pueda.

- ¿Qué pasa? – Pregunto Masters que no había entendido nada.

- No he entendido parte de lo que ha dicho capitán De Córdoba, pero creo que tiene problemas en su nave. – Dijo Salazar que solo había entendido parte de lo que había dicho De Córdoba en galaico-portugués, después de todo tanto el español como el portugues eran los dos idiomas oficiales del FEPASUR.

- ¿En mi nave? ¡Ojala! Tenemos, o mejor dicho tendremos, problemas en esta maldita flota, la almirante Caín acaba de agredir a la oficial médica de mi nave y han descubierto que portaba un arma blanca.

- Le dije que debíamos detenerla. ¡Esa mujer está loca! - Gruñó Masters. - Y tras lo que ha investigado el psiquiatra de mi nave esta dispuesto a ponerlo por escrito, y yo también.

- Adelanté mi salida de la Tierra debido a los informes de "roces" entre ustedes y la flota colonial, veo que el informe era bastante ligero.

- ¿Ligero? Capitán Salazar, creo que los de arriba le han lanzado sobre una zona de fuego sin decirle nada. – Dijo Masters.

- Bueno, eso es algo que me esperaba, después de las instrucciones que me dieron. Capitán De Córdoba, el alto mando me solicitó que si creía oportuno podía asumir el mando de esta flota.

- ¿Pero? – Dijo Masters. – ¿Están relevando al capitán De Córdoba por algo que ha hecho?

- No, el alto mando de las Naciones Unidas respaldan las acciones del capitán, pero han pensado que una figura diferente hasta la llegada del almirante ayudaría a rebajar la tensión un par de puntos.

- Capitán Masters, no importa, lo imaginé en cuanto vi el nombre del capitán Salazar en las ordenes. De hecho estaba preparado para cederle ahora mismo el mando de la flota, si lo desea.

- De momento no, primero veamos que ha hecho esa almirante y luego veremos como tratar este arroz con mango.

- ¿Qué? – Pregunto Masters. – ¿Arroz con mango?

- Desastre, lio, embrollo. – Dijo De Córdoba. – Un desastre que espero que no pringue mucho.

- ¿No tiene mucha experiencia en cuanto a política capitán? – Dijo riendo Salazar. – Pida a su jefe de cocina un delantal porque esto va a ser de todo menos limpio. Vamos a la sala de conferencias, pida las cintas del incidente a su nave y póngame al día. Tendremos que posponer la visita a mi nave de momento.

Puta loca. - Añadió Masters.

Sala de reuniones de la Nave Base Cylon insignia de la flota de persecución colonial.

Espacio vacío a seis parsecks del limite del sistema Terranova.

Una hora después.

- ¿Otra nave más? - Cáprica Seis levanto la cabeza con pesadez, acababa de regresar de Cáprica y aún le dolían las heridas que le habían provocado el atentado de la resistencia.

- Eso parece. - Dijo una Ocho, aunque no era Boomer que permanecía en el planeta. - Su masa es similar a la nave pesada del contingente original. Pero su diseño es parecido a la nave capitana de la flota. Hemos tenido que retirar el raider espía, parece tener otro DRADIS de ultra alta resolución, no podríamos mantener nuestra nave a cubierto frente a dos sistemas tan potentes.

- Creo que eso responde a tu propuesta Aaron. La flota de escolta de los terrícolas es demasiado poderosa como para plantearse un ataque. - El número Cinco miro al uno que tenía a su derecha, este miró para otro lado.

- ¡Es ridículo! Son solo cinco naves. Los coloniales llevan más tiempo que nunca sin moverse, y parece que permanecerán mucho más tiempo en esa posición, debemos atacar con todo ahora antes de les permitan saltar y se adentren en el espacio terrícola.

- ¿Atacar con todo? - Dijo Leoben mientras se envaraba en su asiento. - Creo que no entiendes a lo que nos enfrentamos.

- ¡Ah si! Otra vez vas a machacarnos con las leyendas sobre la treceava colonia y nuestro origen. Sobre que las naves que nos han atacado estaban controladas por Cylon como nosotros...

- En realidad hoy prefiero usar un argumento menos... ¿como decirlo? - Lanzó una mirada a Caprica. - Menos religioso y más prácticos, aunque son dos facetas que ahora mismo no están reñidas entre sí. - Se volvió a otro Numero Dos e hizo un gesto, este acciono la consola y frente a todos los reunidos apareció la imagen de una nave terrícola. - Esta nave, es la más ligera de la flota de escolta. ¿Has escuchado bien Aaron? La más ligera. - Hizo otro gesto y cambio a una imagen exterior de una nave base cylon junto a un contador de tiempo a cero. - Y esto es lo que hace.

La imagen congelada cobro vida mostrando unos disparos de alta velocidad impactando contra la estructura de la nave cylon al tiempo que el contador comenzaba a correr veloz, varios de ellos atravesaron de parte a parte la misma, y una de las puntas de la nave se desprendió. Luego hubo un espacio de tiempo sin impactos aparentes y luego otro bombardeo más intenso si cabe.

- En este punto nos estaban disparando tanto la nave ligera como la nave capitana de la flota, páralo ahora. - La imagen se detuvo. - Tanto el FTL como el híbrido de la nave habían sido ya destruidos, el soporte vital había caído y habíamos perdido los motores subluz. Mirad el contador. - Dijo un ademan afectado. - Dos minutos quince segundos, y contando con el tiempo en el cual la nave no nos disparó por estar dentro de su campo energético, en ese tiempo destrozaron hasta dejar inservible una de nuestras naves. ¿Y que hicimos nosotros? - Miro a Cáprica.

- Según el registro conseguimos sesenta impactos positivos en la nave, cuarenta y dos de los cuales golpearon el escudo defensivo de la misma, el resto, apenas hizo mella en su coraza.

- ¿De cuantos?

- Trescientos nueve contando con los disparos de los Raiders.

- Eso implica que para alcanzarlos con cinco misiles tenemos que lanzar cien. Luego tenemos que conseguir con ese cinco por ciento penetrar su blindaje, del cual desconocemos su resistencia. No, atacar a lo loco no es una opción. Solo es una forma estúpida de perder naves y raiders. - Dijo mirando a Aaron.

- ¿Y que sugieres? ¿Que dejemos la persecución de los coloniales?

- No hermano, esto que tenemos aquí es una verdadera prueba puesta por Dios. Vencimos con nuestro intelecto y con todo nuestro odio a los humanos en las colonias, ahora deberíamos demostrar que somos dignos.

- ¿Como? Tu mismo nos has mostrado que los terrícolas son mejores que nosotros en la guerra, y según parece nos la han declarado ya. Da igual que seamos hermanos, si destruyen todas nuestras naves estarán tan destruidas como si lo hacen los coloniales.

- Debemos mostrarles que están equivocados.

- ¿Como? Ya has visto las emisiones de la Tierra...

- ¿Habeis encontrado su sistema natal? - Pregunto Caprica.

- ¿La Tierra? No ha sido difícil, no está muy lejos y está tan sumamente habitado que cuando el raider espía entro en el sistema lo identificó enseguida, solo había que buscar un sistema solar que emitiera millones de picobytes en emisiones de radiofrecuencia cerca de este sector. El problema es ese, que todo el sistema esta habitado, a niveles que no te puedes imaginar. Solo en ese sistema solar deben de haber varias veces tantos humanos como en las doce colonias. Además esta atestado de radares, naves patrulla de pequeño tamaño, bases avanzadas, colonias en lunas, planetas o en la órbita de gigantes gaseosos. El caza espía pudo eludir con su motor FTL a las patrullas y radares un tiempo, pero cada vez que saltaba los humanos aprendían más y más sobre las señales que emitía su motor y finalmente acabaron con él, por suerte pudimos transferirlo a un nuevo cuerpo y descargar todos sus datos.

- Entonces un ataque sobre la Tierra queda descartado. - Dijo Aaron.

- Al menos uno por la fuerza bruta. - Añadió un Uno. - Nave a nave nos superan técnicamente en todo salvo en FTL y agilidad de los cazas; en numero de naves sencillamente... - soltó un gruñido. - sencillamente, no tenemos munición para todos. En tierra aún son una incógnita. Y solo eso para la Tierra, sus colonias también deberían caer al mismo tiempo o nos enfrentaríamos a una represalia. No disponemos de medios para ello de momento.

- ¡Esto es ridículo! - Dijo Aaron. - ¿Decís que debemos esperar a que los coloniales les cuenten todo lo que saben de nosotros para que dentro de unos años cuando estén preparados intentemos atacarlos? No caerán otra vez en la misma trampa, sobre todo si los coloniales les ponen sobre aviso. No pienso esperar más tiempo como hicimos con las colonias. - Aaron se levantó, Cáprica le señalo con el dedo.

- Solo porque tengamos cerca una nave Resurrección no significa que puedas lanzarte a los loco a una muerte segura.- Aaron miró a Cáprica furioso, pero antes de poder responder Leoben intervino.

- De hecho, no habrá resurrección para ti si te lanzas en asaltos suicidas. Por tus ansias de destruir perdimos una nave, casi dos, contra los Terrícolas y ahora estamos en guerra con ellos, y dudo, como tu mismo dices, que se traguen otro armisticio.

La reunión acabó poco después, Aaron salio de la sala furioso mientras apartaba bruscamente a un centurión que se apresuró a hacerse a un lado. Era ridículo, solo eran humanos, pero esos malditos los temían como si fueran un monstruo fantástico y terrible. Tenía que hacer algo.

Una mano se posó sobre su hombro, Aaron se volvió sorprendido y enfadado hacia aquel que le molestaba, pero le cambio el rostro enseguida. Era un Uno.

- Veo por tu cara que no salió como esperabas.

- ¡Dijiste que me apoyarías!

- Y lo hago, pero de momento solo entre tu y yo. Debíamos saber que escusas pondrían ellos dos para evitar un ataque a la Tierra, ahora las sabemos y cuando consigamos desmontarlas no tendrán más remedio que aceptar nuestra visión. Aún tenemos agentes en la flota, y pronto gracias a ellos sabremos como destruir la bazas tecnológicas de los humanos de la Tierra.

- ¿Podremos con esa flota?

- Bueno, si Leoben tiene razón no tendremos que enfrentarnos a ella, y si conseguimos neutralizar su tecnología incluso podríamos usarla contra ellos.