Sherlock estaba en, lo que parecía, un club nocturno. Notó sangre en sus dedos y una chica frente a él, le pidió que le examinara la cabeza: tenía una laceración considerable. Tras salir del local, siente haber despertado en medio de la nada; todo daba vueltas, y percató a un médico intentando interrogarlo con mirada fija, aledaño a gente moviéndose de un lugar a otro. Se concentró y percibió una vana relación entre su alrededor y él, esfumándose de golpe de la vista del médico. Verdaderamente su desconcierto y mareo apaciguaban lo adolorido de su cuerpo y así, sin más, aprovechó para largarse del sitio. El mencionado intentó detenerlo para hostigarlo por ignorarlo, o quizás sólo se preocupaba por él, sinceramente le daba lo mismo, quería irse prontamente del caótico lugar en el que se encontraba: al parecer hubo un accidente considerable, veía dos buses chocados y volteados ¿pudo él ser partícipe de tal?, no sabe ni le importa, únicamente va inmiscuyéndose en la penumbra de esa ruidosa y enredada noche. Su dolor de cabeza era enorme.
Mientras avanzaba, no logró evitar la impresión de resolver algo. Sí, algún accidentado de ese choque es importante, estaba metido en algo; era un caso, con pistas, situación, enredos… Sherlock podía recordar.
Holmes fue en busca de Watson, la razón es que últimamente no tenía casos relevantes y todo le resultaba aburrido. Mientras lo sopesaba en dirección a su destino, la "resaca" le trajo vagos recuerdos. Le dolía condenadamente el cuerpo y la cabeza, además de no recordar bien lo que sea que haya pasado. Asimismo, se reconoció tener la necesidad imperiosa de saber qué era lo que tenía que resolver; eso lo embargaba y dejaba intranquilo.
Finalmente, se percató que el hospital donde solía trabajar ahora Watson era un completo desbarajuste ese día. Pensó nuevos fragmentos del bullado accidente y lo acaecido con él. Intentó ubicar a John, al mismo tiempo que echó a andar sus habilidades detectivescas: doctores alterados; imposible con entrenamiento y estudio, significa que están sobrepasados por la cantidad de heridos y falta de personal intrahospitalario, los primeros presentan muchos golpes y hematomas; todos vienen del accidente del bus, ajetreo y el pasillo central casi despejado; aún seguían llegando accidentados, tal vez si encuentra al chófer pueda recordar…
-¡Holmes! –una voz familiar lo llamó- Gracias a Dios veo a alguien sano, salvo y sereno por aquí –dijo y lo miró detenidamente- Quizás no tan sano ¿Qué le pasó?
-A mí nada, estoy perfectamente querido –contestó tranquilo como siempre Sherlock. La verdad, ni él sabía si estaba bien o mal-. Y dígame usted ¿Qué sucedió aquí?
-Qué no sucedió, mejor dicho. Un accidente grande, al parecer un bus estrelló y dejó a varios heridos. La mayoría está acá y los restantes en otro hospital cercano.
-Ya veo, pues está muy ocupado y yo no quiero ser un carga, creo que mejor me marcho –hablaba aparentando ser solidario con las víctimas.
John estaba expectante a la salida del detective notando cómo se acercaba a hablar al chófer herido y casi paralítico. Lo que sea que piense, no le traía un buen augurio. Y él que pensó que sería un día "no-trabajo-más-con-Holmes" en el hospital, pues con él no se puede ser médico, novio, normal y/o humano.
Holmes procedió a indagar métodos para recordar las, tal vez, cuatro horas borradas de su mente. En eso encuentra al oficial Clark entre los heridos ayudando a traerlos.- Vaya Clarkie, ¿conoces algún método rápido para recordar un hecho importante?
El otro le miró preocupado la herida en su cabeza, y prosiguió- Sí, hay una lectora de palmas que sabe conjuros para cualquier cosa ¿Por qué me pregunta, Sr. Holmes? -Sherlock rió, nunca pensó que ese oficial fuera TAN idiota como para creerle a tamaña farsante. Acto seguido, le preguntó dónde estaba ella y, para su suerte, estaba en el mismo hospital. Desapareció raudo a buscarla. Un momento después la encontró, y cuestionó- ¿Qué hace aquí charlatana? - ¿Yo? Digamos que un presentimiento me dijo que me necesitaría aquí, y aquí estoy. -Holmes la miró extrañado, pero le contó para qué la necesitaba mientras vio a Watson acercarse.
Sin ahondar más en el tema, les planteó su caso. Esta le dijo que con sus conocimientos lo podía sumir en un estado de hipnosis, para hablar con su semiinconsciente. Por algún motivo extraño, ya no la veía como embustera. Soslayó esa confusa observación. Nada más con la hipnosis, experimentó como el caso se cernía sobre él.
Sherlock se encontró en el bus de pronto. Entretanto iba sentado, observó a John y la lectora estando con él. No podía ver a través de las ventanas. Intentó recordar el bar, logró vislumbrar al barman. Y por un momento, una alucinación de Mary Morstan apareció, pero la ignoró. Regresó al bus y observó un joven desaliñado tosiendo y rascándose la nariz. Pero su objetivo era el chófer; él era su asunto ahora. No pudo concentrarse, vio a su alrededor y nada pareció fuera de lo común, aunque una chica, a ella podía discernirla… Luego despertó.
Holmes buscó al joven que vio en su visión; algo importante o alguna pista debía de acarrear si es que logró recordarlo. Llegó hasta él y lo miró; nada extraño.- Tú. Debes estar relacionado con algo, no lo niegues.
El muchacho lo miró curioso- Disculpe, pero yo me voy del hospital, no sé usted. - Aún no estás curado del todo niñato, así que te quedas hasta que sepa que eres inocente -la enfermera se entrometió- Perdone, pero este paciente ha sido curado, y hay muchos otros que atender, por favor déjelo irse.
Holmes fingió entender, hasta que- ¡Escuchen, el accidente de bus ha sido premeditado por este enemigo de la Corona, un acto terrorista, y yo, Sherlock Holmes, creo que el responsable tiene cómplices entre ustedes, así que nadie se mueva de acá!
La mirada de Watson era indescriptible. Respecto al ambiente, era una desorganización total, gente –de distintos estratos sociales- estaba aterrada y herida argumentando que el hospital no era seguro y que no querían estar cerca de los otros heridos.
-Señor Holmes, dígame que de verdad es un caso o le juro que lo voy a echar a patadas, de ser necesario, del hospital –Watson se veía molesto, sinceramente ya conocía bien a Sherlock, pero desde hace un tiempo se había acostumbrado a no tener que formar parte de sus planes chiflados sobre casos irreales, desde…
-Watson ¿Cuándo me he equivocado en detectar un caso? –Miró al nombrado- Créame, estoy seguro que he sido parte del accidente y he de recordar algo importante, de alguien involucrado. Necesito que usted lo vigile junto conmigo; algo tiene.
John, tras ciertas preguntas y revisarlo completamente, convenció a Holmes que todo fue un mal entendido. Todo estaba complicándosele desde que este llegó al hospital.
Entrelazado en sus cavilaciones, el detective no se percató de la llegada de una mujer. Irene Adler. Esta llegó alterada buscando a Sherlock porque uno; escuchó el disparate sobre el atentado a la Corona, y dos; estaba preocupada por él. Tras el encuentro, le dijo que se revisara de inmediato, que sangraba por la oreja y se veía mal. Watson le obligó a realizarse una IRM.
Holmes, en cambio pensaba, inmediatamente ideó un plan.- Necesito oler toda la ropa de los pasajeros del bus -soltó sin rodeos.
-¿Qué dijo? -cuestionó John, anonadado. El loco plan de Sherlock lo agarró por sorpresa.
Tras recibir la caja con lo que había solicitado y, drogándose rápidamente con opio, cocaína y morfina, le dio vuelta e incivilizadamente estampó su cara contra el montón de prendas. Tras olerlas un momento y sumirse en las esencias, entró en una nueva alucinación.
-¿Por qué me mira? -le preguntó el chófer, ciertamente lo había descubierto.- Porque necesito recordar qué cosa pasó -contestó Holmes.
-No quieres recordar lo que pasó, quieres recordar a alguien involucrado en lo que pasó -respondió el chófer, sabiamente.
-¿No debería estar atento al bus más que a mí? -sugirió el detective.- Esta alucinación es tuya, pregúntate.
Sherlock iba a rezongar, pero el chófer comenzó a vociferar alternativas- ¿Tengo apariencia de estar involucrado en algo? - No, ese era el mocoso que no sabía vestirse - ¿Me ve herido o sangrando? - El que sangraba por la oreja era yo - ¿Actúo extraño? - No, tú... -una mujer interrumpió desde detrás de él.
-Mira cuando sube a la anciana -Holmes volteó a verla, luego regresó y vio al chófer apresurado en subirla al bus, nervioso y con algo en la mano.
Miró a la hermosa mujer detrás- ¿Quién eres?
-¿Qué representa mi túnica? -La mujer vestía un hábito de monja.- Una monja ¿Qué quieres?
-Soy tu subconciente, debo de ayudarte a resolver esto...
Sherlock iba a responderle pero fue despertado de un momento a otro. Su visión había finalizado.
-Holmes, no me importa lo que haya averiguado pero va a tener que hacerse una IRM. Ahora –Watson sabía que las IRM eran uno de los avances más grandes que tenía la medicina en esos tiempos, pero se le veía turbado.- ¿Un qué Watson? –respondió el aludido.
-Una Imagen de Resonancia Magnética –contestó Adler, en escena, con inteligencia.- No pude evitar saber del accidente, y menos los rumores sobre que el gran Sherlock Holmes decretó que era un acto terrorista. ¿Puedo ayudarles, caballeros?
El examen de resonancia arrojó un daño en la corteza cerebral de Sherlock, el que no le dio mayor importancia y siguió perseverante en sus ideas para lograr evocar recuerdos. Así, se internó en un tanque aislante de sentidos, con Adler fuera, para recordar mejor.
Ahora estaba nuevamente en el vehículo, con Irene al frente. Miró fijamente a la mujer, la cual se presentó como su consciente. Holmes la imaginó vestida seductoramente, bailando mientras se quitaba sus prendas una por una; sobrefalda, guardainfante, la ropa encima del corsé en forma de peto. Quedaba nada para su total exposición.- Dígame Holmes ¿qué recuerda del accidente? Apostaría que su centro de atención es el chófer -imperceptiblemente, la escena de fondo cambió del bus al club nocturno.
-No sé, se movía raro. Seguramente le dolía el estómago; es un chófer, probablemente quería ir al baño -le dijo tratando de concentrarse.- Yo creo que hay más, piénselo. Nadie olvida toda una noche accidentada sólo conservando en mente la idea de salvar a alguien -le respondió ella.
-Lo veo llevarse las uñas a la boca, y pareciera jugar con un objeto en mano, una bolsa creo; está nervioso. Golpea los dedos, se frota las manos, mira la hora al hablarles a los pasajeros, eso denota impaciencia. Debe de estar esperando algo.
No supo qué más responder, contemplaba cómo Irene únicamente tenía que quitarse el corsé para...
-Te estoy distrayendo, piensa en el chófer -le dijo la indicada, mientras empezaba a cerrarse su último ropaje, vistiéndose. Ya no había más que rememorar. Volvieron al bus, ambos sentados juntos.
-Esto no es justo, estaba recordando. –Dile eso a tu inconsciente que me detuvo. Qué inaudito eres: te excita más encontrar pistas que verme desnuda –Holmes la ignoró y se fijó que la otra misteriosa mujer volvía a aparecer.
-¿Quién eres tú? -Sherlock le volvió a preguntar, pero ahora mosqueado y con apremio.
-Soy la respuesta –dijo ella con vanagloria.
Holmes despertó mientras lo sacaban de la incubadora- El chófer, él debió causar el accidente, no estaba actuando normal mientras conducía -dijo apenas salió bruscamente del contenedor, mareándose en el proceso y vomitando al suelo, justo cerca de Watson y en los zapatos nuevos de Adler. Terminó desmayándose.
Volvió en sí cuando estaba en su cuarto en Baker, donde se le dejó vigilado por la Sra. Hudson para que no saliera.- No sé cómo, pero usted le habló a Clarkie sobre la lectora ¿no? -Ella rió. Já, nunca pensó que Watson le contaría sobre esa "farsante". No creyó que él se acordara ya de esas cosas...
Retornó al hospital de todos modos. Logró salvar al chófer junto a Watson. Descubrió que era un traficante de drogas; actuaba extraño en el bus ya que había sido amenazado, por sus enemigos del mismo rubro, de ser asesinado en pleno recorrido, como ajuste de cuentas. Dedujo de apoco: los movimientos no comunes del chófer, su gesto de ingerir algo, el agarrado de estómago, sudoración y reparo minucioso, en cada parada del bus, sobre las personas y el alrededor, como sintiéndose acechado. La conclusión fue que, en su desesperación, el chófer se uso a sí mismo como burro o mula de contrabando, causando todos sus síntomas y malestares, pues con el accidente una de las bolsas dentro suyo pareció liberar parte del contenido, aunque una cantidad insignificante.
Esa misma noche, Irene se quedó conjunto a Holmes en su casa, cuidándolo. Sin embargo, soñó con la enigmática mujer, la cual ahora llevaba un manto rojo sobre ella. Esta se sentó y le entregó una cinta al detective, él se la amarró entorno a su pierna.
-Me tengo que ir -dijo ella-, Quédate conmigo –contestó involuntariamente Sherlock, preguntándose de dónde y porqué salió eso.
Al día contiguo, Sherlock pidió ayuda al inspector Lestrade para recrear el accidente porque, como le tuvo que explicar, aparte del chófer había más criminales implicados –seguramente una organización ilícita- y necesitaba la recreación de la escena para poder saber de ellos. Lestrade, al haber pasado por alto al narcotraficante y, otra vez, verse superado siendo que él era policía, no le quedó más que prestar el servicio de corte de calles, a sus hombres como pasajeros, y facilitar un bus tal cual al original en el hecho, muy a su pesar.
Holmes aprovechó y se drogó con fisostigmina, cortesía robada del "amistoso" hospital en el que Watson trabajaba. Consiguió una nueva sobredosis; nuevamente vivió el suceso en su mente acompañado de la mujer-respuesta, la cual le dice que repare en su apariencia, constituida por la túnica roja. Mientras la miraba, pensó en su similitud con una Virgen, pero había algo más, la miró detenidamente… era símil a una virgin, a saint... Mary.
Holmes recordó todo, sufriendo un paro. Rápidamente, Adler le practica una respiración boca a boca, impregnándole su labial. Watson le golpeaba el pecho para revivirlo.
-Era Mary, Mary iba en el bus conmigo... mira al pasajero número dos -logra expresar dificultosamente. Lestrade revisa la lista, procura leer las descripciones de la persona y coinciden.
-¿Te desmayas y tienes fantasías con mi mujer? –exaspera Watson mirando a Holmes. El misterioso paciente clave era Morstan, la pareja de John.
-Morstan es el pasajero que está muriendo… -comenta Sherlock. Poco a poco su conciencia se va y, sintió, su mejor amigo también, mirándolo con desprecio. Le dolió, pocas cosas lo han hecho. Su mejor y único amigo mirándolo con tanto odio. Es cierto que el caso lo llevó a un nivel de involucración tan grande que hizo todo para resolverlo, entregó su atención y capacidades para saber la respuesta, que en cuanto la supo, se evaporó, como si fuera una epifanía o catarsis: John Watson era lo único que quería ver e importaba a Sherlock Holmes en ese instante, y es el único que se le está yendo y al que menos él le importa ahora. Sintió como se alejaba su más que compañero, socio, amigo, hermano, su…
Continuará
Aclaraciones: 1. SH fue publicado por primera vez en 1887. 2. Los striptease se hicieron conocidos en 1932. 3. Los buses en Londres aparecieron a finales del siglo XIX, en 1899, y reemplazaron a los carruajes y sus caballos (desaparecieron por el 4 de agosto de 1914). 5. La nombrada lectora de palmas es la que apareció en la pelí de 2009, la que le dice a Watson "I see two men. Two men, like brothers, not in blood but in bond." 4. Las IRM se crearon en 1950 (oops, los años me jodieron la historia XD). 5. Fisostigmina es un remedio para el alzhéimer. 6. Virgin/Saint Mary: Virgen María jajaja.