Sherlock se recuperó totalmente seis meses después. Sí que era un buen hospital, nunca imaginó salir después de sobrevivir al choque del bus, sufrir una sobredosis de drogas doble, abrirse el cráneo, electrocutarse el cerebro, y todo en dos días. Aunque Mycroft lo fue a ver cerca de la mitad del primer mes y no más –decía estar muy atosigado por sus compromisos- y la Sra. Hudson venía cada cierto tiempo, Clark, Irene, Lestrade (del cual se enteró su nombre es Greg) se quedaron con él. Watson lo iba a ver una vez por semana se enteró, ya que casi siempre lo hacía mientras Sherlock dormía.
-¿Seguro que te vas un día antes a Baker? Yo puedo invitarte a mi hotel si gustas, para pasar la noche… -le propuso coquetamente Adler.
-No es necesario, sabes que tengo algo pendiente con alguien –Irene sabía a quién se refería, pero hizo caso omiso –Oh bueno, para la próxima detective –le dijo- Hasta pronto, mujer.
Sin más que hacer allí, Irene se retiró donairosamente del lugar, a quién sabe dónde. Sherlock la vio irse mientras pensaba que otra vez tendría que buscarla en el futuro, rió, ahora tenía a otra persona que encontrar.
-Sr. Holmes es un alivio verlo recuperado, sabe que puede contar conmigo siempre que pueda y… -miró disimuladamente a Lestrade, el cual lo observó rápidamente y emprendió camino- … con el Inspector Lestrade también. Me despido por parte del cuerpo de policía de Scotland Yard.
-Adiós Clarkie, ojalá te asciendan luego –lo observó con simpatía, era un buen joven. -¡Y fíjate bien Lestrade, no te vayas a perder camino al cuartel! –le dijo con sátira.- ¡Y usted cuide de no quedar al borde de la muerte todos los días, Holmes! –su relación de amigo-enemigos nunca acabaría.
Ahora que estaba solo empezó su viaje con dirección al 221B de Baker Street, para darle el fin correcto a todo lo que ha pasado.
Al llegar tocó la puerta, y tras un largo momento se la abrieron.
-Ya era hora nanny, no sé en qué pierde el día usted… -no pudo continuar porque la Sra. Hudson le dio un fuerte abrazo, que lo tomó desprevenido. –Oh Sr. Holmes está caminando, pensé que nunca más lo vería salir de ese hospital… - ¿Pensó o quería no verme salir de ese hospital? –la miró con sorna, para después sonreírle en forma de paz.
-No diga esas cosas, sabe muy bien que tenía día para salir mañana, no hoy. Usted siempre tan impaciente… -Holmes la escuchaba mientras veía el lugar más vacío y con pocas cajas en todos lados.- ¿Está remodelando acaso? –le preguntó.
-No, eso es del Sr. Watson, desde la… el incidente –se corrigió de prisa- ha estado llevándose sus cosas del lugar - ¿Y a dónde va? Dudo mucho que vaya a irse a vivir donde su novia muerta –dijo sin tapujos, los seis meses le hicieron pensar que el suceso ya era cosa del pasado.
La Sra. Hudson lo miró reprobatoriamente, y luego contestó- Bueno, no va para allá como usted dice. Él… renunció a sus trabajos de por acá y se va a vivir fuera de la ciudad, a Glasgow.
Sherlock la miró atónito, salió un día imprevisto para encontrarse lo antes posible con Watson, no porque supiera que él estaba a punto de mudarse del lugar.- Entonces, esas cajas ¿se las llevará hoy?
-Correcto, vendrá él y un grupo de mudanza a llevárselas cerca de las 4 de la tarde Sr.
No. No .No. No podía estar pasando eso ¿cómo no se le ocurrió, acaso la electricidad le había atrofiado el cerebro? Él no podía volver como si nada a vivir con su amado, sí amado, porque ya lo había admitido. Nunca hubo sentido antes algo por una mujer como lo que sentía por él, sin embargo, tampoco por un hombre. El amor le era confuso aún.
Y así pasaron las horas mientras Holmes pensaba cómo actuar llegado el momento, y para cuando eran 10 min para las 4, él había resuelto actuar como él. Perro viejo no aprende nuevos trucos.
Velozmente registró todas las cajas. Buscó cosas para acarrear a su cuarto. Si John de verdad las quería, tendría que encararlo para llevárselas. Y así fue como encontró algo que no imaginó; las memorias de sus casos juntos, escritas y perfectamente cuidadas; pensó que las había tirado después de todo lo acontecido. Se las llevó todas –y otras cosas-. A veces de verdad actuaba como un niño…
Tocaron la puerta. Sherlock se tensó, era ahora o nunca. Escuchó su voz… su voz… cuánto había pasado sin oírla… de súbito se percató que hablaba con la Sra. Hudson, tenían un diálogo y escuchó su nombre por parte de ella ¿le estaría contando esa arpía de su presencia para que se fuera y sólo entraran los de mudanza? Esa… pegó su oído a la puerta, quería saber qué respondería el otro.
-… Ya veo. No se preocupe, yo lo enfrentaré. Que de las demás cajas se encarguen los de mudanza –Watson dijo. Pronto se escucharon pasos rechinando en la escalera. Él estaba subiendo, Sherlock lo supo por sus pisadas, sabía exactamente cuánto ruido hacían su peso y zapato de taco fino, también el retumbo hueco formándose al choque del bastón singular con los escalones de madera, el sonido sordo de su mano apoyándose reiteradamente brusca de la balaustrada, el ritmo de las acciones era lento, pausado, se tomaba su tiempo: Estaba indeciso, probablemente ni siquiera llegara al tope de la escalera y se devolvi…
Cesó el ruido. Seguramente llegó al segundo piso. Él sólo aguardaba a cualquier acción sentado, había dejado de estar adherido a la puerta desde hace rato.
Tocaron. –Adelante –manifestó, que escena más tonta, como si él no supiera que alguien venía con la intención de entrar de todas maneras.
Y ahí estaba, Watson, su Watson, mirándolo indescifrablemente y erguido majestuosamente, como el barco que sobrevive a la tormenta perfecta.
-Mi querido Watson, es una complacencia poder verlo después de estos largos seis meses… -comenzó Sherlock, el otro no iba a responderle así que prosiguió.- Sabe, me enteré del infortunio cambio que va hacer a otra ciudad, pensé que éramos amigos y que nos… -fue cortado.
-Éramos, Holmes, éramos –contestó desagradablemente- y no alargue esto, sólo… déjeme seguir mi vida.
-Tu vida es parte de la mía John y sí, lo voy a alargar hasta que no dé para más, mire: ¿Todo esto es por la muerte de Mary, no?
Watson lo miro enmudecido, nunca pensó que fuera tan desconsiderado de: Llamarlo por su nombre cuando su amistad acabó, de constatarle que era parte de su vida, y de mencionar a… a…
-No lo culpo por la muerte de Mary. Por mucho que intenté hacerlo, no pude. Pero no estamos bien. No quise decirle la verdad. Estoy harto de protegerlo, y permitirle todo. No somos más amigos, Holmes. Creo que jamás hemos sido amigos –lo miró herido, eso no debía continuar.- Ahora, entrégueme lo mío.
-Lo nuestro –Sherlock se levantó decidido a discutir.
-No va a empezar con esas idioteces de nuevo sobre… -
-Nuestras cosas, nuestro cuarto, nuestro perro, nuestra ropa, nuestro caso, nuestra comida, nuestro dinero…
-¡Basta! ¡¿Cómo no tiene ni la mínima decencia de callarse y obedecer después de haber matado a mi mujer?
-Nuestra mujer –y Sherlock no alcanzó a defenderse del desenfrenado puñetazo por parte de Watson, que lo mandó cerca de 2 metros lejos.
-No se atreva a vociferar tamaña imbecilidad de nuevo si es que no quiere que lo pateé en el suelo –John lo observó hecho una bestia.
Sherlock se reanudó- Sus memorias son nuestros casos y aventuras juntos, este piso lo pagamos conjuntamente con nuestras ganancias, desde que trajo a vivir a Gladstone aquí es tan suyo como mío, mi armario se compone de la mayoría de su ropa; por no decir toda, todo lo que he resuelto y me ha hecho famoso ha sido junto a usted, cada almuerzo de la Sra. Hudson lo como con su compañía; y así verifico también si no quiere envenenarme –río cuando dijo eso-, el dinero es de ambos; aunque yo lo administre para quitarle la carga tentativa de apostarlo en pocilgas… -esa sarta de verdades era para refutar cualquier evidencia que tuviera Watson para negarlo como parte de su vida.
John calló y luego respondió- Yo… necesito un cambio de espacio para vivir en paz, de escenario… - ¡Cómprese una planta! –le contestó Holmes.
John cerró sus ojos, y deliberó. Era obvio, no podía discutir con Sherlock, era un genio innegable y un niño malcriado al mismo tiempo.
-Volveré en una semana para pensarlo. Si no regreso, ya sabrá usted que sus argumentos no cambiaron mi parecer; espero tenga la educación de, llegado ese momento, enviarme las cosas, las cuales no vendré a buscar –y se marchó, dejando a Sherlock parado ahí, con la cara hinchada, morada, y los ojos ardiéndoles.
Cada día era un martirio más para Holmes, parecía un condenado a muerte esperando ver la horca. No veía la hora de llegada de Watson ¿actuó bien, no se precipito mucho? Tal vez actuar como un niñato no fue su mejor plan, fue irracional, impulsivo ¿cómo no pensó antes que nombrar la novia muerta al prometido haría que este enloqueciese, y no que se animara? ¿Por qué actuaba como idiota desde el accidente? Ahora entendía a los grandes poetas cuando hablaban que el hombre enamorado era el hombre más débil del mundo…
Y se sorprendió por enésima vez preguntándole a la Sra. Hudson si las semanas se componían de siete días, y no de miles.
Llegó el día. Estaba nervioso, ni por soñación imaginó estar así. Sólo los mejores casos lo extasiaban hasta no poder más, pero ahora era diferente.
Tocaron la puerta de su cuarto. Se alteró. ¿Acaso estaba tan absorto en sus cavilaciones que no oyó a John llegar?- Ade… adelante… - tartamudeó.
-Sr. Holmes, no se eche a morir acá ahora que sobrevivió al hospital. Vamos, usted es un hombre inteligente –era la empleada, la cual entraba con el desayuno y diario, en una bandeja.- No se entrometa quiere, sabe que estoy bien –Sherlock arguyó su estado.
Ella se largó dejando las cosas en el cuarto. Holmes agarró el periódico y lo leyó, en algo tenía que distraerse o se volvería loco. Iba a ojearlo pero antes tomó su té para luego ingerir su pan. Leyó el título y quedó estupefacto, eso…
Justo en ese instante escuchó la puerta ¿sería la policía o el doctor? Escuchó tranquilo el parloteo, no se alteraría… más. Escuchó todo lo demás, era Watson. Sí, era Watson.
Estaba preparado para decir "Adelante" en cualquier momento, casi como si lo ensayara la semana entera. Ya podía saborear la sublime palabra y PAF, la puerta se abrió sola.
-Se acabó, quiero mis cosas en este momento, ahora ya. Devuélvamelas –dijo John contrariado.
Sherlock sonrió de oreja a oreja, perturbando a Watson. –Oh no, no, no, usted no vino a eso. Usted no caminó todo hasta acá para decirme esto. Vino por más; lo pensó, quiere volver, sólo que al último segundo se arrepintió y, para no decepcionarse a sí mismo, entró de todos modos cambiando su diálogo completamente. Lo veo en sus gestos, mirar, posición y postura. Está indeciso, no sabe... –
-Deténgase. No juegue al detective conmigo. Pare de analizarme, no soy uno de sus casos –respondió sin pensarlo- Usted no sabe lo que yo pensé, digo, pienso sobre lo nuestro ahora y… -Sherlock se paró con el diario en la mano.
-Ya me dijo que intentó culparme por lo que pasó y no pudo. Que llegado el día, tras una semana entera, usted vendría si mis argumentos le cambiaban el parecer o, en su defecto, se iría para siempre sin venir por sus cosas.
Era cierto, él… es que llevaban tanto juntos. Perdió a Mary y le dolió, y a tanta gente en la guerra anglo-afgana. Ha perdido tanto en su vida a la par que ha ganado una cojera crónica y una lesión en su hombro. Cuando regresó conoció a Sherlock en el mismo hospital en que casi lo ve morir… recordó a Mary asimismo pensaba en Holmes, y le vino a la mente un recuerdo.
"-Cuidado con las escaleras –dijo John a Mary, mientras las subía apresurado.
Abrieron la puerta y Mary chilló de pánico. Él, expectante, no supo reaccionar de inmediato, pero luego se tranquilizó.- No te preocupes cariño. El suicidio no está en su repertorio. Él es demasiado aficionado a sí mismo para eso.
Mientras, Holmes yacía colgado, aparentemente por una soga atada al cuello, del techo."
Sí eso era real ¿entonces por qué arriesgó su vida por la de su mujer? Sería que…
-¿Sentiste algo por ella, Holmes? –ni él se creía eso. Sherlock lo observó decepcionado y procedió- Pensé que todo este tiempo juntos le había enseñado a hacer las preguntas correctas, y no cualquier estupidez sin pies y cabeza.
-Respóndame –necesitaba averiguar algo, lo que sea. No que insultara su capacidad deductiva.
-No –dijo el otro escueto.- Si lo dice por lo de la otra vez y mi "nuestra mujer", no confunda las cosas –agregó- ¿Por qué dijo eso? –continuó Watson- Porque todo lo suyo me pertenece, y todo lo mío le pertenece. Es así de fácil. – No lo es y lo sabe. Usted y Mary no se agradaban, no tendría por qué actuar como si ella fuera "algo" que apreció y perdió, a diferencia mía.
-No la aprecié y, admito, la subestime. Pero al final de cuantas descubrí que, si bien era muy distinta a mí, teníamos muchas ideas en común. Soy detective, pero no infalible, yo también me puedo llevar malas primeras impresiones de la gente.
Watson estaba estático ¿Cómo es que el Sherlock inmaduro se había transformado en uno maduro?
-¿Desde cuándo admite equivocarse al analizar personas y, más aún, que hay algunas iguales a usted? –dijo mirándolo escéptico.
Sherlock le devolvió el vistazo de modo suspicaz- ¿Dudará todo lo que le diga acaso?, pero más importante para mí ¿Me prefiere actuando maduro o inmaduro? –se empezó a acercar al otro, con el noticiero en la mano aún. John se asustó, fue como si le leyese la mente.
-¿Qué va a hacer; estudiarme de cerca? –iba a rezongar pero… su boca fue tapada por otra. WOW. Lo estaban besando; era un ósculo bastante imbécil, torpe, aniñado, bisoño. Un golpe tosco de labios. Watson no se movió tratando de averiguar qué demonios hacía Holmes, mientras que el último simplemente se quedó paralizado al no saber cómo actuar ante la situación.
Irremediablemente se separaron. Y el doctor empezó por romper la tensa atmósfera.- Bien… si hizo eso para demostrarme que no sentía algo por Mary… pues… no resultó –dijo intranquilo.- Esa no era mi intensión; no buscaba demostrar lo que no sentía, sino al revés.
-¿Siente la necesidad de pedir disculpas así? Holmes, no sé quién demonios le enseñó eso pero no está bien –de haber sido otro sujeto seguramente lo hubiese amordazado a golpes por tremenda barbarie de besar a alguien de su mismo sexo, eso estaba mal. La sociedad, la Iglesia y la historia dicen que está mal. ¿Pero cómo hacer entender a un sociópata como Holmes qué está bien y qué mal en el mundo?
-No me disculparé por mis altos y bajos con Morstan, porque fue la primera mujer que lo alejó de mí –su receptor miraba impávido-. Sé que siempre ha salido con muchas jóvenes, pero ninguna logró llegar tan lejos como ella. Por favor Watson, si hasta me pidió acompañarlo a comprar la sortija… la cual perdió, le recuerdo –John rió, la sortija que llevaba Mary había sido cortesía de Holmes, luego que en el caso Blackwood se perdiera la otra; baratísima, de paso.
Sherlock rió también. Nunca pensó ver a Watson sonreír de nuevo, mucho menos a él. Eso era un gran paso, uno gigantesco.
-… Viendo que he estado seis meses sin atender pacientes, ya que estaba preocupado del funeral. Sin mencionar que mi, ya superada, depresión hizo que gastará todo mi dinero bebiendo y apostando. No tengo con qué pagar la mudanza, ni donde residir, y digamos que el famoso doctor Watson no es contratado si no está junto al famoso detective Holmes…
-No hay más que decir. Sólo mire esto –dijo entusiasmado Sherlock, alcanzándole a la vista su objeto en mano; el impreso tenía como título con letras mayúsculas "AVISTADO GRUPO DE MALEANTES TRAS EL FAMOSO CHOQUE DE BUSES". El veterano de guerra agarró el impreso y lo leyó detenidamente. Mientras, el adicto a las drogas lo esperaba ansioso, de verdad quería saber qué le diría.
-Vaya, no pensé que iría tras Irene tan pronto… -el uno le devolvió la publicación al otro desconcertado. El último recibió el manoseado papel y lo releyó, otra noticia menor decía "CONOCIDA LADRONA LOGRA HACERSE CON JOYAS FORÁNEAS", en la bajada de título se mencionaba a Irene Adler y la importancia de esas reliquias que estaban en exposición, traídas desde otro continente.
Sherlock dirigió su mirada divertido donde el cirujano y complementó con voz melancólica- Vaya, y yo de verdad le creí la última vez que me dijo que no robaría más –John carcajeó, ahí estaba Holmes y su humor. Este pensaba que, pasara lo que pasara, se esforzaría por encantar al doctor, mal que mal, si él volvió por cuenta propia, es porque algo tenía que sentir ¿no?
-Bien bien, entonces creo que volveré a trabajar con usted Sr. –Watson estiró su mano educadamente para estrechar la del otro.– Es usted elemental en mi trabajo, mi querido Watson –el otro respondió, correspondiendo el saludo, no sin antes coger con la mano opuesta una boina en el velador, para luego rodarla maestralmente por su brazo hasta llegar a posicionarla en su cabeza, y darse vuelta a un espejo para echarse un vistazo, al igual que John.
-Caso reabierto.
FINAL FINALIZANTEMENTE FINALIZADOR FINALÍSTICO
Ta daa XD, sé que quizás esperaban algo más subido de tono pero entiéndanme, sólo en el capí anterior acabo de matar a la que iba a ser su futura esposa, no puedo hacer a John ahora un libertino por la vida con Sherlock :$ xD. Bueno, terminó xD, disfruté mucho escribiéndolo y TODO MI AMOR a los que dejaron reviews y lo leyeron :'D.
Aclaraciones: 1. Los personajes son creaciones únicas y exclusivas de Arthur Conan Doyle, y las películas de Guy Ritchie. 2. Me inspiré en los capís "House's head", "Wilson's heart" y "Dying changes everything" (pero del último sólo tomé dos frases, el resto es mío xD). ¡Cuídense y espero sus reviews!