Primera Nevada.

Los rayos de sol golpeaban la cara de un dormido hanyou, haciendo que este despertará de su sueño, al abrir sus ojos lo primero que noto fue que afuera ya estába cubierto por una capa blanca de nieve. El frío comienza a entrar cada vez más en la pequeña cabaña y él hace un intento por levantarse, para ir a prender la fogata y así la cabaña sea un poco mas cálida, pero algo le impide levantarse, una mano que lo toma de sus ropas.

-No te levantes, hace frío.- le reprocha una voz somnolienta femenina.

-Solo voy a prender la fogata.- le dice antes de levantarse e ir a prender algunos leños. No tardo mucho en hacer avivar el fuego y sentir como poco a poco la cabaña se iba calentando.

- Lo vez, no me tarde.- le dice a la chica que ha robado por completo su corazón.

-No tenía idea que haría tanto frío.- le dice al acurrucarse más hacia el cuerpo que está a su lado.

A pesar de tenerlo a él abrazándola, el haori rojo y como cinco mantas y pieles encima, no logra deshacerse del frío, son en estos momentos en lo que extraña su antiguo hogar, pero no lo cambiaría por nada, solo por tener a un terco, engreído, altanero, gruñón, tierno, cariñoso y atento hanyou a su lado.

-Lo siento, en verdad. Si pudiera traería hasta aquí uno de esos aparatos que calentaban tu casa.- le dice al sentirse culpable, la pobre chica no está acostumbrada a esos climas.

Se siente de lo peor, tal vez si tuviera más recursos podrían vivir en una cabaña mas grande, pero no, solo se dedica a matar demonios junto con Miroku, no tenía nada más que ofrecerle a la chica a parte de su incondicional amor.

-Estoy bien, lo que importa es que estoy aquí contigo.- le dice al levantar su rostro y mirarlo a los ojos, ella sabía qué clase de cosas estaban pasando por la mente de su compañero.

-Te prometo que le pediré a Totosai que fabrique algo para que el frío te sea menos.- era la única solución que le podía dar.

-Hai, ya te dije que no te preocupes, además, me gusta que tengas entre tus brazos.

-Faltaría más... a mi también me gusta tenerte entre ellos.

Al atardecer regresaba a su casa, a su hogar, después de un día donde tuvo que levantarse y dejar a su compañera, solo para exterminar a un demonio oso de las nieves, él hubiera preferido miles de veces quedarse dándole calor a su compañera, pero si no iba, corrían el riesgo de que atacara la aldea donde vivían y eso era lo que menos quería. A la poca distancia olio el exquisito aroma de la comida casera, lo que provoco que su estomago protestará por la falta de alimento y apresuro su andar.

-Al fin llegas, la comida ya esta lista.- le recibió con una amplia sonrisa al verlo cruzar por el umbral de la puerta.

-¿Ya no has pasado tanto frío?- le pregunto al acercarse y abrazarla por la espalda.

-Algo, pero ya no como por la mañana.

-Ya le pedí a Totosai el encargo, ahora espero que el anciano no tarde demasiado.- le hiso saber al besar su cuello y pasar sus manos por el vientre de la chica.

-Sabes, lo envidio.

-¿Por qué?- le pregunto extrañado.

-Estando aquí no pasa frío y se encuentra bien protegido.- le dijo al posar sus manos sobre las del hanyou, aun que todavía su vientre no estaba muy abultado, ya se notaba que dentro de ella crecía el primer hijo de los dos.

-Pero para eso estoy yo aquí, para brindarte calor cada que lo necesites.- le dice al voltearla y darle un beso solo como él sabe hacerlo, lleno de amor y ternura.

-Lo sé. Por eso no me preocuparé de pasar frío todas las noches de invierno. Te amo Inuyasha.

-Yo a ti más Kagome, te amo a ti y a este pequeño.

¡Kyaaa! Sé que no eh continuado con mi otra historia, pero primero trabajaba y estudiaba, ahora ya solo estudio, pero tengo problemas de inspiración para continuar, ahora esto salió de la nada, tal vez no sea lo mejor, pero algo es algo, tal vez al liberar mi mente de estas ideas que quieren salir al fin pueda seguir con el próximo capítulo de "Este y Oeste".

Entonces que estén bien y espero les gustase esta pequeña historia.