Estos magníficos personajes de Inuyasha le pertenecen a la sensei Rumiko, yo solo los eh tomado para crear esta historia la cual si me pertenece, pero no la hago con fines de lucro, solo para sacar todas esas ideas que rondan en mi cabeza.
Teddy
Llevaba horas y horas buscando, no sabía en donde rayos había quedado. Ya había recorrido todos los lugares en los que estuvieron desde la mañana ¿o no?. Se detuvo sobre la rama de un árbol a pensarlo de nuevo.
Al despertarse desayunaron y se alistaron para ir a la aldea, primero fueron donde la anciana Kaede pero no estaba allí, así que fueron a la cabaña de Sango y Miroku, donde se quedaron un rato jugando con las revoltosas gemelas y Shippou, ya cuando estaban por irse Kaede había entrado con un aldeano para que le ayudara con una carreta averiada a las afueras de la aldea, podría estar allí, pero, él había sido el único que había salido, entonces no era probable que estuviera allí, pero era mejor revisar.
Volvió a buscar al rededor por donde se haberío la carreta, pero nada, tal vez en la cabaña del aldeano, fue con la gran esperanza que estuviera allí, pero igual, nada. Se sentó junto al rio y volvió a recordar.
Una vez que regreso a la cabaña de Sango y Miroku, empezaron a comer, todo estaba bien hasta allí, todavía lo tenía. Más tarde de regreso a la cabaña se habían topado con un árbol de durazno, recolectaron algunos y siguieron su camino, casi al atardecer se detuvieron bajo un árbol a ver el atardecer y comieron la fruta. Era posible que estuviera allí, pero ¡Ya había revisado tres veces ese lugar!
¡Kuso! ¿Dónde lo había dejado? se hacía cada vez mas de noche y si no lo encontraba, sería la noche más grande de su vida y estaba seguro que si no llegaba con él, moriría. ¿Pero por qué moriría? No había sido su culpa. Además ninguno de los dos se había dado cuenta hasta que casi era de dormir, tal vez por esta vez no pasará nada, lo mejor era regresar a la cabaña.
Al llegar, esperaba escuchar mucho ruido, llanto, pero lo único que escucho fue a Kagome cantando.
Yoru no sora ni matataku, Tooi kin no hoshi, Yuube yume de miageta, Kotori to onaji iro
─ ¿Lo encontraste?─ le pregunto al verlo entrar a la cabaña.
─ No, tal vez, hoy no se dé cuenta, mañana seguiré buscando.─ lo dijo casi bostezando, en verdad estaba cansado, cosa que era rara en él, pero tener a un pequeño cachorro que cuidar requería más energía que luchar con demonios.
─ Eso parece.─ todo indicaba que por esta noche su pequeño no iba a necesitar aquel osito que su abuela le había dado.
─ Vamos a dormir.─ sugirió Inuyasha a lo que Kagome asintió, acomodo al pequeño en el futon y luego ella se recostó a su lado.
Inuyasha apago la lámpara de aceite que alumbraba la cabaña y se fue a recostar junto a su compañera. Miró a su cachorro, era tan pequeño y parecido a él, tenía puesto un pañalero rojo (según le dijo Kagome ese era su nombre) se veía tan regordete, no se cansaba de mirarlo a él y a su Kagome, los dos eran lo más importante que ahora tenía. Cerro sus ojos y se dispuso a dormir, pero no tardo mucho en que sus orejas dieran un tirón al escuchar un llanto, no era posible, apenas se estaba quedando dormido.
─ Inuyasha.─ le llamo Kagome al incorporarse con el cachorro.
Ella comenzó a cantarle otra vez, darle de comer, Inuyasha intento jugar con él, alzarlo como si volara, hacerle gestos, trompetillas en la pancita y no se callaba.
─ Calma cachorro, duerme, mañana sigo buscado el oso.─ le decía mientras lo acunaba entre sus brazos.─ Vamos Keita deja de llorar.
─ No se va a callar, así era Souta cuando dejaba de alumbrar su lámpara.
─ Ya busque por todos lados y no lo encontré.─ jamás imagino que ese osito fuera tan importante para poder dormir un poco en la noche.
Vio a Kagome darle otros juguetes, pero no los aceptaba, no quería perder la paciencia, era su cachorro. Debía recordar, algún lugar donde...
─ Ya sé donde esta, ya regreso.─ salió disparado de la cabaña, sin darle oportunidad a Kagome de decir o preguntar algo.
No paso mucho tiempo cuando ya estaba de regreso en la cabaña y lo más importante, de regreso con el oso.
─ Toma Keita ¿ahora ya dormirás?─ en cuanto le dio el oso, bostezo y se acurruco en los brazos de su madre.
─ Creo que sí. ¿Dónde estaba?─ pregunto Kagome al recostarse de nuevo en el futon.
─ Junto al pozo, cuando regresaba a la cabaña de Sango y Miroku, me encontré a Shippou y a Keita allí.
─ Es verdad, salieron por una planta que crece por el pozo, la necesitábamos para la comida. Y regresaron contigo.
─ Ya hay que dormir, hoy ha sido una noche muy larga.─ abrazo a su compañera y se dispuso a dormir toda la noche o por lo menos, hasta que su cachorro clamara por comida.
Y bien ¿qué les pareció? No podía dormir así que me puse a escribir y es que recién vi un fanart de un Inu Bebe donde tiene un osito, así que le hice una historia.
Vale, espero les gustará. Y gracias por los mensajitos de la anterior historia.