DISCLAIMER: Sólo los personajes pertenecen a la maravillosa Stephanie Meyer; la trama de la historia, los lugares y algunos personajes son de mi propiedad.
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Hola a todas/os:
Espero que os guste está historia que he comenzado a escribir.
Beteado por mi querida amiga Esmeralda Cullen, que me da muy buenos consejos.
El link de la soundtrack del fic lo tenéis en mi perfil
La canción del capítulo:
— Leave Out All The Rest —Link Park
De Mi Pequeña Niña a Mi Gran Amor
Capítulo 1 Regreso a Forks y Promesa
Edward Pov:
Hoy regresamos por segunda vez, después de setenta años, a Forks, un pequeño pueblo de la península Olympic, al noroeste de Washington.
Mi familia se encontraba feliz de volver, ya que aquí, podemos tener casi una vida normal, debido a que este lugar tiene el clima más húmedo, frío y nublado de todos los Estados Unidos, además de tener gran abundancia de animales para cazar y lo más importante para los de nuestra especie, los vampiros, es que hay muy pocos días soleados y de esa manera podemos pasar por humanos y mezclarnos entre ellos sin levantar sospechas.
Cuando por fin llegamos a Seattle, me sentí relajado. Ahora iría solo hasta Forks en mi amado Volvo y conseguiría descansar de Alice y de todos los planes que pretendía que hiciéramos, con lo manipuladora que es ya tenía convencido a todos, menos a mí.
Mis padres Esme y Carlisle junto con mis hermanos, Emmett, Rosalie, Jasper y Alice, se irían en una limusina que habían contratado para llevarles a Forks, ya que decían que la primera impresión debía ser muy buena. Lógicamente se enfadaron conmigo, llamándome de todo menos bonito, cuando les comenté que yo me iría en mi coche, el cual llegó un día antes que nosotros y estaba en el aparcamiento del aeropuerto, esperándome.
No quiero que piensen que no amo a mi familia, pues no es cierto, pero a veces prefiero estar solo que estar rodeado de tres parejas demostrando su amor al mundo. Los quiero a todos muchísimo. Esme, nuestra madre, es un encanto de mujer, buena, tierna, cariñosa y nos brinda un amor incondicional. Es de estatura media, delgada, tiene el cabello color caoba liso hasta los hombros, su cara tiene forma corazón y en sus labios siempre hay una sonrisa pacífica y maternal. Carlisle, nuestro padre, es comprensivo, atento, inteligente; siempre está dispuesto a escuchar y responde con buenos consejos, además, puedes mantener grandes conversaciones con él. Es alto, de complexión delgada pero atlética, su cabello es rubio oscuro ondulado. En cuanto a mis hermanos todos son diferentes: Emmett, es como un niño en el cuerpo de un adulto, pero es una persona noble y de buen corazón, siempre puedes contar con él. Tiene el cabello de color negro rizado, es enorme y musculoso como un oso, y en su cara salen unos graciosos hoyuelos cuando sonríe. Jasper es sombrío, calculador, no obstante, puedes confiar plenamente en él. Es alto, de complexión delgada pero musculosa, no tanto como Emmett, su cabello es de color rubio. Alice siempre está feliz, es optimista, divertida y cariñosa, una compradora compulsiva, caprichosa y un poco manipuladora, pero la quiero con locura, es mi hermana preferida. Tiene el cabello de color negro corto y con las puntas hacia fuera, es bajita y delgada, parece un duendecillo. Y por último Rosalie, nuestra relación nunca ha sido buena y el motivo es debido a su carácter, es muy vanidosa, altanera, engreída y toda una perra cuando quiere, que es a menudo. No sé como Emmett la soporta. Es alta, una increíble hermosura con estupenda figura y un cuerpo perfecto ante los ojos de los demás, con una melena larga, lisa y rubia.
En cuanto a mí, soy reservado, tímido, observador, cariñoso, misterioso, tierno, romántico y muy inteligente, de hecho mi familia me llama sabelotodo, cosa que no me molesta en absoluto. Físicamente soy alto, de complexión atlética, más musculoso que Jasper, pero mucho menos que Emmett, mi cabello es de un color cobrizo imposible de peinar, según Esme, tengo una sonrisa torcida preciosa y soy increíblemente guapo, además de poseer una maravillosa voz que parece terciopelo, aunque yo lo dudo mucho. Todos somos pálidos, somos fríos al tacto, nuestro cuerpo es duro como el mármol y nuestros ojos son de color dorado debido a que nos alimentamos de la sangre animal y, por supuesto, ante los ojos humanos somos increíblemente hermosos. Algunos de nosotros poseemos dones, Alice es capaz de ver el futuro, Jasper controla emociones y yo leo los pensamientos, cosa que a veces es desquiciante.
Una vez que me despedí de mi familia en el aeropuerto, me dirigí a mi amado Volvo y me puse en marcha hacia Forks mientras escuchaba Debuzzy. Me sumergí en mis pensamientos, últimamente no me encontraba a gusto con mi familia, la razón es que ellos se sentían mal por que yo no tenía compañera y tampoco tenía intención de buscarla. Alice y Rosalie se enfadaron muchísimo conmigo cuando Tanya, una vampiresa amiga de la familia y mejor amiga de ellas, mostró su interés en mí y yo de forma caballerosa la rechacé, ya que no me gusto ni físicamentente, ni mentalmente. Claro, ellas nunca me perdonaron que no me atrajese su amiga y que comentase que era superficial y hueca. Una sonrisa surcó mis labios al recordar dicha conversación.
Unos gritos a lo lejos me hicieron salir de mis recuerdos y frenar bruscamente el coche. Al salir, volví a oír los gritos que eran de una mujer y los sollozos desesperados de una niña. Cualquier humano nunca hubiese percibido dichos llantos, ya que se debían encontrar a unos cinco kilómetros de distancia, no sé que fue lo que me impulsó a salir corriendo en esa dirección. Mientras me acercaba, escuchaba los pensamientos de la madre, que suplicaba que alguien encontrase a su hija y la cuidara después de su muerte.
En el momento que llegué, la imagen ante mí era monstruosa. La madre estaba tendida en el suelo llena de navajazos y con las ropas destrozadas, había sido brutalmente violada. Mientras que la niña, de no más de unos diez años, estaba temblado y llorando en el suelo al lado de su madre pidiéndola que no la abandonara. Lentamente, me acerqué a ellas, en cuanto la pequeña me escuchó, se giró, pude apreciar lo preciosa que era, un maravilloso ángel. En cuanto nuestras miradas se unieron, hubo una conexión inmediata y un enorme sentimiento de amor y protección hacia mi pequeño ángel, apareció en mí. Ella se acercó corriendo hacía mí y me abrazó mientras lloraba. Me suplicaba que ayudase a su mamá, la tomé protectoramente en mis brazos y me acerqué hasta la madre. En ningún momento sentí sed al ver el cuerpo de la mujer lleno de sangre. Lamentablemente, por la madre de la pequeña nada se podía hacer, y se lo dije a mi ángel, quien destrozada se acurrucó en mi pecho y comenzó a llorar más fuerte, pidiendo que no la abandonara.
Pude leer en los pensamientos de la mujer lo que había sucedido. Su marido Charlie, era el jefe de policía de Forks. Unos meses atrás, había encarcelado a un grupo de jóvenes por violación y secuestro de unas jóvenes estudiantes de instituto, pero al ser de familias adineradas sólo permanecieron en la cárcel un mes y amenazaron a Charlie con que se vengarían de él. Hoy, cuando ellas llegaron del supermercado, se encontraron con el cuerpo de su marido apenas sin vida, quien les pidió que huyeran y les dijo que las amaba, antes de morir. Tomó los papeles de identificación de su hija y de ella, además de algo de dinero, y salieron corriendo de la casa, pero los hombres que fueron contratados para cumplir la venganza las siguieron, y fue cuando se adentraron en el bosque intentando escapar, que por desgracia las encontraron, y ella al intentar proteger a su hija, fue herida y violada por esos hombres que se marcharon corriendo al escuchar algo, dejándola desangrarse ante su hija.
—Gracias por aparecer, cuida de mi pequeña Isabella— manifestó la mujer, llamada Renné.
—¿Está usted segura?. Es complicado, no soy humano, puedo herirla sin querer—mencioné dejando salir mis inseguridades.
—Sé que eres un vampiro, no eres el primer que conozco. No obstante, sí el primero que no bebe sangre humana, tus ojos dorados te delatan — habló en susurros, dejándome ver en sus pensamientos donde una vampiresa la ayudó a escapar de las garras de un vampiro despiadado. Estaba a punto de contestarla, cuando mi pequeño ángel habló.
—Mamá, no sufras, él me cuidará, es bueno —anuncio mi princesa mirando a su madre con lágrimas en los ojos, mientras se aferraba más a mi cuello, y ahí me di cuenta que nada ni nadie me separaría de mi pequeña, lucharía contra el mundo por ella.
—Por favor, prométame cuidar de ella —suplicó Renée, intentando acariciar la cara de mi ángel.
—Renée, prometo cuidar de la pequeña Isabella— aseguré mientras acercaba a mi ángel a su madre, para que se despidieran, ya que apenas le quedaba vida.
—Te amo Isabella, te dejo con una buena persona, sé que te va a cuidar y amar por encima de todo —dijo apenas sin voz.
—Te quiero mamá, sé feliz con papá, mi ángel me va a cuidar—se despidió mi princesa, depositando un beso en la mejilla de su madre. Me llamó ángel y aquí, el único precioso ángel era ella, mi Isabella.
—Ve en paz Renée, Isabella estará protegida y será feliz— me despedí de ella besando su frente y Renée cerró sus ojos, pero con una sonrisa en los labios.
Tomé los papeles de identificación de mi princesa y, con ella en mis brazos, fuimos corriendo hacia mi volvo. Mi pequeña en vez de asustarse por la velocidad, se reía. Era el sonido más maravilloso del mundo.
Una vez que estuvimos dentro del coche, le dije mi nombre a mi princesa, quien mencionó que era muy bonito, al igual que yo, haciendo que sus mejillas se ruborizasen, lo que la hacía verse aún más adorable. La acurruqué en mis brazos al notar cómo sus ojos se ponían vidriosos, antes de comenzar a salir lágrimas de sus ojitos. Me dolía verla triste, pero sabía que necesitaba desahogarse del dolor por la pérdida de sus padres.
Una hora más tarde, mi pequeña se encontraba dormida entre mis brazos y comenzó a llamarme en sueños. No sabría cómo describir la alegría que sentía en este momento, pero por desgracia, el sonido de mi teléfono hizo que saliese de mi burbuja. Lentamente, sin despertar a mi princesa, saqué el teléfono de mi bolsillo y contesté.
—¡Edward Anthony Cullen! ¿Dónde diablos estas?— chilló Alice, haciendo que mi ángel se removiese en mis brazos.
—Alice, no grites. Además sabes perfectamente lo que sucedió—contesté de mala manera, ya que casi despierta a mi pequeña.
—No sé que ha ocurrido, hace unas horas dejé de ver tu futuro— respondió de forma suave. Me agradó que no supiese de mi ángel, cuando llegase a casa les contaría, ya que yo tampoco podía leer la mente de mi pequeña.
—Ya os informaré mañana cuando llegue a la casa. Ahora debo ir a Seattle para hablar con Jason Jenks para que me haga unos papeles— comuniqué a mi hermana.
—¿Hablar con Jason Jenks?, ¿qué sucede? —preguntó—, Edward, ¡dímelo ahora!—exigió.
—Sí, he de cambiar mi identificación, ya que debo volver a usar mi verdadero apellido, Masen, para solucionar unos problemas—comenté tranquilo, pero dando a entender que no diría más.
—Está bien, no preguntaré más. Mañana hablaremos—dijo enfadada y colgó.
Deposité con suavidad a mi pequeña en el asiento de copiloto y coloqué el cinturón antes de emprender el viaje a Seattle.
Cuando estábamos llegando a Seattle, llamé a Jason Jenks para informarle que le vería en una hora y media en el hotel Sheraton Seattle, en donde nos hospedaríamos.
Una vez llegamos a la suite del hotel, deposité a mi pequeña en la cama y telefoneé al servicio de habitaciones, pidiendo una ensalada, junto con unos espaguetis a la boloñesa, agua y coca cola. Dejé a mi princesa una nota, por si despertaba anunciándola que iría a la tienda del hotel para comprar algo de ropa para ambos.
Una vez en la tienda, adquirí unos jeans azules oscuros junto con una camisa negra y un pijama para mí; seguido, compré un par de Jeans azules; unas converse negras; dos blusas una blanca y otra azul celeste junto con dos camisetas de cuello de tortuga, una de color blanco y otra de color negro; una cazadora; un par de pijamas para mi pequeña y para finalizar compré ropa interior para ambos. Una vez pagué las compras, subí lo más rápido posible a la habitación, por si mi princesa había despertado y se encontraba asustada….Pero para mi tranquilidad, aún seguía profundamente dormida.
Media hora después, llegó la comida y desperté cariñosamente a mi pequeña, anunciándole que la cena estaba servida. Ella abrió sus hermosos ojos chocolates, dedicándome una hermosa sonrisa mientras se incorporaba para darme un abrazo. Nos levanté de la cama con ella en mis brazos y la llevé a la sala para cenar.
Mientras comía, tuve que contarle la verdad, ya que me escuchó cuando hablé con su madre. Comencé a narrarle mi historia, que nací en 1801 en Chicago y vivía junto mis padres Elizabeth y Edward Masen. Que mi sueño era ser soldado, pero en 1818, cuando cumplí los diecisiete años, una epidemia de gripe española atacó primero a mi padre, quien murió enseguida, después enfermamos mi madre y yo, pero antes de morir, mi madre le suplicó a nuestro médico que no me dejase morir, y por cosa del destino, el doctor resultó ser un vampiro y esa misma noche me mordió, transformándome en lo que ahora era. También le comenté la manera que se formó nuestra familia. Tenía miedo de la reacción de mi pequeña, pero en ningún momento se asustó, sino todo lo contrario, me dijo que se sentía segura y protegida conmigo, y que con nadie estaría mejor. También le comenté que iba a venir un hombre para hacer identificaciones nuevas, para que nadie pudiera separarnos, ella me abrazó agradeciéndomelo y haciéndome prometer que nunca la abandonaría, cosa que era impensable…Nadie la separaría jamás de mi lado, era lo más importante de mi existencia.
Al rato apareció Jason Jenks, al que informamos qué necesitaríamos para mañana a primera hora, todo tipo de documentos e identificaciones donde Isabella y yo apareciéramos con el apellido Masen y un certificado donde yo tenía la absoluta tutela de Isabella. Me aseguró que mañana temprano estarían los papeles y quedamos en vernos al día siguiente en el hotel para hacerme la entrega y yo pagarle por su trabajo.
Luego le mostré la ropa que le compré a mi pequeña. Se puso feliz y rápido marchó a darse una ducha, luego ambos vestidos con nuestros pijamas, nos tiramos en el sofá a ver una película. Mi princesa se quedó dormida a la mitad y la llevé en brazos a la cama, donde la deposité con sumo cuidado y la arropé con cariño. Cuando me iba a levantar para dejarla descansar, mi ángel abrió sus ojitos y me pidió que me quedase con ella, así que me tumbé y ella apoyó su carita en mi pecho, quedándose dormida al instante con una sonrisa en sus labios. Me sentí feliz velando sus sueños, pero mi felicidad aumentó cuando empezó a susurrar mi nombre en sueños, pidiéndome que no me apartase de su lado. Esta noche disfrutaría de nuestra compañía sin pensar en nada más, mañana tendría que dar las explicaciones a la familia y esperaba que no sucediera nada.
Nota:
Cómo veis en esta historia Edward, nació un siglo antes que en Twilight.
Comunicaros que en el grupo de facebook "EL jardín de los hechizos de Maya" podéis encontrar los álbumes de los fics, así como adelantos, encuestas y muchas cosas más de mis historias. El link lo tenéis en mi perfil, Os esperamos.
Los tráiler de la historia los tenéis en mi perfil.
A mi querida amiga Teresa (Tecupi) por su increíble tráiler y su gran ayuda siempre.
Espero sus comentarios y sugerencias de todo corazón.
Muchos besitos y mordisquitos de Edward.