Capítulo 23: El monstruo
Bella POV
Cada vez que un nuevo cuerpo sin vida caía en mis brazos, parecía como si un pedazo de mi alma se rompiera.
Pero cada vez que una nueva presa llegaba, no me importaba.
No debía hacerlo, supongo. Lo único de lo que me arrepentía en el momento en que sus cuellos eran rotos bajo mis dientes, era el sabor. Era eso lo único que significaba algo para mí ahora.
Carlisle cumplió su promesa. Cacé tanto como pude todo el día hasta el amanecer, cuando mi estómago estaba tan lleno que no podía soportar una gota de sangre más. Y para mi desgracia, cuando el sol subió y fue tapado por enorme nubes grises en el cielo, ellos volvieron a buscarme.
En el corazón de bosque, cerca de un lago rodeado por arboles del tamaño de edificios, me senté y respire el aire puro que se filtraba por mis fosas nasales. Todos los animales que corrían por los alrededores habían desaparecido desde que empecé a llenarme la boca de la sangre fresca de los miembros más grandes de sus manadas. Cerré los ojos, y por un breve periodo pude pensar tranquila.
—Bella...— la voz dulce y maternal que reconocí como la de Esme llegó a mis oídos antes de verla aparecer frente a mí en un parpadeo. Todavía me parecía raro todo a lo que me estaba enfrentando desde que abrí los ojos y vi a estas personas alrededor de mí. —Oh, cielo, tu ropa es un desastre. Creo que lo mejor será traerte un poco de la que adquirimos para ti antes de llegar, así puedes estar más cómoda.
—Te lo agradezco, pero no es necesario.
—Tonterías, tenemos suficiente para cinco familias, créeme nos haces un favor tomando un poco. — Dijo ella muy segura de sus palabras.
Pronto el lugar se fue llenando del resto de ellos. Carlisle preguntó sobre mi estado y me sometió a un interrogatorio intensivo sobre mi salud física... o lo que fuera que sea en este punto.
Rosalie, Alice, y los otros dos hombres mantuvieron una plática entre ellos, lanzando miradas furtivas en mi dirección de vez en cuando. Parecían debatir algo con el líder del grupo, pero Carlisle se limitaba a negar cada pocas palabras.
Después de un tiempo de charla a mis espaldas, me sonrió. Fue una sonrisa cálida, de una manera que nunca se podría clasificar como falsa, eso me ayudo con él, era algo bueno.
—Edward. — Dijo en voz alta, tornando su sonrisa un tanto burlona. — Quieres dejar de jugar entre los arboles y bajar aquí, hijo. Esta discusión también te incluye.
Edward...
Impulsivamente mis ojos y mi cabeza giraron noventa grados para ver al último de ellos ahora parado junto al río bajo las ramas de uno de los arboles más grandes.
Casi pude sentir mis pupilas dilatarse cuando pude verlo claramente. La criatura era indudablemente bella, tan hermoso como cualquiera de los otros, como Alice, Esme, o Carlisle pero tan diferente que hizo mi respiración irregular, aún si ni siquiera necesitaba del aire. Su rostro era brillante, pálido, aparentemente en tan fluida quietud y en un notorio contraste con su cabello broncíneo y pesado desaliñado por todas partes. También era delgado y desgarbado, pero con los músculos bien definidos, la piel tan luminosa como una perla.
Edward es el más joven, el de pelo cobrizo
—Gracias por unírtenos, hijo. Ahora si no te molesta...
Capture una pequeña sonrisa emitida en mi dirección, y el brillo en sus ojos color miel segundos después, más no hubo una palabra.
Pero parecía haberlas.
Él y Carlisle se miraron fijamente por minutos enteros, un asentimiento con la cabeza y una negación y pronto él se había ido de nuevo, como si nunca hubiese estado realmente.
— ¡Hey!— Fui asaltada por las dos chicas jóvenes. Ambas me sonreían amablemente, más amablemente de lo normal quisiera decir, aunque, todo había dejado de ser normal para mi desde que puedo recordar. — Bella, sabemos que estas confundida y todo eso pero de todos modos queremos decirte que para cualquier cosa siempre se puede confiar en nosotras. — La pequeña habló rápidamente.
—Alice no está tratando de asustarte. — Dijo la rubia. — Lamentó si te pone nerviosa, lo hace con todo el mundo.
Alice frunció el ceño y le dio un golpe juguetón a Rosalie. Vi sus intenciones de volver a hablar antes de que Carlisle acercarse de nuevo, de inmediato, ambas se retiraron.
— ¿Y la sed?
Detestaba el recordatorio, siempre que lo hacía, mi garganta quemaba igual que al principio, los animales no estaban sirviendo más de lo mínimo.
—Veo que mal.
Asentí, por si no era demasiado obvio.
—Tal vez quieras regresar a la caza antes de que debamos llevarte de vuelta dentro. Es mejor si amansas la sed tanto como puedas, los primeros días es cuando más fuerte es y será menos doloroso de esta manera, aún si tendrás que hacerlo de nuevo pronto.
Ni siquiera tuve oportunidad de responder, Carlisle ya se había dado la vuelta he ido con el resto de ellos. No que me quejara realmente.
Una vez más cerré los ojos y trate de concentrarme en todo lo que mis oídos y nariz registraban. Para mi desgracia no fue mucho. Suponía haber acabado con una gran cantidad de la comida en las últimas horas, y la que no, había seguramente corrido lo más lejos posible.
Sin embargo, yo seguía hambrienta. Bien... sedienta era una mejor descripción.
Por un largo tiempo me encontré con mi misma parada frente al rio convertida en una estatua. Por alguna razón, me sentía dividida. Una parte de mi me decía como yo debía huir, seguir por mi propia cuenta y no importarme lo que estas personas tuvieran para decirme. Que ya no importaba.
Pero también estaba esa pequeña vena de curiosidad que no me permitía hacerlo. Y los rostros de esas personas, de Esme, de Carlisle. Aunque ambos se veían genuinamente interesados en mi bienestar no podía terminar de entender porque.
Alice dijo que eran mis padres, adoptivos dijo. Pero también dijo "ahora" entonces que no lo había sido antes de hoy. ¿Qué era, una especie de lugar de abrigo para las personas como... bueno, así?
Sacudí fuera de mi cabeza esos pensamientos y empecé a caminar alrededor de bosque, sin encontrar nada más que unos pequeños animales por supuesto.
No me gustaba la idea de volver aquel cuarto donde me tenían unas horas antes. Muy encerrado. Aun a unos metros del bosque. Cuando aquí lo había todo; aire, libertad, alimento.
Un estruendo suave puso en alerta todos mis sentidos. Mi cabeza girando demasiado rápidamente como para controlarla. Detrás de mí, por la izquierda, había alguien parado descuidadamente mirándome.
Era el mismo muchacho que antes había visto. El de cabello cobrizo. Edward, mi mente corrigió.
Él sólo estaba parado ahí casi a diez metros de distancia de mí observándome, su postura repentinamente recta y la sombra de una sonrisa asomando por la punta de sus labios.
Algo en mi mente me decía que era mejor alejarme, que no conocía a este sujeto y que podía ser tanto o más peligroso como lo podían ser también cualquiera de los demás. Sin embargo, había otra parte… susurrando muy dentro de mi cabeza. Pero no eran exactamente palabras, eran más como… destellos.
El hombre no se había movido un centímetro desde que lo había notado. La sonrisa creciendo ligeramente.
—Hola. — Dijo luego de un último momento.
Ni siquiera pensé en responder. Y parecía que él no esperaba respuesta alguna, los dientes asomándose por entre sus labios y mi postura se puso tan rígida como la de él.
—Preguntaría si es un buen cambio para ti, pero según sé no estás del todo consciente de lo que el cambio fue.
Sabía que se refería a esto, y me hubiera gustado responderle con algo mordaz y sarcástico como en realidad estaba deseando, pero sabía que tenía razón. Además de todo el dolor que seguía vivo en mi mente no podía recordar nada más.
Sus ojos se hicieron más chicos como su sonrisa volvió a crecer y casi pude sentir como me examinaba de arriba a abajo, era extraño el porqué de hecho no me avergonzaba de ello en lo más mínimo.
—Te he traído algo. — Dijo él en voz alta, como si no supiera que era capaz de escucharlo aunque lo hubiera dicho en un susurro.
Apuntó con su pie hacía al frente a donde un enorme, y muy, muy muerto gato de puma yacía marchito y sangrante en la tierra.
Me golpeé internamente a mí misma por no haberlo notado antes, más aun, por no haberlo olido antes.
Los ojos del puma estaban cerrados, su boca ligeramente abierta dejando entrever sus afilados dientes, una de sus patas prácticamente doblada por la mitad y su pecho aplastado por completo. Pero lo que más me impactó fue la sangre. Sangre, sangre, sangre por todos lados. Sangre chorreante del cuerpo muerto del puma que olía demasiado bien, demasiado bien en comparación con cualquier otro ciervo que hubiera probado.
—Adelante. — Dijo de nuevo, distrayéndome momentáneamente del animal.
A pesar de que yo no me moví su sonrisa no cayó. En cambio, lo vi tomar impulso y dio una patada al cadáver. Se vio tan suave, casi sin ninguna fuerza por su parte pero el animal casi voló en el aire después de recibir el golpe, llegando justo a mis pies.
Retrocedí. No podía. De por sí ya era demasiado psicótico estar casi sufriendo por desmembrar a un ser vivo, como para hacer… esto.
—Adelante. — Repitió y podía verse en sus ojos lo retorcido y perverso que él sabía que esta situación era, pero no parecía importarle. —Es para ti. Y mira que no fue fácil, tuve que correr bastante y luego perseguirlo y traerlo hasta aquí.
Casi quería reírme de la ironía.
Sí hubiera tenido un poco más de neuronas probablemente me hubiera ido, pero la sed. La sed nublaba mis pensamientos y me hacía hacer cosas que en otras circunstancias estoy segura que no haría.
Así que lo hice. Me agache con cuidado, sin apartar la vista del muchacho en caso de que estuviera planeando algo más. Y cuando por fin aparte la vista y mire el cuerpo en la tierra pude oírlo murmurar "tranquila, yo no creo que te muerda". Eso casi me hizo cambiar de opinión, pero ya era tarde, mis labios ya estaban sobre la herida en el cuello del animal y yo estaba succionando tan fuerte y rápido como era capaz.
Sí, era espeluznante y demente y retorcido, pero se sentía demasiado bien.
Cuando termine, vino la culpa.
—Hey, está bien. — Edward dijo. Y no me había dado cuenta cuando fue que se acercó tanto. —No puedes permitirte sentirte mal por esto, hay cosas peores.
Él lo decía por algo y yo sabía porque era. La caza de humano era una cosa que… no podía imaginarlo.
— ¿Por qué lo hiciste? — Dije finalmente. Sonaba como un reproche, porque era un reproche. Él no debía, el no debió…
—Fue un regalo. — murmuró, ahora él estaba a escasos treinta centímetros de mi rostro. —Es mejor un puma que diez ciervos.
Son nueve vidas.
—Me sigues sorprendiendo. — Continuó. —La neófita salvaje preocupada por las vidas de animales indefensos.
Un sonido como un gruñido salió de mi garganta y me aparte, antes de que el me volviera al mismo lugar de un tirón del brazo, muy suave, excesivamente suave.
—Bella… — mi nombre salió como una melodía de sus labios y mi respiración se hizo irregular cuando capte su aroma. Era como… azúcar y limón, mezclados. —He esperado mucho ¿sabes?, Los últimos meses han sido el peor de los infiernos para mí pero… te veo aquí, tan sana como alguien como yo puede estar, tan… fuerte, tan… gruñendo y enfadada y confundida. Mírame. — Dijo desesperadamente.
Mi mente se estaba haciendo girones por sus palabras y simplemente no podía moverme. De que estaba hablando o lo que quería decir no estaba haciendo sino confundirme más de lo que ya estaba.
Él me miraba, lo sabía, pero yo no lo miraba a él, es decir, no hasta que tomó mi cara entre sus manos y la giro, dándome la perfecta vista de sus ojos topacio claros, ellos eran…
"Vaya. Te veo los ojos distintos."
Y de repente había más destellos en mi cabeza, todos tan ilógicos como el ultimo y yo sólo… tenía tantas ganas de… llorar, pero mis ojos no se estaban empapando, mi pecho no estaba doliendo y no sentía esa sensación en la nariz, me estaba volviendo loca.
— ¿No es un poco cruel? De tu parte, hacerme esto ahora. — Él puso nuestras frentes juntas y si yo no lo aparte fue porque su olor me estaba embriagando, volviéndome casi tan desquiciada como la sangre del puma lo hacía. Sentía que me estaba hablando en otro idioma muy difícil de entender pero sus ojos brillaban y yo estaba tan perdida en ellos que apenas lograba pensar lo suficiente para no acercarme más. —Ahora que estas bien, ahora que todo podría ser tan perfecto. ¿Por qué tiene que ser todo siempre tan complicado?
—Lo siento. — Dije, y no sabía porque, es solo que él estaba… sufriendo. Se veía realmente dolido.
—Lo siento. — Repitió acunando mi mejilla en su mano. — Lo siento, lo siento, lo siento. ¿Recuerdas por lo menos algo? Cualquier cosa.
"No cierres los ojos…"
—No.
—Entonces… no creo que las suplicas en las que he estado trabajando desde hace meses me sirvan de algo ahora. —Se rio, una risa estrangulada. — Creo que está todo muy claro.
Su sonrisa vino a flote de nuevo.
— ¿Qué quieres decir? — Pregunte.
Él apartó nuestras frentes todavía unidas y me miro con ojos suplicantes, se relamió los labios y luego hablo.
—Me llamo Edward Cullen. — Musitó, viéndome directamente a los ojos. —Tú debes ser Bella Swan.
"No tuve oportunidad de presentarme la semana pasada"
Me quede callada, y a él no pareció importarle. Seguía sonriendo.
— ¿O, prefieres Isabella?
"¿Cómo sabes mi nombre? "
Está vez, él parecía verdaderamente esperar una respuesta.
— ¿Te molestó?
¿Qué estaba haciendo? Todo lo que decía estaba trayendo relampagueos y destellos a mi cabeza, me sentía mal, todo era tan confuso y borroso, un montón de imágenes distorsionadas que no me decía nada.
—No exactamente. — Dije siendo sincera
Ahí estaba la sonrisa de nuevo.
— ¿Me acompañas? — Él señaló el camino de vuelta a donde había dejado al resto de su… familia.
Entrecerré los ojos en su dirección. No podía decir que confiaba plenamente en él pero… él era, diferente. Era diferente conmigo.
—Damas primero. — Murmuró en tono burlón cunado asentí.
Yo camine un par de pasos delate de él y podía sentir su mirada fija en mi espalda, casi sentía la sonrisa también. Sabía hacía donde me llevaba, y no era el claro donde había dejado a Carlisle. Era a la casa.
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N/A: Holaaaaa criaturitas. Bueno, si ya no se acuerdan ni en que iba esta historia no los culpo, fue un tiempo exagerado el que tomo para que este capítulo quedara finalizado. No sé si sabrán pero mi nombre es Carina. La autora original del fic y yo estamos trabajando juntas pero tenemos un par de problemas con la escritura en primera persona. Como sea, sentimos la tardanza. Solo faltan unos cuantos capitulitos para que este fic esté terminado así que no se desesperen demasiado, no quiero forzar demasiado el final.
Quiero darles las gracias a:
MysteriousLady09 , Abigail Robsten Cullen, michelle-dahiana1 , , soledadcullen , AlexBloodyCullen, helenagonzalez26-athos, ceres vilandra, TwilightIceDancer, Lyli Salvatore Volturi 2 y MariFer, por sus comentarios el capítulo anterior lamento si no los puedo contestar ahora, ando muy ajetreada y de milagro pude subir el capítulo hoy, entonces espero que les haya gustado y si quieren dejar su opinión estaría muy agradecida, pues nada más, bye bye, cuídense.