Hola! Esta es una adaptación de jardín secreto de Frances Hodgson B. es un libro muy bueno y cuando lo leí no pude dejar de pensar en los personajes de crepúsculo… si a alguien no le gusta, que me avise y yo veré que puedo hacer.

Gracias por leerme!

Huérfana y abandonada.

Rosalie Hale era una niña delgada, de rostro pálido y triste; su pelo era amarillo, fino y escaso; mas bien pequeña para su edad: tenia aspecto frágil y enfermizo.

Había nacido en la india, donde su padre había sido funcionario del gobierno ingles y siempre estaba muy ocupado cumpliendo con sus obligaciones.

Su madre era una hermosa mujer a la que solo le interesaba su propia belleza y participar en las alegres fiestas que organizaba la colonia inglesa. La hija era un verdadero estorbo para sus actividades sociales más aun, cuando la pequeña era más bien feuchita y en nada se parecía a ella. Se puede decir que no la quería y que nunca la quiso, como en general las madres quieren a sus hijos.

Al nacer Rosalie, la madre la entrego al cuidado de una aya hindú para que la mantuviera alejada de su vista.

Sin el afecto de su madre ni de su padre, Rosalie al cumplir seis años solo había conocido a su alrededor a los sirvientes hindúes y se había desarrollado como una niña débil, egoísta y tiránica. Las institutrices inglesas que su padre le contrataba para que le enseñaran a leer y escribir, no lograban soportarla mas de dos o tres meses. Era verdaderamente lo que se llama una niña arisca, mal criada y voluntariosa.

De este modo fueron pasando los años de su primera infancia, siempre sola, siempre triste.

Un día, cuando ya tenía nueve años, al despertar una mañana de intenso calor, vio que a su lado no estaba su aya sino que otra sirvienta. Esto la puso de muy mal humor y le provocó otra de sus frecuentes pataletas. La mujer muy asustada, solo le repetía una y otra vez que su aya no podía acudir a cuidarla.

Esa mañana, Rosalie percibió algo extraño y misterioso en el ambiente, ocurría algo desacostumbrado: varios empleados habían desaparecido y aquellos a quienes diviso se escabullían temerosos y corrían con caras cenicientas y ojos desorbitados.

Nadie dijo nada a la niña de lo que sucedía y tampoco su aya fue a verla. A medida que avanzaba la mañana, Rosalie se sentía más sola y desconcertada. No sabia que pensar acerca de lo que ocurría a su alrededor.

Triste y cabizbaja se dirigió al jardín y lentamente comenzó a jugar bajo un árbol cerca de la casa. A veces encontraba allí consuelo a sus penas.

Distraídamente, comenzó a hacer un ramillete de flores rojas. Pero su enojo no se calmaba. Al contrario iba creciendo cada vez más. Y a medida que su enojo crecía, rezongaba más y mas palabras y frases feas que le diría a su aya cuando esta regresara.

De repente, escucho la voz de su madre. Ella había salido al corredor y hablaba agitadamente con jun joven. Rosalie lo conocía, era un oficial recién llegado de Inglaterra. La niña los observo fijamente. Puso especial atención en su madre, a quien siempre admiraba porque era una mujer alta, delgada, muy hermosa, de grandes y sonrientes ojos. Sus finas ropas parecían flotar y a Rosalie le parecía que siempre estaba cubierta de encajes.

Pero esa mañana sus ojos no sonreían; al contrario, se veían grandes y asustados, con expresión implorante.

Miraba al joven oficial. Rosalie escucho a su madre que decía con voz trémula:

-¿de verdad, es tan serie la situación?

-muy grave –contesto el joven-. Terrible, señora Hale. Hace dos semanas que usted debería haberse ido a las montañas.

La señora Hale se retorció las manos.

-¡Ya sé que lo debía haber hecho! -exclamo-. Solo me quede para asistir a esa estúpida fiesta. ¡Que tonta fui…!

En ese momento se escucho un estremecedor y prolongado lamento que provenía de las habitaciones de los sirvientes.

Rosalie empezó a temblar de la cabeza a los pies.

-¿Qué pasa? ¿Qué sucede? –pregunto la señora Hale.

-alguien ha muerto –respondió el joven-. Usted no me dijo que ya había estallado entre sus sirvientes.

-¡no lo sabia! –dijo casi gritando la señora Hale-. ¡Venga conmigo! ¡Venga! –agrego, y corrió hacia el interior de la casa.

Desde ese momento los hechos se sucedieron en forma confusa y terrible. Por fin, Rosalie comprendió el misterio de la mañana. La epidemia de cólera había llegado a la casa de los Hale.

Es esta una enfermedad que se extiende tan rápida y violentamente y las personas se contagian y mueren por cientos.

El aya se había indispuesto durante la noche y su muerte fue la causa del triste lamento de los sirvientes. Antes de finalizar el día, fallecieron otros empleados, y los que aun quedaban vivos huyeron presas del terror.

El pánico y el dolor cundió por la ciudad porque en casi todos los hogares había victimas de la enfermedad.

Al día siguiente, en medio de la confusión y el desconcierto, Rosalie se refugio en su habitación. Nadie acudió a verla esa mañana, nadie se acordó de ella, por lo tanto ignoraba los graves sucesos que ocurrían en la casa. Durante muchas horas estuvo sola. A ratos dormía, a ratos pensaba sin poder explicarse la extraña situación y a ratos lloraba.

Solo sabía que había muchos enfermos. Hasta ella llegaban misteriosos y extraños ruidos. Sentía miedo. Sentía mas abandono que nunca antes.

Llego el momento en que se atrevió a deslizarse hasta el desierto comedor. Allí encontró restos de comida y un desconcertante desorden de sillas y platos que indicaba que, por alguna razón, alguien los había empujado al levantarse de improviso.

Rosalie tenía hambre y sed, comió algunas frutas y galletas y bebió vino dulce que quedaba en un vaso a medio consumir. Luego, sintiéndose mareada, volvió a encerrarse en su dormitorio.

A lo lejos escuchaba gritos y ruido de pasos precipitados cuyo origen no alcanzaba a comprender y al asustaban. Pero el vino le provocó tanto sueño que pronto ya no pudo mantener los ojos abiertos. Se recostó y por largas horas durmió profundamente sin saber mas de lo que pasaba a su alrededor.

Al despierta, se quedó quieta mirando hacia la pared, el silencio absoluto, no se escuchaban voces ni pasos. Rosalie pensó que quizás los enfermos se habían mejorado y que todos los problemas estaban a solucionados, se pregunto entonces quien cuidaría de ella ahora que su aya había muerto. Probablemente le buscarían otra. No lloro, pues no era una niña sensitiva y jamás se preocupaba de los demás.

Estaba asustada y también resentida porque nadie se acordaba de ella. Sin embargo, tenía la esperanza de que si habían mejorado, seguramente alguien la recordaría y vendría a buscarla.

Pero nadie llegó. La casa parecía cada vez más silenciosa y seguía tendida en su cama. Repentinamente escucho algo que se arrastraba bajo la alfombra. Se dio vuelta y vio deslizarse una pequeña serpiente que la observaba con ojos que parecían joyas. Rosalie no se asusto pues sabia que ese pequeño animal no le haría daño. Al contrario, más bien parecía querer salir cuanto antes de la habitación. Y, en efecto, poco después se deslizó bajo la puerta y desapareció de su vista.

"¡qué extraño y silencioso esta todo!" -se dijo-. Es como si en la casa no hubiera nadie más que la serpiente y yo."

De pronto, escucho, escucho unos pasos que se acercaban. Eran pasos de hombres que entraban en la casa hablando en voz baja. Abrían puertas y las volvían a cerrar.

-¡que desolación! –Oyó decir Rosalie-. ¡y esa preciosa mujer… supongo que la niña también, pues oí decir que había una niña, a pesar de que nadie la conoce.

Pasado un momento, abrieron la puerta de la habitación de Rosalie. Ella se encontraba de pie. Dos hombres entraron y vieron a una pequeña niña con el entrecejo fruncido y rostro aterrorizado. El primero, que la descubrió fue el un oficial a quien Rosalie había visto alguna vez en compañía de su padre. Parecía cansado y preocupado, mas, al verla, se sorprendió de tal manera que dio un salto hacia atrás.

-¡Barney! -grito- ¡que dios nos ampare! ¡En un lugar como este hay una niña sola! ¿Quién eres?

-soy Rosalie Hale –dijo la niña enderezándose.

Ella pensó que el hombre era muy mal educado al llamar la casa de su padre "un lugar como este"

-me quede dormida cuando todos desaparecieron y recién he despertado. No se porque no vinieron a buscarme.

-¡es la niña que nadie conocía! –Exclamo el hombre volviéndose a sus compañeros-. ¡se olvidaron de ella!

-¿Por qué se olvidaron de mí? –Pregunto Rosalie golpeando el suelo con el pie-. ¿Por qué no viene alguien a verme?

El joven llamado Barney la miro con pena y Rosalie pensó que había parpadeado como para librarse de una lagrima.

-¡pobre pequeñita! -exclamó-. En la casa no ha quedado nadie que pueda venir a verte.

N realidad, nadie había quedado en la casa. Su padre y madre habían muerto de cólera la noche anterior y los habían sacado rápidamente. Los sirvientes que sobrevivieron huyeron espantados del lugar sin acordarse de la existencia de Rosalie. Ahora podía explicarse por qué la casa se sentía tan silenciosa. Era verdad que allí se encontraban mas que la serpiente y la pobre niña huérfana y abandonada.

Mary Lennox es interpretada por Rosalie Hale, en cada capi diré que personaje es quien…

Besos!