Bueno, esto no es mas que un crack fic que se me acaba de ocurrir mientras escuchaba una canción (Desert Song, de My Chemical Romance 3) y me dije ¿Por qué no publicarlo? Así que aquí está.

Disclaimer: Rurouni Kenshin, sus inceríbles e inspiradores personajs y su hermosa historia es propiedad de Nobuhiro Watsuki


Cuando vendrá la noche

Como pudo, herido, sordo y perdido, la arrastraba con pesadez. Ella no se merecía ese trato, pero tampoco era justo que permaneciera en el bosque y que la nieve, tan blanca como su fina piel, se convirtiera en la tapa de su sarcófago. Trataba de cargarla con la mejor agilidad posible, sin que sus pies rozaran el frío piso blanco, sin que sus ropas se mojaran ni que tuviera que soportar los jadeos y los bruscos pasos suyos. Ella ya no podía quejase, pero esa no era la manera adecuada de cargar con un cuerpo, y menos con el cuerpo de una amada.

Ya faltaba poco, su hogar ya estaba cerca. Ya llegarían. Atrás dejaban los dos un camino de sangre que el tiempo borraría, al igual que la sangre de su espada. Pero, más allá de la conmoción, él sabía que el recuerdo de esa sangre derramada no se le borraría jamás. Nadie podía borrar esa mancha.

Su cicatriz tampoco se borraría.

La contemplaba, ojos cerrados, rostro pacífico, manos juntas, sangre en su costado. Sentía que su propia alma había lo abandonado, que ya nada fluía en sus venas. Era tanto el sufrimiento que ya no podía sentir nada más. Tanta tristeza, tanto dolor y tanta culpa.

Solo quería que todo eso cesara de una vez, era demasiado. Todo era su culpa.

Tomoe, yacía a su lado, muerta. Él la había matado.

Todo a su alrededor se derrumbaba, cerraba los ojos y aún la veía, despierta. Mirándolo fijamente, con la misma tímida sonrisa que le había dedicado en su último instante. Pero sabía que no era así, abría los ojos y la realidad caía ante él.

Se preguntaba cuando vendría la noche, para poder derrumbarse por completo. Y que después amaneciera, para que todo fluyese.

Después de todo, él moriría otro día.