- Bien, es por aquí. –comentó casi por vigésima vez Holmes sobre la ruta a seguir.- Sabe, sé que usted siempre está consciente de lo que hace pero, creo que estamos perdidos. Lo siento. –replicó Watson.
- ¿Me puedo retirar señores, por favor? –interrumpió totalmente mosqueado Lawrence.
- No. –contestó tajante Sherlock.
- Basta. Suficiente. Holmes, te quito la custodia del caso por ahora, mandaré un equipo de policías a investigar los sectores estratégicos, a cuarteles de ser necesario. –sumó al diálogo Lestrade, cansado y desorientado.
- ¿Lugares estratégicos? –cuestionó sorprendido el Dr., sin entender.
- Los lugares donde fueron encontradas las víctimas. –rectificó Sherlock, con tono pauso y arrítmico, más serio de lo normal.- No me puedes quitar la custodia Lestrade, yo sé lo que hago.
- Eso es lo que me preocupa –contestó frívolo el policial- finges no saber lo que haces, probablemente esto es una treta para tardarte lo más posible en volver a Scotland Yard, y obviamente así no podrás devolverte a cumplir condena.
Holmes rió por lo bajo, y devolvió el ataque- ¿A sí? ¿No será que el que no sabe lo que hace eres tú? Me enteré que no tienen pistas o indicios de algo. No culpables. No rutas. No testigos. No nada. Ustedes dejan la vara alta en lo que respecta a dejar la vara por el suelo en atrapar criminales. –comentó sarcástico el detective.
Se veía venir una pelea entre todo el grupo, ya habían perdido seis horas seguidas caminando. En la disyuntiva formada, Clarkie intentó apaciguar los ánimos.- ¡Miren, miren el suelo! -apuntó a una esquina, a la que todos voltearon a ver.
- ¿Sangre? –cuestionó obnubilado Lawrence, debido a una mancha roja en el suelo- No, parece más jugo de frutilla -contestó mordaz Sherlock, burlándose.
- Ya basta Holmes –dijo Lestrade mientras procedía a investigar.
- Una cantina. No sé por qué no me sorprende -adhirió a la conversa John, el cual había curvado la esquina y se encontró con la entrada a una especie de cabaret disfrazado de cantina.
- Bueno, entremos –comentó relajado Holmes.
Todos ingresaron al recinto, el cual se inmovilizó completamente. Sólo alcanzaron a distinguir un grupo pequeño de mujeres con trajes llamativos escondiéndose en un cuarto.
- Srs., jeje, ¿qué se le place aquí? –salió nervioso, al parecer, el dueño.
- ¿Por qué se escondieron las damas? –cuestionó Lestrade.- ¿Será porque soy detective, tú junto con Clarkie policías, y esto es un cabaret oculto? –contestó Sherlock.
- ¡Les juro que son mujeres decentes y recatadas, y si alguien acusó este local es porque no le gustaron ellas simplemente! –exclamó el dueño.
- En verdad venimos por unas muertes, que enlazan a este lugar. –Esclareció Watson.
- ¿La de Diamante y Calizo?
- ¿Ah? –comentaron unísonos sin comprender.- Perdón, es que, aquí así se nombra a las muchachas. Ya sabe, para proteger su identidad…
- Bien, ¿por qué murieron? –el dueño puso cara de no saber nada- Corrijo, ¿qué pasó con ellas esa noche? ¿algún cliente moroso u obsesionado las acosaba?
- Sé que había un cliente que siempre las pedía a ellas, más que eso no. Y pues nada, salieron a la misma hora que siempre.
- Me contestó al revés las preguntas - ¿Disculpe? - Nada. - Holmes vámonos de aquí, mandaré a cabos a recolectar información.
- ¿Enserio no sabe nada? Hablamos de una de sus mujeres que fue asesinada a cuadras de acá, y justo a la vuelta de aquí hay una notoria marca de sangre en el asfalto. –el dueño no supo qué cara poner, pero agregó- generalmente él viene y está con una, pero la otra vez estuvo con ambas. –Holmes se despidió y salió.
El Sr. Lawrence estaba fuera, nadie había notado cuándo salió.- ¿Obtuvo algo, gran Sherlock? – Sí. –el grupo lo miró sorprendido.
- Está claro que nuestro tipo vino a ver a estas muchachas la noche anterior, seguramente tuvo algo con ellas. Él salió, lo mataron al rato después. Con la chica uno fue lo mismo, pero la dos fue a la que más tarde y lejos mataron, seguramente fue el mismo sujeto, así que usó el mismo implemento en todos los asesinatos, ahorrando tiempo. Si encontramos el arma… - Ah sí, se me olvida que siempre que mato a alguien dejo el arma tirada en el suelo a la vista de todos –contestó burlesco e irritado Lawrence.
Watson reaccionó de repente- No es cualquier corte, es especial de un tipo de cuchillo por la forma en que rasga, el tamaño de la incisión y la forma en que se desliza en la piel. Junto con los peritos en armas deducimos un kukri alpino.
Sherlock retomó la palabra- Un cuchillo de colección casi, para asesinatos es mejor usar dagas o cuchillas cudeman. Son rectas y filosas.
Lawrence calló, no esperó que se pudieran extraer tantos datos y unirlos tan fácilmente.- Lawrence, el que te contrató era muy joven para tener grandes enemigos, aún así asumo que tenía dinero, una especie típica de "joven multimillonario". Recuerdo que la noche del día en que recibí su carta, fui a espiar la casa del susodicho, y vi salir a un tipo alto en la noche, le pregunté si me podía ayudar para saber algunas cosas del lugar, y huyó velozmente. Pues, lo perseguí y acabó todo como ya saben.
- ¿Crees que el occiso conocía al que lo asesinó? – No tengo claro si justo lo conoció la noche anterior a morir, o tal vez de antes. Bueno, no pude indagar más porque me vi atrapado en la cárcel y con cavernícolas roba-ropa.
John rió, Sherlock y sus comentarios ilógico-graciosos. Lawrence quedó pensativo, y preguntó- ¿Recuerda más sobre el tipo al que vio? – Recuerdo que era enorme y veloz. Además… -Holmes meditó un momento el recuerdo- tenía llaves. Sí, estaba cerrando la puerta cuando se fue, una visita cualquiera es imposible que las tenga. ¿Recuerda algún empleado o sirviente? –Lawrence pensó- Creo que no, recuerdo ver a un tipo como usted me menciona, pero sólo una o dos veces, y mientras yo trabajaba haciendo el testamento, tuve que ir más de una semana. Pero sí recuerdo bien, que en un momento en que yo conversé cómo se evaluaba la fortuna del señor, el tipo estaba escuchando atento. Pregunté quién era, y me dijeron que un mayordomo.
Holmes rió- Dicen por ahí que el mayordomo siempre tiene la culpa. Creo que ya sé cómo fue esto. –Todos miraron anonadados-. Mientras perseguí al tipo un gran trayecto, me di cuenta que conocía demasiado bien las calles y que se movía ágilmente por ellas. Asumamos que él fue el asesino. Y como mayordomo, gracias a las horas que ve llegar a su jefe y sus estados, podría enterarse dónde frecuentaba sus noches.
-Entonces contactó el lugar mediante las chicas… -Lestrade enganchó la idea y la empezó a formular él mismo.- A las que le pidió una vez borracho el otro, le extrajeran cierto tipo de información… -complementó Watson.- Algo así como datos de dónde está su dinero –siguió Clarkie.- De donde pudieran sacar una gran fortuna de un tipo que la protegía porque sabía que lo podían matar por ella. -Finalizó Lawrence.
-Exacto detectives –comentó risueño Sherlock- y, como sabrán algunos, borracho uno no es consciente de la mitad de lo que hace –miró serio a Watson-, y tarde o temprano se tiene que hacer cargo de eso. Él reveló algo que no debía a las chicas, el mayordomo seguramente les había prometido parte del dinero. Entonces, los mató a los tres una vez que fue por la información que poseían ellas.
Lestrade comprendió el rumbo de la plática- Entonces, deberá volver a la casa si es que quiere el dinero, y asumiendo que tal vez se remate pronto junto con el inmobiliario ya que no hay descendencia o familiares… -le cortó Holmes- Él volverá hoy mismo hacia allá para extraer el dinero y huir.
»Bueno, dicen que el asesino siempre vuelve a la escena del crimen. Tomando en cuenta que ya mató y su objetivo real era hacerse del dinero, debe de estar regresando a la casa a por él.
El caso estaba resuelto. Efectivamente volvieron y pillaron al tipo abriendo una caja fuerte, sabía la ubicación y los códigos para abrirla. Lo arrestaron y el caso se cerró. Sherlock, "por su impecable servicio a la policía londinense y buena conducta", saldó su sentencia y lo liberaron.
- Felicitaciones, una vez más resolvió su caso. –empezó la conversación Watson, mientras estaban en una plaza apartados.- Sí, creo que no fue tan complicado, sólo se necesitaba plantear mejor las hipótesis. Creo que hasta Lestrade lo hubiese solucionado, por no decir un niño de tres años. –John rió, Holmes habla tan mal de ese policía a veces.
- Vamos, estaba complicado, incluso yo nunca pensé en lo del cuchillo, ni me acordaba de ese dato. No pensé tampoco que el sujeto muerto se lo había dado a su mayordomo por su cumpleaños el año pasado. –comentó tenso el Dr. al imaginar el momento.
- Literalmente apuñalado por la espalda. Sabes Watson, creo que jamás te regalaré algo, ni siquiera una cuchara. – Hey, yo no sería capaz de matarlo. –comentó molesto el otro-. Pero sí de abandonarme, que es lo mismo. –rebatió el detective mirándolo fijo a los ojos, a sus azules ojos.
John se tensó aún más, y es que con el caso había olvidado todo lo de ellos.- Ya Holmes, no te pases historias con nosotros. Yo elegí a Mary ya, es tarde -. Nunca digas nunca Dr.
Y se miraron, y Watson rió y pensó por un momento; había jurado fidelidad y amor mutuo hasta que la muerte los separe. Y le surgió una duda, que compartió:- ¿Qué es un instante, en la eternidad de la vida? –Holmes rió-. Según los romanos, un instante o momento equivale a un minuto y treinta segundos. Según yo, equivale a esto. –y lo besó.
El rubio le correspondió, pues aprendió que de un momento a otro alguien puede morir, ser arrestado, separado, robado, lastimado, abandonado, etc. e, igualmente, ser propenso a todo ello: por ej. Holmes. Y no lo abandonaría, preferiría sufrir con él todo eso y más, los casos, los momentos peligrosos y hasta los complicadamente intelectuales, porque se había enamorado, no por lo que la sociedad londinense le dice que se enamore, sino por lo que él es en realidad.
FIN
FDSJKJFSAL, PERDÓN EL ATRASO. XD, merezco la muerte, más que lloro cuando me hacen esperar y ahora pasó no sé cuánto tiempo;;_;; los amo y ojalá dejen reviews plis, aunque sea pa putiarme el atraso u_u.