Hola! Bueno, aquí vengo con una nueva historia sobre One Piece (mi otro fanfic es "Tesoros")
Este fanfic viene cosquilleándome en la mente desde hace tiempo y se centra en la historia de Monkey D. Dragon y la madre de Luffy (personaje de mi total invención) El fanfic va a narrar las aventuras de la generación anterior de los sombrero de paja, donde la madre de Luffy, Dragon, Shanks y otros personajes de la serie como Bonney, Rouge, Akainu, X Drake, el padre de Zoro y Roger adquieren protagonismo.
También se explicarán las razones por las que Dragon se convirtió en un revolucionario y debió dejar a Luffy al cuidado de su abuelo.
Obviamente, los personajes de One Piece no me pertencen, y esta historia es una versión hecha por una humilde fan que no tiene mucha paciencia XDD
Sin añadir más, espero que a alguien le guste y disfrute la historia! =)
Capítulo 1
Read D. Lin
Los últimos retazos del verano se desvanecían. En su lugar, pequeñas hojas comenzaban a precipitarse sobre las calles del reino de Goa. Los nobles que vivían en la ostentosa Ciudad, congregada en el centro de la Isla Dawn y aislada del resto de la gente común por enormes muros de piedra, habían cambiado sus ligeros atuendos por prendas más gruesas.
Sin embargo, al hijo del vice-almirante Monkey D. Garp, la brisa fresca parecía gustarle.
-Se alejan a nuestro paso- comentó un joven Dragon articulando una ligera sonrisa que parecía empapada de sarcasmo-. Me pregunto…
-Y te miran por tu aspecto- masculló Garp resoplando mientras caminaba junto a su hijo hacia la sede central de la Marina que custodiaba la isla-. Ese cabello que tienes… pareces un criminal y no un hijo mío. Tienes veintisiete años, ¡luce como tal!
Dragon se limitó a seguir sonriendo, acostumbrado ya a los comentarios vituperantes que su padre solía soltarle cada vez que veía oportunidad.
Pero lo cierto es que, en comparación con la gente que allí vivía y los propios marinos que circundaban la entrada del reino, la apariencia del joven contrastaba notablemente. Su cabello oscuro iba recogido en una pequeña coleta mientras un flequillo rebelde le caía por la frente y las sienes. Vestía ropas sencillas, oscuras y de segunda mano. Bajo el brazo, sin embargo, sostenía un libro que parecía valioso.
-¿Alguna vez has estado al otro lado de esos muros?- preguntó Dragon tras varios minutos de silencio.
Garp frunció el ceño
-Al otro lado está la Terminal Gray. No te acerques por allí. Es un basural plagado de enfermedades y gente de malas intenciones.
-Pero allí viven muchas personas. No todas han de ser criminales.
Garp asintió, aunque un suspiro escapó de sus labios.
-Sí. Es verdad.
Dragon no dijo nada más, pero su expresión se ensombreció un poco.
Cuando llegaron a la sede de la Marina, Garp fue inmediatamente saludado por los marines que hacían guardia en la entrada en gesto de profundo respeto y mal disimulada admiración. La fama de Monkey D. Garp, el único marine capaz de enfrentar de igual a igual al infame Gold Roger, era conocido por todos. Muchos incluso ya empezaban a llamarlo "Garp, el Héroe".
Cuando entraron, Dragon observó como un marine alto, joven y moreno, de labios gruesos y postura desgarbada, ponía la mirada en ambos antes de sonreír y saludar a su padre amistosamente con la mano.
-¡Garp-san! ¿Cómo le va?
-¡Aokiji!- se sorprendió Garp- ¿Qué haces por aquí?
-Me han ordenado registrar unas islas de los alrededores del reino, pero volveré mañana al cuartel general junto con Saul. Hemos venido juntos- los ojos de Aokiji se posaron en el joven que lo acompañaba- ¿Su hijo?
-Dragon- se presentó el aludido extendiendo la mano. Aokiji se la estrechó sonriente-. Mucho gusto.
-Lo mismo digo. Por cierto, tú no te pareces nada a tu padre ¡je!
Dragon esbozó una ligera sonrisa mientras Garp prorrumpía en una carcajada estruendosa.
-¡Eres observador, mocoso! Mi hijo Dragon es la copia de su madre. De ahí ese gusto por los libros y su nulo interés por la marina, aunque me habría gustado que se alistara.
-Por cierto, señor- dijo Aokiji bajando la voz- ¿Es cierto lo que pasó en la batalla de Ed? ¿Shiki perdió con toda su flota?
-Y todos los hombres de Roger salieron, al parecer, sanos y salvos- asintió Garp frunciendo el ceño y chasqueando la lengua-. Ese mal nacido…
-Me da la impresión de que está algo contento con el resultado de la batalla, señor.
-¡Bah! ¿De que tonterías estás hablando? Un día de estos atraparé a Roger con mis propias manos y haré que los piratas se lo piensen dos veces antes de salir a navegar los mares.
-¡Eres tan guay, Garp-san!
-Papá- dijo Dragon- ¿Dónde está la biblioteca? Ya sabes que es por lo único que he venido aquí…
Un repentino alboroto interrumpió lo que iba a decir. Un marino viejo vestido con delantal y gorro de cocinero había salido persiguiendo a una joven muchacha que parecía ser recién recluta. Esta dejó de correr y alzó las manos, aunque sus mejillas estaban bastante abultadas.
-¡'O e de e ablas! (¡No sé de que hablas!)
-¡Eres una malcriada! ¡Esos pasteles íbamos a servirlos en la cena del comodoro!
La joven tragó con esfuerzo y esbozó una sonrisa.
-Vamos, Darrek, no pasa nada, si quieres puedo ayudarte a prepararlos de nuevo…
El viejo marino cocinero se estrujó el sombrero.
-¡NO! ¡No te atrevas a entrar a mi cocina de nuevo!
Garp se acercó a ellos.
-¡Lin!- dijo cruzándose de brazos mientras miraba a la joven. Ella, al darse cuenta de quien le había hablado, se puso repentinamente pálida- ¿Estás causando problemas otra vez?
-Ga… Garp-san- farfulló ella antes de forzar una sonrisa- ¿Cómo estuvieron sus vacaciones?
El hombre le dio un coscorrón en la cabeza.
-¡Ahh!- se quejó ella agarrándose la cabeza con los ojos llorosos- ¡Duele!
-¿Se puede saber que estás haciendo, Lin? ¿No deberías estar entrenando con los demás reclutas?
-Me castigaron, señor- dijo ella haciendo un mohín-. Y tuve que limpiar las cocinas.
-¡Y se comió todos los pasteles que preparé para la cena de hoy!- añadió el viejo cocinero, irritado-. Vice-almirante Garp, perdone que le diga, pero esta joven que ha traído no causa más que problemas.
-¿Cuántos pasteles eran?
-Ocho.
-¿Te comiste ocho pasteles?- se sorprendió Garp mirando a Lin. La joven no podía ser más delgada. Tenía el largo cabello azabache hasta la cintura, aunque lo llevaba recogido en un moño, y sus ojos, verdes y grandes, le daban expresión a todo su rostro.
-Tenía hambre, señor. ¡Y se veían realmente deliciosos!
Garp suspiró.
-Muy bien, Darrek, puedes irte. Yo me encargo de ella.
El cocinero asintió y se marchó murmurando entre dientes. Aokiji, que había contemplado toda la escena con una sonrisa divertida, se despidió de Garp y Dragon y desapareció por uno de los corredores del cuartel.
-¡Lin!
-¡Sí, Garp-san!- respondió ella tensándose como un palo.
-Enséñale a mi hijo donde está la biblioteca.
Ella parpadeó un par de veces y luego miró a Dragon sin ocultar su asombro.
-¡¿Ehhh?! ¿Ese es su hijo? ¡No sabía que tenía un hijo!
-Un placer- dijo Dragon haciendo un leve saludo de cabeza. Lin, por el contrario, le sonrió ampliamente.
-¡Shihihi! ¡El placer es mío! Soy Read D. Lin.
Los ojos de Dragon se estrecharon un poco, pero ella no pareció percatarse de eso.
-¡Sígueme!
Mientras se adentraban por uno de los pasillos del cuartel, Dragon observó con cierta curiosidad a su extraña guía. La joven no parecía tener más de dieciocho años, aunque no era precisamente alta ni muy delicada. Caminaba con las manos en la nuca en un gesto que parecía, a todas luces, una de sus posturas favoritas.
-¿Así que eres un come libros? ¡Realmente tú no te pareces nada a tu padre!- comentó ella de pronto y volteando un poco la cabeza para mirarlo con sus expresivos ojos verdes, riendo entre dientes como si aquello le resultara muy gracioso.
-Soy un historiador- precisó Dragon con una sonrisa indulgente.
-¿Ehh? ¿Y es divertido?
-Más que divertido, es apasionante. La historia siempre me ha interesado. Desde que era un niño.
Lin esbozó una de sus enormes sonrisas.
-¡Pues no suena tan mal!
Torcieron a la izquierda del pasillo y atravesaron un pequeño patio lleno de fuentes y estatuas de famosos marinos que llevaban muertos muchos años. Lin se detuvo entonces ante una puerta pintada de rojo y la abrió, dejándole el paso a Dragon después de asomar la cabeza por ella.
-El viejo bibliotecario casi nunca está. Seguro que debe andar bebiendo licor barato por ahí ¡Shihihihi!
Dragon sonrió. La peculiar risa de Lin era algo contagiosa.
-Bueno, yo debo irme… ¡Ah, por cierto! ¡Toma!
Lin sacó debajo de su gorra de marine un trozo de pastel de limón y se lo dio.
-Me has caído bien, señor historiador. Así que te daré algo de mi comida.
-Yo…- comenzó a decir Dragon, pero antes de que terminara su oración, ella se despidió con la mano, sonriente, y se marchó corriendo.
….
Las semanas que Dragon permaneció en la biblioteca de aquel cuartel de la marina pasaron más rápido de lo que él había previsto. Quizá era, en parte, gracias a Lin, quien a menudo se escapaba de sus entrenamientos y labores para acompañarlo. Ante su sorpresa, Dragon descubrió que la presencia de la joven marine no le incomodaba en lo más mínimo, a pesar de su hiperactividad y un extraño "don" para provocar líos.
Ella, quien tenía una tendencia a reír y sorprenderse por cualquier cosa, era la que más hablaba. Y le había hecho cientos de preguntas sobre sus viajes, sus sueños y el mar. Parecía sentir un enorme amor por el mar. Dragon descubriría, con el tiempo, de que este era una de las mayores motivaciones que la impulsaron a alistarse en la marina. Lin también le hacía a menudo extrañas preguntas como: ¿Cuál es tu color favorito? ¿Crees que existan islas en el cielo? ¿A dónde irías si no tuvieras ningún lugar a donde ir?
La mayoría de aquellas preguntas, sin embargo, Dragon no había sabido responderlas.
Una tarde, ella apareció sigilosamente por su espalda y estuvo a punto de sobresaltarlo.
-¡Shihihi! ¡Parecías muy absorto con ese libro!
Dragon le sonrió. A pesar de no estar muy acostumbrado a hacerlo desde la muerte de su madre, Lin siempre lograba arrancarle sonrisas espontáneas.
-Es una recopilación de hechos interesantes, aunque no muy agradables.
-¿Eh? ¿Por qué? Cuéntame.
Dragon la miró con una sonrisa ladeada.
-Dime una cosa, Lin.
-¿Um?
-¿Por qué estás en la marina?
Ella se quedó en silencio unos segundos, como si meditara, antes de responder:
-Porque quiero ayudar a la gente.
Dragon parpadeó, sorprendido por su respuesta.
-¿Ayudar a la gente?
Lin sonrió entusiasmada.
-Mi sueño es ayudar a que este mundo sea un poco mejor. Ya sabes… más justo y esas cosas. Los marinos no solo viven para atrapar piratas, sino también para defender a los débiles ¡Y yo le daré una paliza a todo aquel que se atreva a ponerle una mano encima a la gente inocente! Es el destino que he elegido y no me importa arriesgar mi vida.
Dragon sonrió.
-Ya veo.
-¿Y tú?- le preguntó ella- ¿Por qué eres historiador? No tienes cara de historiador, sino más bien de pirata, no te ofendas.
-Porque quiero conocer la verdad- respondió él sin titubear. Los ojos de Lin brillaron.
-¡Eres tan genial! ¿Entonces los libros tienen la verdad? ¿Por eso hay gente a la que les gusta leerlos?
Dragon negó con la cabeza.
-No, no todos. Los libros son como las personas, Lin. Algunos pueden ser muy útiles, otros son valiosos por su original contenido y otros pueden hacer que te des cuenta de cosas en las que antes nunca habías pensado. Pero también hay libros que mienten, y muchos hombres los escriben para tapar la verdad en pos de sus propias conveniencias- Dragon alzó el libro que había estado leyendo y sentenció:- Parte del trabajo de un historiador es saber reconocer entre lo que es mentira y lo que es verdad.
-Parece difícil.
-Lo es- sonrió Dragon-. Pero yo soy muy persistente.
-¿Y que cuenta ese libro que tienes ahí? ¿Una verdad o una mentira?
Él respondió:
-Una historia terrible y no muy agradable que aconteció hace trescientos años. Otra triste verdad.
A continuación, Dragon empezó a relatarle la historia de seis países que se enfrentaron en una fatídica guerra, la cual, al parecer, había sido provocada por un grupo de terceros; hombres poderosos a los que no les importó que millones de personas murieran por sus fines mezquinos.
-La historia de este mundo es a menudo cruel y llena de lagunas que desconocemos. Y aun siguen muriendo inocentes por la codicia desmedida de unos pocos- Dragon suspiró y apretó los puños, recordando la muerte de su madre-. Y seguirán muriendo…
Lin se quedó en silencio unos momentos antes de mirarlo y decir:
-Pues debe hacerse algo ¿no?
Dragon relajó su cuerpo, sonriendo ante su ingenuidad.
-Algunos lo intentaron, Lin, pero son muy pocos los que se atreven a luchar. El mundo no cambiará aunque algunos luchen hasta la muerte.
-¡Pues no estoy de acuerdo!
Dragon enarcó las cejas.
-Tal vez solo hace falta voluntad- dijo ella-. La voluntad de cambiar este mundo.
La mirada del hombre se ensombreció.
-Sólo con voluntad no se puede cambiar el mundo…
-Pero por algo hay que empezar ¿no?- insistió ella frunciendo el ceño-. Así es como aprendí a vivir yo. No sacas nada con lamentarte o pensar… o pensar en lo que podrías hacer. ¡Los sueños no vendrán hacia a ti; uno debe ir por ellos!
La voluntad para cambiar este mundo…
Sin que pudiera evitarlo, Dragon extendió su mano y la colocó sobre la cabeza de la joven. Una extraña sensación en el pecho que no sabía definir lo había desestabilizado por completo. Entonces sonrió.
-Ojalá existieran más personas como tú, Lin.
Ella le devolvió la sonrisa.
Cuando el otoño dio paso al invierno y la primera lluvia encharcó las calles, Dragon decidió que era el momento de partir. Había conseguido toda la información que necesitaba y tenía ganas de volver a Ohara para comentarle al viejo profesor Clover sobre sus recientes estudios.
Sin embargo, Dragon no podía marcharse antes de despedirse de Lin, por lo que se reunieron en uno de los muelles. Una puesta de sol trazaba el poniente, salpicando el cielo de tonos rojizos y amarillos.
-Que curioso- dijo ella, con aquella peculiar sonrisa despreocupada mientras observaba la puesta de sol-. Yo también estoy a punto de marcharme…- entonces, radiante de felicidad, miró a Dragon y dijo:- ¡Me voy al Grand Line! ¡He sido ascendida a sargento!
Él sonrió, gratamente sorprendido.
-No te mereces menos, Lin.
-¡Shihihihi! ¿Sabes? Pensé que sería siempre una aprendiza… pero Garp-san ha dicho que mi espíritu de lucha es el ideal de cualquier marino. ¡Ahh~! ¡Estoy taan feliz~!
-Lin.
-¿Si?
-Nunca me dijiste el origen de tu nombre, ni quiénes eran tus padres.
-¿Mi nombre?- repitió ella, confusa- ¿Por qué te interesa eso?
Dragon se lo pensó unos segundos antes de decir:
-Porque tú tienes la D.
-¡Ah, te refieres a eso! ¿Es curioso, verdad? Garp-san, tú y yo la tenemos. Mi hermana mayor, Rouge, tenía la D. también- Lin se encogió entonces de hombros-. Nunca conocí a mis padres. Nos encontraron a Rouge y a mí afuera de un orfanato cuando era un bebé y lo único que habían dejado era una nota con nuestros nombres.
Dragon asintió, meditabundo.
-Ya veo.
-¿Es algo importante, esa D?
-Es uno de los grandes misterios de la historia.
-¡Wow! ¡Realmente tu trabajo es apasionante!
-Lin…
-¿Uh?
Dragon clavó en ella una mirada tan penetrante que hizo a la joven respirar hondo.
-Prométeme que pase lo que pase, digan lo que te digan, seguirás siempre tu propio ideal de justicia. Que serás fiel a ti misma.
-Lo prometo siempre y cuando tú me prometas que cambiarás este mundo- repuso ella devolviéndole la misma mirada.
Dragon rió. Lin nunca lo había escuchado reír, pero aquel sonido le gustó.
-No puedo prometer eso.
-Ahhh… no eres divertido.
Lin colocó las manos detrás de su nuca en su típica postura despreocupada y su largo cabello negro y sedoso fue ondeado por la brisa.
-Entonces nuestros caminos se separan aquí hasta que el destino nos junte de nuevo- dijo él.
-Lo que estoy segura de que ocurrirá tarde o temprano, por supuesto ¡Shihihihi!
Dragon le dio una palmadita cariñosa en la cabeza.
-Adiós, Lin.
-Adiós, Dragon.
He decidido que Luffy se parezca más a Lin, así que ella es casi una versión masculina de él. Y su apellido, Read, pertenece a una famosa pirata dela vida real: Mary Read.
El capítulo 2 está listo, así que espero actualizar pronto.
Abrazos! =)