Está es una edición modificada del fic, esto debido a que han pasado muchos años desde que fue publicado por primera vez y la versión original tenía muchísimos errores y faltas ortográficas.
Así que si están leyendo esto después del 27 de mayo de 2018 el texto ha sufrido considerables modificaciones respecto a la redacción pero tengan por seguro que sigue siendo la misma historia.
I
Aeropuerto Internacional de Orlando, Florida.
Una hermosa joven de largos cabellos color miel se encontraba esperando en una de las muchas salas de pasajeros del enorme recinto en lo que informaban a través de los parlantes ubicados en cada esquina que su vuelo estaba pronto a despegar y por lo tanto, que debía abordar.
Un leve suspiro se escapó de sus labios entreabiertos.
Realmente le dio trabajo el convencer a sus padres para que le permitieran volver a su país natal sin ellos, además de permitirle no solo vivir fuera del que había sido su hogar los últimos años, sino también vivir por cuenta propia en un apartamento. Sin embargo, dada la testarudez de sus progenitores, ellos accedieron siempre y cuando pudiesen pagar por los gastos de renta, cosa que permitió con la condición de que todo respecto a locación y decoración sería elegido por su persona y por supuesto, de igual forma, todos sus gastos de manutención. Luego de una extensa conversación sobre los pros y contras de su mudanza, la resolución fue un permiso en el que se estipulaba que cierta cantidad de dinero extra le llegaría sin falta mensualmente y que, a menos que consiguiese una compañera no movería ni un pie fuera de su hogar en Estados Unidos.
Cerró los ojos y recostó su cabeza contra el respaldar del asiento. En verdad… el que sus padres aceptaran fue toda una odisea, a pesar de que ellos ya no eran tan excesivamente protectores como solían serlo cuando era una niña y también tomando en cuenta la independencia que adquirió con los años, ahora eran un poco más estrictos y no tan permisivos. Mas ella lo único que deseaba era regresar a su hogar en Japón y alejarse de ciertas personas indeseadas, incluso si eso significara reencontrarse con otras.
De repente una voz femenina se escuchó por todos lados, llamando la atención de los pasajeros del vuelo 5 con destino a Tokio, Japón y solicitándoles que por favor ingresaran por la línea de abordaje 22 lo más pronto posible así como también, deseándoles un buen viaje con la aerolínea elegida.
Recogió la maleta que decidió llevar con ella por lo pequeña que era y procedió presentar su boleto de abordaje a la aeromoza.
Mentiría si dijese que no se sentía ansiosa, después de todo, llevaba seis largos años sin visitar Japón y no tenía la más remota idea de cuánto había cambiado durante su ausencia.
Su vuelo tardaría poco más de 14 horas en llegar, por lo que tendría un buen rato para asimilar su realidad y prepararse mentalmente para lo que vendría.
Universidad de Tokio, Japón.
En los jardines traseros de la institución, recostados sobre uno de los muchos e imponentes árboles milenarios y de robustas hojas verde oscuro yacen dos jóvenes en sus veinte años. Uno de ellos profundamente dormido mientras el otro escuchaba música con sus ojos cerrados, enfocado únicamente en la melodía en sus oídos.
Toda calma se esfumó cuando una patada golpe sus pies, provocando tal sobresalto en ellos que los colores bajaron de sus rostros debido al susto, levantaron la mirada con ansías de mandar la diablo a quien los haya molestado pero solo se encontraron con su mejor amiga que los observaba con reproche.
— Ustedes son el colmo. Llevo casi cinco minutos llamándolos — Reclamó ella con las manos en su cintura.
— ¿Acaso tienes algo en contra del buen sueño de una persona trabajadora?
— En ese caso, tú no tienes derecho a reclamos. ¿Desde cuándo eres una persona trabajadora, Tai? Yo diría todo lo contrario — El rubio ignoró la mirada asesina de su mejor amigo y miró a la recién llegada — ¿Para qué nos llamabas, Sora?
Ella se acercó y tomó junto a ambos jóvenes — Solo vine a recodarles el compromiso que tenemos con los chicos a la hora del almuerzo en el centro comercial.
— ¿Era necesario recurrir a la violencia para decirnos eso? — Cuestionó el moreno con una mueca de disgusto — Mí umbral de dolor no es muy alto.
Las carcajadas que soltaron sus amigos lo ofendieron altamente, por lo que les dio la espalda y se dispuso a dormir de nuevo sobre el suave césped.
Tanto Matt como Sora se pusieron de pie, mirándole con incredulidad.
— Ni lo pienses. Debemos entregar un trabajo al profesor de inglés dentro de poco, y ese "debemos" te incluye a ti. No seas flojo y levántate de una vez — El rubio le dejó caer sobre la espalda su mochila la cual estaba ligeramente pesada, hecho que provocó que el castaño soltase una maldición en voz baja y le enseñase el dedo corazón con odio.
Luego de pasadas unas dos horas de eterno aburrimiento según algunos y de deber según otros, los antiguos elegidos se encontraban degustando un merecido postre en una famosa heladería del centro de la ciudad.
— Joder, ya era hora. Creí que caería en coma del aburrimiento en esa clase de Historia. El viejo Mashiro y su dichosa Revolución Francesa deberían quedarse en sus años dorados — Davis se dejó caer descuidadamente sobre su asiento.
Kari puso los ojos en blanco ante las palabras de su amigo — Estás exagerando. A mí me pareció una clase interesante.
— ¿Estás segura? ¿No te refieres a que lo que hablabas con tus amigas era lo interesante? — Tk pensó en que lo mejor era haberse callado en cuanto vio la mirada filosa que le envió la menor de los Kamiya.
— ¿Estuviste hablando en clase? — Dijo Tai arqueando una ceja — Ese no es el ejemplo que te he dado.
— Tú deberías cerrar la boca. Déjame recordarte que luego de exponer terminaste hibernando en media clase de inglés.
— Touché, Ishida.
Le agradeció a la dependiente de la tienda de abrigos en la que compró un regalo para su mejor amiga. Al salir, su celular comenzó a vibrar en su bolsillo y se apresuró a contestar la insistente llamada la cual comprobó que era de parte de su viejo amigo de preparatoria.
— Tienes claro que no estoy muy de acuerdo con que dejaras a tu pobre mejor amigo abandonado al otro lado del mundo, ¿Cierto? — Le hablaron en inglés desde el otro lado de la línea.
Al escuchar el intento de tono lastimero sonrió — No seas dramático, Willis. Sabes bien que desde hace tiempo he estado considerando volver y más importante, sabes que convencer a mis papás fue bastante difícil.
— ¡Exacto, Meems! Yo sabía que lo estabas considerando, pero hasta hace unos pocos días me enteré de que te irías. Piensa un poco en mí, soy el amor de tu vida.
— Bien, bien. Seré más considerada contigo la próxima vez.
Mientras continuaba la conversación llegó a una heladería, sin embargo, no le prestó mucha atención al grupo de jóvenes que yacían en las mesas del frente, quienes escucharon vagamente su charla, solo que esta al ser en inglés no pudieron distinguir ninguna frase en específico, con excepción de Davis que distinguió la voz de la muchacha y se levantó, acción con la que llamó la atención de sus amigos.
— ¿Pasa algo? — Preguntó Tk al ver la expresión confusa de su amigo.
— Esa chica de ahí… — Dijo mientras hacía un ademán con la cabeza.
Tai siguió la dirección que Davis indicaba y notó a una muchacha en shorts de mezclilla que se amoldaban perfectamente a sus blancas piernas, unas piernas muy, muy sensuales — Nada mal… — Susurró inconscientemente.
Nadie prestó atención a lo que el moreno dijo, sobre todo cuando Motomiya caminó directamente hacia la chica que continuaba hablando por celular.
— ¿Mimi? — La llamó con inseguridad de si era o no su amiga de infancia.
La aludida se dio la vuelta para encararlo, y fueron cuestión de segundos para que sus labios se abriesen en una total mueca de sorpresa — Hablamos luego, Willis — Y procedió a terminar la llamada — ¡Davis! — Ella sonrió abiertamente y se lanzó con los brazos abiertos hacia el chico que la recibió y cargó mientras reía.
¿Mimi…?
— ¿Desde cuándo ese mocoso tiene tanta fuerza? — Tai preguntó eso más para sí mismo que para los demás, solo que había algo que le llamaba mucho más la atención de todo eso. La chica en sí… Davis la había llamado Mimi.
Mimi…
¡¿Mimi?! ¿Era una broma? ¿Pensó que las piernas de esa chica eran sensuales? No podía ser cierto.
— Te extrañé mucho — Habló en tanto su amigo la dejaba de nuevo en el suelo, solo el tiempo suficiente para sentir otros brazos asfixiándola.
— ¡No puedo creer que estés aquí, Meems! ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no me avisaste? ¡Eres una ingrata!
— Sí, yo también me alegro de verte, Yolei, pero dame espacio, me estás dejando sin aire con tanto amo… esperen un momento. ¿Qué hacen ustedes dos aquí? Más importante, ¿Qué hacen aquí sin intentar matarse mutuamente?
— Vinimos a comer algo con los demás —Contestó la peli morada a la vez que la tomaba de la mano para llevarla hasta donde se encontraba el resto del grupo.
Al notar a los demás presentes los ojos mieles de Mimi se opacaron, su cuerpo se tensó en cuanto tanto Kari como Sora fueron a abrazarla diciéndole lo mucho que la extrañaron.
— Cuanto tiempo sin verlas, chicas — Sonrió quedamente.
— ¿Hace cuánto llegaste, Mimi? — Tk luego de saludarla la cuestionó, recibiendo como respuesta un escueto "Hace un par de horas" de parte de la castaña.
Mimi volvió a sonreír al voltearse hacia Davis — ¿Recuerdas que quería volver y mis papás no me dejaban? — Él asintió, anticipando la noticia — Bueno, finalmente lo logré. ¡Me quedaré aquí!
— Debiste avisarnos, Mimi. Con gusto habríamos ido a recibirte.
— No digas cosas como esas, Sora. No necesita que la consientan más — Todos miraron a Tai. El moreno ni siquiera se había movido un centímetro de su lugar y yacía con los ojos cerrados, prefiriendo descansar más que darle sus saludos a la princesa del grupo.
Kari frunció el ceño y le dio un ligero golpe en el brazo — No seas grosero, hermano — Mimi recién llegaba, feliz por volver a Japón y el desconsiderado de su hermano la trataba de esa forma que bien podría ofender a la castaña, al menos eso pensó hasta que escuchó una risa que la desconcertó.
— Si lo que querías era hacerme enojar, me apena decirte que fue un muy pobre intento, Yagami. Soy impermeable a tus tontos comentarios. Y aunque no te deba ninguna explicación te diré que bien pude haberle avisado a alguien sobre mi regreso, pero simplemente no quise. Les hablé a Yolei y Davis acerca de, pero no consideré necesario tener escolta en el aeropuerto — Todo dicho con cierto tono que causó el enojo en Taichi.
— No te hagas la digna conmigo, Tachikawa. Sé que debajo de toda esa cortina de soberbia escondes los mil y un berrinches que sueles hacer.
Ella sonrió de lado y avanzó un paso hacia el moreno — ¿Berrinche, eh? Bien. Haré uno para ti — Dicho esto le dio un puntapié que fue realmente fuerte a pesar de que no llevaba un zapato que pudiese causar la más pequeña molestia.
Taichi se puso de pie en cuestión de segundos, intentando por todos los medios no insultar con palabras que jamás deberían usarse para hablar de una mujer, sus ojos echaron chispas y un susurro peligroso salió de sus labios — No juegues con fuego…
— Bien. Ya fue suficiente, ¿No creen? — Intervino Matt con fastidio — Compórtense como los adultos que se supone que son.
— Matt tiene razón, chicos — Lo secundó Izzy con gesto meditabundo — No llamemos la atención de todo el mundo.
Yolei paseó su rojiza mirada de Tai a Mimi y viceversa — Ok… — Alargó extrañada por tal comportamiento — Mejor olvidemos lo que acaba de pasar y cuéntame, ¿Dónde vas a quedarte, Mimi?
— En un apartamento. Tengo entendido que ayer terminaron de llegar mis cosas y justo cuando llegué fui directo a darle un vistazo pero tuve que venir a comprar ciertas cosas — Explicó meditabunda — Así que… ya puedes comenzar a empacar. Tu habitación te está esperando, Yolei — Anunció con un guiño cómplice.
Los ojos de la peli morada brillaron de emoción y soltó un sonoro chillido, balbuceo algunas palabras que no lograron entenderle, luego se despidió al tomar sus cosas y gritó algo acerca de que los vería luego a todos, especialmente a Mimi.
— No creí que fuese a sobre reaccionar así, incluso tratándose de ella — Admitió impresionada.
— Me sorprende que Yolei vaya a ser tu compañera de apartamento.
— Bueno... Ella y yo siempre hablamos de lo divertido que sería vivir juntas, y eso sumado a la condición de tener una compañera para así poder mudarme fue suficiente para proponérselo. Además… ella es mi mejor amiga, no podría existir una mejor candidata, Sora.
No pareció haberlo dicho con intención de, pero el comentario de Mimi fue recibido con cierto sin sabor por parte de Sora y Kari quienes se sintieron repentinamente excluidas del afecto de Mimi, y no solo por lo anteriormente dicho.
— Ahora es cuando las cartas se ponen sobre la mesa, ¿No? — Se quejó Davis fingiendo estar ofendido — Tu favoritismo me duele, Meems. ¿Aún hay espacio en tu corazón para mí?
Todos los presentes se mostraron algo sorprendidos por la forma de hablarse entre esos dos. ¿Desde cuándo eran tan cercanos?
— Davis... Primero, eres menor de edad. Segundo, quizás algún día cuando te hayas graduado considere adoptarte. Solo limítate a no pelear 24/7 con Yolei.
— Trato. Eres la mejor, Meems — Le sonrió devuelta cuando la abrazó por los hombros — Espero que quede cerca de la universidad.
Izzy pareció interesado y se reclinó para acercarse a la castaña — Hablando de universidad, ¿A cuál te trasladaste, Mimi?
— A la Nacional.
— Lo que faltaba. Ahora tendré que soportar que… Ya basta de golpearme, Sora. Hablo en serio — La pelirroja le había propinado un fuerte codazo en el hombro.
— Entonces deja de comportarte como un niño.
— No te preocupes en defenderme, Sora. Y respecto a ti… — Sus ojos mieles expresaron frialdad al mirar a Tai — No intentes provocarme, ya no soy la niña de antes y no me quedaré de brazos cruzados. ¿Te quedó claro?
Nuevamente, solo que ahora fue el turno de Davis para aligerar el ambiente pesado que se generó entre ambos castaños — Bien… ¿Cuándo podré conocer tu apartamento?
— Cuando quieras, excepto hoy. Lo siento – Se puso de pie mientras consultaba la hora en su reloj de muñeca — Todavía tengo cosas que arreglar respecto a la mudanza. Pero fue un placer verlos de nuevo. Nos vemos luego, Davis.
Poco después de que la oji miel se hubiese marchado, el joven de cabellos color vino fue el siguiente en irse ya que debía llegar a tiempo para la cena o podría terminar castigado de no salir en un mes ni a la vuelta de la esquina de su casa.
Kari suspiró y posó su mirada sobre la pelirroja. Su amiga había estado bastante callada desde la partida de la oji miel — ¿Ocurre algo, Sora?
— No es nada. Solo estoy cansada. Hoy fue un día pesado — Incluso con sus palabras que restaban importancia a su estado de ánimo, la tristeza era palpable en ellas.
— Supongo que ya es hora de irnos. Todos estamos cansados.
— Mi hermano tiene razón. ¿Nos acompañas?
Taichi notó la repentina incomodidad en Sora y su evidente recelo a irse con todos tomando en cuenta su abatimiento, por lo que le pidió a su hermana que se adelantase a casa mientras él se encargaba de acompañar a su amiga hasta su propia residencia. Tk se ofreció a hacerle compañía pues ya había oscurecido lo suficiente como para que fuese peligroso que ella anduviese sola.
Se despidieron del resto y Tai le dio un pequeño empujón a Sora para que emprendieran camino a casa de la muchacha.
Durante el trayecto ambos caminaron sumidos en silencio, no obstante, no se trataba de un silencio incómodo ya que al conocerse desde hace mucho tiempo eran capaces, la mayoría del tiempo de leer entre línea y entender que alguno de los dos prefería no hablar.
— ¿Vas a decirme qué te pasa?
Sora estuvo por responder, pero fue interrumpida antes de siquiera decir una palabra.
— Ni siquiera intentes decir que no te sucede nada. Te conozco bien, Sora.
Bajó la mirada al suelo, más atenta al movimiento de sus pies — Es Mimi… ella… no la sentí como si fuera ella en realidad.
— Ya me imaginaba que tenía que ver con ella. ¿Por qué es tan importante si cambió o no? a mi parecer sigue siendo exactamente igual que hace años, incluso diría que más insolente.
— Sabes que es mi mejor amiga. O al menos yo creía eso hasta que me di cuenta que Yolei es dueña de ese título. Puede que no lo notaras tú, Tai, yo sí lo hice. En cuanto Mimi vio que nosotros estamos ahí, ella… su expresión cambió por completo. Cuando la saludamos fue tan indiferente y su trato fue igual de frío. Odio decir esto tan precipitadamente, pero es posible que nuestra amistad se haya terminado sin darme por enterada.
Cuando Sora terminó de hablar, otro silencio extenso se formó entre ambos, tan solo se escuchaba el lejano ruido ocasionado por los autos en las calles, alguno que otro perro ladrando, y el sonido de sus pasos.
La pelirroja intentaba descubrir el motivo del cambio en la actitud de Mimi y su distanciamiento. Porque sabía que efectivamente la oji miel cambió, de no haberlo hecho era muy probable que ella inclusive terminase llorando al encontrarse con ellos después de tanto tiempo separados, sin embargo, su amiga tan solo mostró calidez y sonrisas para con Davis y Yolei.
Por su parte, Tai avanzaba con su expresión en blanco, lucía como si estuviese caminando en automática sin importarle nada realmente. En realidad, pensaba acerca de todo.
El comportamiento de Mimi Tachikawa fue bastante distinto del que hubiesen esperado al reencontrarse con ella. Al ver a Kari o a Sora, ella habría hecho un escándalo que atraería la atención de las personas, repartiendo abrazas asfixiantes para todos, incluyéndolos a Matt y a él, pero simplemente se comportó "como siempre" al ver a esos dos. Y al despedirse… lo hizo con tal cortesía que se sintió como un anciano. Tanta educación no era necesaria considerando que se conocían desde hace años. Y con él, fue tan a la defensiva y soberbia… aunque claro, seguía siendo algo infantil. Ese maldito puntapié que seguramente le formaría un moretón y la forma graciosa de fruncir el ceño no se habían ido del todo en ella.
Unos momentos después de ordenar sus pensamientos, decidió hablar.
— No le des tanta importancia. Ella recién volvió y es un cambio muy brusco en todos los sentidos. No puedes dar por hecho que todo terminó entre ustedes y que ahora son extrañas. Aunque…
— ¿Aunque qué?
− Sí te doy un punto a favor si con distinta te refieres a agresiva. Joder, ese pisotón me dolió — Con ello hizo una mueca exagerada que logró sacarle una sonrisa a la pelirroja.
— Te merecías algo como eso. Ella ni siquiera te miró y tú empezaste a molestarla. Aunque admito que si me tomó por sorpresa que reaccionara así.
Finalmente llegaron a la residencia Takenouchi. En la entrada Sora miró a Tai y volvió a sonreír cuando lo abrazó — Me ayudó mucho habla contigo sobre esto, Tai. Gracias.
— No fue nada. Ya sabes que siempre estaré cuando lo necesites. Pero… en serio tengo que irme ya — Dijo con urgencia en su voz — Se supone que me toca a mí sacar la basura del departamento y estoy más que seguro que al llegar Matt e incluso Izzy van a hacer que pague por no hacer mi parte.
— ¿Vas a seguir exagerando todo?
— ¡Esto que dije es cierto y lo sabes! ¡Ya los conoces!
Definitivamente este fic merecía una edición completa. Tengo que confesar que cuando estoy aburrida suelo leer mis escritos y siempre termino criticando lo que he escrito o los errores que he cometido, y me incomoda como no tienen idea, sí, sé que todos podemos meter un dedazo a la hora de redactar, pero no digan que no se sienten inquietos por ese error.