Disclaimer: Nurarihyon no Mago no me pertenece, sino a Hiroshi Shiibashi. Sólo la historia es mía.
Summary: Una guerra, un nuevo líder y el inminente invierno que llegó para cambiarlo todo. • AU • [Actualizaciones irregulares]
III
−Pensé que no vendrías –comentó mientras paraba de tocar. A su izquierda, escuchó los ya conocidos pasos acercándose hasta parar a su costado y después el sonido que hacia al tomar asiento cerca de ella. Ella reanudó la pieza.
−Pensé en no hacerlo –para la chica, su voz había sonado con algo de molestia y cansancio, mas no le molestó, ya que intuía que no se debía a ella–. Pero me apetecía más venir y escucharte.
Ella sonrió, sonrojándose un poco. Siguió tocando.
Ya se había acostumbrado a sentirlo a su lado desde hacía días. No hablaban, únicamente se hacían compañía por un rato mientras ella tocaba y él cerraba los ojos, disfrutando de la música y del poco tiempo de paz que obtenía al estar con ella.
Sin responsabilidades. Sin presiones.
Así estuvieron por un rato, en silencio, hasta que Tsurara dejó de tocar de un momento a otro haciendo que Rikuo abriera los ojos. Colocó el shamisen a su costado, para después moverse y tomar una posición en la cual siguió sentada, pero esa vez de frente a él. Sus manos descansaban sobre su regazo, cubierto por la sencilla tela gris de su kimono.
− ¿Por qué has parado?− preguntó con extrañeza.
−He estado tocando desde mucho antes de que llegaras –exclamó con una pequeña sonrisa de disculpa –y me temo que se me han cansado un poco los dedos. Así que me preguntaba si te gustaría conversar un rato conmigo.
− ¿Acerca de qué?− de repente había dejado su actitud relajada para ponerse a la defensiva. Ella no se inmutó por ello.
La realidad era que no estaba cansada, sus manos estaban perfectamente… pero él no tenía por qué saberlo. No le molestaba el silencio mientras tocaba, pero la verdad era que sentía curiosidad. Lo único que sabía de su acompañante era su nombre, no podía culparla por querer conocerlo mejor; pero por cómo había reaccionado un momento antes, ya no estaba tan segura. Aun así, no se desanimó.
− ¡De cualquier cosa! –llevó una de sus manos hacia un mechón de cabello que el viento había mecido frente a su rostro−. Aunque me gustaría saber un poco más sobre ti. Tengo varias preguntas que…−
− ¿Y quién dice que voy a contestarlas?−la interrumpió con un tono socarrón mientras cruzaba los brazos. Observó como la sonrisa de la joven desaparecía−. No puedes obligarme y aun si lo hicieras, ¿cómo sabrías que no te estoy mintiendo?
− Tienes razón, no sabría si llegases a mentir… pero yo no lo haría contigo –pareció recuperar la sonrisa perdida aun cuando sentía que su seguridad se evaporaba poco a poco.
La sinceridad con la que dijo aquello, lo descolocó ¿Esta chica era tan ingenua como para abrirse así como así ante un extraño? En serio que estaba comenzando a pensar que era una auténtica suicida, sin contar que estaba tratando con un ayakashi sin siquiera saberlo, claro.
Por su parte, Tsurara aguardó a que dijera algo pero no obtuvo respuesta de su parte, ajena al monólogo mental que el joven frente a él estaba llevando. Después de un rato de silencio, sin obtener respuesta de su parte y sintiéndose totalmente ignorada tomó su instrumento y tanteó la pared hasta dar con la puerta, la cual deslizó suavemente.
Estaba a punto de entrar, cuando sintió que una mano mucho más grande cubría la suya, sorprendiéndola.
Un suspiro de derrota y el hecho de soltara su mano hasta no asegurarse que tomara su lugar previo en el suelo de madera fue lo que precedió a la pregunta:
− ¿Qué quieres saber?
La joven guardó silencio, pensando en una pregunta que no fuera tan directa, ni que lo incomodara. Su risa burlona la sacó de sus pensamientos.
−Vaya, ¿te doy camino libre y no dices nada, niña? ¿Te comió la lengua el gato o qué?
Rió divertida− ¡Vaya que eres impaciente! ¿Y por qué me dices niña? Apuesto a que tenemos aproximadamente la misma edad –entrecerró los ojos, como si pudiese mirarlo, de forma acusadora –. A no ser que en realidad seas mucho mayor que yo y no quieras decirme.
−Tengo diecinueve años. Acabo de cumplirlos hace un par de meses –en ese momento, era él quien tenía curiosidad − ¿Cuántos tienes tú?
−Tengo diecisiete, cumpliré dieciocho en unas semanas. Ves, ¡sabía que no era mucha la diferencia!−después de un momento, decidió hacer una pregunta lógica y para ella totalmente inofensiva –Y dime, ¿qué te ha traído a Tono?
Sin pensar, contestó− Estoy en una misión. Me dirijo a Kioto.
− ¿Misión? ¿Eres un guerrero?
De repente, se comenzó a tensar. No tenía por qué haberle dicho eso, era compartir información delicada, así como hablarle un poco de quien realmente era. Tenía que pensar en otra cosa, rápido.
−Bueno, no exactamente. Soy… comerciante. Ya sabes, cargar con tanta mercancía puede llegar a ser toda una hazaña.
¿Comerciante, en serio? Pensó ante su total falta de imaginación.
Después de un momento de silencio, habló con gran entusiasmo. −… así que eres comerciante. Debes conocer infinidad de lugares asombrosos.
−Sí, bueno, realmente no he viajado demasiado –revolvió un poco el cabello de su nuca−. Mi… familia, ha estado en el negocio mucho tiempo. Mi abuelo y mi padre viajaron prácticamente por gran parte del país. Yo apenas estoy comenzando a viajar solo. Este es mi primer viaje.
− ¿Y qué te ha parecido el pueblo hasta ahora? Es raro encontrar visitantes en esta época del año, el invierno está próximo. De seguro todos están hablando de ti.
−Aun no lo conozco.
Al escucharlo, frunció el ceño − ¿No te estas quedando en la posada? Tengo entendido que es el único lugar en el cual podrías quedarte.
Trató de que su voz sonara despreocupada, al darse cuenta de su semblante – Estoy quedándome a las afueras, en el bosque. Soy… algo reservado, así que prefiero alejarme de las habladurías. Tengo un pequeño campamento y no me hace falta nada –pequeño si podría considerarse toda la horda de youkais que en los últimos días había ido aumentando y la cual debía estarse preguntado donde demonios se metió.
− ¿Pero no es peligroso?− se notaba realmente preocupada −. Puede haber bandidos, podrían tratar de robarte.
Sonrió, sin embargo habló con un tono serio –No te preocupes, sé defenderme –le era divertida su cara de perplejidad mal disimulada. Sin embargo, se sorprendió al verle rodar los ojos en una clara muestra de fastidio. Entrecerró los ojos − ¿Se puede saber qué te pasa?
Tal cantidad de descaro lo único que ocasionó fue molestarla un poco más. ¿Cómo podía estar como si nada, tratándose de algo tan delicado como quedarse a dormir solo en el bosque? ¿No sería un suicida acaso?, pensó.
−Que no puedo creer que un asunto tan serio como lo es tu propia seguridad lo tomes como un juego, además de que podría apostar mi shamisen a que estas sonriendo a expensas de mi preocupación ¿Estás seguro que no estas mal de la cabeza?
No pudo evitarlo, rió a carcajadas. ¿Ella, hablando de estar mal de la cabeza? Además, ¿era tan obvio hasta para ella que estaba sonriendo? De verdad que la chica era interesante, por no decir que también era osada. A pesar de ser una broma, jamás le habían hecho un comentario tan franco, al menos sus subordinados. Era refrescante.
El joven Nura se acercó un poco más a ella, tratando de intimidarla a modo de juego−Espero que seas capaz de darte cuenta de la ironía del asunto ¿No eres tú la que está hablando con alguien que apenas conoces? Eso no habla muy bien de tu salud mental.
Eso hiso que Tsurara enrojeciera de vergüenza. Tenía razón… un poco. Creía haberse propasado, después de todo apenas lo conocía−. Supongo entonces, que ambos estamos un poco locos – le regaló una sonrisa apenada.
"No tienes idea".
− ¿No sientes incomodidad al tenerme cerca? –repentinamente le habló un poco más serio −. Cualquier otra persona ya hubiese mantenido su distancia –refiriéndose a la nueva cercanía entre los dos.
− ¿Por qué la sentiría? No hay razón para ello, no vas a hacerme daño –aseveró tranquilamente.
− ¿Cómo estas tan segura? –contestó de la misma forma.
−Sólo lo sé.
En esa nueva posición, no pudo resistirse a observar de forma más detenida sus ojos. Era la primera vez que tenía oportunidad de ver unos así. Incluso en ayakashi ver ese tono no era común. Eran deslumbrantes.
− ¿Qué fue lo que te pasó? –comentó de repente. Luego cayó en cuenta de que tal vez había sonado muy brusco −. Es decir, está bien si no quieres…−
−No te preocupes. No me molesta hablar de ello... no puedo ver, porque nací sin poder hacerlo.
Eso lo sorprendió. Había pensado que algún accidente la había dejado sin la posibilidad de ver, que había podido observar el mundo al menos en una época pasada de su vida. De repente pensó que el destino a veces podía ser demasiado cruel.
−Debió ser difícil para ti crecer sin poder ver nada.
−Cuando era niña, lo fue –concedió con un cabeceo −. Conforme fui creciendo, las cosas fueron… menos difíciles, al menos con las personas del pueblo –la vio fruncir el ceño levemente −. Fui desarrollando poco a poco mis otros sentidos, lo último que quería era ser una carga, para nadie –esto último lo dijo con un tono menos animado. Después le sonrió, muy dada de sí misma −. Aun cuando soy ciega, puedo decir que he hecho un buen trabajo. El primer día que apareciste aquí pude escucharte aun cuando trataste de pasar desapercibido.
−En eso tengo que darte la razón –eso lo dijo no con algo de esfuerzo, después de todo había sido un error de principiante el no ver donde pisaba −. Tienes buen oído y...-
El sonido de pasos dentro de la casa los hiso voltear a ambos al mismo tiempo, haciendo que él se levantara de un salto.
− ¿Tsurara?
− ¡Estoy en el corredor, salí a practicar un rato! ¡Enseguida entro! –volteo hasta donde ella suponía que se encontraba −. Tengo que irme.
Sintió como él tomaba una de sus manos y en ella ponía el shamisen que había dejado en el suelo de forma descuidada. Le dio las gracias.
−Aun me debes esa pieza incompleta− le recordó con diversión.
−Prometo terminarla la próxima vez –con un poco de inseguridad, preguntó − ¿Vendrás de nuevo?
− ¿Y perderme la oportunidad de poner a prueba ese maravilloso oído tuyo la próxima vez? Por supuesto que no. Apuesto a que puedo llegar sin que me escuches – la arrogancia con la que lo dijo la hiso soltar una risita divertida y llevarse su mano libre a la cadera, retándolo.
−Alguien va a perder la apuesta –canturreó divertida, para luego regalarle una suave sonrisa −. Hasta mañana… Rikuo.
Era la primera vez que decía su nombre y eso, extrañamente, fue lo suficiente para hacerlo sonreír de la misma forma que ella.
−Hasta mañana… Tsurara.
Observo como entraba y cerraba la puerta tras de ella, antes de desaparecer.
*Tono: Con respecto a esto, en mi cabeza y en el fic, existen dos: la aldea escondida de Tono que conocemos totalmente habitada por youkai, y otra humana (Tono realmente existe hasta el día de hoy, siendo un sitio turístico lleno de historia localizada en la prefectura de Iwate, en Tohoku). Ambas son totalmente independientes una de la otra y no se encuentran tan alejadas entre sí. Mientras que la aldea escondida sabe de su contraparte humana y se mantiene al margen, esta última ha tomado como mito la existencia de la primera, tomando su nombre como una especie de homenaje.
Em… ¿hola? Sí, no tengo perdón de ninguna divinidad habida y por haber, lo sé. Después de casi tres años (el 25 de octubre hubiese cumplido 3… crecen tan rápido (?), el tercer capítulo de Invierno. En mi defensa, siempre he dicho que nunca dejaré un fic sin terminar, no importa si me tardo siglos.
No saben cómo me ha costado escribir (tarde tres días en esta pirruña de capítulo xD), parece que cada vez se me hace más difícil. Tengo todo el quid de la cuestión bien clara en mi cabeza (entendiéndose por el capítulo clímax de la historia), pero todo lo que le precede es un desastre… tan es así que este capítulo ha sido totalmente improvisado, así que paciencia jajajajaja (Kill me please TTwTT xD). Además, estoy muy próxima a terminar la universidad, responsabilidades, ser adulta, blablablá; que casi no tengo tiempo para hacer cosas divertidas. Aun así, trataré de que la siguiente actualización no sea dentro de otros dos años más, lo prometo.
En este ya hubo un acercamiento como tal entre Rikuo y Tsurara ¡Lo cual me moría por escribir de una chingada vez, maldición! En los próximos capítulos, seguiremos descubriendo más acerca de estos dos, así como del AU en general. Espero no haya quedado muy OoC. Deséenme suerte xD.
Un saludo para aquellos que han seguido esta historia, agregado a alertas y favoritos. Y un saludo más que grande a todos los que considero mis amigochos del alma dentro del fandom, que esto está dedicado a ustedes especialmente (Yo sé que saben quiénes son, no se hagan :P) Y por si han olvidado como se llaman (?), se los recuerdo gustosa: Suki90, Lonely Athena, tsurara12012, Tsurara-Oikawa123, Citsimsan… ¡un saludo caluroso a todos!
He tenido abandonado el fandom así que me daré una vuelta cuando tenga tiempo para ver las novedades :3
¡Saludines a todos!
Corazón De Piedra Verde