Capítulo Diez: Despedida

Crona POV

Quedan treinta días.

Me iré a Witch Town, sin más seguridad que la palabra de una bruja que siempre estuvo cerca de mí pero nunca se reveló. No es de lo más confiable, pero es lo mejor que puedo hacer por ahora. A mis amigos no parece molestarles mi decisión, claro también han amenazado lo suficiente a Rita como para hacerle jurar más de mil veces que me dejará volver. Acabo de entrenar con Mifune, estoy sobre mi cama pensando en lo que pasará. Jamás había estado tan consciente del futuro como ahora, antes no me importaba qué sería de mí o del mundo, vivía sin tiempo ni expectativas. Seguir órdenes te brinda cierta calma, creando una rutina insípida. En cambio, cuando eres libre de elegir, las posibles consecuencias abruman la mente.

Eso me está sucediendo, me siento abrumada, porque todo podría salir mal.

Me falta el aire...demonios.

La angustia me cierra la garganta, con una mano en mi pecho intento cambiar mis pensamientos.

Un alma saludable habita en un cuerpo saludable y una mente saludable.

Mi mente puede definirse como todo menos saludable, necesito descansar mi mente. Y el único lugar donde consigo eso es…

Tomo mi espada y salgo corriendo del dormitorio, casi me mato en la escalera pero me levanto sin problemas.

— Crona ¿Dónde vas? ¿Sucede algo? -pregunta Marie al verme tan alterada de pronto.

— Vendré antes de las doce, necesito ir a un lugar. -le respondí dándole un beso en la mejilla como saludo.

— Oh...bien. -llegó a decirle algo extrañada de aquel gesto.

Seguí corriendo por la ciudad, las personas me miraban. Seguramente pensaban que iba detrás de algún demonio pero la realidad era que lo único oscuro en esos momentos era yo. La había visto, una vez paseando con Maka. Ese lugar tan silencioso y sagrado.

No fue difícil de encontrar, pues pocos son los admiradores de tales obras. Con fijarse en la poca gente y el

Levanté la mirada hacia el frente, allí, mi paz estaba justo enfrente de mí. El rescate de los pecadores, templo del perdón y la oración. Una iglesia.

Entré, ese silencio siempre me traía emociones encontradas. Por un lado esa desesperanza de los lapsus en que mataba personas, por otro, esa inocente admiración hacia algo más grande y bondadoso que todo lo que conocía. Sería tonto decir que creo en Dios, conociendo a uno y tras todo lo que he vivido. Pero de alguna forma hay algo en esos lugares que siempre me tranquiliza. Mis ojos se centran en una estatua en particular.

— Santa María. -susurro.

Ella siempre me había llamado la atención, desde aquel cuadro en mi querida Italia. La madre de Dios era su título, algo tan grande pero a la vez de una apariencia tan gentil. Recuerdo que cuando era pequeña y mi madre me dejaba en la iglesia cuando debía hacer algún viaje, las monjas solían contarme historias sobre ella. Siempre me había preguntado qué se sentiría tenerla enfrente, y allí estaba como una estatua con sus ojos bajos, mirándome. Nunca me sentí juzgada en ese silencio apaciguador de toda ira. Me quedé indolente mientras el tiempo pasaba.

Después me senté en una de los bancos y colocándome una mano en el pecho bajé la cabeza y cerré los ojos. Así era la única forma en que podía sentirme parte de algo, de niña Medusa me permitiría hacerlo cuando me llevaba a la misa de brujas, pero después me lo prohibió porque decía que no era digna de tal ceremonia. Así que penosamente para evitar el impulso comencé a sujetarme el brazo con mi otra mano y así se formó ese odioso hábito que tengo hasta el día de hoy. Cada vez que me sentía insegura recurría a esa manía, hoy no lo veo necesario y llevó con tranquilidad mi mano al pecho. Me sentía bien, quizás ese lugar tendría un significado controversial para la mayoría de las personas, pero aún así siempre sería mi centro de paz.

Muchas cosas me venían a la cabeza. Podía reflexionar sobre las cosas horribles que había hecho, podía pedir perdón sin sentirme miserable, podía pedir que cosas buenas pasaran sin sentirme exigente. Era como un limbo donde todas mis preocupaciones se desvanecían. No fue sino en un furtivo pensamiento que la imagen de Kid invadió mi mente, era claro que una de las cosas que más me inquieta era pensar en dejarlo.

— Hey, te estuve buscando por todos lados. Ya es tarde Crona.

La voz de Kid resonó en toda la iglesia, el sonido caló mis huesos de tal manera que mi cuerpo se estremeció en silencio mientras volteaba a verlo.

— ¿Cómo supiste que estaba aquí?

— No eres tan difícil de encontrar con un alma tan peculiar. En todo caso, ¿qué haces aquí?

— Me gustan las iglesias, son un lugar de paz y silencio. -contesté mientras alzaba la vista hacia él.

— Ya veo, a mí también me gustan estos lugares. ¿Vamos a casa?

— Sí, vamos.

Tomé su mano y sin aviso besé su mejilla con toda la inocencia que pude. Noté que se había sonrojado hasta las orejas. Era muy lindo de ver. Salimos de la iglesia un tanto corriendo. Llegamos a la fuente y entonces le dije:

— Quiero que este último tiempo que tenga lo pueda disfrutar contigo y los chicos. No sé qué sucederá una vez que me vaya con las brujas…además tengo un presentimiento extraño en cuanto a Ragnarok. Kid tengo miedo de lo que pueda llegar a ocurrir si me enfrento con él.

Era la primera vez que le confesaba a Kid mi inseguridad, o más bien mi trágica certeza. Nunca creí que llegaría a decírselo antes de irme. Sentí su ojos sobre mí, después miró al cielo como reflexionando sobre lo que le había dicho. Me encogí un poco sobre mí misma y me senté al borde de la fuente.

— Todo estará bien Crona. -su voz sonaba tan segura.

— Ahh...Kid. -me apoyé contra su hombro, sentí como me rodeaba con su brazo.

Si tan solo pudiera quedarme así con él por siempre, si el tiempo se detuviera y no quedara más que este presente. Sería feliz.

En Shibusen una bruja camina tranquila por los calabozos, mientras va pensando que podría pertenecer a los prisioneros de no seguir su palabra. La tentación a lo incorrecto estaba en sus venas, pero debía seguir las órdenes de Mabaa-sama. Tenía su escoba entre las manos para prevenir accidentes. Había alguien siguiéndole los pasos, torpemente, ya que se los escuchaba pese que al rabillo del ojo no había nada. En un momento la bruja de ojos traviesos tensa uno de los tentáculos de su vestido y tira un disparo de tinta justo donde se escuchaban los pasos. Un grito agudo y quejoso da la señal que dio en el blanco. Se voltea y ve que era Ángela. La envuelve con el mismo tentáculo con que le había tirado tinta y atrayéndola la mira maliciosa.

— Mira lo que cazó el pulpo. Un travieso y despistado camaleón. Mmm, me pregunto qué debería hacer ahora. -puso un dedo en su mentón mientras seguía su diálogo ignorando los reclamos de la pequeña- ¿Cómo debería comerte? ¿Asado? ¿Quizás frito? Aunque no es muy saludable.

— ¡No me puedes comer!¡Debes portarte bien en Shibusen! ¡Suéltame de una vez! -le gritaba la pequeña mientras pataleaba en el aire.

— Claro, como quieras. -hizo un amago de bajarla al piso pero se detiene pocos centímetros antes- Aunque por supuesto, deberás decirme quién te envió a seguirme. No debe ser alguien muy listo.

— Eso nunca, no soy una buchona. -le sacó la lengua prepotente.

— Muy noble de tu parte lagartija, entonces creo que tendremos un largo día por delante. -sonrió tomando su escoba- Mabaa-sama me dijo que no diera problemas a Shibusen, pero no dijo nada de ti.

— ¡Nada de lo que me hagas me hará hablar! ¡Además no puedes hacerme daño o shinigami-sama se enojará contigo!

— Lista pero no tanto, hay muchas formas de hacer hablar a alguien sin hacerle daño. Vámonos Ángela.

Por todo el calabozo se escuchaban los gritos de la brujita atrapada contra su voluntad. Gurita sonreía mientras caminaba meciendo su vestido con un ritmo invisible. Quizás no sería tan aburrida su estancia.

Sueño

Estaba en la playa, miraba el horizonte. El sol estaba vivo, el mar en su suave movimiento me mojaba los pies descalzos. Miré a mi espalda, había plantas creciendo a lo lejos, mis rosales. Poco a poco me di cuenta que esas plantas tenía capullos, mis seres queridos. Podía identificar cada uno de ellos, el de Maka era el más antiguo pero estaba bellamente florecido. El de Kid aún era un capullo delicado. Lo tomé en mis manos y lo besé con devoción. Me sentiría tranquila de no ser por un detalle.

La puerta sigue allí. La puerta blanca. Rozo con mis dedos la llave en mi pecho y me quedó pensando. Llegaría el momento de cruzar nuevamente esa puerta.

— Ragnarok.

Sueño

Se había despertado, se levantó de la cama. Dio un par de vueltas hasta que al mirar por la ventana notó la sonrisa de la luna. Parecía que se burlaba de ella. Bostezó con cansancio. Bajó las escaleras con cuidado de no hacer mucho ruido y fue directo a la cocina. Abrió el refrigerador y sacó una botella de agua helada. Fue al sillón y se sentó mientras se colocaba la botella en la frente. El frió consiguió calmar un poco el dolor de cabeza que le daban esos sueños. Se quedó dormida en el sillón.

Stein y Marie se levantaron temprano, tenían mucho trabajo pendiente de Shibusen pues ninguno de los dos se destacaba por su cumplimiento en la entrega de informe de las clases y misiones. Al pasar por el living y ver a la pelirrosa toda estirada en el sillón se quedaron extrañados. Stein la agarró como pudo, intentando no despertarla. Marie lo acompañó hasta que la recostaron en su cama. El técnico expresaba una consideración desconocida por la chica, eso llenaba de ternura y de intriga a su arma, quien sonreía en el marco de la puerta.

— Haré el desayuno, tápala y estará bien, seguramente se levantó una pesadilla de nuevo.

— Iré en un momento.

El hombre cubrió con las sábanas a la joven, la miró con cuidado. Aún no comprendía el sentimiento que tenía hacia ella, mucho menos podía contenerlo. Le sacó los cabellos del rostro y levantándose con cuidado se retiró. Una vez en la cocina al mirar a Marie hacer el desayuno pensó, en un pensamiento fugaz, que quizás no era tan disparatado eso de las familias. La mujer como leyendo sus pensamientos rió por lo bajo mientras dejaba las tazas en la mesa. Se le acercó y lo besó tiernamente mientras se colgaba de su cuello. Stein correspondió el gesto y la tomó con sus manos. Por primera vez en su vida, no sentía el acoso permanente de su locura.

— ¿Sabes Stein? Serías un buen padre, de querer serlo claro.

— Tú serías una buena madre.

La cocina quedó en silencio y no se hablaría más del tema por un buen tiempo.

Mifune estaba tranquilo, escribiendo los informes de sus clases cuando de pronto siente que alguien arroja algo desde la ventana. Al fijar la vista de dio cuenta que lo que tiraron era Ángela. Se levantó de la silla y tomándola en sus brazos la examinó por si se había hecho daño. Lo único que podía notar era que estaba sumamente desorientada. Regresando a la ventana sintió el saludo de cierta conocida molesta.

— ¡No envíes a un niño a hacer el trabajo de un adulto! -se paró en el marco de la ventana y dejó su escoba a un lado- Es resistente lo admito, pero no pudo contra mí.

— ¿Qué le hiciste Gurita? -preguntó preocupado mientras dejaba a la niña en la cama.

— Nada grave, la mareé un poco, quizás volamos muy rápido, quizás la asusté un poco en caídas libres de cincuenta metros...pero oye, no la lastimé. -sonrió con malicia y se sentó en la única silla del cuarto- ¿Por qué desconfías de mí? Nunca fui una amenaza grave, me conoces. Acaso…¿te intereso?

— Ni en tus sueños pulpo, sólo que me pareció extraño que después de tantos años justamente vinieras a caer en el mismo lugar que yo. Si bien recuerdo en nuestro último encuentro el único perjudicado fui yo y no me gustaría repetir esa experiencia.

— ¿Sigues enojado por lo de aquella vez? Ya te lo dije, hubiera jurado que estabas detrás de mí pero me equivoqué. A cualquiera le puede pasar, siempre has sido un resentido.

— Claro, como digas. -le respondió desganado.

— Quédate tranquilo que no pienso causar problemas, en cambio, me gustaría pasarla bien. -se levantó y caminó hacia él, marcando de más su movimiento de caderas. Se colgó de su cuello mientras clavaba sus orbes celestes en él- ¿Qué dices espadachín?

— Digo que te vayas. -su voz era seria, más sus ojos se notaban nerviosos por la cercanía con la bruja- Debo terminar esos informes y no eres bienvenida en mi habitación, mucho menos después de que te metieras con Ángela.

— Ohh vamos, fuiste tú quién la mandó a vigilarme. En parte querías que viniera, yo lo sé. -lo envolvió con sus tentáculos y se despidió de él con un fuerte abrazo- Nos vemos Mifune, nos estamos viendo.

Le guiñó el ojo y tomando su escoba se tiró por la ventana. El espadachín no se molestó en despedirla, pero sí se quedó más de un segundo observándola mientras se alejaba.

El sonido metálico de las armas chocando y temblando era lo único que se escuchaba de esa pelea. Maestro y aprendiz estaban plenamente concentrados en su enfrentamiento. Iban de un lado a otro del patio de entrenamiento, ninguno había podido tocar al otro aún. Se notaba una evidente mejora en la defensa de la joven y eso sin más artilugio que su espada.

El hombre cansado de la monotonía de una sola arma tomó su arsenal y solemne puso fin al silencio.

Mugen Ittoryu. -una vez dispersas las espadas miró a su oponente y sentenció- Si sales del perímetro se considerará como una derrota. No huyas Crona.

Ella asintió entendiendo las condiciones. Estaba cansada pero debía superar a Mifune si pensaba luchar contra Ragnarok. Cortó su muñeca y envolvió su arma en la sangre. La pelirrosa esquivó las primeras estocadas, aunque en las siguientes tuvo que retroceder de su posición. En la cuenta regresiva de Mifune para terminar su técnica su aprendiz estaba retrocediendo sin parar. En un momento él se adelanta por la izquierda y le hace un corte profundo en el hombro. Crona contiene la sangre mientras intentaba cerrar la herida antes de perder mucha sangre. Levanta su espada y comienza a atacar olvidándose de esquivar y observar los cambios de posición de su maestro. No fue sino hasta que el espadachín la atacó por la espalda que el instinto de la bruja reaccionó y a dos milímetros de que tocase de su cicatriz las espinas salieron de ella y tomándolo por sorpresa arrojaron a Mifune fuera del perímetro. Al concientizarse de lo que había hecho fue corriendo a verlo.

— Mifune-sensei lo lamento, no me di cuenta. -le decía mientras lo ayudaba a levantarse.

— Entiendo Crona, aunque debes admitir que es una buena defensa. -le respondió y mientras se sacudía la ropa- Has mejorado mucho, esto será todo por hoy. Ve a clases de una vez que después Marie me regaña.

— Está bien. Gracias Mifune-sensei. -le hizo una pequeña reverencia y se fue corriendo al Shibusen.

— Esta pequeña bruja, si controlara su magia, hasta podría decirse que me ha ganado. - recogió sus espadas mientras reflexionaba sobre su estudiante.

Crona llegó a clases, abrió la puerta un tanto bruta y saludando al profesor pidió disculpas y fue a sentarse. Había estado faltando mucho debido a su entrenamiento, lo poco que escuchaba entre recreos era lo más cercano a llevar las materias al día. Había quedado agotada, pero aun así pudo permanecer toda la clase sin aburrirse. En la cafetería se juntó con los demás para almorzar. Había terminado su primer plato cuando Kid apareció para unírseles.

— ¿Dónde estabas Kid-kun? -preguntó Patty.

— Estuve con mi padre arreglando algunos asuntos. -se sentó al lado de Crona- ¿Cómo estuvieron las clases?

— Bien, Stein volvió a disecar un animal en peligro de extinción, nada nuevo. -respondió Maka mientras miraba curiosa las almas de sus dos amigos. Había una hermosa sintonía entre ambas- Veo que cada vez se sienten más a gusto uno con el otro. Hacía mucho que no los veía juntos, desde la semana anterior.

Los novios se miraron tranquilos, claro ellos pensaban que se veían poco pero en realidad sus salidas nocturnas eran la única forma de poder salir sin que hubiera mirones a su alrededor.

— Esta semana cada uno estuvo ocupado. Es normal, además, sería muy cansador estar todo el día juntos. De esta forma realmente aprecio el tiempo que puedo verla. -respondió el shinigami con su seriedad habitual pero sonriendo al final.

— Pues si Ore-sama tuviera una novia no podría privarla de mi presencia nunca. Sería un suplicio para la pobre, es más debería quitármela de encima seguramente. Jajajajajajaj -y esa risa estrepitosa y molesta se escuchó por toda la cafetería.

— Menos mal que no tienes. - musitó por lo bajo Soul observando a Maka quien asentía riendo.

— Bien será mejor que nos alistemos, tenemos que salir a Los Angeles, la misión nos espera. Termina de tragar Patty así nos vamos. -dijo la mayor de las Thompson mientras se levantaba perezosamente.

La pelirrosa no pudo evitar mirar a Kid con atención. Iría a una misión, era algo habitual para un técnico, pero últimamente no podía evitar preocuparse. El shinigami podía notarlo así que un momento antes de dejarla y olvidándose que estaba enfrente de todos le dio un beso de despedida.

— Volveré antes de que te des cuenta. -le dijo tranquilo y después saludó a los demás- Nos vemos chicos.

Ninguno de los presentes pudo disimular la cara de asombro, nunca los habían visto besarse en público. Era extraño. Entonces se siente una risa ahogada de Black*star.

— ¿De qué te ríes? -preguntó confundida Tsubaki.

— Es que a veces me olvido que Crona es una chica y recién me dio la impresión como si Kid hubiese besado a un chic…

No llegó a terminar la oración que el pequeño shinigami tenía su zapato sobre su cara. Vaya a saber uno cómo lo escuchó si ya estaba fuera de la cafetería cuando hizo el comentario. Bufando con enojo levantó su zapato del ninja y con un tono de enojo le dijo:

— Deja de decir cosas así de mi novia mono asimétrico. -y la mirada de oro congeló hasta al más temerario de los corazones.

A todo esto la bruja no sabía dónde meterse, era demasiada vergonzosa la situación. Tomándose de los puños de su camisa intentó esconder su pena, pocos sabían que Kid y ella estaban saliendo así que muchas miradas inoportunas y molestas se posaron en ambos como búhos encima de un ratón cojo. Crona dejó su plato a medio comer, se le había ido el apetito. El shinigami se retiró apurado por la insignificante demora de ocho minutos.

Crona se quedó en su lugar hasta que Soul con un toque la devolvió al mundo.

— Eh Crona, vamos despierta. –dijo con esa actitud seria de siempre.

Una niña aterrada tanteaba la oscuridad. Sus pasos se oían como pequeños ecos en el vacío. Respiraba profundamente pero intentaba no hacer ruido, algo le decía que no debía hacer ruido. Jamás, en toda su corta vida, el camino a casa estuvo tan oscuro como esa vez. Ni siquiera podía ver sus propias manos. Tenía miedo, sentía que algo la observaba, que algo saldría en cualquier momento y la comería. ¿Sería el lobo de las historias de su abuela? ¿Sería el coco que siempre le susurraba de noche? ¿Sería un fantasma solitario?

No lo sabía, no quería saberlo. Quiso llamar a su mamá, no debía estar muy lejos de casa ya. Separó sus labios y con sus manos se preparó para gritar. De no ser por un guante blanca que la tiró hacia atrás. La oscuridad la envolvió. Sus ojitos marrones se abrieron, esperando con gran esperanza ver algo, encontrar una luz. Pero lo único que encontró fueron otros ojos. Y poco a poco el rostro de su atacante se reveló en la penuria de su encuentro.

Un payaso. –pensó la pequeña.

Se escuchó el sonido de un líquido cayendo, como un río de rosas que va desprendiendo vida a cada gota que se desprende de su portadora.

No fue sino poco tiempo después que en un trono esperaba el destinatario de esa inocente alma. La tomó en su mano y la acaricio levemente con la yema de los dedos. Se relamió y la devoró con un lentitud digna de un manjar.

— El miedo hace las almas más deliciosas. Gupi.

Hizo un gesto a su súbdito para que se retirara. Detrás de él, una fila esperaba por complacer a la espada maldita. El reino de la oscuridad crecía conforme las noches pasaban. Gracias a su silencio pocos se dieron cuenta, pocos se imaginaban lo que se estaba gestando bajo la iglesia de Florencia.

Faltaban dos semanas para que Crona y Gurita se fueran a Witch Town. La bruja había hecho una convocatoria por unas condiciones que quería aclarar antes de que llegara la fecha impuesta.

Una vez en la Death room procedió a explicarle a los presentes. Se sentó sobre una burbuja de tinta que había creado, sacó un pergamino y lo desenrolló, casi llegaba al piso. Se aclaró la voz y al son del movimiento de sus tentáculos recitó:

— Desde la autoridad de su altísima Maaba-sama las condiciones para el ingreso de la técnica-bruja Crona Gorgón son…

Casi todos en la habitación gruñeron por lo bajo debido al nombre mencionado, claro, por su autonombramiento como Makenshi ninguno recordaba que por lógica el apellido de Crona sería el mismo que el de su madre.

—… Número uno, la joven no podrá revelar la ubicación de la entrada a Witch Town bajo ninguna circunstancia. Número dos, solamente Yo –al parecer ya se le estaba perdiendo el formalismo- podrá llevarle hasta la ciudad y una vez allí pasará a ser responsabilidad de la misma Maaba-sama, por lo que su seguridad no será un problema. Número tres, se prohíbe a la joven que lleve a cualquier acompañante, sea amigo, pariente o maestro. Sin excepciones. Número cuatro, su estadía aproximada será de un año, pues teniendo en cuento el poco desarrollo de sus habilidades mágicas se estima que el tiempo que necesitará que poder controlar y ser una usuaria responsable de la misma será como mínimo de 365 días, en lo que se deba prologar se tomará el doble de ese período. De no cumplir con la fecha propuesta, si llegase a salir de la ciudad antes de este período mínimo, se lo tomará como acto de traición y será buscada y condenada como tal.

La mayoría escucha sin oír, pero por suerte alguien sí estaba prestando atención. Levantó la mano para interrumpir a la bruja y dijo:

— ¿Y si llegara a controlar su magia antes de ese tiempo qué pasaría?

— Hay sub incisos. pero no creí que fueran a preguntar por ellos. Aquí dice que de darse el caso Maaba-sama tomará decisión sobre su destino.

— Eso no especifica nada. –reclamó el pequeño shinigami.

— Hey a las brujas no nos gusta escribir, preferimos manejarnos con las palabras. Pero a causa de la poca confianza que les tenemos decidimos hacer una lista para que no se les olviden las condiciones, sé agradecido y déjame continuar. –le dijo ofendida mientras volvía la mirada al pergamino- Número cinco, la joven en cuestión deberá guardar completo silencio sobre las experiencias que tenga en la ciudad durante su estadía. Para ayudar a la voluntad de la misma, no se le permitirá tener contacto de ningún tipo con ninguna persona que no pertenezca a nuestra comunidad. Solamente hasta que pase el período mínimo anteriormente establecido…

— ¡Espera un momento! –saltaron Maka y Kid.

— ¡Y ahora qué? –preguntó la bruja cansada de tener que leer el tedioso documento.

— ¿A qué se refiere esa condición? ¿No podremos hablar con Crona mientras esté en Witch town? ¿Cómo sabremos si está bien o no? –la técnica dio un paso al frente.

— Verán nuestra confianza en ustedes es nula, casi podría decirse que la decisión de Maaba-sama para entrenar a Crona sólo se dio por mi recomendación. Además que si no, hubiera sido considerada como amenaza a la comunidad de brujas y su cabeza estaría en la mira de varias de nosotras. Necesitamos verificar que podemos confiar en ella, pero eso no significa que vayamos a confiar en ustedes. Bien tengo entendido nuestra tregua no será eterna.

— No estoy de acuerdo con esa condición. –agregó serio el Shinigami- Ustedes no confiarán pero nosotros lo hemos hecho contigo así que merecemos igual trato. Si no podemos comunicarnos con Crona, ¿qué nos garantiza que le enseñen a controlar su magia? Bien podrían estar mintiendo y al llevarla lejos de nosotros aprovechen para eliminarla.

Las palabras del shinigami sonaban duras, pero había un destello de preocupación en ellas. No pudo evitar cruzar su mirada hacia la pelirrosa. Casi denotando su disgusto por lo que habían aceptado al hacer el trato con esa bruja. En este caso fue Mifune quien intercedió para cortar la tensión que se había generado.

— Las brujas son desconfiadas, lo sé por experiencia. Pero créanme cuando les digo que podemos confiar en sus palabras, al menos las que están por escrito. Alguna vez escuché en una de las misas a las que asistí que una bruja puede retractarse de su palabra pero no de su escritura, por eso prefieren la palabra. –sintió la punzante mirada de la cefalópodo a su espalda- Shinigami-sama han estado años cazándolas, y nunca he oído de una bruja matando a otra de no ser por el conocido caso de Aracne. Dudo que quieran hacerle daño a Crona si Maaba-sama ya puso las condiciones.

Todos pensaron por un momento pero el disgusto no se desvanecería por unas palabras de confianza en un mero contrato de tinta y papel.

— Por un año. –musitó Maka para nada convencida.

— ¿Nada? ¿Ni visitarla, ni llamarla, ni cartas? –Kid como nunca pareció dubitativo.

— Absolutamente nada, especialmente de ti pequeño shinigami.

— ¿A qué te refieres?

— Los shinigamis más que ningún otro tienen prohibido romper esta regla. De hacerlo, pese a que Crona no se percate de ello, quedará condenada de igual forma. Y será su culpa, son nuestras condiciones. –era claro que no había lugar a la negociación.

— Etto…-la débil voz de la pelirrosa se escuchó desde el fondo de la habitación. Pese a estar parada todo el mundo podía notar que en su mente estaba en el "señor rincón"- … ¿Y si hablará yo con Maaba-sama por esa condición?

— De nada serviría. Me temo que ya está escrito, y como bien dijo Mifune no podemos retractarnos de lo que escribimos. Lo lamento Crona, pero o es así o no es. Y me temo que no tienes muchas opciones.

— Oh ya veo…-hizo una mueca de incomodidad pero finalmente sentenció- Así será entonces.

Crack, crack, crack. Stein movió su tornillo, captando la atención un momento. Lo había hecho a propósito. Movió la cabeza a un costado y haciéndose el tonto dijo:

— No le veo muchas vueltas al asunto, y si no les importa tengo muchas cosas que hacer como…

—…papeleo atrasado…-le ayudó Marie mientras le seguía su absurda corriente.

— Claro, eso, sigamos con este reglamento así terminamos de una vez por todas.

El supuesto desinterés del doctor enfureció a algunos, pero dos de los presentes entendieron sus intenciones y lo dejaron pasar.

Lo demás del trato eran absurdas reglas que sólo tendría valor una vez que Crona llegara a la ciudad.

Al salir de la Death room todos estaban muy callados. Había aceptado el trato, estaba firmado, sellado, "decidido". Para aligerar las cosas Soul propuso hacer un partido de basquet. Todos aceptaron menos Kid, quien bajo la excusa de tener que preparar unas cosas de su padre se retiró en silencio. La espadachina no se extrañó se esa actitud.

Stein y Marie estaban en el laboratorio. Mientras el doctor leía unos papeles, su compañera bebía té intentando despejarse. No fue sino hasta que el técnico terminó su taza que se pusieron a hablar.

— No puedo quedarme tranquila con esas condiciones. ¿Quién se creen que son esas brujas?

— Lo que dijo Mifune es verdad, confío en ello.

— ¿Y tú cómo lo sabes?

— ¿Recuerdas que tengo un diario de bruja?

— Ni me lo recuerdes, ¿qué hay con ello?

— Bueno, no hay ni una sola falta de ortografía o sintaxis en él. Me pareció extraño ya que Medusa no parecía de la clase de persona que se preocupara por ello. Así que después me puse a pensar, todo lo que dice es lo que en teoría sería lo más sólido sobre su investigación. En palabras simples, no mintió. Me pregunto por qué tendrán esa regla.

— Hace años que la escritura se consideró una forma de materializar el pensamiento, la esencia de una persona. La expresión en letras no debería tomarse a la ligera. ¿Será por eso?

— Muy filosófico, pero podría ser. ¿Qué deberíamos decirle a Crona?

— No lo sé. Pero me gusta confiar en que todo saldrá bien y regresará antes de que nos demos cuenta.

— Admiro tu optimismo Marie, desearía pensar lo mismo. El poder puede corromper hasta a la persona más inocente, temo que eso ocurra con ella al convertirse en bruja.

— Confiar sería la palabra clave. –dijo pensativa la mujer.

— Confiar…

El shinigami daba vueltas en su habitación. Vueltas asimétricas, cosa que denotaba su disgusto y preocupación. Se detuvo frente al espejo de su cuarto, se miró el rostro un segundo. Tenía el ceño fruncido, tanto que era asimétrico y sus compulsiones volvieron a saltar. Estuvo a punto de salir por la puerta en busca de sus reglas y escuadras cuando un ruido en su ventana lo detiene en seco de su impulso. Se voltea con un tic en el ojo y para su sorpresa era su novia quien había tocado sobre el vidrio. Fue hasta ella y le abrió la ventana. Sin embargo su tic no desaparecía.

— ¿Por no llamaste a la puerta? –preguntó mientras la ayudaba a entrar.

— Porque no quería que Liz y Patty supieran que vine. Escucha Kid tendríamos que hablar sobre lo que pasó…

El shinigami la estaba escuchando cuanto al quedarse muda no puede sino mirarle un poco. ¿Había algo fuera de lugar en su apariencia? ¿Algo en su cuarto estaba desordenado? ¿Qué tanto estaba mirando la chica? Entonces las manos de ella se posaron con delicadeza sobre las mejillas de él. El joven no pudo evitar sonrojarse. Ella le sonrió con un gesto de sana preocupación. Con su dedo pulgar acarició suavemente sobre el párpado de él. Kid entendió y se sintió aún más avergonzado. Se dejó hacer por la caricia hasta relajarse. Los ojos azules y dorados se encontraron. Era tal la paz que nacía entre ellos en esos momentos que no quisieron decir nada más.

Tímidamente el shinigami descansó su cabeza sobre el hombro de su compañera, quien lo contenía en un cálido abrazo. Podía sentirlo respirar sobre ella y de alguna forma también consiguió calmarse.

— Kid…

— ¿Si? –musitó algo somnoliento.

— Quiero dormir contigo.

— No sería apropiado. –salió a flote su inevitable sentido de lo correcto.

— No me entiendes.

Kid abrió sus ojos, esperaba que no fuera lo que pensaba lo que entendía mal. Se levantó apenas para verla a la cara. Crona estaba con una expresión desconocida hasta el momento. Sus ojos abiertos de pleno, sus cejas levantadas sin mucha expresión y su boca cerrada pero fruncida. Estaba esperando. ¿Esperando qué? Se preguntó el shinigami mientras una pequeña ansiedad nacía en su interior. La mano de ella tocaba su pecho, su toque era frío pero él estaba en llamas.

— Crona deberías irte a casa, ya es tarde y tu…

— No quiero irme, ¿acaso no quieres que me quede? –preguntó casi con pena.

— ¡No! ¡No es eso! –se apresuró a corregir- Quédate, ven, si quieres podemos dormir…

Crona suspiró como un tanto cansada de su poco entendimiento, así que mientras él divagaba en sus triviales preocupaciones, la bruja no soportó más y tomándolo bruscamente del cuello de su camisa lo besó con impaciencia.

El shinigami tardó en reaccionar a los hechos, pues no se hubiera imaginado esa determinación de su tierna novia. La sostuvo desde la cintura, tentado a bajar sus manos por donde la espalda pierde su nombre. Esas cadenas lo volvían loco y poco podía disimular.

Ninguno de los dos supo cuándo, pero las cosas se estaban yendo a mayores. Crona empujó a Kid en la cama. Creía que ya era claro lo que quería. El joven tan sólo se sentía algo desconcertado pero sólo se llamó al silencio y tomando a Crona de su cadena la invitó a sentarse sobre él. Así lo hizo, era un tanto vergonzoso pero no le importaba si era con él. Bajó la mirada hacia los botones de la camisa de él, con sus manos los fue desabotonando uno por uno. Suerte la suya de manejar la espada, por más nervios que tenía nunca temblaron sus manos. El shinigami la veía embelesado, esperando con tranquilidad por que terminara con su acción para quitarse la camisa y poder hacer lo mismo con la de ella.

— Quítatela. –le pidió la pelirrosa.

Así lo hizo el chico y procedió a tomar el cuello de la camisa de ella. Había un detalle que le inquietaba. Debajo de esa prenda no habría más, nada más. Su corazón se disparó frente a la inminente situación. Al sacar el último botón miró la piel nívea que se asomaba de los pechos de la chica, pero al momento que la sintió querer quitarse la prenda la detuvo gentilmente.

— Crona, espera.

— Kid…-sus mejillas estaban tan rojas que parecía afiebrada.

— ¿Realmente quieres hacer esto? ¿Sabes lo que va a pasar de ahora en más? –le preguntó serio.

— Sí, quiero estar contigo de esta forma. Sólo contigo.

— Yo también lo quiero. –dijo Kid mientras admiraba su cuerpo a la tenue luz de las lámparas.

Entonces el shinigami deslizó la prenda de ella despacio, pensando en la fragilidad del momento. Sus pechos eran pequeños, y para el agradado de su observador, simétricos. Miró por última vez a su amada antes de comenzar a profesar su deseo sobre toda su piel. Agradecía la posición en la que estaban porque podía tenerla sin ningún tipo de restricción. Podía tocar toda su extensión sin preocuparse. Rozó sus labios y después con suavidad fue dando besos y caricias por todo su cuello. Despacio, saboreando la esencia de la bruja con una parsimonia opuesta a su excitación interna.

Al sentir el toque de sus labios en su piel Crona no pudo evitar sentir escalofríos de placer por su cuerpo. Aquellas caricias eran impensables. Las sensaciones, el calor, los inexplicables anhelos, sólo podía expresarlos en leves gemidos y suspiros que escapaban inconscientes de su boca. Kid al escucharla comenzaba a sentir cierta incomodidad en su entrepierna, pero aún quedaba mucho por hacer antes de pensar en sus deseos.

Las caricias fueron bajando hasta llegar al nacimiento de esos pequeños y tiernos pechos. Sus manos fueron hacia la espalda de la chica, dando suaves toques con sus dedos, intentando distraerla de la vergüenza que seguramente sentía. Podía sentir la cicatriz de su reciente infortunio, vaya forma de marcar una desgracia.

Crona se sentía incómoda al notar que estaba tocando su cicatriz pero todo se olvidó cuando sintió que le estaba besando, allí, en sus senos. Era una sensación tan extraña, se sentía expuesta, vulnerable; pero a la vez el gusto y placer que le provocaba podía hacerla querer más de ello.

El joven besó sin pudor los senos de ella, de a poco y con delicadeza. Miró por un momento uno de los pezones y con timidez lo tomó entre sus labios y lo degustó con cuidado. La bruja cruzó sus manos sobre el cuello de él ante ese acto. Arqueó su espalda en busca de más contacto, en busca que la tocara, que siguiera produciendo ese gozo en su cuerpo. Por primera vez en su vida, Crona se sintió hedonista y se olvidó del mundo y sus problemas. No fue sino hasta que en un leve movimiento sobre su compañero que recordó que no sólo debía disfrutar ella sola.

El joven al sentir el roce con ella se detuvo con un leve quejido. La chica lo miró un tanto curiosa y deslizando sus manos desde su cuello, pasando por su pecho, llegó al cierre de su pantalón. No preguntó nada, sólo hizo lo que pensaba que debía hacer. Una vez que se encontró con la ropa interior, blanca por supuesto, notó el gran bulto que se encontraba debajo. Lo tocó apenas con su mano, sintiendo cómo Kid se removía en su lugar. Quizás era incómodo para él estar así.

Siguió su instinto y le quitó el pantalón. En un acto inevitable alzó las cejas en señal de asombro, nadie le dijo que "eso" sería tan grande. Se acobardó un momento pero no se daría de miedosa en una situación así, además que se notaba que el shinigami estaba más que ansioso. Algo tímida tomó su miembro y comenzó a masajearlo guiándose sólo por las reacciones del él.

Jamás había visto esa expresión en el rostro de Kid, mucho menos se hubiera imaginado sus gemidos así como los escuchaba. A la bruja le gustaba tenerlo así, le gustaba esa parte de su persona, le gustaba que fuera ella la única en verlo de esa forma. Quería que siempre fuera así, sólo para ella, que sólo hiciera ese tipo de cosas con ella y nadie más. Lo siguió masturbando y disfrutando del panorama hasta que el mismo chico la detuvo.

— De-detente Crona…-dijo con dificultad mientras aquietaba su respiración- Aún…aún no quiero…

La pelirrosa se detuvo, no muy segura de qué quería decir pero tampoco molesta. Kid recuperó un poco la compostura y en un movimiento rápido pero ligero la levantó y colocó debajo de él. Le dio un beso desesperado mientras se aferraba a esa cadera tan tentadora. Deslizó su mano hasta el pantalón de ella y se lo quitó con la misma rapidez con la que había cambiado de posición. La joven cruzó las piernas un tanto sorprendida por el rumbo que tomaban las cosas.

— Ahora es mi turno de hacerte sentir bien. –dijo lo más sereno posible mientras acariciaba las piernas de su novia, su piel era tan tersa y suave.

— ¿Q-qué vas a hacer? –le preguntó intentando no distraerse por el toque de él sobre sus piernas.

— Te gustará, lo prometo. –le contestó junto con su media sonrisa.

El shinigami comenzó a besar el cuello de su amada, aunque su intención estaba dirigida hacia otra parte de su cuerpo. Lentamente una de sus manos pasó de las piernas hasta rozar la ropa interior que había dejado como única prenda sobre ella. Al principio la notó tensa por el contacto, pero entre besos y caricias logró relajarla. Entonces comenzó a mover sus dedos con más intensidad sobre su intimidad. Podía sentir como poco a poco la prenda se humedecía por el estímulo. Crona había cerrado sus ojos con fuerza, se estaba dejando llevar por completo, llegó un punto en que no podía contener más sus gemidos. El técnico sólo agradecía tener el cuarto más alejado de la mansión. Una vez que la sintió preparada Kid le quitó la última prenda y la dejó al descubierto, el olor que desprendía era tan excitante que el control del shinigami casi se va por la borda.

Las caderas de Crona se movía al ritmo de las caricias, y el chico aprovecho esto para poder meter un dedo dentro de ella. La pelirrosa ahora entendía hacia dónde iba la cuestión, el sólo recordar el tamaño del miembro de Kid e imaginárselo dentro de ella la estremecía. La misma fantasía cruzaba por la mente de él, pero le era más difícil de controlar. En su interior bien sabía que lo que hacía no estaba bien, que debería haber esperado más, que debería haberlo hablado con ella antes, que a su edad era un acto irresponsable tomar las cosas tan a la ligera. Pero nunca en su vida se había sentido de esa forma, nunca se hubiera imaginado que ese tipo de satisfacción nublaría su juicio. Y siendo honesto a sí mismo, su interior sólo respondía al caos en esos instantes. Todo era como una marea de emociones incontenibles que anulaban su sentido de lo correcto y el orden. Era lo más cercano a un humano que llegaría a ser jamás.

Los suaves gemidos de la chica eran suficiente prueba de aceptación, se animó un poco más y sumo un dedo más a su maniobra. La sentía tan estrecha, tan sensible. Se mordió el labio en una señal del autocontrol que estaba ejerciendo por no tomarla. En un momento sintió como se tensaba y curvaba su espalda, era magnífica, toda ella en esa bella reacción frente al placer. Sacó sus dedos y los degustó, era delicioso. Crona se había sorprendido, hasta podría decirse que estaba muerta de vergüenza por eso, probar algo así.

— Crona…¿quieres seguir? –preguntó a media voz mientras se posicionaba sobre ella acercando peligrosamente sus cuerpo, respirando tan cerca que casi podía decirse que se servían del mismo aire.

— Sí… quiero seguir. –respondió mirándolo embelesada por las sensaciones y la ansiedad- Hazlo.

— Va a doler. –le advirtió mientras rozaba sus labios en un beso sutil.

— ¿Mucho? –preguntó sin temor alguno, sólo atrapada en esos bellos ojos dorados que la miraban haciéndola sentir lo único en el mundo.

— No lo sé, pero después pasará el dolor y te sentirás bien…

— Hazlo. -mostró esa determinación casi imposible en alguien como ella, siempre asustada y llena de dudas.

El shinigami la besó un minuto y entonces tomó su miembro y lo acercó a la intimidad de ella para poder poseerla de una vez. Crona se abrazó a él algo ansiosa y sólo lo miró fijamente. Kid se sintió algo intimidado con la repentina seguridad de su novia, pero no podía detenerse a pensar, si lo hacía arruinaría todo. Entró en ella lentamente, en un momento sintió que debía empujar un poco más y cuando lo hizo escuchó un quejido por parte de la pelirrosa. Se detuvo, buscó por levantarse pero ella lo detuvo.

— Sólo duele un poco…sigue Kid. –le pidió la chica apenas sonriendo con una expresión de leve dolor en su rostro.

El shinigami dudó un momento, continuó hasta que sintió llegar al límite de sus cuerpos y soltó un largo suspiro mientras Crona hacía lo mismo. Comenzó a moverse, la calidez y humedad lo estaban haciendo demasiado excitado. La bruja sentía como entraba y salía de ella, podía verlo gemir por ella. Para su sorpresa en un momento el dolor se detuvo, empezaba a sentirse bien, la forma en que Kid rozaba su interior era tan intenso. Los gemidos de ambos se hacían cada vez más y más fuertes. El shinigami abrazó a su amada para acelerar el ritmo de sus movimientos. La bruja lo abrazó con todo su cuerpo mientras intentaba contenerlo lo más que pudiera para que esa sensación que los invadía permaneciera. Entonces un instante antes de que ambos llegaran al clímax las sintieron. Sus almas, como nunca antes, vibraban como si fuesen una sola. Una resonancia perfecta, una unión incorruptible.

Al terminar se quedaron abrazados un largo tiempo, sólo acariciándose y disfrutando del silencio. Sus almas se calmaron, pero ya no podían volver atrás. Esa noche quedaría para siempre en ellos, y sin saberlo sería un nostálgico consuelo en el año que pasarían separados.

Stein POV

Registro 452

Los últimos días Crona ha estado visitando a Kid demasiado seguido. Y sí, con demasiado me refiero a que no la he visto un día entero en casa o en Shibusen. Pocas cosas buenas se me ocurren que puedan estar haciendo esos dos juntos. Y no es como Marie dice que soy –sobreprotector- , no, simplemente me preocupa la extraña pareja que hacen. Un shinigami y una bruja, es como querer mezclar agua con aceite…y por experiencia sé que es imposible y nunca trae buenos resultados pese a los medios que uno utilice para conseguirlo. (Hice una apuesta por esto y perdí, sé de lo que hablo)

Me preocupan, su relación pese a sus intentos no creo que esté destinada a otra cosa que no sea al fracaso. Es inútil forzar a la naturaleza, siempre gana por sobre lo demás. Saliendo de lo personal, mi investigación de Medusa (más precisamente del libro) sigue sin avances, intento buscar una solución a la separación de Crona y Ragnarok, pero parece que la bruja no tenía esto previsto…no puede ser cierto, es una mente desquiciada (como yo) y jamás, mentes así, dejan cabos sueltos. Debo afinar la mirada, y mi tornillo…me gustaría dejar menos puntos suspensivos en este registro pero no tengo nada más. Mañana se irá Crona, supongo que tendré que apoyar a Marie en su ausencia.

La extrañaré.

Estaban en la cama, había cerrado la puerta y la bruja había hecho un hechizo en la ventana para que pareciera vacía y no se escuchara nada. Tomó uno de los largos mechones de cabello de su amante, se sonreía ampliamente.

— Ya borra esa sonrisa o te haré borrarla a la fuerza.

— Mmm….me pregunto cómo sería eso, si es con la misma fuerza de recién no me molestaría en absoluto Mifune.

El hombre fastidiado la tomó de los hombros y la volteó sobre la cama para quedar sobre ella. Ahora él era quien sonreía para volver a besarla y aprovechar la noche.

Crona POV

Hoy es mi última noche aquí, mañana me iré con Gurita. Se siente tan extraño, me duele el estómago. No quiero irme, no quiero dejar a mis amigos, a Stein y Marie, a Kid…No quiero dejar a Kid. ¿Me esperará? ¿O quizás haga con otra chica lo que hace conmigo? Quizás se aburra y sólo me deje de lado, pasar tanto tiempo alejados, sin poder comunicarnos. No, no debería pensar así, yo lo amo y él me ama a mí, ¿no es suficiente para confiar en que no pasará nada? Me siento mal, no sé lidiar con esto.

Escuché un ruido en la ventana y al asomarme vi que era Maka. Le abrí y ella me abrazó cálida como siempre. Yo le correspondí.

— ¿Cómo se siente mi mejor amiga? –preguntó con ternura como era habitual esos últimos días.

— Podría estar mejor, pero bien. Supongo. -le respondí mientras nos sentábamos en la cama y quedamos frente a frente.

— Tranquila, todo estará bien. Todos vamos a esperarte, sé que te vas para ser más fuerte, aprender a controlar tus poderes no debe ser cosa fácil, pero confío en que lo harás más rápido de lo que esperamos. Y así nos volveremos a ver. –me sonrió, siempre me gustó eso de ella, es como si le sentara perfecto ese gesto.

— Siempre has confiado en mí Maka. No los defraudaré, aprenderé rápido y volveré. Los voy a extrañar mucho. –ella me acarició el cabello suavemente y yo hice lo mismo.

— Siempre tendrás a tus amigos. A mí, nunca dudes en regresar si tienes problemas o no te tratan bien, sólo prométeme eso.

— Claro Maka, no te preocupes, si me tratan mal volveré. –sonreí apenas y me acerqué más a ella.

— ¿Hay algo más que te preocupe Crona? –levanté la mirada a ella y sólo la abracé fuerte, ella como siempre sólo me ofreció su compañía.

Esa noche dormí a su lado, no hubiera imaginado otra forma de sentirme tranquila para descansar un poco. Cuando despertamos Soul estaba en la ventana esperando por llevarse a su técnico para desayunar. Nos despedimos con Maka y sólo esperaríamos a nuestro encuentro en las puertas de Death City. Por mi parte, quería disfrutar ese último día.

Todo fue como si nada fuera a cambiar, la misma amabilidad de Marie-san, las rarezas de Stein, el ego gritón de Black*Star, la dulzura de Tsubaki, la alegría de Maka y Soul diciendo cool cada dos líneas. Casi y se me olvida Kid, bueno, en realidad no. Él era el único diferente ese día. En un momento nos quedamos solos en el comedor, hablamos de aquella vez que le tiré un plato de comida en la cabeza. Reímos, pero no lucía contento para nada. Pronto no pudo mantener mi sonrisa al lado de su seria expresión. Me tomó de la mano y de forma apresurada me hizo caminar a su lado hasta los confines de Shibusen. Terminamos donde era mi antigua habitación. Cerró la ventana un momento y comenzó a besarme así como cuando nuestros cuerpos se unían. Me tiró contra la cama, sólo me dejé llevar pero una vez que acabó me miró serio como había estado todo el día.

— Yo no sé qué haré sin ti…

Había tal tristeza en su voz que casi me parte el alma al oírlo así. Lo tomé del rostro para acariciarlo y despacio le respondí.

— Te amo Kid, eso no cambiará nunca, vas a esperarme. Y cuando regrese serás el primero al que buscaré.

Estaba demasiado oscuro para ver bien, pero podría jurar que un par de lágrimas rodearon mis manos. Nos quedamos juntos un poco más, cuando faltaba poco más de una hora para irme nos levantamos y comenzamos a vestirnos. En ese momento Maka entró por la puerta, casi se nos morimos de vergüenza cuando se acercó a Kid directo a golpearlo. Logré detenerla y tuve que gritarle que había sido mutuo. Luego de que nos calmamos, los tres, y estuvimos vestidos con Maka prometimos nunca más volver a hablar de ese encuentro.

Regresé a casa para buscar mis cosas, cuando a la cuadra sentí un ruido contundente que había resonado por toda la ciudad. Sabía que no se quedaría con las ganas, además de que al salir de Shibusen habíamos pasado por la biblioteca, aún me pregunto cómo hace para esconderlos y usarlos en el momento adecuado.

Me siento algo extraña, no quiero irme.

Despedida

Todos estaban en la entrada de la ciudad, la bruja había juntado sus pocas posesiones para reunirse con sus amigos que poco emocionados esperaban para despedirla. La abrazaron y le desearon suerte, quizás la abrazaron más de lo que hacían normalmente. Entonces cuando Kid se acercó la bruja se aferró a él con todas sus fuerzas, lo miró a los ojos con una expresión serena.

— ¿Me esperarás?

— Todo lo que sea necesario…sólo…intenta aprender rápido para poder regresar.

— Daré mi mejor esfuerzo, no te preocupes, me verás antes de lo que crees.

Sonrieron de esa forma que sólo conocían entre ellos, Maka y Tsubaki suspiraban al ver tal escena. Los enamorados se besaron por última vez. Crona tomó su modesta maleta y junto con su espada a un lado emprendió camino con Gurita. Sin mirar atrás, no era necesario, confiaba en que todos estarían allí para su regreso.

Espero que les haya gustado, pretendo terminarlo, no sé cuándo pero intento…realmente me sorprendió la cantidad de personas que les gustó este fic así que haré lo posible por terminarlo. Para que vean que he estado pensado en esto, les dejo unos adelantos del siguiente capítulo:

"— ¿Por qué? Crona no tendría motivos para ocultar algo…a menos que…"

"Hay una oleada de desapariciones en Italia, las personas no se atreven a hablar, nadie sabe lo que está pasando…"

"Demasiados cambios, todos tienen un lado positivo y uno negativo. El fin de esto es lo negativo, lo positivo, bueno…ya deberías saberlo."

Gracias por leer… No hay nada que haga más feliz a alguien que escribe.

¡Lamento la demora!