Una semana después, mandaron a Castle a casa, aconsejándole reposo para que terminara de recuperarse. Alexis había vuelto a la Universidad y Martha se había ido a Los Ángeles a dar unas clases de interpretación en una academia de un conocido suyo. Así, todos intentaban volver a la normalidad.
Ella acababa de despertarse. Castle estaba a su lado, su nariz casi rozaba la de ella. Kate cerró los ojos y se quedó así unos segundos, sintiendo su respiración. Después se puso en pie y fue a la cocina. Quince minutos más tarde, Castle estaba allí también.
-Buenos días.
-Ey – Dijo ella, sin levantar apenas la vista de su taza de café.
-¿Ocurre algo?
-No… - En realidad no era cierto, había ocurrido algo hacía una semana que quería contarle – He preparado café, ¿quieres?
-Sí
Ella le sirvió café en otra taza y cuando se la acercó, él posó su mano sobre la de ella, mientras todavía sujetaba la taza.
-¿Sabes que puedes confiar en mí, para contarme cualquier cosa?
Se miraron unos segundos a los ojos, directamente. Él sabía que ella tenía algo que contarle y le estaba diciendo que confiase en él, así que no había motivo para continuar guardándose aquello. Kate se sentó en un taburete, frente a Castle, al otro lado de la barra de la cocina. Suponía que Beckett estaba así por todo lo ocurrido con el 3XA, estaba claro que algo le inquietaba desde hacía días. Él simplemente le miraba y esperaba a que ella le contase lo que fuese, no quería presionarle.
-Verás, Rick. Hace unos días… - Tomó aire antes de continuar – creía que podía estar embarazada.
Castle abrió los ojos y dejó la taza, que sostenía en la manos.
-¿Estás embarazada?
-¡No! No… era una falsa alarma – Kate continuó, antes de que él pudiese decir algo – Pero quería que lo supieras. Y… que cuando pensaba que, tal vez, estaba embarazada, me hizo pensar muchas cosas, Castle, ¿realmente estamos preparados para dar un paso más? ¿Estamos preparados para avanzar en nuestra relación?
Castle se quedó callado unos segundos, pero tenía clara la respuesta a aquella pregunta.
-Sí, claro que lo estamos, yo estoy preparado. ¿No lo estás tú?
-No lo sé – Intentó ser del todo sincera – Es que… pensar en un bebé me hizo preguntarme si estoy realmente preparada para ser madre y no sé si estoy preparada.
Él le cogió ambas manos.
-Escucha, no tenemos porqué ser padres ahora. Tenemos tiempo, no pasa nada. Y si no estás preparada, yo esperaré.
-No quiero que pienses que no quiero tener hijos contigo, pero… no creo que estemos listos ya para tenerlos.
-Lo entiendo, está bien, lo entiendo – Le dijo él. No quería que Kate se sintiese incómoda – Pero, ¿nuestra relación, va bien, no?
-Sí – Contestó ella, extrañada por la pregunta.
-Quiero decir, somos una pareja estable.
-Sí, claro.
El móvil de la Inspectora Beckett comenzó a sonar, por lo que la conversación se vio interrumpida.
-Era Ryan. Ha habido un asesinato.
-¿Te tienes que ir?
-Sí. Y no, no puedes venir esta vez – Se adelantó ella antes de que él preguntase – Sabes que tienes que descansar.
-Pues dales saludos de mi parte. Incluida a Gates.
Aquello le hizo recordar algo a Beckett.
-Por cierto, Gates sabe lo nuestro.
Castle escupió el café que se estaba tomando.
-¡!¿Qué?¡ ¿Lo sabe? ¿Lo nuestro? ¿Y cómo lo sabe?
-No lo sé, eso no me lo dijo.
-Pero… ¿me dejará volver a la comisaría?
-Sí. Parece que cree que eres útil allí.
-Y lo soy, me alegra de que por fin se haya dado cuenta. – Kate alzó una ceja. - ¿Qué? Soy muy útil. La de casos que hemos resuelto juntos, no me vas a decir ahora que los hubieseis resuelto todos sin mi ayuda.
Beckett negó con la cabeza, al mismo tiempo que daba un suspiro.
-Por cierto, eso significa que ya no tenemos que disimular más en la comisaría. Tenemos libertad.
-Claro, Castle, podemos montárnoslo en la sala de interrogatorios, con Gates mirando por el espejo – Dijo ella con total ironía.
-¡Eso lo he soñado yo! – Dijo él – Bueno, excepto la parte de Gates mirando, eso sería… asqueroso.
Kate se fue a cambiarse de ropa antes de que Castle siguiese diciendo tonterías y se fue a comisaría.