Ambos estuvieron de acuerdo en que, aunque tendrían que esperar 24 horas para denunciar su desaparición, no iban a esperar 24 horas para ponerse a buscarla.
-Deberíamos ir a comisaría. Estaremos allí cuando lleven el móvil y podremos rastrear si hizo o recibió alguna llamada.
-¿Y si viene a casa y no hay nadie?
-¿Prefieres quedarte? Te mantendré informado desde la comisaría.
Castle dejó una nota, por si Alexis regresaba, diciéndole que le llamara inmediatamente. También, antes de coger un taxi en dirección a la comisaría, le dijo al portero del edificio que le llamase si Alexis regresaba.
Una vez en comisaría, el detective Espósito les dijo que no había ninguna cámara que grabase en dirección a la papelera en la que estaba el móvil, así que no podían saber quién lo tiró, ni a qué hora.
-Mientras veníais, también me he puesto en contacto con los establecimientos que hay en la esquina, al lado de la papelera. Nadie vio a nadie sospechoso merodeando por la zona ni tirando el móvil a la papelera.
Castle, se acercó a la pizarra y cogió el rotulador para comenzar a anotar datos.
-Que sepamos, el último lugar en el que han visto a Alexis es en la Universidad. Max estuvo con ella allí a las 10:00h. A mí me llamó a las 14:30h, diciéndome que estaba pasando unos apuntes a limpio y que sobre las siete estaría en casa para la cena.
Justo en ese momento dos policías aparecieron con el teléfono móvil de Alexis. A Castle le produjo un pinchazo, como una pequeña puñalada, ver el teléfono móvil de su hija metido en una de aquellas bolsas que utilizaban para meter las pruebas.
-Miraremos a ver si hay algo de interés en el móvil y después se lo enviaremos a Lannie a ver si tiene alguna huella.
Espósito asintió y se acercó a la mesa de Beckett, junto a Castle, mientras la inspectora se ponía los guantes para coger el teléfono. Le pidió ayuda a Castle para poder desbloquearlo y, al hacerlo, una imagen de Alexis y Rick apareció como fondo de pantalla. Castle sintió otra punzada de dolor. Espósito le puso la mano sobre el hombro, mostrándole su apoyo.
-La última llamada que realizó fue a ti, Castle, a las 14:30h. La última que recibió fue de Max, a las 23:14h de anoche. Llamadas anteriores… abuela, papá… y algunas chicas, imagino que amigas, pero habrá que localizarlas y preguntarles, puede que alguna sepa algo. Y SMS… lo mismo… amigas, Max… espera, hay uno de Max, hoy a las 16:00: '¿Puedes venir a mi casa? Quiero hablar contigo' y ella le responde: 'Ok. Voy enseguida'.
-Él me dijo que la había visto por última vez a las 10:00 en la universidad.
-Vamos a por él.
-Más vale que Gates no se entere de esto, porque, en teoría, el caso no nos corresponde. – Añadió Espósito.
-Espo, quédate aquí y rastrea el móvil de Max, por si no está en su casa.
Castle y Beckett fueron a su casa, pero, tal y como ella había predicho, no estaba allí. Estaban sus padres, que, muy alterados, dijeron que estaba en una fiesta, pero que no sabían dónde y que aseguraban estar seguros de que su hijo no había hecho nada.
-Eso es lo que tratamos de averiguar. Por cierto, a las 16:00 de la tarde, ¿estaban ustedes en casa?
-No. Ambos salimos de trabajar a las 17:00h y no llegamos a casa hasta las 18:00h más o menos.
-Vale, gracias.
-Y ¿ahora qué hacemos? – Dijo Castle cuando se montaron en el coche.
-Voy a llamar a Espo, a ver si lo ha localizado.
Según el rastro del móvil de Max, estaba en una casa, cerca de la Universidad a la que iban él y Alexis. Cuando Beckett y Castle se bajaron del coche, vieron que lo que había en esa casa, era una fiesta. Estaba lleno de universitarios bebiendo y bailando con la música a tope.
-Vale Castle, vas a tener que buscarlo entre toda esta gente, porque yo no sé cómo es Max. Y, una cosa más, cuando le arreste, no hables con él hasta que estemos en comisaría, allí siempre se lo toman mucho más en serio. Aquí puede que no nos diga la verdad. –Castle asintió, aún no estando del todo de acuerdo – Vas a tener que aguantarte, por el bien de Alexis.
Cuando iban a entrar, un adolescente se puso entre los dos, impidiéndoles el paso.
-No creo que vosotros estéis invitados a la fiesta.
-¿Ah, no? ¿Quieres que te pida el carnet y te lleve a comisaría por estar bebiendo sin tener edad o prefieres dejarnos pasar? – Le amenazó la Inspectora Beckett enseñándole la placa. El adolescente, les dejó pasar inmediatamente.
Haciéndose paso entre un montón de universitarios, al fin Castle encontró a Max. Estaba en una esquina, junto con una chica morena. Se estaban besando.
-Es aquel – Señaló Castle.
-¿Aquel es Max? – Dijo Beckett, sorprendida de que el novio de Alexis, estuviese besando a otra. Aunque pensándolo bien, era un adolescente, tampoco había mucho de qué extrañarse.
Se acercaron a él, y Beckett, le dio dos golpecitos en la espalda, interrumpiendo su beso. Max se sobresaltó al volverse y ver al padre de Alexis. Pero Castle intentó contenerse y no dijo nada. Tampoco hacía falta, su cara lo decía todo.
-Max, soy la Inspectora Kate Beckett – Dijo ella mostrándole su placa – Tienes que acompañarme.
-¡Pero si no he hecho nada!
-Date la vuelta, por favor.
Max cooperó, ante la atenta mirada de todos los presentes. Habían parado la música y todas las miradas se dirigían hacia ellos. Al salir, les fueron haciendo un pasillo hasta la entrada, así que esta vez no tuvieron que ir haciéndose paso entre los asistentes.
Ya en comisaría, estaban observando a Max tras el cristal. Tenía la postura erguida y se mostraba nervioso.
-Castle, será mejor que entre yo sola.
-Pero…
-Te conoce y si estás ahí dentro se pondrá más nervioso. Confía en mí. – Tras decirle eso, Beckett se fue a la sala de interrogatorios. Castle iba a seguirla, pero Espósito le paró.
-Tío… te ha dicho que confíes en ella. ¿Quieres que piense que crees que no es capaz de sacarle información a un sospechoso?
Espósito tenía razón. En realidad, Castle confiaba en ella, es solo que hubiese preferido entrar y poder decirle algo a Max. Aunque su ira no ayudaría, así que dejó que Beckett le interrogase sola.
La inspectora, se sentó en frente de Max y le miró sin decir nada hasta que él alzó la vista.
-¿Sabes por qué estás aquí, Max?
-¿Es por lo de Alexis? Ya le dije al Señor Castle que no sé dónde está.
-¿Cuándo fue la última vez que viste a Alexis?
-Esta mañana, en la Universidad, ya se lo dije al Señor Castle – A Beckett le hacía gracia cómo el novio de su hija respetaba a Castle llamándole 'Señor Castle', pero aquel no era un momento para bromas.
-Sin embargo, le enviaste un mensaje, a las 16:00h, diciéndole que vaya a tú casa.
Max se quedó callado, sin saber qué decir ante eso. Probablemente no se esperaba que hubieran investigado el móvil de Alexis.
-¿Mandaste tú ese mensaje, Max?
-Sí –Ella no le preguntó nada, quería que él le contase lo que había pasado y así lo hizo. – Yo… quería hablar con ella, así que le dije que viniese a mí casa. Y vino.
-¿Qué ocurrió después?
-Nada. Hablamos y se fue, sobre las 17:00h. Lo juro, yo no sé dónde está.
-¿De qué querías hablar con ella?
Le costó responder, pero finalmente lo hizo:
-Quería cortar con ella – Beckett no dijo nada, esperando a que continuase – El martes, conocí a una chica en una fiesta y me lié con ella. Desde entonces no hacía más que mandarme mensajes para quedar y…. bueno, yo no quería seguir engañando a Alexis, así que cuando vino a mi casa, se lo conté y cortamos.
-¿Te dijo a dónde se fue?
-No. Se fue llorando. Me dio una bofetada y se fue. – Y bien merecida que te la tenías, pensó Beckett – No dijo nada más.
-¿Y qué hiciste tú después de eso?
-Me fui con Sussan. Es la chica de la que te he hablado.
-¿Era la chica con la que estabas en la fiesta?
-Sí
-¿Por qué le dijiste al padre de Alexis que la habías visto por última vez esta mañana?
-Porque… no quería decirle que había dejado a su hija por otra. – Dijo Max, como si fuese lo más evidente del mundo.
-Comprobaremos tu coartada.
Cuando Beckett volvió a entrar a la sala de los espejos, le dijo a Espósito que vaya a comprobar su coartada.
-Es un capullo, pero yo creo que dice la verdad. – Ambos se dirigieron a la mesa de Beckett, donde estaba el teléfono móvil de Alexis.
-Le dije a Alexis que no me gustaba.
-Bueno, Castle, la mayoría de chicos a esa edad son así.
Media hora más tarde, Espósito regresó.
-He llamado a la tal Sussan y confirma que ha estado de 17:20h hasta que habéis llegado vosotros con él.
En ese momento, el móvil de Alexis comenzó a sonar: Número desconocido.
-Yo contesto – Beckett le paró la mano.
-Castle, los guantes. Todavía no hemos comprobado si tiene huellas. –Le ofreció rápidamente un guante a Castle y tras ponérselo, contestó.
-¿Alexis?
Pero la voz que sonó al otro lado del teléfono no era la de Alexis. Era la voz de un hombre.
-Hola Castle. Sabía que encontraríais el teléfono. – Dijo con tono desafiante - ¿Te acuerdas de mí?
Castle miró a Beckett, aterrorizado. Había reconocido la voz de aquel hombre. Era Tayson, el 3XA. Estaba vivo. Puso el altavoz para que Kate y Espósito pudiesen escuchar.
-¿Dónde está mi hija?
-Mejor vamos a ir paso a paso. Yo pensaba coger a tu detective, pero… ¿a quién puede querer Castle más que Kate Beckett? La pequeña Alexis.
-¿Dónde estás?
-No te preocupes, te diré dónde estoy. Quiero que veas lo que le voy a hacer, porque si no, no sería tan divertido. Pero ya te llamaré cuando quiera decirte dónde estoy.
Dicho esto, el 3XA colgó el teléfono. Castle se quedó destrozado, el 3XA no se andaba con bromas, ya intentó acusarlo a él de asesinato, después, casi mata a Kate y no pararía hasta vengarse de él.
-Ahora estamos tras un asesino, el caso es nuestro.
-Espo vete a ver si se puede rastrear la llamada. Después llévale el teléfono a Lannie, por si hay alguna huella de algún ayudante del 3XA o algo y podemos seguirle la pista. Yo llamaré a Gates.
Espo se puso en acción y se fue a hablar con los técnicos para que rastreasen la llamada. Entonces, Kate miró a Castle.
-Castle, ¿estás bien? – No esperó a que respondiera porque era obvio que no estaba bien. – Vamos a cogerlo, no va a hacerle nada a Alexis.
-Sabes tan bien como yo de qué es capaz ese tío. Te dije que no se había muerto aquella noche.
-Vamos a dar con él, esté donde esté y vamos a encontrar a Alexis.
-Gracias – Aunque Castle estaba mal, y quizás no era el momento para estar a agradecer nada, tenía que darle las gracias a Kate por estar ayudándole. Antes de saber que esto era cosa del Triple Asesino, no tenía la obligación de hacer nada para localizar a su hija.
-Siempre – Ella le contestó con una pequeña sonrisa, la única que era capaz de poner en una situación como esa. – Será mejor que vayas con Espósito, tienen que rastrear el teléfono y ver si hay alguna otra huella en él, deberías estar con él por si vuelve a llamar.