Summary. [U.A] Te dejan plantada en San Valentín. Ni siquiera es tu cita, sino tu mejor amiga. Además, un guapo —y muy sexi— desconocido te confunde con su ex. No hay forma de que salga algo bueno de esto, ¿o sí?


Disclaimer. InuYasha y demás personajes no me pertenece, son de Rumiko Takahashi.


¡Bendito San Valentín!


El poder de persuasión de mi mejor amiga era único.

Mi idea de San Valentín era hornear cupcakes en la tranquilidad de mi hogar, agregarle lactulosa y tal vez entregárselos a parejas felices, tal vez acercarme y gritarle a un chico cualquiera "¡sabía que tenías otra!" para después salir corriendo. O simplemente recordarles que algún día terminarían.

¿Infantil?, tal vez.

Pero no, su idea de este año era ir al cine. Al cine en San Valentín. La sola idea de salir a un lugar público con la cantidad de gente que se desplegaba el día de hoy me hacía reconsiderar nuestra tradición de pasar juntas este fecha. Definitivamente, el precio que una debe pagar por ser buena amiga realmente era alto.

Pero con Sango no se podía nunca. Nos conocíamos desde los siete y había aprendido en los primeros meses de los doce años de amistad que ella y su terquedad eran imposibles. Eran las 8:27 p.m. y me encontraba parada en el cine, ambos brazos cruzados sobre mi pecho y el ceño marcadamente fruncido. Estaba segura de que había hecho un hueco en el piso de tanto golpearlo con mi pie derecho.

Sentí vibrar el celular en mi bolsillo y el nombre de Sango apareció en la pantalla junto una foto nuestra de hace unos meses frente a un enorme árbol de navidad.

—Dime que estás a medio paso de aquí —intenté sonar molesta pero estoy segura que pareció más un ruego.

—Eh… Kagome, ¿recuerdas a Miroku?, el chico —«¡Guapo!» se escuchó una voz un poco más lejana— de la escuela de Abogacía…

—El mujeriego que te invita a salir todos los días, sí me acuerdo —la interrumpí ahora con una voz cargada de molestia genuina— ¿qué pasa con él? —pregunté ya frustrada.

—Bueno — dudó—, a la salida me trajo un ramo de rosas, un peluche enorme y me pidió que… ¿saliera con él? — lo último parecía más una pregunta que una afirmación.

Silencio.

— ¡Qué mala amiga soy! Escucha, tomaré un taxi… — su voz denotaba que se esforzaba en decirlo— y estaré ahí en menos de diez minutos…

—No, está bien —pude sentir cómo sonreía desde el otro lado. Tomé una bocana de aire e intenté relajar mi voz—. Ten tu cita. ¡Pero júrame que le meterás un golpe de mi parte si se pasa de listo!

—Claro que sí. Te lo recompensaré, ¡eres la mejor!

—Lo sé, diviértete —colgué.

Y ahora, ¿qué iba a hacer?

Con el ceño fruncido examiné detenidamente las entradas en mi mano izquierda, uno pensaría que en ellas encontraría la respuesta. Esas pequeñas —y a simple vista insignificantes— entradas eran los dos mejores asientos de toda la sala, las había conseguido después de actualizar por 40 minutos seguidos. Como dice el dicho si vas a ir al cine en San Valentín, más vale prevenir que pasar tres horas en una cola de 15 metros. Volví a fijar la vista en las entradas; sin duda, sería un pecado mortal desperdiciarlas.

La película empezaba en 11 minutos, tal vez si esperaba que avanzara un poco, podría deslizarme a mi asiento cuando todo estuviera oscuro. Así nadie notaría que iba sola, sola. Pensarían que alguien ya me estaba sentado o que pronto llegaría alguien. No es que me importara realmente lo que las personas pensaran de mí, pero esta fecha mermaba un poco en mi confianza.

Giré hacia el balcón, desde esa altura veía todo la planta baja; parejas pasando, las muestra de cariño abundaban, desde un simple abrazo a algo que estaba segura se debería hacer en cuatro paredes, chicas con sonrisas de oreja a oreja que cargaban osos enormes dentro del cine, ¿de verdad iban a entrar así a la sala? Esos osos debían tener una entrada solo para ellos.

Pensaba en lo poco práctico del asunto cuando sentí que era abrazada por detrás.

—Gracias por venir, Kikyo —escuché una voz profunda y varonil detrás de mí. Me quedé quieta mientras su olor me cubría. Olía realmente bien.

Giré lentamente mientras sentía mi cara enrojecer.

Fijé mi vista en el chico que tenía frente a mí. Me llevaba una cabeza o tal vez un poco más, su ropa tenía cierto aire de elegancia y «mírame, soy caro», en definitiva iba bien vestido. No era extremadamente musculoso, pero sus músculos se dejaban ver debajo de su vestimenta.
Tenía un extraño color de cabello que parecía ser plateado, ¿podría ser ese color natural?
En su rostro, unos ojos dorados que parecían tener un brillo propio, ojos que me miraban directamente.
Realmente una extraña combinación, pero en él era perfecto.

—Lo lamento —parecía avergonzado—, te confundí con…

—Kikyo —completo, ya que él parecía dudoso de terminar la oración.

—Sí, exactamente — «¿Y ella es?» Alguien quien claramente no es tu asunto, me reproché internamente—. Bueno, realmente lamento haber causado una confusión pero que mi película empezará pronto…

—La mía también —añadí tal vez demasiado rápido. «Ok, tenemos una stalker», volvió a hablar mi subconsciente—digo, yo también voy a la película que empieza ahora, eso —balbuceé, él soltó una carcajada limpia.

— ¿Y estás sola? —él mantenía su sonrisa. Y echó una mirada rápida a mi alrededor para buscar algún indicio de alguien acompañándome.

—No, estoy esperando a alguien—mentí descaradamente—. Una amiga— aclaré para mi propia sorpresa.

—De acuerdo... —no parecía convencido, ¿tan mala era mintiendo?

Un celular sonó interrumpiendo el incómodo momento que se había formado, por acto reflejo llevé mi mano a mi bolsillo pero no era de ahí donde provenía el sonido.

—Es el mío —informó sacando su celular—. Aló, ¿Kikyo? —pausa— ¡¿Estás enferma?! Voy para allá —silencio— ¿Estás segura? A mí no me molesta... —pausa— Mmm… está bien. Cuídate —colgó.

—Bueno, parece que nos dejaron plantados a los dos —se volvió a dirigir a mí.

— ¡Hey! —traté de reclamar—, no era una cita, era mi mejor amiga, aunque creo que eso es incluso peor —me reí de la penosa situación. Me miró curioso.

— ¿Y quieres ir a ver esa película? —soltó de repente mirando hacia un lado.

— Sí, creo...

— ¿Crees? — me preguntó enarcando una ceja. ¿Será consciente de lo bien que se ve cuando hace eso?

—Yo tengo entradas para los dos mejores asientos de la sala— informé nervioso—, las conseguí vía web.

¡Wow!, yo hice cola por dos horas— su voz emocionada me recordó a Souta, mi hermano pequeño. Reí ante la comparación.

— ¡Hombres, tan poco previsores! —ahora él rio.

—Creo que es hora que entremos —dijo mirando su reloj—, déjame comprar las palomitas. Por aquí… —hizo una pausa— no te he preguntado tu nombre.

—Kagome Higurashi, y tú eres…

—Inuyasha Taisho —completó—Bueno Kagome, apurémonos entonces.

En la cola de palomitas no había tantas personas. Me sorprendí cuando compró las palomitas más grandes, una gaseosa enorme y un dulce de cada tipo. Apoyaba sus manos sobre el vidrio, dándole indicaciones al joven frente a él. Nunca había visto a alguien tan emocionado por comida. Pareció de un momento a otro recordar mi existencia y con "keh, pide lo que quieras" me animó a que lo hiciera. Me decidí por un muffin de naranja y chocochips —mi favorito—. Además, mi inseparable Inca Kola*.

Entramos a la sala ya comenzada la película, las personas comenzaron a abuchearnos e incluso una parejas de pubertos se animaron a tirarnos palomitas, pero Inuyasha los calló a todos con un "Keh, ¿qué pasa tontos? Concéntrense en la película".

Estuvimos en completo silencio durante toda la película, pero lejos de ser incómodo era agradable. Había salido con tipos que no paraban de comentar cada segundo de la película y lo encontraba molesto.

«No es una cita», me recordé. Qué importaba, lo estaba disfrutando.

A mitad de la película —y cual escena cliché— nuestras manos chocaron mientras intenté agarrar un poco de pop corn. Me reí un poco pues su primer reflejo fue apartar las palomitas y luego extenderlo avergonzado al darse cuenta de su reacción.

— ¿Qué te pareció? —le pregunté saliendo de la sala.

— Demasiado obvio, se sabía que iban a quedarse juntos. Deberían intentar que las historias sean más realistas. La vida real no es así — me sorprendió la simpleza con lo que lo dijo.

— Estoy de acuerdo —Y realmente lo estaba.

Salíamos del cine.

— Kikyo — dijo en apenas un susurro, pero logré escucharlo. Giré hacia donde él miraba y me encontré mirando a una chica bastante bonita de piel perlada, ligeramente más alta que yo, su cabello ligeramente más largo, era muy lacio y tenía un flequillo que le tapaba hasta las cejas. Parecía una clase de muñeca de porcelana fría, hermosa y frágil. Estaba acompañada de un chico bastante atractivo, pero tenía una pinta muy sombría. Había algo que estaba mal con él.

InuYasha frunció el ceño, parecía debatirse entre acercarse o no, finalmente, sonrió de una manera bastante amarga. Me giré a él para decirle algo, cualquier cosa.

— Te acompaño a tu casa— dijo antes de que mi boca se conectara a mi cerebro.

— Vivo a unas 20 cuadras, un poco más. Iré caminando— no quería que creyera que lo estaba alejando, es solo que después de presenciar lo que había visto, algo se había revuelto en mi estómago y quería tomar aire.

— ¡Keh! A mí me gusta caminar— sonrió, pero la sonrisa no llegó hasta sus ojos.

—A mí también — sonreí derrotada. Parecía tan terco como Sango.

.oOo.

Durante el tiempo en el que caminamos me contó un poco de él y su familia, sobre su padre y su madre. Tenía un medio hermano mayor llamado Sesshōmaru, pero por la mueca que puso sentía que no tenía una relación muy cercana con él. Su mejor amigo se llamaba Miroku, lo que hizo que me preguntara qué tan común era ese nombre, ¿había alguna posibilidad que fuera el mismo de mi amiga? pero no logré preguntarle. Amaba coleccionar objetos extraños y era muy bueno en una gran cantidad de deportes que amablemente enlistó para mí y era muy competitivo. Tenía cierto amor incondicional hacia el ramen y sus diferentes sabores (estos también los enlistó). Tenía 20 años y estudiaba Economía. Quería ser un gran economista, igual que su papá.

Y Kikyo, ella era su ex enamorada.

— ¿Por qué la invitaste entonces? — llevé la mano a mi boca, tan pronto lo dije. No quería que pensara que era una metiche— Lo siento, InuYasha, sé que no es mi asunto — dije apenada.

—Pensé que aún teníamos algo, pero veo que me equivoqué.

Yo le conté acerca de mi mamá, de mi abuelo, de mi hermano Souta, también de cómo mi padre desapareció poco después de que Souta naciera y de una manera tan repentina. Que estaba en mi segundo año de medicina, y que a pesar de solo iniciar, me daba muy poco tiempo para salir, de ciertos profesores curiosos y hasta extravagantes de mi universidad. Mi amor por los libros de fantasía y las películas de terror, de mi fobia a las palomas. De esto último se rio por dos cuadras enteras. Fruncí el ceño hasta que entendió que era un tema serio. No recordaba nunca haberme abierto tanto a alguien que no fuera de mi familia o incluso ellos —exceptuando a Sango—, no pude evitar sentirme liviana y cálida.

Me abracé a la chaqueta que me había entregado después de discutir desde la 5ta hasta la 6ta cuadra porque yo no lo sentía necesario, no quería incomodarlo. La chaqueta de cuero me quedaba enorme y cada vez que me movía, su olor se desprendía.

Llegamos al parque que estaba a dos cuadras de mi casa, nos sentamos en la única banca vacía del lugar, todas las otras bancas estaban ocupadas por parejas que estaban en sus propios asuntos. Al ver mi aliento entendí que hacía más frio del que percibía realmente, debería devolver su casaca. Lo miré de reojo y luego dirigí mi mirada al cielo, de pronto me transmitió la sensación de inmensidad y surrealismo.

—Esta situación es extraña — dijo él de repente.

—Ya lo creo…— confirmé—. Mmm… apostaría que soy la única chica a cinco kilómetros a la redonda que no tiene un oso enorme o un ramo de rosas en la mano— solté en tono bromista. Él me miró fijamente con el ceño fruncido. ¿Qué dije?

— ¿Quieres rosas? — me preguntó serio.

— No, no me refería a eso, InuYasha— respondí rápidamente sonrojándome, pero él se levantó de un salto y desapareció entre los arbustos— ¡InuYasha! ¡InuYasha! — lo llamé, tratando de no llamar la atención. — ¡¿Dónde estás?!

— Keh — escuché detrás mío un par de minutos después, cuando ya había aceptado que me había quedado sola. Solté un grito que hizo que las otras parejas dejaran sus lenguas y volteasen, giré para encararlo y me encontré con una curiosa imagen.

InuYasha sostenía 5 rosas rojas en su mano derecha y todo su cabello plateado estaba lleno de hojas de arbustos. Un poco serio y apenado me las extendió.

—O por Dios, ¡nos van a arrestar!— dije pretendiendo un falso horror.

— ¡Keh! Tengo amigos abogados, no te preocupes por eso, tonta. Espera le sacaré las espinas, no te vayas a cortar— una a una fue sacando con delicadeza las espinas, al hacerlo vi que sus manos ya tenían algunos raspones, levanté y me encontró con su cara de concentración.

Mordí mi labio. Demonios, eso había sido tierno.

—Gracias —logré gesticular.

—De nada

Caminamos las dos cuadras que faltaban hacia mi casa. Subí los escalones y me acerqué hasta una puerta de madera que estaba alumbrada por un pequeño farol colgante. Mi casa era antiguamente un templo, fue construida un siglo atrás y según mi abuelo había sido una de las más importantes de todo Japón. Una de las tantas cosas por las que se sentía orgulloso.

—Gracias por acompañarme a casa —dije mientras le tendía la chaqueta que había estado en mis hombros cerca de 40 minutos. Desee por un momento poder hundirme y olerlo con total libertad, me sonrojé un poco ante tal pensamiento. Lo conocía desde hace pocas horas.

—No hay de que, Kagome — sonrió—. Fue un placer conocerte.

Me acerqué a él y le di un pequeño beso en la mejilla. Me estremecí interiormente pero intenté actuar lo más naturalmente posible.

Dio media vuelta y saqué mi llavero y con intenciones de entrar rápidamente, el frío se empezaba a colar en mi huesos.

— ¡Kagome! —Volteé y vi a InuYasha acercarse a paso firme— detenme…— susurró antes de colocar ambas manos sobre mi rostro y besarme. No lo detuve, me vi a mí mismo correspondiéndole tímidamente — Feliz día de San Valentín — dijo, su aliento golpéandome el rosto aún sin despegarse completamente de mí, recostó su frente contra la mía y sentí su cuerpo relajándose en un suspiro. Levantó el rostro y me acarició los pómulos con los pulgares. Besó mi frente y lo vi alejarse nuevamente.

Revisé mi celular, eran las 00:34 del 15 de febrero del 2013

— ¡InuYasha! Ya no es San Valentín— alzando un poco la voz.

— Ya lo sé.

¡Bendito día de San Valentín!


Hellou, este era un especial por San Valentín, pero no pude terminarlo porque estaba haciendo lo que dice el primer párrafo de la historia, okno.
¡Pero si hice muffins de arándanos!

Espero que hayan pasado un bonito Día de San Valentín.
No era necesario pasarlo con un enamorado/a, podías pasarlo con un amigo, incluso con tu familia; el punto es que sea con alguien a quien ames y le tengas mucho aprecio.
También puede ser haciendo algo que ames. Leer, escribir, estar en el Internet.

¡Mucho amor para ustedes desde San Miguel, Lima- Perú!

Si les gustó, lo odiaron o simplemente quieren decir hola, abajo hay un botoncito, ahí pueden dejar sus reviews.
Es mi primer A. U, y les juro que me da ganas de continuarlo asdfg
Déjenme sus sugerencias, tomatazos, lechugazos, críticas constructivas, destructivas, lo que quieran :)

¡Cuídense mucho!

Atte. Ro :)


Revisado 24/05/2013

Salut! He estado revisando mis fic y decidí corregirlos.
Empecé por "¿Inuyasha, cuántos años tienes?" y seguí con este.
Necesitan una lavadita de cara ;)

Y ahora, tengo un anuncio: *redoble de tambores*

Seguiré la historia.
Lo volví a leer y me gusta, así que dije, why not?

Si creen que es un gran error y que lo debería dejar como One-shot, díganmelo.
No vaya a ser que meta la pata :c

Sin más que decir, me despido.

Dejen sus sensuales reviews, abajito. Ajá, sigue bajando.


Revisado el 29/05/2020

Siento que mucho ha cambiado desde que me fui pero quiero continuar y terminar esta historia aprovechando la coyuntura (en mi país la cuarentena seguirá por 3 semanas más) y aunque estoy en clases y con un poco de organzación tengo el tiempo.

Si recién leerán la historia, pues bienvenidas, este finde me encargaré de darle una revisada a los capítulos que ya están subidos y habrá nuevo capítulo la siguiente semana.
Cualquier review, yo encantada.

Atte:Ro