Summary. [U.A] Te dejan plantada en San Valentín. Ni siquiera es tu cita, sino tu mejor amiga. Además, un guapo —y muy sexi— desconocido te confunde con su ex. No hay forma de que salga algo bueno de esto, ¿o sí?


Disclaimer. InuYasha y demás personajes no me pertenece, son de Rumiko Takahashi.
Oh, la historia es completamente mía. Mía de mí.


Dedicado a Bruxi. He leído por ahí que fue tu cumpleaños. No sé exactamente cuando fue, pero espero que la hayas pasado fenomenal. Ojalá te guste el capítulo, va con mucho cariño :)


Anteriormente….

No no, esto es diferente —Rin negó con la cabeza—. No subastarán ropa no joyas.

¿Entonces? —pregunté.

Rin sonrió ampliamente al responder:

A nosotras.


Capítulo siete: Mía, nuestra


El sonido de la puerta resonó cuando Rin terminó de hablar. A mi lado, Sango apretó suavemente mi brazo y dándome una mirada rápida le preguntó a Rin:

—¿En qué consiste exactamente la subasta? —su voz parecía calmada, pero sabía que estaba siendo cautelosa.

—Es una subasta como cualquier otra, supongo. Quien ofrezca más se "queda" —hizo comillas imaginarias en el aire— con nosotras, pero tranquilas —apoyó una mano en cada uno de nuestros hombros y sonrió cálidamente—, no están obligadas a hacer nada raro, solo acompañarán por el resto del baile al "comprador" y es únicamente por el resto del baile. Fuera de este no están obligadas a seguir en contacto con alguno. Esperamos, por supuesto, que los participantes estén a la altura de esta actividad y estoy segura que mi padrino intervendrá si se presenta alguna eventualidad. Y sobre todo, ¿no les entusiasma poder conocer personas mientras apoyamos a una gran causa? —ella verdaderamente estaba emocionada.

Sango y yo nos relajamos un poco. A nuestro alrededor meseros repartían copas de champagne a todas las señoritas pulcramente vestidas, algunas conversaban entre ellas con emoción; otras, simplemente ignoraban a todas las demás mientras se tomaban selfies o retocaban sus maquillajes.

—Rin, ¿por qué nos escogiste?

—Oh, bueno. Ambas son muy hermosas, estoy segura que varios jóvenes querrán tener la oportunidad de pasar tiempo con ustedes y no escatimarán en gastos en conseguirlo, además, eres la nueva It girl, Kagome —explicó un poco avergonzada

Suspiró. Todas las jóvenes eran muy hermosas y cada una diferente a la otra, pero todas hermosas a su modo. Miré a Rin con mayor atención. Era, a mi parecer, las más bonita del lugar; sin embargo, —y a pesar de su gran altura—, se veía claramente más joven que el resto de nosotras. Me preocupé por ella, no estaba segura si era apropiado que estuviera en esta situación. ¿Por qué querría ser parte de esto?

Al parecer, Sango tenía la misma pregunta en la cabeza.

—Y Rin, ¿tú por qué quieres participar? —La susodicha se sonrojó y miró de forma automática al piso.

—En realidad —respondió aún sin levantar la mirada—, es parte de una idea que tuve. Solo… quiero intentar algo —musitó.

Miré a Sango, ella me dio una mirada cómplice y vocalizó «un chico» sin producir sonido. Yo sonreí mientras me preguntaba quién sería el afortunado, alguien del instituto, tal vez.

—Es verdad —pareció recordar algo—, ¿fuiste tú quien le devolvió las flores a InuYasha, no?

—Sí, fue ella —Sango respondió por mí al ver que yo no lo hacía. Me había cogido de sorpresa su pregunta.

—Oh, ¡te lo agradezco tanto! Yo le dije que no tenía que ser tan altanero, que debía ir personalmente, que lo ibas a poner en su lugar, ¡y tenía razón! —exclamó emocionada.

—De nada, no sabía que lo conocías —comenté con una sonrisa ante su efusividad, no podía evitarlo, era contagiosa.

—¿Conocerlo? —soltó una melodiosa carcajada que provocó que un par de señoritas se voltearan a mirarla desaprobatoriamente por un momento antes de darse cuenta del origen del sonido y volver a voltear rápidamente. Le tomó unos cuantos segundos recuperar la compostura—. InuYasha es mi hermano.

Mi boca formó una perfecta "O" de la impresión. Sango mantenía la mirada sobre Rin con clara confusión en el rostro, como si no pudiera creerse lo que acababa de escuchar.

—Pero, ¿cómo? No tienen el mismo apellido.

—No somos hermanos de sangre, pero crecí con él por eso lo considero como tal. Sus padres son mis padrinos, ellos son las dos mejores personas que puedan conocer, han hecho mucho por mí desde que… mis padres murieron —sus ojos se volvieron opacos y la sonrisa que siempre permanecía en su rostro se torció un poco.

—Lo lamento, Rin, no tenía idea —Sango y yo añadimos rápidamente, avergonzadas—. Los padres de InuYasha deben ser grandes personas.

—Sí, todos los Taisho lo son —sonrió y pude notar como sus ojos pardos recuperaban el brillo y la sonrisa volvía a su sitio.

Un gran alboroto se armó cuando las puertas se abrieron dejando entrar a una majestuosa mujer que parecía buscar a alguien con la mirada, todas las señoritas se apresuraron a correr —literalmente en una carrera— hacia ella para saludarla con exagerada elegancia y pleitesía. La mujer pareció retroceder y su hermosa sonrisa tembló por un momento.

—¡Rin, Rin! —levantó un poco la voz, por encima del bullicio.

—¡Tía Izayoi! —respondió y se dirigió a su encuentro apartando con algo de rudeza a las jóvenes que se interponían en su camino. Se dieron un gran abrazo y juntas se dirigieron hacia nosotras.

Mientras se acercaban pude notar que la madre de InuYasha era incluso más hermosa que la foto que me mostró Sango unas semanas atrás. Llevaba un vestido de seda largo rosado coral de dos tonos con un escote discreto en V, en la cintura tenía decoraciones que parecían ser de plata y dos cintas de la misma tela del vestido caían de sus hombros hasta su espalda, además, una larga cola era arrastrada a medida que se cercaba. Tenía su cabello azabache en un impecable recogido que solo dejaba su flequillo abierto libre. Encima de este, una pequeña y casi imperceptible tiara adornaba el peinado.

Me recordó a una princesa.

—Madrina, déjame presentarte a Kagome Higurashi y a Sango Taijiya.

—Un placer conocerlas a ambas, señoritas.

—El placer es nuestro, señora Taisho —respondimos al unísono.

—Oh no, por favor, llámenme Izayoi, me hacen sentir como una anciana. ¿Puedo llamarlas por sus nombres verdad? —Asentimos impresionadas—. Ambas se ven bellísimas esta noche. Y tú también Rin, aunque tenía entendido que Sesshōmaru te compró para esta ocasión un vestido más formal… y largo.

Rin sonrió avergonzada. —Mi padrino me dejó utilizarlo, fue un regalo suyo.

—Inu No siempre tan consentidor contigo —exclamó Izayoi negando con la cabeza divertida—. Bueno, al fin y al cabo, para el final de la noche Sesshōmaru estará molesto con ambas —hizo un mohín— Sango, gracias por venir, tengo entendido que no sueles asistir a reuniones sociales. ¿Cómo está tu padre?

—Se encuentra muy bien, se lo agradezco. En estos momentos está en un viaje de negocios en Singapur por lo que no pudo asistir —explicó.

—Entiendo. Le envías mis saludos, por favor. Y, Kagome —giró hacia mí—, agradezco que hayas aceptado la invitación. Inu No, mi esposo, tenía muchos deseos de conocerte, al igual que yo. Espero que disfrutes la velada, la mayoría de los presentes son agradables; confío en que Sango sabrá guiarte.

Asentí agradeciéndole su preocupación y preguntándome si ya era momento de preocuparme sobre lo que pasaría en las siguientes horas.

—¿Ya está todo listo, tía? —preguntó Rin después de un momento de silencio.

—Todo está yendo de forma espléndida, querida. Solo que… —hizo una pausa, al parecer no sabía cómo continuar—, ahora debemos añadir a alguien en la lista.

—No hay ninguna problema, somos nueve en total, una más no sería mala idea —opinó ella.

—Es solo que…

—Tía, no será… —Izayoi asintió.

—Dice querer reivindicarse —añadió rápidamente—. Si esas no son sus intenciones, al menos su presencia servirá para que recaudemos dinero para la fundación.

—Está bien, tía. Agregaré a Kikyo a la lista —aceptó con una mueca.

Estaba segura que Sango volteó hacia mí cuando Rin dijo su nombre, pero fingí no percatarme.

—Esa es mi niña —le acarició el cabello maternalmente—. Ahora, debo irme, sabes que tu padrino se aburre en estos bailes y empieza a hacer de las suyas, una ironía que nos hayamos conocido en uno —soltó una risa cómplice.

Nos dio un beso en la mejilla a todas, y se dirigió a la puerta por donde había entrado minutos antes dejando a varias jóvenes visiblemente decepcionadas por no haber tenido la oportunidad de charlar con ella.

—Es una grandiosa mujer —comentó Sango.

—Sí, es como una madre para mí. Pero, hay ocasiones en que parece más una niña, como hoy —soltó una risita—. Creo que la temática de este año le trae muchos recuerdos.

—¿Cómo así? —me descubrí preguntando.

—Cuando mi Izayoi tenía 18 años conoció a mi padrino en una subasta como la que habrá hoy —empezó a relatar—. Ella estaba asustada porque no sabía en qué manos iba a caer esa noche y él, divorciado y con 29 años la vio ahí, asustada con una vestido rosado como el que lleva hoy. En un momento sus miradas se cruzaron y hubo magia —sus ojos brillaron—. Fue amor a primera vista para ambos. Mi padrino pagó la suma de 100 mil dólares esa noche para tener la oportunidad de conocerla un par de horas. Pocos meses después se casaron, a pesar de la diferencia de edad y la negativa de la familia de mi tía que tenían pensado casarla con otro hombre. Después de un año tuvieron a InuYasha. Y siguen tan felices como en ese entonces.

Reprimí un suspiro.

—Es una historia hermosa, Rin

—Lo sé, yo quiero una igual —comentó mirando un punto en el espacio, segundos después pareció darse cuenta de lo que dijo y se sonrojó violentamente. Antes de que Sango o yo pudiéramos preguntarle la razón, las puertas se abrieron dejando entrar a un visiblemente exhausto señor Mioga que intentaba recuperar el aliento. Se acercó hacia nosotras mientras se limpiaba el sudor de su frente con un pañuelo blanco y trató de recuperar la compostura antes de hablar.

—La subasta va a comenzar.

.oOo.

Mientras Sango, Rin y otras cinco jovencitas más esperábamos nuestro momento para descender las escaleras centrales del gran salón, no pude evitar temblar un poco. ¿Qué sería de mí por el resto de la noche?

—Te apuesto a que darán más por mí —comento una muchacha tratando de sonar casual.

—Darán mucho más por mí —le respondió otra de manera ácida.

—No tiene sentido que discutan —siseó una tercera—. Kikyo Genso participará.

No comprendía su afán por dejar en claro quién "valía" más. A mi lado, Sango rodó los ojos y yo tuve que reprimir una carcajada. Rin, a mi lado, no pudo contenerse y por un momento lo único que se escuchó fue una risa similar a una campana. Pensé que las demás le reclamarían, en realidad, voltearon con clara intención de hacerlo; sin embargo, nuevamente cambiaron de idea al ver de quién se trataba. Miré a Rin, ella se encogió de hombros y me sonrió inocentemente. Sabía que no se atreverían a faltarle al respeto.

Iba a preguntarle por el comportamiento de las muchachas cuando la voz de un hombre me interrumpió, supuse que hablaba por un micrófono pues su voz retumbó por todo el espacio.

—Damas y caballeros, agradezco su asistencia esta noche. Es todo un placer tenerlos aquí. Recordarles que este año todos los fondos recaudados serán donados a los niños de África a través la fundación Taisho, ¡fuertes aplausos anticipados para ustedes! —por el fuerte sonido de los aplausos se podía inferir que habían varios invitados —Todos ya han sido previamente informados de la temática, recordarles que ésta solo durará hasta el cierre del baile. Muy bien, comencemos.

Dicho esto una tras otra fuimos deciendo un lado de las grandes escaleras centrales colocándonos dejando un escalón. La sala de baile era enorme, podía ver las lámparas araña colgar por el techo de doble altura, en el fondo, grandes ventanales daban un aire antiguo y elegante a la sala. Toda la decoración me recordaba a una vieja película Disney.

—Estas bellas damas de gran corazón se ofrecieron esta noche voluntariamente para esta temática. Pues bien, iniciemos la subasta… —el elegante hombre miró el Ipad en su mano con sorpresa— Izayoi Tai-... ¿Izayoi Tiasho? —pronunció escéptico.

Hubo silencio. Dos segundos después los murmullos inundaron el lugar, alrededor mío las muchachas no tardaron en mostrar su sorpresa. Giré hacia Rin buscándola en el último peldaño de las escalera a penas visible hacia el público, parecía divertida buscando alguien en la multitud.

La Sra. Taisho salió del mar de invitados, luciendo tan espléndida como apenas minutos atrás. Subió a la plataforma y se posicionó frente a todos.

—Sra. Taisho, es un placer —el hombre parecía hiperventilar—. Empecemos con…

—¡Doscientos cincuenta mil dólares! —una voz retumbó, interrumpiéndolo. Se hizo silencio en toda la sala. Los invitados se apartaron dejando pasar al hombre más imponente que había visto en mis casi 20 de vida.

Garrafalmente guapo, Inu No Taisho se acercó hasta la plataforma y le extendió la mano a su esposa. Serio y relajado. Al observarlo pude notar que InuYasha había heredado varios rasgos de su padre. Aparte de su exagerada altura, los ojos de ambos eran igual de claros y tenían el mismo cabello plateado, solo que el padre lo tenía recogido en una cola alta, y el hijo lo mantenía suelto y un poco más corto.

—Subastada —sentenció el hombre. Al parecer olvidó —¿a propósito?— que debía preguntar si alguien ofrecía más. Viendo hacia los invitados dudaba que alguien se atreviera a ofrecer más de un cuarto de millón de dólares, no estaba segura si por el monto o por tener que competir con semejante hombre.

Cogidos del brazo, la pareja se movió a un punto de la sala y se perdieron entre los invitados, solo en ese momento todos parecimos salir del hechizo de verlos caminar con tanta complicidad y seguridad. Eran una pareja poderosa.

—Sango Taijiya, heredera de Taijiya Inc —extendió una mano y Sango dio un paso adelante—. Empecemos con 10 mil dólares. ¿Quién da más?

—¡11 mil!

—¡13 mil!

—¡15 mil dólares! —exclamó una voz y pude notar que las mejillas de Sango adquirían un color rojo intenso.

Miroku Hoshi apareció entre la multitud y pude ver desde arriba cómo le guiñaba el ojo a Sango.

—Quince mil a la una, quince mil a las…

—¡Veinte mil! —gritó una voz gruesa.

Había aparecido de la nada. Mis ojos se abrieron con la incógnita en mi rostro. De inmediato me llegó un mensaje a mi celular, ¿cómo se las había ingeniado para escribirme?

«Kuranosque Takeda. Mi ex»

Mi cara demandó más información. Ella rodó los ojos y vi como tecleaba rápidamente en su celular con ambos brazos hacia atrás.

«Tenía 6 años. Larga historia»

Mi vista volvió hacia al frente, era un joven muy guapo y alto, sus rasgos eran muy inocentes en comparación con Miroku, quien parecía no importarle ser observado por el joven que lo miraba con el ceño fruncido.

—¡Cuarenta mil! —dijo Miroku.

—¡Cincuenta mil! —arremetió Kuranosque.

—Setenta y cinco mil dólares— Miroku pronunció tranquilamente con una sonrisa levantando ambos brazos con un poco de sorna.

El joven Takeda dudó y en ese momento cruzó mirada con Sango, quien negó levemente la cabeza.

—Setenta y cinco mil a la una, setenta y cinco mil a las dos… ¡vendida! —Sango soltó el aire que había retenido en sus pulmones.

Cuando nuestras ojos se encontraron le mandé una mirada pícara, ella me respondió un tanto avergonzada. Aunque aparentaba indiferencia, sabía que estaba contenta y nerviosa. Por mi parte, me sentía un poco más tranquila al saber que no estaría con un desconocido. Por raro que parezca me alegraba que hubiera sido él —Miroku—, el que la «comprase». Estaba segura que Sango sabría controlarle. Todo bien.

«Faltan Rin y tú, no cantes victoria», me recordó mi voz interior.

Lloré internamente.

No podía tener ni cinco minutos de tranquilidad.

—Rin Mizuho, heredera de Mizuho Cor… —Rin lo interrumpió aclarándose la voz impidiéndole que terminase de anunciarle, gesto que fue captado. Dejó la posición un poco oculta en la que se encontraba hasta el momento y bajó lentamente por las escaleras hasta posicionarse en la plataforma —. Empecemos con veinte mil dólares. ¿Quién da veinte mil?

—¡Veinte mil aquí!

—¡Veinticinco mil!

—¡Treinta mil!

Una gran cantidad de jóvenes empezaron a ofrecer dinero, pero ella no prestaba atención, todo lo contrario parecía bastante distraída buscando a alguien. Tal vez buscaba a Izayo.

—¡Ochenta mil!

—Rin —una voz profunda hizo que todo el bullicio producido por los pretendientes de Rin cesara.

Al igual que con Inu No Taisho, el mar de invitados se abrió como el mar rojo, saliendo un joven extremadamente alto, aunque no tanto como el Sr. Taisho. Vestía un terno plomo plata que se ajustaba a su cuerpo y su largo cabello plateado caía como una cascada hasta más abajo de su espalda. El suspiro de todas alrededor mío fue audible y, en realidad, yo también lo hubiera hecho si no hubiera estado analizando la escena. Específicamente, la forma en que Rin lo miraba. Su sonrisa se ensanchó y sus ojos pardos brillaron en reconocimiento.

—Rin —el joven volvió a repetir—, baja.

Ella no se molestó por la petición —orden, en realidad—, solo negó ligeramente con la cabeza y su sonrisa triunfal se mantuvo en su sitio. Giró hacia el hombre que dirigía la subasta, quien parecía sentirse cohibido con la presencia de aquel joven —¿quién podría culparlo?— y le alentó a que continuara.

El joven era definitivamente mayor que yo, ¿veintiséis tal vez? Sin embargo, no era la edad lo que intimidaba sino la energía que emitía su persona, sobre todo su mirada dorada que con la iluminación de la sala parecía brillar.

¿Él era Sesshōmaru?

—O-Ochenta mil a la u-una —el hombre parecía sufrir con cada palabra—, o-ochenta mil…

—Doscientos mil dólares —dijo sin ningún atisbo de sentimiento en su voz.

El hombre suspiró con alivio.

—Doscientos mil a la una, a las dos y a las tres… ¡vendida! —habló atropelladamente. Sacó su pañuelo y sacó el sudor que visiblemente se había acumulado en su frente en los últimos 5 minutos.

El joven dio la espalda a penas el hombre terminó de hablar y se perdió en el mar de gente. Rin le siguió el paso, sin antes voltear y regalarme una sonrisa; yo la miré con preocupación.

«Todo está bien», me dijo su mirada.

—Kagome Higurashi, estudiante de medicina, It girl y modelo —no pude aclarar que definitivamente no era ni It girl ni modelo. Mi cuerpo automáticamente dio un paso adelante y de repente me sentí pequeña al colocarme en la plataforma. Sonreí nerviosa y ligeramente mareada.

—Empecemos con cinco mil dólares, ¿quién da cinco mil?

No me ofendí por el monto inicial, solo miré hacia adelante e intente pensar en otro tema. Cualquiera, no me importaba.

«Vasculitis, pensemos en vasculitis»

—Setenta mil dólares.

¿Qué?

Rafael Fille me sonreía mientras observaba mi reacción, automáticamente le sonreí de vuelta. No estaba de acuerdo con que gastara tanto dinero en mí, a pesar que no fuera precisamente para mí, pero estaba segura que lo hacía para salvarme de una noche incómoda con un desconocido.

—Setenta y cinco mil—mordí mi labio en un gesto nervioso y traté de no voltear de manera brusca cuándo escuché su voz pero no me resistí.

A menos de un metro de Rafael, InuYasha estaba parado con una sonrisa ladina, los brazos cruzados y la ceja perfectamente arqueada. Llevaba puesto un pantalón beige, camisa blanca desabotonada y un saco azul. No había rastro de la corbata pero pesar de no verse tan formal —en comparación con el resto—, sabía que hasta Rafael admitiría que se veía bien.

—Ochenta mil

Kōga Ookama apareció a su lado vistiendo un conjunto completamente negro y una corbata celeste que resaltaba sus ojos agua. Su cabello largo cabello azabache seguía recogido en una cola alta. Colocó una mano en el hombro de InuYasha mientras me sonreía con sus perfectos perlados dientes. InuYasha se zafó de su agarre en un movimiento tal vez demasiado brusco, pero Kōga no pareció molestarse pues su sonrisa lejos de borrarse se amplió aún más. InuYasha se acercó a su rostro y pude ver su mirada llena de molestia por un breve segundo. Temían que se pelearan en este momento y en este lugar.

Rafael rodó los ojos y dio unos cuantos pasos más cerca de ellos. ¿Qué pretendía?

—Ochenta y cinco mil —dijo con diversión.

Automáticamente, los dos pararon y voltearon a mirar a Rafael al mismo tiempo. Él no pareció cohibirse cuando se acercándose a él y se posicionaron a ambos lados, solo me guiñó un ojo y fingió ignorancia.

—Ciento cincuenta mil dólares —una voz exclamó y un escalofrío subió por mi espalda.

Un hombre con un traje negro y una piel enteramente blanco en forma de capa se acercó hasta la plataforma con un bastón. En el momento en que nuestras miradas se cruzaron, los vellos en mi cuello se erizaron y tuve que resistir el impulso de sacudirme para quitarme esa sensación.

Ese hombre, tenía un mal presentimiento sobre él.

Miré hacia los tres, ellos miraron con cautela al hombre que había ofrecido esa gran cantidad por mí. Sus miradas preocupadas no hicieron más que confirmarme que ese hombre no era bueno. Rafael susurró algo hacia Kōga e InuYasha que produjo que ambos asintieran lentamente después de unos segundos.

—Trescientos mil dólares —pronunciaron los tres al unísono.

Yo sentí que me mareaba.

No podían estar ofreciendo tanto dinero por mí. Detrás de mí, las señoritas empezaron a murmurar frenéticamente. Debían estar pensando quién demonios era yo para que ofrecieran tanto dinero por mí. La verdad era que ni yo lo sabía.

—Disculpen, señores. ¿Quién de ustedes está ofreciendo esa cantidad? —preguntó con algo de timidez.

InuYasha fue el que contestó: —Los tres. Juntos.

—No estoy muy seguro que eso sea posible —replicó el hombre.

Me congelé. No quería irme con ese hombre.

—Sí es posible —una voz delicada intervino. Voltee a sonreírle a Izayoi del brazo de Inu No—. Siempre que la señorita no tenga ningún inconveniente, por supuesto.

—Entonces seguimos: trescientos mil dólares, ¿alguien ofrece más?

Voltee a ver el hombre, este tenía una sonrisa tenebroso mientras revisaba su celular. Levantó la vista por un segundo y sus ojos marrones adquirieron una tonalidad rojiza por la luz. Me dio una última mirada antes de perderse entre los invitados.

—Trescientos mil a la una, trescientos mil a las dos, trescientos mil a las tres… Señorita, ¿está usted de acuerdo? —asentí con la cabeza intentaba seguir hombre entre los invitados— Pues bien, ¡vendida!

Bajé las escaleras lentamente y me dirigí al fondo del salón, donde los tres me esperaban. Les sonreí aliviada. ¿Quién era ese tenebroso hombre?

—Kagome, esta noche estás bellísima —el primero en acercarse fue Kōga, cogiendo mi mano, la besó delicadamente mientras me miraba profundamente con sus ojos celestes.

Una mano cogió su hombre e hizo que retrocediera.

—¡Keh! Retrocede, rabioso, a un metro —señaló.

—InuYasha

Él se cruzó de brazos y suavizó su mirada al mirarme.

—Kagome —sus ojos dorados brillaron—, te ves... bien —giró su mirada.

Kōga resopló.

—Gracias, tú también te ves bien —sonreí—. Los tres se ven muy apuestos.

—Preciosa —Rafael se acercó y depositó un beso en mi frente—. Estaba preocupado.

Kōga e InuYasha miraron duramente a Rafael. Me apresuré a contestar:

—Lo sé, gracias a los tres. Ese hombre, no lo sé —dudé—, no me traía buena espina.

InuYasha frunció el ceño: —Ese hombre es Naraku, hijo de Onigumo. La empresa de su padre desarrolla tecnología, se rumorea que también armas. Hay algo raro muy raro en ese hombre.

—¿Cómo puede estar en libertad entonces? —pregunté.

—La industria armamentista producen más de 1,5 billones de dólares al año en PIB. Además, es legal. Abastece al país —explicó Kōga con simpleza.

—Entiendo —exclamé. Aunque no lo hacía, en realidad.

—Y por último, señores, Kikyo Genso: modelo internacional. Empecemos con cuarenta mil dólares. ¿Quién da más?

Los puños de InuYasha se apretaron a sus costados mientras alrededor de treinta jóvenes ofrecían dinero con emoción. Él tenía la mirada fija hacia al frente con el ceño fruncido y mi corazón se hundió.

Una mano me apretó el hombro por un segundo, levanté la mirada: era Rafael. Me miraba con sus ojos avellana y negaba con la cabeza. Me cohibió que se percatara de mi reacción.

—Doscientos cincuenta mil dólares —esa voz, era Naraku.

InuYasha dio un paso y una mano lo cogió del hombro, deteniéndolo.

—¿A dónde piensas que vas? No puedes volver a participar —habló Kōga—. Es increíble que nuestra oferta haya sido aceptada.

InuYasha se zafó de su agarre y lo encaró.

—Eso ya lo sé —bufó—. Espero que Kikyo sepa manejarlo —su mirada estaba clavada en el piso.

—No me interesan los asuntos con tu ex. El baile va a comenzar, vámonos, Kagome —Kōga cogió mi mano mientras la gente se dispersaba y los músicos se acomodaban.

—¿A dónde crees que vas, sarnoso? —preguntó InuYasha cruzándose de brazos.

—A bailar, bestia.

—Ve a bailar solo, apestoso.

—Esperen…

Pulgoso.

Rabioso.

—¡Silencio los dos!

—Lo que Kagome trata de decir —habló Rafael dándome una mirada—, es que los tres podemos disfrutar de la compañía de la pequeña. Es cosa de ponernos de acuerdo.

—Esa es una buena idea —InuYasha y Kōga bufaron—. Sin embargo, ustedes tres —los apunté con algo de impaciencia—, se van a poner de acuerdo solos, mientras yo voy al baño.

Caminé unos pasos y voltee, justo en el momento en que Kōga e InuYasha ya estaban a solo unos cuantos centímetros mirándose intensamente.

—Y por favor, háganlo sin insultarse. Rafael…

Él asintió entendiendo mi muda petición de evitar que discutieran. Caminé un poco más tranquila intentando soltar toda la tensión acumulada hasta el momento.

«Veamos, ¿dónde estaba el baño?»

.oOo.

No tenía idea de cómo había llegado hasta el jardín.

Había seguido un largo pasadizo con miedo a abrir la puerta equivocada había llegado hasta una puerta transparente y una gran área verde me dio la bienvenida. Pequeñas luces blancas en el piso le daban una iluminación baja al lugar y altos pinos verdes y arbustos de aproximadamente 3 metros se alzaban en varias columnas dandole la sensación de simetría. La mansión de los Taisho era el laberinto de Creta. Miré hacia el cielo, era luna llena y no se podía observar ni una sola estrella en esa noche tan obscura. Suspiré. Por más aire que necesitara, lo mejor era volver a la mansión, además de que las ganas de ir al baño ya se habían vuelto urgentes.

—Fuiste infantil, Rin.

¿Qué?

—Lo admito, Sesshōmaru. Pero por favor no te molestes con tía Izayoi. Fui yo quien la convencí, ella no quería desde un principio —esa era la voz de Rin.

¿Sesshōmaru? ¿El medio hermano de InuYasha? ¡Era él!

—Aunque —dudó—, de alguna forma estaba segura que intervendrías.

Sesshōmaru volteó al escuchar eso.

Me encontraba detrás de uno de los pinos. Ellos estaban a unos 6 metros otro lado y aparentemente no sabían que yo estaba ahí y menos que los podía ver y escuchar.

—Te tienes demasiada confianza, Rin.

—Tal vez —sonrió al escuchar lo último—. Pero no me voy a disculpar. Siempre he sido así desde pequeña contigo y nunca ha parecido molestarte. Además —se armó de valor—, pienso que te gusta que sea así.

Sesshōmaru siguió mirando a Rin a los ojos, su rostro no me transmitía nada, solo se limitó a enarcar una su ceja.

—Ahora —retomó la palabra—, creo que podrías molestarte. Así que te pido disculpas de antemano —se acercó un paso hacia él con los puños apretados—. Perdóname, Sesshōmaru.

Dio un paso más anulando la distancia entre los dos, se puso de puntillas, colocó ambas manos en su rostro y lo besó.

Lo estaba besando.

Por un momento él no realizó ningún movimiento, solo abrió grande los ojos pero rápidamente puso una mano en su espalda y la acercó más a él profundizando el beso.

Él la estaba besaba de vuelta.

«¡Sesshōmaru y Rin!»

Retrocedí en silencio. ¡Tenía que salir de ahí!

Iba a voltear cuando una mano rodeó mi cintura y otra me tapó la boca evitando que diera un grito. Mis ojos se encontraron con los suyos.

—Pequeña margay, es de mala educación escuchar conversaciones ajenas —susurró, sentí su respiración en mi oreja y el calor de su cuerpo junto al mío.


Salut! Ça va?
No se molesten conmigo, por favor.
Falta un mes para mi examen de admisión y estoy respirando libros.
La academia y el colegio absorben mi energía vital D: *muriendo*
Espero que sepan comprender.
Ahora, muchos pensarán: ¿Dónde están los celos que tantos nos prometió?
Lo que sucede es que el capítulo salió muy largo, el baile recién comienza y la noche es joven. Agárrense.
Aunque en esta primera parte pasó un montón de cosillas.
Apareció Naraku, y bueno, necesitamos al malo malísimo. Y se quedó con Kikyo. *chanchanchanchán*
¿Vieron que InuYasha y Kōga se juntaron para hacer algo de provecho? ¡Terremoto! Todo gracias a Rafael, todo un amor.
¡Qué lindo Miroku! Estrellita para él. Parece que tiene competencia tho.
¿Y dónde están las que aman a Sesshōmaru y Rin? *agita los brazos como loca* Creo que esa mujer se jugó el todo por el todo. Me agrada.
Yo sigo amando a Rafael, ¿quién más?
El próximo capítulo va a estar bueno, yei.
Si te gustó, deja un review.
Si no te gustó, deja un review.
Si, te imaginaste el beso de Sesshōmaru y Rin, deja un review.
¡Les agradezco mucho que se tomen el tiempo de comentar, y obviamente, por los review!
Me alegran el día, me impulsan a continuar y me dan fuerzas para seguir estudiando.
Muy beneficioso, ¿eh?
Si recién comenzaron a leer: Espero que lo hayan disfrutado, ¡bienvenidos! :)
¿Alguno tiene alguna crítica o consejo? Me ayudaría a mejorar :)
¡Cuídense mucho, mucho!
Atte. Ro :)

Pd: ¿De alguien se acerca su cumpleaños?


Aquí te respondoooo:

Saphira Lullaby
Oh, disculpa la confusión, jé.
No te preocupes, admiro mucho a los universitarios. Ya me va a tocar pronto D:
Rin y Sesshōmaru son hermosos, punto final.
Yo tengo un Rafael en la vida real, aunque no es gay es un gran chico :)
Sango es una guerrera, yo tengo mis momentos como ella askjd
Me encanta escribir, me encanta esta historia y me encantan ustedes y sus comentarios c:
Muchas gracias por tus buenos deseos ;)
¡Cuídate mucho!

afections-touching-across-time
Me encanta que lo ames :)
Lamento mucho la demora, espero que disfrutes el capítulo. Me avisas ;)
Muchas gracias por el comentario, lo aprecio un montón.
¡Cuídate mucho!

dan9912
Yei, ¡tengo treinta!
Subastada cuál carne del mercado, todo sea por los niños del África, jeje.
Lamento la demora, espero que hayas disfrutado el capítulo :)
¡Cuídate mucho!

Ame-Taisho
A mí me encanta que te encante :)
Oh, ¿qué personaje amas?
Lamento la demora :c
Gracias por entenderme y por tu comentario.
¡Cuídate mucho!

Bruxi
¡Feliz (después) cumpleaños! *se pone a cantar desafinadamente*
En realidad, hay una razón por la que no podía poner él solo el dinero. Pero eso se verá en el próximo capítulo ;)
¡Miroku y Sango por siempre! Aunque no hay que ponérsela tan fácil, jeje.
Rin se hace querer, nadie escapa de ella. Ni siquiera Sesshōmaru, eh.
¡Gracias por el comentario!
¡Cuídate muchísimo!

Naye
Sabes, yo también pensaría que era una fruta o un ser mitológico…
Perdona la demora.
¡Gracias por el comentario y espero hayas disfrutado este capítulo!
¡Cuídate mucho!

Katherine
Me encanta que lo ames :)
¡Me pasa exactamente lo mismo!
Es toda una Odisea dejar un review por el celular, yo misma me desespero askjd
Oh, pobre tú :c
Pero debió de ser una experiencia única (?)
Gracias por el cumplido, lo aprecio un montón :)
Y obviamente por el review ;)
No te preocupes, disfrutaré hasta el último minuto.
¡Cuídate mucho!
Au revoir.

MichMS
Gracias por el cumplido y por el comentario.
Lamento la demoras, espero que te haya gusta el capítulo.
¡Cuídate mucho!

KLTAISHOH
Qué bueno que te pudiste poner al día :)
¡Gracias por el cumplido!
Lamento la demora.
¡Cuídate!

Neri Dark
Sí, yo aprendo cada cosa leyendo fics asjk
Sesshōmaru +Rin = perfección.
InuYasha es tímido, me da ganas de cachetearlo para que se despabile asdjk
Lamento la demora, soy un zombie D:
Responderles es lo menos que puedo hacer ;)
¡Cuídate mucho!
Un abrazo :)

Mary Yuet
¡Gracias por el cumplido!
Tendré que pedir un hada para mi fiesta de promoción. Mmm…
Sí, yo que Kagome le pido una explicación (¡Un adelanto!, ¿dónde? Jeje.)
Mmm… veamos.
Aparecerá alguien que le complicará las cosas a Kōga. *chanchanchanchán*
A nadie se la pongo fácil akjsd
Para que mi meta se cumpla tengo que estudiar y estoy que estudio duro y parejo.
Que Dios te bendiga a ti también y que todo te salga bien
Espero que hayas disfrutado el capítulo c:
¡Besos y cuídate mucho!

lady castillo
Aunque la pareja principal sea InuYasha y Kagome, habrá espacio para Sesshōmaru y Rin.
A mí me encantan, no puedo evitarlo ;)
¡Gracias por el review, lo aprecio mucho!
Cuídate mucho.

Amaterasu97
Tu frase quedó en mi subconsciente y lo puse aksjd
Bueno, no solo la salvó solo.
Fue como un combo: pagas uno, te llevas tres. JAJAJAJA
¡A mí me encanta que te encante!
Cuídate muchísimo :)

Elena 79
No te preocupes, sé que es muy difícil dejar review por el celular D:
Lo importante es que lo hiciste y te lo agradezco mucho :)
La noche es joven, pasarán bastantes cositas, jeje.
Miroku se quedó con Sango.
Kagome tiene problemas por tres.
Sesshōmaru y Rin por siempre.
Kikyo y Naraku.
*chanchanchanchán*
Hoyo es monse, pobrecito :c
¡Espero que valga la pena!
Cuídate mucho

arianawh0a
Lamento cortarlo en la mejor parte, siempre hago lo mismo. *risa malvada* askjd
Fue subastada cual pedazo de carne :c
¡Suegra Izayoi al rescate!
Mi cabeza está loca xd
Oh, nadie me había dicho eso. *trata de no llorar, rueda y llora*
Muchísimas gracias por el cumplido y por el comentario.
Lamento la demora :c
¡Cuídate muchisisisisisisísimo!

cote29
Hōjo me da risa y penita askjd
Me encanta que te encante ;)
Lamento la demora :c
¡Cuídate mucho!

Mery
Muy hermosa, busqué un vestido hermoso y luego traté de describirlo lo mejor que pude. Si te gustó, logré mi cometido :)
Gracias por el comentario.
Cuídate.

PauliTaisho
Adoro que te encante ;)
Lamento haberte dejado con la intriga tanto tiempo :c
Gracias por el like askjd
¡Cuídate mucho!

HAKUNA MATATA.


Actualización del 23/7/2020

Hola, con esto doy por finalizada la revisión de capítulos, la mayoría de cambios son de redacción pero hay pequeños detalles que han cambiado. Las invito a leerlo nuevamente sobre todo con esta sed de InuYasha y sobre todo Sesshōmaru que despertó el anuncio de YashaHime. No puedo esperaaar a su estreno.

Also, dato random por si no lo sabía: el 1ero de Agosto habrá un en vivo donde YO CREO que anunciarán que Rin es la madre de las gemelas. Para mí no hay duda pero que lo oficialicen YA. ¿Qué opinan?

A partir de ahora se vienen los capítulos nuevos, estoy emocionada.

Pd: cuanta nostalgia al leer lo del examen de ingreso cuando en un par de años ya seré doctora.