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Antes de comenzar esta lectura, AVISO, contiene lemmon, así que si no te gusta este tipo de lectura aquí para.

Bien, al principio de esta historia Ichigo contaba la historia, pero a partir del lemmon lo hare yo. Ja.

Así que ¿Qué esperamos? A leer.

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Entre la espada y la pared

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::I&R::…

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-Deberíamos salir en parejas ¿no lo crees?

Mis ojos subieron a los oscuros de mi amigo. ¿Salir? Pensé. No, salir no, apenas hace unos momentos se quejaba de su maldita jaqueca y ahora quería salir, era imposible. Sin mencionar que apenas ayer puso una excusa por haberlos dejado plantado y ahora no podía buscar una ni mucho menos lo dejarían. Estaba perdido.

No podía estar con ella después de lo ocurrido, un beso en la mejilla ¡pero seguía siendo un maldito beso que lo dejo queriendo más, mucho más!

-¡Oh! Pero Ichigo no tiene una pareja. Tendríamos que conseguirle una ¿No lo crees? mm… creo que Toshiro está liado con una de modas, su nombre es mm Momo..algo. Invitaríamos por supuesto a Uryuu y su novia, entre más mucho mejor.

No, no quería participar en ello. Todos los demás asintieron gustosos.

Cabe mencionar que para mí fue una noche espantosa, me negué a ser acompañado y esa salida no tenía nada de "parejas", asistieron varias personas, chicas en su mayoría que no conocía, alguna que otra tan solo de vista como Rangiku, un poco a Toshiro y Hinamori . Aunque al parecer eran de la misma facultad de Rukia.

Rukia platicaba animadamente con Rangiku, que gritaba llamando la atención de medio mundo, la primera volteaba de vez en vez a su detrás para verificar que seguía con ellos. En pequeños momentos se detenía e intentaba caminar a mí lado, pero me detenía fingiendo ver aparadores aburridos. ¡Es de tu amigo! ¡Es de tu amigo! Me repetía mil veces.

Las chicas platicaban animadamente. Toshiro estaba mirando fastidiado, él caminaba cerca de Hinamori y otra amiga.

Kaien estaba más alejado de nosotros, de hecho estaba hasta adelante platicando animadamente con una chica de cabellera larga y negra, alta y delgada, no sabía quién era, pero se le veía muy tranquilo y extremadamente cómodo en su presencia. Eso me hizo enfurecer ¡por qué diablos dejaba a Rukia atrás! ¡Si yo fuera él…!...pero no lo soy.

Cuando la vi llegar acompañada de mi amigo el aire me falto, aquel vestido color lila que simulaba tener la mitad de una blusa de tirantes de un lado y que el resto caía flojo mostrando una buena parte de su hombro, se mantenía muy ceñido a su esbelta figura; mostrando el bien formado cuerpo que tenía, los tacones de los botines blancos le hacían ver un poco más alta y con unas piernas más largas y estilizadas; más de lo que ya eran. El gorro era del mismo color que el vestido sólo que éste tenía dos franjas blancas alrededor y un botón de conejo al costado derecho.

Realmente me sentía físicamente agotado, sostener una farsa que nunca existió realmente es duro. Mire a Rukia ¿ella estaría fingiendo también? ¿Fue algo especial para ella aquel beso, quizá inocente que le dio? Cómo es que se mantenía fresca frente a Kaien, la culpa no se le veía por ningún lado. Ella sonreía y su amigo estaba ocupado en otro asunto más adelante.

Suficiente, había gritado mi mente. Me detuve en medio de aquel pasillo con adoquines blancos, tuve suficiente. Di media vuelta y me perdí entre el mar de gente que iba y venía dentro de la plaza. Salí de ella y camine sin mirar atrás a paso veloz hasta llegar al cruce, me detuve esperando el cambio del color del semáforo. Me dolía la cabeza, tenía que hacer algo, un cambio de cuarto, salón, de escuela, de país, ¡Qué sé yo! el punto era que ya no debería estar haciendo eso, acompañarlos como si fuéramos buenos amigos.

Cruce a pasos largos, di vuelta en una esquina poco menos poblada y seguí perdido en mi cabeza, ese era el camino largo a la facultad pero que más daba, quería estar solo. No podía siquiera mirarla a la cara sin recordar aquel beso que hubiera deseado fuera en otro lado.

Detuve mis pasos y agache la mirada, estaba realmente enfermo por ella, estaba a punto de terminar una amistad de años. ¿Y acaso valía la pena? Rukia se quedó con Kaien, era obvia la preferencia, ni siquiera vio cuando me fui, posiblemente aun ni se percataban…Me sentía tan..

-¡I-ICHIGO!

Escuche un jadeo y levante la mirada al frente sin voltear. Eso no podía estar pasando. Escuche silencio. Mi mente estaba jugando conmigo.

-Ichigo – ella…ella caminó al frente, colocándose justo en mi campo de visión. El gorro estaba desacomodado y aquel maldito vestido se había subido al correr- ¿Por qué te fuiste?

Yo no conteste, en ese momento me sentía el hombre más usado y traicionado de la historia. Primero me besaba en el pasillo, cuando dormía, acariciaba sin mi permiso mi mano, se presentaba y me hablaba con esa maldita sonrisa, me coqueteaba con esos movimientos endemoniados de su cuerpo sexy, entraba cada noche bajo mi cama y repetía una y otra vez mi nombre… y después estaba con..con él, su novio al fin y al cabo.

-¿Estás enojado conmigo?

¿Enojado? Estaba lo que le seguía de eso, pero no tenía el derecho de mencionarlo.

-No.

-Ya no has ido a la cafetería, te he esperado y..

-No tengo tiempo de hablar, tengo que irme, lo siento.

Camine alejándome de su mirada, huyendo de mis deseos.

Ella me siguió muy de cerca, yo caminaba y Rukia corría para tratar de alcanzar el ritmo de mi paso.

-Deberías regresar con Kaien.

-¿Por qué? ¿Por qué no me quieres hablar? Desde que me dejaste en el supermercado no hemos hablado y..

-No tengo nada que hablar contigo...

Volví a doblar en una esquina menos habitada. Ella se estaba quedando rezagada. Era momento de perderla…para siempre.

-De- ¡DETENTE!

Me sorprendió el grito y pare para mirarla. Tenía su mirada brillosa clavada en mí, sus mejillas estaban muy rojas y sus labios los mantenía apretados. Realmente se veía muy linda. En un momento ella caminó hacia mí rápidamente, levantó sus manos jaló de mí y sucedió lo que más deseaba…me besó. Me besó lentamente.

¿Qué estaba sucediendo? ¿Cómo habíamos llegado a eso? ¿Por qué? Y de repente la imagen de Kaien.

-¡No! – la empuje sin mucho tacto. Ella trastabilló- ¡Qué demonios! ¡¿Por qué fue eso?! – le grite ofendido, lastimado por jugar conmigo de esa manera tan cruel y limpie sin querer, Dios sabe que no sé por qué lo hice, mis labios que suponía deberían estar rojos por el beso. No debí haberlo hecho de esa forma, como si su tacto me fuera repulsivo. Fue cuando vi sus mejillas mojadas y un dolor en sus ojos que pensé que se quebraría frente a mí, y lo que quedaba de furia se convirtió en confusión.

-¿Por qué?

Preguntaba. Yo desvié mi mirada. Mordí mi mejilla interna, no se lo diría, no podría engañar a Kaien.

-¿Acaso…no te gusto?

Abrí mis ojos llenos de pánico. ¿Qué había dicho?

-Es …eso…. ¿no te gusto?

Un silencio muy pesado nos rodeó. ¿Qué? Yo regrese mi mirada llena de asombro y ella la desvió y dio un paso atrás.

-Sí, lo suponía – vi una sonrisa falsa y llevó su cabello detrás de la oreja, dio otro paso atrás. - te gusta más esa chica ¿verdad? – levantó su rostro con aquella misma sonrisa mentirosa e hizo una pausa para continuar – eres un mentiroso… cuando dijiste…. – agachó la mirada.

¿Cuál chica? Me preguntaba atónito.

-Es bonita – otra lagrima bajó por su mejilla – sí, bueno…- limpió aquel líquido y desvió su mirada buscando desesperada una salida – …adiós.

Dio un par de pasos atrás y salió corriendo en dirección opuesta a la mía, a la plaza, a la facultad, a Kaien. Yo quería ir tras ella, pero mis piernas no me respondían.

Así era mejor...mucho mejor.

Sí …..

…mejor….

..

~~sonido de celular~~

..

-¡Ichigo idiota!¡ ¡¿Por qué demonios no contestas?! ¿Dónde estás? .. ¿Rukia está contigo?

-Sí..digo ..no.. estaba.

-¡Decídete de una maldita vez! ¿Puedes llevarla de vuelta a la facultad? Salió detrás de ti cuando vio que ya no estabas. Es lo menos que puedes hacer por ella.

Me sentía furioso con él. Yo tratándome de alejar para no provocar un daño entre ambos y él acercándola más.

-¡ES TU NOVIA! ¡HAZLO TÚ!

..

~~Silencio~~

..

-¡QUÉ! ¿De dónde sacas eso idiota? Deja de decir tonterías. Y ve a dejarla a la puerta de su cuarto cabeza hueca. ¡MÁS TE VALE QUE LO HAGAS! Si me entero que le ha pasado algo sobre ti va mi furia ¿¡ENTENDIDO!?

~~Silencio~~

¿Qué dijo?

Grito mi mente como un eco.

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-¡PE-PERO! … ¡es tu novia! ..¡TÚ DIJISTE QUE ESTABAS SALIENDO CON UNA CHICA DE LA FACULTAD DE ARTE!

-¡Y LO HAGO IDIOTA!.. Su nombre es Miyako ¿lindo nombre no lo crees? Rukia me la presento hace semanas…. ¿Qué nunca me escuchas cuando te platico? ¿De dónde sacaste eso?

Del otro lado de la línea.

-¿Qué dice?

-¡El idiota dice que Rukia en mi novia! ¡¿Pueden creerlo?!

Risas

-N-no..no es Rukia.. - me decía más para mis adentros que para que él me escuchara – T-tú…aquella…aquella vez en el cuarto, pediste que se quedara…yo..escuche …

Atónito

-¡A MIYAKO IDIOTA!...¡¿ESTAS DROGADO?!... ¡SU NOVIO! ¡DIOS SANTO!.. Si apenas es una chiquilla ¡es como mi hermana…!- sonaba exaltado y sumamente sorprendido, pero, más lo estaba yo- ..Creo que le gusta alguien más.. ¡No sé!.. ¡POR QUÉ DEMONIOS ESTAMOS HABLANDO ESO! … ¡Aghr!.. ¡Maldición, más te vale que la lleves!...¿Ichigo?….¿Me estas escuchando? ¡CARAJO!

::I&R::…

-¡Maldición! ¿Ichigo?

-¿Qué pasa Kaien?

- El idiota me colgó – sonrió mirando el celular y pasó a su bella novia - creo que el muy imbécil se acaba de dar cuenta de algo.

Miyako sonrió a su novio y lo abrazó.

-¿Nos vamos?

::I&R::…

Rukia. Rukia.

Repetía como loco mientras corría entre aquella calle solitaria. ¿Dónde estás? ¿Dónde? ¿Habrá regresado a la universidad? Saque el celular y comencé a buscar su número.

-Contesta, contesta…maldición ¡CONTESTA! - había sido un completo idiota. ¿Por qué no le pregunte a Kaien desde un principio? ¿Por qué ella no me dijo nada? ¿Por qué había sido todo tan confuso? ¿Por qué tuve que lastimarla de esa manera?

Había corrido cuadras enteras, entrando y saliendo por calles que daban posibilidad de ocultarse del mundo por un momento. Casi llegaba a la universidad y ella no aparecía. Tendría que dar media vuelta y volver a buscar por el mismo camino donde la vi desaparecer.

Colgué y volví a insistir mientras me repetía una y otra vez lo idiota que era. Se escuchó el primer toque, nada, el segundo, nada, el tercero…. y lo escuche, pero no en mi celular. Comencé a girar mi rostro hacía todos lados; el cuarto y se escuchaba más cerca, el quinto..el sexto y ahí estaba de espaldas a mí, pegada a un poste sin alumbrado, apenas y se notaba su silueta bien formada. Me acerque despacio y pude ver su pie desnudo al aire. En su mano sostenía su bota. Di otro paso y sé que escuchó porque se puso derecha y giró un poco su cabeza para mirarme por el rabillo del ojo.

- Me lastime – dijo ocultando su rostro en la oscuridad. Vi que se limpiaba la cara con la mano libre – pero..ya estoy bien – bajo el pie lastimado y comenzó a caminar despacio alejándose de mí.

-Rukia..

-Ya estoy bien, será mejor que regrese.

-Te ayudare – me aproxime en sólo dos pasos.

-Preferiría que no.

-Pero, no puedes caminar – hice un ademan para tomarla por la cintura, pero ella apartó mi mano sin mirarme.

-De hecho….preferiría que no volviéramos hablar – y se alejó a paso lento.

Temblé. Y mi corazón se partió

..

~~sonido de celular~~

– Sí…Renji… ¿Llorando? No ...¿Puedes venir por mí?...sí...estoy..

Ahora fui yo quien se aproximó y le cerré el paso pegándola contra la pared y mi cuerpo, no con mucha delicadeza pues esas palabras me tensaron.

-¡NO! ¡ESO JAMÁS!

Ahora tenía una vista perfecta de sus ojos hinchados, de sus mejillas y nariz rojas por el llanto. Apreté los puños con decisión. Era ahora o nunca. Apoye con fuerza mis manos a sus costados, a la altura de su cabeza para evitar cualquier huida.

-¡Apártate! - empujaba con fuerza.

-¡NO!

-¿Rukia?

-¡Que me dejes!

Le arrebate el celular.

¿Dónde estás?

-¡OYE!

¿Oye, estás bien? Responde..

-¡ELLA ESTÁ BIEN!– y colgué.

- ¡Me lastimas!

-¡No más de lo que ya me has lastimado tú!

Parpadeó confundida.

-¿Qué ..?..

Ella luchaba y volví a empujarla contra la pared.

- He tratado de alejarme de ti durante las últimas semanas sin éxito, me he reprochado mi debilidad al no hacerlo. Te he odiado por ser la causante de mis continuos malestares. Por ser el motivo de mi estado enfermo de odio y celos contra Kaien por tenerte. Por tus constantes atenciones para con él. Deseaba que jamás lo hubieras conocido. Deseaba que fuera yo quien vieras por primera vez…Deseaba que él no existiera…

-¿De qué hablas ..?

-Por hacerme soñar contigo, por hacerme ilusiones, por dañar mi mente, por hacer mi vida un caos, por hacerme sentir culpable al pensar que estaba traicionando a mí mejor amigo por estar enamorado como idiota de su novia…. ¡Por desearte..!

Vi como Rukia abría sus finos labios así como sus enormes e hinchados ojos de sorpresa, los cuales dejaron correr lágrimas.

-Te odie por hacer que me enamorara de ti y tú ni te dabas cuenta.

Dije muy bajito y muy cerca de ella, podía sentir nuestras respiraciones entrelazarse, ella por el llanto y yo por mi excitación al confesar mis sentimientos. Rukia bajó su mirada y apoyó su frente en mi pecho hipeando.

-Él…no..él ..no.

-Lo sé. Lo supe tarde. – sonreí

Levante su rostro y sequé los restos de dolor en sus mejillas. Respire hondo y me acerque a sus labios. La escuche suspirar al sentirme y sentí una punzada en mi estómago. Sus labios eran dulces y suaves, como los había imaginado millones de veces, delgados y moldeables. Abrí mis labios pidiendo en silencio que ella hiciera lo mismo para conocerla y probarla. Felizmente acepto gustosa. Tome con firmeza su cintura y ella me rodeo el cuello con sus delgados brazos.

Mi beso fue suave y lento, quería percibir, saborearla toda ella. Rukia apretó más su agarre en mi cuello, nuestros labios danzaban al mismo compás, mi lengua acariciaba lenta y exigente aquella cavidad húmeda y yo me sentí en el cielo. La levante por la cintura, aun pegados contra la pared, para tenerla a mi altura sin romper nuestra uníos. No era consciente de lo que pasaba a nuestro alrededor, sólo escuche la bota caer contra el pavimento, el sonido de nuestros labios y nuestras respiraciones ser más agitadas.

-I-ichi..

Pero no la deje terminar, no quería perderme ningún instante dentro de su boca. Apoye mi cuerpo sobre su cuerpo para tener un punto de apoyo y poder bajar mis manos delineando sus piernas y colocarlas alrededor de mi cintura, siendo consiente que su corto vestido ahora estaba mostraba mucho más de lo que se permitiría mostrar. Moví mis labios a su cuello, mi cadera por impulso la presionó y soltó un gemido. Mis manos que la sostenían por los muslos volvieron a deslizarse hacia arriba subiendo hasta las caderas ese bendito vestido. Volví a mecer mis caderas y ella me aceptó gustosa. Solté un ronco y profundo gemido.

-Por..favor…

Me escuche decir. Estaba enardecido, necesitaba que ella me detuviera o la tomaría en plena calle, a la vista de quien estuviera pasando. Robe una vez más sus labios. Una de mis mano sostenía un muslo, mientras la otra comenzaba a adentrase por lugares donde no habría marcha atrás. Era cálida y suave su entrepierna. Mis dedos comenzaron a tocar aquel límite que marcaban sus bragas y el sitio de mi placer. Rukia jaló aire al sentirme entrar, sólo un toque y me detuvo su mano. Subí la mirada expectante a sus ojos llenos de pasión.

-A-aquí…no..

Le costó decirme. Estaba más bella, sus mejillas estaban rojas y sus labios hinchados por mis besos.

-Podrían …vernos.

Ella asintió a lo que difícilmente pronuncie. La baje con las manos temblándome, aun la mantenía apretada a mi cuerpo. Baje su vestido y me quede ahí respirando con dificultad. Cerré mis ojos tratando de aclarar mis ideas, necesitaba detallar el maldito plan, necesitaba llegar lo más rápido posible a mi maldito cuarto y aventarla sobre la cama.

Abrí mis ojos y ella me miraba con un deseo líquido impregnado en sus ojos. No podía llevarla corriendo, le costaba mantener apoyado su pie. Rukia abrió sus labios como queriendo soltar un gemido, una súplica y me volví a tensar. La llevaría cargando si era necesario, pero esa noche sería mi mujer...para siempre.

Levante el rostro mirando la oscuridad entre las calles, como si eso me diera la solución. Sólo eran un par de calles y estaríamos dentro de la universidad, si tan sólo pudiéramos entrar por la parte de atrás sin ser vistos. Gire mi rostro a ella. Di un paso atrás y levante su bota del suelo. La tome por la cintura y por debajo de sus muslos y la cargue. Sentía mi cuerpo extremadamente rígido, cuando sus brazos me rodearon y su aliento acarició mí oído.

-N-no hagas eso… - le rogué apretándola más a mí. Pude ver una risa en sus labios sensuales provocándome.

La podía ver, sólo eran cuestión de pasos y estaríamos en la más enorme intimidad. Cruzaba con los sentidos muy alerta aquella reja que nos separaría del resto del mundo por esa noche. Sólo faltaba cruzar aquel jardín, aulas de química, el patio trasero y estaríamos subiendo las escaleras al dormitorio.

-Ichigo - susurró cerca de mi odio. Bajé mis ojos y tomó mi rostro entre sus manos para besarme. Aquel lugar estaba en completa oscuridad. Sólo atine a soltar sus piernas y acorralarla en una esquina de aquel silencioso jardín. Mis manos estaban ansiosas. Tal vez no llegaríamos a un cuarto.

-Rukia – gemí su nombre al sentirla igual de inquieta que yo. Volví a tomarla por las piernas y enredarlas a mi cintura. Nos alejamos de aquella esquina con mucha dificultas y nos adentramos en la oscuridad.

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Además si conoces el lugar y te diriges entre los ciruelos blancos y te quedas detrás de los cerezos.. – sonrió -.. tendrás mucha intimidad.

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Un lugar poco adecuado para ella, pero que en aquel momento era lo más cercano que teníamos. Rápidamente me quite la chaqueta para poder apoyar la espalda de Rukia sobre el césped frio. Siento como mi cuerpo se derrite mientras ella corresponde mi atrevido y desesperado beso, pero también sé que ella se encuentra atrapada entre éste mar de sensaciones igual que yo.

Por fin, todo lo que había anhelado, todo lo que aquellas noches habían provocado a mi cuerpo y dañado mi mente, estaba a punto de dejar de ser un sueño.

::Lemmon::…

La noche era fresca.

Rukia se estaba ahogando al igual que él en sensaciones lascivas. Ichigo la sujetó con firmeza y hundió una mano en su cabello a la altura de la nuca mientras su lengua separaba aquellos finos labios con suavidad, luego exploró, adentrándose para saborear, acariciar, hasta que una necesidad desesperante, pero muy placentera, empezó a palpitar en sus vientres.

-He soñado con esto – él le confeso en un susurro con voz pastosa y pesada muy cerca de su oído.

Aquellas manos tan masculinas recorrían a placer el pequeño cuerpo bajo él. Viajaban y reclamaban cada parte de su perfecta anatomía. Sus labios húmedos bajaban despacio por su cuello y garganta hasta el principio de sus pechos, que aún seguían siendo celosamente escondidos por aquel vestido. La escuchó gemir cuando sus manos; antes puestas en aquellos montes pequeños y suaves que masajeaba, eran lentamente deslizadas por los costados de sus pechos y entrar nuevamente como víbora por su estómago y vientre y adentrarse sigilosamente entre sus muslos para separarlos. Todo esto con la mirada atenta de Ichigo sobre las reacciones de su compañera, la cual mantenía celosamente oculta su violácea mirada. Él podía ver aún con la escasa luz, su encantador y provocativo rostro, sus mejillas teñidas de un rojo encantador, sus labios finos; ahora hinchados, entreabiertos pidiendo ser tomados y sus ojos negándole aquella fascinante mirada.

Rukia jalaba aire inexistente a sus pulmones. Quería pronunciar su nombre, quería llamarle. Quería decirle que ella también lo había soñado, había soñado millones de cosas desde su primer encuentro en la cafetería. Que era el causante de sus constantes frustraciones y temores más ocultos al pensar que no podría llamar su atención. Que había sufrido al verlo acompañado ..que derramó en la oscuridad de su cuarto un par de lágrimas en dos ocasiones.

Un grito brotó en su garganta y no pudo contenerlo cuando sintió ser acariciada entre los muslos para ser separados y a él acomodarse entre ellos. Sus ojos, ahora abiertos, pudieron percatarse que todo daba vueltas, que todo ahí era tan irreal …y le gustaba. Todo su cuerpo estaba vibrando con cada roce, beso y caricia ofrecida. Sus manos vagaban sin pudor por entre las ropas de Ichigo, acariciando su ancha espalda que se tensaba con cada roce de sus manos. Fue en ese momento que él volvió a ponerse a su altura y la miró. Deseo. Eso era lo que sus amielados ojos reflejaban, puro y magnifico deseo y era todo por ella. Una sonrisa se asomó en los labios del chico y supo por la reacción de su cuerpo el por qué. Sus manos salieron de aquel lugar tan privado y oculto para elevar sus caderas e introducirse entre su vestido y hacer lo que minutos atrás ella había detenido. El avance para quitarlo.

Ichigo sonrió e inhalo para después comenzar a bajar su rostro, sus manos avanzaron deslizando el vestido hacia arriba y sus labios se deleitaron profanando aquella piel tan suave y pura. El infierno se hizo presente cuando con labios húmedos besaron y lamieron aquel vientre plano y blanco, su ombligo, estomago ..y por fin, aquellos pechos. Sin perder tiempo sus manos nerviosas subieron aquella prenda íntima sin miramientos. Su garganta aguanto un gemido y sin pena alguna se acercó para rodearlos, saborearlos con sus labios. De lo único que sus oídos pudieron percatarse fue del inconfundible gemido de placer que Rukia le regalaba.

El puro y más lascivo instinto de la pelinegra la llevó a ondular sus caderas lenta y tortuosamente bajo aquel pesado cuerpo que la retenía pegada al piso. Con uno de sus brazos rodeo su cuello pegándolo más a su cuerpo, mientras con su mano libre subía apresurada la camisa del chico. Ichigo se separó veloz y le ayudo en su trabajo, quitando y aventando aquella prenda que en esos momentos sobraba, para después besar nuevamente sus labios mientras sus manos masajeaban sus pechos. Aquella placentera tortura los estaba llevando a perder el poco control que tenían.

Rukia separo sus labios para soltar un sonoro gemido al tiempo que su cuerpo se arqueaba al sentirse invadida por un intruso en su intimidad húmeda. Él estaba acariciando deliciosamente de arriba hacia abajo aquella zona que palpitaba y dolía.

-¡I..ichi..!

Él sonrió contra su piel. Sabía que le gustaba, su cuerpo se lo estaba gritando. Con besos pausados se dirigió a su oído.

-Te enseñare… lo que te he hecho , una.. y otra.. y otra vez..

El aire quedó atrapado en su garganta cuando aquel intruso se hundió por completo en ella haciéndola desfallecer. Aquel vaivén lento mandaba choques eléctricos a sus piernas, vientre, columna. Rukia trataba de jalar todo el aire que podía, del cual, no sentía que recibiera ayuda. Desesperada trataba de controlar todo aquello sujetando la mano libre que Ichigo había entrelazado con la suya. No era posible que todo eso estuviera pasándole a ella, en plena intemperie con el peligro de ser descubiertos por los incontrolables jadeos que Ichigo le provocaba.

Sus caderas se sacudieron contra él mientras su cuerpo explotaba, miles de pétalos destellaron hermosamente frente a sus ojos. Su pecho subía y bajaba vertiginosamente. Sólo fue consiente cuando su cuerpo por escasos momentos sintió mucho frío. Ichigo se había alejado lo suficiente como para que el aire de la noche se colara entre sus cuerpos. Como torbellino vio como él se deshacía de las últimas prendas y volvía a envolverla entre besos y carias. El Kurosaki tomó las manos de la chica, las cuales llevo arriba de su cabeza. Rukia se encontraba aún bajo los efectos placenteros que acababa de sufrir así que no le importó. Ichigo la quería inmóvil, quería disfrutarla, verla. Se acomodó entre sus piernas al tiempo que sus labios se arrastraban a lo largo de su garganta, moviéndose entre sus inflamados pechos hasta cerrarse sobre aquel botón color crema.

El aire estaba cargado de éxtasis. Sólo se escuchaban los jadeos y las agitadas respiraciones de dos amantes que estaban a punto de entrelazarse.

-¡Ah..!

La escuchó soltar cuando sus caderas oprimieron aquella zona que tanto quería llegar. Él con dificultad se alejó de aquello que sus labios atacaban para mirarla a los ojos.

-Prometo …- habló con dificultad. El aire estaba pesado. – prometo que no te hare daño.

Aún mantenía sus manos aprisionadas y con un beso trató de relajarla para lo que venía, sus caderas comenzaron a deslizarse e introducirse en ella. Sintió como ella apretaba sus manos conforme era invadida. Ichigo alejó su rostro al momento de entrar por completo en ella, lo que provoco un sonoro gemido de dolor por parte de la chica.

Rukia no fue consciente de lo que estaba a punto de pasar. Ichigo se movió despacio, casi hipnotizante. Ella podía ver en sus ojos urgencia, entusiasmo, desesperación, necesidad, pero que se contenía. Se sentía extraña, su cuerpo lo sentía extraño, algo comenzaba a crecer dentro de ella deliciosamente despacio y de repente aquella urgencia que veía en los ojos del naranjo lo sintió como propio. Sus caderas comenzaron a moverse sin recato bajo aquel enorme y bien formado cuerpo. Sus manos apretaban las de Ichigo con desesperación rogando en silencio que se moviera más rápido.

A esas alturas Ichigo había perdido el ritmo pausado, y sus movimientos se habían vuelto frenéticos, su cabeza daba millones de vueltas, sus pensamientos no estaba claros, su cuerpo comenzaba a doler y ardía como mil infiernos. Rukia era incapaz de contener la necesidad de moverse al ritmo que le marcaba y cuando pensó que no podría aguantar más tiempo, que moriría si continuaban así, su mundo explotó de placer.

Todo el cuerpo de Ichigo se tensó en ese instante, como si toda su energía le fuera arrebata de su cuerpo, soltó un triunfante grito antes caer encima de ella, incapaz de hacer nada más que respirar entrecortadamente.

Soltó sus manos y la abrazó. Levantó su mirada para contemplarla. Su mirada estaba perdida, sus labios entreabiertos y su pecho subía y bajaba rápidamente.

No podían quedarse ahí toda la noche; desnudos, aunque la idea se le antojaba deliciosamente perturbadora. Ya habían corrido con mucha suerte al no encontrarse con nadie y no tentaría a su fortuna y expondría a Rukia a algún mal momento, no cuando todo era encantadoramente irreal. A regañadientes se levantó y se colocó la ropa. Su cuerpo fue consiente de la fría intemperie cuando su piel caliente se separó de aquel cuerpo tan perfecto bajo él. Se detuvo para contemplarla por escasos minutos, ahora comprendía porque diablos no sintió frio alguno.

Con los pantalones y playera colocados en su lugar se agacho para ayudar a la dueña de aquel momento. Besó sus labios un largo rato apretando su cuerpo contra el suyo, protegiéndola de cualquier brisa. Tomó el bendito vestido y le ayudo a ponérselo. Sacudió la chaqueta y la coloco sobre sus hombros. Tomó el resto de la ropa interior y la metió entre la chaqueta para después levantarla del pasto entre sus brazos. Ichigo caminaba despacio por aquellos pasillos silenciosos y oscuros digiriendo lo que acababa de ocurrir. Miró a Rukia que mantenía su cabeza apoyada en su pecho con ojos cerrados. Se veía cansada. Sonrió arrogante. Él era la causa y su pecho se hincho.

.::I&R::…

La dejó sobre la cama y busco a su compañera de cuarto, no había nadie y volvió a sonreír. Le quitó la chaqueta y se metió con ella bajo las cobijas.

Esa noche dormiría con ella, abrazado a ella, como debía ser desde un principio,

Como debía ser..

…Siempre…

.::I&R::…

…..

…..

¿Qué les pareció?

Ahora conocemos la enorme confusión que siempre hubo.

Me encantan los lemmon XD aunque debo ser sincera, me costó un trabajo escribirlo. Ningún lemmon me había costado trabajo jaja (sí, lo sé, estoy enferma, jaja pero todo sea por la pareja) sin mencionar que las vacaciones se atravesaron y mi montaña de trabajos me impidió subir el capítulo que tenía planeado desde hace una semana.

Bueno, tenía planeado que fuera el último capítulo porque sólo había escrito hasta aquí, pero me surgió otra idea. Será un epilogo.

Ya saben dejen sus comentarios.

Espero les haya gustado y ¡DEJEN SUS COMENTARIOS!