Hijo de la Luna

Por Marisa Uchiha


Capítulo I. El pasado de Sasuke.


Sasuke era la viva presentación de la luna, debido a que su piel era tan blanca cómo la nieve y tan reluciente cómo la de una perla. Sin embargo, su cabello era negro, tanto como el cielo estrellado en la noche pero con ése ligero tono azulado que nos recuerda que en cuanto acabe la noche, el cielo volverá a ser azul.

Estaba recostado cerca de un enorme sauce, cuyas finas hojas se movían con el viento. Frente a él, había un inmenso lago que se extendía a lo largo de los campos. Su madre era la Diosa de la Luna, sin embargo, él no parecía poseer los poderes de su madre. Él vivía precisamente bajo ése sauce, dónde tenía una pequeña cabaña de madera con una sola ventana y una puerta. Ahí pasaba el tiempo solo, sólo su madre venía a reconfortarle en ocasiones con todo su amor.

Tonto el que no entienda.

cuenta una leyenda

que una hembra gitana

conjuró a la luna

hasta el amanecer.

llorando pedía

al llegar el día

desposar un calé.

Una mujer de tez morena y ojos azules, se encontraba en lo más alto de la colina, haciendo oraciones. Ella era joven y hermosa, tenía una cabellera larga hasta los hombros color negro, era delgada y alta. Sin embargo, a pesar de su apariencia atractiva, no había logrado encontrar a un hombre que le amase y se sentía muy desolada por ello. Ella quería ser desposada, aunque tuviese apenas dieciséis años, que para la gente del pueblo dónde vivía, su tiempo ya había pasado.

Por ésa razón llegó a una colina, dónde la mayoría de los hombres solían llevar a cabo sacrificios para los dioses, justo donde la luna llena se posaba sobre ésta aquella noche. Se hinco en la fría hierba y extendió sus brazos al cielo.

"Oh, mi hermosa señora, quisiera pedirle que responda a mi petición. Mis días en soledad cada vez se hacen más agobiantes, más tristes. Por favor, responda a las plegarias de esta desdichada mujer." Sollozó. Sus lágrimas radiaban a la luz de la luna. Pasaron unos minutos y no ocurrió nada, por lo que bajó los brazos y siguió llorando, abrazándose a sí misma, cuando de pronto, algo impidió que la luz cayera sobre ella, lo que la hizo abrir los ojos.

Frente a ella, una mujer de cabello largo color negro, el cual llegaba casi hasta sus caderas se movía libremente con el viendo. Sus facciones eran muy finas, lo cual la hacían lucir como una muñeca de porcelana e irradiaba un cierto brillo. Sus ojos eran de color ébano, pero a pesar de eso lucían brillantes y estilizados.

"Tendrás a tu hombre,

piel morena,"

desde el cielo

habló la luna llena.

"pero a cambio quiero

el hijo primero

que le engendres a él.

que quien su hijo inmola

para no estar sola

poco le iba a querer."

La joven gitana, se puso a sus pies, no necesitaba preguntar quién era o qué era ella. Sin intercambiar aún una sola palabra ya lo sabía.

"Mi señora."

"Jovencita, desde los altos cielos he escuchado tu petición. Y quiero que me escuches perfectamente." Hizo una pausa, extendiendo su mano hacia ella para que se levantase. "Voy a concederte tu petición." El rostro de la morena gitana se alegró rápidamente y se limpió las lágrimas. "Pero… Debo advertirte una cosa." La muchacha ésta vez perdió la sonrisa. "Deberás entregarme al primer hijo que engendres de aquel hombre."

"Por supuesto." Dijo sin titubear. La diosa frunció el ceño.

"Pero te advierto una cosa, el sacrificio de un hijo implica una gran ofensa contra la vida, por eso mismo si quieres desposar a alguien para que no sentirte decepcionada como mujer es lo que puedo darte, sin embargo, no podré hacer que él te ame por ello. ¿Está dispuesta a correr el riesgo?" La joven pensó un momento, pero pensó que tal vez no sería para tanto y que podría hacer que él la amara.

"Acepto."

De padre canela

nació un niño

blanco como el lomo

de un armiño,

con los ojos grises

en vez de aceituna

niño albino de luna.

"¡Maldita su estampa!

este hijo es de un payo

y yo no me lo callo."

La joven había conocido a un gitano, era un hombre delgado pero algo musculoso, poseía una piel morena. Tenía una cabellera larga color castaño y una barba del mismo color. Sus ojos eran verde oscuro, como el de las aceitunas. Comenzaron a dar paseos por los campos, conversar y participar en danzas gitanas juntos. Ella creía haber encontrado al hombre perfecto para ella.

Unieron sus vidas dos meses después, el matrimonio iba bien, si es que podía decirse así. Sin embargo, ella desconocía que ella no era la única con la que compartía cama, incluso pasando más de una noche fuera cuando surgían peleas.

Pasó más tiempo hasta que la mujer supo que estaba embarazada, eso tal vez los uniría más, pensó ella. Aunque sinceramente, era consciente de lo que tendría que hacer una vez diera a luz.

El día del alumbramiento, una partera junto con su madre y otras dos mujeres que vivían al lado de su hogar en el pueblo, la ayudaron a parir. El esposo se encontraba ante esto e impaciente por conocer a su primogénito, pero ninguno de los dos se esperaba lo que el destino les traería a continuación.

"¿Cómo es posible?" Escuchó decir a su madre, mientras ella se preguntaba el por qué de ésa expresión.

La gitana recibió a su hijo en sus brazos y abrió los ojos desmesuradamente. El niño que sostenía en sus brazos llorando, era totalmente distinto a ella ó a su esposo. Era hermoso, ciertamente, pero no tenía ninguna de sus facciones. Aunque su piel luciese aún rojiza, se denotaba que sería de piel muy blanca, sus pequeños ojitos eran grises pero casi negros y sus cabellos eran oscuros como la noche con reflejos azules.

"¿Qué es esto?" Preguntó su esposo con una expresión que denotaba la furia en su interior. "¡¿Qué es esto?!" Se estremeció al momento de que él elevase su voz. Ella no respondió porque ella misma no sabía cómo explicar eso, cuando recibió una bofetada, lo que asustó al bebé en sus manos. Ella sollozo. "¡Responde!"

"No lo sé."

"¿Cómo qué no?" Las mujeres lo detuvieron cuando iba a golpearla nuevamente. "¡Maldita sea!" Salió de la habitación furioso. Ella tuvo que lidiar con las miradas desaprobatorias de las mujeres presentes y con el hecho de que su esposo, seguramente saldría a beber y quizá a algo más.

Gitano al creerse deshonrado,

se fue a su mujer,

cuchillo en mano.

"¿De quién es el hijo?

me has engañado fijo."

y de muerte la hirió.

Luego se hizo al monte

con el niño en brazos

y allí le abandonó.

El hombre regresó de noche, cuando todo estaba ya en calma. Su mujer dormía en la cama que ambos compartían y a su lado aquel niño reposaba tranquilamente. El alcohol hacía estragos en su ser y la furia mucho más, entonces zarandeó a su esposa, la cual se asustó ante ésta reacción.

"¿De quién es el hijo?" Preguntó, la joven se levantó de la cama. "¿Con qué quieres de me encargué de un bastardo?" La empujó ligeramente. Sacó una navaja de su bolsillo.

"Espera. No… Por favor." Imploró la mujer. "Puedo explicar las cosas…"

"No lo quiero. Simplemente quiero saber el nombre del que te dejó preñada para matarlo."

"No es así."

"¡Calla! Ya te burlaste de mi una vez, pero me encargaré de que eso no pase nunca más." Se lanzó contra ella y perforó su vientre con la navaja, para hacerlo repetidas veces hasta asegurarse de que su vida se hubiese extinguido. Respiró agitadamente y escuchó el llanto del niño que había despertado ante el ajetreo. Se quedó observándole un momento, tiró la navaja al suelo y tomó lo necesario para marcharse. Tomó al niño en brazos, sin importar su llanto o el que la sangre manchara las sábanas blancas que lo cubrían.

Llego hasta la colina donde su mujer, lo cual él desconocía, había ido a hacer su petición a la luna. Descorazonadamente, dejó al bebé recién nacido en el suelo.

"Adiós." Le dijo y continúo su camino para abandonar el pueblo. Dejando al desconsolado bebé en el suelo.

De pronto, una vez que él hombre se hubiese marchado, la Diosa de la Luna bajó a ver al niño.

"Shh, shh. Tranquilo. Todo estará bien, cariño." En el cielo, la luna lucia en forma de una sonrisa blanca. "Esa será tu cuna hora." Dijo apuntando al cielo, aún meciéndole. "Y yo seré tu madre, de ahora en adelante. Mi nombre es Mikoto."

Luna quieres ser madre

y no encuentras querer

que te haga mujer.

dime, luna de plata,

qué pretendes hacer

con un niño de piel.

Hijo de la luna.

Y en las noches

que haya luna llena

será porque el niño

esté de buenas.

y si el niño llora

menguará la luna

para hacerle una cuna.

y si el niño llora

menguará la luna

para hacerle una cuna.

Sasuke observó el cielo, ahora mismo no había luna, por lo que su madre no vendría hoy a verlo. Extrañaba los días de pequeño, cuando la luna era menguante y su madre lo mecía entre sus brazos para calmarlo. Y los días más felices en los que la luna llena alumbraba el cielo y su madre venía a jugar con él. Su madre tenía deberes, fue por eso que una de las estrellas del cielo, la joven Hinata se había encargado de él.

Sin embargo ahora mismo tenía diecisiete años y Hinata ya no cuidaba de él. Sasuke cerró los ojos y suspiró. Madre, pensó antes de quedarse dormido. Sin embargo, escuchó un ruido y observó a una mujer que respiraba agitadamente correr por la orilla del lago hasta la colina. Le observó desconcertada, y corrió hasta él.

"Por favor, ayúdame." Suplicó. "Escóndeme, por favor." Él se preguntó por qué tendría que ayudarle, pero al ver la angustia en su rostro, decidió ayudarle.

"Entra… Hasta el último cuarto en el fondo."

"¡Gracias!"

Se precipitó al interior, sin titubear. Observó a dos hombres acercarse hasta él.

"Hey. ¿No has visto a una joven de cabello rosa por aquí?" Preguntó un hombre ligeramente regordete y calvo. Sasuke negó con la cabeza.

"Ves, idiota. Ya la perdimos de vista." Sasuke se preguntó si realmente eran así de tontos. ¿Hasta dónde podría haber corrido una joven en campo abierto donde sólo está esta cabaña? "Gracias." Le dijo a Sasuke y continuó su camino. Él entró en la cabaña y buscó a la joven, la cual estaba en el suelo, con los ojos algo llorosos.

"¿Se han ido?" Preguntó angustiosamente, él asintió. Ella suspiró con alivió, mientras se levantaba de golpe. "De verdad, te lo agradezco. ¿Podría conocer tu nombre?"

"Sasuke. ¿Tú eres?"

"Sakura Haruno."


Espero que les guste.

Canción: "Hijo de la Luna" de José María Cano.

Espero también me puedan dar su opinión sobre esta historia.

Saludos.