Clasificación: T
Notas y Advertencias del autor: Holaaaaaaaaaaaaaaaa! Antes que nada quería decir que esta historia aunque no creo que contenga nada de lemon, si que contiene escenas agresivas, sangre y de más... Pues nada, mucho más no tengo que advertir sólo decirles, que hace poco vi Inuyasha por recomendación de una amiga y la verdad es que me fascinó Sesshomaru y quise saber más de él y de su pasado, y mediante mis especulaciones finalmente terminé creando esta historia, Así que, este fic irá a cerca del pasado de Sesshomaru. Sólo otro cosa más, no se cuando pueda actualizar porque estoy de exámenes, es mi primer fic de Inuyasha, igual espero que les guste :)))))
Disclaimer: Los personajes de esta historia no me pertenecen a mí, sino que pertenecen a Rumiko la creadora del mango y a sus diversos creadores del anime, no me lucro a base de este fic.
Prólogo
El miedo, el miedo no era más que otro juego mental capaz de apoderarse de todos y cada uno de los sentidos, un veneno que se filtraba y extendía por cada poro de la piel. El temor, una forma incorpórea y subjetiva que se dedicaba únicamente a materializar cuantas dudas y preocupaciones abarcasen a su víctima, que toma forma pero es amorfo, que se materializa y se descompone... Nadie, ni en este mundo ni en ningún otro, ha conseguido eludirse de sus tentáculos que como gélidas amarras arrastran y devoran tanto el alma como el corazón de sus presas; arrebatan y merman todo ápice de cordura. Las inquietudes viven y coexisten en el interior de cuantos seres habiten con la única intención de atormentar y nutrirse de cada una de sus flaquezas; corrompen y dominan la vida de los más débiles, condicionan y someten a los más capaces.
Todo el mundo ha experimentado alguna vez esa sensación, todo el mundo está condenado a sucumbir y materializar cada una de sus más opacas pesadillas, no hay escapatoria ni redención alguna, no más misericordia en la tierra de donde nadie vuelve, pues todo terminará por consumirse algún incierto día. No existe criatura inmortal, todo cuanto nace muere, al igual que este cruel y despiadado mundo que bajo las llamas abisales se calcinará hasta los cimientos... Es inevitable e irrevocable en este tortuoso ciclo denominado "Vida".
Malviviendo, sobreviviendo aun cuando las manos, las manos que creía conocer han sido mancilladas por el carmesí de la traición, el dolor y el rencor, luchando desesperadamente por un instante más en aquella vida que no era vida, sino condena de existencia... Aun cuando la única luz que se mostraba y alumbraba su angosto camino irradiaba un negro resplandor, negro como el vació en su corazón. Tratando hacerse un hueco en algún lugar de aquel insólito mundo, no quería simplemente ser olvidado, encontrar una razón de ser entre tanta desidia y soledad. Su destino... Una línea recta marcada y condicionada por la muerte y la sangre que a su paso se derramaba, maldito, su destino estaba maldito. Él estaba maldito.
"Algún día mi vida también se consumirá..."
Sintió como sus fuerzas menguaban hasta terminar abandonándolo, toda su entereza y valor agonizaban en algún lugar de su ser... ¿Moriría de aquella forma? ¿En aquel lugar? ¿A tan solo un paso de lograr su tan ansiada libertad? La inquietud lo abarcó casi por completo. La sangre... La sangre que mojaba cada uno de sus ropajes no era otra que la suya, la que emanaba cual indicio de su ardua batalla. En ese instante recordó las palabras que cierta persona pronunció alguna vez.
«Todo el mundo teme a la muerte»
¿Estaba él asustado? No, no lo estaba, más bien podría decirse que una peculiar y renovadora paz lo embargaba casi por completo, morir, morir allí y en aquel instante se le hacía una idea de lo más tentadora... Por fin, por fin aquel tormento llegaba a su fin; pronto dejaría de sufrir, pronto sus heridas del pasado se sellarían hasta borrar cada una de las líneas de aquella trágica historia. Pero... ¿Por qué se sentía tan aliviado? ¿De verdad ansiaba perecer de aquella forma...?
― Tenseiga... ― Dijo con un hilo de voz mientras desenvainaba aquella espada cuyo padre le había otorgado en herencia. Y sin más la alzó para observarla una última vez; a Sesshomaru le pareció ver un brillo especial en aquella creación, no obstante tan sólo se limito a observarla con cierta melancolía mientras a sus memorias acudían todos sus últimos recuerdos...
Todo empezó un día como cualquier otro en el que caminaba sin rumbo ni destino fijo, sus pasos no hicieron más que llevarle al lugar en el que todo comenzaría y donde todo acabaría... Si tan sólo hubiese dado media vuelta cuando encontró a aquellos maleantes que se hacían llamar "guardianes", no la habría conocido, nada de todo aquello hubiera sucedido...