Disclaimer: La Saga Crepúsculo (The Twilight Saga) y todas sus escenas, personajes, etc., así como las películas basadas en ellos, incluyendo la banda sonora, etc., pertenecen a sus respectivos dueños (Stephenie Meyer, etc.). Todas las canciones así como sus letras pertenecen también a sus respectivos dueños (Within Tempation, etc.). Escribiendo este fic no pretendo otra cosa que entretener, sin ánimo de lucro alguno.
All I Need
1
"No lo haga"
Make my heart a better place,
Give me something I can believe
(Haz de mi corazón un lugar mejor,
dame algo en lo que creer)
"All I Need", de Within Temptation
Esme POV
Al fin estaba allí, al borde de la libertad. Estaba tan cerca, tan cerca ya… Sólo un salto… Ni siquiera eso, con una zancada bastaría… Una sola zancada, un vuelo rápido y todo terminaría, por fin… No más sufrimiento, no más dolor, sólo oscuridad y paz, y luego tal vez... Tal vez aquél Dios misericordioso del que le habían hablado tanto alguna vez la perdonara y le permitiera ver a su precioso hijito otra vez… Su hijito… Con sólo pensar en él se le llenaron los ojos de lágrimas… Su pequeño bebé… La razón de su felicidad, de su misma existencia, de todo… ¿Por qué tuvo que morir? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿POR QUÉ?
Las dos últimas palabras se escaparon de la boca de Esme Evenson en un grito desesperado que se llevó el viento con sus fuertes ráfagas mientras soplaba por los acantilados cercanos a la ciudad de Ashland. Jamás sabría la respuesta. Debía ser una mujer horrible para que la castigasen así… Quizá mereciera morir después de todo. Quizá había merecido los maltratos de Charles y la muerte de su único hijo… Quizá sí… Así pues, ¿por qué no acabar con todo de una vez?
Carlisle POV
El viento soplaba con fuerza en la carretera que pasaba cercana a los acantilados, parecía querer sacar el coche del doctor Carlisle Cullen de la carretera. Aún así, el joven médico agradecía estar guarecido en su vehículo, fuera hacía un frío terrible. Era una lata que su casa estuviera tan apartada de su lugar de trabajo, pero fue la mejor que pudo encontrar, lejos de miradas indiscretas. Le gustaba la intimidad, y desgraciadamente su aspecto hacía que le costara tenerla, sobre todo en lo que se refería a mujeres. Sabía que les resultaba atractivo, con su alta estatura, su cuerpo bien proporcionado, su cabello rubio y sus ojos azules, pero a él no le parecía que fuera para tanto y, la verdad, muchas veces las miradas de algunas de las enfermeras y pacientes del hospital le hacían sentir bastante incómodo. Él era un poco tímido, y no estaba acostumbrado al contacto con mujeres que no fuera estrictamente profesional. Las mujeres… parecían seguirle a todas partes. Siempre tenía a alguna detrás de él en el hospital, ya fuera enfermera o paciente, siempre intentando abordarle con alguna excusa. A veces era cansado tener que lidiar con ellas sin perder la compostura y los buenos modales. Mujeres, por todas partes… En los pasillos, frente a su despacho, incluso en la calle… Ahí mismo había una, al borde del acantilado…
Espera, ¿cómo?
Carlisle se apartó de la carretera y detuvo el coche, preguntándose si ya vería visiones o habría desarrollado manía persecutoria. No, allí estaba, bastante cerca, había una mujer al borde del acantilado. Podía distinguir su largo cabello color caramelo que le caía por los hombros y su vestido lila, cubierto con un ligero abrigo… Demasiado ligero para el frío que hacía… ¿Qué estaba haciendo una mujer allí a aquella hora de la mañana, tan temprano, con ese frío, al borde de un acantilado? Demasiado al borde… Demasiado cerca…
Dios mío…
Carlisle lo comprendió enseguida. Sin pensarlo, saltó fuera del coche, sin siquiera molestarse en cerrar la portezuela, y corrió hacia ella tan rápido como le permitieron sus piernas. Cuando estaba a solo unos pasos de ella paró lentamente y se acercó con cautela, listo para lanzarse a sujetarla si se tiraba.
—Por favor…—la llamó.
Ella se sobresaltó y por un momento él pensó que resbalaría y se caería pero, milagrosamente, no lo hizo.
—No lo haga—le suplicó.
Esme POV
Estaba lista. Sería muy fácil. Sería un momento. Lo haría.
—Por favor…—dijo una voz—. No lo haga.
Aquella suave voz suplicante y extrañamente familiar la sobresaltó, pero no se movió de su sitio. Miró hacia atrás para ver quién la llamaba y vio a aquél joven médico que había visto en el hospital tan solo unos días antes, cuando nació su hijo. Era aún más hermoso de cómo lo recordaba, con su cabello rubio, revuelto en ese momento por el viento y sus profundos ojos azules, tan bellos como amables y bondadosos. Él la había atendido cuando llegó al hospital con las primeras contracciones y se ocupó de llevarla a la sala de partos, donde la ayudaron a dar a luz a su hijo. Después no había vuelto a verle. No le había olvidado, había sido amable y atento con ella como nadie en mucho tiempo, pero el nacimiento y la repentina muerte de su hijo habían sacado de su mente todo lo demás.
Pero, ¿qué diablos hacía él allí? Aquello no era asunto suyo. ¿Qué le importaba a él su vida?
—Márchese.
—No. No permitiré que lo haga.
—¿Por qué? Usted no me conoce. No conoce mis motivos. No sabe por lo que he pasado. Ya no me queda otra salida. Estoy cansada de sufrir y quiero terminar con todo de una vez.
—Cierto. No conozco sus motivos. Pero siempre hay otro camino. Siempre hay otra opción.
—No para mí. Ya no. Lo he perdido todo, menos la vida, y esta ya no me sirve de nada.
Carlisle se mordió el labio. Esto iba a ser difícil, pero tenía que hacerlo. Debía distraerla…
—Usted es la señora Evenson, ¿verdad? Yo la llevé a la sala de partos…
Esme se tensó al oír el apellido de su marido. Aquél monstruo… quería olvidarle, quería olvidarlo todo…
—Sí—respondió cortante.
—Por favor, no lo haga. Sé… sé lo que le ocurrió. Sé lo de su hijo. Pero se lo suplico, no lo haga. Él... él no querría que lo hiciera.
Esme se deshizo en lágrimas otra vez. ¿Qué sabía él? No podía entender nada.
—¿Y usted qué sabe? Ya nunca sabré lo que querría, no oiré su voz nunca, ni sus risas, no lo cogeré en brazos nunca más ni le enseñaré a andar, ni aprenderá a correr. ¡Se ha ido!
El joven la miró con consternación, pero continuó.
—Usted lo quería mucho, ¿verdad?
Esme sollozó. ¿Qué clase de pregunta idiota era esa?
—¿Usted qué cree? Lo amaba más que a mi vida, era mi hijito, mi tesoro…
—Entonces no se irá nunca. Siempre estará con usted, él vive en usted, y estoy seguro de que él también la quería mucho y no querría que muriera. Ningún hijo desea que su madre muera. Él… Él querría que usted siguiera adelante y fuera feliz.
Esme sollozó de nuevo. No había pensado en todo eso, el dolor no se lo había permitido.
—¿Pero por qué iba a querer seguir adelante? Estoy sola. No me quedan razones para estar aquí. Mis padres han muerto, mi marido me… me pegaba y me escapé a Milwaukee para tener a mi niño fuera del alcance de sus golpes—. No supo por qué lo hacía, por qué le contaba su historia a ese desconocido, pero el caso era que no le costaba contárselo. Además, ¿qué importaba ya que lo supiera nadie? —Pero él… me siguió y tuve que venir aquí. Si… si me encuentra me... me matará, lo sé… Por eso tengo que hacerlo yo, antes de que lo haga él… Él me haría mucho daño…
—No permitiré que usted sufra daño alguno.
Ella le miró otra vez. Estaba desconcertada.
—¿Por qué se preocupa usted por mí tanto?
Él la miró a los ojos antes de responder.
—Una vez me juré ayudar a todas las personas a mi alrededor con todos los medios a mi alcance. Por eso me hice médico. Para que la vida de las personas sea mejor porque yo existo. Jamás me lo perdonaría si dejara que a usted le ocurriera algo. Sigue siendo mi paciente y es mi deber cuidar de usted y protegerla. Por favor…— extendió lentamente su mano hacia ella—deme la mano.
Esme miró la mano que le ofrecía. Hacía mucho tiempo que nadie se preocupaba así por ella. Y ningún hombre la había tratado así antes. Jamás.
Miró a los ojos azules de aquel joven, que mostraban el dolor y la angustia de quien quiere salvar desesperadamente una vida y la voluntad y determinación del que no está dispuesto a rendirse hasta que lo consiga. Vio su bondad y su preocupación hacia ella. Pensó en su hijo y en lo que él había dicho. Sí, ¿qué hijo desea que su madre muera?
Estiró el brazo hacia él, hacia su mano tendida…
Carlisle POV
Lo había conseguido, ella extendía su mano hacía la suya…
Estaban a punto de tocarse… Faltaban centímetros… Milímetros… Entonces una gran ráfaga de aire más fuerte que las demás los envolvió, arrastrando a la mujer hacia el acantilado. Se caía hacia atrás… Carlisle lo vio como si fuera a cámara lenta y reaccionó rápidamente, agarró con fuerza la mano extendida de la joven y la atrajo hacia sí justo antes de que ella resbalara y cayera al vacío. La sujetó con suavidad pero también con firmeza y la alejó del borde del acantilado.
Cuando estuvo a salvo la miró. Ella le devolvió la mirada desde sus brazos. Era muy hermosa, la mujer más bella que había visto jamás, y había visto muchas a lo largo de su carrera. Su cabello color caramelo, a pesar de estar despeinado por el viento, le caía por los hombros con elegante naturalidad y sus ojos castaños, aunque ensombrecidos por la tristeza y el sufrimiento, no habían perdido su brillo de bondad y gentileza. Su piel era blanca como la nieve y sus labios rojos como la sangre. Parecía una delicada muñeca de porcelana, o una princesa de cuento. Ya lo había notado cuando se conocieron, pero el tenerla entre sus brazos hacía que lo apreciara con una intensidad que jamás creyó posible.
—Gracias…
Su dulce voz le sacó de sus pensamientos.
—No se merecen, señora Evenson.
Ella hizo una mueca al oírle, al parecer no le gustaba ese nombre.
—Esme. Por favor, llámeme Esme, doctor…
—Cullen. Carlisle Cullen.
—Doctor Cullen.
—Sólo Carlisle, por favor.
—Carlisle, gracias.
Se perdieron el uno en la mirada del otro antes de darse cuenta de que seguían abrazados. Se separaron prontamente, con suavidad, algo avergonzados, pero Carlisle no apartó sus manos de las de ella.
—Esme, está usted helada. Tengo el coche aquí cerca. Venga conmigo, por favor. No quiero que coja una pulmonía.
Ella asintió lentamente con la cabeza y se dejó llevar suavemente por él hasta el coche. De repente se sentía terriblemente agotada, pero también tranquila, segura y a salvo como no se había sentido en mucho tiempo. Dejó que Carlisle la ayudara a entrar en el vehículo y le pusiera el cinturón con cuidado. Lo observó mientras él también entraba y cerraba la puerta tras él, arrancando el coche después.
—Esme… creo que es mejor que vayamos a mi casa, está más cerca, y debería abrigarse enseguida.
—Carlisle… creo que… después de lo que ha hecho por mí, puede tutearme.
Él sonrió tímidamente, de una forma que ella deseó que no terminara nunca antes de responder.
—Como quieras, Esme. Lo mismo digo.
Se sonrieron unos momentos antes de que Esme se percatara de algo.
—Pero… ¿No tienes que ir a trabajar o algo?
—Podrán pasar sin mí hoy. Tengo una paciente más importante ahora.
Esme no pudo dejar de sonrojarse. No estaba acostumbrada a que se preocuparan tanto por ella. Le miró mientras él mantenía la vista fija en la carretera. A pesar de que sólo se habían visto un par de veces, Esme no podía dejar de confiar en él. Le inspiraba paz, seguridad. Se relajó en el asiento sin dejar de mirar de reojo su hermoso y amable rostro de ángel, con ojos azules tan tranquilizadores… ¿Sería él su ángel de la guarda?
Carlisle POV
Esme se había quedado dormida a su lado en el asiento del coche. Pobre criatura, debía de estar agotada. Una joven tan hermosa y agradable no debería verse jamás en ese estado. Recordó el pánico que había sentido cuando ella había estado a punto de caerse por el acantilado, Dios, había estado tan cerca… por suerte pudo reaccionar a tiempo para sujetarla. El alivio todavía le hacía temblar un poco. Si no la hubiera visto… Si no hubiera logrado convencerla… Si la ráfaga de aire hubiera sido más fuerte… Señor, no quería ni pensarlo. Ahora cada fibra de su ser lo impulsaban a cuidar y proteger a aquella joven que dormía apaciblemente a su lado. La miró de reojo. Era tan hermosa… tan dulce… sus rasgos mostraban amabilidad y bondad por todas partes. Pero también tristeza y miedo. Mucho miedo. Carlisle se preguntaba qué clase de monstruo se atrevería jamás a hacer daño a una personita así. Alguien sin corazón ni entrañas, alguien que no merecía ser llamado "ser humano". La ira contra semejante imitación de hombre recorrió a Carlisle como una descarga eléctrica y lo maldijo mil veces por el daño que le había causado a aquella dulce criatura.
Ella seguía dormida cuando por fin llegaron a su casa. A Carlisle le daba pena despertarla, porque debía estar agotada, así que la sacó del coche y la llevó hasta su casa en brazos. No pesaba casi, era ligera como una pluma.
Se las apañó para abrir la puerta y la llevó escaleras arriba hasta la cama del cuarto de invitados, donde la acostó con delicadeza, quitándole los gastados zapatos y el abrigo y arropándola con las sábanas y mantas. Ella soltó un suspiró, pero no se despertó. Carlisle no pudo dejar de notar que estaba pálida y demacrada, con el cuerpo de alguien que ha vivido bajo presión y estrés durante mucho tiempo. "Usted no sabe por lo que he pasado." ¿Por qué había pasado esta bella mujer? ¿Qué le podía haber ocurrido a una criatura tan buena y hermosa?
Fuera lo que fuera, Carlisle deseaba ayudarla y lograr que volviera a ser feliz. Le acarició la frente con suavidad.
—Que descanses, Esme—le deseó antes de salir del cuarto silenciosamente, cerrando la puerta tras sí.
Bueno… ¿Qué os ha parecido? : ) Espero que os haya gustado. Tengo esto escrito desde hace meses y he estado haciendo un retoque por aquí y otro por allá, hasta por fin decidirme a publicarlo. Me ha animado mucho esa gente que dice que echa de menos mis fics. ¡Vosotras sabéis quiénes sois, que sepáis que os adoro! No tendría ninguna razón de peso para escribir sin vosotras. ^-^ Sobre esta historia, tenía pensado hacerla más larga, quizá un three-shot como mucho, pero la verdad, no sé lo larga que será, porque las ideas últimamente me escasean. =S Así que quería pediros que si se os ocurre alguna idea para continuar esta historia, me mandéis un mensaje y me lo hagáis saber. Por supuesto, si utilizo vuestras ideas os daré todo el crédito, no me gusta apropiarme de lo que no se me ha ocurrido a mí. Será genial si me ayudáis, porque así la historia será también vuestra y eso a mí me encanta, nunca han colaborado conmigo así antes. En fin, ya sabéis, por lo menos una palabrita de review si os ha gustado, por favor. No sabéis cuánto significa eso para mí. ^^ ¡Muchas gracias por leer y saludos! ^^