Vaya, se siente bien actualizar después de tanto... !Abajo explicaciones! No fue mi intención tardarme tanto. ¡Lo juro!

En fin, estos personajes no me pertenecen...ya saben el resto.

Capitulo 3: "Día Casual"

Link recién se despertaba de su largo sueño, pues el día anterior había sido muy pesado, y no por la corta estadía en el castillo, sino por su largo viaje y la demostración que tuvo que hacer ante el rey para ser aceptado. Aunque lo más difícil fue su "curriculum" pues aunque no levantaba sospechas era complicado ingeniarse una idea.

Supuso que era de madrugada, ya que todo era oscuridad, ni si quiera alcanzaba a notar las sombras, puesto que las cortinas tapaban el ventanal. Se había acostado muy temprano y por ello debía calcular que eran como las cinco de la madrugada más tardar. Era tan cómodo estar tan relajado como ahora, acostado mirando el techo, puesto que todo era tranquilidad y solo se alcanzaban a escuchar algunos grillos que seguro andarían brincoteando por el jardín. Pero ya no podía conciliar el sueño; se lamentaba por haber tenido que acostarse tan temprano, pero enserio estaba cansado.

Se incorporo a regañadientes y quedo sentado sobre la cama. Mientras daba un gran bostezo se tallaba los ojos y se quitaba las lagañas, que aparte de estorbar en su vista, le incomodaba al parpadear. Contempló la habitación un momento, aún somnoliento y detuvo su vista en la las cortinas, donde suponía debía estar la ventana que daba al balcón.

Se levantó y dirigió hacia la ventana con caminata torpe. Parecía un muerto viviente. Al la habitación estar vacía por mucho tiempo, había algo de desorden en el suelo, y al pisar un objeto no identificado tropezó, pero no cayó. Maldijo su torpeza, sobre todo al descubrir que era su bota, y por lo tanto fue su propia culpa…

Llegó a su destinó y apartó las cortinas, dejando entrar la poca luz de la luna y, al no ser tan potente no fue necesario cubrirse los ojos. Deslizó sus manos por la ventana y ejerciendo un poco de presión la corrió. Salió al balcón ya un poco más despierto.

Sintió la fresca brisa sobre su rostro y como sus rubios flequillos se movían con el viento. Cerró los ojos un momento, disfrutando del momento. Volvió a abrirlos para observar el horizonte, desde el punto donde se encontraba alcanzaba a verse gran parte de la Pradera de Hyrule, hermosamente bañada en un blanco azulino provocado por la luz lunar. Luego de un rato poso su vista sobre la ciudadela, también iluminada por la luna. Se encontraba sola, pues era demasiado temprano y seguramente comenzarían a abrir las tiendas y puestos más tardar a las siete y media, de la mañana por supuesto.

Pero de repente, observo un objeto no identificado en el techo de una casa. Tenía la misma forma que su peculiar gorro verde, solo que ese era de color naranja y se movía con el viento. Se sintió algo ofendido al verlo. Dio media vuelta para entrar a su habitación, pero reaccionó al recordar que Tialys no estaba allí para indicarle que era esa cosa, puesto que el demonio tenía más sabiduría sobre los humanos que él. Así que se quedo afuera. Entonces pensó que nadie estaría despierto. Ni siquiera la princesa. Tuvo entonces una idea, pero debía ser rápido. En cualquier momento podrían despertarse las mucamas y criados. No tenía mucho tiempo para hacer lo que se le venía a la cabeza.

Con una sonrisilla volteó hacia su izquierda, posando su vista en un preciso balcón. No haría nada malo, solo la asustaría un poco. Quería divertirse, estaba aburrido…

Subió hacia el barandal lateral izquierdo de su balcón y con una habilidad saltó hacia el balcón continuo, sin hacer ruido, claro. Hizo el mismo movimiento para llegar al balcón correcto, el de Zelda.

La cortina tapaba la ventana, pero no notó luz proveniente de dentro, por lo cual supo que la princesa se encontraba dormida. Con habilidad abrió la puerta-ventana para entrar a la habitación, pero se sorprendió, ya que nunca antes había forjado una cerradura. Asomó su cabeza por la cortina y a la poca luz alcanzó a notar un gran bulto en la cama. Entró a hurtadillas, dando largos pasos con las puntas de los pies se acercó a la durmiente princesa. Subió a la cama con cuidado y apoyándose por sus rodillas colocó sus piernas a cada costado de ella, con una mano tomó la colcha que la cubría.

Pero justo cuando se disponía a gritar para asustarla y correr la colcha…

-¿Qué estás haciendo? – Oyó una voz por detrás.

- ¡Ahhhh! – Gritó como niña, echándose hacia atrás. Al parecer el asustador termino siendo el asustado…

- ¿Qué rayos hacías? – Preguntó, golpeándolo con una almohada.

- ¡Diosas! – Se incorporó jadeando - ¡No vuelvas a hacer eso! ¡Me asustaste, mujer!

- ¿Yo a ti? – Estaba desconcertada, pero no sorprendida, cosas así se las esperaba de él – ¡¿Qué rayos hacías, encima de mi cama e hipotéticamente de mí?!

- Intentaba asustarte, ¿qué no? - Entonces se percató de un detallito. Corrió la colcha hasta abajo y observo que habían cuatro almohadas alineadas. La miró con una ceja arqueada - ¿Es enserio?... es el truco más viejo de todos.

- Al menos funcionó. – Caminó hacia la mesita de noche que se encontraba a una costado de su cama y encendió una lamparita, iluminando parte de la habitación con una acogedora luz ambarina - ¿Quién te crees que eres? Un descarado no debería estar estas horas en la habitación de una dama…

- ¡Disculpe, princesa! – Le interrumpió con fingida "formalidad" -. ¡Pero yo no soy ningún descarado! – Alzó la voz.

- ¡Pues hasta lo que yo he visto, lo parece! – Reprochó, haciéndolo arder de furia.

Ambos se encontraban parados, frente a frete, cara a cara. Los dos fulminaban al otro con la mirada, las cejas y labios fruncidos solo hacían notar más su enfado y sus puños fuertemente cerrados denominaban peligro y agresividad contenida.

- ¿Por qué no mejor te largas? – más que una pregunta fue una orden. Quería que se largara, solo la frustraba y alteraba y, si hacían demasiado escándalo podrían despertar a alguien.

- ¡Esa es otra cosa que me desespera de ti! ¡Ir por el mundo dando órdenes! – Aún no despegaban miradas, se estaban desafiando. Y de repente, Link por fin se separo y comenzó a hacer una mala imitación de voz femenina – ¡Soy Zelda, treme un vaso de agua, hazme el almuerzo, come por mí, caga por mí! – Y…se rebeló - ¡A mí nadie me dice que hacer, si no me quiero ir, no me voy!

- ¡Si tanto te desespero porque te afanas tanto en quedarte aquí!

- ¡Porque yo le…! ¡Eso no te incumbe! – Se dio media vuelta y se cruzó de brazos, tranquilizándose, estaba sonrojado y avergonzado. La princesa noto ese cambio de actitud y prefirió no divagar sobre el tema, se resigno a calmarse al igual que él. Link suspiró, resignado – Además, soy tu guardaespaldas, debo estar pendiente de ti en cuanto despiertes...

- ¿Sabes qué? Quédate si quieres. Iré a ducharme - y tras decir eso se dirigió al cuarto de baño, no sin antes tomar algo de ropa para vestirse dentro -. ¡No toques nada! - Gritó a través de la puerta, dirigiedose obviamente al joven.

Link se recostó en la cama de la joven rubia. Era muy cómoda a comparación de la que le habían reservado a él. Cerró lo ojos mientras pensaba en lo sucedido hace unos momentos atrás, estaba algo confundido, cuando entró para asustarla lo único que iba a hacer era moverla bruscamente. No sabía porque se había subido a horcajadas sobre "ella". Solo llevaba un día allí y ya se estaba volviendo loco. Y sobre todo no sabía porque se comportaba así. Su rey Ganondorf le había explicado claramente lo que debía hacer y él hizo todo lo contrario. Ya se había divertido suficiente, el siguiente día sería el ataque, ya era hora de comportarse como le habían dicho. Aunque debía admitir que le era gratificante molestar a Ganondorf y a la princesa en sobremanera. Ya tendría tiempo para eso.

Pasaron los minutos, faltaba poco para que dieran las seis de la mañana. Ella aún no salía del baño y comenzaba notarse extraño. Se acercó a la puerta que daba al cuarto de baño y tocó.

- ¡Hey, llevas como media hora ahí! - comenzó a decir, él era muy poco tolerante y ya comenzaba a desesperarse. - Zelda... - Al no recibir respuesta se acerco al escritorio que estaba al lado del ventanal y busco algo con lo que poder forzar el seguro.

Finalmente encontró un broche para el cabello que seguramente ella usaba en ocasiones importantes. Volvió la puerta y comenzó a forcejear. Al final la puerta cedió y entró en el pequeño lugar, aunque algo grande para ser un baño. Y como sospechaba, ella no estaba ahí. ¡Lo que le faltaba! Se introdujo más en el baño notando un pequeño papel sobre el lavamanos. Cogió la nota para leerla. Frunció el ceño.

Querido Link:

"Espero que sepas jugar a las escondidas."

Atte: Tu mejor amiga, Zelda.

PD: Eres un idiota.

Molesto, rompió el papel en pedazos y haciéndolos bola los botó al recipiente donde era destinada la basura. Lo había engañado de una manera extraña que jamás se espero. Era humillante. Con el gritito de niña que había soltado antes tenía suficiente, ¿ahora esto?

Se escucho como tocaban la puerta, él salió del baño para asomarse por debajo del picaporte. Una doncella estaba parada justo delante de la puerta, volvió a tocar, algo preocupada de que no respondieran.

- Princesa Zelda, - Volvió a insistir - ¿Se encuentra bien? Tengo un mensaje que darle de parte de lady Impa.

Link carraspeo la garganta, no podía creer lo que estaba a punto de hacer.

- ¿Cuál es? - Preguntó con fingida voz de mujer, la misma que había usado momentos antes para fastidiar a la princesa.

- ¿Segura que se encuentra bien? - El rubio miró por el pequeño hoyo - Noto su voz distinta, déjeme pasar a revisarla.

- ¡No! - Gritó con su voz masculina, maldijo por lo bajo su error y volvió a carraspear su garganta - Digo, en serio, estoy bien. ¿Cuál es el mensaje?

- Como ordene - se encogió de hombros y prosiguió con su objetivo inicial -. Lady Impa me ha enviado a decirle que el desayuno será a las seis, ya que su clase de Lenguaje Antiguo comienza a las siete. Ya que es su única clase de hoy, durará más de lo normal. Con su permiso. - Y así como llegó se fue.

¡Oh, las cosas se ponía cada vez mejor!

Se recargó en la puerta y dio un suspiró largo. No llevaba ni una hora y ya se le había escapado la princesa.

- ¡Mier...!


En otra parte del castillo, no muy lejos, se encontraba la princesa escondida. No estaba ni en una torre ni en el tejado. No. Estaba oculta en un lugar que hace poco había descubierto, pero nunca lo había usado. Se encontraba en un conducto de la cocina, por donde debía salir el mal olor y el humo. Así no es como se debería estar comportando, tan infantil e irresponsable, pero aquel sujeto le daba miedo...pero también una extraña necesidad por conocerlo.

Dejo eso de lado y comenzó a avanzar por los ductor ¡Qué tonto había sido el rubio! no se dio cuenta que entró en el baño con pantalones para vestirse, eso nunca se veía bien ni en una doncella, y era demasiado sospechoso, algo que temió que le delataría. Ahora más cómoda se dirigía hacia la cocina por algo que desayunar, pensaba estar ahí por un tiempo.

Tuvo mucha suerte, ya que al llegar, justo debajo de ella había unas cajas amontonadas, por ahí podía bajar y conseguir algo.

- Manos a la obra.

Bajo por aquellas cajas no sin antes fijarse si alguien andaba rondando por ahí. Aún era temprano, pero los cocineros y pinches no tardarían en llegar a trabajar para el desayuno.

Por suerte no tropezó en ninguna caja y no hizo ruido, cuidaba de sus pisadas al caminar. Todos estaba muy limpio, por lo que resultaba más fácil caminar sin temer pisar algo que la delatara, sin embargo caminaba despacio.

Con cuidado se dirigió a donde estaban los panes y tomó un par de bolillos, estaban suaves, lo que significaba dos cosas: que estaba recién horneado, y que, por consecuencia, algún pinche debió haberlo sacado no hace mucho y seguramente aún andaba cerca de ahí.

Con más prisa volvió hacia las cajas y comenzó a subir, pero justo cuando hecho los panes al conducto para poder subir más fácilmente, escucho voces que se dirigían a la cocina, seguro eran los chefs. Rápidamente continuo con su acción y subió al conducto, no sin antes echar los panes a este.

Gateó por el estrecho pasillo hasta que dio vuelta por donde había venido. Hacia arriba estaba la pequeña chimenea por donde salía el humo de la cocina, pero al girar a la derecha se encontraba con otro pasillo que daba a otros tres. Siguió gateando, el lugar a donde se dirigía era algo más amplio, posiblemente duraría ahí hasta las horas en las que iniciaba las clases, ya no tendría problema por que en cualquiera de los casos no estaría a solas con Link.

Debía faltar poco para el desayuno, por lo general era a las siete entre semana, aunque a veces llegaba a ser más tarde. Pero optó por ir antes a esperar. Después de todo no tenía nada que hacer.

Gateo por uno de los tres pasillitos. Ahí habían muchas telarañas y estaba lleno de polvo. Una que otra vez escucho ruidos provenientes de ratas y pensó en la posibilidad de regresar, pero lo denegó en seguida. Lo que estaría a punto de presenciar sería algo cómico. El pasillos cada vez se hacía más espacioso, a lo que ella agradeció en su mente. Al llegar al lugar donde se supone esperaría, se sentó a un lado de la rejilla que daba hacia abajo, el comedor.

Pasados unos diez minutos comenzaron a oírse voces acercarse. Zelda las reconoció al instante: eran su padre e Impa. Pero iban a acompañados. Al no reconocer aquella voz masculina, prefirió asomarse por la rejilla. Las tres figuras tomaron asiento, peor no como de costumbre. El rey, en lugar de sentarse en la cabecera, se sentó en un taburete de la lateral que daba a la entrada y salida. En fin, la que le quedaba más cercana. Impa y aquel hombre rodearon la mesa y se sentaron frente al soberano.

La princesa se acercó un poco más para poder escuchar de lo que hablaban, pero hablaban muy bajo. Como si ocultaran un secreto que no quisieran que nadie se enterara. Los tres se veían algo tensos. Lo único que ella alcanzo a escuchar eran el nombre del hombre, que era en realidad el Comandante Zoah. Había oído hablar de él antes. Comandaba un pelotón en las fronteras, cerca de Kakariko. También alcanzó a oír una que otra palabra que ellos resaltaban, como "ataque" y... ¿demonio?

De repente la puerta del salón de abrió y entró el joven Link. Al principio se notaba algo nervioso, como si hubiera dudado en entrar o no. Ese pensamiento hizo que Zelda esbozara una sonrisita burlona.

Las tres autoridades se quedaron viendo al rubio, algo extrañados de no ver a la princesa con él.

- ¿Eres tú el joven Link? - Le cuestionó el comandante. Este vestía un elegante uniforme, pero con aire de guerrero, con un cinturón en donde colocaba su espada, algo vieja. Tenía varias medallas. su cabello lo tenía alborotado y corto, pero una venda roja, atada por la nuca, cubría su frente. Para ser un hombre maduro era bastante guapo, sin dejar para nada su toque varonil.

Ante la pregunta, el asintió con la cabeza. Se sintió algo ofendido ante la pregunta. Notaba cierto desprecio en ella, pero al final no le dio importancia.

- ¿Donde esta la princesa? - Inquirió, ladeando la cabeza-. Se supone que debes estar pendiente de ella a toda hora.

- Eso es cierto Link, ¿donde esta ella? - Ahora era el rey, aunque parecía mucho más tranquilo, con su sonrisa de siempre. Pero le faltaba algo para ser la de siempre...

Impa solo lo miraba fríamente, esperando una buena excusa. Zelda nunca faltaba a un desayuno e Impa ya sabía lo que probablemente planeaba. Cuando Link estaba a punto de responder, la puerta se abrió de nuevo, dejando entrar a un chico castaño.

- ¿Acaso la has perdido en tú primer día, héroe? - Cocu señalo con la cabeza, con cierto sarcasmo. Después hizo una reverencia a las autoridades y se dirigió a sentarse, al lado de Impa.

Zelda se acerco más a la rejilla, esto era divertido. Cuando Link se aseguro de que nadie más entraba por la cocina, profirió a hablar.

- Pues...

Pero nuevamente las puertas lo interrumpieron, las sirvientas se apresuraron a servir el desayuno, que consistía en en queso, tortilla, salsa y demás.

- Debe ser una broma - Pensó irritado, después hablo -. Dijo que se sentía algo enferma. Prefirió quedarse en cama antes que bajar, majestad. Me pidió que le llevará algo de comida a su habitación. Y aproveché para avisar.

- Como no se va a enfermar, si con tan solo verte produces nauseas - Murmuró Cocu, con una sonrisilla en su cara, provocandolo.

Link lo escuchó y le mando una mirada de pocos amigos y prefirió ignorarlo.

- Creo que sería conveniente que yo se lo llevara, majestad.

- O no Cocu, tú debes ocuparte practicando para la entrada de las autoridades de Labrynna. Te conseguimos una nueva trompeta y es preferible que comas antes - Esta vez fue Impa quien habló.

- Entonces...creo que me retiraré a llevarle esto a la princesa, si me disculpan - Link tomó un platillo y se dirigió a la salida después de una reverencia.

Zelda se acerco un poco más al escuchar al comandante llamando a Link.

- No es buena idea que dejes a la princesa Zelda sola ni por unos minutos. Han estado pasando cosas extrañas a las afueras de la ciudadela. Y tenemos sospechas de un posible ataque, así que no vuelvas a hacerlo. Eso demuestra una gran irresponsabilidad por tu parte.

- Lo tendré en cuenta - le contestó devolviendole aquella fría mirada en tono arrogante -. ¿Algo más?

- Sí - dijo el rey levantándose de su asiento -. Mañana es la junta con los ministros de Labrynna, estaré muy ocupado esta tarde, así que te pido que le des una disculpa de mi parte a mi hija por no poder visitarla mientras este enferma estos dos días.

- Ni los próximos - Pensó Link, reteniendo una sonrisa-. Confíe en eso, Majestad.

Link salió por el comedor con el platillo, probablemente a los aposentos de Zelda. Ella dio un suspiro, no fue como ella esperaba que sería. En fin, se recargo un poco y comenzó a comer de su pan. Pasados unos minutos, escuchó que los ocupantes de la mesa volvían a entablar conversación.

- ¿Cree que fue buena idea no informarle sobre los ataques al joven Link? - Preguntó el rey al comandante.

- Siéndole sincero, majestad, no me fío aun de ese muchacho.

- Pero es su guardaespaldas, quien mejor para saberlo...

- Nada esta confirmado aún como para hacer enloquecer a todo Hyrule, a mi parecer, Señor - Después de un momento de reflexión, el rey sonrío alegre y pregunto -. ¿Por que nos hemos reunido tan temprano?

Impa se golpeo la frente, murmurando.

- Diosas, cuando creía que por fin se comportaba - Miró al rey y dijo -. Es usted un despistado - Eso provoco la risa del rey -. Por que la clase de hoy se ha adelantado para ensayar el saludo a los nobles de Labrynna por parte de la princesa.

- Eso no tiene un sentido - el rey se puso una mano en la barbilla, meditando -. ¿Qué hay de difícil en saludar a alguien? digo, ¿por que no decir "¡Hola, viejo!"?

- Es usted tan gracioso - dijo Impa con sarcasmo -. Ahora que lo pienso, usted esta muy serio hoy.

- Bueno, con las noticias del comandante quien no se desanima - Tomó un trozo de su postre, que consistía en un pastel de chocolate y se lo metió en la boca -. Digo... yo también...dudo...que esos... ataques sean... pura casualidad...pero...hay que ser...divertidos - decía mientas masticaba la comida. Impa y cocu soltaban ligeras risitas al ver el rostro del comandante. Él jamas en su vida imagino de esa manera a su rey. Siempre que lo veía era serio y sereno, responsable y maduro. Esta apariencia en cierta forma lo indignaba.

- Sabes...es de mala educación espiar a la gente.

Zelda dio un respingo al escuchar la voz de Link justo al lado suyo. Volteo a verlo y vio como le mostraba una sonrisa socarrona.

- ¿Como me encontraste? - Le pregunto con la voz baja, pero daba a entender que estaba disgustada.

- Debo admitir que no creí que estarías aquí, pero escuche ruidos cuando estaba en el comedor. Y obviamente no eran ratas. Creo que he acertado, como siempre.

Y sonrió. De esas sonrisas seductoras que acostumbraba a hacer y que le hacían revolver el estomago. Ese chico la estaba volviendo bipolar, no había duda.

- Ajá. Claro, por eso demoraste tanto - Se cruzo de brazos, levanto una ceja y le sonrío de manera picara.

Link la miró y después sonrío maliciosamente. Se acerco a ella, Zelda retrocedió hasta dar con la pequeña pared, pero el seguía avanzando a ella, logrando hacer que quedara semi acostada, él encima de ella. Le susurró:

- ¿Enserio quieres jugar este juego? - Acercó peligrosamente su rostro al de ella. Zelda estaba con los ojos abiertos como platos, pero no se movía. Y no era por que estaba asustada, cosas que si estaba, algo. O porque no podía reaccionar. Simplemente esta esperando algo...pero no sabía que -. Por que sabes que ganaré.

Entonces se separo de ella y observó por la rejilla.

- Tienes buena vista desde aquí.

Ella aún no salía de su trance, así que solo atino a decir:

- V-vamos, tengo clase.

Él asintió y juntos dejaron aquel estrecho lugar, no tenían nada más que hacer ahí. Y las clases estaban por comenzar. Después de pasar por un largo laberinto, salieron por una rejilla que estaba algo cerca del suelo, o al menos de una plataforma. Entonces retomaron su camino hacia la biblioteca. Tenían que pasar por una infinidad de pasillos para poder dar en el lugar.

Caminaron un buen rato, girando por varias esquinas y recorriendo pasillos, hasta que dieron con una gran puerta. Cuando Link estaba a punto de abrirla, un hombre de alta estatura y cabello largo y castaño abrió antes.

- ¡Princesa Zelda! Llega justo a tiempo, por favor pase y tome asiento. Lo mismo para usted joven.

Ambos se acercaron a una de las tantas mesas y se sentaron. El profesor fue a un pasillo para buscar algún libro para la clase. mientras tanto Link estaba asombrado con la gran sala. esta repleta de libros. Había un montón de estantes a su alrededor, mencionando también los que había subiendo unas escaleras. Era algo enorme, seguramente el paraíso para cualquier erudito o aficionado al conocimiento. Nunca había visto algo como eso. Antes en su vida había uno que otro libro, pero pequeño. Los que estaban ahí eran más gruesos de lo que podía haber imaginado. Era simplemente impresionante.

Entonces reparó en algo.

- Oye, yo me imaginaba a tus profesores algo más...

- ¿Estrictos? - Contestó, ella, con una sonrisa sincera que le hizo estremecer.

- Sí.

- Este profesor, es el único amable del grupo. Se llama Asteus.

- Ah. ¿Y los demás como son? - Preguntó con inocente curiosidad.

- Te los describiré en una palabra - él asintió -. Monstruosos.

Ambos soltaron una pequeña risita justo antes de que el profesor Asteus saliera del pasillo.

- Pero, lo único que no me gusta es..

- ¿Es...?

- La materia que da. Hyliano Antiguo... - Al mencionarlo dio un largo suspiro.

Link al principió no entendió, pero dio un gran brinco al escuchar como golpeaban la mesa. Se giró hacia donde había escuchado el fuerte golpe y miró, impactado, la enorme cantidad de libros apilados que habían en la mesa. Luego miró al profesor, que los observaba con una sonrisa cordial.

- No crea que le dejaré sin hacer nada, joven Link - ¿como sabía su nombre? Vaya que la información corría rápido en el castillo. Le pareció escuchar una risa al lado de él y volteo a ver a Zelda, quien se esforzaba por borrar su sonrisa.

Entonces reparo en las palabras del profesor Asteus y volvió a mirar aquellos enormes y pesados libros, incrédulo.

- No saldrán de aquí hasta haber acabado una reseña de al menos un libro seleccionado - Y sonrío de nuevo.

Zelda se inclino hacia Link, y con una sonrisa le susurró:

- ¿Enserio quieres jugar este juego? - hizo una pausa antes de continuar -. Por que sabes que ganaré. Buena suerte.

Y Link, sin dejar de ver aquellas piedras llamadas libros, tragó saliva.

Zelda abrió uno de los libros, el que al parecer le parecía el más interesante de los otros. Link tomó el más próximo, queriendo acabar ya con eso. Observo a Zelda un momento, quien ya se encontraba concentrada en la lectura. Dio un largo suspiró y abrió el libro que había escogido.

Pasadas unas horas Zelda estaba por terminar su reseña. El libro con el que ella contaba trataba de varias leyendas antiguas, leyó una y comenzó a escribir. El de él también traba de leyendas antiguas. Sin embargo no sabía como hacer una reseña, terminó de leer hacían ya unas dos horas aproximadamente y no había escrito nada aún. Después de unos cinco minutos más, Zelda se levantó y se dirigió al profesor. Le entrego el papel donde había escrito su reseña, esperando que él le corrigiera algo. Solo le dijo una que otra cosa sobre ampliarse más. Después, feliz de haber terminado se encaminó a la puerta alegremente. Aunque tendría que arreglarse para los ensayos.

Gracias a las diosas el profesor Asteus no le recrimino por su pantalón, y sabía de antemano que no la delataría. Ahora solo iría a descansar un rato para la clase de etiqueta.

Pero cuando estaba a punto de cruzar el umbral de la puerta, algo la detuvo. Un sentimiento extraño, como culpa. Entonces reparó en Link. Volteó a verlo y él seguía en la misma posición: mirando aquel papel en blanco, con los hombros caídos y jugando con los dedos. Dio un largo suspiro y se encamino a él. No podía creer lo que estaba a punto de hacer.

Cuando llegó a la mesa se sentó de nuevo en la silla que antes ocupaba y miró a Link.

- Hey, no has escrito nada.

Él no respondió.

- ¿No sabes escribir una reseña? - preguntó ella con voz tranquila, mirándolo con ternura.

Link desvió la mirada avergonzado, podría jurar que había un leve sonrojo en sus mejillas. Pero no sabía si era su orgullo o cualquier otra cosa.

- No, ¿de acuerdo? no sé. Pero no necesito tú ayuda - Sí, el orgullo por delante.

- ¿De que trata la historia que leíste? - preguntó igual de tranquila.

El profesor Asteus interrumpió su lectura al percatarse que Zelda no se había ido y frunciendo el ceño con confusión observó a los dos jóvenes

- Humm, pues de una dama, un dama que deambula por los bosques más oscuros.

- ¿Algo más aparte de eso?

- Pues... decía que su prometido la dejo plantada en el altar. Ella salió corriendo de ahí y... encontraron su cadáver al siguiente día. Ella... ella iba a casarse en el bosque, por que le parecía un lugar bonito para una boda...

Zelda sonrío complacida.

- Empieza con algo así como: Esta historia trata de una mujer que...

- Planeaba casarse en un bosque con su amado...

Al profesor de le formó una sonrisa de oreja a oreja al ver a los dos jóvenes trabajando juntos. Link hacía su reseña mientras Zelda le corregía o le sugería que cosas más agregar. A veces hacían bromas y reían antes de borrar lo que escribieron.


Se tumbó en su cama a esperar a que la princesa se arreglara para ir a su clase de etiqueta a ensayar los saludos a los nobles de Labrynna. Agradecía ese tiempo que se le daba de descanso. Habían estado aproximadamente cinco horas en la biblioteca. Una vez terminaron la reseña, decidieron quedarse un rato a leer más leyendas. En realidad eran interesantes. En algunas ocasiones se preguntaba si pudieron haber pasado en realidad como decía en el texto.

Debía admitir que fue divertido aquel momento. Hacían bromas respecto algunas leyendas. A veces entre risas Zelda lo regañaba por la falta de respeto hacia algunas, lo que hacía que su risa se hiciera un poco más fuerte.

Pero había algo que aún lo desconcertaba, cuando ella se quedo para ayudarlo, sintió un profundo alivio. Y no por que le ayudaría a terminar y salir más rápido de ahí, era otra cosa...

Decidió ponerle fin a estos pensamientos y se propuso dormir un rato en lo que la princesa se arreglaba. Cerró los ojos y al cabo de un momento, cayó dormido.


En una habitación poco iluminada, el rey de los demonios observaba un haz de luz que hasta hace unos segundos había desaparecido. AL parecer no le había agradado nada lo que había visto hasta hace unos momentos. Preocupado por que Tialys tuviera razón respecto al chico, comenzó a reconsiderar una idea que hasta hace poco descartaba.

- Humm, Señor... - Le llamó dudoso, él estaba furioso, pero no lo parecía -. ¿Que ha visto ahí?

- ¡Quiero a tu sobrino aquí, Grahim! - Le ordenó golpeando fuerte la mesa -. ¡Ahora!


Continuara...

¡Enserio! continuará, lamento enserio el retraso. Es algo tan vergonzoso. Pero los estudios. Libros. FanFinctions. Y sobre todo, pereza :S.

Creo que saben ya por que las comillas en el titulo, digo: ¿Que clase de día casual es ese? El personaje de Zoah, el comandante, será una pieza valiosa en el fic.

Haré todo lo posible por seguir y publicar el otro pronto, ¡y esta vez me lo propongo! Pero por favor, manden review. Si no no sigo. Eso hace que me inspire.

Les contaré lo que más me hacía comer tiempo. Leí la saga de Maravilloso Desastre, esta muy buena y la recomiendo, pero a un publico maduro. También leí la trilogía de Divergente, y vaya que es genial, después de los Juegos del Hambre, claro. solo que Leal (el tercer libro) me decepciono bastante. sobre todo el final.

También vi la película, y es de las mejores adaptaciones que he visto. No como la de la Brújula Dorada, que a mi parecer, fue un desperdicio. ¡A mi parecer! Quiero aclarar que Divergente no tiene nada que ver con los Juegos del Hambre. En serio.

Ahora estoy leyendo Hush Hush, debo admitir que me revuelven ciertas cosas, pero me esta gustando mucho. También leí La Selección y La Elite (secuela) estoy esperando el tercer libro, que falta poco para su publicación ¡Yai! Otro triangulo amoroso tonto, pero es genial.

Estas vacaciones de Semana Santa he podido seguir mucho de este capítulo, que seguro fue un asco ja, ja. Pero después del que sigue, empieza lo bueno. Lo juro.

En fin, me despido, que tengo tarea.

Espero, si leen, que me manden review, no les cuesta nada :c. Juro que no me volveré a atrasar tanto, pero denme un oportunidad. Acepto criticas y demás. Si hay un fallo, díganmelo. Tuve que cambiar como tres veces el capítulo, hasta que quedo mejor así.

P-P